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—Es mitad de semestre. Reprobaré todas mis clases. —No te preocupabas de tus estudios o tus clases cuando te intoxicabas con tequila. Ella sacudió la cabeza. —¿Cómo sabías que bebía tequila y no otra cosa? —Cristo, Wren —suspiró amargadamente—. Olías como si fueras una licuadora de margarita. —Aún hueles un poco —susurró Cath. Wren colocó sus codos sobre la mesa y su cara entre sus manos. — Todos beben —repitió tenazmente. Su padre empujó la silla hacia atrás. —Si eso es todo lo que tienes que decir a tu favor, entonces todo lo que tengo para decir es… Volverás a casa. Se puso de pie y entró a su habitación, cerrando con fuerza la puerta. Wren dejó caer su cabeza y sus manos sobre la mesa. Cath acercó su silla. —¿Quieres una aspirina? Wrent guardó silencio por unos segundos. —¿Por qué no estás enojada conmigo? —¿Por qué debería estar enojada? —preguntó Cath. —Has estado enojada conmigo desde Noviembre. Desde Julio. —Bueno, estoy bien ahora. ¿Te duele la cabeza? —¿Ya no lo estás? —Wren giró su cabeza en dirección a Cath, su mejilla pegada en la mesa. —Me asustaste anoche —respondió Cath—. Y decidí que nunca más quería estar tan lejos de ti otra vez. ¿Y si morías? ¿Y no te había hablado por tres meses? —No iba a morir. —Wren rodó sus ojos de nuevo. —Papá tiene razón —dijo Cath—. Suenas como una imbécil. Wren bajó la mirada, restregando su cara en su muñeca. —No dejaré de beber. ¿Por qué no?, quiso preguntar Cath, pero en cambio dijo: —Solo detente un tiempo, entonces. Por el resto del año. Solo muéstrale a papá que puedes. —No puedo creer que tengas novio —susurró Wren—, y ni siquiera sabía de eso. —Sus hombros comenzaron a sacudirse. Lloraba de nuevo. 324

Cath nunca había visto a Wren llorar tanto. —Oye… —dijo—, está bien. —No iba a morir —repitió Wren. —Está bien. —Yo solo… te he extrañado mucho… —¿Aún sigues borracha? —preguntó Cath. —No lo creo. Cath se inclinó hacia adelante y acarició el cabello de Wren. —Todo está bien. Te he extrañado, también. No a toda esta cosa de emborracharse, pero sí a ti. —He sido una idiota contigo —susurró Wren en la mesa. —También fui una idiota. —Eso es verdad —dijo Wren—, pero… Dios, ¿me perdonarías? —No —respondió Cath. Wren levantó la mirada patéticamente. —No tengo que perdonarte —prosiguió Cath—. No es así contigo. Estás en mí. Siempre. No importa lo que pase. Wren levantó la cabeza y limpió sus ojos con sus pulgares. —¿De verdad? Cath asintió con la cabeza. —De verdad. 325 Su padre fue a correr. Wren comió un burrito y fue a la cama. Cath finalmente leyó todos sus mensajes de Levi. Dando la vuelta en este momento… estaré ahí a las tres. Cather… realmente me preocupo de ti. Parecía un buen momento para decirte eso. Una hora ahora. En la sala de espera, sin familia, no puedo volver, Jandro está aquí. Aquí… ¿de acuerdo? Por si me necesitas. De vuelta en Arnold. Hermoso día. ¿Sabías que Arnold tiene cañones y colinas de arena? La diversidad biológica te haría llorar, Cather Avery.

—Es mitad de semestre. Reprobaré todas mis clases.<br />

—No te preocupabas de tus estudios o tus clases cuando te<br />

intoxicabas con tequila.<br />

Ella sacudió la cabeza. —¿Cómo sabías que bebía tequila y no otra<br />

cosa?<br />

—Cristo, Wren —suspiró amargadamente—. Olías como si fueras una<br />

licuadora de margarita.<br />

—Aún hueles un poco —susurró Cath.<br />

Wren colocó sus codos sobre la mesa y su cara entre sus manos. —<br />

Todos beben —repitió tenazmente.<br />

Su padre empujó la silla hacia atrás. —Si eso es todo lo que tienes<br />

que decir a tu favor, entonces todo lo que tengo para decir es… Volverás<br />

a casa.<br />

Se puso de pie y entró a su habitación, cerrando con fuerza la<br />

puerta.<br />

Wren dejó caer su cabeza y sus manos sobre la mesa.<br />

Cath acercó su silla. —¿Quieres una aspirina?<br />

Wrent guardó silencio por unos segundos. —¿Por qué no estás<br />

enojada conmigo?<br />

—¿Por qué debería estar enojada? —preguntó Cath.<br />

—Has estado enojada conmigo desde Noviembre. Desde Julio.<br />

—Bueno, estoy bien ahora. ¿Te duele la cabeza?<br />

—¿Ya no lo estás? —Wren giró su cabeza en dirección a Cath, su<br />

mejilla pegada en la mesa.<br />

—Me asustaste anoche —respondió Cath—. Y decidí que nunca más<br />

quería estar tan lejos de ti otra vez. ¿Y si morías? ¿Y no te había hablado<br />

por tres meses?<br />

—No iba a morir. —Wren rodó sus ojos de nuevo.<br />

—Papá tiene razón —dijo Cath—. Suenas como una imbécil.<br />

Wren bajó la mirada, restregando su cara en su muñeca. —No<br />

dejaré de beber.<br />

¿Por qué no?, quiso preguntar Cath, pero en cambio dijo: —Solo<br />

detente un tiempo, entonces. Por el resto del año. Solo muéstrale a papá<br />

que puedes.<br />

—No puedo creer que tengas novio —susurró Wren—, y ni siquiera<br />

sabía de eso. —Sus hombros comenzaron a sacudirse. Lloraba de nuevo.<br />

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