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gozaban de los beneficios <strong>del</strong> <strong>la</strong>zo sa<strong>la</strong>rial, una creciente masa de trabajadores<br />
subempleados y de inserción informal se fue desarrol<strong>la</strong>ndo. El mo<strong>del</strong>o argentino<br />
se destacó por el crecimiento paralelo de una masa de trabajadores marginales y<br />
temporarios cuya número excedía el de un mero ejército de reserva 13 . El caso de<br />
los cuentapropia fue también simi<strong>la</strong>r al europeo, en donde al revés <strong>del</strong> resto de<br />
Latinoamérica, en <strong>la</strong> Argentina, el autoempleo significó ingresos simi<strong>la</strong>res a los<br />
de c<strong>la</strong>se media (Carpio y Novacowsky, 1999) Esta heterogeneidad de <strong>la</strong><br />
estructura de empleo permite afirmar que aunque los niveles de empleo<br />
asa<strong>la</strong>riado eran significativos, los indicadores de empleo en negro o economía<br />
informal eran también a<strong>la</strong>rmantes.<br />
Además de que los índices de sociabilidad bajo el <strong>la</strong>zo sa<strong>la</strong>rial estaban<br />
re<strong>la</strong>tivamente amenazados, el Estado también tuvo una participación excesiva<br />
en el quehacer de <strong>la</strong> vida económica. El esquema inicial <strong>del</strong> Estado de Bienestar<br />
implicaba un conjunto de prestaciones para garantizar <strong>la</strong> seguridad social,<br />
inversiones y manejo de empresas de infraestructura (que incluían los servicios<br />
públicos) y una integración mediante una ciudadanía plena y activa en un marco<br />
de democracia. El Estado Argentino, jaqueado por constantes problemas<br />
políticos e institucionales, otorgó a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción importantes derechos sociales y<br />
económicos, pero se caracterizo por tomar <strong>la</strong> forma de un Estado corporativo<br />
con muy débiles derechos ciudadano. La ciudadanía, en el sentido de <strong>la</strong>s<br />
sociedades europeas <strong>del</strong> Welfare State, nunca fue desarrol<strong>la</strong>da plenamente en <strong>la</strong><br />
región, y por ende tampoco en Argentina. Y no sólo el Estado no facilitó este<br />
ejercicio pleno de <strong>la</strong> ciudadanía, sino que además tuvo una excesiva injerencia<br />
en <strong>la</strong>s actividades productivas . El esquema original de <strong>la</strong> sociedad sa<strong>la</strong>rial<br />
seña<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> importancia de mantener un sector privado como fuente de<br />
inversiones e impulsor dinámico de <strong>la</strong> economía. El empresariado argentino<br />
destacó por su falta de iniciativa ( Pucciarelli, 1994) , y el Estado tuvo una<br />
participación en <strong>la</strong> estructura de generación de empleo y en <strong>la</strong> economía en<br />
general mayor al deseable. Comparada con los casos europeos, inmediatamente<br />
se notaba <strong>la</strong> existencia de una fuerte estructura informal, de autoempleo, y<br />
empleos marginales de baja productividad, en donde el Estado actuaba tanto<br />
como sostenedor (a través de subsidios y proteccionismo) o directamente como<br />
empleador (crecimiento descontro<strong>la</strong>do <strong>del</strong> empleo en el sector público y en <strong>la</strong>s<br />
empresas estatales) El peso de este actor corporativo, era congruente con el<br />
marco de una sociedad de matriz estado-céntrica (Cavarozzi, 2001)<br />
Esta estructura productiva desequilibrada en donde el peso <strong>del</strong> <strong>la</strong>zo<br />
informal era superior al deseable y en donde el Estado tomada una forma<br />
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