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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

"La frecuencia con <strong>que</strong> leemos estos días en <strong>la</strong> prensa noticias de soldados <strong>que</strong> allá en<br />

Melil<strong>la</strong> se han <strong>que</strong>dado mudos o han perdido <strong>la</strong> razón, del espanto <strong>que</strong> les produjeron ciertas<br />

escenas, asícomo <strong>la</strong>s <strong>que</strong> se refieren a algunas muertes repentinas de muchachos jóvenes<br />

ante <strong>la</strong>s amenazas de <strong>la</strong> morisma, nos invitan a hab<strong>la</strong>r del tema de los <strong>que</strong> mueren por<br />

miedo a <strong>la</strong> muerte. Parece, a primera vista, <strong>que</strong> el miedo debe sobreexcitar el instinto de<br />

conservación, y se comprende <strong>la</strong> fuga, el asesinato, todo menos morir de miedo a <strong>la</strong> muerte.<br />

Algunas veces se suele achacar tal desen<strong>la</strong>ce a una afección cardíaca, a una falta casi<br />

absoluta de vigor, de vida, y así se explica <strong>que</strong> pierda <strong>la</strong> poca <strong>que</strong> le <strong>que</strong>da una persona<br />

atacada de miedo. En algunos casos podrá ser; pero en <strong>la</strong> mayoría no hay tal. Las víctimas<br />

de miedo' suelen ser, por el contrario, personas de gran vigor, de gran apego a <strong>la</strong> vida. Tal<br />

vez precisamente por eso mueren; <strong>la</strong> reacción de todo su organismo ante un peligro, a su<br />

parecer gravísimo, debe ser tan brutal, <strong>que</strong> lo destroza todo, como una máquina sometida a<br />

una tensión superior a <strong>la</strong> resistencia <strong>que</strong> se le calculó al construida. En apoyo de lo antes<br />

dicho podríamos citar mil ejemplos <strong>que</strong> son los mejores argumentos. Basten unos cuantos.<br />

Un amigo fidedigno nos contaba no hace mucho el siguiente caso, del <strong>que</strong> fué protagonista<br />

un militar tan valeroso <strong>que</strong> por méritos de campaña ha alcanzado <strong>la</strong> graduación de coronel:<br />

"Hallábase con él en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> de observación del cementerio de Valencia, ante un cadáver del<br />

<strong>que</strong> no habíamos notado <strong>que</strong> tenía un moscón encima de una pestaña. De pronto, <strong>la</strong> mosca<br />

se subió hasta <strong>la</strong> ceja. El militar, un hombre sano, vigoroso, valiente, sintió vaci<strong>la</strong>r sus<br />

piernas, y si no es por mí, cae al suelo. ¡La mosca le había dado <strong>la</strong> sensación del párpado<br />

<strong>que</strong> se levantaba, y le había alucinado, hasta el extremo de creer <strong>que</strong> el cadáver abría un<br />

ojo! No murió el militar, pero estuvo gravísimo de resultas del susto. Por centenares podrían<br />

citarse los casos de individuos <strong>que</strong>, habiendo tenido algún disgusto con otra persona, y<br />

viéndose en <strong>la</strong> necesidad de tener <strong>que</strong> aceptar un duelo en gravísimas condiciones, se han<br />

suicidado, ¡por temor de <strong>que</strong> los <strong>mata</strong>sen!<br />

"Aún se comprende más <strong>la</strong> muerte de miedo al creerse un hombre asesinado. A este<br />

propósito recordamos <strong>la</strong> siguiente anécdota histórica: "Un bufón del marqués de Ferrara<br />

había oído decir <strong>que</strong> un<br />

gran miedo curaba <strong>la</strong> fiebre. Quiso curar <strong>la</strong> <strong>que</strong> padecía su príncipe, y no se le ocurrió otra<br />

cosa <strong>que</strong> arrojado, un día <strong>que</strong> paseaban juntos, desde el puente al río. Rehízose en seguida<br />

de caer el príncipe, y lo cierto es <strong>que</strong> curó. Pero creyendo <strong>que</strong> a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> temeridad merecía<br />

algún castigo, condenó al bufón a ser decapitado, con el propósito de simu<strong>la</strong>r so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong><br />

ejecución de <strong>la</strong> sentencia. Se le vendaron los ojos al reo; se le ataron <strong>la</strong>s manos a <strong>la</strong> espalda,<br />

se le puso <strong>la</strong> cabeza sobre el tajo... y se le dió un golpe en <strong>la</strong> nuca con una servilleta mojada.<br />

Lo mismo hubiera sido <strong>que</strong> le hubiesen cortado <strong>la</strong> cabeza. Cuando lo desligaron, el miedo<br />

había enviado al mísero bufón al otro mundo. Los casos de pérdida del conocimiento por<br />

heridas son tan conocidos, <strong>que</strong> no vale siquiera <strong>la</strong> pena de recordados. Todos los <strong>que</strong> en <strong>la</strong><br />

guerra han caído mortalmente heridos y han logrado luego "resucitar", están de acuerdo para<br />

dec<strong>la</strong>rar <strong>que</strong> apenas han sentido un cho<strong>que</strong> ligero, y en seguida nada...<br />

"El caso de un hombre devorado por un león, en cambio, es más raro, y también más<br />

espantoso, en el sentido <strong>que</strong> damos a esta pa<strong>la</strong>bra cuando se trata de tragedias. Livingstone,<br />

refiriendo <strong>la</strong> aventura de <strong>la</strong> cual salió con un hombro devorado, dice lo siguiente: "La fiera<br />

saltó sobre mí y caímos juntos en el suelo. El cho<strong>que</strong> me produjo un estupor igual al <strong>que</strong><br />

debe de sentir un ratón al ser cogido por un gato; era un estado de sueño en el cual no había<br />

ni dolor ni miedo, a pesar de <strong>que</strong> yo sabía lo grave de <strong>la</strong> cosa. Yo podía ver al animal sin<br />

horror y sin temor. Este estado particu<strong>la</strong>r se produce, probablemente, en todos los animales<br />

<strong>mata</strong>dos por los grandes carnívoros, y, si es así, hay <strong>que</strong> reconocer en ello un benéfico<br />

mecanismo creado por Dios para suprimir el dolor de <strong>la</strong> muerte."<br />

Semejante mecanismo benéfico, "creado por <strong>la</strong> Ley para suprimir el dolor de <strong>la</strong> muerte",<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 311 www.samaelgnosis.net

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