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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

(combustión lenta) y de <strong>la</strong> combustión rápida de <strong>la</strong> pira, impide <strong>que</strong> se opere, gracias al<br />

capullo, <strong>la</strong> descomposición total del organismo de <strong>la</strong> <strong>la</strong>rva, en cuyo caso el alma del insecto<br />

no seguiría ya ligada al organismo de <strong>la</strong> crisálida ni acabaría formándose <strong>la</strong> mariposa, estado<br />

continuador de <strong>la</strong> evolución física del insecto, no estado final de <strong>la</strong> misma, <strong>que</strong> es lo <strong>que</strong> nos<br />

sucede al morir.<br />

Es más: estas <strong>que</strong> parecen "cosas de poeta" acaso han tenido en <strong>la</strong> Historia una realidad<br />

tan grande como dolorosa: nos referimos a <strong>la</strong>s momias egipcias, en <strong>la</strong>s <strong>que</strong> <strong>la</strong> ciencia<br />

necromante del país de los Faraones se diera trazas, con sus profundos conocimientos<br />

anatómicos y químicos, a conservar casi indefinidamente el organismo corpóreo de sus reyes<br />

y sacerdotes, salvo, como es natural, ciertas partes b<strong>la</strong>ndas y vísceras del mismo. Dentro del<br />

criterio ocultista <strong>que</strong> aquí desarrol<strong>la</strong>mos, no del positivista al uso, <strong>que</strong> de todas estas sel'Ías<br />

cosas se ríe, hay más <strong>que</strong> motivo para pensar si con semejante práctica, <strong>que</strong> a nosotros nos<br />

parece de <strong>la</strong> más refinada magia negra y <strong>la</strong> más antinatural, por tanto, <strong>que</strong> darse puede, lo<br />

<strong>que</strong> hacían era suspender <strong>la</strong> evolución ulterior de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s almas, <strong>que</strong> merced a <strong>la</strong><br />

conservación mayor o menor de los cuerpos físicos respectivos <strong>que</strong>daban así como atadas y<br />

retenidas en esferas vecinas a este bajo mundo. Semejante estado de suspensión de <strong>la</strong><br />

marcha ascensional de <strong>la</strong>s almas, <strong>que</strong> corren siempre parejas con <strong>la</strong> destrucción conjurada<br />

de los cuerpos de carne, debió de equivaler en un aspecto al fenómeno del tránsito de <strong>la</strong><br />

<strong>la</strong>rva a crisálida, fenómeno en el <strong>que</strong> no hay tampoco putrefacción, como hemos visto; y en<br />

otro, al estado de esos cadáveres <strong>que</strong>, lejos de descomponerse, son hal<strong>la</strong>dos a veces dentro<br />

de sus tumbas en conservación tan perfecta <strong>que</strong> les han crecido el pelo y <strong>la</strong>s uñas, y hasta<br />

han mostrado coloración en sus mejil<strong>la</strong>s, gracias a continuar en ellos con más o menos<br />

dificultades <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción sanguínea, alimentada "etéreamente", a través de <strong>la</strong>s paredes de <strong>la</strong><br />

tumba, por los más aterradores fenómenos del vampirismo, <strong>que</strong> descritos <strong>que</strong>dan en el<br />

capítulo "Los "espíritus" vampiros", de Páginas ocultistas.<br />

En resumen, <strong>que</strong>, en sano Ocultismo, <strong>la</strong> completa liberación del alma presupone como<br />

condición indispensable <strong>la</strong> no menos completa descomposición del cuerpo, y <strong>que</strong> todo<br />

cuanto de un modo u otro impida o retarde esta liberación también de los átomos físicos por<br />

el cuerpo aprisionado, a más de ser una operación necromante, impide o retrasa semejante<br />

liberación, como <strong>la</strong> retrasan <strong>la</strong>s evocaciones <strong>que</strong> se hacen de los muertos en <strong>la</strong>s sesiones<br />

espiritistas, los duelos excesivos, y, en general, todo conato de comunicación con los <strong>que</strong> se<br />

fueron -salvo <strong>la</strong> nacida del amor <strong>que</strong> es superior a <strong>la</strong> muerte, y del recuerdo santo de su obra<br />

y de los buenos ejemplos de su vida-, retrasa, decimos, a <strong>la</strong>s almas en <strong>la</strong> senda ascendente<br />

de <strong>la</strong> liberación, cOmo perturban e incapacitan el trabajo de <strong>la</strong> madre <strong>la</strong>s intempestivas<br />

l<strong>la</strong>madas y lloros de su hijo...<br />

De aquí, repetimos, <strong>la</strong> impropiedad del símil de <strong>la</strong> mariposa de Psiquis y cualquier otro <strong>que</strong><br />

tomemos de <strong>la</strong> vida de los insectos. Seres éstos menos evolucionados en <strong>la</strong> esca<strong>la</strong> orgánica,<br />

no pueden ser comparados con los vertebrados, <strong>que</strong> se hal<strong>la</strong>n por cima, y en especial con el<br />

hombre, cuyas ”metamorfosis" son psíquicas y no físicas, y cuya última transformación no es<br />

ya <strong>la</strong> mera tisis de <strong>la</strong> crisálida en su capullo, ni <strong>la</strong> partenogénesis de insectos como <strong>la</strong> abeja,<br />

ni <strong>la</strong> reproducción por -segmentaciones de los seres más ínfimos de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> esca<strong>la</strong>, como los<br />

paramécidos, sino <strong>la</strong> ley geométrico-simbólica del conjugado armónico <strong>que</strong> damos en el<br />

último capítulo de nuestra Simbología Arcaica, ley <strong>que</strong> en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción da <strong>la</strong> razón inversa<br />

eternamente existente entre el alma y su cuerpo, y por virtud de <strong>la</strong> cual para <strong>que</strong> aquél<strong>la</strong><br />

alcance <strong>la</strong> apoteosis triunfal de su cíclica carrera es preciso <strong>que</strong> se reduzca a nada o cero el<br />

cuerpo de carne <strong>que</strong> aquí <strong>la</strong> retenía, como le es preciso al prisionero, para poder sentirse en<br />

libertad plena y absoluta, <strong>que</strong> sean rotos los es<strong>la</strong>bones de su cadena y deshechas <strong>la</strong>s<br />

paredes de su ca<strong>la</strong>bozo, en términos de no poder ser vuelto a ellos aun<strong>que</strong> por alguien se<br />

pretendiera; ni puede darse, en fin, por ganada una campaña hasta reducir a <strong>la</strong> más<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 314 www.samaelgnosis.net

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