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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

recibir en recompensa los tesoros inauditos de esa "is<strong>la</strong> de misterio", <strong>que</strong> no está sólo, como<br />

<strong>la</strong> de Montecristo, en <strong>la</strong>s costas de Italia, sino en todos los lugares del mundo a <strong>la</strong> vez!-,<br />

cárcel en <strong>la</strong> <strong>que</strong> entra pobre y atormentado, para salir de el<strong>la</strong> como omnipotente soberano<br />

<strong>que</strong>-realiza, gracias a su nueva condición, los más aparentes imposibles...<br />

Por eso, el verdadero nombre de <strong>la</strong> tal nove<strong>la</strong> bien podría ser el de Karma, por<strong>que</strong> es el<strong>la</strong><br />

el momento más grande <strong>que</strong> a <strong>la</strong> terrible ley de Justicia de <strong>la</strong>s Esferas nos ofrece <strong>la</strong> moderna<br />

literatura. Karma, en el desastroso fin de los tres asesinos de Dantés -Villefort, Danglás y<br />

Caderouse-, quienes, a vuelta de ilusorias felicidades trágicamente desvanecidas, vienen a<br />

recoger, gota a gota, idénticas amarguras de <strong>la</strong>s <strong>que</strong> sembraron con sus espinas el antes<br />

risueño camino del héroe; Karma, en el premio recogido por <strong>la</strong> protectora familia del armador<br />

Morrel; Karma, en fin, del propio autor, quien, así como había en cierto modo degradado un<br />

tanto con su ficción <strong>la</strong> excelsa e incomprendida figura jina del Adepto Saint-Germain -aun<strong>que</strong><br />

dejándo<strong>la</strong> todavía harto hermosa y atrayente en Monte,cristo-, pudo así ver quizá en sus<br />

últimos días, cuando le abrumaban <strong>la</strong>s deudas y los derroches casi tanto como <strong>la</strong>s glorias de<br />

sus Tres mos<strong>que</strong>teros y su Conde, <strong>que</strong> alguien, quizá el propio Ma<strong>que</strong>t, deslizándose como<br />

astuta serpiente guiada por <strong>la</strong> conocida mano de cierta institución necromante, volvió<br />

arteramente del revés toda <strong>la</strong> obra, en su <strong>la</strong>mentable y repugnante apostil<strong>la</strong> <strong>que</strong> lleva el título<br />

de La mano del muerto, y en <strong>la</strong> <strong>que</strong> literalmente se ha hecho negro de lo b<strong>la</strong>nco y b<strong>la</strong>nco de<br />

lo negro, como si se hubiese escrito, no por Dumas, padre, o Dumas, hijo, bajo <strong>la</strong>mentables<br />

apremios del negocio editorial, sino por el mayor enemigo <strong>que</strong> existir pudo del. novelista y del<br />

protagonista de su obra -el maravilloso Saint-GermainMontecristo-, cuya noble figura<br />

iniciática <strong>que</strong>daba falsificada así.<br />

Terminada ya esta digresión de historia moderna, volvamos a nuestros jinas asiáticos y a<br />

lo <strong>que</strong> sobre ellos nos dice en otros lugares <strong>la</strong> admirable H. P. B. en su citada obra Por <strong>la</strong>s<br />

grutas y selvas del lndostán.<br />

Los dikshatas o verdaderos yoquis iniciados de otra de <strong>la</strong>s regiones hindúes -nos enseñaevitan<br />

cuanto pueden el mostrarse en público, recluídos, como casi siempre lo están, y<br />

consagrados a perpetuo estudio, no presentándose -como Saint-Germain y los demás<br />

citados- sino cuando tienen una misión especial <strong>que</strong> cumplir en el mundo. De esta excelsa<br />

c<strong>la</strong>se son algunos de los más grandes <strong>la</strong>mas buddhistas, dominando todas <strong>la</strong>s leyes del<br />

l<strong>la</strong>mado "magnetismo", ya conocido y practicado desde tiempo inmemorial, en <strong>la</strong> propia<br />

China y en el Thibet, <strong>la</strong> Magia o Ciencia Suprema, con <strong>la</strong> típica denominación de Ciencia<br />

Gina, Jina o Jaina.<br />

Por eso, los más sabios de entre los partidarios de <strong>la</strong> antiquísima religión jina o jaina<br />

consideran, tanto al brahmanismo cuanto al buddhismo, como meras y "modernas"<br />

desviaciones del Jainismo, y siendo hasta el propio Gautama el Buddha un mero discípulo<br />

del gran Gurú o Maestro de los jaínos, por lo cual cuidan de establecer una profunda<br />

distinción entre <strong>la</strong> actual religión jaína de <strong>la</strong> India y el Jainismo o Cainismo troncal y primitivo,<br />

o sea <strong>la</strong> Religión Sabiduría originaria, o de <strong>la</strong> Edad de Oro del mundo, l<strong>la</strong>mada tan<br />

apropiadamente "Ciencia de los dioses", o Teosofía. (Ob. cit., pág. 57.)<br />

Véanse los párrafos <strong>que</strong> a tan pasmosa enseñanza consagra <strong>la</strong> Maestra:<br />

"Hemos tenido cierta vez <strong>la</strong> dicha -expresa en uno de sus comentarios a <strong>la</strong> Estancia XII del<br />

libro de Dzyan o Jinan- de ver un viejo manuscrito perteneciente a <strong>la</strong> colección l<strong>la</strong>mada<br />

Tongo Shakty-Sangye Songa, exotéricamente conocida por el nombre de "Anales de los<br />

treinta y cinco Buddhas de Confesión". Estos personajes, aun<strong>que</strong> l<strong>la</strong>mados Buddhas en <strong>la</strong><br />

religión buddhista del Norte, pueden l<strong>la</strong>marse igualmente Rishis, Avatara, Mahatmas, o<br />

"Grandes Almas", propiedad universal y común a todas <strong>la</strong>s creencias religiosas; sabios<br />

históricos, al menos para los ocultistas, y <strong>que</strong> constituyen en <strong>la</strong> Tierra <strong>la</strong> más excelsa de <strong>la</strong>s<br />

jerarquías. Gautama Buddha hace el número veintisiete de estos 35, o más bien, de estos<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 113 www.samaelgnosis.net

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