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e s t i l o d e v i d a<br />
e s t i l o d e v i d a<br />
Victorino & Victorino<br />
Entre Coria y la frontera portuguesa, en medio de la dehesa extremeña, se extiende<br />
el reino de los “victorinos”, la ganadería que por encima de modas encarna el<br />
compromiso con los valores y la esencia de la tauromaquia. Para conocer de cerca<br />
esta manera de comprender el toro y su mundo hemos pasado unos días con<br />
Victorino Martín Andrés y su hijo Victorino Martín García.<br />
Entramos en el corazón<br />
de Extremadura, el<br />
asfalto se hace tierra,<br />
y el camino se estrecha.<br />
Voy repasando<br />
entrevistas y fotos de<br />
Victorino, trato de recorrer<br />
su vida a través<br />
de las instantáneas: la<br />
“corrida del siglo” en<br />
Madrid, las tardes de triunfo en Sevilla, Bilbao,<br />
Santander, Hendaya… “Velador”, el único toro<br />
indultado en la historia de Las Ventas. Mientras<br />
esperamos a Victorino Martín la suave luz invernal<br />
poco a poco, conforme el atardecer avanza,<br />
tiñe de un gris verdoso el campo cacereño,<br />
mezclando los colores terrosos y cenicientos con<br />
las tonalidades doradas que dejan los exhaustos<br />
rayos de sol, ya cercanos al ocaso. Estamos en los<br />
dominios del toro bravo. Victorino sale a nuestro<br />
encuentro. Luce gorra y pañuelo al cuello. Nos<br />
saluda amistosamente, “¿Qué tal el viaje? Bien,<br />
supongo: ahora se llega en un momento, antes<br />
era diferente”.<br />
Montamos en su todoterreno, nos va a enseñar<br />
Finca Monteviejo, donde tiene su segundo<br />
hierro desde 1999 que luce divisa morada y verde.<br />
Aunque el paso del tiempo surca la frente y<br />
las mejillas de Victorino, sigue a<br />
diario los trabajos del campo y el<br />
día a día, que ahora dirige su hijo,<br />
que además del nombre ha heredado<br />
de su padre una manera de<br />
sentir y comprender este oficio.<br />
“No pienso en la retirada” -nos<br />
dice, mientras sube y baja para<br />
abrir las compuertas que articula<br />
los cercados- porque “es mi vida<br />
y es lo que más me gusta hacer.<br />
No puedo vivir sin esto”. Impresiona<br />
el campo abierto. Victorino<br />
lo recorre con la vista. Tiene el<br />
ojo acostumbrado a la amplitud<br />
del horizonte, a la ausencia de<br />
edificios que oculten la lejanía. “Mirad, mirad”,<br />
nos dice señalando unos lejanos puntos negros<br />
en medio del heno todavía verde. “Las grullas<br />
se están dando un festín”. ¿Dónde?, le pregunto.<br />
De repente Victorino toca el claxon y una enorme<br />
bandada de grullas alza el vuelo como un<br />
escuadrón huyendo hacia las nubes. “Estáis de<br />
suerte, a veces se pasan dos meses sin venir,<br />
seguramente saben que veníais a hacer fotos”,<br />
bromea. Nos enseña sus “patas blancas” que<br />
están dando mucho que hablar. Vemos añojos,<br />
erales, utreros, cuatreños, los becerros corretean<br />
todavía en el refugio de la vacada, algunos recién<br />
herrados muestran los estragos en sus lomos<br />
sin cicatrizar. “Fijaos bien”, nos dice:,“la fiesta<br />
debería ofrecer el toro, sin toro no hay fiesta ni<br />
torero, lo primero es el toro. Por eso la selección<br />
es fundamental, el encaste es muy importante.<br />
Los toros como las personas: no es lo mismo un<br />
asturiano que un salmantino, la morfología y el<br />
comportamiento es distinto porque el encaste de<br />
la raza es distinto. Mis encastes están especialmente<br />
armados, porque son saltillo que queda<br />
muy poco y por eso los toreros tienen respeto a<br />
mi ganado porque es un animal difícil, no sólo<br />
por los cuernos, sino por las ideas, por el instinto<br />
que tienen”.<br />
El aire es fresco, el silencio conmueve, los<br />
antiguos postes eléctricos han perdido sus cables<br />
para acoger los nidos de las cigüeñas. La calma<br />
del rebaño da paso a un trasiego de patas. Se<br />
trasladan, para pasar la noche, a la parte más<br />
baja de la finca bajo un intenso sol crepuscular,<br />
lleno de fuego, que enciende la anaranjada<br />
polvareda que los animales levantan a su paso.<br />
Esta estampa es el premio al trabajo de una<br />
vida. Mientras observa su ganado, Victorino nos<br />
dice que la afición “me vino de casa, teníamos<br />
ganado y yo siempre quise tener una ganadería<br />
brava. He tenido suerte de conseguirlo”. El sol se<br />
ha ocultado y se ha levantado algo de viento que<br />
agita la hierba y las hojas del encinar, convertido<br />
en una enorme sombra.<br />
Victorino nos quiere enseñar su museo.<br />
Aquí guarda la memoria de una vida entre el<br />
campo y las plazas desde que debutó en una<br />
novillada el 30 de Abril del 61 en el coso de<br />
la Misericordia de Zaragoza. Se amontonan<br />
recuerdos, trofeos, bronces, diplomas, carteles<br />
históricos y galardones de las ferias de toda<br />
España. En las paredes, cabezas desorejadas:<br />
“Baratero”, “Gaditano”, “Bodeguero”, “Buscador”,<br />
“Madrugador”, nombres que siguen viviendo<br />
en la retina de los aficionados. Victorino<br />
señala a “Paletero”: “el mejor semental que he<br />
visto”. Luego nos paramos junto a “Velador”,<br />
que está disecado entero y preside el museo.<br />
El 19 de Julio de 1982 salió en tercer lugar por<br />
la puerta de chiqueros de Las Ventas con 520<br />
kilos y el número 121. Dos horas más tarde -se<br />
necesitó un perro para sacarlo del albero- salía<br />
vivo hacia los corrales. ¿Qué se siente cuando<br />
se indulta a un toro? “Se siente algo increíble,<br />
sobre todo en Madrid; eso nunca se sabe, sobre<br />
todo cuando es de verdad. Ese día se lió la marimorena”.<br />
Me fijo en los retratos. Hay muchas<br />
figuras de ayer y de hoy. Le pregunto qué hace<br />
falta para “entenderse” con los “victorinos”: re-<br />
flexiona. “Hay que tener muchas cosas, mucho<br />
oficio y mucha preparación porque es un toro<br />
complicado que hay que saber torear y no vale<br />
cualquiera. Últimamente El Juli y Cid los han<br />
entendido perfectamente”. ¿Es una cuestión<br />
de valentía? “Yo creo que no sólo hay que ser<br />
valiente, hay que tener valor, por supuesto, y<br />
saber torear, mucha gente no sabe torear y es<br />
matador de toros. Hay que entender bien la<br />
profesión y saber que hay una parte artística<br />
que no se hace sino que se nace con ella, y otra<br />
que como todo oficio se puede hacer a base de<br />
trabajo y cabeza”.<br />
Seguimos hablando de toros y toreros, de<br />
la afición… Me fijo en una colección de makilas,<br />
y le pregunto por la fiesta al otro lado de<br />
los Pirineos. Me dice que “el Sur de Francia<br />
por suerte tiene una gran sensibilidad hacia<br />
la fiesta, está en un momento cumbre, sobre<br />
todo lo que está cerca de San Sebastian”. Con<br />
Victorino todo gira en torno al toro: el quite,<br />
la suerte, el padreo, la querencia, la faena…,<br />
le pregunto si hay algo mas allá del toreo. Me<br />
responde con cierta incomodidad: “pues claro,<br />
en la vida hay muchas cosas. Me encanta el<br />
flamenco y el teatro; he podido conocer a Conchita<br />
Piquer, a Rocío Jurado, y a otras grandes<br />
artistas, además he viajado mucho y me gusta<br />
conocer las ciudades en las<br />
que lidio; de hecho siempre<br />
vamos mi hijo o yo”. ¿Alguna<br />
ciudad o región te gustan<br />
especialmente? “Yo siempre<br />
recomiendo conocer la tierra<br />
en que estamos, Extremadura,<br />
que es muy desconocida y<br />
tiene mucho que enseñar”.<br />
Sin darnos cuenta la<br />
noche se ha cerrado y entre<br />
recuerdos de tardes con<br />
pasodoble en la plaza y ovaciones<br />
cerradas nos hemos<br />
despedido. Antes de dejarnos,<br />
Victorino nos anuncia que<br />
nos recogerá su hijo a la mañana siguiente:<br />
“Él lo lleva todo ahora, me esta ayudando mucho,<br />
el entiende esto desde pequeño, y hace las<br />
cosas como le he aconsejado. Para estar arriba<br />
hay que ser serio y no enredar, esto es lo más<br />
importante para todo”.<br />
Nos levantamos al alba. El cielo tiene la<br />
piel violácea. Solo detrás de las colinas una luz<br />
clara comienza a levantarse. Nos recoge Victorino<br />
Martín García, que ha recibido el testigo de<br />
su padre. Criado entre ganado bravo y veterinario<br />
de formación, ha conocido la fiesta desde<br />
todos sus ángulos: ganadero, novillero, empresario,<br />
apoderado, periodista e incluso escritor.<br />
Suyo es el libro “Victorino visto por Victorino”.<br />
Vamos a la finca de Las Tiesas donde están<br />
los albaserradas, los “victorinos” que lucen la<br />
divisa encarnada y azul. Éste es el hierro con<br />
el que ha forjado su nombre la familia Martín.<br />
En el camino V. Martín García me explica los<br />
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www.spend-in.com<br />
texto POR andrés puch • FOTOGRAFÍA POR borja carbó y andrés puch<br />
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eN CASA DE LOS “VICTORINOS”<br />
(1) Victorino Martín García con su<br />
mayoral y sus vaqueros. (2) Victorino<br />
con el director de nuestra revista en su<br />
museo. (3) Junto a Velador el único toro<br />
indultado en Las Ventas. (4) El sello con<br />
la divisa y el hierro de la ganadería. (5)<br />
El bodeguero Juan Carlos Heras con los<br />
“victorinos”. (6) Moviendo una vacada<br />
a caballo. (7) Comiendo en casa de<br />
Victorino después de un día de campo.<br />
(8) Tres ejemplares de la camada que se<br />
lidiará esta temporada.<br />
6<br />
7 8<br />
pormenores del trabajo diario, del estado de la<br />
fiesta, me pregunta cómo vemos los aficionados<br />
el momento. Es tan fácil de trato como su<br />
padre. Le pregunto por el peso y la responsabilidad<br />
que supone hacerse cargo de un nombre<br />
como el suyo: “Es una responsabilidad y un<br />
orgullo. Tengo la suerte de que mi padre me<br />
ha enseñado todo para poder hacer las cosas<br />
bien y además poder aportar cosas que yo veo.<br />
Lo importante es que compartimos el mismo<br />
espíritu y la misma pasión por el toro, por su<br />
fiereza, su nobleza y su casta. Como ganaderos<br />
aportamos la seriedad y la honradez que es la<br />
misma receta que para cualquier negocio”.<br />
Hemos llegado. La blanca luz de la mañana<br />
hace más vivos los colores. Hoy hay faena<br />
en el campo. Félix Majada, el mayoral de la<br />
casa, prepara un precioso caballo lusitano. Hay<br />
actividad en las cuadras. V. Martín García nos<br />
deja para acompañar a caballo a su mayoral y<br />
a sus vaqueros que ya están preparados. Van a<br />
buscar una vacada para proceder a su vacunación,<br />
a su “saneamiento”, como nos dice Jaime,<br />
uno de los hombres de confianza de la casa que<br />
nos acompaña. ¿Como es trabajar con Victorino?<br />
le pregunto: “Es especial porque es toda<br />
una personalidad. Hace las cosas a su manera,<br />
nadie le elije los toros, ni el empresario, ni<br />
el torero ni nadie. Piensa las corridas, aparta<br />
doce y luego se queda con seis. Son los elegidos,<br />
solo manda seis porque confía en que van a ser<br />
buenos. Con eso está todo dicho”. Seguimos a<br />
los jinetes de cerca. Desde el todoterreno atravesamos<br />
el laberinto de alcornoques y encinas<br />
ante la indiferencia de los astados. Comienzan<br />
los gritos y el galope. La vacada emprende una<br />
huida alborotada y caótica, los vaqueros controlan<br />
el rebaño desde sus monturas. Campo a<br />
través no podemos seguirlos. V. Martín García<br />
se ha quedado retrasado porque una res se ha<br />
quedado rezagada. Finalmente el animal vuelve<br />
al rebaño y llegan al cercado. Misión cumplida.<br />
“Estar en el campo es fundamental. Hay<br />
que estar con el toro, que es lo más importante.<br />
Por eso de los nuestros lo conocemos todo, cada<br />
uno tiene su personalidad y su forma de comportarse,<br />
y nuestro oficio es conocerlo perfectamente”,<br />
nos dice V. Martín García. El sol brilla<br />
en el cielo abierto; la faena sigue. Es la hora de<br />
los sementales. Mientras nos dirigimos al cercado<br />
donde se encuentran, vemos la camada<br />
que va a ser lidiada esta temporada. Es seria,<br />
con mucho trapío, predominantemente cárdena,<br />
y muy bien armada.<br />
Se une al grupo Victorino Martín y el bodeguero<br />
Juan Carlos Heras de Heras Cordón,<br />
uno de los muchos amigos de la familia. Viene<br />
a presentarnos su último reserva, un vino con<br />
carácter, ya que como él mismo dice: “hay que<br />
beber buen trago para poder con esos toros tan<br />
fuertes”. Entre los sementales esta Molinito,<br />
que fue indultado en Logroño el 21 de Septiembre<br />
de 2007. Juan Carlos lo reconoce: “Qué bonito<br />
está. ¡Oye Victorino!”, le pregunta:,“¿Les<br />
has contado cómo empezaste? ¿Les has contado<br />
qué has hecho todo esto con tus propias<br />
manos? ¡Qué buena gente eres!”<br />
Tenemos que guardar silencio. Los sementales<br />
tienen que entrar poco a poco en el vallado<br />
y la tensión es máxima. V. Martín García<br />
dirige la operación. Los toros embisten con<br />
violencia contra el metal. Victorino, con satisfacción,<br />
nos dice que “el toro de hoy no empuja,<br />
no hay toros fuertes. Hoy en día el animal derrota.<br />
Nuestro toro da muchas cornadas pero<br />
empuja, no derrota; cuando cornea mete y<br />
saca, eso es muy importante, porque tiene que<br />
ver con la casta”. Impresiona la fuerza de estos<br />
Lo importante es que mi padre y yo compartimos<br />
el mismo espíritu y la misma pasión por el toro,<br />
por su fiereza, su nobleza y su casta<br />
animales, sus hechuras. Estando muy cerca, al<br />
refugio de la valla, se siente respeto, sobre todo<br />
sintiendo su bufido profundo, el ruido de las<br />
pezuñas contra el suelo y la velocidad con que<br />
mueven los pitones. Hay que tener valor para<br />
colocarse delante.<br />
La mañana llega a su fin. En casa nos han<br />
preparado mesa. Compartimos mantel y conversación.<br />
Conversación, cómo no, muy taurina.<br />
El vino de Heras Cordón acompaña de<br />
maravilla las lentejas y el estofado de toro que<br />
nos han preparado. Se dicen cosas interesantes<br />
del toro, pero también de la vida. Me quedo<br />
con unas palabras de V. Martin García: “Para<br />
hacer bien las cosas sólo se pueden hacer con<br />
maña y oficio. Hay mucha mentira, por eso la<br />
fiesta tiene muchos problemas, porque la gente<br />
no es tonta. Muchos han buscado el camino<br />
corto y la terminan liando”. Es una reflexión<br />
taurina, pero, tal vez, se puede aplicar a lo que<br />
esta sufriendo el país.<br />
Nuestro tiempo se termina, el campo llama<br />
de nuevo al trabajo. Dejamos a los “victorinos”<br />
con la promesa de volver a vernos.<br />
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