Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
sufre pe<strong>que</strong>ñas modificaciones, tales como <strong>la</strong> forma actual del aleph en <strong>la</strong> <strong>que</strong> se crea un<br />
verdadero nexo como los del sánscrito, en <strong>la</strong> forma de AIA, EA o ARA (con <strong>la</strong> R o eta<br />
femenina para mejor caracterizar al agua) o AWA (por el mismo motivo), y AB en personas e<br />
hindúes, substituyendo <strong>la</strong> segunda A por <strong>la</strong> letra siguiente B, <strong>que</strong> es <strong>la</strong> letra de <strong>la</strong> Duada,<br />
substitutiva del signo A o ve invertida acaso para recordar jeroglíficamente el gran misterio<br />
acuático de <strong>la</strong> cariocinesis celu<strong>la</strong>r <strong>que</strong>, "por el fuego y el agua", hace dos célu<strong>la</strong>s de una,<br />
cosa <strong>que</strong> no ignoraron a<strong>que</strong>llos primitivos iniciados, como lo prueba el mito de Osiris-Tiphon<br />
<strong>que</strong> en otra parte puede verse (IV, página 410) , Y hasta hay una triple AAA en ciertas<br />
monedas romanas, quizá significando ya a <strong>la</strong> tierra. La doble A, en fin, en<strong>la</strong>zada con su<br />
propio nexo (por redundancia muy frecuente en <strong>la</strong>s lenguas, o más bien por presentarse, a <strong>la</strong><br />
vez, en <strong>la</strong>s dos formas), da lugar al notable jeroglífico de ANA o "<strong>la</strong>s aguas", de <strong>la</strong>s <strong>que</strong> <strong>la</strong>s<br />
Enciclopedias traen centenares de pa<strong>la</strong>bras derivadas, a <strong>la</strong>s <strong>que</strong> no podemos descender ya<br />
aquí.<br />
Basta, en efecto, lo apuntado para afrontar ya el difícil problema del jeroglífico de los jinas,<br />
<strong>que</strong> podemos concretar en estos términos:<br />
1º. El jeroglífico ario de IO o del signo lingual védico oTo (del <strong>que</strong> dedujimos tantos otros<br />
en <strong>la</strong>s páginas 122 y 320 de De gentes del otro mundo), entre los etruscos principalmente, o<br />
sea entre los dadores de <strong>la</strong>s letras unciales y de <strong>la</strong> numeración a Roma (únicos rasgos<br />
escriturarios <strong>que</strong>, para no complicar, venimos usando en este capítulo), pudo tomar <strong>la</strong> forma<br />
del cuadrado y de una de sus diagonales de <strong>la</strong> <strong>que</strong>, como ya vimos, se forma, por<br />
participación, lAVo IANVS, Jano, prototipo de todo nombre jina o jaíno.<br />
2º. La pa<strong>la</strong>bra JINA <strong>que</strong> venimos empleando no es sino <strong>la</strong> casteI<strong>la</strong>nización de dicha<br />
pa<strong>la</strong>bra <strong>la</strong>tina; su verdadera escritura, derivada del parsi y el árabe, no es fina, sino Djin,<br />
Djinn y así <strong>la</strong> vemos empleada por muchos autores 204 , y en sentido de genios más bien<br />
Inca, notabilísima gruta jina y aldea de Jerusalén, a <strong>la</strong> <strong>que</strong> por tal causa se <strong>la</strong> asigna en ciertas tradiciones de Palestina como<br />
el lugar del nacimiento de ese excepcional jina <strong>que</strong> se l<strong>la</strong>mó IOANAS, o Juan el Bautista; Aa-him-el-jinum, antiquísima<br />
ciudad de Fez, célebre por su famoso templo primitivo; Aa-is, o Aa-is-is, gran desierto de Ka<strong>la</strong>hari (África Meridional; Aahkaba<br />
o kabe, "lugar acuático de <strong>la</strong> tentación" para Abraham, Agar e Ismael; Aanas Thoth, patria jino-judea del profeta<br />
Jeremías; Aa-rú, "el campo de <strong>la</strong>s mieses divinas", o Campos Elíseos del Ritual funerario egipcio; Aas-si, el río Orontes;<br />
Aa-tzin, arconte, senador entre varios pueblos y también uno de los fundadores de México en <strong>la</strong>s sagradas <strong>la</strong>gunas; Aa-yon,<br />
río del Chubut argentino; Aba, célebre is<strong>la</strong> del Nilo b<strong>la</strong>nco, fuentes armenias (según Estrabón) del Éufrates y del Araxes;<br />
Aba y Abas, rey "jina" de Argos; primitivo templo jina de Ceres o !sis, luego oráculo de Helios-Apolo; nombres de varias<br />
ciudades de Fócida, Licia, A<strong>la</strong>va, Coruña, Hungría, Italia, Ing<strong>la</strong>terra, Mauritania, Japón, etc., Aba-bil, el ave fénix<br />
mahometana, insensible al fuego y al agua; Ab-ab-a, Ab-ab-o, Aba-búnculo, etc., nombre lunar de todos nuestros<br />
antecesores o "abuelos"¡ Abacote, "varita mágica o rabdomante", bastón de mando de! Gran Maestre del Templo; Aba-rhisi<br />
o el Rishi primitivo de los hindúes, nacido de <strong>la</strong>s aguas; Aba-ton, secreto santuario de Osiris en el fondo del <strong>la</strong>go Moeris,<br />
según <strong>la</strong>s enseñanzas iniciáticas de los "Philosophes Inconnus" del siglo XVIII, <strong>que</strong> tenían a <strong>la</strong> A, al 1 y al Pez como signos<br />
cristianos de reconocimiento francmasónico; Aba-areca, "el primer maestro" de los talmudistas babilónicos; Aba-don, aguas<br />
del Chaos hebreo; Aba-dir, betilos mágicos lunares fenicios y hebreos; Aba-haitin-euskoi-karaul, comarca del oculto<br />
KaIkas, y ciudad del gobierno de Irkutsk, cuyo nombre es una alusión c<strong>la</strong>rísima a los "padres" o "instructores" de nuestro<br />
viejo pueblo" vasco o éuscaro; Aba-hai, tribu mogo<strong>la</strong> de China septentrional; Aba-honda, gran ciudad hoy aldea del Alto<br />
Egipto, con notabilísimos hipogeos "jinas"; Abai, el nombre abisinio del Nilo azul; Abaia, <strong>la</strong>go africano, y cien otras más,<br />
todas de origen ario, dicho sea con permiso de nuestros filólogos, cuya despectiva sonrisa acerca de lo <strong>que</strong> no entienden<br />
tenemos ya descontada.<br />
Pero no cerraremos esta nota sin antes consignar un hecho del más alto interés jina; es, a saber, <strong>que</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra A<strong>la</strong>h, con <strong>la</strong><br />
<strong>que</strong> el Cordn designa al Ser Supremo o Dios de otras religiones, admite <strong>la</strong> variante o temura de Aah-<strong>la</strong> o Aha-<strong>la</strong>, el Aanza<br />
(campo de los trigos divinos), o sea el Kerneter o Kairn-Aether egipcio, o el Akasha hindú; es decir, el "Campo de Paz", <strong>la</strong><br />
"Mansión Celeste o Campos Elíseos". Kairn, además, es pa<strong>la</strong>bra celta, con <strong>la</strong> <strong>que</strong> suele designarse a <strong>la</strong>s mansiones postmortem<br />
o "sepulcros".<br />
204 Todos ellos inspirados en el Talmud y el Corán, tales como el insigne Víctor Rugo en una de sus Orientales, en <strong>la</strong> <strong>que</strong><br />
se inspiró luego, a su vez, César Franck, para su gran poema sinfónico con piano Les Djinns, <strong>que</strong> es una de <strong>la</strong>s páginas<br />
or<strong>que</strong>stales más revolucionarias del profundo compositor belga. Con ese nombre se encuentran también a cada paso los<br />
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