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—Pensé que tú eras uno de ellos.<br />

—Pero estaba siempre flirteando contigo. —Empujó las manos de<br />

Cath hacia delante para más énfasis.<br />

—Tú flirteas con todo. —Ella podía decir que sus ojos estaban<br />

desorbitándose, sus ojos realmente se sentían fríos en los bordes—. Flirteas<br />

con personas mayores y bebés y todo el mundo que hay por el medio.<br />

—Oh, yo no… —Metió su barbilla en su cuello indignadamente.<br />

—Sí, lo haces —dijo, empujando sus manos atrás—. ¿Esa noche en la<br />

bolera? Flirteaste con todo ser humano en el edificio. Estoy sorprendida de<br />

que el chico de los zapatos no te diera su número.<br />

—Sólo estaba siendo amable.<br />

—Eres extra amable. Con todo el mundo. Te complicas la vida para<br />

hacer sentir a todo el mundo especial.<br />

—Bueno, ¿qué hay de malo en ello?<br />

—¿Cómo alguien se supone que sepa que es especial? ¿Cómo se<br />

supone que yo sepa que no sólo estabas siendo amable?<br />

—¿No puedes ver que soy diferente contigo?<br />

—Pensé que podía. Como por doce horas. Y luego… Por todo lo que<br />

sé, sí, vas por ahí besando a la gente. Sólo para ser amable. Porque tienes<br />

esta extraña cosa donde te regodeas de hacer sentir a la gente especial.<br />

Levi hizo una mueca, su barbilla casi plana contra su cuello. —He<br />

estado alrededor de tu cuarto, invitándote a fiestas, y sólo tratando de<br />

estar allí cada vez que necesitabas ayuda por cuatro meses. Y ni siquiera<br />

te has dado cuenta.<br />

—¡Pensé que estabas saliendo con mi compañera de cuarto! —dijo<br />

ella—. Y repito, eres amable con todo el mundo. Das amabilidad como si<br />

no te costara nada.<br />

Levi rió. —No me cuesta nada. No es como si sonreír a extraños<br />

agotara mi suministro total.<br />

—Bueno, a mí sí.<br />

—Yo no soy tú. Hacer a la gente feliz me hace sentir bien. En todo<br />

caso, me da más energía para la gente que me importa.<br />

Cath había estado tratando de mantener el contacto visual durante<br />

todo esto, como un ser humano maduro, pero estaba siendo demasiado,<br />

dejó que sus ojos se dirigieran a la nieve. —Si sonríes a todo el mundo —dijo<br />

ella—, ¿cómo se supone que me tengo que sentir cuando me sonríes a mí?<br />

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