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p o l o<br />
Carlos Malbranche fue el arquitecto al<br />
que se le encomendó la planificación de las<br />
primeras edificaciones. Entre él y Maura diseñaron<br />
unos hogares con marcado carácter<br />
hispano en los que destacaban la ornamentación<br />
de rejas y arcos, los miradores sobre<br />
tejados romanos o los jardines que subrayan<br />
la peculiar frescura de las casas de blancas<br />
fachadas. Bajo la iniciativa del nuevo club<br />
prosperó la población del ‘Kilómetro 40’,<br />
como se la conocía, y se engrandecieron sus<br />
aportaciones al polo. El propio fundador<br />
incluso diseñó un uniforme para el jinete<br />
del nuevo club que constaba de casaca verde<br />
con botonadura dorada, “breech” blanco,<br />
escudo sobre el bolsillo superior, casquete<br />
azulado con visera y botas con bordes de<br />
cuero marrón.<br />
“El polo es una pasión. No<br />
solamente jugarlo, sino<br />
todo lo que lo rodea, desde<br />
la cría de caballos hasta el<br />
estilo de vida que se crea”,<br />
asegura Francisco Dorignac.<br />
Maura, fundador de<br />
Tortugas, decía que era<br />
un club de amigos para<br />
los amigos y “eso significa<br />
que existe todo un estilo<br />
de vida allí. Algo que<br />
sólo un visionario o un<br />
loco pudo haber pensado,<br />
asegura Dorignac. “Yo soy<br />
el cuarto presidente en 81<br />
años y me niego a cambiar<br />
ese estilo de vida, ya sea<br />
por razones políticas, de<br />
seguridad o de lo que sea.<br />
Nosotros tenemos que defender<br />
ese estilo de vida,<br />
a la vez que permitimos<br />
que Tortugas sea un club<br />
abierto a todo el mundo<br />
para que no se convierta<br />
en un gueto donde tengamos<br />
que comunicarnos<br />
por correo electrónico y no<br />
podamos salir de casa. Aquí<br />
se hace una vida social muy privada, el que<br />
viene tiene todo a su disposición y quien<br />
tiene ganas de juntarse con los demás, se<br />
junta. Es una vida tranquila”. Efectivamente,<br />
si algo define con precisión a Tortugas<br />
es su estilo de vida, que se ha consolidado<br />
a lo largo de los años gracias a la capacidad<br />
de convivencia y al respeto y admiración<br />
mutuos que se profesan sus habitantes.<br />
Aunque también es cierto que gran parte<br />
del mérito del club hay que atribuirlo a<br />
la serenidad que aporta su localización,<br />
ajena al bullicio del mundanal ruido y a la<br />
voluntad de respetar cuanto está plantado,<br />
sembrado y construido dentro del recinto<br />
de este pequeño oasis de paz y hierba. Al<br />
recorrer su interior, vienen a la memoria,<br />
tan vivas y tangibles como el primer día,<br />
las antiguas expresiones con las que su<br />
fundador quiso dar vida a un sueño. “Será<br />
una especie de monasterio de estilo colonial<br />
californiano, de grandes dimensiones,<br />
con todas las comodidades pero sin lujos<br />
superfluos, tal como es hoy la tendencia<br />
en las mejores instalaciones similares del<br />
mundo”. Sus palabras, por supuesto, siguen<br />
hoy de plena actualidad, aunque a lo largo<br />
de los años el club haya sabido evolucionar<br />
acertadamente. Entre 1930 y 1995 Tortugas<br />
pasó de tener 70 a 202 hectáreas de terreno.<br />
La hija de Antonio Maura, <strong>In</strong>és, recuerda<br />
que cuando su padre puso en marcha esta<br />
iniciativa, llegar hasta el club desde Buenos<br />
Aires era toda una odisea. Había que atravesar<br />
caminos que eran auténticos lodazales.<br />
En cuanto al pueblo, que surgió a partir<br />
del pequeño almacén de doña Rosa que servía<br />
para aprovisionar a quienes concurrían<br />
en el club, se formó en torno al apeadero<br />
del kilómetro 40 del Ferrocarril Central<br />
Córdoba. De ahí que también se lo conociera<br />
como ‘Kilómetro40’. A partir de ese punto se<br />
fue expandiendo el pueblo en la medida en<br />
que se fueron asentando otros comerciantes.<br />
El problema llegó cuando hubo que ponerle<br />
nombre. A pocos kilómetros había una<br />
localidad con el nombre de Tortugas, con<br />
lo que esta opción tuvo que ser descartada.<br />
Por suerte, alguien tuvo la feliz idea de<br />
encontrar un apelativo idóneo que vinculase<br />
al pueblo con el club y que resultó ser<br />
Tortuguitas. La presencia del club, al igual<br />
que otros similares, se convirtió en promotora<br />
de recursos locales, incremento de la<br />
demanda laboral, construcción de obras<br />
destinadas a proporcionar servicios comunes<br />
y generar tributos y tasas impositivas<br />
cuyo rendimiento repercutió directamente<br />
en beneficio de la localidad y sus habitantes.<br />
Desde el principio, Tortugas atrajo por<br />
sus características y singular conformación.<br />
En un primer momento el núcleo de los<br />
socios estaba integrado por miembros de<br />
la comunidad española a los que se fueron<br />
sumando colectivos norteamericanos e<br />
ingleses con los que se fue entablando una<br />
cordial, inevitable y fructífera relación. A<br />
ellos se unieron numerosos jefes y representantes<br />
diplomáticos<br />
extranjeros<br />
acreditados ante el<br />
gobierno argentino<br />
de las más diversas<br />
procedencias. Todo<br />
ello contribuyó a<br />
crear un entorno<br />
propicio para<br />
recibir visitas tan<br />
distinguidas y<br />
representativas<br />
como las de Juan<br />
Domingo Perón, el<br />
Alí Khan, el príncipe<br />
Felipe, duque<br />
de Edimburgo, el ex<br />
presidente español<br />
José María Aznar o<br />
la tristemente célebre<br />
Cristina Onassis,<br />
quien lamentablemente<br />
falleció<br />
en Tortuguitas el<br />
19 de noviembre de<br />
1988. Algunos de<br />
los recuerdos de los<br />
socios más antiguos<br />
hablan de que el<br />
bosque cercano era<br />
una plaza concurrida a la que acudían los<br />
más pequeños con sus niñeras, también de<br />
que los regimientos de caballería en maniobras<br />
acampaban en alguna de las canchas<br />
de polo y donde asimismo aterrizaban<br />
aviones particulares. En la misma línea,<br />
los veteranos cuentan que había carreras<br />
de coches por los caminos de tierra en las<br />
que competían los jóvenes conduciendo, sin<br />
permiso, los vehículos de sus padres. Con<br />
el tiempo Tortugas fue creciendo de forma<br />
armoniosa y equilibrada, con una forma de<br />
vida característica y particular que disfrutan<br />
y conservan sus habitantes y de la que<br />
su fundador seguro que estaría orgulloso.<br />
El 19 de diciembre de 1964 falleció Antonio<br />
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