Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
todo contento, descanso y regalo, y los malos penas, entermedades y trabajos. Tuvieron<br />
asimismo los Incas <strong>la</strong> resurrección universal, no para gloria ni pena, sino para volver a vivir<br />
esta vida temporal. jamás tuvieron sacrificios humanos, ni aun por causa de <strong>la</strong>s<br />
enfermedades de sus reyes, pues <strong>que</strong> a éstas <strong>la</strong>s consideraban como mensajeras del Padre<br />
Sol, <strong>que</strong> por el<strong>la</strong>s les l<strong>la</strong>maba a descansar en su seno."<br />
Los fundadores, pues, del vastísimo Imperio inca o del Dios Sol (Sayri-tupac o Sri-tupan),<br />
tenían infalsificables características arias, pese a cuanto pueda inferirse en contrario de <strong>la</strong>s<br />
pa<strong>la</strong>bras de historiadores, como el P. José de Acosta, en su célebre Historia natural y moral<br />
de <strong>la</strong>s Indias occidentales, por el eterno afán, ya notado por H. P. B. en el capítulo anterior,<br />
de re<strong>la</strong>cionar todas <strong>la</strong>s cosas con <strong>la</strong> Biblia mosáica, empeño infantil, después de todo, por<br />
cuanto en último término, puede probarse <strong>que</strong> <strong>la</strong> raza hebrea no es sino un vástago ario,<br />
torcido desde sus orígenes por su materialismo característico y, como tal, expulsado de <strong>la</strong><br />
Ariana hacia Ur de <strong>la</strong> Caldea, como harto lo indican los nombres de A-braham (el nobrahmán<br />
"o el ex-brahmán") Sri, Sarai o Sahara, <strong>la</strong> "Sara-svati", hindú, etcétera, etc. Tales<br />
características son numerosísimas, por lo cual sólo mencionaremos <strong>la</strong>s más salientes.<br />
El semita nace en un Jardín del Edén; "el ario nace siempre en una "cueva sagrada", <strong>que</strong><br />
harto sagrada es esa humana cueva o matriz, santuario de <strong>la</strong> generación y de <strong>la</strong> vida, y por<br />
eso <strong>la</strong>s tradiciones más antiguas de los incas, como arios, arrancan de <strong>la</strong>s Siete Cuevas de<br />
Pacaret-Tampu, "<strong>la</strong> Mansión del Amanecer" u Oriente, de donde salen los cuatro (más bien<br />
siete) hermanos Ayar, nombre <strong>que</strong> no puede ser más ario, y descienden al mundo de los<br />
mortales, <strong>que</strong> no otra cosa quiere decir el bajar al Cozco o Cuzco, pa<strong>la</strong>bra <strong>que</strong>, si por un <strong>la</strong>do<br />
proviene de <strong>la</strong> vasca "tierra", por otro también significa "ombligo", por<strong>que</strong> mediante el cordón<br />
umbilical yace el feto arraigado en <strong>la</strong> entraña o "tierra" materna durante los nueve meses del<br />
embarazo, existencia intra-uterina de <strong>la</strong> <strong>que</strong> morimos para nacer en este mundo, como<br />
morimos más tarde en <strong>la</strong> tierra para nacer a otros mundos superiores. Dichos hermanos arios<br />
se muestran por vez primera a los hombres "después del Diluvio" o catástrofe at<strong>la</strong>nte en Tihuacan,<br />
literalmente "el reino del dios It" 88 , y son también l<strong>la</strong>mados, como después sus<br />
sucesores, ln-ti-chu-rin, "hijos del Sol", y jefes de los ku-ra-cas o sacerdotes (curus, curas,<br />
<strong>que</strong> diríamos hoy en típico castel<strong>la</strong>no), mientras <strong>que</strong> a <strong>la</strong>s mujeres ilustres y ya de sangre<br />
real se <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mó pal<strong>la</strong>s, con el típico nombre helénico de Pal<strong>la</strong>s,Atenea, equivalente al de<br />
Minerva calcídica o iniciática, Diana, Selene, o en suma, Isis o Io.<br />
Los semitas, dado su abyecto culto al sexo, disfrazado con los más frívolos pretextos,<br />
jamás conocieron ese culto de Vesta, Hestia o <strong>la</strong> Madre-Tierra, <strong>que</strong> de India y Persia pasó a<br />
Grecia y Roma. “Tuvieron los Incas -dice el cronista- vírgenes muy hermosas, conforme a <strong>la</strong>s<br />
<strong>que</strong> hubo en Roma en el templo de Vesta, y casi guardaban los mismos estatutos <strong>que</strong> el<strong>la</strong>s”,<br />
y por eso, igual en México <strong>que</strong> en el Perú, los más suntuosos edificios eran los de <strong>la</strong>s<br />
vestales o conservadoras del Divino Fuego ario, <strong>la</strong>s druidesas o sacerdotisas del más puro,<br />
sabio y primitivo de todos los cultos: el culto a Higyeia o <strong>la</strong> Madre Naturaleza 89 .<br />
tierra", Allpacam-asca, "tierra animada", etc.). todo ello sin contar <strong>la</strong>s infinitas pa<strong>la</strong>bras con <strong>la</strong> raíz Hu, "dios" o "jina", tales<br />
como <strong>la</strong> de Huaca.<br />
88 Henos, pues, de nuevo en el punto de partida, o sea de ese dios lt, Manú o Salvador,base de todas <strong>la</strong>s teogonías postatlánticas<br />
o post-diluvianas. cuyos mil nombres de Arjuna o Hari-cu<strong>la</strong>s. Hércules, Quetzacoatl. Manco-Capac, Odio, Dagón.<br />
Oanes Xishutros, etc.. tantas veces van citados en esta Biblioteca. Por eso convendría <strong>que</strong>, para lo re<strong>la</strong>tivo a este It,<br />
consultase el lector el capitulo X, tomo II de <strong>la</strong> misma.<br />
89 Profundizando en los simbolismos incaicos, nos asombra el conocimiento ario <strong>que</strong> tenían de <strong>la</strong>s leyes higiénicas. Así, <strong>la</strong><br />
fiesta <strong>que</strong>, según Garci<strong>la</strong>so, consagraban al Sol en el solsticio de estío (fiesta de Raymi, el Ra ario), reve<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> más<br />
profunda filosofía. En efecto, venidas gentes de todos los ámbitos del Imperio, y tras un riguroso ayuno de tres días, en los<br />
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