Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
M i g u e l Á n g e l A s t u r i a s<br />
E l s e ñ o r p r e s i d e n t e<br />
XXV<br />
El paradero de la muerte<br />
El cura vino a rajasotanas. Por menos corren otros. «¿Qué puede valer en el mundo más<br />
que un alma?», preguntó... Por menos se levantan otros de la mesa con ruido de tripas... ¡Tri<br />
paz!... ¡Tres personas distintas y un solo Dios verdadero-de-verdad!... El ruido de las tripas,<br />
allá no, aquí, aquí conmigo migo, migo, migo, en mi barriga, en mi barriga, barriga... de tu<br />
vientre, Jesús... Allá la mesa puesta, el mantel blanco, la vajilla de porcelana limpiecita, la<br />
criada seca...<br />
Al entrar el sacerdote —seguíanle vecinas amigas de andar en últimos trances—, Cara de<br />
Ángel se arrancó de la cabecera de Camila con pasos que sonaban a raíces destrozadas. La<br />
fondera arrastró una silla para el Padre y luego se alejaron todos.<br />
—... Yo, pecador, me confieso a Dios to... —se fueron diciendo.<br />
—In Nomine Pater, et Filis et... Hijita: ¿cuánto hace que no te confiesas?...<br />
—Dos meses...<br />
—¿Cumpliste la penitencia?<br />
—Sí, Padre...<br />
—Di tus pecados...<br />
—Me acuso, Padre, que he mentido...<br />
—¿En materia grave?<br />
—No..., que he desobedecido a mi papá y...<br />
(.. tic-tac, tic-tac, tic-tac).<br />
—... y me acuso, Padre...<br />
(... tic-tac).<br />
—... que he faltado a misa...<br />
Enferma y confesor hablaban como en una catacumba. El Diablo, el Ángel Custodio y la<br />
Muerte asistían a la confesión. La Muerte vaciaba, en los ojos vidriosos de Camila, sus ojos<br />
vacíos; el Diablo escupía arañas, instalado en la cabecera de la cama, y el Ángel lloraba en un<br />
rincón a moco tendido.<br />
—Me acuso, Padre, que no he rezado al acostarme y al levantarme y... me acuso, Padre,<br />
que...<br />
(... tic-tac, tic-tac).<br />
—... ¡que he peleado con mis amigas!<br />
—¿Por cuestiones de honra?<br />
—No...<br />
—Hijita, has ofendido a Dios muy gravemente.<br />
—Me acuso, Padre, que monté a caballo como hombre...<br />
—¿Y había otras personas presentes y fue motivo de escándalo?<br />
—No, sólo estaban unos indios.<br />
—Y tú te sentiste por eso capaz de igualar al hombre y por lo mismo en grave pecado, ya<br />
que si Dios Nuestro Señor hizo a la mujer, mujer, ésta no debe pasar de ahí, para querer ser<br />
hombre, imitando al Demonio, que se perdió porque quiso ser Dios.<br />
106