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El Kybalion - Logia Teosófica Miami-Dade Blavatsky

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oscilación a la izquierda; el ritmo es la compensación».<br />

La ley de compensación es la que hace que la oscilación en una dirección determine otra oscilación<br />

en sentido contrario, y así se equilibran mutuamente. En el Plano Físico vemos muchos ejemplos de<br />

esta ley. <strong>El</strong> péndulo de un reloj oscila hasta cierto punto hacia la derecha y de allí vuelve a oscilar hacia<br />

la izquierda otro tanto. Las estaciones se equilibran unas a otras de la misma manera. Las mareas<br />

obedecen a la misma ley. Y la misma ley se manifiesta en todos los fenómenos del Ritmo. <strong>El</strong> péndulo<br />

que sólo hace una oscilación corta hacia la derecha, hace otra oscilación corta hacia la izquierda. Si la<br />

oscilación hacia la derecha es grande, la oscilación hacia la izquierda lo es igualmente, un objeto<br />

cualquiera arrojado hacia arriba, tiene que recorrer exactamente el mismo camino de vuelta. La fuerza<br />

con que se lanza un proyectil hacia arriba se reproduce cuando el proyectil vuelve a la tierra. Esta ley es<br />

constante en el Plano Físico, como cualquier referencia a la mayor autoridad científica lo corroborará.<br />

Pero el hermético lo lleva aún más allá. Y afirma que los estados mentales están sujetos a la misma<br />

ley. <strong>El</strong> hombre capaz de gozar agudamente, es también capaz de sufrir en igual grado. <strong>El</strong> que sólo es<br />

capaz de escaso dolor, tampoco puede gozar más que escaso placer. <strong>El</strong> cerdo sufre mentalmente muy<br />

poco; pero, en cambio, tampoco puede gozar gran cosa: está compensado. Por otra parte, hay animales<br />

que gozan extraordinariamente, pero también su sistema nervioso y temperamento los hacen sufrir<br />

extremos grados de dolor. Igualmente sucede con el hombre. Hay temperamentos que sólo son capaces<br />

de muy poco goce, pero entonces sólo existe, como compensación, una capacidad para soportar muy<br />

poco dolor, en tanto que otros hombres pueden gozar intensamente sufren en igual grado. La regla es<br />

que la capacidad para el placer y el dolor en cada individuo está equilibrada. La ley de compensación<br />

opera ampliamente aquí también.<br />

Pero el hermético va más allá aún en esta materia, y afirma que antes de que uno pueda gozar de<br />

cierto grado de placer es necesario que haya oscilado proporcionalmente otro tanto hacia el otro polo<br />

del sentimiento o sensación. <strong>El</strong> negativo en esta materia precede al positivo; es decir, que al<br />

experimentar cierto grado de placer no se seguirá que «haya que pagarlo» con un correspondiente<br />

grado de dolor; por el contrario, el placer es la oscilación rítmica, de acuerdo con la ley de<br />

compensación, originada por un grado de dolor experimentado previamente, bien en la vida actual o en<br />

encarnaciones anteriores. Y esto arroja una nueva luz sobre el problema del dolor.<br />

Los herméticos consideran la cadena de vidas como continua, como simples puertas de una sola<br />

vida del individuo, de suerte que la oscilación rítmica es considerada en esta forma, mientras que no<br />

tendría significado alguno si no se admitiera la doctrina de la reencarnación.<br />

Pero, además, el hermético sostiene que el maestro o el discípulo avanzado es capaz, en grado<br />

superlativo, de rehuir la oscilación hacia el dolor, realizando el proceso de neutralización a que<br />

aludiéramos anteriormente. Ascendiendo al plano superior del Ego, se evitan muchas de las<br />

experiencias que llegan a los que habitan en planos inferiores.<br />

La ley de compensación desempeña una parte importante en la vida de los hombres, pues se verá<br />

que uno generalmente paga el precio de lo que tiene o le falta. Si se posee una cosa, falta otra, y así se<br />

equilibra la balanza. Nadie puede guardarse su centavo y tener al mismo tiempo la torta, todo tiene su<br />

lado agradable y desagradable. Las cosas que uno obtiene siempre las paga con las que pierde. <strong>El</strong> rico<br />

posee mucho de lo que al pobre le falta, mientras que el pobre posee cosas que frecuentemente están<br />

fuera del alcance del rico. <strong>El</strong> millonario que gusta de los festines, y que tiene la fortuna necesaria para<br />

satisfacer sus deseos y asegurarse la satisfacción de su gula, carece del apetito necesario para gustarlos,<br />

y envidia el apetito y la digestión del obrero a quien le falta la fortuna y la inclinación del millonario,<br />

gozando más de su sencillo alimento que el millonario sin apetito y con el estómago arruinado. Y así<br />

sucede con todo en la vida. La ley de compensación está siempre obrando, equilibrando y<br />

contrabalanceando las cosas continuamente, en la sucesión del tiempo, aunque la oscilación del ritmo<br />

tarde vidas enteras.<br />

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