21.06.2014 Views

Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

<strong>la</strong>rga y penosa subida, caminaban por a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> senda de flores, cuando descubrieron de<br />

improviso una fuente <strong>que</strong> les convidaba a humedecer en el<strong>la</strong> sus sedientos <strong>la</strong>bios en sus<br />

cristales, <strong>que</strong> manan en grueso chorro de <strong>la</strong> peña, salpicando <strong>la</strong>s yerbas con su nevada<br />

espuma y, reuniéndose luego sus aguas, desaguan por un canal bajo perennes y<br />

transparentes sombras.<br />

"-He aquí <strong>la</strong> fuente de <strong>la</strong> risa -exc<strong>la</strong>man éstos-; he aquí el río funesto para los <strong>que</strong> beben<br />

sus aguas. Tengamos, pues, a raya nuestros deseos y seamos prudentes hasta <strong>la</strong><br />

exageración, cerrando los oídos al dulce y pérfido canto de <strong>la</strong>s falsas Sirenas de los p<strong>la</strong>ceres<br />

prohibidos". Y diciendo esto llegaron adonde el río forma más abajo un <strong>la</strong>go delicioso.<br />

En <strong>la</strong> oril<strong>la</strong> de este <strong>la</strong>go había una mesa cubierta de los más apetitosos manjares. Dos<br />

graciosas y <strong>la</strong>scivas jóvenes retozaban sobre <strong>la</strong> superficie de <strong>la</strong>s aguas, ora bañando en sus<br />

ondas sus semb<strong>la</strong>ntes radiosos, ora nadando, ora zambulléndose, para aparecer de nuevo<br />

más y más hermosas...<br />

Viene aquí <strong>la</strong> tentación a <strong>la</strong> manera de <strong>la</strong>s gopís con Krishna, o de Parsifal con Kundry,<br />

diciendo <strong>la</strong>s sirenas a los bizarros jóvenes cruzados: "-Oh venturosos peregrinos <strong>que</strong> habéis<br />

logrado penetrar hasta aquí con vuestro esfuerzo. Sabed <strong>que</strong> esta morada de delicias es el<br />

puerto del mundo; aquí podéis encontrar un remedio a todos vuestros pesares y disfrutaréis<br />

de cuantos bienes gozaron antaño los humanos en <strong>la</strong> feliz edad <strong>que</strong> se l<strong>la</strong>mó de oro.<br />

Abandonad, pues, con confianza esas armas <strong>que</strong> tan útiles os han sido hasta aquí.<br />

Colgad<strong>la</strong>s de esos árboles frondosos. pues <strong>que</strong> de aquí en ade<strong>la</strong>nte habéis de ser guerreros<br />

del amor tan sólo". Reynaldos va luego a <strong>la</strong> selva a destruir sus encantos, regresando<br />

vencedor.<br />

A pesar de <strong>la</strong>s múltiples manos pecadoras <strong>que</strong> han pasado por <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong>s Cruzadas,<br />

despojándo<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> mayor parte de sus hechos maravillosos, todavía saltan aquí y allá<br />

algunos <strong>que</strong> cabrían perfectamente en nuestros modernos libros espiritistas. En <strong>la</strong><br />

imposibilidad de dados todos, apuntemos sólo los siguientes (Historia de <strong>la</strong>s Cruzadas, de<br />

Michaud y Poujou<strong>la</strong>t):<br />

Bernardo el Tesorero, al describimos en su Crónica <strong>la</strong> segunda y tercera cruzada, nos dice:<br />

"Antes de hab<strong>la</strong>ras más del ejército cruzado, quiero referiros un suceso maravilloso <strong>que</strong><br />

pasó, y fué <strong>que</strong> los de retaguardia encontraron a una vieja hechicera, esc<strong>la</strong>va de un tirio de<br />

Nazareth, <strong>que</strong> iba montada sobre una burra. Los soldados <strong>la</strong> prendieron y sometieron a<br />

tormento, hasta <strong>que</strong> les hubo dicho quién era y qué venía a buscar allí. La vieja respondió<br />

<strong>que</strong> iba siguiendo en derredor del campamento para hechizarlo con sus sortilegios. Añadió<br />

<strong>que</strong> ya los había rodeado dos noches consecutivas, y <strong>que</strong> si hubiese alcanzado a hacerlo <strong>la</strong><br />

tercera hubiesen <strong>que</strong>dado todos tan ligados <strong>que</strong> no habría escapado ni uno solo. Entonces<br />

los ar<strong>que</strong>ros <strong>la</strong> echaron a <strong>la</strong> hoguera, de <strong>la</strong> <strong>que</strong> tornó a salir como si tal cosa, por lo <strong>que</strong> un<br />

hombre de armas le dió un hachazo". (Dom Martenne, colección. tít. V, y Muratori, Rerum<br />

Italicum scriptores, tít. VII, pág. 659, edic. 1725).<br />

Durante el sitio de Archas por los cruzados pereció, rodeado de maravillosas<br />

circunstancias, Anselmo de Ribaumont, conde de Buchair, de quien los cronistas ponderan<br />

su talento, piedad y valor. "Un día -dice el cronista Raimundo de Agiles- Anselmo vió entrar<br />

en su tienda al joven AngeIram, hijo del conde de San Pablo, <strong>que</strong> había muerto en el sitio de<br />

Marrah, -¿Cómo puede ser, hijo mío, <strong>que</strong> vos viváis -dijo Anselmo-, siendo así <strong>que</strong> yo mismo<br />

os he visto morir en el campo de batal<strong>la</strong>? -Debéis saber -respondióle el joven <strong>que</strong> los <strong>que</strong><br />

combaten por Jesucristo no mueren jamás. -Pero, ¿de dónde procede -replicó Anselmo- esa<br />

desconocida bril<strong>la</strong>ntez <strong>que</strong> os rodea? Entonces Angelram, levantando los ojos al cielo,<br />

señaló en el espacio hacia un pa<strong>la</strong>cio de cristal y de diamantes, diciendo: -De allí es de<br />

donde procede <strong>la</strong> radiante luz <strong>que</strong> os ha maravil<strong>la</strong>do; allí está mi habitación, y allí también se<br />

os prepara otra más hermosa todavía para vos, <strong>que</strong> vendréis a ocupar<strong>la</strong> bien pronto. Adiós;<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 215 www.samaelgnosis.net

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!