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La familia y la escuela coexistiendo con la violencia escolar

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b) el desempleo, cuya experiencia hace más probable que los individuos antisociales cometan<br />

actos de delincuencia <strong>con</strong> más frecuencia (Farrington, Gal<strong>la</strong>gher, Morley, Ledger y West, 1986);<br />

c) <strong>la</strong> pobreza o situación social desfavorecida y en donde ante <strong>la</strong> ausencia del padre biológico en<br />

casa, hay más índices de <strong>con</strong>ductas antisociales (Pfiffner, McBurnett y Rathouz, 2001);<br />

d) el grupo de iguales (Elliot, 1994; Dishion, Andrews y Crosby, 1995) en Gazquez, J. y cols.<br />

2008)<br />

Violencia y agresividad.<br />

En el nivel coloquial del lenguaje, el <strong>con</strong>cepto de <strong>violencia</strong> se utiliza comúnmente como sinónimo<br />

de agresividad, aunque cabe establecer una diferenciación entre ambos.<br />

Desde el punto de vista de los naturalistas, explican a <strong>la</strong> agresividad como un componente más de<br />

<strong>la</strong> compleja naturaleza biosocial del hombre, pero también re<strong>con</strong>ocen que tiene capacidades que modifican<br />

los procesos naturales de aprendizaje y cambian patrones heredados que no siempre son<br />

adaptativos, sobre todo cuando reemp<strong>la</strong>zan <strong>la</strong>s <strong>con</strong>diciones sociales en <strong>la</strong>s que aparecen. Tal es el<br />

caso del uso del lenguaje como medio de comunicación muy refinado. Fernández, I. (2008)<br />

Así que el patrón heredado incluye además de esquemas de respuesta defensivos y por tanto<br />

agresivos, <strong>la</strong>s habilidades necesarias para resolver los <strong>con</strong>flictos, de tal forma que <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada agresividad<br />

natural, tiene <strong>la</strong> posibilidad de re<strong>con</strong>vertir<strong>la</strong> en habilidades sociales. Fernández, I. (2008)<br />

Por lo tanto, más allá de <strong>la</strong> agresividad natural y del intento de justificar<strong>la</strong> como algo inherente al ser<br />

humano; a <strong>la</strong> agresividad hay que ubicar<strong>la</strong> desde <strong>la</strong> idea del <strong>con</strong>flicto, que incluye una situación de<br />

<strong>con</strong>frontación de dos o más protagonistas, entre los que surge un antagonismo motivado por una<br />

<strong>con</strong>frontación de intereses. Algunos <strong>con</strong>flictos cursan <strong>con</strong> agresividad cuando fal<strong>la</strong>n los instrumentos<br />

mediadores <strong>con</strong> los que hay que enfrentarse a ellos.<br />

Cuando se usan procedimientos belicosos, aparecen episodios agresivos que <strong>con</strong>ducen a <strong>la</strong> <strong>violencia</strong><br />

representada por el abuso del poder de uno de los involucrados, luchando no por resolver el<br />

asunto, sino por destruir o dañar al <strong>con</strong>trario, llegando a p<strong>la</strong>smarse en toda su amplitud <strong>la</strong> <strong>violencia</strong> o el<br />

uso deshonesto, prepotente y oportunista de poder sobre el <strong>con</strong>trario, sin estar legitimado para ello, así<br />

<strong>la</strong> <strong>violencia</strong> se representa en una agresividad injustificada y cruel. Fernández, I. (2008)<br />

El <strong>con</strong>flicto permanente en el que puede vivir el sujeto <strong>con</strong> sí mismo y <strong>con</strong> los demás, resalta a <strong>la</strong><br />

<strong>violencia</strong> como un comportamiento de agresividad gratuita y cruel que denigra y daña tanto al agresor<br />

como a <strong>la</strong> víctima.<br />

Según Eibl-Eibesfeldt (1993) en Fernández, I. (2008) <strong>con</strong>sidera que algunas de <strong>la</strong>s capacidades<br />

superiores del ser humano (inteligencia mental y habilidades mentales entre otras) permiten llegar a <strong>la</strong><br />

negociación verbal como <strong>la</strong> vía idónea para <strong>la</strong> resolución de <strong>con</strong>flictos producidos por <strong>la</strong> <strong>con</strong>frontación<br />

de intereses de los sujetos, llegando entonces a <strong>la</strong> <strong>violencia</strong> o al uso deshonesto, prepotente y oportunista<br />

del poder sobre el <strong>con</strong>trario, sin estar legitimado para ello.<br />

Hay que resaltar que el dominio sobre el propio <strong>con</strong>trol y <strong>la</strong> tarea de <strong>con</strong>tener o <strong>con</strong>tro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> agresividad<br />

del otro en situaciones de <strong>con</strong>flicto se aprende mediante un recurso que es <strong>la</strong> negociación y <strong>la</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra. <strong>La</strong> <strong>violencia</strong> interpersonal es <strong>la</strong> respuesta a experiencias de socialización que en lugar de<br />

proporcionar a los individuos afectos positivos y modelos basados en <strong>la</strong> empatía personal ofrecen<br />

c<strong>la</strong>ves para <strong>la</strong> rivalidad, <strong>la</strong> insolidaridad y el desafecto. Fernández, I. (2008)<br />

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