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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

os creéis, por<strong>que</strong> el cuerpo de éste está amasado de roja arcil<strong>la</strong>, mientras <strong>que</strong> el vuestro es<br />

etéreo y glorioso 134 , ¿podríais nombrarme uno siquiera de estos seres <strong>que</strong> en torno de Adán<br />

estáis viendo y <strong>que</strong> le rinden homenaje como a su soberano?<br />

-¡A<strong>la</strong>bado sea tu nombre, Señor! ¿Cómo quieres <strong>que</strong> podamos hacer tal cosa, si nosotros<br />

no poseemos más ciencia <strong>que</strong> <strong>la</strong> <strong>que</strong> tú has infiltrado en nuestra naturaleza al crearnos?<br />

¿Cómo pretendes <strong>que</strong> demos nombre a <strong>la</strong>s cosas cuando nos es imposible el conocerte<br />

puesto <strong>que</strong> carecemos de mente?<br />

-Verdad es cuanto decís -respondió A<strong>la</strong>h-, pero ahora vais a ver de lo <strong>que</strong> es capaz<br />

este Adán a quien despreciabais hace poco.<br />

y l<strong>la</strong>mando el Señor a Adán, le ordenó sin tardanza:<br />

-Dinos, uno por uno, los nombres de todos estos seres y para lo <strong>que</strong> sirven.<br />

Adán, obediente al mandato del Señor, fué enumerando todos los seres <strong>que</strong><br />

sucesivamente desfi<strong>la</strong>ban ante su vista, con cuantas particu<strong>la</strong>ridades les caracterizaban.<br />

Y cuando Adán lo hubo hecho así, con el más inaudito asombro por parte de <strong>la</strong> cohorte<br />

angélica, <strong>que</strong> no era capaz de tanto, el Señor replicó a estos últimos:<br />

-¿No os dije ya "<strong>que</strong> yo sé lo <strong>que</strong> no sabéis vosotros?<br />

Y, seguidamente, Dios hizo a todos los ángeles <strong>que</strong> adorasen a Adán por<strong>que</strong> tenía mente,<br />

es decir, una Divina chispa de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> infinita Mente Divina con <strong>la</strong> <strong>que</strong> ha sido creado el<br />

Universo...<br />

Esta Divina Mente, causa de nuestra titánica caída, es, pues, <strong>la</strong> <strong>que</strong> nos hizo descender<br />

del paraíso jina o de <strong>la</strong> Edad de Oro, al tenor también de <strong>la</strong> sura XX, versículo 121, donde se<br />

consigna: "Dijo A<strong>la</strong>h al primer hombre y a los suyos una vez formados: -Descended todos del<br />

Paraíso, hombres y demonios, enemigos ya los unos. de los otros, para estar en perpetua<br />

guerra. Semejante estado de dolor y de lucha, empero, no será eterno, sino <strong>que</strong> habrá de<br />

cesar algún día. -El hombre entonces dice a A<strong>la</strong>h: -Señor, cuando yo haya muerto, ¿saldré<br />

vivo de mi propio cuerpo, por tu gran poder? -A ,lo <strong>que</strong> el Profeta responde: -Juro por A<strong>la</strong>h<br />

<strong>que</strong> reuniremos a todos los hombres y también a todos los demonios, y, arrodil<strong>la</strong>dos, los<br />

colocaremos en torno a <strong>la</strong> gehena de purificación" (XIX, 67-69). Cómo podéis, pues, ser<br />

ingratos para con A<strong>la</strong>h, vosotros <strong>que</strong> estabais muertos y <strong>que</strong> recibisteis nueva vida de Él?<br />

¿Cómo podéis ser ingratos cuando sabéis <strong>que</strong> Él os hará morir para <strong>que</strong> reviváis de nuevo?<br />

(II, 26). A los <strong>que</strong> han muerto en <strong>la</strong> senda del Señor no digáis <strong>que</strong> están muertos, por<strong>que</strong><br />

ellos están vivos, aun<strong>que</strong> vosotros no lo comprendáis... En el sucederse continuo de los días<br />

y <strong>la</strong>s noches; en el ir y venir de <strong>la</strong>s naves trayendo y llevando cosas útiles; en el agua <strong>que</strong><br />

A<strong>la</strong>h hace descender del cielo y correr luego por <strong>la</strong> tierra, dando vida a lo <strong>que</strong> yacía muerto;<br />

en <strong>la</strong>s variaciones del viento y de <strong>la</strong>s nubes <strong>que</strong> prestan servicio entre el Cielo y <strong>la</strong> Tierra; en<br />

todo, en fin, hay advertencias sabias para a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong> quieren entender (II, 149 Y 159). El<br />

día en <strong>que</strong> A<strong>la</strong>h os l<strong>la</strong>me de vuestras tumbas y le respondáis a<strong>la</strong>bándole, os parecerá <strong>que</strong> no<br />

habéis permanecido sino un instante en el<strong>la</strong> (XVII, 54). Cada cual tiene, en efecto, una p<strong>la</strong>za<br />

en el Paraíso, p<strong>la</strong>za hacia <strong>la</strong> cual se vuelve para orar, y toda alma tiene su guardián <strong>que</strong> <strong>la</strong><br />

vigi<strong>la</strong>. Vosotros, pues, obrad el bien a porfía y dondequiera <strong>que</strong> estéis, <strong>que</strong> el Señor, <strong>que</strong> es<br />

134 2 Poco antes de su huída de <strong>la</strong> Meca, desesperado Mahoma de llegar a convertir a los de esta ciudad, se tras<strong>la</strong>dó a Taief<br />

para predicar allí <strong>la</strong> nueva doctrina. Los habitantes de esta ciudad le recibieron muy mal; pero, en cambio, según los<br />

historiadores musulmanes, una tropa de genios <strong>que</strong> estaban allí oyeron encantados <strong>la</strong>s enseñanzas del Corán, creyeron en<br />

el<strong>la</strong>s y propagaron su doctrina entre otros genios.<br />

Según los árabes, estos genios son una raza intermedia entre los hombres los ángeles, y los comentadores de los<br />

primeros versículos de <strong>la</strong> sura LXXII, apoyándose en <strong>la</strong> circunstancia de <strong>que</strong> Mahoma no vió a estos genios, sino <strong>que</strong> le fué<br />

reve<strong>la</strong>da por Dios su presencia, creía <strong>que</strong> los genios son <strong>la</strong>s almas de los hombres... En diversos pasajes del Corán se añade<br />

<strong>que</strong> los genios se reproducen a <strong>la</strong> manera de todos los demás seres de <strong>la</strong> creación. (Joaquín García-Bravo en su traducción<br />

del Corán, traducción <strong>que</strong> seguimos en este capítulo.)<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 178 www.samaelgnosis.net

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