Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />
Don Mario Roso de Luna<br />
Pocos contrastes históricos son más notables, en efecto, <strong>que</strong> el <strong>que</strong> presentara América<br />
del Sur entre el egregio pueblo inca y los demás de a<strong>que</strong>l vasto continente a <strong>la</strong> llegada de los<br />
conquistadores. Y este contraste, por otra parte, es el <strong>que</strong> en el capítulo anterior nos ha<br />
trazado <strong>la</strong> Maestra H. P. B. entre el pueblo jina de los todas y el pueblo inferior de los<br />
badagas, <strong>que</strong> los considera como a verdaderos "hijos del Sol" o dioses, honrándose con<br />
proveer a sus necesidades materiales, ni más ni menos <strong>que</strong> acaeciera con los incas. De aquí<br />
<strong>la</strong> inmensa distancia entre unos y otros, <strong>que</strong> Garci<strong>la</strong>so nos describe en estos términos:<br />
"Residiendo mi madre en el Cozco, su patria, venían a visitar<strong>la</strong> los pocos parientes <strong>que</strong><br />
habían escapado con vida de <strong>la</strong>s crueldades de Atahualpa, en <strong>la</strong>s cuales visitas solían tratar<br />
del origen de nuestros reyes, de sus leyes y de sus enseñanzas. ... Acaeció, pues, <strong>que</strong><br />
siendo yo de diez y siete años, le dije al pariente más anciano: "Tío, ¿qué noticias tienes tú<br />
del origen de nuestros reyes?" Y él me contestó: "Guarda en tu corazón cuanto vaya decirte:<br />
Sabrás <strong>que</strong> en los siglos antiguos, toda esta región de tierra <strong>que</strong> ves eran unos grandes<br />
montes breñales, y <strong>la</strong>s gentes en a<strong>que</strong>llos tiempos vivían como fieras, sin religión, ni policía,<br />
ni pueblos, sin cultivar <strong>la</strong> tierra ni cubrir sus carnes, habitando <strong>la</strong>s cuevas, comiendo como<br />
bestias yerbas del campo, raíces de árboles, frutas y carne humana. Entonces, nuestro padre<br />
el Sol hubo lástima de ellos, y envió del cielo a <strong>la</strong> tierra un hijo y una hija de los suyos, para<br />
<strong>que</strong> los doctrinasen en el _ verdadero conocimiento, y les diesen preceptos y leyes en <strong>que</strong><br />
viviesen como hombres en razón y urbanidad, habitasen en casas, tuviesen pueblos,<br />
cultivasen <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas, criasen ganados y viviesen de <strong>la</strong> tierra como hombres racionales y no<br />
como bestias. Con esta orden y mandato puso nuestro padre el Sol estos dos hijos suyos en<br />
<strong>la</strong> <strong>la</strong>guna Ti-ti-ca-ca, y les dió una barra de oro, de media vara de <strong>la</strong>rgo y dos dedos de<br />
grueso, diciéndoles <strong>que</strong> allí donde a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> barra se les hundiese con un solo golpe <strong>que</strong> con<br />
el<strong>la</strong> diesen en <strong>la</strong> tierra, allí <strong>que</strong>ría nuestro padre el Sol <strong>que</strong> hiciesen su asiento y corte. Así,<br />
cuando hayáis reducido esas gentes a nuestro servicio, les dijo, <strong>la</strong>s mantendréis en razón}'<br />
justicia, a <strong>la</strong> imagen y semejanza mía, <strong>que</strong> a todo el mundo hago bien, cuidando de dar una<br />
vuelta cada día al mundo, para proveer y socorrer a toda <strong>la</strong> tierra... Ellos, entonces. salieron<br />
de Titicaca, tratando en vano de hincar aquí y allá <strong>la</strong> barra de oro, hasta llegar a Pacarec-<br />
Tampu o "Posada del Amanecer", en el valle del Cozco -o Cuzco-, <strong>que</strong> estaba hecho una<br />
montaña brava, l<strong>la</strong>mada Huanacanti, y como allí hundiesen con gran facilidad su barra, hasta<br />
perderse, dijo nuestro Inca a su hermana y mujer: "Este es el valle indicado por nuestro<br />
padre el Sol; vayamos, pues, cada uno de su <strong>la</strong>do a convocar y doctrinar a esta gente; tú<br />
hacia el Norte, y yo hacia el Mediodía". Los moradores, viendo a<strong>que</strong>l<strong>la</strong>s dos personas<br />
vestidas y adornadas con los rostros, pa<strong>la</strong>bras y ornamentos de nuestro padre el Sol, les<br />
obedecieron como a reyes, refiriendo doquiera <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s <strong>que</strong> de ellos habían visto y<br />
oído... Así se creó nuestra ciudad, dividida en dos mitades: <strong>la</strong> del rey fué Hanan Cozco, o<br />
alto, y <strong>la</strong> de <strong>la</strong> reina, Hurin Cozco, o bajo, no para <strong>que</strong> los unos tuviesen preeminencias sobre<br />
los otros, sino para <strong>que</strong> todos fuesen iguales como hermanos, hijos del mismo padre y de <strong>la</strong><br />
misma madre; unos como hermanos mayores, y como hermanos menores los otros. Nuestro<br />
Inca enseñó a los hombres, y nuestra Coya a <strong>la</strong>s mujeres... Los indios, así reducidos a <strong>la</strong><br />
civilización, fueron atrayendo a otros. Estos silvestres acudían en gran número a ver <strong>la</strong>s<br />
maravil<strong>la</strong>s de nuestros primeros padres, y certificándose en el<strong>la</strong>s, se <strong>que</strong>daban en su servicio<br />
y obediencia, formando más de cien pueblos... Cuántos años ha <strong>que</strong> el Sol envió estos sus<br />
primeros hijos, no te lo sabré decir, <strong>que</strong> ellos son tantos <strong>que</strong> no los ha podido guardar en <strong>la</strong><br />
memoria. Nuestros primeros Incas vinieron en los primeros siglos del mundo, de los cuales<br />
descienden los demás reyes <strong>que</strong> hemos tenido, y de estos mismos descendemos todos<br />
El cuerpo del gran historiador y poeta yace en <strong>la</strong> Catedral-Mezquita de Córdoba, cual si un semejante te6sofo mereciese<br />
bien el dormir el eterno sueño al amparo de tres tan distintas religiones como son <strong>la</strong> cristiana, <strong>la</strong> mahometana y <strong>la</strong> inca.<br />
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