Mirando al Misterio - Instituto Cultural Quetzalcoatl
Mirando al Misterio - Instituto Cultural Quetzalcoatl
Mirando al Misterio - Instituto Cultural Quetzalcoatl
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
MIRANDO AL MISTERIO<br />
SAMAEL AUN WEOR<br />
CAPITULO XIII. ¿PIEDRAS O QUE?<br />
1.- Hace mucho tiempo en el pueblecillo donde vivíamos, la casa en que habitábamos<br />
nos dio muestras de fenómenos raros t<strong>al</strong>es como el siguiente: En este lugar se distribuían<br />
víveres de todo tipo, dado que era una especie de tienda del pueblo, donde había de todo y se<br />
les prestaban los víveres a la gente muy pobre que no podía pagar diariamente lo consumido.<br />
Les otorgaban unos v<strong>al</strong>es que se supone que deberían pagar cada semana pero debido a que<br />
los hombres en su mayoría tomaban mucho <strong>al</strong>cohol, se bebían, el dinero que ganaban,<br />
ocasionando un drama para sus familias, dado que en muchos casos debían varias semanas<br />
de pago.<br />
Uno de los deudores que se negaba rotundamente a pagar, tenía fama de practicar<br />
actos de brujería y en <strong>al</strong>gunas ocasiones se enorgullecía de ello y amenazó a que no le<br />
cobraran más porque lo iban a lamentar. Cierta noche, se paró aproximadamente a unos 100<br />
metros de distancia de la tienda y en nuestra casa, que estaba junto a la tienda, se empezaron<br />
a oír pedradas sobre paredes y techos como si hubiera una gran multitud aventando enormes<br />
piedras con mucha fuerza, <strong>al</strong> grado t<strong>al</strong> que la casa parecía que se iba a derrumbar.<br />
Uno de los familiares se atrevió a asomarse por una ventana y únicamente observó <strong>al</strong><br />
brujo aquél que con la mirada fija hacia la casa, parecía que le s<strong>al</strong>ía fuego por los ojos y que<br />
con una sonrisa irónica y grandes ademanes pronunciaba unas p<strong>al</strong>abras ininteligibles.<br />
Después de un rato, pareció que se iba acumulando una gran cantidad de piedras y que iba a<br />
ser cosa imposible s<strong>al</strong>ir de la casa. Al retirarse dicho individuo, cesaron los ruidos y todo<br />
quedó en tranquilidad y c<strong>al</strong>ma.<br />
Tiempo después, s<strong>al</strong>imos a ver qué había sucedido, encontrándonos con que no había<br />
ni siquiera un grano de arena, esto causó cierto espanto entre las gentes del pueblo<br />
tomándole miedo a este señor. ¿Nos podría explicar el maestro que fue lo que re<strong>al</strong>mente<br />
sucedió?<br />
R.- Con mucho gusto daré respuesta a su pregunta. Obviamente se trata de un mago negro,<br />
sujeto con poderes peligrosos. Ostensiblemente pronunciaba p<strong>al</strong>abras mágicas mediante las cu<strong>al</strong>es<br />
mandaba a ciertos tenebrosos.<br />
Es claro que el fenómeno de piedras atemorizaba a las gentes. Los fantasmas desconocidos<br />
ciertamente pueden arrojar t<strong>al</strong>es piedras. Estas piedras en sí mismas viajaban por entre la Cuarta<br />
Dimensión y hasta podían hacerse visibles momentáneamente para luego desaparecer y regresar <strong>al</strong><br />
punto de partida origin<strong>al</strong>.<br />
No olvide usted que en la Cuarta Dimensión todo regresa a su punto de partida; si un<br />
fantasma ahí arroja una piedra con el propósito de hacerla visible en el mundo físico, ésta regresa<br />
después <strong>al</strong> lugar de donde provino.<br />
En estos instantes me viene a la memoria el caso de cierto cab<strong>al</strong>lero, cuyo nombre no<br />
menciono, hechicero también, eso es obvio. Cargaba en la bolsa siempre una moneda de cincuenta<br />
centavos y con t<strong>al</strong> moneda podía pasar toda una noche bebiendo de cantina en cantina.<br />
Cuentan las gentes que andan por ahí, que el sujeto aquél entraba a cu<strong>al</strong>quier tienda y pedía<br />
cerveza, pan, y todo lo que quisiera y después pagaba con la moneda aquella.<br />
Lo curioso es que en determinado instante y en el momento de s<strong>al</strong>ir del establecimiento,<br />
llamaba a su moneda pronunciando un nombre femenino X, X, que en estos momentos no recuerdo,<br />
y la moneda regresaba a su bolsa otra vez.<br />
Este cab<strong>al</strong>lero de Marras era un mago negro que sólo necesitaba de una moneda para poder<br />
vivir.<br />
<strong>Instituto</strong> Cultur<strong>al</strong> Quetz<strong>al</strong>coatl PAGINA Nº 49