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Era casi como escribir con Wren, como cuando ella y Wren se sentaban frente a la computadora, tirando del teclado de un sitio al otro y leyendo en voz alta lo que la otra persona escribía. Cath siempre escribía la mayor parte del diálogo. Wren era mejor en la trama y el modo. A veces Cath escribía todas las conversaciones, y Wren escribía detrás de ella, decidiendo dónde se encontraban Baz y Simon y hacia dónde se dirigían. Una vez Cath había escrito lo que pensaba que era una escena de amor, y Wren la había convertido en una lucha con espadas. Incluso después de que habían dejado de escribir juntas, Cath aún seguiría a Wren en la casa, pidiendo ayuda, siempre que no podía lograr que Simon y Baz hicieran algo más que hablar. Nick no era Wren. Él era mandón y un exhibicionista. Y también, por supuesto, un chico. De cerca, sus ojos eran más azules, y sus cejas eran prácticamente sensibles. Se lamía los labios cuando escribía, tocando su lengua en los dientes delanteros. A su favor, él superó la cosa gay casi inmediatamente. Incluso cuando Cath le dio al ficticio Nick gay cejas negras y gruesas, y zapatos ingleses de cordones azul y violeta. El Nick real tenía problemas para esperar su turno, empezaría a tomar el cuaderno de las manos de Cath antes de que ella terminara de escribir y la pluma verde mancharía la página. —Espera —había dicho ella. —No, tengo una idea y estás a punto de arruinarlo. Ella se esforzó para hacer que sus párrafos se parecieran a los de Nick, pero su propio estilo seguía escapándosele. Había sido genial cuando se dio cuenta de que él la imitaba también. Después de unas horas, Cath bostezaba, y su historia estaba el doble de larga de lo que tenía que estar. —Va a tomar una eternidad pasar esto al ordenador —dijo. —No lo hagas, entonces. Sigamos de esta manera. Cath miró las páginas manchadas de verde y azul. —Es nuestra única copia. 58
—Entonces no dejes que tu perro se la coma. —Subió la cremallera de la sudadera con capucha gris y cogió su chaqueta de mezclilla—. Es más de medianoche. Tengo que irme. El carrito de libros al lado de su mesa aún seguía colmado de libros. —¿Qué pasa con esos? —preguntó Cath. viva. —La chica de la mañana puede hacerlo. Va a recordarle que está Cath arrancó cuidadosamente su historia del cuaderno de Nick y la guardó en su mochila, y luego lo siguió hasta la escalera de caracol. No vieron a nadie más en su camino hacia el primer piso. Ahora era diferente estar con él. Diferente incluso desde hace unas horas. Divertido. Cath no se sentía como si su verdadero yo estuviera enterrada bajo ocho capas de miedo y ansiedad diagnosticable. Nick caminó junto a ella en la escalera, y hablaron como si todavía estuvieran pasándose el cuaderno entre ellos. Al llegar afuera, se detuvieron en la acera. Cath sintió algo de su nerviosismo desaparecer. Torpemente abrochó los botones de su abrigo. —De acuerdo —dijo Nick, poniéndose la mochila—. ¿Nos vemos en clase? —Sí —dijo Cath—. Voy a tratar de no perder nuestra novela. —Nuestra primera novela —dijo, tomando el sendero que conducía fuera de la escuela—. Buenas noches. —Buenas noches. —Ella lo miró irse, todo el pelo oscuro y manchas azules en la luz de la luna.... Y luego Cath estaba en el patio. Cath y alrededor de un centenar de árboles que nunca notó durante el día. Las luces de la biblioteca se apagaron detrás de ella, su sombra desapareció. Cath suspiró y sacó su teléfono —tenía dos textos de Abel, los cuales ignoró— y marcó el número de su habitación, esperando que su compañera no estuviera dormida. —¿Hola? —respondió Reagan en el tercer tono. Había música en el fondo. —Es Cath. —Bueno, hola, Cath, ¿cómo estuvo tu cita? —No fue… Mira, tengo que caminar a casa. Voy a ser rápida. Ya estoy caminando. 59
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El carrito de libros al lado de su mesa aún seguía colmado de libros.<br />
—¿Qué pasa con esos? —preguntó Cath.<br />
viva.<br />
—La chica de la mañana puede hacerlo. Va a recordarle que está<br />
Cath arrancó cuidadosamente su historia del cuaderno de Nick y la<br />
guardó en su mochila, y luego lo siguió hasta la escalera de caracol. No<br />
vieron a nadie más en su camino hacia el primer piso.<br />
Ahora era diferente estar con él. Diferente incluso desde hace unas<br />
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enterrada bajo ocho capas de miedo y ansiedad diagnosticable. Nick<br />
caminó junto a ella en la escalera, y hablaron como si todavía estuvieran<br />
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Al llegar afuera, se detuvieron en la acera.<br />
Cath sintió algo de su nerviosismo desaparecer. Torpemente abrochó<br />
los botones de su abrigo.<br />
—De acuerdo —dijo Nick, poniéndose la mochila—. ¿Nos vemos en<br />
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—Sí —dijo Cath—. Voy a tratar de no perder nuestra novela.<br />
—Nuestra primera novela —dijo, tomando el sendero que conducía<br />
fuera de la escuela—. Buenas noches.<br />
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Y luego Cath estaba en el patio. Cath y alrededor de un centenar<br />
de árboles que nunca notó durante el día. Las luces de la biblioteca se<br />
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Cath suspiró y sacó su teléfono —tenía dos textos de Abel, los cuales<br />
ignoró— y marcó el número de su habitación, esperando que su<br />
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—¿Hola? —respondió Reagan en el tercer tono. Había música en el<br />
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