INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende

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eservándose los jefes Ancianos sus derechos. El capitán Toro informó al gobierno que los isleños alcanzaban a 201, de los cuales 112 eran hombres y 89 mujeres. En 1895 el gobierno chileno decidió arrendar en 1.200 pesos anuales la isla a Enrique Merlet, quien introdujo 35.000 cabezas de ganado lanar, miles de bueyes y 3.000 caballos, explotando y discriminando a los nativos. En octubre de 1900 el comandante del buque Baquedano comunicaba al encargado gubernamental de La Marina que "los naturales se encuentran quejosos con la empresa, por lo cual los reuní a todos y les pedí, por intermedio de un intérprete, me expusieran sus quejas... se quejaban de que no se les permitía usar su bandera en ningúna ocasión y finalmente que no siempre se les oía ni se les hacía justicia, como cuando se les quemaron sus camotales por un descuido del señor Merlet" (Ramon Briones: "Glosario de colonización", 2ª Ed. Imp. Novisiad, Stgo., 1900,p. 582. En 1903, Merlet cedió el 75% de las acciones de su Sociedad CEDIP (Compañía Explotadora de Isla de Pascua ) a Williamson Balfour, que tuvo el control económico de la isla por medio siglo. En este lapso se aceleró la crisis ambiental con la importación de aves de rapiña, basurales y plásticos, residuos dejados por los barcos, y depredación de la fauna marina. El Pueblo-Nación Mapuche El segundo proceso de colonialismo, abierto con la denominada "Pacificación de la Araucanía", provocó una derrota transitoria de los mapuches. Sin embargo, volvieron a resurgir en las primeras décadas del siglo XX, como nacionalidad originaria, es decir, un pueblo-nación; categoría distinta a la de Estado-nación, sistematizado en el siglo XIX por el Derecho Europeo, que en el fondo ha entorpecido hasta el presente la solución de los problemas étnicos y de nacionalidades. Los mapuches constituían un pueblo-nación o nacionalidad originaria que en el momento de la invasión española no habían formado Estado, como los incas. Les arrebataron su territorio, que es un concepto más amplio que tierra, pero los huincas no lograron hacerlos desaparecer como nacionalidad. Es importante destacar que los mapuches constituyeron siempre una nacionalidad originaria, que recién desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a cohabitar en dos Estados- Nación: Chile y Argentina. Precisamente, fueron aplastados en la década de 1880 por los ejércitos coaligados de ambos Estados. A partir de entonces, una misma nacionalidad, el pueblo-nación mapuche, vive sometido y discriminado por dos Estados. La división "legal" o formal de la propiedad territorial había sido sancionada por la ley de 1866, aunque recién pudo aplicarse masivamente después de la derrota del último levantamiento general mapuche de 1881-1883. El objetivo del Estado chileno fue convertir a los mapuches en pequeños propietarios para arrancar de raíz la tradicional costumbre de posesión colectiva de la tierra. Otra forma de colonialismo fue tentarlos para que se integraran al sector comercial, al estimular la venta de su pequeña producción artesanal y agropecuaria. En esta economía de subsistencia, una parte era destinada a la producción para el autoconsumo y otra a la comercialización. La ley de Colonización Nacional del 19 de enero de 1898 estableció que para poder obtener tierras era requisito indispensable saber leer y escribir, lo cual era otra manera de dejar afuera a todos los Pueblos Originarios que habitaban Chile. Desde 1883 hasta 1920 se concretó la llamada "radicación de los mapuches". arrinconándolos en reducciones a través de una especial legislación "que asignó lotes de tierra bajo goce común y con prohibición de vender a cada parentela mapuche, entendiendo por ésta a todos, hermanos, cuñados, nietos y primos. Los legisladores de la época justificaron la medida expresando 84

que mientras los mapuebes no reconocieran domicilio fijo y adquirieran hábitos de propiedad, el país no podría ofrecer tierras a los colonos" 247 . Mientras a 7.751 mapuches que habitaban 3.078 reducciones desde 1884 a 1929, se les entregaron sólo 475.423 hectáreas, a los colonos blancos extranjeros y chilenos se les repartieron 9 millones de hectáreas en el territorio comprendido entre el Bío Bío y Llanquihue. "Demás estaría decir que cerca de 200.000 mapuches quedaron sin tierra. Conclusivamente: de 10 millones de hectáreas ancestralmente habitadas por los mapuches, el Estado chileno sólo reconoció cerca de medio millón por vía de títulos de merced. Cabe señalar que inclusive en esas tierras "legalmente cedidas" también hubo reiteradas usurpaciones. Una publicación de la Comisión de Pueblos Indígenas anotaba: "Hasta 1920 operó activamente la Comisión Radicadora de Indígenas. La mayor parte de los Títulos de Merced fueron entregados hasta la primera década del siglo. En los años 20 comienza a sentirse una fuerte inquietud en las comunidades: los hijos han crecido y ven que la tierra es poca y si se reparte entre todos los hermanos como es la costumbre, se va a pulverizar más aún" 248 . Precisamente, esta situación va a ser el detonante de gran parte de los combates mapuches de este período. El caso de los pehuenches de Quinquén (o "lugar de refugio"), en la comuna de Lonquimay, es por demás elocuente. Antes de la "Pacificación de la Araucanía", no había otra posesión de la tierra que la de estos pueblos originarios. Después, al Estado por medio del comandante Pascual Cid se le ocurrió entregarlos a la Comisión Radicadora, cuyo trámite se diluyó desde 1883 hasta 1920. La mayoría de los mapuches no obtuvo radicación, debiendo migrar a las ciudades. Recién el 30 de mayo de 1906, "la Comisión de Títulos de Merced a Indígenas entregó sus títulos al cacique Paulino Hueiquellán" 249 , reconociendo la existencia de la familia Meliñiren Quinquén, hecho que se va a ignorar hasta 1990 en que estalla el conflicto con la Sociedad Galletué. Cinco años después, el "Estado pone a remate prácticamente toda la comunidad de Lonquimay (...) El borde del río Bío Bío fue matado de acuerdo a grandes lotes, los más pequeños de 1.430 hectáreas y otros de 2.960, 4.504", etc 250 , algunos de los cuales fueron adquiridos por el colono Guillermo Schweitzer quien, además de mantener su empresa ganadera, abrió almacenes para compra y venta de productos a los pehuenches. Detrás de Schweitzer operaba el Banco Alemán Transatlántico. A partir de 1911, los títulos "comenzaron a perderse en la maraña burocrática de los bancos Cajas de Crédito Hipotecario; diversos personajes los adquirieron. Esta situación demoró aproximadamente treinta o cuarenta años, hasta llegar a los actuales propietarios" 251 , que demás está decir estafaron y usurparon las tierras de los pehuenches, con o sin título de merced otorgado por el propio Estado chileno. Según Rolf Foerstor y Sonia Montecino "dentro de este proceso podemos distinguir tres grandes situaciones que definieron la faz del acaecer indígena: el fin de la radicación, la usurpación de tierras reduccionales y la división de las comunidades" 252 . Al desaparecer muchas comunidades, un apreciable número de mapuches se vio obligado a buscar trabajo en las haciendas en calidad de peones o en las empresas urbanas. Se produjo así un reforzamiento acelerado de la relación etnia-clase, problema teórico ignorado por la historiografía tradicional y soslayado por la mayoría de los marxistas. A partir de entonces es clave relacionar las categorías de etnia y clase, sin caer en reduccionismos de clase ni de etnia, variables íntimamente cruzadas desde la "segunda colonización" de la frontera interior, puesto que los nuevos despojos de tierra compelieron a los indígenas a entrar en un proceso acelerado de proletarización. Con la expropiación de las tierras y la venta forzosa de las fuerza de trabajo la cuestión de clase se combinó de manera entonces evidente con el problema étnico. Algunos mapuches se vieron obligados a convertirse en pequeños propietarios, otros en comerciantes ambulantes, jornaleros agrícolas y muchos en asalariados urbanos. Entonces, no sólo comenzaron a enfrentar a la burguesía como opresora de su etnia sino también como clase explotadora. La sociedad mapuche empezó así a enfrentarse como un todo al sistema y al Estado. En síntesis, la relación etnia-clase 85

que mientras los mapuebes no reconocieran domicilio fijo y adquirieran hábitos de propiedad, el<br />

país no podría ofrecer tierras a los colonos" 247 .<br />

Mientras a 7.751 mapuches que habitaban 3.078 reducciones desde 1884 a 1929, se les<br />

entregaron sólo 475.423 hectáreas, a los colonos blancos extranjeros y chilenos se les repartieron 9<br />

millones de hectáreas en el territorio comprendido entre el Bío Bío y Llanquihue. "Demás estaría<br />

decir que cerca de 200.000 mapuches quedaron sin tierra. Conclusivamente: de 10 millones de<br />

hectáreas ancestralmente habitadas por los mapuches, el Estado chileno sólo reconoció cerca de<br />

medio millón por vía de títulos de merced. Cabe señalar que inclusive en esas tierras "legalmente<br />

cedidas" también hubo reiteradas usurpaciones.<br />

Una publicación de la Comisión de Pueblos Indígenas anotaba: "Hasta 1920 operó<br />

activamente la Comisión Radicadora de Indígenas. La mayor parte de los Títulos de Merced fueron<br />

entregados hasta la primera década del siglo. En los años 20 comienza a sentirse una fuerte<br />

inquietud en las comunidades: los hijos han crecido y ven que la tierra es poca y si se reparte entre<br />

todos los hermanos como es la costumbre, se va a pulverizar más aún" 248 . Precisamente, esta<br />

situación va a ser el detonante de gran parte de los combates mapuches de este período.<br />

El caso de los pehuenches de Quinquén (o "lugar de refugio"), en la comuna de Lonquimay,<br />

es por demás elocuente. Antes de la "Pacificación de la Araucanía", no había otra posesión de la<br />

tierra que la de estos pueblos originarios. Después, al Estado por medio del comandante Pascual<br />

Cid se le ocurrió entregarlos a la Comisión Radicadora, cuyo trámite se diluyó desde 1883 hasta<br />

1920. La mayoría de los mapuches no obtuvo radicación, debiendo migrar a las ciudades. Recién<br />

el 30 de mayo de 1906, "la Comisión de Títulos de Merced a Indígenas entregó sus títulos al<br />

cacique Paulino Hueiquellán" 249 , reconociendo la existencia de la familia Meliñiren Quinquén,<br />

hecho que se va a ignorar hasta 1990 en que estalla el conflicto con la Sociedad Galletué.<br />

Cinco años después, el "Estado pone a remate prácticamente toda la comunidad de<br />

Lonquimay (...) El borde del río Bío Bío fue matado de acuerdo a grandes lotes, los más pequeños<br />

de 1.430 hectáreas y otros de 2.960, 4.504", etc 250 , algunos de los cuales fueron adquiridos por el<br />

colono Guillermo Schweitzer quien, además de mantener su empresa ganadera, abrió almacenes<br />

para compra y venta de productos a los pehuenches. Detrás de Schweitzer operaba el Banco Alemán<br />

Transatlántico. A partir de 1911, los títulos "comenzaron a perderse en la maraña burocrática de los<br />

bancos Cajas de Crédito Hipotecario; diversos personajes los adquirieron. Esta situación demoró<br />

aproximadamente treinta o cuarenta años, hasta llegar a los actuales propietarios" 251 , que demás está<br />

decir estafaron y usurparon las tierras de los pehuenches, con o sin título de merced otorgado por el<br />

propio Estado chileno.<br />

Según Rolf Foerstor y Sonia Montecino "dentro de este proceso podemos distinguir tres<br />

grandes situaciones que definieron la faz del acaecer indígena: el fin de la radicación, la<br />

usurpación de tierras reduccionales y la división de las comunidades" 252 .<br />

Al desaparecer muchas comunidades, un apreciable número de mapuches se vio obligado a<br />

buscar trabajo en las haciendas en calidad de peones o en las empresas urbanas. Se produjo así un<br />

reforzamiento acelerado de la relación etnia-clase, problema teórico ignorado por la historiografía<br />

tradicional y soslayado por la mayoría de los marxistas. A partir de entonces es clave relacionar las<br />

categorías de etnia y clase, sin caer en reduccionismos de clase ni de etnia, variables íntimamente<br />

cruzadas desde la "segunda colonización" de la frontera interior, puesto que los nuevos despojos de<br />

tierra compelieron a los indígenas a entrar en un proceso acelerado de proletarización.<br />

Con la expropiación de las tierras y la venta forzosa de las fuerza de trabajo la cuestión de<br />

clase se combinó de manera entonces evidente con el problema étnico. Algunos mapuches se vieron<br />

obligados a convertirse en pequeños propietarios, otros en comerciantes ambulantes, jornaleros<br />

agrícolas y muchos en asalariados urbanos. Entonces, no sólo comenzaron a enfrentar a la burguesía<br />

como opresora de su etnia sino también como clase explotadora. La sociedad mapuche<br />

empezó así a enfrentarse como un todo al sistema y al Estado. En síntesis, la relación etnia-clase<br />

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