Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
impíamente a Medea profanando su casto tá<strong>la</strong>mo; J asón desde entonces tal vez recibe el<br />
nombre de A-casto (<strong>que</strong> <strong>la</strong>s leyendas posteriores le han creído compañero del héroe so<strong>la</strong>r en<br />
<strong>la</strong> empresa), y <strong>la</strong> venganza llega por sí misma, sin <strong>que</strong> Medea, <strong>la</strong> Sophía aria, se vengue por<br />
sí de tal crimen, cual en <strong>la</strong> decadente tragedia griega. Así, pues, <strong>la</strong> corona y <strong>la</strong> túnica<br />
purísimas de Medea (<strong>la</strong> iniciación robada y profanada) constituyen el mayor tormento de<br />
entrambos pérfidos padre e hija, quienes mueren cayendo en el Hades, no sin antes ver<br />
morir a los hijos mismos de ese contubernio absurdo de <strong>la</strong> excelsa mentalidad del hombre<br />
con sus bajas pasiones animales, <strong>que</strong> no en vano son incompatibles entre sí <strong>la</strong>s tres<br />
evoluciones sucesivas: animal, humana y divina...<br />
Con ello, <strong>la</strong>s terribles y simbólicas tragedias de los Atridas se cernían en el ambiente, por<br />
decido así, y el<strong>la</strong>s, en efecto, llegaron más tarde con <strong>la</strong>s demás cosas envueltas por <strong>la</strong><br />
leyenda en estos otros dos mitos troncales de los griegos; <strong>la</strong> guerra contra Thebas y <strong>la</strong><br />
guerra contra Troya, <strong>la</strong>s ciudades sagradas del mito de Hércules nysio, después <strong>que</strong> ya<br />
había realizado entre los degenerados sucesores de los viejos pe<strong>la</strong>sgos, a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s<br />
famosísimas hazañas de <strong>la</strong> muerte de <strong>la</strong> hidra de Lema, el jabalí de Erimanto, el león de<br />
Nemea, <strong>la</strong> cierva dorada jina, los pajarracos antropófagos de <strong>la</strong> <strong>la</strong>guna Estinfalia, <strong>la</strong>s crueles<br />
Amazonas impías, el estúpido Augias, el Minotauro cretense, los caballos de Diómedes, <strong>la</strong>s<br />
vacas de Gerión, el dragón de <strong>la</strong>s Hespérides, el águi<strong>la</strong> del Cáucaso, el gigante terrestre<br />
Anteo, el monstruo Hesione, y demás simbólicas hazañas contra nuestras pasiones y los<br />
tristes efectos kármicos <strong>que</strong> el<strong>la</strong>s siembran en <strong>la</strong> desgraciada humanidad desde entonces,<br />
desde <strong>que</strong> perdió <strong>la</strong> Sabiduría Primitiva, sujeta a esas tres maldiciones de Medea <strong>que</strong> se<br />
l<strong>la</strong>man el dolor, <strong>la</strong> enfermedad y <strong>la</strong> muerte, de los <strong>que</strong> no podremos redimimos hasta <strong>que</strong> a<br />
el<strong>la</strong> retornemos nuestros ojos pecadores...<br />
Esquilo, el soldado glorioso de Maratón, Sa<strong>la</strong>mina y P<strong>la</strong>tea; el iniciado vate o adivino de <strong>la</strong>s<br />
Musas (de ad-divinum, "el <strong>que</strong> llega a <strong>la</strong> Verdad en a<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> santa inspiración de <strong>la</strong>s<br />
Musas", otra de <strong>la</strong>s formas augustas de <strong>la</strong> protección jina), ya hubo de revelámoslo, a costa<br />
de terribles peligros, en los 80 trabajos poéticos <strong>que</strong> consagró a estas cuestiones y de los<br />
cuales sólo muy contados, y no de los mejores, han llegado hasta nosotros. El Prometeo<br />
encadenado canta a esos excelsos renunciadores y caídos, caídos por el inaudito sacrificio<br />
de haber dado mente a los hombres, <strong>que</strong> es mucho más aún <strong>que</strong> darles <strong>la</strong> vida, robando a<br />
los cielos jinas el Sacro Fuego del Pensamiento, sin el cual no habría aún salido <strong>la</strong><br />
humanidad de ese triste estado irracional en el <strong>que</strong> aún yace ¡ay! una gran parte del humano<br />
rebaño. Pero el santo don todavía siguió y sigue menospreciado, y lo <strong>que</strong> es peor, envilecido.<br />
De aquí <strong>la</strong>s demás tragedias del desafiador de los dioses; de Sófocles el entronizador de los<br />
héroes, y de Eurípides, el adu<strong>la</strong>dor cruel de <strong>la</strong>s pasiones del hombre. El primero, con sus<br />
sublimidades verdaderamente deificas; el segundo, con sus idealismos solemnes, y el<br />
tercero con su realismo deso<strong>la</strong>dor, en triste hora heredado luego por todos los pueblos<br />
europeos, <strong>que</strong> bebiesen <strong>la</strong>s últimas heces de a<strong>que</strong>l período funesto de <strong>la</strong> decadencia griega<br />
con dorada máscara, semejante al b<strong>la</strong>n<strong>que</strong>o de los sepulcros, <strong>que</strong> diría el Evangelio...<br />
Electra, <strong>la</strong> mejor, tragedia de Sófocles, aún guarda el eco del terrible karma de a<strong>que</strong>llos<br />
griegos pecadores <strong>que</strong> habían profanado el tesoro calcídico del Vellocino de Aetes y su Aeb-<br />
Greine, o "bendita tierra jina prometida, para (después de <strong>la</strong> tragedia de Jason y de Creusa,<br />
<strong>la</strong> hechicera corintia, o "Ma<strong>la</strong> magia de Moetis") comenzar a vivir otra tragedia, <strong>la</strong> de<br />
Agamemnon (de aga, agua, y Memnon, el culto isíaco o jina, importado de Armenia más <strong>que</strong><br />
de Egipto), muerto infamemente por Egisto, el monstruo humano nacido de <strong>la</strong> locura de<br />
Edipo con su propia madre Io-casta (<strong>la</strong> siempre virgen y a-sexual Io). Asesinado así el héroe,<br />
hermano de Mene<strong>la</strong>o, por el amante criminal y <strong>la</strong> infiel esposa Clitemnestra (de no escribible<br />
etimología), Orestes, otro héroe hijo del héroe y de esta última, se hace llevar a <strong>la</strong> presencia<br />
de los infieles, "como si estuviese muerto" (estilo altamente iniciático y conservado hasta el<br />
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