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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

Respecto de <strong>la</strong> primera pregunta, <strong>la</strong> contestación es sencil<strong>la</strong>: a <strong>la</strong> muerte se <strong>la</strong> <strong>mata</strong> así<br />

<strong>que</strong> se adquiere conciencia de <strong>la</strong> inmortalidad; se <strong>la</strong> <strong>mata</strong> desde el momento en <strong>que</strong>, por<br />

intuitiva fe y por filosófico estudio como el <strong>que</strong> vamos haciendo, se demuestra su gran<br />

mentira, puesto <strong>que</strong>, si desde el punto de mira positivista, no es el<strong>la</strong> sino un aniqui<strong>la</strong>miento<br />

de <strong>la</strong> conciencia y una disociación de los elementos del organismo hasta entonces vivo en<br />

otros organismos inferiores, acabando en agua, anhídrido carbónico y unos cuantos álcalis,<br />

para el <strong>que</strong> ve más hondo, al tenor de los principios filosóficos y analógicos, ya el<strong>la</strong> no es<br />

sino una mera transformación; uno como despojarse el alma lunar del hombre -y aun de los<br />

animales y p<strong>la</strong>ntas 51 de <strong>la</strong>s viejas vestiduras corpóreas, para pasar al mundo inmediatamente<br />

superior, al <strong>que</strong> nosotros hemos denominado "mundo de los jinas".<br />

En cuanto a <strong>la</strong> pregunta segunda, o sea <strong>la</strong> re<strong>la</strong>tiva a quiénes sean estos seres y cuál su<br />

dicho mundo, <strong>la</strong> cosa, como nueva, resulta un poco compleja, precisando algunas previas<br />

explicaciones <strong>que</strong> se irán ampliando luego.<br />

De los varios tomos de esta nuestra Biblioteca de <strong>la</strong>s Maravil<strong>la</strong>s se desprenden, en efecto,<br />

multitud de detalles filosóficos, legendarios y aun históricos re<strong>la</strong>tivos a unos seres invisibles<br />

<strong>que</strong> existen, al parecer, a nuestro <strong>la</strong>do mismo, seres de cuarta o ulterior dimensión a los <strong>que</strong>,<br />

siguiendo <strong>la</strong> tradición universal, hemos dado en denominar genéricamente finas. Al intentar<br />

hoy en este honrado tomo un nuevo y más concreto tratado acerca de ellos, es<br />

indispensable, pues, el hacer un resumen de cuanto hemos podido apreciar en a<strong>que</strong>llos otros<br />

respecto a tan sugestivo asunto; es decir, una concreta exposición de hechos <strong>que</strong> más al por<br />

menor pueden verse en sus lugares respectivos y <strong>que</strong> vendrán así a contestar<br />

cumplidamente a a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> interrogación naturalísima. Semejantes detalles son los más<br />

propios para excitar <strong>la</strong> dormida curiosidad del más escéptico y aun ponerle los pelos de<br />

punta con el misterioso escalofrío de lo superliminar y lo sublime.<br />

Enumeremos con <strong>la</strong> sencillez de quien se siente muy por encima de todo temor al necio<br />

ridículo, cuantos casos de jinas conocemos. El lector, si se fija, recordará quizá alguno más<br />

de su propia experiencia, y si <strong>la</strong> encuesta sobre el particu<strong>la</strong>r de los extraños hechos de los<br />

Academia de <strong>la</strong> Lengua, autora de definiciones tan desdichadas como -a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> re<strong>la</strong>tiva a los teósofos y a <strong>la</strong> Teosofía, cual<br />

"secta de ciertos hombres -¡de ciertos locos, pudo y debió ya añadir!- <strong>que</strong>, despreciando a <strong>la</strong> razón y a <strong>la</strong> fe (sic), se creen<br />

iluminados por <strong>la</strong> Divinidad, y en estrecha comunicación con el<strong>la</strong>".<br />

No, injustos señores definidores, les decimos con <strong>la</strong> gal<strong>la</strong>rdía del <strong>que</strong> tiene tantos títulos de honradez, cultura y carácter<br />

enérgico como todos y cada uno de ellos, La Teosofia, como no es religión positiva, no tiene por qué tener dogmas, fuera de<br />

<strong>la</strong> creencia demostrada ya por todos los sabios de todos los tiempos, en <strong>la</strong> Fraternidad Universal de <strong>la</strong> Humanidad, y como,<br />

además, secta viene del verbo <strong>la</strong>tino seco, secas, secare, cortar, hender, dividir, despedazar, mal podemos los teósofos ser<br />

calificados de sectarios, cuando, a diferencia de nuestros sectarios definidores, nos consideramos por encima de toda<br />

distinción de patria, Religión, casta, sexo, idea o color, puesto <strong>que</strong> somos antes hombres <strong>que</strong> españoles, franceses o chinos,<br />

y antes hombres también <strong>que</strong> cristianos, buddhistas, mahometanos o agnósticos. Por eso debiéramos ser l<strong>la</strong>mados con<br />

justicia CATÓLICOS; es decir universales... En cuando a lo de <strong>la</strong> iluminación, si fuera cierta, seria idéntica a <strong>la</strong> de nuestros<br />

detractores académicos, al creerse <strong>que</strong>, con su definición, hacían una cosa realmente inspirada. Una veintena de libros<br />

tenemos ya en <strong>la</strong> calle, y desafiamos a cualquiera a <strong>que</strong> nos señale un solo texto de ellos en el <strong>que</strong> se hable de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong><br />

supuesta "inspiración" nuestra como tales teósofos, Definiciones, pues, cual <strong>la</strong> <strong>que</strong> nos ocupa, y <strong>que</strong> harán sonreír a<br />

cualquier extranjero docto, nos hacen aun más daño <strong>que</strong> <strong>la</strong> leyenda -o no leyenda- de nuestra clásica intolerancia, y sería de<br />

desear <strong>que</strong> no se repitiesen, por<strong>que</strong> en nada "limpian, fijan ni dan esplendor", ni a nuestro idioma ni a nuestra ideología.<br />

Un diccionario no dogmático de una lengua cualquiera debe dar a cada pa<strong>la</strong>bra el valor <strong>que</strong> le dan sus mantenedores, y aun<br />

poner el de los contradictores si gusta. ¿Cómo resultarían sino cualesquiera de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>tivas, por ejemplo, a los dogmas<br />

cristianos definidas por los <strong>que</strong> cristianos no fuesen? El Diccionario enciclopédico hispanoamericano, al menos, nos hace<br />

mayor justicia a los teósofos. echando así virtualmente abajo <strong>la</strong> tan <strong>la</strong>mentable definición académica, "definición" <strong>que</strong> es de<br />

desear sea rectificada en ediciones posteriores, para prestigio siquiera de dicha Corporación españo<strong>la</strong>.<br />

51 Así lo exige <strong>la</strong> estricta etimología de alma, "lo <strong>que</strong> impulsa vitalmente", "lo <strong>que</strong> anima", a diferencia de ese divino y<br />

trascendente Hálito o Soplo, del Espíritu. Los animales y p<strong>la</strong>ntas, por tanto, como seres animados, también tienen alma,<br />

aun<strong>que</strong>' de c<strong>la</strong>ses distintas.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 87 www.samaelgnosis.net

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