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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

Tomad, pues, los libros caballerescos como lo <strong>que</strong> realmente son, como fábu<strong>la</strong>s, es decir,<br />

como Verdades astrales disfrazadas con el velo de <strong>la</strong> mentira física, y <strong>la</strong> luz se hará en<br />

vuestras mentes respecto de problema tan esencial, y en el <strong>que</strong> tanto se ha calumniado a los<br />

antiguos. El secreto del Templo Caballeresco Ario se reveló en ma<strong>la</strong> hora con ellos, y el<br />

movimiento, antes ahogado en sangre de albigenses y de trovadores, ahogado <strong>que</strong>dó<br />

también con <strong>la</strong> sátira de Cervantes en el más espantoso de los ridículos.<br />

Pero, ¡ay! <strong>que</strong> tamañas profanaciones <strong>la</strong>s suele pagar demasiado caras <strong>la</strong> humanidad.<br />

Ved, si no, <strong>la</strong>s lágrimas y <strong>la</strong>s humil<strong>la</strong>ciones <strong>que</strong> a <strong>la</strong> noble España le ha costado, como a<br />

ninguna otra nación en el mundo. Muerto y sepultado Nuestro Señor Don Quijote, <strong>que</strong> diría<br />

Navarro Ledesma, los bajos escuderos <strong>que</strong>daron en el mundo, y "con todo ello comió y sigue<br />

comiendo <strong>la</strong> Sobrina, brindó y sigue brindando el Ama, y Sancho Panza mostró y sigue<br />

mostrando su mal disimu<strong>la</strong>do regocijo", por obra y gracia del testamento, sel<strong>la</strong>do, como<br />

todos, por <strong>la</strong> muerte del testador inmortal, eterno. La patria de Don Quijote cayó presa de<br />

todos los Sanchos y los Sansones Carrascos, <strong>que</strong> "se hicieron pastores", como el Señor<br />

soñara en sus últimos días; pero pastores de esos <strong>que</strong> devoran al ganado <strong>que</strong> encomendara<br />

a su custodia el Divino Pastor, el "Pastor Santo" <strong>que</strong> a los cielos viera subir <strong>la</strong> oda de Fray<br />

Luis el salmantino, y los detentadores, en, fin, de <strong>la</strong> nación inmortal <strong>que</strong> sel<strong>la</strong>se con el cretino<br />

"tate, tate, folloncicos" <strong>la</strong> tumba de Don Quijote para <strong>que</strong> no resucitase ni al tercero ni al<br />

billonésimo día, hoy no tienen ideales, por<strong>que</strong> l<strong>la</strong>man aún con desprecio "quijotes", "locos" e<br />

"ilusos" a cuantos caballeros andantes del Ideal nos preocupamos de lo de tejas arriba, y a<br />

quienes nos dejarían morir de hambre a ser posible, olvidando <strong>que</strong> "no sólo de pan vive el<br />

hombre"; <strong>que</strong> al <strong>que</strong>, venciendo endriagos y vestigios de mil ca<strong>la</strong>ñas, "busca el Reino de<br />

Dios y su Justicia, lo demás le es dado siempre por añadidura", y <strong>que</strong> hasta el propio Jesús,<br />

cuando tuvo hambre -y se negó, sin embargo, a comp<strong>la</strong>cer al tentador, quien le pedía <strong>que</strong><br />

transformase <strong>la</strong>s piedras en pan y, suicida, se echase del Templo abajo, y postrado, en fin, le<br />

adorase a cambio del dominio sobre todos los ilusorios reinos de <strong>la</strong> Tierra-, a <strong>la</strong> postre los<br />

propios ángeles o jinas le sirvieron a <strong>la</strong> mesa...<br />

Sí, quijotes eternos del más incorregible quijotismo, sin mezc<strong>la</strong> sanchopancesca alguna,<br />

tenemos <strong>que</strong> ser siempre, pese a todas <strong>la</strong>s palizas yangüesas, a todas <strong>la</strong>s pedreas, <strong>que</strong>mas<br />

y vencimientos. Una preciosa fábu<strong>la</strong> de Las mil y una noches viene a damos sobre ello <strong>la</strong><br />

enseñanza definitiva. ¿Recordáis, en efecto, a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> famosa cena del baramécida al astuto<br />

barbero, y en <strong>la</strong> <strong>que</strong> el anfitrión obsequiaba más y más a su huésped con manjares<br />

imaginativos v bebidas no menos ilusorias <strong>que</strong> no se veían por parte alguna? Pues cual le<br />

acaeció a <strong>la</strong> postre al barbero del cuento, <strong>la</strong> "cena a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> de <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s" acabó de veras y<br />

bien de veras. Además, conviene anotar <strong>que</strong> el regio baramécida no le mentía a su barberil<br />

convidado...; ¡era simplemente <strong>que</strong> los alimentos y <strong>la</strong>s bebidas a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s eran astrales, no<br />

físicos, y este cuitado mal podía tomados si, desprovisto de <strong>la</strong> visión astral o sentido<br />

trascendente de <strong>la</strong> "doble vista" intuitiva, no los veía!<br />

Tal nos sucede eternamente a lo <strong>la</strong>rgo del sendero de <strong>la</strong> vida, olvidando <strong>que</strong> <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada<br />

realidad transitoria de aquí abajo es mera proyectiva geométrica de <strong>la</strong>s quijotescas<br />

realidades de allá arriba, del encantado mundo jina, como <strong>la</strong> superficie lo es del volumen, <strong>la</strong><br />

línea de <strong>la</strong> superficie y el punto de <strong>la</strong> línea, y <strong>que</strong> cuanto hoy poseemos no es sino una<br />

cristalización, un "caso particu<strong>la</strong>r" de infinitos momentos imaginativos. ¿Acaso <strong>la</strong> estatua <strong>que</strong><br />

<strong>la</strong> suya, como así sucede. Las pasiones del juego, etc., <strong>que</strong> extravían a este Amado hasta el momento en <strong>que</strong> <strong>la</strong> Amada le<br />

salva, recuerdan en un todo al clásico mito español de Flores y B<strong>la</strong>nca Flor, <strong>que</strong> es tan conocido. El <strong>la</strong>go de los espantos,<br />

como esotro <strong>la</strong>go <strong>que</strong> aparece en dos o tres lugares del Quijote, no es sino el consabido <strong>la</strong>go iniciático <strong>que</strong> en capítulos<br />

anteriores llevamos visto.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 222 www.samaelgnosis.net

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