Popper Karl - La Logica de la Investigacion Cientifica

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29.09.2014 Views

242 La lógica de la investigación científica buir a los elementos de cierta sucesión de hipótesis (finita) un grado de probabilidad comprendido entre O y 1, por ejemplo, el valor 3/4; podremos hacer esto si llegamos a informarnos de que tal o cual hipótesis de la sucesión ha quedado falsada; pero entonces, en la medida en que estas hipótesis falsadas son elementos de la sucesión, hemos de adscribirles —debido a la información obtenida— no el valor O, sino 3/4; y, en general, la probabilidad de una hipótesis habría de decrecer en 1/n a consecuencia de la información de que es falsa (en donde n es el número de'hipótesis de la sucesión de referencia). Todo esto contradice de un modo palmario el programa, que nos habíamos propuesto, de expresar por medio de una «.probabilidad de hipótesis)) el grado de seguridad o confianza que tendríamos que atribuir a una hipótesis a la vista de los datos que la apoyan o la quebrantan. Con lo cual me parece que quedan agotadas las posibilidades de basar el concepto de probabilidad de una hipótesis en el de frecuencia de enunciados verdaderos (o en el de frecuencia de enunciados falsos), y, por tanto, en la teoría frecuencial de la probabilidad de eventos ***. Las tentativas que acabo de hacer para dar un sentido a la aserción algo enigmática de Reichenbach de que la probabilidad de una hipótesis ha de medirse por una frecuencia veritativa, podrían resumirse como sigue. (Véase un resumen análogo, con crítica, en el penúltimo párrafo del apéndice *I.) Como primera aproximación, podemos explorar dos modos posibles de definir la probabilidad de una teoría. Uno es el de contar el número de enunciados contrastables experimentalmente que pertenecen a dicha teoría, y de determinar la frecuencia relativa de los que resultan ser verdaderos: podemos tomar esta frecuencia como medida de la probabilidad pedida, y la llamaremos probabilidad del primer tipo. En segundo lugar, cabe considerar la teoría en cuestión como elemento de una clase de entidades ideales —digamos, de teorías propuestas por otros científicos— y determinar entonces las frecuencias relativas dentro de esta clase: a lo cual podríamos llamar probabilidad del segundo tipo. En el texto he tratado de hacer ver, además, que ambos modos posibles de dar sentido a la idea de Reichenbach de la frecuencia veritativa llevan a resultados que han de ser enteramente inaceptables para los que se adhieran a la teoría probabilitaria de la inducción. Reichenbach ha replicado a mis críticas, pero rio tanto defendiendo sus tesis cuanto atacando las mías: en su trabajo sobre mi libro (Erkenntnis 5, 1935, páginas 267-284) ha dicho que «los resultados del libro son completamente insostenibles», lo cual ha explicado diciendo que se había malogrado mi «método», esto es, que no había logrado «sacar todas las consecuencias» de mi sistema conceptual. El apartado ÍV del trabajo que acabo de citar (págs. 274 y sig.) está dedicado a nuestro problema. Y comienza así: «A este respecto, pueden añadirse algunas observaciones acerca de la probabilidad de teorías —observaciones que deberían servir para completar mis comunicaciones sobre este asunto, hasta ahora en exceso sucintas, y que quizá puedan disipar cierta obscuridad que todavía rodea esta cuestión». A lo cual sigue un pasaje que forma el segundo párrafo de la presente nota, párrafo encabezado con las palabras «como primera aproximación)» (las únicas que he añadido al texto de Reichenbach). Reichenbach ha callado sobre el hecho de que su tentativa de disipar «la obscuridad que todavía rodea esta cuestión» no es sino un resumen —sólo una primera aproximación, lo reconozco— de ciertas páginas del mismo libro que estaba atacando. Mas, pese a su silencio, me parece que puedo considerar 'como un gran cumplido de un escritor tan experimentado acerca de la probabilidad (que en la época en que escribía http://psikolibro.blogspot.com

La corroboración 243 A mi entender, hemos de considerar la tentativa de identificar la probabilidad de una hipótesis con la probabilidad de eventos como un completo fracaso. Esta conclusión es enteramente independiente de si aceptamos la pretensión (de Reichenbach) de que todas las hipótesis de la física no son, «en realidad», o «cuando se las estudia detalladamente», sino enunciados probabilitarios (acerca de ciertas frecuencias medias dentro de sucesiones de observaciones, en las que siempre se observan desviaciones con respecto a un valor medio), o de si nos sentimos inclinados a establecer una distinción entre dos tipos diferentes de leyes naturales: las leyes «deterministas» o «precisas», por un lado, y las «leyes probabilitarias» o «hipótesis frecuenciales», por otro. Pues ambos tipos son asunciones hipotéticas que nunca pueden hacerse «probables» a su vez: lo único que pueden hacer es quedar corroboradas, en el sentido de que pueden «demostrar su temple» bajo el fuego (el fuego de nuestras contrastaciones). ¿Cómo explicaremos el hecho de que los creyentes en la lógica probabilitaria han llegado a la tesis opuesta? ¿Dónde se oculta el error cometido por Jeans cuando escribe —al principio en un sentido con el que puedo estar completamente de acuerdo— que «...no sabemos nada... con seguridad» y continúa: «En el mejor de los casos podemos tratar tan sólo de probabilidades; [y] las predicciones de la nueva teoría cuántica se encuentran en tanta conformidad [con las observaciones], que la verosimilitud de que este esquema tenga cierta correspondencia con la realidad es enorme: en realidad, podemos decir que es casi seguro que sea cuantitativamente verdadero...»? ". Sin duda alguna, el error más corriente consiste en creer que las estimaciones hipotéticas de frecuencias —esto es, las hipótesis acerca de las probabilidades— pueden ser, a su vez, solamente probables; o —dicho de otro modo— en atribuir a las hipótesis probabilitarias cierto grado de una supuesta probabilidad de hipótesis. Podemos llegar a construir un argumento muy persuasivo en favor de esta errónea conclusión si recordamos que las hipótesis acerca de las probabilidades no son veriíicables ni falsables, en lo que a su forma lógica se refiere, e independientemente de nuestro requisito metodológico de falsabilidad (cf. los apartados 65 a 68): no son verificables por ser enunciados universales, y tampoco estrictamente falsables debido a que nunca pueden contradecirlas enunciados básicos algunos. Son, pues (según lo expresa Reichenbach), completamente indecidibles^. su réplica a mi libro tenía en su haber dos libros y alrededor de una docena do trabajos sobre tal materia), que aceptara los resultados de mis intentos de «sacar las consecuencias» de sus «comunicaciones sobre el asunto, en exceso sucintas». Según creo, este éxito de mis intentos se ha debido a una regla de «método»: la de que deberíamos tratar siempre de aclarar y robustecer todo lo posible la posición de nuestro contrincante antes de criticarla, si queremos que nuestra crítica tenga valor. ° JEANS, The New Background of Science (1934), pág. 58 [vers, cast., pág. 54 (TJ)^. (Sólo las palabras «con seguridad» figuran en cursiva en el texto de Jeans.) HEICHENBACH, Erkenntnis 1, 1930, pág. 169 (cf., asimismo, la contestación de Reichenbach a mi nota en Erkenntnia 3, 1933, págs. 426 j sig-). Con muchíaiina http://psikolibro.blogspot.com

<strong>La</strong> corroboración 243<br />

A mi enten<strong>de</strong>r, hemos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> tentativa <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar <strong>la</strong><br />

probabilidad <strong>de</strong> una hipótesis con <strong>la</strong> probabilidad <strong>de</strong> eventos como<br />

un completo fracaso. Esta conclusión es enteramente in<strong>de</strong>pendiente<br />

<strong>de</strong> si aceptamos <strong>la</strong> pretensión (<strong>de</strong> Reichenbach) <strong>de</strong> que todas <strong>la</strong>s hipótesis<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> física no son, «en realidad», o «cuando se <strong>la</strong>s estudia <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>damente»,<br />

sino enunciados probabilitarios (acerca <strong>de</strong> ciertas frecuencias<br />

medias <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sucesiones <strong>de</strong> observaciones, en <strong>la</strong>s que<br />

siempre se observan <strong>de</strong>sviaciones con respecto a un valor medio), o <strong>de</strong><br />

si nos sentimos inclinados a establecer una distinción entre dos tipos<br />

diferentes <strong>de</strong> leyes naturales: <strong>la</strong>s leyes «<strong>de</strong>terministas» o «precisas»,<br />

por un <strong>la</strong>do, y <strong>la</strong>s «leyes probabilitarias» o «hipótesis frecuenciales»,<br />

por otro. Pues ambos tipos son asunciones hipotéticas que nunca pue<strong>de</strong>n<br />

hacerse «probables» a su vez: lo único que pue<strong>de</strong>n hacer es<br />

quedar corroboradas, en el sentido <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n «<strong>de</strong>mostrar su temple»<br />

bajo el fuego (el fuego <strong>de</strong> nuestras contrastaciones).<br />

¿Cómo explicaremos el hecho <strong>de</strong> que los creyentes en <strong>la</strong> lógica<br />

probabilitaria han llegado a <strong>la</strong> tesis opuesta? ¿Dón<strong>de</strong> se oculta el<br />

error cometido por Jeans cuando escribe —al principio en un sentido<br />

con el que puedo estar completamente <strong>de</strong> acuerdo— que «...no<br />

sabemos nada... con seguridad» y continúa: «En el mejor <strong>de</strong> los casos<br />

po<strong>de</strong>mos tratar tan sólo <strong>de</strong> probabilida<strong>de</strong>s; [y] <strong>la</strong>s predicciones <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

nueva teoría cuántica se encuentran en tanta conformidad [con <strong>la</strong>s<br />

observaciones], que <strong>la</strong> verosimilitud <strong>de</strong> que este esquema tenga cierta<br />

correspon<strong>de</strong>ncia con <strong>la</strong> realidad es enorme: en realidad, po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir que es casi seguro que sea cuantitativamente verda<strong>de</strong>ro...»? ".<br />

Sin duda alguna, el error más corriente consiste en creer que<br />

<strong>la</strong>s estimaciones hipotéticas <strong>de</strong> frecuencias —esto es, <strong>la</strong>s hipótesis acerca<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s probabilida<strong>de</strong>s— pue<strong>de</strong>n ser, a su vez, so<strong>la</strong>mente probables;<br />

o —dicho <strong>de</strong> otro modo— en atribuir a <strong>la</strong>s hipótesis probabilitarias<br />

cierto grado <strong>de</strong> una supuesta probabilidad <strong>de</strong> hipótesis. Po<strong>de</strong>mos llegar<br />

a construir un argumento muy persuasivo en favor <strong>de</strong> esta errónea<br />

conclusión si recordamos que <strong>la</strong>s hipótesis acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s probabilida<strong>de</strong>s<br />

no son veriíicables ni falsables, en lo que a su forma lógica<br />

se refiere, e in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> nuestro requisito metodológico <strong>de</strong><br />

falsabilidad (cf. los apartados 65 a 68): no son verificables por ser<br />

enunciados universales, y tampoco estrictamente falsables <strong>de</strong>bido a<br />

que nunca pue<strong>de</strong>n contra<strong>de</strong>cir<strong>la</strong>s enunciados básicos algunos. Son,<br />

pues (según lo expresa Reichenbach), completamente in<strong>de</strong>cidibles^.<br />

su réplica a mi libro tenía en su haber dos libros y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una docena do<br />

trabajos sobre tal materia), que aceptara los resultados <strong>de</strong> mis intentos <strong>de</strong> «sacar <strong>la</strong>s<br />

consecuencias» <strong>de</strong> sus «comunicaciones sobre el asunto, en exceso sucintas». Según<br />

creo, este éxito <strong>de</strong> mis intentos se ha <strong>de</strong>bido a una reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> «método»: <strong>la</strong> <strong>de</strong> que<br />

<strong>de</strong>beríamos tratar siempre <strong>de</strong> ac<strong>la</strong>rar y robustecer todo lo posible <strong>la</strong> posición <strong>de</strong><br />

nuestro contrincante antes <strong>de</strong> criticar<strong>la</strong>, si queremos que nuestra crítica tenga valor.<br />

° JEANS, The New Background of Science (1934), pág. 58 [vers, cast., pág. 54<br />

(TJ)^. (Sólo <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras «con seguridad» figuran en cursiva en el texto <strong>de</strong> Jeans.)<br />

HEICHENBACH, Erkenntnis 1, 1930, pág. 169 (cf., asimismo, <strong>la</strong> contestación<br />

<strong>de</strong> Reichenbach a mi nota en Erkenntnia 3, 1933, págs. 426 j sig-). Con muchíaiina<br />

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