Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
cuanto, como demuestra Garci<strong>la</strong>so (III, IX), el rey, en caso necesario, daba de vestir, etc., a<br />
sus vasallos. No había así mendicidad alguna en todo el reino, dicha <strong>que</strong> para sí quisieran<br />
los más orgullosos pueblos modernos, cuyos fastuosos lujos de los pocos están cimentados<br />
en <strong>la</strong> más repugnante de <strong>la</strong>s miserias de los muchos. Así es <strong>que</strong> el noble idealismo<br />
semirrevolucionario de un Henry George moderno nada tendría <strong>que</strong> hacer allí en un pueblo<br />
como aquél, <strong>que</strong> hacía continuos, justos y maravillosos repartos de tierra, ¡de esa Tierra <strong>que</strong><br />
pertenece a todos sus hijos, como <strong>la</strong> cárcel pertenece al prisionero!<br />
Las tierras incas, dice "Sócrates" en su Civiliçao dos Incas, separada <strong>la</strong> parte del culto y <strong>la</strong><br />
del Estado, eran divididas entre los jefes de familia, conforme a <strong>la</strong>s necesidades de cada uno<br />
y el número de los habitantes de los distritos. Hacíanse nuevos lotes para los recién casados,<br />
los cuales eran aumentados a proporción del crecimiento de <strong>la</strong> familia La tierra del pueblo se<br />
<strong>la</strong>braba y regaba siempre antes <strong>que</strong> <strong>la</strong> del Inca, y antes también eran <strong>la</strong>bradas por los de<br />
cada pueblo -donoso ejemplo de solidaridad social- <strong>la</strong>s tierras de <strong>la</strong>s viudas, los huérfanos y<br />
los ausentes. Por otra parte, como el trabajo prestado por el pueblo en <strong>la</strong>s otras tierras del<br />
Sol y del Inca era como un impuesto, los productos de <strong>la</strong>s del pueblo eran aplicados íntegros<br />
para <strong>la</strong> manutención de <strong>la</strong> familia, mientras <strong>que</strong> el producto de a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s otras tierras era<br />
destinado casi por entero a obras de interés colectivo, tales como vías públicas, puentes,<br />
fortificaciones, drenajes, pósitos, correos, etc., en <strong>la</strong>s <strong>que</strong> tanto sobresaliesen los incas,<br />
hasta el punto de <strong>que</strong> nosotros, los españoles, hubimos de copiar no pocas cosas de ellos...,<br />
¿Qué más, si al propio enfermo se le consideraba como huésped del Sol (por cuanto <strong>la</strong><br />
enfermedad era el camino de irse con él algún día), y se le sostenía y medicinaba como tal<br />
huésped por el Estado? También eran tenidos como "huéspedes del Sol" cuantos pasaban<br />
de cuarenta y cinco años, después de haber dedicado, a <strong>la</strong> consolidación de su persona,<br />
veinte y veinticinco años al trabajo individual y colectivo, en el más ideal de los sistemas<br />
primitivos de jubi<strong>la</strong>ciones, retiros y seguros, Conviene, en fin, leer al Padre José de Acosta<br />
respecto de los años "sabático" y "de jubileo".<br />
La enseñanza incaica tenía, como todas <strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s regiones del pasado, incluso el<br />
Cristianismo, una parte exotérica, pública o humana, y otra parte esotérica, privada, iniciática<br />
o jina, de <strong>la</strong> cual, si bien no se tienen detalles directos por los historiadores, por lo mismo <strong>que</strong><br />
era secreta, sí puede colegirse cuál fuera leyendo entre líneas no pocas de <strong>la</strong>s noticias <strong>que</strong><br />
ellos nos suministran,<br />
Una de el<strong>la</strong>s es <strong>la</strong> rapidez increíble y verdaderamente jina con <strong>que</strong> se ocultó, más <strong>que</strong><br />
desapareció, <strong>la</strong> iniciación inca a <strong>la</strong> llegada de los conquistadores, tanto, <strong>que</strong> un hombre de<br />
sangre real, como Garci<strong>la</strong>so, heredero directo del trono por su madre Isabel, si en éste<br />
hubiesen podido heredar <strong>la</strong>s hembras, y <strong>que</strong> nació ocho años después de <strong>la</strong> conquista,<br />
apenas si pudo recoger de <strong>la</strong>bios de su tío <strong>la</strong>s vagas indicaciones ocultistas o jinas de su<br />
citada obra, Cual ocurre siempre en estos casos -caída de los pitagóricos, de los temp<strong>la</strong>rios y<br />
de otras sociedades secretas-, <strong>la</strong> iniciación inca se ocultó ipso tacto así <strong>que</strong> pusieron en el<br />
país su p<strong>la</strong>nta los conquistadores. Sepultóse también por tone<strong>la</strong>das el oro del templo del<br />
Cuzco y el de otros muchos, y se creó, como sucede siempre <strong>que</strong> se peca contra <strong>la</strong> Magia, o<br />
sea "contra el Espíritu Santo", el más terrible de los karmas colectivos, tal, <strong>que</strong> aún hoy, por<br />
desgracia, perdura 98 , a partir de esa verdadera tragedia griega de los Atridas, <strong>que</strong> tuvo por<br />
98 3 He aquí algunos apuntes re<strong>la</strong>tivos a esta ri<strong>que</strong>za, según Garci<strong>la</strong>so, apuntes {;omplementarios de los <strong>que</strong> llevamos<br />
dados en De gentes del otro mundo:<br />
Las cuatro paredes del templo del Cuzco estaban cubiertas de arriba abajo por p<strong>la</strong>nchas y tablones de oro, y en el testero,<br />
<strong>que</strong> podríamos l<strong>la</strong>mar altar mayor, aparecía <strong>la</strong> figura del Sol, hecha en otra p<strong>la</strong>ncha de oro de doble grueso, y, por cierto,<br />
<strong>que</strong> el caudillo Mancio Sena de Leguizano, a quien le cupo en suerte el profanar a<strong>que</strong>l despojo augusto, con arreglo a<br />
nuestra tan civilizada costumbre del juego, hubo de jugarle y perderle en una so<strong>la</strong> noche, dando lugar, quizá, con ello al<br />
famoso refrán de "se ha jugado el Sol antes de <strong>que</strong> amanezca", Embalsamadas, no se sabe cómo, aparecían en a<strong>que</strong>l lugar<br />
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