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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

CAPÍTULO XI. LOS "JINAS" INCAS<br />

El inca Garci<strong>la</strong>so de <strong>la</strong> Vega y sus "Comentarios reales de los ineas", - Un contraste histórico entre "los Hijos del<br />

Sol" y los demás pueblos sudamericanos, - El re<strong>la</strong>to de un Amauta inca. - Gentes so<strong>la</strong>res, cainitas, quírites o<br />

incas del viejo continente. - Shamanos o jinas y sus discípulos incas. - Los dos reformadores, el Manú y su<br />

Coya, en el <strong>la</strong>go sagrado de Titicaca, - La religión natural de los incas y su culto simbólico del Sol y de <strong>la</strong><br />

Luna.Pachacamac, el Logos Demiúrgico inca. - El Dios Desconocido. - Runas y L<strong>la</strong>mas. - Las reencarnaciones.<br />

- Lazos fonéticos entre los incas y los pueblos del viejo continente. - Los incas fueron arios y no semitas. -<br />

Pruebas históricas de este aserto. - El culto de Vesta. - La fiesta del Sol. - Las cronologías de los quipos. - La<br />

proverbial caballerosidad aria de los incas. - "Caso diplomático" <strong>que</strong> hoy envidiaríamos. - Altísima moralidad de<br />

a<strong>que</strong>llos "Hijos de <strong>la</strong> Luz". - El templo de Cuzco. - Cámaras iniciáticas del Sol, <strong>la</strong> Luna, Venus y <strong>la</strong>s Pléyades,<br />

estas últimas como centro del Universo, al tenor de lo <strong>que</strong> admite también nuestra Astronomía. - Las cuatro<br />

c<strong>la</strong>ses de lenguas del Imperio inca. - Su iniciática sabiduría.<br />

Los bondadosos lectores habrán de perdonarnos este aserto, <strong>que</strong> acaso se les antoje<br />

demasiado fuerte e injustificado: los fundadores del Imperio inca del Perú fueron los jinas.<br />

Pero, antes de rechazar por temeraria semejante aserdón, bueno será <strong>que</strong> nos acompañen<br />

por esta breve excursión histórica, apoyada en una de <strong>la</strong>s más hermosas obras de <strong>la</strong> época:<br />

los Comentarios reales de los Incas, o Historia general del Perú, escrita en el siglo XVI por el<br />

célebre inca Garci<strong>la</strong>so de <strong>la</strong> Vega 82 .<br />

82 El inca Garci<strong>la</strong>so, autor de esta preciosa obra, nació en el Cuzco, en 1559, o sea ocho años después de <strong>la</strong> conquista de<br />

a<strong>que</strong>l vasto y poderoso Imperio, hecha por Francisco Pizarra. Mezc<strong>la</strong>ndo en sus venas <strong>la</strong>s más ilustres sangres de ineas y de<br />

españoles, fué hijo de Garci<strong>la</strong>so de <strong>la</strong> Vega, uno de los más prec<strong>la</strong>ros caudillos del conquistador, natural de Badajoz, nieto<br />

del primer conde de Feria, y biznieto del du<strong>que</strong> del Infantado. Descendía así, por linea paterna, del conquistador de Sevil<strong>la</strong><br />

Garci-Pérez de Vargas, mientras <strong>que</strong>, por <strong>la</strong> linea materna, fué hijo de doña Isabel Coya -Coya, <strong>que</strong> quiere decir "reina<br />

inca"-, nieto del inca Huallpa Capac, biznieto de Huayna Capac, y sobrino del desgraciado Huáscar, el último rey de los<br />

incas, a quien usurpó el trono el bastardo Atahualpa, dando con ello origen a <strong>la</strong> guerra civil de sucesión, <strong>que</strong> precipitó, como<br />

es sabido, <strong>la</strong> caída del Imperio, bajo el embate y engaños de los conquistadores españoles. Vino por vez primera a España el<br />

inca Garci<strong>la</strong>so de <strong>la</strong> Vega a los veinte años de edad. y veintiocho de <strong>la</strong> conquista, con el fin de defender a su 'padre,<br />

injustamente acusado de traición, dando lugar con ello, quizá, a <strong>la</strong> leyenda <strong>que</strong> después explotó tan hábilmente el Du<strong>que</strong> de<br />

Rivas para su admirable tragedia Don Alvaro o <strong>la</strong> fuerza del sino. Era un verdadero sabio y un corazón de oro, aun<strong>que</strong> algo<br />

débil de carácter, pues <strong>que</strong> con ocasión de escribir <strong>la</strong> Historia de <strong>la</strong> Florida, en <strong>la</strong> <strong>que</strong> estampó terminantemente <strong>la</strong><br />

certidumbre <strong>que</strong> tenía en <strong>la</strong> resurrección -léase en <strong>la</strong> pluralidad de vidas-, dice: "Cuando hube escrito lo re<strong>la</strong>tivo a <strong>la</strong><br />

resurrección, lo quité por obedecer a les de <strong>la</strong> Compañía de Jesús, Miguel Váz<strong>que</strong>z de Padil<strong>la</strong>, natural de Sevil<strong>la</strong>, y jerónimo<br />

de Prado, natural de Ubeda, <strong>que</strong> me lo mandaron así, y de allí lo quité, aun<strong>que</strong> tarde, por ciertas causas tiránicas, y ahora lo<br />

vuelvo a poner en su puesto, por<strong>que</strong> no falte del edificio piedra tan principal." (C. I, pág. 229, ed. Ortega, 1829.) Verdadero<br />

p<strong>la</strong>tónico, como encuadraba a sus mal encubiertas creencias incaicas, <strong>que</strong> son orientales, p<strong>la</strong>tónicas o teosóficas, tradujo los<br />

célebres Diálogos entre Philon y Sophia, de Philon Hebreo, los <strong>que</strong> dedicó a ese rey <strong>que</strong> se l<strong>la</strong>mó Felipe II. Su obra, por otra<br />

parte, está apoyada, tanto en <strong>la</strong> más pura tradición inca de su línea materna, aún no borrada entonces por el aluvión de <strong>la</strong>s<br />

nuevas ideas de los invasores, cuanto en <strong>la</strong>s clásicas obras de Zárate, Herrera, Cieza, Gomara, Ercil<strong>la</strong> y los PP. Valera y<br />

Acosta, a los <strong>que</strong>, en diversos pasajes, menciona. La obra no fué impresa sino un año después de su muerte, o sea en 1617,<br />

en Lisboa, y de el<strong>la</strong> se han hecho varias ediciones. Nicolás Antonio, en su Biblioteca, <strong>la</strong> califica de "copiosa, elegante,<br />

curiosa, verdadera y segura"; y el imp<strong>la</strong>cable Feijoo <strong>la</strong> a<strong>la</strong>ba igualmente en muchos pasajes de su Teatro Critico,<br />

principalmente en <strong>la</strong> carta última del tomo V.<br />

No debió de ser nunca <strong>la</strong> obra muy del agrado de <strong>la</strong> mojigatería españo<strong>la</strong> imperante en su siglo, tanto o más <strong>que</strong> en el<br />

nuestro, pues <strong>que</strong> Ortega el editor de el<strong>la</strong> en Madrid, 1829, hubo de estampar en el prefacio: "Confieso <strong>que</strong> no puede menos<br />

de causarme mucha admiración <strong>que</strong> obras de esta naturaleza, buscadas por los sabios de <strong>la</strong> nación, apetecidas de todo<br />

curioso, elogiadas, traducidas y publicadas diferentes veces por los extranjeros, lleguen a escasearse. El pobre inca, casi<br />

desde su nacimiento, ha sufrido esta fatalidad, no sólo antes de <strong>la</strong> reimpresión en 1722, sino también después de esta fecha.<br />

Antes andaban tan escasos sus Comentarios Reales, <strong>que</strong>, según el testimonio de don Gabriel Cárdenas, su editor, y autor del<br />

Ensayo Cronológico a <strong>la</strong> Historia de <strong>la</strong> Florida del Inca, aun adquiridos para copiados era dificultoso." La obra consta de<br />

dos partes, de <strong>la</strong>s <strong>que</strong> <strong>la</strong> primera comprende nueve libros, con todo lo re<strong>la</strong>tivo al Imperio desde su fundación, y <strong>la</strong> segunda<br />

ocho, con lo referente a <strong>la</strong> conquista, hasta <strong>la</strong> solemne renuncia <strong>que</strong> hizo en Lima el inca don Diego Sayri-Tupac Amarú en<br />

favor de don Felipe II.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 117 www.samaelgnosis.net

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