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En lugar de sentarse en su lugar de siempre en su escritorio, estaba<br />

cerca de las ventanas. Nevando afuera, ya había nevado mucho este<br />

año, y no era sino principios de diciembre, y la profesora parecía una figura<br />

dramática contra el cristal de hielo.<br />

—Me gustaría creer que terminaron con los cuentos —dijo, volviendo<br />

sus ojos azules a ella—. Que solo están ajustando y retocando ahora,<br />

tirando hasta del último hilo suelto… —Caminó hacia su escritorio y le sonrió<br />

a algunos de ellos, uno por uno. Cath sintió un escalofrío cuando sus ojos se<br />

encontraron—… pero soy escritora, también —dijo la profesora—. Sé lo que<br />

se siente estar distraído. Buscar distracciones. El hacer cada pequeña cosa<br />

en lugar de enfrentar una página en blanco. —Sonrió a uno de los<br />

muchachos—. Una pantalla en blanco...<br />

»Así que si no han terminado, o si no han comenzado, lo entiendo, lo<br />

hago. Pero les imploro... empezar ahora. Enciérrense lejos del mundo.<br />

Apaguen el Internet, con barricada de la puerta. Escribir como si vuestra<br />

vida dependiera de ello. Escribir como si vuestro futuro dependiera de ello.<br />

Porque les puedo prometer una cosa... —Dejó que sus ojos se posaran en<br />

otro de sus favoritos y sonrió—. Si están pensando en tomar mi curso<br />

avanzado el próximo semestre, no podrán, a menos que tengan una B en<br />

esta clase. Y este cuento es la mitad de la nota final.<br />

»Esta clase es para escritores —dijo—. Para las personas que están<br />

dispuestas a dejar de lado sus temores y perderse las distracciones. Los<br />

quiero, lo hago, pero si van a perder el tiempo, no voy a perder el mío. —<br />

Se detuvo ante el escritorio de Nick y le sonrió—. ¿De acuerdo? —le dijo<br />

sólo a él.<br />

Nick asintió con la cabeza. Cath miró a su escritorio.<br />

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ellas.<br />

No había lavado las sábanas, pero no había ningún resto de Levi en<br />

Cath empujó su cara en la almohada con tanta indiferencia como<br />

pudo, a pesar de que no había nadie más en la habitación para juzgarlo.<br />

Su almohada olía como una funda de almohada sucia. Y un poco<br />

como a comida mejicana.

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