Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
"En a<strong>que</strong>l país, cuya vegetación era tan rica antaño <strong>que</strong> a Josefo le pareció casi mi<strong>la</strong>grosa;<br />
en a<strong>que</strong>l país, donde <strong>la</strong> Naturaleza, según este historiador, había reunido <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas de los<br />
climas fríos, <strong>la</strong>s producciones de <strong>la</strong>s zonas ardientes y los árboles de <strong>la</strong>s <strong>la</strong>titudes temp<strong>la</strong>das,<br />
cargados todo el año de flores y de frutos; en a<strong>que</strong>l país, en fin, <strong>que</strong> antes parecía un edén,<br />
ahora se calcu<strong>la</strong> con veinticuatro horas de anticipación el sitio donde podrá encontrar el<br />
viajero un asiento de césped y un árbol cuya sombra proteja su desayuno. El <strong>la</strong>go está<br />
convertido en un desierto. Una so<strong>la</strong> barca, medio desvencijada, surca hoy a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s linfas<br />
silenciosas, tan llenas de vida y de alegría en otro tiempo. Sólo <strong>la</strong>s aguas son todavía puras y<br />
transparentes. Las riberas, formadas de rocas o de menudos guijarros, se parecen más bien<br />
a <strong>la</strong>s de un mar en miniatura <strong>que</strong> a <strong>la</strong>s de un <strong>la</strong>go como el de Hulch. Son limpias, nada<br />
fangosas, y el tenue y cadencioso movimiento de <strong>la</strong>s o<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s bate siempre en el mismo sitio.<br />
Vemos aquí y allá pe<strong>que</strong>ños promontorios cubiertos de <strong>la</strong>ureles de Alejandría, de tamariscos<br />
y de espinosos alcaparros. Próximos a <strong>la</strong> salida del jordán, junto a Tiberiades, y en <strong>la</strong> oril<strong>la</strong><br />
formada por <strong>la</strong> l<strong>la</strong>nura de Genesareth, hay dos sitios pob<strong>la</strong>dos de embriagadores jardines,<br />
contra cuya alfombra de yerbas y de flores va a expirar el apacible oleaje de <strong>la</strong>s aguas. El<br />
arroyo de Ain-Tabiga forma un pe<strong>que</strong>ño estuario lleno de lindísimas conchas. Nubes de<br />
pájaros acuáticos cubren el <strong>la</strong>go. El horizonte ofusca <strong>la</strong> vista a fuerza de ser luminoso. Las<br />
aguas, profundamente encajonadas entre rocas abrasadoras, son de un hermoso azul<br />
celeste, y cuando se <strong>la</strong>s observa desde <strong>la</strong> cumbre de <strong>la</strong>s montañas de Safed, diríase <strong>que</strong><br />
ocupan el fondo de una copa de oro. Al Norte, los barrancos nevosos del Hermón,<br />
destacando sus líneas b<strong>la</strong>ncas sobre el cielo; al Este, <strong>la</strong>s elevadas y nudosas mesetas de <strong>la</strong><br />
Gaulonítida y de <strong>la</strong> Perex, siempre áridas y envueltas en una atmósfera de fuego, forman una<br />
montaña compacta, o, por mejor decir, un inmenso y altísimo terraplén, <strong>que</strong>, a partir de<br />
Cesárea de Filipo, se prolonga indefinidamente hacia el Sur. El calor es ahora muy sofocante<br />
en <strong>la</strong>s oril<strong>la</strong>s del <strong>la</strong>go, el cual está a doscientos metros bajo el nivel del Mediterráneo, y, por<br />
consiguiente, participa de <strong>la</strong>s condiciones tórridas del Mar Muerto. Este ardor excesivo se<br />
hal<strong>la</strong>ba antaño temp<strong>la</strong>do por una vegetación exuberante... Sin duda allí, como en <strong>la</strong> campiña<br />
de Roma, hubo algún cambio de clima debido a causas históricas. El Is<strong>la</strong>mismo, y sobre todo<br />
<strong>la</strong>s Cruzadas, fueron los <strong>que</strong> aso<strong>la</strong>ron como un viento de muerte <strong>la</strong> comarca favorita de<br />
Jesús. A<strong>que</strong>l<strong>la</strong> hermosa tierra de Genesareth estaba muy lejos de sospechar <strong>que</strong> su futuro<br />
destino había de salir del cerebro de quien tan prácticamente <strong>la</strong> paseaba. Peligroso<br />
compatriota, Jesús ha sido un personaje fatal para el país <strong>que</strong> tuvo el formidable honor de<br />
producirle. Codiciada <strong>la</strong> Galilea por dos. fanatismos rivales, y habiendo llegado a ser para<br />
investigador. Renán demuestra <strong>que</strong> Philo-Judeo, nacido muchos años antes <strong>que</strong> Jesús y muerto hacia el año 50, jamás había<br />
oído hab<strong>la</strong>r de él, no obstante haber vivido en Palestina durante todo a<strong>que</strong>l tiempo en <strong>que</strong>, según los Evangelios, <strong>la</strong> alegre<br />
nueva de su doctrina era predicada en todo el país. Josefo, el historiador <strong>que</strong> nació tres o cuatro años después de <strong>la</strong> muerte<br />
de Jesús, menciona su ejecución en una corta sentencia. y hasta estas cortas pa<strong>la</strong>bras, según el autor de <strong>la</strong> Vida de Jesús,<br />
fueron alteradas por una mano cristiana. Es más: escribiendo Josefo al final del primer siglo, en cuya época el ilustre Pablo<br />
se dice <strong>que</strong> había ya fundado multitud de iglesias. y en <strong>que</strong> Pedro había ya establecido <strong>la</strong> sucesión apost6lica. el dicho<br />
escrupuloso compi<strong>la</strong>dor, e historiador imparcial hasta de <strong>la</strong>s sectas menos importantes, ignora por completo <strong>la</strong> existencia de<br />
una so<strong>la</strong> secta cristiana. Suetonio, secretario de Adriano, <strong>que</strong> escribió en el primer cuarto del siglo segundo. sabe tan poco<br />
acerca de Jesús y de su historia, <strong>que</strong> dice <strong>que</strong> el emperador C<strong>la</strong>udio expulsó a todos los judíos por<strong>que</strong> promovían a <strong>la</strong><br />
continua disturbios por sugestión de un tal Chrestus, y aun el mismo emperador Adriano, <strong>que</strong> esaibi6 más tarde, estaba tan<br />
poco impresionado por los dogmas o importancia de <strong>la</strong> nueva secta, <strong>que</strong> en carta a Servianus dice <strong>que</strong> cree <strong>que</strong> los cristianos<br />
son adoradores de Serapis, el profético tipo abstracto de Cristo, y a quien según el Antiguo Arte y Mitología de Payne<br />
Kuight, se representa "llevando el cabello <strong>la</strong>rgo, vuelto hacia atrás y dispuesto en rizos <strong>que</strong> caen sobre su pecho y espalda,<br />
como suelen llevarlo <strong>la</strong>s mujeres, y con un ropaje, en fin, <strong>que</strong> le cubre "hasta los pies". Tal es, en efecto, <strong>la</strong> pintura<br />
convencional de todos los retratos del Salvador, o sea de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> representación serápea de <strong>la</strong> abstracta Anima Mundi, por<br />
los cristianos antropomorfizada."<br />
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