Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
CAPÍTULO V LA MUERTE Y LOS ANTIGUOS MISTERIOS<br />
INICIÁTICOS<br />
Una frase de Maeterlinck. - Plutarco y sus "Isis y Osiris". - Thumos, psuche , nous. - El Sol, <strong>la</strong> Luna, <strong>la</strong> Tierra y el<br />
Hombre. - La muerte física y <strong>la</strong> muerte psíquica. - El Jardín del Hades. - Pitágoras y su Maestro Sakia Muni.La<br />
Jerusalén celestial. - El ritual funerario egipcio. - La muerte del alma.Cadáveres vivos. - El daimón de Sócrates.<br />
- El "eidolon", - Los misterios iniciáticos según Herodoto, Píndaro, Isócrates, Diodoro Sículo, P<strong>la</strong>tón, Sócrates,<br />
Aristófanes, Cicerón, Epicteto, Marco Aurelio y otros. - Osiris y Tifón. - Misterios de Eleusis, de Orfeo, de Mithra,<br />
etc., etc. - La profecía de Hermes Trimegistus. - La muerte y <strong>la</strong> epísto<strong>la</strong> primera de San Pablo a los Corintios. -<br />
Los "Misterios del Reino del Padre", según San Pablo y según el Evangelio.<br />
"Los muertos viven y se mueven en medio de nosotros de un modo mucho más real y<br />
efectivo de lo <strong>que</strong> pudiera describir <strong>la</strong> imaginación más audaz. Es muy dudoso <strong>que</strong> ellos<br />
permanezcan en sus tumbas como prisioneros. Hasta parece cada vez más evidente <strong>que</strong><br />
nunca se han dejado encerrar allí. Debajo de <strong>la</strong>s losas, en donde creemos <strong>que</strong> están<br />
encerrados, sólo <strong>que</strong>da un poco de cenizas <strong>que</strong> ya no les pertenece, <strong>que</strong> han abandonado<br />
sin pesar, y de <strong>la</strong>s <strong>que</strong> probablemente no quieren acordarse. Todo lo <strong>que</strong> fué ellos mismos<br />
permanece con nosotros..."<br />
Tal se expresa en su obra Sentiers dans <strong>la</strong> Montagne el gran Mauricio Maeterlinck.<br />
Al así pensar en nuestros días el autor de El Templo sepultado y del Templo resucitado no<br />
hace, en efecto, sino glosar <strong>la</strong> enseñanza tradicional de los tiempos antiguos, cuando aún<br />
estaban en todo su esplendor sublime los primitivos Misterios iniciáticos,<br />
"El hombre -dice el iniciado Plutarco, en Isis y Osiris- es un compuesto, y se equivocan los<br />
<strong>que</strong> piensan <strong>que</strong> únicamente se compone de dos partes, imaginándose <strong>que</strong> el entendimiento<br />
es una parte del alma. No menos yerran los <strong>que</strong> consideran al alma como una parte del<br />
cuerpo. La inteligencia (nous), en efecto, es tan superior y está tan por encima del alma<br />
como el alma, a su vez, es superior y está por encima del cuerpo. Ahora bien, esta unión del<br />
alma (ψυχη) con <strong>la</strong> inteligencia (νους) constituye <strong>la</strong> razón, y <strong>la</strong> unión del alma con el cuerpo<br />
(θυµος) <strong>la</strong> pasión. Esta última unión es el origen del p<strong>la</strong>cer y del dolor, mientras <strong>que</strong> <strong>la</strong> otra lo<br />
es de <strong>la</strong> virtud y del vicio. De estas tres partes tan íntimamente asociadas en esta vida, <strong>la</strong><br />
Tierra, <strong>la</strong> generación humana, ha dado el cuerpo; <strong>la</strong> Luna ha dado el alma, y el Sol, <strong>la</strong><br />
inteligencia.<br />
Al sobrevenir, pues, <strong>la</strong> muerte física, <strong>la</strong>s tres partes (cuerpo, alma e inteligencia) de <strong>que</strong><br />
antes constaba el hombre <strong>que</strong>dan reducidas a dos, y más tarde, al sobrevenir <strong>la</strong> segunda<br />
muerte o muerte psíquica. dichas dos partes se reducen a una 20 . La primera muerte tiene<br />
lugar en <strong>la</strong> región o reino de Demeter, y de aquí el nombre de telein (τελειν) <strong>que</strong> se dió a los<br />
Misterios, de sustantivo teleutai (τελενται). muerte. Por eso los atenienses consideraban a<br />
.los difuntos como víctimas consagradas a Demeter. En cuanto a <strong>la</strong> segunda muerte, el<strong>la</strong> se<br />
verifica en <strong>la</strong> Luna o región de Perséfona. Hermes, o sea <strong>la</strong> Sabiduría, preside a entrambas<br />
muertes, arrancando súbita y violentamente el alma del cuerpo, pero además, en <strong>la</strong> segunda,<br />
20 La confusión introducida por los traductores del Nuevo Testamento y de antiguos tratados filosóficos entre alma y espíritu<br />
ha ocasionado los mayores errores, tales como el re<strong>la</strong>tivo a <strong>la</strong> anhi<strong>la</strong>ción, absorción en <strong>la</strong> Deidad o retorno al Alma<br />
universal, . de <strong>que</strong> se acusa ahora a Buddha, Plotino y tantos otros iniciados. Los traductores, tanto de los Hechos de los<br />
Apóstoles cuanto de <strong>la</strong>s Epísto<strong>la</strong>s de Pablo, <strong>que</strong> establecieron los cimientos del Reino de los cielos, y los modernos<br />
comentadores del sutra buddhista acerca de <strong>la</strong> función del Reino de <strong>la</strong> Justicia, han desnaturalizado el sentido del gran<br />
apóstol del cristianismo lo mismo <strong>que</strong> el del gran reformador de <strong>la</strong> India. Así, gracias a tamaña confusión, ni los lectores de<br />
<strong>la</strong> Biblia pueden adquirir c<strong>la</strong>ro concepto en los asuntos re<strong>la</strong>cionados con el uno y con <strong>la</strong> otra, ni los intérpretes del<br />
buddhismo pueden alcanzar a comprender <strong>la</strong> significación y objeto de los cuatro grados buddhistas de Dhyana.<br />
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