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FRÍO Y OSCURIDAD

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Número 8: otoño de 2012.<br />

Octavo número monográfico.<br />

Tema: Frío y oscuridad.<br />

Edición impresa<br />

Edición digital en:<br />

http://arcadiabarcense.blogspot.com.es/<br />

http://www.educa.jcyl.es/es/revistacentros/revistas­centros­avila/revista­ies­aravalle<br />

F<br />

r<br />

i<br />

o<br />

PAN CON MANTEQUILLA<br />

Elena Poniatowska<br />

Qué carita de luna,<br />

carita de rebanada<br />

de pan con mantequilla,<br />

dice mi madre<br />

porque esas son cosas que<br />

le gustan.<br />

y<br />

El cielo cuchillo azul<br />

en mi cara redonda<br />

cada día rebana<br />

una buena tajada.<br />

O<br />

s<br />

c<br />

Ajusticiada,<br />

jamás tomé decisión alguna,<br />

todo cayó del cielo<br />

a puñaladas.<br />

Ahora me mastican<br />

hombres de a ratito,<br />

hunden dientes amarillos<br />

en mi cara,<br />

satisfechos, eructan.<br />

Y al despedirse dicen<br />

a modo de cumplido<br />

que soy... pan comido.<br />

u<br />

ridad<br />

Periódico del I.E.S. "Aravalle"<br />

Página 1


Elena Poniatowska<br />

Cuando en el año 2008 Elena Poniatowska publica su libro de poemas “Rondas<br />

de la niña mala”, nos estaba haciendo una travesura sublime, una deliciosa<br />

trastada. La gran escritora mexicana nacida en París, referente del periodismo<br />

hispanoamericano por sus crónicas, sus grandes reportajes y sobre todo, sus<br />

originales entrevistas que tantas novelas; la autora que tantas novelas cuentos y<br />

artículos lleva publicando desde los años cincuenta ¡Se dedicaba ¡a la poesía!<br />

Ahí es nada... sobre todo con esa libertad infantil, esa falta de reverencia ¿Dónde<br />

habéis encontrado a una escritora famosa, reconocida, cubierta de premios<br />

recordando su infancia y hablando de su nada sagrado trasero? Elena es así,<br />

capaz de hablar de los problemas de su país, denunciar valientemente la<br />

injusticia, la violencia, capaz de participar en política, de seguir escribiendo con<br />

todas sus ganas y... volver a la infancia para recordar a su madre Paulette, a su<br />

hermana siempre ocurrente, a la niña que no ha dejado de ser y que consigue<br />

tomárselo todo en serio salvo a sí misma... o quizás no, porque reconocer el<br />

poder subversivo, libre, lúdico y lleno de gracia del lenguaje infantil no lo hace<br />

cualquiera. Por eso este libro tiene mucho valor, unido a los dibujos surrealistas<br />

de la pintora Leonora Carrington, un valor que nos devuelve a nuestra propia,<br />

cercana -en vuestro caso- niñez, en la que el lenguaje era un juego como una<br />

ronda, un corro en el que girar, libres, sin obligaciones, con el único trabajo de<br />

amar a los que nos rodean y descubrir el mundo a través de ellos, el mundo con<br />

toda su gracia... su violencia y sus secretos. La niña mala se ríe de todos<br />

nosotros y se va a jugar, otra vez, con las palabras...<br />

Charo Alonso.<br />

ELENA PONIATOWSKA<br />

Página 2


EL DIAMANTE<br />

Elena Poniatowska<br />

Cada vez que te enojas,<br />

me gritas<br />

que me meta un plátano<br />

por el culo.<br />

Al cabo de los años<br />

has hecho que me quepa<br />

toda una batería de cocina.<br />

Extraño tus finezas,<br />

el tema recurrente,<br />

tus tarjetas postales,<br />

aquella de Acapulco<br />

que firmaste tan linda:<br />

"Tu mero fregado culo".<br />

¿Recuerdas que una vez,<br />

me contaste que a Sara<br />

le dieron un diamante<br />

de siete culates?<br />

Virgen de Guadalupa,<br />

devuélveme a mi hermana,<br />

quiero verla en tu atrio,<br />

danzar con tus concheros.<br />

Es mi interlocutora,<br />

mi música por dentro.<br />

Nadie en este mundo<br />

me ha dicho lo que ella.<br />

En los años que faltan,<br />

dudo que alguien ose<br />

mencionar ni en voz baja<br />

mi venerable culo.<br />

Fotos de Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Página 3


Fotos de Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Caes en un suave vacío, entre tenues sábanas.<br />

La oscuridad lo atrapa todo excepto algunos colores pasteles carentes de vida.<br />

Relajado, el corazón bombea, y la roja sangre recorre muy lentamente las venas,<br />

el pecho; es algo cálido.<br />

El cuerpo descansa, pálido.<br />

Descansa sobre delicadas flores.<br />

El blanco de los ojos se deja ver entre la línea de los párpados.<br />

Ahora duerme.<br />

Duerme en el peor sueño.<br />

Despertarás destrozado por el ansia, de nuevo en un mundo insensible y<br />

horroroso.<br />

Saborea la dulzura de una pesadilla.<br />

Es precioso sumergirse.<br />

Olmo Gómez<br />

Fotos de Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Página 4


LO QUE OCURRIÓ EL DÍA DE LO DE WHITECHAPEL<br />

Aquel hombre tenía prisa por llegar a su<br />

casa; el barrio de “Whitechapel” no era seguro, y<br />

al oscurecer era mucho peor; se adueñaban de<br />

las calles bandas, rateros y delincuentes de todo<br />

genero. Durante ese otoño se habían sucedido<br />

varios asesinatos en la zona.<br />

El médico siguió caminando con paso<br />

presuroso. Observó al fondo de la calle, en la<br />

penumbra, que dos porteros conversaban a la<br />

entrada de un fumadero de opio. Al pasar frente<br />

a ellos, lo miraron fríamente, como a quien de<br />

ninguna forma podría nunca representar una<br />

amenaza. Más allá sólo se veía la habitual<br />

niebla densísima de Londres.<br />

De entre la espesa nube blanca surgió<br />

pausadamente una silueta. Él continuó<br />

avanzando, intranquilo, sabiendo que en<br />

cualquier esquina podían esperarle una<br />

puñalada o un atraco. La silueta se hacia cada<br />

vez más grande a medida que se le acercaba.<br />

Cuando pudo verlo, se dio cuenta de que se<br />

trataba de un mendigo envuelto en harapos. El<br />

médico intentó apartarse de su paso, bajándose<br />

de la acera; pero el mendigo se detuvo justo<br />

frente a él, y se le quedó mirando con fijeza.<br />

Con ademán pausado, le puso enfrente un plato<br />

que tendría unas 8 monedas, y el médico intentó<br />

apartar la cara.<br />

Se estaba levantando un viento helado<br />

que, combinado con la oscuridad, la niebla y el<br />

mal barrio, hicieron que el hombre apretara el<br />

paso sin hacer caso al mendigo.<br />

Dos manzanas al norte, se encontró con<br />

un chico con periódicos bajo el brazo, hablando<br />

con varios hombres. El médico se acercó al<br />

grupo y pudo escuchar lo que decía el joven<br />

voceador. Hablaba sobre el nuevo asesinato de<br />

“Jack el destripador”.<br />

Escuchar ese nombre hizo al joven<br />

galeno apartarse casi de un salto y continuar su<br />

camino con todavía más nerviosismo y prisa.<br />

Después de todo, también tenía que completar<br />

el trayecto que había iniciado en “Berner Street”.<br />

Hacía cada vez más frío. Era apenas 30<br />

de septiembre, pero ya la oscuridad invernal y<br />

los vientos helados del Mar del Norte se habían<br />

apoderado de la ciudad.<br />

Cuando el médico finalmente llegó a su<br />

casa, una construcción relativamente nueva<br />

pero envilecida por la oscuridad del callejón<br />

antiguo en el que se encontraba, y se dispuso a<br />

abrir la puerta, sorpresivamente saltó frente a él<br />

el vagabundo del plato, que le apoyó con<br />

precisión felina un enorme cuchillo justo en el<br />

pecho.<br />

- “Soy Jack... El destripador. Dame<br />

el dinero y puede que no te mate.<br />

El médico, temblando y pálido como un<br />

cadáver, sacó algo de su capa y lo puso frente a<br />

la cara de su atacante. La mirada del<br />

vagabundo cambió instantáneamente, y de la<br />

misma forma en que había aparecido,<br />

desapareció.<br />

El todavía tembloroso galeno entró a su<br />

casa con movimientos lentos, como de<br />

cansancio.<br />

¿Qué había ocurrido? ¿Un hombre<br />

desarmado en mitad de la noche oscurísima de<br />

Londres había hecho huir despavorido a Jack el<br />

destripador? La respuesta es simple. Aquel<br />

médico sabía bien que su atacante no era Jack<br />

el destripador, ya él que conocía perfectamente<br />

al asesino más desalmado de la historia de<br />

Inglaterra. Y es que era él mismo; él era Jack el<br />

destripador.<br />

Se acercó titubeante a la sombría repisa<br />

de la chimenea, y posó en ella el cuchillo<br />

ensangrentado con el que acababa de matar a<br />

una dulce joven en la calle “Berner”, el mismo<br />

cuchillo con el que acababa de ahuyentar al<br />

farsante que pretendía asaltarlo en la entrada de<br />

su casa.<br />

Carlos Sánchez Hernández<br />

Alumno del IES “Aravalle”<br />

Página 5


EL ASESINO DE 1875<br />

9 DE ENERO:<br />

Alfonso XII desembarca en Barcelona y es atacado.<br />

Encontraron en él una marca, como si fuese una luna.<br />

11 DE ENERO:<br />

Llega a Madrid un farsante y ocupa el trono.<br />

1 2 DE ENERO:<br />

El farsante resulta muerto a la mañana siguiente, y con la misma marca.<br />

1 9 DE MARZO:<br />

Los asesinos siguieron matando a todo tipo de personas. Los supervivientes<br />

contaron que cuando “él” los atacó, todo se inundó de una profunda y fría niebla.<br />

20 DE MARZO:<br />

Una noche oscura como el carbón, un grupo de chavales, en el que yo estaba<br />

incluido, andaba por las oscuras callejuelas, rumbo al bosque. Una vez allí, los animé:<br />

- Venga, no seáis caguetas, e internaos más.<br />

- Yo no quiero – dijo Andresito.<br />

- Eso es porque eres un gallina – respondí.<br />

- No soy un gallina – replicó.<br />

- Pues entra – repetí.<br />

No debimos hacerlo.<br />

La noche oscura se volvió clara, a causa de una densa y fría niebla que nos anegó<br />

bosque adentro.<br />

Primero dejamos de escuchar a Manolo; después, a Ignacio. Y así con todos, hasta<br />

que sólo me oí a mí mismo. Entonces pude verlo.<br />

Era una bestia de grandes garras, pelo largo y negro, con rayas grises. Tenía<br />

grandes colmillos. No tenía cola, y medía alrededor de tres metros.<br />

Oí cómo se reía. Era un gruñido siniestro. Entonces me tiré al suelo.<br />

La niebla ya se había desvanecido. Recuerdo que sus labios eran morados, y su<br />

cara, pálida. Busqué con la mirada a los amigos que quedaban. Todos estaban marcados<br />

con una especie de luna. Los miré más de cerca y salí corriendo de aquel bosque.<br />

Hoy en día sigo teniendo miedo de salir de noche a sitios oscuros y alejados.<br />

Daniel Hernández Hompanera.<br />

Alumno del IES "Aravalle"<br />

Página 6


EN NOCHES FRÍAS Y OSCURAS TAMBIÉN SUCEDEN COSAS<br />

BONITAS<br />

Hay quien dice que los paisajes oscuros, fríos, tenebrosos,<br />

son los escenarios perfectos para las películas de miedo. Por ello<br />

asocian el miedo a este tipo de panoramas. Llamadme romántico,<br />

raro o incomprendido, pero me encantan los días lluviosos, fríos y<br />

oscuros. La noche es uno de mis momentos preferidos.<br />

Lo siento, no me he presentado. Mi nombre es Tom, y vivo<br />

en un pueblo llamado El Barco de Ávila. Podría describir como soy,<br />

mis hobbies, gustos… Sin embargo, hoy quiero dedicar este espacio<br />

a hablar del frío y la oscuridad.<br />

Mi pueblo está situado en una zona de montaña, y por él<br />

pasa el río Tormes; lo que hace que tengamos inviernos largos y fríos,<br />

y veranos cortos y calurosos. El hecho de que las estaciones frías<br />

sean tan largas aquí, puede que influya en mi gusto por este tipo de<br />

paisajes, o simplemente puede ser algo personal.<br />

Muchos animales tienen vida nocturna, y por ello, sus ojos<br />

están adaptados para ver mejor en la noche. Nosotros, los humanos,<br />

experimentamos cierta torpeza en este ámbito. Sin embargo, y a<br />

pesar de que por la noche nuestro sentido de la vista tiene mayores<br />

limitaciones, si somos capaces de observar, pequeños detalles<br />

pueden ser maravillosos.<br />

Cuando el sol se pone y deja de hacer calor, la mayoría de<br />

la gente regresa a sus casas. Yo suelo salir de la mía a respirar aire<br />

fresco, sentado bajo la luz de la luna.<br />

En este momento comienzo a sentir una inmensa paz<br />

interior. Sólo escucho la naturaleza, el agua que corre, las hojas de los<br />

árboles que se mueven, los búhos, a veces silbidos de grillos o de<br />

culebras…<br />

Me relajo tanto, que mi mente se evade totalmente…<br />

Hoy la he visto; estaba guapísima; pero como siempre he<br />

hecho el pardillo. Es tan guapa y me gusta tanto, que siempre que se<br />

detiene para hablar conmigo, creo que hago el ridículo. Lo que no sé<br />

es por qué lo sigue haciendo. ¿Le gusta ver mi cara de bobo cuando<br />

me habla? Lo peor de todo es que, cuando pienso por la mañana en<br />

lo que me ha dicho, no me acuerdo de nada. Decidido: soy tonto de<br />

remate. ¿Cómo voy a planear qué decirla mañana si ni siquiera me<br />

acuerdo de lo que me ha dicho ella hoy?<br />

Debería invitarla a tomar algo o a dar un paseo. No, no es<br />

buena idea; no sabría ni a dónde mirar.<br />

­ ¡¡TOM!!! ¡¡TOM!!<br />

¿Quién viene por aquí a estas horas? A lo lejos veo una<br />

bonita figura que se dirige a mí. No puede ser; estoy delirando. Es<br />

ella.<br />

­ ¡Hola! Siento llegar tarde. Tuve un imprevisto en casa.<br />

­ ¿Tarde? ¡Ah, tranquila mujer! En realidad, creo que yo<br />

llegué pronto.<br />

Pero ¿en qué momento he quedado con ella aquí? ¿A una<br />

hora? No entiendo nada.<br />

­ Bueno te dije que quería hablar contigo; no sé muy bien<br />

por dónde empezar. Verás, yo…<br />

­ Tranquila; ¿pasa algo malo?<br />

­ No, no. Estos últimos días he intentado hablar contigo, y<br />

me he sentido un poco ignorada. Supongo que tú eres mayor que yo,<br />

y el problema es que ni te has fijado en mí; pero tengo que decírtelo<br />

para quedarme tranquila. Tom, me gustas.<br />

­ ¿Qué?... Quiero decir tú, a mí también. No te ignoro;<br />

simplemente me pongo tan nervioso, que no sé qué hacer.<br />

Me dio el beso más bonito que nunca nadie me había dado.<br />

Y así fue como, soñando en una oscura y fría noche de<br />

Noviembre, la protagonista de mi sueño se plantó frente a mí y me<br />

declaró su amor.<br />

Como podéis imaginar, si ya me gustaba el frío y la<br />

oscuridad, ahora cada vez que recuerdo aquella noche, una sonrisa<br />

invade mi rostro.<br />

¡En noches frías y oscuras también suceden cosas bonitas!<br />

<strong>FRÍO</strong><br />

Tatiana Villa<br />

Alumna del I.E.S. "Aravalle".<br />

Allí me encontraba yo, en ese zulo de<br />

aproximadamente 2 metros cuadrados, sin<br />

ventanas ni puertas; sin ningún tipo de luz que<br />

lo alumbrara; en plena oscuridad. No dejaba de<br />

preguntarme por qué yo, cómo salir, dónde<br />

estaba, si sobreviviría a aquellas condiciones, si<br />

me salvaría alguien, si sabían de mi perdida;...<br />

Pero lo que más ansiaba saber era quién me<br />

tenía prisionera. Yo era totalmente consciente<br />

de que el oxígeno del que disponía se<br />

terminaría en algún momento. Debía hallar la<br />

forma de salir sin ningún daño físico, puesto que<br />

los psicológicos eran irremediables. La única<br />

manera de controlar el tiempo que pasaba entre<br />

el día y la noche era por medio de las comidas y<br />

cenas que me arrojaban a través de una rendija<br />

situada en la parte superior derecha de aquel<br />

lugar. Las comidas eran muy simples, al igual<br />

que las cenas; sabía con precisión que como no<br />

consiguiese salir pronto, moriría de desnutrición<br />

o por esas condiciones infrahumanas, y en el<br />

mejor de los casos, por aquellas temperaturas.<br />

Nunca en mi vida tuve tanto frío; era<br />

indescriptible.<br />

Calculé un total de dos meses y siete<br />

días. Y cada uno de esos días ansié escapar;<br />

me daba igual cómo; lo necesitaba. Cada día<br />

sentí un vacío enorme, una soledad infinita, la<br />

ansiedad en estado puro,... De vez en cuando<br />

me aliviaba pensando que era yo muy fuerte y<br />

que, pasara lo que pasara, siempre tendría<br />

mucha seguridad en mí misma, aunque por<br />

momentos me descontrolara o me entrara un<br />

estrés animal.<br />

Durante un tiempo me inventé una<br />

manta imaginaria, con la que me cubría día tras<br />

día. A veces tenía la lucidez suficiente para<br />

saber que realmente no había forma de escapar<br />

de aquel agujero. Otras, me pasaba horas<br />

estudiándolo todo: las paredes de hormigón, la<br />

rendija de hierro, el pasar inalterable de los<br />

días,...<br />

Un día -o una noche, no estoy segura-,<br />

en pleno estado de descomposición moral,<br />

entraron cuatro hombres a mi hogar forzoso, y<br />

aunque estaba bastante aturdida, pude intuir<br />

que eran los buenos y que me sacarían de allí.<br />

Hoy sé que estuve en aquel agujero<br />

negro -así lo llamaba a veces- ocho meses. Me<br />

dijeron que lo superaría con la ayuda de los<br />

psicólogos. Lo cierto es que un año después,<br />

mis pesadillas eran una verdadera tortura.<br />

Hasta me puse a investigar sobre mis<br />

secuestradores por un tiempo. De hecho,<br />

dediqué el resto de mi vida a ello, pero tengo<br />

que decir que me he muerto sin saber quién o<br />

quiénes fueron los autores de aquel crimen, con<br />

el recuerdo siempre vivo de aquel zulo frío y<br />

oscuro.<br />

Página 7


FRIO Y OSCURO<br />

Por esas noches en las que parece que<br />

nunca volverá a amanecer, esos momentos de<br />

lluvia y de calles vacías, en las que cada paso dado<br />

es como su propio eco, y cada lágrima derramada<br />

es su sombra en el suelo, allí está ella, la misma<br />

chica, la chica de los sueños y de la luz.<br />

Pues sí; hablo de ella, de aquella<br />

protagonista de canciones y cuentos, redonda en el<br />

frío y oscuro cielo azul marino; la que se refleja en<br />

el mar; la que te guía hacia la salida en el<br />

interminable temido bosque; la que por ser redonda<br />

pasa a ser el signo de cada barco, el ancla de<br />

cristal.<br />

Esa es ella, rodeada de aquel gran manto<br />

azul marino que nunca se sabe dónde va a acabar,<br />

con pequeños granitos blancos y brillantes, con sus<br />

nubes, con sus golondrinas escondidas en sus<br />

nidos, y sus murciélagos revoloteando, buscando a<br />

sus presas en medio de la noche.<br />

Es el momento en el que te abraza la<br />

penumbra, en el que tu pensamiento es oscuro,<br />

vacío, sin nada y sin nadie.<br />

Pasan las horas, y allí aparece el color<br />

anaranjado de la estrella redonda, de la esfera que<br />

nace entre las montañas, detrás del mar. Con sus<br />

plantas y sus minúsculas gotas de rocío, aparecen<br />

el color y la alegría.<br />

Javier Aparicio<br />

Profesor del I.E.S. "Aravale"<br />

Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

SUPERVIVENCIA<br />

Santiago José González Carrera<br />

Exalumno del I.E.S. "Aravalle".<br />

La peripatética figura de Richard aparecía y<br />

desaparecía entre los escombros nevados, medio<br />

oculto bajo el peso de la nieve acumulada por la<br />

ventisca en su sombrero de copa y en las pieles que<br />

lo cubrían. De repente, Richard sintió algo y giró su<br />

cabeza hacia atrás; dos ojos amarillos,<br />

fosforescentes, se reflejaron en sus gafas protectoras.<br />

Dio un paso atrás, empuñando su fusil. Al lado de los<br />

ojos que le acechaban encima de las ruinas<br />

aparecieron otros dos más, y otros dos, y otros dos,...<br />

Hasta que los ansiosos colmillos del primer lobo se<br />

precipitaron sobre él. Una detonación rompió en mil<br />

pedazos el silencio níveo, como si de una delicada<br />

figurita de cristal se tratara, y el cuerpo negro del<br />

animal rodó por el blanco, manchándolo de sangre.<br />

Con un unísono aullido, los otros tres lobos cayeron<br />

sobre Richard; pero él se dio prisa: sus dos pistolas<br />

de chispa consiguieron hacer diana en las bestias,<br />

una de los cuales cayó fulminada, mientras la otra<br />

azotaba contra el suelo herida de gravedad. Sin<br />

embargo, la tercera sí consiguió morder con furia el<br />

brazo izquierdo de aquel hombre, protegido por un<br />

recio brazalete de cuero y metal. La hoja del sable<br />

silbó, y en un instante el cuerpo sin vida del cuarto<br />

lobo quedó tumbado sobre su propio charco rojo.<br />

Richard continuó su camino, y pronto llegó al<br />

puente que atravesaba un Támesis helado. En ese<br />

punto ya se podía distinguir, a través de la niebla, la<br />

silueta del Big Ben, que durante años informó de la<br />

hora a los habitantes de Londres. Pero ahora estaba<br />

mudo, y sus manecillas parecían caer inertes,<br />

señalando eternamente las seis y media.<br />

Página 8


FRIO Y <strong>OSCURIDAD</strong><br />

Sima de frío y oscuridad,<br />

despeñamiento hacía el no ser, hacía<br />

el no estar. Dejar la vida cuando vives<br />

la más hermosa y contradictoria de<br />

las edades. El frío se había instalado<br />

en su ser cuando ya se sabía presa de<br />

las iras irracionales de los hombres,<br />

de hombres fanáticos, de hombres de<br />

miradas torvas, llenas de oscuridad.<br />

Hombres de manos ensangrentadas y<br />

mente tortuosa. La niña, la niña del<br />

valle del Swat, de catorce años,<br />

Malala Yousfzai, escribe en esas hojas<br />

blancas e inocentes de su diario el<br />

miedo que siente por ir a la escuela,<br />

por querer saber, por querer ser libre:<br />

“he oído decir a un hombre que me va<br />

a matar. El hombre talibán siente<br />

también miedo; un miedo viscoso que<br />

le circunda como una segunda piel.<br />

Las mujeres no deben saber, son<br />

seres inferiores, son peligrosas<br />

cuando tienen un libro entre las<br />

manos que les aleja del frío y de la<br />

oscuridad. Ahí en la oscuridad es<br />

donde deben seguir por los siglos de<br />

los siglos… El hombre talibán siente<br />

terror ante la libertad. La libertad<br />

encadenada, reprimida, presa, rota.<br />

Pero Malala quiere saber, quiere<br />

romper cadenas; desea sentir calor y<br />

volar hacia la luz; hacia esa luz que<br />

intuye más allá de los estrechos y<br />

fríos confines donde se siente<br />

amordazada. Y esa ansia de luz le<br />

cuesta un terrible precio. Una bala<br />

asesina en su cabeza adolescente.<br />

Sumida se halla, Malala, en un sueño<br />

terrible, del que nadie sabe si<br />

despertará…<br />

Joven valiente, Malala, que aun<br />

a costa de su propia vida se enfrenta<br />

con tan solo una carpeta en las manos<br />

y un vestido rosa, a la más absoluta<br />

oscuridad de mente de esos hombres<br />

terribles, señores de la muerte en el<br />

maltratado Pakistán. Nadie sabe si<br />

Malala vivirá. La vida se suele abrir<br />

camino, suele escapar de las frías<br />

regiones donde reina la oscuridad<br />

perpetua, para avanzar pasito a pasito<br />

a mundos habitables, humanos,<br />

hermosos; mundos donde la belleza<br />

existe, donde el amor se alza, donde<br />

la libertad es posible para cada ser<br />

humano. Malala, la del vestido rosa,<br />

abre caminos y nos enseña una<br />

lección a costa de su vida: la utopía<br />

es necesaria, es posible, es ineludible.<br />

Ante el frío y la oscuridad, el calor y la<br />

luz se alzan victoriosos.<br />

Rosario­Teresa Blázquez Gómez.<br />

Maestra del C.E.I.P. "Juan Arrabal".<br />

PAULETTE<br />

Elena Poniatowska<br />

Hoy es uno de los días<br />

más plenos de tus labios.<br />

Eres tan clara<br />

que la luz a tu lado<br />

se oscurece.<br />

La pureza<br />

adelanta su pie sobre la nieve.<br />

Fotos de Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Página 9


LOS HABITANTES DE LAS SOMBRAS<br />

Amado diario, mi fiel compañero de viaje:<br />

Hoy por fin he entrado en el reino de las sombras.<br />

Mi primera impresión fue de sobresalto, ya que he podido<br />

comprobar que, efectivamente, la oscuridad reina en este<br />

frío lugar.<br />

Como ya te he contado otras veces, yo sentía<br />

cierta hostilidad con relación a este tema; no me gustaban<br />

nada las breves incursiones de mi fantasía en este<br />

territorio. A pesar de ello, como también sabes, mi mente<br />

siempre permaneció en pleno contacto con el entorno<br />

vacío. La soledad se colaba en mi interior una y otra vez,<br />

como el viento por la rendija de una puerta, sin que yo<br />

pudiera evitarlo. Mis temores comenzaron a brotar de lo<br />

más profundo de mi ser desde mi más tierna infancia, y mi<br />

cabeza se deleitaba transformándolos en imágenes.<br />

El caso es que hoy ha sido el día. Ya estoy dentro.<br />

Después de avanzar unos cuantos metros,<br />

empezó a soplar un viento leve, que movía las ramas de<br />

árboles muertos que estaban por todas partes en la<br />

entrada, produciendo un sonido como de gritos; gritos<br />

ahogados como de mil espectros hululantes vagando por<br />

aquí y por allá. Esos ruidos daban a aquella estampa<br />

inicial un aire más macabro y lúgubre.<br />

Enseguida, comencé a tener la sensación de que<br />

algo me seguía. Un ser que todavía no soy capaz de<br />

describir se movía entre los árboles yacentes, ocultándose<br />

en las sombras. De un salto, se colocó justo detrás de un<br />

árbol que tenía enfrente, y ahí se detuvo. El engendro se<br />

mantuvo quieto y acechante; evidentemente, esperando a<br />

que yo hiciera algún movimiento. Yo intuí rápidamente que<br />

lo que quería aquel bicho más que feo era alimentarse de<br />

mi vitalidad y condenar mi alma para toda la eternidad; no<br />

sé, siempre he sido muy intuitiva, ya lo sabes.<br />

La verdad es que a lo largo de mi vida he<br />

escuchado mil historias sobre los habitantes de las<br />

sombras y esas cosas terroríficas; pero nunca les hice<br />

mucho caso. Aunque yo deseaba que realmente fueran<br />

así las cosas, no sé, no me parecían verosímiles. Pero ahí<br />

parada, con aquel engendro enfrente, tuve que revisarlo<br />

todo en mi memoria.<br />

En fin, el caso es que el espectro se movió, y fue<br />

para saltarme encima con todos sus dientes y sus garras,<br />

que tenía, y muchas. En un segundo, la vitalidad de mi<br />

cuerpo desapareció, y con ella, lo que quedaba de mis<br />

temores<br />

Ċon todo esto que te cuento, cumplo con<br />

informarte, querido diario, que ahora mi alma será<br />

gobernada por la oscuridad hasta el fin de los tiempos, y<br />

que me gustaría que formaras para de esta nueva etapa<br />

de mi vida.<br />

Fin de la nota.<br />

Raquel Santos.<br />

Alumna del I.E.S. "Aravalle".<br />

Bala que se pierde en el horizonte,<br />

el ser humano.<br />

Especie gloriosa que crece<br />

y hiere al mundo con su mano.<br />

Mundo que lo vio crecer,<br />

causar daño y dar placer.<br />

Mundo que lo vio reír,<br />

y ahora perece con dolor.<br />

El ser humano,<br />

sin enemigo natural,<br />

crece, crece, crece,<br />

hasta que el mundo llegue a su final,<br />

porque el mundo se muere,<br />

la civilización lo destruirá.<br />

El ser humano, ser omnipotente.<br />

No hay dios que nos guíe,<br />

no hay dios que nos lleve;<br />

somos nosotros los causantes de su fiebre.<br />

Diego Mateos.<br />

Alumno del I.E.S. “Aravalle”.<br />

Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Javier Aparicio<br />

Profesor del I.E.S. "Aravale"<br />

Página 10


Mi sangre hierve, mi<br />

aliento se espesa, mi puño se<br />

cierra y la voz reclama que<br />

todo se acabó, con la<br />

oscuridad se enfría la<br />

discusión y solo nos quedan<br />

miradas rotas y las promesas<br />

vacías.<br />

Resuenan las viejas<br />

campanadas en la muerte,<br />

trae consigo la guadaña de la<br />

verdad y la inquietante<br />

sombra de tu realidad, ¿Qué<br />

porque viene sonriendo?<br />

bueno, mírala, viene a segar<br />

tu alma como si fueras un<br />

pequeño grano de humo en<br />

su inmensa niebla…No<br />

podrás encontrar escondite,<br />

nadie puede huir de su figura<br />

quebrada, su fría mano te<br />

sostiene por el cuello y te<br />

arrastra a otro universo.<br />

Creiste poder ser más que<br />

los demás… ¡que ingenuidad!<br />

Ahora compruebas que la<br />

muerte arrasa allí donde<br />

va…Piensa en las veces que<br />

rompiste a suplicar, los<br />

silencios que podrías guardar<br />

si te resignaras, así, sin<br />

más…<br />

Fotos de Olmo Gómez<br />

Exalumno del IES "Aravalle"<br />

Cenizas…polvo…frío…oscuridad.<br />

Colores que vacían el<br />

rencor del ser humano en<br />

inmensas gamas de<br />

pequeños matices, y el más<br />

grande de ellos borra los<br />

resquicios de la oscura noche<br />

en la que el frio paraliza el<br />

universo, y solo se escucha<br />

la inmensidad del grito de<br />

una sociedad rota y corrupta<br />

por el cáncer se la estupidez.<br />

Mónica Martín Mena.<br />

Exalumna del IES "Aravalle".<br />

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DE CÓMO EN EL ESTUDIO ARAVALLENSI SE VIVIERON<br />

LOS FAMOSOS RECORTES DEL MENESTERIO<br />

Charo Alonso.<br />

Exprofesora del I.E.S. "Aravalle".<br />

Cofrades e cofradesas de la mi congregaxión,<br />

Vos fecho mucho de menos con todo coraxón,<br />

Pos mandáronme muy lexos de vuestra afetación.<br />

Mais con vosotros me siento en aquesta situación.<br />

Quisiera el Ministerio, que no nuestra Gloriosa,<br />

Fazer ahorro tremendo, por Dios, que mala cosa.<br />

Que no pagar salarios es liarla así, dolosa,<br />

Quitándose interinos de forma muy sañosa.<br />

Que las cuentas sí que salen así a su Reverencia,<br />

Mas no las clases tales para impartir la útil sapiencia,<br />

Que si falta un interino echao a mala conciencia,<br />

¿Quién demonios se pone pa impartir la real docênçia?<br />

Quiso arreglarlo todo el Equipo Directivo,<br />

Con ganas e con tratos asín, luciferinos.<br />

“Aprenda el de los latines oficios muy divinos,<br />

Sepa de bisectrices e d´otros desatinos…”<br />

Mas no contaba nadie con que el de'l herbolario<br />

Supiere de dibuxos et teorema estrafalario.<br />

Negábanse los legos a perder su pecuniario,<br />

Y encima aprender cosas d´otros escapularios.<br />

Formose con mucho brío una buena comixión,<br />

Para aprender legaxos d´esotra tradiçión,<br />

Los de lengua sopieron fazer quimicaçión<br />

Ni fonemas ni sintagmas, sino formulaçión.<br />

Supo el Abat dos Números saberes muy dispersos,<br />

Filosofías sin cuento y Economías de inventos,<br />

Aprendió a de Francés a fazer até os ungüentos,<br />

Quitándole o trabaxo al de la gimnasia ao momento.<br />

Et com aquesta dispersión de saberes entre legos,<br />

preparóse a de Dios y má leite foi's' formando.<br />

Echóse a andar o docto curso con posible desapego,<br />

Et das cuitas emergentes seguiremos informando.<br />

EN ESTE NÚMERO DE ARCADIA BARCENSE<br />

COLABORAN:<br />

TEXTOS.<br />

Elena Poniatowska. Poetisa invitada (México).<br />

Charo Alonso. Escritora invitada. Exprofesora IES "Aravalle".<br />

Rosario T. Blázquez Gómez. Maestra C.E.I.P. "Juan Arrabal".<br />

Mónica Martín Mena. Exalumna I.E.S. "Aravalle".<br />

Santiago José González Carrera. Exalumno IES "Aravalle".<br />

Daniel Hernández Hompanera. IES "Aravalle".<br />

Lydia Martín García. IES "Aravalle".<br />

Tatiana Villa García. IES "Aravalle".<br />

Irene Jiménez Hernández. IES "Aravalle".<br />

Raquel Santos. IES "Aravalle".<br />

FOTOGRAFÍA E ILUSTRACIÓN<br />

Javier Aparicio. Profesor I.E.S. "Aravalle".<br />

Olmo Gómez. Exalumno I.E.S. "Aravalle".<br />

DISEÑO GRÁFICO:<br />

Carlos Ferreira. Orientador IES "Aravalle".<br />

Javier Aparicio<br />

Profesor del I.E.S. "Aravale"<br />

ANAGRAMA DE ARCADIA BARCENSE<br />

Carlos González Díaz. Exprofesor IES "Aravalle".<br />

Impresión: IDEM FOTOCOPIAS Salamanca.<br />

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