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03.07.2014 Views

calificación que consigo, mataría por una segunda oportunidad en la mayoría de mis clases. Y solo estás alejándote de este trabajo porque no te da la gana, porque tienes este plazo arbitrario, y es todo lo que puedes ver. —No quiero hablar de esto —dijo. —No quieres hablar en absoluto. —Tienes razón. No tengo tiempo ahora para discutir contigo. Era la peor cosa para decir. Levi la miró, golpeado. Cath buscó algo más que decir, pero todo a su alcance estaba equivocado. —Tal vez solo debería quedarme aquí esta noche. Sus ojos la recorrieron, con más frialdad de lo que hubiera creído posible. Había dos líneas profundas entre sus cejas. —Bien —dijo, poniéndose de pie—. Nos vemos en nueve días. Él estaba en la puerta antes de que pudiera balbucear: —¿Qué? Cath no estaba tratando de buscar una pelea de nueve días, ella sólo había querido escapar de esta noche, no tenía tiempo para sentirse culpable por la Redacción-Ficción. Incluso pensar en esa estúpida historia hizo sentir a Cath agarrada y abierta. Se acostó en la cama y comenzó a llorar. Su almohada no olía como Levi. No olía como a ninguno de ellos. Él no lo entendía. Cuando el último libro de Simon Snow saliera, todo habría terminado. Todo. Todos esos años de imaginación y reinvención. Gemma T. Leslie conseguiría la última palabra, y eso sería todo, todo lo que Cath había construido en los últimos dos años se convertiría en un universo alternativo. Oficialmente incompatible... La idea la hizo reír húmeda y patéticamente en su almohada. Como si vencer a GTL con un golpe no hiciera ninguna diferencia. Como si Cath en realidad pudiera hacer que Baz y Simon vivieran felices para siempre solo diciendo que era así. Lo siento, Gemma, aprecio lo que has hecho aquí, pero creo que podemos aceptar que se suponía que acabara así. No era una carrera. Gemma T. Leslie ni siquiera sabía que Cath existía. Gracias a Dios. Y aun así... cuando Cath cerró sus ojos, lo único que podía ver era a Baz y Simon. 380

Todo lo que podía oír era a ellos hablando en su cabeza. Eran suyos, como siempre lo había sido. Se amaban porque ella creía que lo hacían. La necesitaban para arreglarlo todo. La necesitaban para transportarlos. Baz y Simon en su cabeza. Levi en su estómago. Levi en alguna parte, se ha ido. En nueve días, se habría terminado. En doce días Cath no sería más una estudiante de primer año. Y en catorce... Dios, era una idiota. ¿Siempre vas a ser tan estúpida? ¿Toda tu miserable vida? Cath gritó hasta que se sintió inútil, entonces tropezó fuera de la cama para tomar un trago de agua. Cuando abrió la puerta, Levi estaba sentado en el pasillo, con las piernas dobladas en frente de él, inclinado en sus rodillas. Levantó la vista cuando ella salió. —Soy tan idiota —dijo. Cath cayó entre sus rodillas y lo abrazó. —No puedo creer que dije eso —dijo él—. Ni siquiera puedo llegar a las nueve horas sin verte. —No, tienes razón —dijo Cath—. He estado actuando loca. Todo esto es una locura. Ni siquiera es real. —Eso no es a lo que me refería, esto es real. Tienes que terminarlo. —Sí —dijo, besando su barbilla, tratando de recordar dónde lo había dejado—. Pero hoy no. Tenías razón. Hay tiempo. Ellos esperarán por mí. — Empujó sus manos dentro de su chaqueta. Él la sostuvo por los hombros. —Uno hace lo que tiene que hacer — dijo—. Sólo déjame estar allí. Por las próximas dos semanas, ¿de acuerdo? año. Asintió. Catorce días. Con Levi. Y luego las cortinas cerradas por este 381 —Tal vez pelear con él no es la respuesta —dijo Simon. —¿Qué? —Baz estaba apoyado contra un árbol, tratando de recuperar el aliento. Su cabello colgaba en mechones viscosos, y su rostro estaba manchado con barro y sangre. Simon probablemente se veía aún peor—. No estás renunciando ahora —dijo Baz, buscando el pecho de

Todo lo que podía oír era a ellos hablando en su cabeza. Eran suyos,<br />

como siempre lo había sido. Se amaban porque ella creía que lo hacían.<br />

La necesitaban para arreglarlo todo. La necesitaban para transportarlos.<br />

Baz y Simon en su cabeza. Levi en su estómago.<br />

Levi en alguna parte, se ha ido.<br />

En nueve días, se habría terminado. En doce días Cath no sería más<br />

una estudiante de primer año. Y en catorce...<br />

Dios, era una idiota.<br />

¿Siempre vas a ser tan estúpida? ¿Toda tu miserable vida?<br />

Cath gritó hasta que se sintió inútil, entonces tropezó fuera de la<br />

cama para tomar un trago de agua. Cuando abrió la puerta, Levi estaba<br />

sentado en el pasillo, con las piernas dobladas en frente de él, inclinado en<br />

sus rodillas. Levantó la vista cuando ella salió.<br />

—Soy tan idiota —dijo.<br />

Cath cayó entre sus rodillas y lo abrazó.<br />

—No puedo creer que dije eso —dijo él—. Ni siquiera puedo llegar a<br />

las nueve horas sin verte.<br />

—No, tienes razón —dijo Cath—. He estado actuando loca. Todo<br />

esto es una locura. Ni siquiera es real.<br />

—Eso no es a lo que me refería, esto es real. Tienes que terminarlo.<br />

—Sí —dijo, besando su barbilla, tratando de recordar dónde lo había<br />

dejado—. Pero hoy no. Tenías razón. Hay tiempo. Ellos esperarán por mí. —<br />

Empujó sus manos dentro de su chaqueta.<br />

Él la sostuvo por los hombros. —Uno hace lo que tiene que hacer —<br />

dijo—. Sólo déjame estar allí. Por las próximas dos semanas, ¿de acuerdo?<br />

año.<br />

Asintió. Catorce días. Con Levi. Y luego las cortinas cerradas por este<br />

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—Tal vez pelear con él no es la respuesta —dijo Simon.<br />

—¿Qué? —Baz estaba apoyado contra un árbol, tratando de<br />

recuperar el aliento. Su cabello colgaba en mechones viscosos, y su rostro<br />

estaba manchado con barro y sangre. Simon probablemente se veía aún<br />

peor—. No estás renunciando ahora —dijo Baz, buscando el pecho de

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