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—Está bien —dijo Levi—, lo entiendo. —Cerró los ojos y apoyó la espalda contra la pared, sosteniendo la almohada de Cath—. Muy bien. Estoy listo. Cath giró hacia el ordenador y se aclaró la garganta (sintiéndose estúpida por aclararse la garganta). Volvió a mirar a Levi una vez más. No podía creer que estaba haciendo esto... ¿Estaba realmente haciendo esto? —Si mantienes el ritmo de esa manera —dijo Baz—, voy a maldecir tus pies en el piso. Simon lo ignoró. Él estaba pensando en las pistas que había encontrado hasta el momento, tratando de ver un patrón... la piedra con forma de conejo en la torre de ritual, la liebre manchada en el cristal de la catedral, el símbolo sobre el puente levadizo... —¡Snow! —gritó Baz. Un libro de hechizos pasó junto a la nariz de Simon. —¿Qué estás pensando? —preguntó Simon, genuinamente sorprendido. Libros voladores y maldiciones eran presa fácil en los pasillos y en las aulas y, además, en todas partes. Pero si Baz intentaba hacerse daño dentro de su habitación—. En el compañero —dijo Simon—. Vas a ser expulsado. —Es porque me perdí. Conozco las reglas —murmuró Baz, frotándose los ojos—. ¿Sabías, Snow, que si tu compañero de habitación muere durante el año escolar, te dan las mejores calificaciones, sólo por compasión? —Eso es un mito —dijo Simon. —Por suerte yo ya tengo las mejores calificaciones. Simon dejó de caminar para mirar realmente a su compañero de habitación. Normalmente le gustaba fingir que Baz no estaba aquí. Normalmente, Baz no estaba aquí. A menos que estuviera espiando o tramando algo, Baz odiaba estar en su habitación. Él decía que olía como buenas intenciones. Pero Baz apenas había salido de la habitación en las últimas dos semanas. Simon no lo había visto en la cafetería o en fútbol, parecía dibujar y estar distraído en las clases, y sus remeras de la escuela, usualmente apretadas y de un blanco brillante, se veía tan asquerosamente como la de Simon. —¡Porque él es un vampiro, Simon! —intervino Levi. —En esta historia —dijo Cath—, Simon no lo sabe aún. 128

—¡Es un vampiro! —le gritó Levi al ordenador— ¡Y te está buscando! Se queda despierto toda la noche, viéndote dormir, tratando de decidir si va a comerte entero o de una porción a la vez. —Simon no te puede oír —dijo Cath. Levi se recostó, abrazando la almohada otra vez. —Son un poco gay, ¿verdad? Observándose mientras duermen... e ignorando a Penelope. —Están obsesionados el uno con el otro —dijo Cath, como si se tratara de algo absoluto en la vida—. Simon pasa todo el quinto libro siguiendo a Baz alrededor y describiendo sus ojos. Es como una entrada de diccionario de sinónimos para "gris". —No lo sé —dijo Levi— Es difícil que entre a mi cabeza. Es como escuchar que Harry Potter es gay. O la Enciclopedia Brown 13 . Eso hizo a Cath reír a carcajadas. —¿Gran fan de la Enciclopedia Brown? —Cállate. Mi padre solía leérmela —cerró los ojos de nuevo—. Está bien. Adelante. —¿Es... algo malo? —preguntó Simon, entonces no pudo creer lo que había preguntado. No es como que realmente le importara. Si Baz decía que sí, Simon probablemente diría ¡Bien! Sin embargo, parecía cruel no preguntar. Baz pudo haber sido el hombre más despreciable que Simon haya conocido... pero seguía siendo un ser humano. —No soy el que camina por la habitación como un loco hiperactivo —murmuró Baz, con los codos sobre el escritorio, y la cabeza apoyada en las manos. —Pareces... abatido o algo así. —Sí, estoy abatido. Estoy abatido, Snow. —Baz levantó la cabeza y giró su silla hacia Simon. Realmente se veía terrible. Tenía los ojos hundidos e inyectados en sangre—. He pasado los últimos seis años viviendo con el egocéntrico imbécil más insufrible que lleva una varita. Y ahora, en lugar de celebrar la Nochebuena con mi querida familia, bebiendo sidra caliente y comiendo tostadas de queso, en vez de estar calentando mis manos en mi hogar ancestral... estoy jugando un adicional torturado en el sangriento show de Simon Snow. Simon lo miró fijamente. —¿Es Nochebuena? —Sí... —gimió bajo Baz. 129 13 Es una serie de libros con las aventuras del detective joven Leroy Brown, apodado "Enciclopedia" por su inteligencia y amplitud de conocimientos.

—Está bien —dijo Levi—, lo entiendo. —Cerró los ojos y apoyó la<br />

espalda contra la pared, sosteniendo la almohada de Cath—. Muy bien.<br />

Estoy listo.<br />

Cath giró hacia el ordenador y se aclaró la garganta (sintiéndose<br />

estúpida por aclararse la garganta). Volvió a mirar a Levi una vez más. No<br />

podía creer que estaba haciendo esto...<br />

¿Estaba realmente haciendo esto?<br />

—Si mantienes el ritmo de esa manera —dijo Baz—, voy a maldecir<br />

tus pies en el piso.<br />

Simon lo ignoró. Él estaba pensando en las pistas que había<br />

encontrado hasta el momento, tratando de ver un patrón... la piedra con<br />

forma de conejo en la torre de ritual, la liebre manchada en el cristal de la<br />

catedral, el símbolo sobre el puente levadizo...<br />

—¡Snow! —gritó Baz.<br />

Un libro de hechizos pasó junto a la nariz de Simon.<br />

—¿Qué estás pensando? —preguntó Simon, genuinamente<br />

sorprendido. Libros voladores y maldiciones eran presa fácil en los pasillos y<br />

en las aulas y, además, en todas partes. Pero si Baz intentaba hacerse<br />

daño dentro de su habitación—. En el compañero —dijo Simon—. Vas a ser<br />

expulsado.<br />

—Es porque me perdí. Conozco las reglas —murmuró Baz, frotándose<br />

los ojos—. ¿Sabías, Snow, que si tu compañero de habitación muere<br />

durante el año escolar, te dan las mejores calificaciones, sólo por<br />

compasión?<br />

—Eso es un mito —dijo Simon.<br />

—Por suerte yo ya tengo las mejores calificaciones.<br />

Simon dejó de caminar para mirar realmente a su compañero de<br />

habitación. Normalmente le gustaba fingir que Baz no estaba aquí.<br />

Normalmente, Baz no estaba aquí. A menos que estuviera espiando o<br />

tramando algo, Baz odiaba estar en su habitación. Él decía que olía como<br />

buenas intenciones.<br />

Pero Baz apenas había salido de la habitación en las últimas dos<br />

semanas. Simon no lo había visto en la cafetería o en fútbol, parecía<br />

dibujar y estar distraído en las clases, y sus remeras de la escuela,<br />

usualmente apretadas y de un blanco brillante, se veía tan<br />

asquerosamente como la de Simon.<br />

—¡Porque él es un vampiro, Simon! —intervino Levi.<br />

—En esta historia —dijo Cath—, Simon no lo sabe aún.<br />

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