Popper Karl - La Logica de la Investigacion Cientifica

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29.09.2014 Views

190 La lógica de la invesligacián científica cosas no esté, tal vez, a salvo de toda crítica (yo preferiría abstenerme de hacer aserciones no contrastables acerca de si ocurren o no cosas sumamente improbables), se encuentra en buen acuerdo con la aplicación que hace el físico de la teoría de la probabilidad. Otros casos en que puede aplicarse esta teoría —tales como las fluctuaciones estadísticas, o la estadística de eventos individuales azarosos— son reducibles al que hemos tratado, es decir, al de los macroefectos medibles con precisión. Por fluctuaciones estadísticas entiendo fenómenos tales como el del movimiento browniano; aquí, el intervalo de precisión de la medida (±9) es más pequeño que el intervalo Ap que caracteriza al ni'imero n de micro-eventos que contribuyen a dar origen al efecto, y, por ello, son de esperar con gran probabilidad discrepancias de p medibles. El que ocurran tales discrepancias será un hecho conlrastable, ya que la fluctuación misma se convierte en un efecto reproducible; y se pueden aplicar a este mismo mis argumentaciones anteriores: las fliictuaciones más allá de cierta magnitud (o sea, fuera del intervalo Ap) no serán reproducibles —según mis exigencias metodológicas—, ni largas sucesiones de fluctuaciones en una y la misma dirección, etc. En el caso de la estadística de eventos individuales azarosos serían válidas consideraciones análogas. Resumiré ahora mi argumentación acerca del problema de la decidibilidad. Nuestra pregunta era: ¿Cómo pueden desempeñar el papel de leyes naturales de la ciencia empírica las hipótesis probabilitarias, que —como hemos visto— son infalsables? Respondemos del modo siguiente : los enunciados probabilitarios son metafísicos y carecen de significación empírica, en cuanto que no son falsables; mas pueden utilizarse como enunciados falsables en la medida en que se emplean como enunciados empíricos. Pero esta respuesta plantea otra pregunta : ;:Cómo es posible que los enunciados probabilitarios —que no son falsables— puedan emplearse como enunciados falsables? (El hecho de que se empleen de esta manera está fuera de duda: el físico sabe muy bien cuándo ha de considerar falsada una suposición probabilitaria.) Vemos que la cuestión tiene dos aspectos: por un lado, tenemos que hacer comprensible la posibilidad de emplear los enunciados probabilitarios, basándonos en su forma lógica; por otro, hemos de analizar las reglas que gobiernan su empleo como enunciados falsables. Según el apartado 66, los enunciados básicos aceptados pueden estar de mejor o peor acuerdo con determinada estimación probabilitaria propuesta : pueden representar mejor o peor un segmento típico de una sucesión probabilitaria. Lo cual nos da ocasión para aplicar cierto tipo de regla metodológica: por ejemplo, una que pida que la conformidad entre los enunciados básicos y la estimación probabilitaria alcance un nivel mínimo; con lo cual la regla trazaría una línea arbitraria y decretaría que solamente están «permitidos» seg- [vers. cast, por C. M. REYLES, La naturaleza del mundo físico (194S), Buenos Aires, Ed. Sudamericana, pág. 102 (T.)']. http://psikolibro.blogspot.com

La probabilidad l9l mentos razonablemente representativos (o razonablemente «buenas muestras»), mientras que están «prohibidos» segmentos atípicos o no representativos. Al analizar más de cerca esta sugerencia hemos visto que no es preciso trazar tan arbitrariamente como podría parecer en un principio la línea de separación entre lo permitido y lo prohibido ; y, en particular, que no es menester trazarla «con tolerancia», ya que cabe estructurar la regla de tal modo que aquella línea quede determinada por la precisión alcanzable por nuestras mediciones, lo mismo que ocurre en el caso de otras leyes. La regla metodológica que proponemos de acuerdo con el criterio de demarcación, no prohibe que aparezcan segmentos atípicos, ni la aparición repetida de desviaciones (que, naturalmente, son típicas de las sucesiones probabilitarias). I.o que prohibe es que tengamos desviaciones sistemáticas —tales como las que van en una dirección concreta, o la aparición de segmentos atípicos de un modo definido— en forma previsible y reproducible. Así pues, no se contenta con exigir una conformidad meramente grosera, sino la mejor posible en todo cuanto es reproducible y contrastable; dicho brevemente, en todos los efectos reproducibles. 69. LEY Y AZAR A veces oye uno decir que los movimientos de los planetas obedcf cen a leyes rigurosas, mientras que la tirada de un dado es fortuita —o sujeta al azar—. En mi opinión, la diferencia reside en el hecho de que hasta ahora hemos sido capaces de predecir con éxito aquellos movimientos, pero no los resultados individuales de las tiradas de un dado. Para deducir predicciones se necesitan leyes y condiciones iniciales : si no se dispone de leyes apropiadas o si no cabe averiguar cuáles son las condiciones iniciales, el modo científico de predecir se desmorona. Al tirar el dado, lo que nos falta, sin duda alguna, es un conocimiento suficiente de las condiciones iniciales; si dispusiéramos de mediciones suficientemente precisas de éstas también sería posible hacer predicciones en este caso ; pero las reglas para tirar el dado correctamente (agitar el cubilete) están elegidas de tal modo que nos impidan medir las condiciones iniciales. Llamaré «.marco de condiciones» las reglas de juego y todas aquellas otras que determinen las condiciones en que han de ocurrir los diversos eventos de una sucesión azarosa : consisten en requisitos tales como que el dado tiene que ser «correcto» (hecho de un material homogéneo), que se le ha de menear bien, etc. Hay otros casos en que las predicciones pueden no dar resultado : quizá porque hasta el momento no haya sido posible formular leyes adecuadas, o porque hayan fracasado todas las tentativas de encontrar una ley y hayan quedado falsadas todas las predicciones. En tales casos, tal vez desesperemos de encontrar nunca una ley satisfactoria http://psikolibro.blogspot.com

<strong>La</strong> probabilidad<br />

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mentos razonablemente representativos (o razonablemente «buenas<br />

muestras»), mientras que están «prohibidos» segmentos atípicos o no<br />

representativos.<br />

Al analizar más <strong>de</strong> cerca esta sugerencia hemos visto que no es<br />

preciso trazar tan arbitrariamente como podría parecer en un principio<br />

<strong>la</strong> línea <strong>de</strong> separación entre lo permitido y lo prohibido ; y, en<br />

particu<strong>la</strong>r, que no es menester trazar<strong>la</strong> «con tolerancia», ya que cabe<br />

estructurar <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> tal modo que aquel<strong>la</strong> línea que<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminada<br />

por <strong>la</strong> precisión alcanzable por nuestras mediciones, lo mismo que<br />

ocurre en el caso <strong>de</strong> otras leyes.<br />

<strong>La</strong> reg<strong>la</strong> metodológica que proponemos <strong>de</strong> acuerdo con el criterio<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>marcación, no prohibe que aparezcan segmentos atípicos,<br />

ni <strong>la</strong> aparición repetida <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviaciones (que, naturalmente, son típicas<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s sucesiones probabilitarias). I.o que prohibe es que tengamos<br />

<strong>de</strong>sviaciones sistemáticas —tales como <strong>la</strong>s que van en una dirección<br />

concreta, o <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> segmentos atípicos <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong>finido—<br />

en forma previsible y reproducible. Así pues, no se contenta<br />

con exigir una conformidad meramente grosera, sino <strong>la</strong> mejor posible<br />

en todo cuanto es reproducible y contrastable; dicho brevemente,<br />

en todos los efectos reproducibles.<br />

69. LEY Y AZAR<br />

A veces oye uno <strong>de</strong>cir que los movimientos <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>netas obedcf<br />

cen a leyes rigurosas, mientras que <strong>la</strong> tirada <strong>de</strong> un dado es fortuita<br />

—o sujeta al azar—. En mi opinión, <strong>la</strong> diferencia resi<strong>de</strong> en el hecho<br />

<strong>de</strong> que hasta ahora hemos sido capaces <strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir con éxito aquellos<br />

movimientos, pero no los resultados individuales <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tiradas <strong>de</strong><br />

un dado.<br />

Para <strong>de</strong>ducir predicciones se necesitan leyes y condiciones iniciales<br />

: si no se dispone <strong>de</strong> leyes apropiadas o si no cabe averiguar<br />

cuáles son <strong>la</strong>s condiciones iniciales, el modo científico <strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir<br />

se <strong>de</strong>smorona. Al tirar el dado, lo que nos falta, sin duda alguna, es<br />

un conocimiento suficiente <strong>de</strong> <strong>la</strong>s condiciones iniciales; si dispusiéramos<br />

<strong>de</strong> mediciones suficientemente precisas <strong>de</strong> éstas también sería<br />

posible hacer predicciones en este caso ; pero <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s para tirar el<br />

dado correctamente (agitar el cubilete) están elegidas <strong>de</strong> tal modo<br />

que nos impidan medir <strong>la</strong>s condiciones iniciales. L<strong>la</strong>maré «.marco <strong>de</strong><br />

condiciones» <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s <strong>de</strong> juego y todas aquel<strong>la</strong>s otras que <strong>de</strong>terminen<br />

<strong>la</strong>s condiciones en que han <strong>de</strong> ocurrir los diversos eventos <strong>de</strong> una<br />

sucesión azarosa : consisten en requisitos tales como que el dado tiene<br />

que ser «correcto» (hecho <strong>de</strong> un material homogéneo), que se le ha<br />

<strong>de</strong> menear bien, etc.<br />

Hay otros casos en que <strong>la</strong>s predicciones pue<strong>de</strong>n no dar resultado :<br />

quizá porque hasta el momento no haya sido posible formu<strong>la</strong>r leyes<br />

a<strong>de</strong>cuadas, o porque hayan fracasado todas <strong>la</strong>s tentativas <strong>de</strong> encontrar<br />

una ley y hayan quedado falsadas todas <strong>la</strong>s predicciones. En tales casos,<br />

tal vez <strong>de</strong>sesperemos <strong>de</strong> encontrar nunca una ley satisfactoria<br />

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