Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
6º. En todas <strong>la</strong>s religiones troncales, además, se nota <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad de <strong>que</strong> <strong>la</strong> doble A<br />
vea separadas sus dos letras por una tercera (<strong>que</strong>, ora es <strong>la</strong> H, o eta, como ya vimos, ora es<br />
<strong>la</strong> segunda letra del alfabeto, B, o beta), dando lugar en un caso a toda c<strong>la</strong>se de desinencias<br />
(femeninas o acuáticas), y en el otro, a conceptos masculino de "paternidad". Así, el primer<br />
(taba" <strong>que</strong> encontramos es el Aba-zeus o sea Júpiter (Ió-pithar, Io-eve) , no el "Anciano de<br />
los días o Padre-Supremo", sino <strong>la</strong> "primera Emanación o Sephiroth cabalístico: "ENSOPH",<br />
Aennus, Enneas, Jana o Jano siempre. Como, por otra parte, este Zeus, Zeru-anas o<br />
Zoroastro original es <strong>la</strong> Fuente del Número, todo instrumento primitivo de cálculo (o aparato<br />
matemático-calcídico) - se l<strong>la</strong>mó, por su augusto Nombre, Aba-zeus o Aba-cus, el Abaco,<br />
siendo uno de los más sencillos de éstos <strong>la</strong> famosa Tab<strong>la</strong> de Pitágoras para los productos de<br />
los nueve primeros dígitos. De aquí <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s <strong>que</strong> se leen acerca de los ábacos en <strong>la</strong>s<br />
Enciclopedias, empezando por el Tratado de Algebra et Almuchaba<strong>la</strong>, escrito por Leonardo<br />
de Pisa (Fibonacci), cuando, ya iniciado, regresó de Oriente, y en el <strong>que</strong> los ábacos se<br />
conjugan con sus respectivos p<strong>la</strong>netas quizá desde los tiempos de <strong>la</strong> misma Atlántida,<br />
cuando no se soñase siquiera en cambiar, como los paganos de los últimos tiempos, los<br />
Dioses-Números-P<strong>la</strong>netarios por los Dioses-hombres de los diversos imperios en los <strong>que</strong> el<br />
gran Imperio at<strong>la</strong>nte se descompuso. Los Abantes, hijos del perspicaz Linceo, último o<br />
duodécimo rey zodiacal de Argos, y de Hipermnestra, y entre los cuales se cuenta el parsi<br />
iniciado Parsifal o Perseo (siendo hasta seis los griegos divinizados en este último nombre),<br />
no son también sino los primitivos hombres arcadio-caldeos, iliónidos, jaínos, etc. (pues con<br />
cien otros nombres "jinas" pueden ser designados), cantados como héroes incomparables en<br />
Hesiodo, Homero, Herodoto y otros muchos autores clásicos. Todos, en efecto, eran orgivos<br />
o arios-luni-so<strong>la</strong>res primitivos; todos, como tales jinas, custodiaban al áureo vellocino de <strong>la</strong><br />
Religión Primitiva cuando fueron a robado con sus naves los helenos o selenos, es decir, los<br />
hombres lunares posteriores. Dan, Dzan o Kan era otro característico nombre patronímico de<br />
los Abantias, <strong>que</strong> les acredita igualmente de jinas. Y como tales jinas aparecen doquiera, por<br />
ejemplo, los abangas de Nigricia y Filipinas; los abanquis guaranís; los abannas mauritanos,<br />
astures y gallegos: los abanos de Colombia; los aba.nta de Livadia (con su templo de Apolo<br />
junto al Parnaso); abánticos, purblos "so<strong>la</strong>res" de <strong>la</strong> is<strong>la</strong> de Negroponte, de <strong>la</strong> Eubea, <strong>la</strong><br />
Fócida y <strong>la</strong> Galia Cisalpina.<br />
Por otro <strong>la</strong>do, abanto aún es una pa<strong>la</strong>bra del léxico popu<strong>la</strong>r español para designar al<br />
mi<strong>la</strong>no o aguilucho, en contraposición con el cuervo, y en sentido figurado, a "<strong>la</strong> persona<br />
impetuosa y potente <strong>que</strong> arrol<strong>la</strong> todo cuanto se opone a su paso", rasgo característico de los<br />
héroes, y abatas en griego designaba lo inaccesible, lo inasequible-jina, en recuerdo de <strong>la</strong><br />
inesca<strong>la</strong>ble mole egipcia <strong>que</strong> sirviera (dicen los diccionarios) para tumba de Osiris, o sea, en<br />
suma, <strong>la</strong> Montaña o Pirámide iniciática lugar del temeroso Toro o vaca Abautos (<strong>la</strong> consabida<br />
Vaca pentápoda hindú), en honor del cual, acaso los primitivos vascos dieron nombre a <strong>la</strong><br />
montaña de Tri-anos o Tri-anas (Bilbao)-, mencionada como <strong>la</strong> más rica por ptinio. A bas-abantis<br />
también es nombre de un gran Iniciado <strong>que</strong> tuvo estatua en el templo de DeIfos; es el<br />
Cisne de Diomedes, el hijo de Poseidón, y el productor del frenesí sibilino o mántico,<br />
después confundido con <strong>la</strong> epilepsia, y de Aretusa Acca-<strong>la</strong>rentina, Marta, etc., como vimos;<br />
un centauro, émulo de Quirón el Instructor; otro héroe jina compañero de Eneas; un rey y un<br />
monte de Armenia; un sabio tío de Mahoma; un nombre patronímico de los shar o zares de<br />
Kinh, en donde encontró a un rey (su Maestro) <strong>que</strong> le condujo a <strong>la</strong> mansión de los sabios (Cantú, Hist. Univ.), y Bunsen<br />
presenta al Khamismo (o Jainismo originario) "como el testimonio del primitivo parentesco de <strong>la</strong>s razas semita y aria", cosa<br />
natural, puesto <strong>que</strong> ya hemos dicho <strong>que</strong> los semitas son arios expulsados de sus castas, como el mismo nombre de Abraham,<br />
"el no brahmán", indica.<br />
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