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E S T I L O D E V I D A
40• texto POR julio cristellys • FOTOGRAFÍA POR david gaya
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E S T I L O D E V I D A
Jacobo
e Inka
Editores de sueños
Inka Martí y Jacobo Martínez de Irujo,
Conde de Siruela, nos reciben en su masía
para charlar de sus últimas obras literarias.
Atalanta, la prestigiosa editorial que fundaron
juntos, nos traslada al país de los sueños.
Conocí a Jacobo e Inka con motivo de
la presentación de sus respectivos
libros, “El mundo bajo los párpados”
y “Cuaderno de noche”, ambos
publicados por Atalanta, editorial
por ellos fundada y radicada en una
masía ampurdanesa adonde acudí
para esta entrevista.
Si fascinante es la azul mirada de Inka –así imagino
los ojos de las hadas-, mucho me impresionó el esbelto
porte de Jacobo –quizás el de un pensador dieciochesco-
cuando, al contraluz, me aguardaba en una
amplia sala. Aquella veraniega mañana era fresca
y plomiza, con un firmamento teñido de gris que, al
cabo de nuestra jornada y a la hora de la despedida,
sería azul, muy azul, casi hasta dolerte la mirada.
Había soplado la tramontana.
Es el libro de Inka una obra inquietante y sensible
que recoge algunos de sus sueños, “ ‘Cuaderno de
noche’ integra sueños que, de alguna manera, forman
parte de nuestros sueños colectivos. Es un libro
que busca resonar en otros. Cuando éramos niños
todos teníamos sueños parecidos a los que expongo
en el Cuaderno. Los niños me cuentan sueños muy
parecidos a los míos, no se turban, como algunos de
los lectores mayores, con las imágenes que aparecen.
Quizá porque estamos más en contacto con el ‘otro
lado’. Es también, un singular viaje onírico que busca
despertar y atraer a otros viajeros. Y quién sabe,
quizá encontrarnos en esas otras latitudes. Había
un primer título, que luego descarté: ‘Otros lugares’.
¿Qué son esos otros lugares? ¿Qué es esa segunda
vida como la llamaba Gerard de Nerval? Animo a
plantearse estas preguntas y a observar la nocturnidad
con más detenimiento”.
Los sueños son
imaginación
verdadera,
conforman el espacio
de lo imaginario,
y encarnan su voz
más profunda
La obra de Jacobo – “El mundo bajo los párpados’”- es
una historia de los seres dormidos. “Quise hacer un
libro útil, que aportara conocimiento y a la vez aprendiera
yo algo al escribirlo. Y así empezó mi investigación,
que duró seis años; y en total me ha llevado ocho
escribir el libro. Durante este largo proceso he manejado
pocos documentos literarios, y, sin embargo,
todo el libro tiene un tono literario, entre otras cosas
porque las perspectivas oníricas en las que penetro
apenas tienen cabida en el mundo académico. Pero la
diferencia aquí es que no hay ficción ni subjetivismo,
el relato es meta-literario, hijo de la investigación, y
aspira al conocimiento.
Los sueños son imaginación verdadera (imaginatio
vera), conforman el espacio del imaginario, y
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No nos gustan los departamentos
estancos, percibimos el mundo
de manera fluida, maleable,
interdependiente
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encarnan su voz más profunda. Los sueños nos
hablan de cómo estamos por dentro, nos avisan
de cosas futuras e, incluso, son una materia
epistemológica de la sustancia de la realidad
que más que encontrarse en el mundo exterior
se halla en la mente”.
Mas el estudio del mundo onírico les ha impuesto
una severa vigilia de estudio y por ello,
así me lo cuenta Inka, “tenemos una espléndida
biblioteca onírica que no para de crecer y ocupar
estanterías, casi como una hiedra salvaje
formada de libros multicolores”.
A nuestra espalda, se deja sentir una leve
brisa, después una racha de aire,
también el inesperado calor de
un sol semioculto entre nubes.
Quizás el aviso de que ya es hora
de abandonar los sueños, de
abrir los párpados y regresar al
mundo consciente, a esta casa, la
de Atalanta.
Es Atalanta una de las más
prestigiosas firmas editoriales,
tanto por la calidad de sus publicaciones,
como por su carácter de
auténtico sello independiente, no
sólo por los criterios que la rigen
-dice Jacobo-, contrarios a las
corrientes imperantes; es decir,
cuentos, en lugar de novelas,
“que es lo que se vende; rescatar
la memoria cultural, en vez de
fomentar la actualidad, que es
lo que más vende; o la imaginación
con sentido profundo, en
lugar del cultivo de la fantasía
escapista. Además, no hay
ningún familiar o empresario
detrás de Atalanta, como ocurre
con muchas de las editoriales
independientes”.
Así y para preservar esta independencia,
Inka insiste en que,
“desde el inicio, quisimos ver
Atalanta como un río de conocimiento,
con muchos afluentes y
riachuelos, por eso la numeración
de los libros es seguida, a día de hoy del 1 al 58.
Los dos somos de naturaleza ecléctica y abierta,
no nos gustan los departamentos estancos, percibimos
el mundo de manera fluida, maleable,
interdependiente”.
Y consecuencia de la independencia de Atalanta
es la selecta heterogeneidad de sus publicaciones
de las que Jacobo nos comenta que “si
exceptuamos la colección sobre la Casa de Alba
en la cual el año que viene saldrán dos libros sobre
el Palacio de Liria, hay tres caminos en los
que investigar, o si se prefiere tres colecciones.
La primera dedicada a la brevedad como forma
literaria. La segunda a la memoria como medio
de recuperación y aprendizaje. Y la imaginación
como forma de entender las cosas, mirando, no
hacia fuera, sino hacia dentro de nosotros.
En la primera colección, Ars brevis, hemos
publicado sin límites temporales ni espaciales a
Conrad, Apuleyo, D. H. Lawrence, Turgueniev,
Kleist, Wilde, Aickman, etc. Nuestro descubrimiento
más sonado ha sido el japonés Yasutaka
Tsutsui y el corrosivo y humorístico pensador
colombiano Nicolás Gómez-Dávila y ahora la
escritora rusa Liudmilla Petrushévskaia.
La segunda colección, Memoria mundi, se
centra en la memoria, es decir en la recuperación
de las joyas olvidadas de los últimos
veinticinco siglos. Como dice Gustav Meyrink:
‘hay que aprender a ver las formas viejas con
ojos nuevos, en lugar de mirar las cosas nuevas
con ojos viejos para que adquieran la juventud
eterna’. Este es el caso de ‘La historia de Genji’,
la traducción integral de las memorias de
Casanova o el Jin Ping Mei.
La tercera, Imaginatio vera, se funda en
la investigación de la imaginación, pero no
contemplada como fantasía individual, sino
como un linaje espiritual que va desde los mitos
antiguos a las obras visionarias modernas o la
psicología analítica”.
Charlamos, pregunto y me responden, pero
las nubes que, hasta ahora encapotaban el
cielo, se han rasgado, un aviso para dejar a
mis anfitriones, unos humanistas del Renacimiento
infectando a sus lectores con el virus
de su refinamiento intelectual. Les desvelo mi
pensamiento, apreciando Inka que
“el Humanismo o el Renacimiento
serían dos descripciones en las que
nos sentiríamos a gusto. La curiosidad
y el entusiasmo son la sal y
la pimienta de la vida, forman la
energía que desprende la vitalidad.
¡Hay tantos temas apasionantes
si están bien contados! Todos los
libros de Atalanta forman parte de
nuestra vida, de nuestras pasiones,
de nuestros descubrimientos, de
nuestros propios aprendizajes. El
romanticismo también formaría
parte del alma de Atalanta, Making
soul, ‘hacer alma’ como escribió
John Keats podría ser uno de los
lemas de Atalanta”.
Antes de despedirnos, paseamos
por los jardines de la masía y nos
demoramos en la contemplación de esa calavera
que los años y otras inclemencias dibujaron en
un muro alzado tras unos frutales, cerca de un
estanque coronado por un símbolo fálico traído
de Oriente. Después, caminaremos por el Jardín
de las Rosas hasta el Jardín Blanco, inspirado en
la novela de Genji e ideado para ser contemplado
a la luz de la luna, cuando el astro se deje caer
sobre el blanco de esas piedras, de esas flores.
Ya en casa, recuerdo la poderosa personalidad de
Jacobo e Inka quienes, habiendo escuchado las
confidencias de Casanova –les ha encargado la
publicación de sus Memorias-, me han confiado
el secreto de su particular Biblioteca de Babel,
ya que, como me dijo Inka, “Jung hablaba de que
faltaba una Biblioteca de la Imaginación, esa
idea nos fascina”.
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