Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
propios hijos, es decir, destruyendo lo <strong>que</strong> antes creó para reconstruirlo, como en <strong>la</strong><br />
famosísima tríada brahmánica primitiva, a <strong>la</strong> <strong>que</strong> antes aludimos.<br />
El fenómeno de <strong>la</strong> muerte, pues, como todos los conceptos negativos, puede estudiarse<br />
abstracta o metafísicamente, a título de cualquiera de estos otros homólogos, el de los<br />
estados <strong>la</strong>tente y radiante de <strong>la</strong> Física. Con ello sólo, caeremos bien pronto en <strong>la</strong> cuenta de<br />
<strong>que</strong> <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> muerte no son sino los dos casos conjugados de manifestación y de entropía,<br />
únicos posibles en dicha ciencia.<br />
Un cuerpo cualquiera, por ejemplo, recibe <strong>la</strong> acción energética de un foco calorífico<br />
conocido o desconocido, y se calienta, es decir, empieza a irradiar hacia el espacio <strong>que</strong> le<br />
rodea una parte mayor o menor de <strong>la</strong> energía calorífica <strong>que</strong> sobre él actúa. Pero, al propio<br />
tiempo, un nuevo fenómeno contradictor de esta emisión calorífica empieza a mostrarse<br />
desde el primer momento, por<strong>que</strong> el calor irradiado llega a transformarse en luz, en<br />
electricidad o en cualquiera otra forma de movimiento. A<strong>que</strong>l<strong>la</strong> actividad inicial, por tanto,<br />
empieza a morir como tal calor, y empieza a vivir en nuevas formas energéticas sucedáneas.<br />
Shiva, valga <strong>la</strong> frase, empieza a destruir calor para <strong>que</strong> Brahmâ a su vez cree <strong>la</strong> luz u otra de<br />
<strong>la</strong>s mil nacientes formas de energía, dentro de <strong>la</strong> Ley de Vishnú, Verbo o Logos cósmico, <strong>que</strong><br />
hace <strong>que</strong> nada en verdad se cree ni nada se destruya a lo <strong>la</strong>rgo del cosmorama sin fin, al<br />
<strong>que</strong> l<strong>la</strong>mamos existencia manifestada, emanada del insondable seno de lo oculto...<br />
Ahora bien; si nosotros no conociésemos sino el calor, y no <strong>la</strong>s demás fuerzas físicas con<br />
el calor conjugadas por leyes de reciprocidad y reversibilidad <strong>la</strong>s más perfectas, diríamos <strong>que</strong><br />
el calor moría, sin poder alcanzar al hecho total, más verdadero, de <strong>que</strong> en efecto moría,<br />
pero sólo para transformarse en otras actividades vitales, temporalmente vedadas a nuestro<br />
conocimiento de entonces, pero perfectamente c<strong>la</strong>ras desde el día en <strong>que</strong> un conocimiento<br />
superior nos permitiese -como hoy ya podemos- ensanchar el radio de nuestra mera ciencia<br />
"calorífica" en el seno de una ciencia más alta, en <strong>la</strong> <strong>que</strong> el calor no fuera sino una parte de<br />
otras generales y recíprocas energías, luz, electricidad, rayos X, etc., etc.; en una pa<strong>la</strong>bra,<br />
<strong>que</strong> conociésemos <strong>la</strong> Metafísica del calor; es decir, nuestra actual ciencia de <strong>la</strong> Física,<br />
ciencia <strong>que</strong> respecto de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> otra tan parcial y deficiente, no constituiría sino una hermosa<br />
y efectiva meta, alcanzable más o menos pronto -como hoy ya <strong>la</strong> hemos alcanzado con<br />
nuestro esfuerzo científico.<br />
Aquí está todo el nudo de <strong>la</strong> cuestión de <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong>, tan temida, y aquí está toda su gran<br />
mentira maldita, de <strong>la</strong> <strong>que</strong> puede libertarnos una concepción más perfecta acerca de lo <strong>que</strong><br />
es, en verdad, el Hombre, hasta aquí confundido, por los vulgares y los perversos, con ese<br />
débil organismo animal o cuerpo físico, por el cual se manifiesta el Hombre en este mundo<br />
tridimensional, cárcel efectiva de <strong>la</strong>s raudas posibilidades indefinidas, <strong>que</strong> el estudio de <strong>la</strong>s<br />
"ene dimensiones" descubre, según llevamos dicho.<br />
Si dentro de cada uno de los días de nuestra vida tuviéramos tan limitada nuestra ciencia y<br />
nuestra conciencia <strong>que</strong> no alcanzásemos a ver más allá, ni en <strong>la</strong>s realidades del día anterior<br />
-"<strong>que</strong> ya pasó al reino de Shiva"-, ni de <strong>la</strong>s realidades del día <strong>que</strong> va a seguir, surgiendo del<br />
seno de Brahmâ -"en el <strong>que</strong> a <strong>la</strong> sazón yace en germen lo <strong>que</strong> va a nacer"-, en el momento<br />
de dormimos llegaríamos a sentir terrores semejantes a los actuales de <strong>la</strong> aproximación de <strong>la</strong><br />
muerte. - ¡Ahí es nada -nos diríamos, escépticos-, Caer en <strong>la</strong> inconsciencia, en <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s<br />
del no ser, en el misterio de lo <strong>que</strong> ignoramos, sin tener experiencia cierta ni de días<br />
anteriores, ni de días futuros! Y un tal lenguaje, dentro del materialismo de radio corto<br />
imaginado <strong>que</strong> no ve más allá de a<strong>que</strong>l ¡único! día, resultaría no menos lógico y positivo <strong>que</strong><br />
lo <strong>que</strong> hoy pueda parecemos nuestro estotro materialismo, <strong>que</strong> no va más allá hoy del radio<br />
cretino de ese día fugaz de nuestra vida física.<br />
Otro tanto <strong>que</strong> del día podríamos decir analógicamente del año y de otros ciclos tales como<br />
el de <strong>la</strong> impubertad y <strong>la</strong> pubertad; hasta llegar al ciclo máximo del escepticismo actual, cuyo<br />
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