México - GBR

Una nueva refinería
El 15 de abril, Jesús Reyes Heroles,
gerente general de Pemex, anunció
que México contará con una nueva
refinería en Tula, en el estado de
Hidalgo. El plan de inversión prevé un
gasto superior a los 9 mil millones de
dólares para una refinería que podría
llegar a una capacidad de 300.000
barriles por día, lo que aumentaría la
capacidad de refinación de Pemex en un
19%. Reyes Heroles también anunció
una inversión de más de tres mil
millones de dólares para reconfigurar
la refinería de Salamanca.
La necesidad de una nueva
refinería para el país es incuestionable,
si tenemos en cuenta que México
importa más del 40% de la gasolina
que consume, mientras que exporta
crudo a países tan lejanos como India.
Actualmente, México cuenta con seis
refinerías operativas. El desinterés por
invertir en una nueva refinería en el
pasado para frenar las crecientes cifras
de importación de gasolina se debe
a que la estatal ha juzgado bajos los
retornos de invertir en este campo. El
resultado es que no se ha construido
ninguna nueva refinería en los últimos
20 años. Según Roberto Newell,
director general del Instituto Mexicano
de la Competitividad, “mientras
que hemos modernizado el conjunto
de refinerías del país, y con ello
hemos expandido nuestra capacidad
instalada de refinación, la demanda
de gasolina está creciendo más rápido
de lo que el país puede ofrecer”.
Newell estima que para cubrir toda
esa demanda, México probablemente
tendrá que construir al menos dos
refinerías más en los próximos cinco
años, “aunque un número como cinco
o seis nuevas refinerías tendría mucho
más sentido”. Con todo y con esto, la
refinería se nutre de crudo, y algunos
escépticos han lanzado la pregunta
de si el país contará con suficiente
petróleo para justificar la construcción
de una nueva refinería, teniendo en
cuenta los niveles de producción a la
baja. El senador Francisco Labastida
responde: “No tendremos problema
en suministrar el crudo necesario
a la nueva refinería; incluso si
construyéramos dos refinerías, no
habría ningún problema”. Labastida
cree que la producción en Chicontepec
alcanzará en algún momento niveles
de producción entre los 600.000 y
los 800.000 barriles por día, y que el
potencial de reservas offshore también
jugará un papel importante.
Las empresas privadas son optimistas
con respecto a las oportunidades que
presentan estas inversiones de Pemex,
tanto en E&P como en las refinerías.
Yokogawa, compañía experta en
automatización, va a concentrar sus
energías en el mercado mexicano,
con la idea de lograr unas ventas de
50 millones de dólares en 2012. “Creo
que la modernización de las refinerías
y la construcción de una nueva es
una decisión muy importante que va
a beneficiar al país en el largo plazo”,
asegura Ygor Guilarte, presidente de
Yokogawa para Latinoamérica Norte.
“Pemex también deberá incrementar
los recursos probados, probables y
potenciales del país, es algo vital para
el éxito futuro de México; por ello
van a darse enormes inversiones en
exploración. Por supuesto, Yokogawa
se beneficiará de estas reformas.
Vinimos a México con la idea de lograr
una relación a largo plazo con Pemex
y para apoyar al país. Pemex ya ha
invertido mucho en automatización,
y una gran parte de esas inversiones
podrían quedarse obsoletas. Nos
gustaría proporcionar tecnología que
puede extender el ciclo de vida de los
proyectos”.
Medio ambiente
Un nuevo Pemex también significa
una nueva estrategia con respecto
al medio ambiente y el desarrollo
sustentable. Carlos de Régules,
gerente de protección ambiental de
Pemex, define este nuevo enfoque:
“Lo más importante de la estrategia
medioambiental de Pemex es que
está pensada como un instrumento
para materializar la propia estrategia
de negocio. Esto es lo que la hace
tan fuerte”. El presupuesto del
departamento medioambiental de
Pemex alcanzará los 10 mil millones
de dólares para el periodo 2007-
2012. Las inversiones se enfocarán
en el aumento de la calidad de los
combustibles mediante la reducción
del nivel de azufre en la gasolina y
los diésel; en el incremento de la
recuperación de azufre en las refinerías
de Pemex; en aprovechar los beneficios
de las plantas de cogeneración; en
reducir la quema de gas; y en mejorar
el tratamiento de aguas y la limpieza
de tierras contaminadas.
Una iniciativa interesante que
Pemex espera adoptar en el futuro es
el objetivo de trabajar únicamente
con contratistas de servicios que
cumplan con unos estándares
medioambientales exigentes. Carlos
de Régules explica que la estatal está
preparando un proyecto piloto para
registrar el impacto medioambiental
de sus diferentes proveedores, con el
objetivo de crear una cultura entre
dichos proveedores que mejorará el
proceso de competencia para lograr los
contratos, al tiempo que beneficiará
al medio ambiente. “No será una
imposición por nuestra parte, sino
que mejorará la competitividad de
nuestros proveedores. Yo animaría
a cualquiera que esté interesado en
trabajar con Pemex a que reduzca
sus emisiones para establecer una
relación exitosa y de largo plazo con
nosotros”, insiste Carlos de Régules.
La reforma energética parece dedicada
a introducir cambios en Pemex y en la
manera de funcionar de la industria
de los hidrocarburos. Sin embargo,
también incluye un elemento muy
importante relacionado con las
energías renovables, las fuentes de
energía alternativas, y la eficiencia
energética. Mario Gabriel Budebo,
subsecretario de hidrocarburos en
la Sener, asegura que estos cambios
flexibilizarán considerablemente el
sector de las energías renovables en
México: “Los proyectos de energía
solar y eólica recibirán un fondo inicial
de tres mil millones de pesos, con el
que se busca apoyar las inversiones
relevantes en esta área, ya que
reconocemos que tienen un impacto
positivo (beneficios sociales derivados
de menores emisiones, etc). No se trata
de dar subsidios por todas partes que
no tengan sentido, sino de cuantificar
los beneficios, no en función del
precio de mercado sino en función de
otros factores como la reducción de
emisiones”. De esta manera, México no
sólo busca desarrollar sus combustibles
fósiles para producir energía, sino
también aprovechar las posibilidades
que ofrecen las energías alternativas,
y lograr de este modo una industria
de generación eléctrica mucho más
amigable con el medio ambiente.