Popper Karl - La Logica de la Investigacion Cientifica
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292 La lógica de la investigación científica ducción (obsérvese que únicamente existe un tipo de razonamiento que se mueva en dirección inductiva: el modus tollens, que es deductivo), sino, asimismo, el problema más fundamental de la demarcación, que ha dado origen a casi todos los demás de la epistemología. Pues nuestro criterio de falsabilidad ha discriminado con suficiente precisión los sistemas teóricos de las ciencias empíricas de los de la metafísica (y de los sistemas convencionalistas y los tautológicos), sin aseverar, por ello, la carencia de sentido de la metafísica (la cual, desde un punto de vista histórico, puede observarse que ha sido la fuente de que han brotado las teorías de las ciencias empíricas). Adaptando una observación muy conocida de Einstein ^,-podríamos caracterizar las ciencias empíricas, por tanto, como sigue: En la medida en que un enunciado científioo habla acerca de la realidad, tiene que ser falsable; y en la medida en que no es falsable, no habla acerca de la realidad. Mediante un análisis lógico podría mostrarse que el papel de la falsabilidad (unilateral) como criterio de la ciencia empírica es formalmente análogo al de la compatibilidad para la ciencia en general: un sistema incompatible (o contradictorio) no es capaz de escoger un subconjunto propio del conjunto de todos los enunciados posibles, y —análogamente— un sistema infalsable no puede escoger un subconjunto propio de entre el conjunto de todos los posibles enunciados «empíricos» (o sea, de todos los enunciados sintéticos singulares) ". La segunda nota consiste en ciertas observaciones que hice durante la discusión de un trabajo leído por Reichenbach en una confc'. rencia filosófica habida en Praga en el verano de 1934 (cuando el libro estaba en pruebas). En Erkenntnis se publicó posteriormente un informe de la conferencia; mi colaboración a ella apareció en Erkenntnis 5, 1935, págs. 170 y sigs. de hi- Sobre las llamadas alógica de la inducciónii y ^probabilidad pótesisy>. No creo posible elaborar una teoría satisfactoria de lo que se llama tradicionalmente -—y también por Reichenbach, por ejemplo— «inducción». Por el contrario, creo que semejante teoría tiene que llevar. * EINSTEIN, Geometrie und Erfahrung, págs. 3 y sig. * Añadido en 1957: Einstein decía: «En la medida en que los enunciados de la geometría hablan acerca de la realidad, no son seguros, y en la medida' en que son seguros no hablan acerca de la realidad». (Geometrie und Erfahrung se publicó en 1921.) ° Se publicará pronto una exposición más completa en forma de libro (en Schriften zur wissenschaftlichen Weltauffassung, ed. por Frank y Schlick y publicados por Springer en Viena). * Añadido en 1957: Me refería a mi libro Logife der Forschung, que entonces estaba en prensa. (Se publicó en 1934, pero —de acuerdo con la costumbre de Europa continental—, llevaba la fecha «1935», a que yo mismo he aludido con frecuencia.) http://psikolibro.blogspot.com
Dos notas sobre inducción y demarcación (1933-1934) 293 por razones puramente lógicas —y ello lo mismo si emplea la lógica clásica como si emplea la probabilitaria—, o a una regresión infinita, o a apoyarse en un principio apriorístico de inducción (es decir, a un principio sintético que no pueda ser contrastado empíricamente). Si distinguimos, como hace Reichenbach, entre un «procedimiento de encontrar» y un «procedimiento de justificar» (una hipótesis), entonces hemos de decir que no es posible reconstruir racionalmente el primero. Pero, en mi opinión, el análisis del procedimiento de justificar las hipótesis no nos conduce a nada que podamos decir que pertenece a una lógica inductiva; pues la teoría de la inducción es superflua, y carece de función en una lógica de la ciencia. Nunca es posible «justificar» o verificar las teorías científicas. Mas, a pesar de ello, una hipótesis determinada. A, puede aventajar bajo ciertas circunstancias a otra, B : bien sea porque B esté en contradicción con ciertos resultados de observación —y, por tanto, quede «falsada» por ellos—, o porque sea posible deducir más predicciones valiéndose de A que de B. Lo más que podemos decir de una hipótesis es que hasta el momento ha sido capaz de mostrar su valía, y que ha tenido más éxito que otras: aun cuando, en principio, jamás cabe justificarla, verificarla ni siquiera hacer ver que sea probable. Esta evaluación de la hipótesis se apoya exclusivamente en las consecuencias deductivas (predicciones) que pueden extraerse de ella: no se necesita ni mencionar la palabra dinducciónt). Es fácil explicar históricamente el error que suele cometerse en esta materia: se consideraba que la ciencia era un sistema de conocimientos (esto es, de conocimientos todo lo seguros que se pudiera), y se suponía que la «inducción» garantizaba su verdad; más tarde se vio claramente que no es posible llegar a una verdad absolutamente segura, y se trató de poner en su lugar por lo menos una especie de certidumbre o de verdad atenuadas —es decir, la «probabilidad». Pero el hablar de la «probabilidad» en lugar de hacerlo de la «verdad» no nos sirve para escapar de la regresión infinita o del apriorismo ^. Desde este punto de vista cabe darse cuenta de que es inútil y engañoso emplear el concepto de probabilidad en relación con las hipótesis científicas. El coiicepto de probabilidad se emplea en la física y en la teoría de los juegos de azar de un modo concreto, que puede definirse satisfactoriamente valiéndose del concepto de frecuencia relativa (según hace Von Mises) ^. Pero las tentativas de Reichenbach de ampliar tal concepto de suerte que incluya la llamada «probabilidad inductiva» o la «probabilidad de hipótesis» están condenadas a fracasar, según mi opinión, si bien no tengo objeción alguna que hacer contra la idea —que aquel autor trata de invocar— de una «frecuencia veri- ' C£. PopPEH, Logik der Forschung, por ejemplo, las págs. 188 y 195 y sig. *de la ed. original: esto os, los apartados 80 y 81. ' Op. cit., pági. 94 y «Igs. *(es decir, los apartado* 47 a 51). http://psikolibro.blogspot.com
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Dos notas sobre inducción y <strong>de</strong>marcación (1933-1934) 293<br />
por razones puramente lógicas —y ello lo mismo si emplea <strong>la</strong> lógica<br />
clásica como si emplea <strong>la</strong> probabilitaria—, o a una regresión infinita,<br />
o a apoyarse en un principio apriorístico <strong>de</strong> inducción (es <strong>de</strong>cir, a un<br />
principio sintético que no pueda ser contrastado empíricamente).<br />
Si distinguimos, como hace Reichenbach, entre un «procedimiento<br />
<strong>de</strong> encontrar» y un «procedimiento <strong>de</strong> justificar» (una hipótesis),<br />
entonces hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que no es posible reconstruir racionalmente<br />
el primero. Pero, en mi opinión, el análisis <strong>de</strong>l procedimiento <strong>de</strong><br />
justificar <strong>la</strong>s hipótesis no nos conduce a nada que podamos <strong>de</strong>cir que<br />
pertenece a una lógica inductiva; pues <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> inducción es<br />
superflua, y carece <strong>de</strong> función en una lógica <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia.<br />
Nunca es posible «justificar» o verificar <strong>la</strong>s teorías científicas.<br />
Mas, a pesar <strong>de</strong> ello, una hipótesis <strong>de</strong>terminada. A, pue<strong>de</strong> aventajar<br />
bajo ciertas circunstancias a otra, B : bien sea porque B esté en contradicción<br />
con ciertos resultados <strong>de</strong> observación —y, por tanto, que<strong>de</strong><br />
«falsada» por ellos—, o porque sea posible <strong>de</strong>ducir más predicciones<br />
valiéndose <strong>de</strong> A que <strong>de</strong> B. Lo más que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una hipótesis<br />
es que hasta el momento ha sido capaz <strong>de</strong> mostrar su valía, y que<br />
ha tenido más éxito que otras: aun cuando, en principio, jamás cabe<br />
justificar<strong>la</strong>, verificar<strong>la</strong> ni siquiera hacer ver que sea probable. Esta<br />
evaluación <strong>de</strong> <strong>la</strong> hipótesis se apoya exclusivamente en <strong>la</strong>s consecuencias<br />
<strong>de</strong>ductivas (predicciones) que pue<strong>de</strong>n extraerse <strong>de</strong> el<strong>la</strong>: no se<br />
necesita ni mencionar <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra dinducciónt).<br />
Es fácil explicar históricamente el error que suele cometerse en<br />
esta materia: se consi<strong>de</strong>raba que <strong>la</strong> ciencia era un sistema <strong>de</strong> conocimientos<br />
(esto es, <strong>de</strong> conocimientos todo lo seguros que se pudiera),<br />
y se suponía que <strong>la</strong> «inducción» garantizaba su verdad; más tar<strong>de</strong> se<br />
vio c<strong>la</strong>ramente que no es posible llegar a una verdad absolutamente<br />
segura, y se trató <strong>de</strong> poner en su lugar por lo menos una especie <strong>de</strong><br />
certidumbre o <strong>de</strong> verdad atenuadas —es <strong>de</strong>cir, <strong>la</strong> «probabilidad».<br />
Pero el hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> «probabilidad» en lugar <strong>de</strong> hacerlo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
«verdad» no nos sirve para escapar <strong>de</strong> <strong>la</strong> regresión infinita o <strong>de</strong>l apriorismo<br />
^.<br />
Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista cabe darse cuenta <strong>de</strong> que es inútil y engañoso<br />
emplear el concepto <strong>de</strong> probabilidad en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong>s hipótesis<br />
científicas.<br />
El coiicepto <strong>de</strong> probabilidad se emplea en <strong>la</strong> física y en <strong>la</strong> teoría<br />
<strong>de</strong> los juegos <strong>de</strong> azar <strong>de</strong> un modo concreto, que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse satisfactoriamente<br />
valiéndose <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> frecuencia re<strong>la</strong>tiva (según<br />
hace Von Mises) ^. Pero <strong>la</strong>s tentativas <strong>de</strong> Reichenbach <strong>de</strong> ampliar tal<br />
concepto <strong>de</strong> suerte que incluya <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada «probabilidad inductiva»<br />
o <strong>la</strong> «probabilidad <strong>de</strong> hipótesis» están con<strong>de</strong>nadas a fracasar, según<br />
mi opinión, si bien no tengo objeción alguna que hacer contra <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>a —que aquel autor trata <strong>de</strong> invocar— <strong>de</strong> una «frecuencia veri-<br />
' C£. PopPEH, Logik <strong>de</strong>r Forschung, por ejemplo, <strong>la</strong>s págs. 188 y 195 y sig. *<strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> ed. original: esto os, los apartados 80 y 81.<br />
' Op. cit., pági. 94 y «Igs. *(es <strong>de</strong>cir, los apartado* 47 a 51).<br />
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