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Habían demasiados que requerían una respuesta individual, así que decidió hacerlo generalmente. Oigan, todos ustedes, gracias. ¡Demasiado ocupada escribiendo para responder! Entonces abrió su capítulo más reciente… Lo había dejado en Baz arrodillado en la lápida de su madre. Trataba de explicarle a ella por qué actuaba contra su padre, por qué le daba la espalda a la casa de Pitch para luchar al lado de Simon. —No es solo por él —dijo Baz, pasando sus dedos por sobre el nombre de su madre—. Es por Watford. Es por el Mundo de los Magos. Después de un rato, Wren salió del clóset y trepó a la cama de Cath. Ella, alejándose, siguió escribiendo. Después de otro momento, Wren se metió bajo las sábanas de la cama y cayó dormida. Y después de eso, un momento más tarde, su padre se asomó en la cima de las escaleras. Miro a Cath y moduló Buenas noches. Cath asintió. Escribió mil palabras. Escribió otras quinientas más. El dormitorio permanecía oscuro, y Cath no sabía con seguridad cuánto tiempo Wren había estado despierta o cuánto tiempo había estado leyendo por sobre el codo de Cath. —¿El Mago en verdad va a traicionar a Simon, o es una pista falsa? —murmuraba Wren, aunque no hubiera nadie a quien despertar. —Creo que realmente lo hará —respondió Cath. —Ese capítulo donde Simon tuvo que quemar los huevos de dragón me hizo llorar por tres días. Cath dejó de escribir. —¿Leíste eso? —Por supuesto que lo hice. ¿Has visto tus visitas últimamente? Están en lo alto de la cima. Nadie se afianza de Carry On ahora. —Pensé que tú sí —dijo Cath—. Hace ya algún tiempo. —Bueno, te equivocaste. —Situó su cabeza en su mano—. Añade eso a la enorme pila sobre cosas importantes de las que has estado equivocada. —Creo que el Mago matará a Baz. —Cath no le había dicho eso a nadie más todavía, ni siquiera a su beta. Wren se incorporó, su cara aterrada. —Cath —susurró—, no… —¿Alejandro rompió contigo? 328

Wren sacudió la cabeza. —No… solo está molesto. Cath. No puedes matar a Baz. Cath no pudo pensar en qué decir. Wren tomó la computadora y la situó en su propio regazo. — Jesucristo, considera esto como una intervención… Cuando Cath despertó a la mañana siguiente, domingo, lo hizo estando sola en el cuarto. Pudo oler café. Y comida. Bajó las escaleras y encontró a su padre sentado en la mesa con un cuaderno. Ella le tendió su computadora. —Oh. Bien —agradeció—. Wren dijo que teníamos que esperar por ti. —¿Para qué? —Por mi veredicto. Estoy a punto de ponerme todo Rey Salomón sobre sus traseros. —¿Quién es el Rey Salomón? —Fue tu madre quien quiso criarte sin una religión. —Ella también pensó que deberías educarnos sin una madre. —Buen punto, querida. ¿Wren? Ven ya. Tu hermana está despierta. Wren entró a la cocina, sosteniendo una olla y un salvamanteles. — Dormías —dijo, situando las cosas en la mesa—, así que hice el desayuno. —Oh, Cristo —su padre dijo—. ¿Eso es Gravioli? —No —dijo Wren—, es el nuevo Gravioli de queso. —Siéntate —ordenó él—. Vamos a hablar. —Usaba su ropa de correr de nuevo. Parecía tenso y nervioso. Wren se sentó. Actuaba muy bromista, pero también estaba nerviosa; Cath podía asegurarlo por el modo en que apretaba los puños. Quiso extender la mano y aflojarlos. —Muy bien —dijo su padre, empujando el Gravioli lejos, de manera que no estuviera justo entre ellos en la mesa—. Aquí están mis términos: Puedes volver al colegio. —Wren y Cath exhalaron—. Pero no vas a beber. Nada de nada. No con moderación, no con tu novio, no en fiestas… Nunca. Verás a un consejero cada semana, comenzando con esta, y comenzarás a ir a las juntas de Alcohólicos Anónimos. 329

Wren sacudió la cabeza. —No… solo está molesto. Cath. No puedes<br />

matar a Baz.<br />

Cath no pudo pensar en qué decir.<br />

Wren tomó la computadora y la situó en su propio regazo. —<br />

Jesucristo, considera esto como una intervención…<br />

Cuando Cath despertó a la mañana siguiente, domingo, lo hizo<br />

estando sola en el cuarto. Pudo oler café. Y comida.<br />

Bajó las escaleras y encontró a su padre sentado en la mesa con un<br />

cuaderno. Ella le tendió su computadora. —Oh. Bien —agradeció—. Wren<br />

dijo que teníamos que esperar por ti.<br />

—¿Para qué?<br />

—Por mi veredicto. Estoy a punto de ponerme todo Rey Salomón<br />

sobre sus traseros.<br />

—¿Quién es el Rey Salomón?<br />

—Fue tu madre quien quiso criarte sin una religión.<br />

—Ella también pensó que deberías educarnos sin una madre.<br />

—Buen punto, querida. ¿Wren? Ven ya. Tu hermana está despierta.<br />

Wren entró a la cocina, sosteniendo una olla y un salvamanteles. —<br />

Dormías —dijo, situando las cosas en la mesa—, así que hice el desayuno.<br />

—Oh, Cristo —su padre dijo—. ¿Eso es Gravioli?<br />

—No —dijo Wren—, es el nuevo Gravioli de queso.<br />

—Siéntate —ordenó él—. Vamos a hablar. —Usaba su ropa de correr<br />

de nuevo. Parecía tenso y nervioso.<br />

Wren se sentó. Actuaba muy bromista, pero también estaba<br />

nerviosa; Cath podía asegurarlo por el modo en que apretaba los puños.<br />

Quiso extender la mano y aflojarlos.<br />

—Muy bien —dijo su padre, empujando el Gravioli lejos, de manera<br />

que no estuviera justo entre ellos en la mesa—. Aquí están mis términos:<br />

Puedes volver al colegio. —Wren y Cath exhalaron—. Pero no vas a beber.<br />

Nada de nada. No con moderación, no con tu novio, no en fiestas…<br />

Nunca. Verás a un consejero cada semana, comenzando con esta, y<br />

comenzarás a ir a las juntas de Alcohólicos Anónimos.<br />

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