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Libro que mata a la Muerte - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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El <strong>Libro</strong> <strong>que</strong> <strong>mata</strong> a <strong>la</strong> <strong>Muerte</strong><br />

Don Mario Roso de Luna<br />

ante el<strong>la</strong> y <strong>la</strong> lucha acabó, por<strong>que</strong> del seno del mar apareció un Gran Instructor o Guía, <strong>que</strong><br />

salvó a <strong>la</strong> deso<strong>la</strong>da humanidad, colmándo<strong>la</strong> de beneficios, al tenor del unánime testimonio<br />

histórico de todas <strong>la</strong>s religiones, quienes hab<strong>la</strong>n de este personaje, l<strong>la</strong>mándole ora Dragón<br />

entre los caldeos; ora el Pez de Liérganes y el Conde Olinos de nuestras leyendas; ora<br />

<strong>Quetzalcoatl</strong> entre los primitivos mexicanos, y Huitzilopochtli y Muisca entre los últimos; ora<br />

Moisés entre los hebreos; ora Arjuna entre los arios; ora, en fin, Hércules, el hombre so<strong>la</strong>r, en<br />

los países europeos.<br />

Después, durante luengos siglos, toda dinastía <strong>que</strong> se estimase algo, para hacer ga<strong>la</strong> del<br />

divino origen mágico de sus redentores antepasados hubo de tomar este simbolismo sacro<br />

del It como timbre el más preciado de inmarcesible gloria, y de aquí dinastías tan antiguas<br />

como <strong>la</strong>s de los Ti o It chinos, el tzin de los mexicanos, etc.<br />

* * *<br />

...De cuanto precede se derivan consideraciones trascendentes <strong>que</strong> no pueden dejarse sin<br />

mención.<br />

Es <strong>la</strong> primera <strong>la</strong> de una muy chocante coincidencia entre el caso de los Tuatha "ir<strong>la</strong>ndeses,<br />

de un <strong>la</strong>do, y el de los indiati o jainos parsis y el de "<strong>la</strong> Tierra de los Antepasados"<br />

mexicanos, de otro.<br />

En los tres casos, efectivamente, aparecen jugando de un modo histórico pueblos <strong>que</strong> no<br />

son históricos, puesto <strong>que</strong> no se hal<strong>la</strong>n, por decirlo así, en nuestros mapas ideográficos.<br />

Unos pueblos, valga <strong>la</strong> frase, "de cuarta dimensión" y <strong>que</strong> como hiperfísicos o<br />

"hipervolumétricos" no tienen más contacto con el mundo de <strong>la</strong> mísera y doliente humanidad<br />

<strong>que</strong> el de una mera proyectiva, a <strong>la</strong> manera del circunstancial y limitado contacto <strong>que</strong> el<br />

hipervolumen tiene con el volumen, el volumen con <strong>la</strong> superficie, <strong>la</strong> superficie con <strong>la</strong> línea y <strong>la</strong><br />

línea con el punto.<br />

Por eso, por <strong>la</strong> tal consideración geométrica, proyectiva, si los indiati del caso primero<br />

tienen el contacto ya dicho con el pueblo persa, bien pronto lo pierden al hacérseles<br />

invisibles tan luego como aquéllos pretenden sojuzgarlos.<br />

Por eso también los mexicanos de Moctezuma el Viejo logran establecer un contacto real<br />

con los padres o antecesores felices de a<strong>que</strong>l pueblo, los jinas de <strong>la</strong>s siete cuevas de Aztlán,<br />

puesto <strong>que</strong> con más o menos esfuerzos mágicos los mexicanos llegan a llevarles allí<br />

suntuosos presentes, de cuya miseria se ríen aquéllos. Bien pronto, sin embargo, semejante<br />

contacto entre mexicanos y jinas o antecesores se pierde, o sea tan luego como regresan los<br />

pocos y heroicos embajadores <strong>que</strong> a tamaño esfuerzo han podido sobrevivir.<br />

Por eso, en fin, los Tuatha de Danand o jinas ir<strong>la</strong>ndeses, después de ser arrojados de su<br />

país nativo a <strong>la</strong>s comarcas más remotas, vuelven al cabo de los años a el<strong>la</strong>s, con un éxodo<br />

penoso, y tras de mil y mil detalles mágicos o hiperfísicos de su sobrehumana ciencia y su no<br />

menos sobrehumano poder, retornan a su país a<strong>que</strong>l, y en él reinan históricamente casi<br />

cuatrocientos años. Luego, no por ello se mueren, sino <strong>que</strong>, cediendo el puesto al pueblo<br />

histórico de los milesios griegos, su contacto con este nuestro mundo histórico se pierde para<br />

<strong>la</strong> ciencia, pero no para <strong>la</strong> poesía, cuyos vates o adivinos (poetas) les siguen viendo como<br />

ellos nos siguen viendo a nosotros...<br />

Por muy positivista y estrecho <strong>que</strong> sea nuestro criterio en estas cosas, y al tenor de lo <strong>que</strong><br />

dejamos sentado en los primeros capítulos respecto a <strong>la</strong>s "posibilidades invisibles" de <strong>la</strong><br />

lt tiene también el significado de límite, o del "dios término" romano, y, en fin, el del "tema de <strong>la</strong> justificación" del <strong>que</strong><br />

hab<strong>la</strong> el capítulo de Lohengrin, en Wágner, mitólogo y ocultista.<br />

<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> (Gnosis) 102 www.samaelgnosis.net

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