El Kybalion - Logia Teosófica Miami-Dade Blavatsky
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CAPÍTULO XIV<br />
GÉNERO MENTAL<br />
Los estudiantes de sicología que han seguido atentamente el tren del pensamiento moderno en lo<br />
que respecta a los fenómenos mentales habrán quedado extrañados de la rara insistencia de la idea o<br />
concepto de la dualidad mental que se ha manifestado tan fuertemente durante los diez o quince años<br />
últimos, y que ha dado origen a gran número de plausibles teorías concernientes a la naturaleza y<br />
constitución de esa «doble mente». <strong>El</strong> difunto Thomson J. Hudson alcanzó gran popularidad en 1893 al<br />
enunciar su conocida teoría sobre las «mentes objetiva y subjetiva», que, según sostenía, existían en<br />
cada individuo. Otros autores han llamado igualmente la atención con sus teorías referentes a las<br />
mentes «consciente y subconsciente», mentes voluntaria e involuntaria, mente activa y pasiva, etc. Esas<br />
teorías podrán diferir según cada autor, pero siempre queda el principio básico que es el de la dualidad<br />
mental.<br />
<strong>El</strong> estudiante de la filosofía hermética se siente tentado por la sonrisa cuando lee y oye hablar de<br />
esas numerosas teorías nuevas, respecto a la dualidad de la mente, adhiriéndose cada escuela<br />
tenazmente a su propia doctrina, proclamando cada una con empeño que ha sido ella la que ha<br />
descubierto la verdad. <strong>El</strong> estudiante que hojee el libro de la historia oculta encontrará en su mismo<br />
principio referencias a las antiguas enseñanzas herméticas sobre el principio del género. Y si prosigue<br />
su examen, encontrará que esa antigua filosofía conoció el fenómeno de la dualidad mental y la explicó<br />
mediante la teoría del género en la mente. Este concepto del género mental puede ser explicado en<br />
pocas palabras a los estudiantes que ya se han familiarizado con las teorías modernas que aluden al<br />
mismo. <strong>El</strong> principio masculino de la mente corresponde a la llamada mente objetiva, mente consciente,<br />
mente voluntaria o activa, etc., en tanto que el principio femenino corresponde a la llamada mente<br />
subjetiva, subconsciente, involuntaria, pasiva, etc.<br />
Por supuesto, la enseñanza hermética no concuerda con las muchas teorías modernas concernientes<br />
a las dos fases de la mente, ni admite muchos de los hechos proclamados por esas escuelas en apoyo de<br />
ese doble aspecto. Si indicamos la base de la concordancia es para facilitar al estudiante la asimilación<br />
de los conocimientos adquiridos con anterioridad sobre la filosofía hermética. Los estudiantes de<br />
Hudson conocerán la proposición que se hace en el principio del segundo capítulo de su obra The Law<br />
of Psychic Phenomena (la Ley de los Fenómenos Psíquicos), que dice: «la jerigonza mística de los<br />
filósofos herméticos expresa la misma idea general»… o sea la dualidad de la mente. Si el doctor<br />
Hudson se hubiera tomado el trabajo de descifrar algo más «la jerigonza mística de la Filosofía<br />
Hermética» hubiera recibido mucha luz sobre el punto de la dualidad de la mente; pero entonces,<br />
quizás, su obra más interesante no hubiera sido escrita. Consideremos ahora las enseñanzas herméticas<br />
concernientes al género mental.<br />
Los instructores herméticos imparten enseñanzas concernientes a este punto, pidiendo a sus<br />
discípulos que se atengan al proceso de su propia conciencia, a su propio yo. <strong>El</strong> discípulo fija entonces<br />
su atención internamente sobre el ego que está en cada uno de nosotros. Cada estudiante ve que su<br />
propia conciencia le da como primer resultante de la existencia de su yo: «Yo Soy». Esto, al principio,<br />
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