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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

ruinoso, le habrían derruido en seguida para rehacerle, y entonces el tesoro depositado entre<br />

él y <strong>la</strong> casa habría sido para otros, o bien les habría anticipado unos años a los huérfanos <strong>la</strong><br />

ri<strong>que</strong>za <strong>que</strong> con ello les aguarda, y ellos, entonces, habrían cambiado, débiles, <strong>la</strong> senda de <strong>la</strong><br />

virtud por <strong>la</strong> del vicio. .. He aquí, pues -concluyó el sabio, al par <strong>que</strong> desaparecía como tenue<br />

humo a los ojos de su discípulo-, <strong>la</strong>s cosas cuya explicación no has sabido esperar con <strong>la</strong><br />

paciencia debida...<br />

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

-¡He aquí, pues, también -exc<strong>la</strong>ma el Señor Omnipotente- cómo yo tengo siempre arcanos<br />

de insondable sabiduría, cuando parece <strong>que</strong> con mi diestra descargo todo mi Poder sobre los<br />

mortales, quienes creen recibir así un gran daño en lo <strong>que</strong>, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, no es, <strong>la</strong>s más de <strong>la</strong>s<br />

veces, sino un grandísimo, un inapreciable beneficio!<br />

Para terminar estas sugestivas materias jinas e iniciáticas, transcribamos el pasaje<br />

coránico re<strong>la</strong>tivo al Velo de Isis y a Dhul Karnein, el Adepto árabe, maestro acaso de<br />

Mahoma, al par <strong>que</strong> Djebr-er-Rumi, Salmam, Yesar y otros.<br />

Versículos 82 al 110 de <strong>la</strong> sura XVIII:<br />

Cuando <strong>la</strong>s gentes, ¡Oh Profeta de A<strong>la</strong>h!, te interroguen acerca de <strong>la</strong> verdadera historia de<br />

Dhul Karnein 141 , o "el Iniciado de los dos cuernos de luz", diles lo siguiente:<br />

Viendo el Señor <strong>la</strong> gran ciencia y virtud de Dhul Karnein, le consolidó en los poderes <strong>que</strong><br />

en <strong>la</strong> tierra había adquirido, y le dió cuantos medios eran necesarios para <strong>que</strong> realizase a<br />

voluntad todos sus deseos, como hombre <strong>que</strong> inspiraba absoluta confianza de <strong>que</strong> de tales<br />

poderes jamás llegaría a abusar. Caminó, pues, Dhul Karnein hasta <strong>que</strong> hubo llegado a los<br />

141 Empleamos el nombre de Dhul Karnein y no el de Khedr para designar al Maestro Moisés, por<strong>que</strong> así se deduce del<br />

contexto de <strong>la</strong> aura coránica número XVIII, poniendo en concordancia los pasajes de los versículos 59 al 81, y del 82 hasta<br />

el 110 del final. Es más: no acertamos a comprender cómo el culto traductor señor García-Bravo, al llegar a estos difíciles<br />

pasajes cree <strong>que</strong> Dhul Karnein es el sobrenombre de Alejandro Magno, cuando en realidad, al tenor de <strong>la</strong> más estricta<br />

etimología, no es sino "el hombre de los dos cuernos" (de Karn, cuerno, y Dhul, cabeza o extremidad), desinencia vaga y<br />

genérica como <strong>la</strong> de sufi (sabio), nabi (profeta), resoul (enviado), veli (discípulo) y otras tan frecuentes en el iniciático libro<br />

del Profeta Mahoma. Tampoco podemos estar conformes –y eso <strong>que</strong> el nombre del desconocido o Maestro de Moisés a <strong>que</strong><br />

se refieren los primeros versículos de <strong>la</strong> sura en cuestión, no hace al caso <strong>que</strong> sea uno u otro de aquéllos- con los<br />

comentarios <strong>que</strong> suelen poner a estos versículos los comentadores, <strong>que</strong>riendo ver absurdamente en dichos dos mares, el de<br />

a<strong>que</strong>nde o de esta vida, y el de allende o de <strong>la</strong> vida jina superior -el últra-mare-vitae de <strong>la</strong>s leyendas de Psiquis-, al mar de<br />

Grecia y al de Persia, <strong>que</strong> no se juntan, además, como es sabido. Por eso dice con acierto García-Bravo <strong>que</strong> como este<br />

pasaje carece de todo sentido literal <strong>que</strong> sea p<strong>la</strong>usible, muchos comentadores añaden <strong>que</strong> Moisés, al hab<strong>la</strong>r así de los dos<br />

mares de conocimiento, quiere referirse a <strong>la</strong> próxima entrevista entre él, cuyo mar es <strong>la</strong> ciencia exterior, y su Maestro,<br />

verdadero océano de <strong>la</strong> ciencia preternatural o secreta.<br />

A propósito de dicha nota, añade el señor García-Bravo: "En efecto, hab<strong>la</strong>ndo cierto día Moisés con el Señor, le<br />

preguntó" ¿Conoces entre todos tus servidores humanos a un hombre <strong>que</strong> pueda enseñarme algo?" Y el Señor le respondió:<br />

"Sí. y puedes hal<strong>la</strong>rle allí donde se juntan los dos mares". "Y ¿cómo llegar hasta allí?" "Con <strong>la</strong> fe, <strong>que</strong> remueve <strong>la</strong>s<br />

montañas, y tomando contigo un pescado <strong>que</strong> desaparecerá así <strong>que</strong> a <strong>la</strong> confluencia de a<strong>que</strong>llos mares llegues..."<br />

Fuese o no Khedr o Khidr el Maestro desconocido al <strong>que</strong> se refieren repetidos versículos de <strong>la</strong> sura XVIII, es lo cierto<br />

<strong>que</strong> Khedr está considerado por los mahometanos como profeta, aun<strong>que</strong> fuera y por encima de los Enviados a los pueblos<br />

semíticos (judíos, cristianos y árabes); es decir, un personaje misteriosísimo, a manera de Djebr-er-Rumi, de Yesar o de<br />

Salmán, sabios instructores griegos o parsis instructores del Profeta.<br />

En efecto, de Khedr, lo mismo <strong>que</strong> de Pinchas, el hijo de Eleazar y nieto de Aarón, se dice de él, por los muslimes, <strong>que</strong><br />

era un misteriosísimo ser <strong>que</strong> había logrado hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> Fuente de <strong>la</strong> Vida, y en el<strong>la</strong> bebido <strong>la</strong>s aguas o licor <strong>que</strong> concede <strong>la</strong><br />

Inmortalidad. De Pinchas agregan <strong>la</strong>s' tradiciones talmúdico-muslímicas, <strong>que</strong> su alma ha pasado sucesivamente por el<br />

cuerpo de Elías y luego por el de San Jorge.<br />

En esta cuestión de <strong>la</strong> caverna iniciática conviene recordar, en fin, <strong>que</strong> cuando el Profeta huyó de <strong>la</strong> Meca a Medina, para<br />

escapar a los perseguidores <strong>que</strong> le seguían de cerca, se escondió en una gruta. A<strong>la</strong>h, para protegerle, hizo <strong>que</strong> una araña<br />

tejiese en seguida su te<strong>la</strong> en <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> caverna. Gracias a esto, al pasar por frente los perseguidores desistieron de<br />

entrar, pensando <strong>que</strong> nadie habría dentro, puesto <strong>que</strong> se hal<strong>la</strong>ba intacta <strong>la</strong>. te<strong>la</strong> de <strong>la</strong> araña, cuya e<strong>la</strong>boración suponía varios<br />

días.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 185 www.samaelgnosis.net

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