Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
tan cierta esta transición, <strong>que</strong> en <strong>la</strong>s más notables de entre dichas ciudades, más o menos<br />
so<strong>la</strong>res o cieJópeas, se suelen marcar tres barrios o ciudades distintas, es decir, verdaderas<br />
Tri-polis, como <strong>la</strong>s numerosas <strong>que</strong> por eso llevan este último nombre en <strong>la</strong> historia, y entre<br />
<strong>la</strong>s <strong>que</strong> pueden contarse, además: Roma, por su viejo Janículo, su Pa<strong>la</strong>tino-Capitolio regio,<br />
consu<strong>la</strong>r e imperial, y su siempre plebeyo Aventino; Creos y Megara, por su vieja y su nueva<br />
Acrópolis; Ilión o Troya, Tirinto (<strong>la</strong> de los tres recintos), Ramno, Nicomedia, Cío, Asos, Cícico,<br />
Sardes, Priena, Esmirna, Pesinoute, Perga, Argos, Sunio, Florentino, Veyes, Atenas,<br />
Licosura, Mantinea, Alea, Stinfalos, Corinto, Pilo, Yra, Esparta, Trifilia, Tebas, Patmos,<br />
Samos, Delos, Orcómenes, Mesenia, etc., cosa aún conservada en <strong>la</strong>s pob<strong>la</strong>ciones árabes,<br />
en <strong>la</strong>s <strong>que</strong> el odiado elemento hebreo constituye por sí solo un barrio de parias ya poco<br />
menos <strong>que</strong> fuera de <strong>la</strong> ley, cual entre <strong>la</strong>s gentes brahmánicas de <strong>la</strong>s cuatro castas, y<br />
costumbre <strong>que</strong> data acaso de antes del siglo v de <strong>la</strong> Era precedente a <strong>la</strong> nuestra, cuando el<br />
incendio de Atenas por Jerjes, y cuyas huel<strong>la</strong>s han <strong>que</strong>dado en el Partenón y demás<br />
sagrados edificios de <strong>la</strong> primitiva Acrópolis ateniense. Siempre, en efecto, han sido tres<br />
cosas complementarias: el hogar (ya el privado o templo de los penates, ya el de toda <strong>la</strong><br />
ciudad, templo de <strong>la</strong>s curias), el ágora (p<strong>la</strong>za o "casa de todos y de nadie") y el suburbio<br />
(lugar en ocasiones más propio de bestias <strong>que</strong> de hombres, y donde <strong>la</strong> falsa virtud de arriba,<br />
por "inversión de polos", muy frecuente en <strong>la</strong> vida de pueblos y de hombres, suele <strong>la</strong>brar, en<br />
<strong>la</strong>s épocas de crisis principalmente, rosas de sus estiércoles, y excelsas virtudes de sus<br />
vicios) 200 .<br />
En <strong>la</strong> gran región pelásgica o jina de Thesalia, célebre por su Larisa, su Far-salia y su<br />
Thebas Phthiotides (sucesora de <strong>la</strong> Dióspolis, Lucksor, Karnac o Thebas magna del Alto<br />
Egipto, y antecesora de <strong>la</strong> otra Thebas beocia) reinó <strong>la</strong>rgo tiempo <strong>la</strong> raza primitiva so<strong>la</strong>r,<br />
representada por Aeson y por su esposa, <strong>la</strong> lunar Alci-medea, hasta <strong>que</strong> (como Numitor por<br />
Amulio en Lacio) se vió destronada por Pelias (¿Pal<strong>la</strong>s-Atenea?), de quien aún se conserva<br />
un monte de este nombre. Pero Aetes o Aeson, el destronado, había dejado un hijo, Jason<br />
(cual Numitor una hija, Rea), <strong>que</strong>, ocultado a <strong>la</strong>s persecuciones de aquél por su educador el<br />
centauro Quirón, el caurio o el kyrites (como Remo y Rómulo por el pastor Fáustulo, o como<br />
Amnón con el niño Hércules en Nysia) llegó a hacerse un verdadero héroe (como todos<br />
a<strong>que</strong>llos otros prototipos variantes del universal mito de Hércules), y en tal concepto bien<br />
pronto se vió sometido a una durísima prueba por Palias, el ogro usurpador, con el ánimo,<br />
200 También hay en lo moral, dígase lo <strong>que</strong> se quiera, tres c<strong>la</strong>ses por lo menos de hombres: los del hogar (<strong>que</strong> siguen <strong>la</strong><br />
santa ley aria de una honrada, <strong>la</strong>boriosa y justa vida de familia); los del ágora ("<strong>que</strong> viven en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za pública siempre", es<br />
decir, más de los demás <strong>que</strong> de sí mismos), y los del suburbio, <strong>que</strong> a veces es físico pa<strong>la</strong>cio (entregados, como inacionales,<br />
a los vicios). Por encima de estas castas morales eternas está <strong>la</strong> genuinamente no sacerdotal, sino jina, <strong>la</strong> de a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong> en<br />
tantos lugares llevamos ya vistos, y de los <strong>que</strong> Firdusi, en El <strong>Libro</strong> de los Reyes (trad. de J. Mohl, t. VII, pág. 104), cuenta:<br />
"Cuando el emperador bizantino Mauricio preguntó al embajador de Chosroes acerca de los indiati, éste le contestó: "Son<br />
gentes adoradores del Toro y de <strong>la</strong> Vaca, o sea del Sol y de <strong>la</strong> Luna; no creen en Dios ni en <strong>que</strong> sean los cielos los <strong>que</strong> giren<br />
sobre <strong>la</strong> Tierra; no se duelen gran cosa de sus cuerpos; se creen muy sabios y no tienen por tales a hombres como nosotros".<br />
Suponemos desde luego <strong>que</strong> el lector no tomará al pie de <strong>la</strong> letra esto de "<strong>la</strong> adoración de <strong>la</strong> Vaca", como tampoco creerá<br />
<strong>que</strong> los pe<strong>la</strong>sgo-jinas adoraban a esos augustos simbolismos <strong>que</strong> nuestra desaprensión pagana y no pagana califica de<br />
"ídolos", sino <strong>que</strong> los consideraban como meros símbolos, dado <strong>que</strong> <strong>la</strong> antropo<strong>la</strong>tría, según vamos viendo, es de época<br />
histórica posterior y continuación tristísima del totemismo, característicos de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s gentes postat<strong>la</strong>ntes a <strong>la</strong>s <strong>que</strong> dichos<br />
pe<strong>la</strong>sgos-caldeos hal<strong>la</strong>ron en estado rayano ya con el de <strong>la</strong>s bestias, cual hoy no pocos pueblos africanos del interior. De<br />
tales gentes y algunas <strong>que</strong> se tienen por cultas proceden <strong>la</strong>s habituales frases de <strong>la</strong>s Enciclopedias, como a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>tivas al<br />
buey Apis, cuando dicen:<br />
"El buey Apis, al cual se consideraba como <strong>la</strong> imagen del alma de Osiris, nació de una vaca <strong>que</strong> fué fecundada por una<br />
divina influencia emanada de <strong>la</strong> Luna", frases cuyo alcance ocultista es complicadísimo, como puede colegirse en infinitos<br />
pasajes de los tomos I, II y IV de esta Biblioteca, donde <strong>la</strong> Vaca Pentápoda de Gauthama el Buddha y de todos los sadhús<br />
hindúes se presenta con una persistencia <strong>que</strong> verdaderamente maravil<strong>la</strong>.<br />
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