México - GBR

Raúl Livas da más detalles: “El aspecto
clave para entender las reformas, que
a veces no es fácil de comprender,
es que en el corazón de ellas está
el tema del gobierno corporativo”.
Como se ha visto en la evolución
de otras petroleras estatales en el
mundo, hay un deseo de librar a estas
compañías de las restricciones que
les imponen los gobiernos centrales,
Analizando el nuevo marco legal, por
Rogelio López-Velarde
Finalmente, México ha decidido empezar
un cambio en su industria del petróleo
y el gas. Por un lado, por primera vez el
monopolio de los hidrocarburos – Pemex, la
petrolera estatal – tendrá un regulador. Esto
mejorará necesariamente los estándares de la
industria, ya que el regulador (la Comisión
Nacional de Hidrocarburos) interviene en
restitución de reservas, tasa de recuperación,
y tecnología. Por otro lado, Pemex contará
con un nuevo marco para operar más como
una empresa pública y menos como un
departamento gubernamental. Las reglas
y de ir hacia un campo de actuación
más liberal y rentable. “Los gobiernos
no fueron diseñados para controlar
la producción de bienes y servicios
en un mercado competitivo; fueron
establecidos para proveer servicios
que la población necesita, en base a
un sistema de impuestos”. En este
sentido las reformas han buscado,
en gran parte, dar a Pemex el poder
El abogado Rogelio López-
Velarde afirma que Pemex
tendrá un regulador por
primera vez.
del gobierno corporativo, con directores profesionales que establezcan las
condiciones de los contratos y que evalúen el desempeño de la compañía,
deberían ayudar a Pemex a cambiar hacia un modelo en el que se impulse
el valor económico y se incremente los niveles de productividad. Además,
el lanzamiento de los bonos ciudadanos en el mercado de valores – cuyos
rendimientos estarán ligados al desempeño de Pemex – obligará a la estatal
a responder por dicho desempeño, mientras el mercado analiza su eficiencia,
sus fortalezas y debilidades, sus planes de negocio y sus perspectivas; algo
que no ha existido en la organización durante décadas.
En su esfuerzo por incrementar materialmente la productividad, la
restitución de reservas y los niveles de producción, Pemex no sólo deberá
afrontar el reto de las aguas profundas, sino también trabajar en zonas
difíciles en tierra tales como Chicontepec. Empresas de servicios petroleros
e inversores privados (tanto nacionales como extranjeros) jugarán un papel
fundamental en este proceso. Una piedra angular de la reforma es la capacidad
de Pemex de establecer sus propias reglas para firmar contratos por servicios,
lo que debería permitir a la estatal acercarse a los estándares internacionales
para dichos contratos. Los contratos de petróleo y gas (para el upstream,
midstream y downstream) se forjarán a partir de las leyes gubernamentales
de adquisición y contarán con un nuevo marco contractual que se espera que
se traduzca en acuerdos más comerciales. Pemex también queda autorizado
a proporcionar incentivos en los contratos, con modalidades muy amplias,
que incluyen tarifas por barril y pagos basados en descubrimientos, entre
otros.
Finalmente, Pemex también recibirá una considerable libertad y
autonomía desde un punto de vista financiero y presupuestario. Decidirá
los proyectos que desarrollará y en los que invertirá, algo que ya no hará el
Ministerio de Finanzas (Hacienda). También negociará y asumirá su propia
financiación con prestamistas extranjeros y nacionales sin que intervenga el
mencionado ministerio. Estas mejoras, sumadas a una mayor disponibilidad
de recursos debido a una mayor capacidad para reinvertir parte de sus
ganancias, deberían impulsar el número de proyectos para las empresas del
rubro en los próximos años.
de gestionar sus propios recursos
humanos, presupuestos y políticas
financieras.
Para hacer esto realidad, se ha
establecido un nuevo Consejo de
Administración que contará con
cuatro asesores independientes. La
importancia de los nuevos miembros
será legitimar al Consejo en su
capacidad de tomar decisiones, al
tiempo que se crea un nuevo conjunto
de reglas para dar cuentas de esas
decisiones. Inicialmente los cuatro
miembros independientes iban a ser
designados en diciembre. Para el Dr.
Livas, su elección este mes de marzo
no muestra una falta de voluntad
del gobierno por aplicar las reformas
con rapidez, sino que hacía falta más
tiempo y esfuerzo para verificar que se
elegía a las personas adecuadas para el
puesto.
El nuevo Consejo incluye a
Rogelio Gasca Neri, antiguo director
general de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE); José Fortunato
Álvarez Enríquez, miembro del
partido gobernante y que ha trabajado
en un número de instituciones
financieras públicas; Héctor Moreira,
también miembro del PAN y
antiguo investigador en el Instituto
Tecnológico de Monterrey, y Fluvio
César Ruiz Alarcón, antiguo asesor
de Andrés Manuel López Obrador,
el hombre que batalló con Felipe
Calderón por la presidencia del país
en 2006. Numerosos expertos del
sector han elogiado esta selección.
El reconocido abogado consultor y
antiguo jefe del Departamento Legal
Internacional de Pemex, Rogelio
López-Velarde del estudio LVHS,
describe a los cuatro miembros
independientes como personas muy
capaces: “Los nuevos directores
conocen los entresijos del gobierno y
Hacienda, y de igual modo saben de
asuntos crediticios y de financiación”.
Ahora bien, algunos han señalado
que la afiliación política de dichos
directores puede restar legitimidad y
autenticidad a su rol de supervisores
independientes. Preguntado al
respecto, el Dr Raúl Livas respondió
que de este modo están representadas
las distintas opiniones del pueblo
mexicano, todas las cuales tienen
derecho a ser escuchadas en el proceso
de toma de decisiones de la estatal: “Los