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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

El espíritu de Pablo, en efecto, se inf<strong>la</strong>mó en Atenas viendo a <strong>la</strong> ciudad entregada a <strong>la</strong><br />

ido<strong>la</strong>tría. Algunos filósofos epicúreos y estoicos disputaban con él y se decían: "¿Qué nos<br />

quiere decir este char<strong>la</strong>tán?" . .. Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo entonces:<br />

"Varones atenienses, en todas <strong>la</strong>s cosas os veo archisupersticiosos, pero, recorriendo<br />

vuestros simu<strong>la</strong>cros religiosos, he visto un ara en <strong>la</strong> <strong>que</strong> estaba escrito: "Al Dios Desconocido<br />

y sin nombre". Este, pues, <strong>que</strong> vosotros adoráis es el <strong>que</strong> yo os anuncio. El Dios <strong>que</strong> hizo al<br />

mundo y a cuantas cosas hay en él, y <strong>que</strong>, siendo Señor del cielo y de <strong>la</strong> tierra, no mora en<br />

templos fabricados por <strong>la</strong> mano del hombre, puesto <strong>que</strong> en Él vivimos, somos y nos<br />

movemos, como muchos de vuestros poetas han dicho"... Oyendo esto, unos hacían bur<strong>la</strong> y<br />

otros simplemente le decían: "Te oiremos otro día acerca de esto" (Hechos, XVII, 16-34).<br />

Mas Dionisio el Areopagita creyó y <strong>que</strong>dó justificado.<br />

Pablo, por tanto, predicaba <strong>la</strong> tradicional doctrina de los misterios iniciáticos griegos y<br />

antegriegos respecto del Dios Desconocido y de su Eterna Ley... "Ley no escrita con tinta,<br />

sino con espíritu de Dios vivo; no en tab<strong>la</strong>s de piedra, sino en <strong>la</strong> carne del corazón". Por eso<br />

añadía (II Corintios, c. III): "Hab<strong>la</strong>mos con esperanza y confianza, y no como Moisés, <strong>que</strong><br />

ponía un velo sobre su rostro... Aun en el día de hoy cuando los israelitas (el vulgo) leen a<br />

Moisés, el velo sigue puesto en el corazón de ellos, velo <strong>que</strong> será quitado cuando se<br />

convirtieren al Señor, por<strong>que</strong> el Señor es Espíritu y allí donde el Espíritu mora, allí hay<br />

libertad. Así, registrando nosotros a cara descubierta <strong>la</strong> gloria del Señor, de c<strong>la</strong>ridad en<br />

c<strong>la</strong>ridad, somos transformados en <strong>la</strong> imagen misma del Espíritu del Señor". Toda <strong>la</strong> tarea,<br />

pues, del gran Apóstol de <strong>la</strong>s gentes se cifraba en descorrer este gran Velo Religioso -Velo<br />

de Isis, <strong>que</strong> nosotros diríamos- enseñando a Dios "en Espíritu y Verdad", o sea iniciando en<br />

altísimos misterios del Reino de los Cielos 39 .<br />

Por eso el Apóstol se expresa, asimismo, como el más perfecto cabalista y ocultista<br />

oriental hab<strong>la</strong>ndo concreta y taxativamente de <strong>la</strong>s sílfides, elementales, aves o potestades<br />

del aire, naturales enemigos del candidato o aspirante a <strong>la</strong> iniciación y <strong>que</strong> tratan de<br />

avasal<strong>la</strong>rle, después <strong>que</strong> éste ha conseguido remontar por sobre <strong>la</strong>s miserias humanas <strong>que</strong><br />

le esc<strong>la</strong>vizan al mundo y a <strong>la</strong> carne. Véanse, si no, en <strong>la</strong> Epísto<strong>la</strong> primera a los de Éfeso (c.<br />

V, v. 12), frases como éstas, <strong>que</strong> jamás han sido bien interpretadas por los comentaristas,<br />

pero cuyo alcance apreciará por completo el lector <strong>que</strong> previamente se haya hecho cargo de<br />

lo <strong>que</strong> en el capítulo II llevamos dicho acerca de <strong>la</strong>s simbólicas Aves, de Aristófanes: "Por<strong>que</strong><br />

nosotros -los Iniciados, los Perfectos, dice- no tenemos ya <strong>que</strong> luchar contra <strong>la</strong> carne y <strong>la</strong><br />

sangre -es decir, contra <strong>la</strong>s pasiones vulgares- sino contra los arcontes, los gobernadores de<br />

<strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de este mundo; contra los espíritus de maldad en los aires". Estas ideas se<br />

repiten, poco más o menos en diversos pasajes, tales como en los versículos 11-15 de <strong>la</strong><br />

Epísto<strong>la</strong> a los Colosenses, y en <strong>la</strong> Epísto<strong>la</strong> a los hebreos (II, 5-8), en <strong>la</strong> <strong>que</strong> se dice:<br />

"No sometió Dios a los Angeles el mundo venidero del <strong>que</strong> os vengo hab<strong>la</strong>ndo, y por eso<br />

alguien ha dado testimonio diciendo: "¿Qué cosa es el hombre, Señor, <strong>que</strong> así te acuerdas<br />

de él, y <strong>que</strong> habiéndole hecho un poco menor <strong>que</strong> los Angeles, le has coronado de honra y<br />

de gloria y le has constituído sobre <strong>la</strong>s obras de sus manos poniendo todas <strong>la</strong>s cosas bajo<br />

sus pies?" Para ac<strong>la</strong>rar aun más esto último añade poco después:<br />

"Cristo -el Dios Interior- participó de nuestras mismas cosas para destruir con su muerte al<br />

<strong>que</strong> tenía el imperio de <strong>la</strong> muerte" (ib. 14-15) , es decir, al Príncipe de <strong>la</strong>s Potestades del<br />

Aire, al jefe de <strong>la</strong>s aves o elementales del repetido poema griego, cosa, por otra parte, <strong>que</strong><br />

39 "Seguid <strong>la</strong> caridad (el Amor), decía, y codiciad los dones espirituales, sobre todo el de <strong>la</strong> profecía, por<strong>que</strong> el <strong>que</strong> hab<strong>la</strong><br />

una so<strong>la</strong> lengua -<strong>la</strong> lengua del Espíritu- no hab<strong>la</strong> a los hombres, sino a Dios. Ninguno le oye y en espíritu hab<strong>la</strong> misterios,<br />

mas el <strong>que</strong> profetiza hab<strong>la</strong> a los hombres para edificación, exhortación y conso<strong>la</strong>ción (Primera a los Corintios, XIV, 1-4).<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 77 www.samaelgnosis.net

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