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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

calcu<strong>la</strong>das mentiras explotadoras, tuviésemos alguna cosa digna de ser l<strong>la</strong>mada "Historia". A<br />

pesar de ello, el Maestro en cuestión no puede ser arrancado del marco histórico, pese al<br />

interés del siglo XIX en borrarle de <strong>la</strong> memoria de su época, por<strong>que</strong> sobre <strong>la</strong>s citadas<br />

Memorias históricas de m.adame Adhemar, hoy aparentemente perdidas, cayó luego, del<br />

modo más extraño, <strong>la</strong> conocida obra del fundador de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> moderna, Alejandro Dumas.<br />

¿Qué agregar ya, pues, a esto último, cuando todos, en nuestras mocedades, nos hemos<br />

embobado y absorbido hasta perder <strong>la</strong> noción de nosotros mismos en <strong>la</strong>s aventuras<br />

pasmosas del infeliz marinero Edmundo Dantés, protagonista de <strong>la</strong> obra de Dumas,<br />

transformado, supone el novelista, por el arte semimágico del misterioso abate Faria, en <strong>la</strong><br />

proteica y brujesca figura jina del Conde de Montecristo?<br />

Por<strong>que</strong> ha llegado <strong>la</strong> hora de decirlo con toda c<strong>la</strong>ridad y sin temor de verse desmentido.<br />

Dumas hizo, a su modo, una parodia literaria de <strong>la</strong> vida 79 de Saint-Germain, dado <strong>que</strong>, en<br />

medio de los aterradores escepticismos, "bien" de mediados del siglo XIX, era preciso <strong>que</strong><br />

así se hiciese, como es preciso <strong>que</strong> <strong>la</strong> luz del día llegue alguna vez hasta <strong>la</strong>s mazmorras más<br />

tristes, Por otra parte, como Alejandro Dumas, al fin, era el hijo de su. tiempo, hubo de ver<br />

cumplido una vez más, en su inspirada obra, el aforismo oriental re<strong>la</strong>tivo a <strong>que</strong> <strong>la</strong> madera de<br />

sándalo es tan admirable <strong>que</strong> hasta perfuma al hacha <strong>que</strong> <strong>la</strong> destroza, y en tal obra, por<br />

tanto, el novelista tenía <strong>que</strong> superarse y se superó a sí mismo.<br />

Cumpliéndose, en efecto, como tantas otras veces, esa ley de herencia re<strong>la</strong>tiva a <strong>la</strong>s<br />

familias célebres cuyos individuos aparecen agrupados por un karma colectivo de gloria o de<br />

crimen -<strong>la</strong> familia de los 32 Bach gloriosos; <strong>la</strong> familia del centenar de los Borgias<br />

envenenadores, etc.-, el apellido, ya <strong>que</strong> no <strong>la</strong> familia Dumas, empezó, acaso, a sobresalir en<br />

el siglo xv a XVI con el seráfico poeta capuchino Marcial; siguió luego, a mediados del XVI,<br />

con a<strong>que</strong>l Gabriel Oliver Benoit, <strong>que</strong> tanto dió <strong>que</strong> hacer a causa de <strong>la</strong> colosal herencia de su<br />

hermano Benito, uno de esos misteriosos directores de <strong>la</strong> Compañía Inglesa de Indias <strong>que</strong><br />

ligó los destinos de <strong>la</strong> India al carro triunfal de Ing<strong>la</strong>terra, para <strong>que</strong> así Europa conociese a<br />

a<strong>que</strong>l sagrado país. Un nuevo Dumas, Guillermo Mathieu, de c<strong>la</strong>ra e instructiva elocuencia,<br />

se hace glorioso al final del siglo XVIII al <strong>la</strong>do de Lafayette, luchando por <strong>la</strong> independencia de<br />

Norteamérica, combatiendo luego contra los girondinos y defendiendo, en fin, a Luis XVI<br />

contra Vergniaud; y otro Dumas, el padre ya del novelista e hijo natural de un marqués, y<br />

l<strong>la</strong>mándose como él, Alejandro Davy de <strong>la</strong> Pailleterie Dumas, hace de verdadero Horacio<br />

Cocles en <strong>la</strong> guerra del Tirol, y como general acompaña en Egipto a Napoleón... Con tales<br />

antecedentes ocultos, ¿qué de extraño tiene <strong>que</strong> por herencia, y pese a <strong>la</strong>s amarguras de su<br />

mísera y obscura juventud, llegase a ser nuestro héroe, en cantidad y aun en calidad, el<br />

monstruo de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> contemporánea? ¿Qué de extraño también <strong>que</strong>, con <strong>la</strong>s Memorias<br />

dichas de <strong>la</strong> condesa de Adhemar a <strong>la</strong> vista -puesto <strong>que</strong> el<strong>la</strong>s existieron en los Archivos del<br />

Estado de <strong>la</strong>s Tullerías hasta su incendio en 1871, meses después de <strong>la</strong> muerte del<br />

novelista-, éste trazase el p<strong>la</strong>n de su mejor nove<strong>la</strong> sobre <strong>la</strong> vida del conde incomprendido y<br />

de Cagliostro, su falso discípulo? La fortaleza de If y su abate Faria, novelescos, se nos<br />

antojan <strong>la</strong> de <strong>la</strong> Bastil<strong>la</strong> y <strong>la</strong> de San Leone, en <strong>la</strong>s <strong>que</strong> Cagliostro fuera preso; en el más<br />

lóbrego ca<strong>la</strong>bozo de aquél<strong>la</strong> tiene lugar, en efecto, <strong>la</strong> iniciación ocultista de a<strong>que</strong>l pobre y<br />

honrado marinero mártir Edmundo Dantés, tanto, <strong>que</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> El Conde de Montecristo<br />

como La República, de P<strong>la</strong>tón, y como el Persiles y Sigismunda, de Cervantes, casi<br />

comienza en una cárcel -¡<strong>la</strong> triste cárcel de nuestra vida corpórea, cárcel tras <strong>la</strong> cual, como<br />

vamos viendo en estas páginas, el hombre bueno injustamente perseguido sale, al fin, para<br />

79 Subrayamos esta pa<strong>la</strong>bra por<strong>que</strong> ya se comprenderá <strong>que</strong> el conde, como Adepto, estaba ya "más allá de <strong>la</strong> vida y de <strong>la</strong><br />

muerte", como todos los seres del "mundo de <strong>la</strong> cuarta dimensión", <strong>que</strong>, a voluntad, pueden pasar al nuestro de <strong>la</strong> tercera,<br />

apareciéndose como pueden aparecerse todos los jinas.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 112 www.samaelgnosis.net

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