INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende
INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende
y al mismo tiempo se enajenan las tierras que ocupan, se burla en forma la expectativa de los peticionarios ocupantes Que mientras no se radiquen todos los colonos nacionales que solicitan hijuelas en el presente año, no se les hagan concesiones a empresas de colonización extranjera" 177 . La situación de los colonos modestos, que protestaban contra el inspector de Colonización y los latifundistas criollos y extranjeros, se hizo cada vez más conflictiva. El inspector de tierras manifestaba en su Memoria de 1903: "recibo frecuentemente anónimos en que se me amenaza con el asesinato". Algunos colonos se resistieron a ser desalojados por los compradores de terrenos. Los del Lago Buenos Aires combatieron con armas en la mano, encabezados por Antolín Silva, muriendo en el enfrentamiento tres carabineros y un colono. Tomaron prisionero al teniente y se declararon "república independiente", hasta que fueron finalmente masacrados. Los colonos de Chile Chico también se rebelaron en 1918, desencadenando, al decir de José Bengoa, "una verdadera insurrección" 178 . La presión del gobierno y los latifundistas obligó a numerosos colonos a emigrar a otras zonas del país o al sur de Argentina. En una de las sesiones del comité de emigración de Temuco, publicada en Santiago el 9 de octubre de 1903, se habló en un tono elevado de protesta: "conque, compañeros, a la Argentina, al Brasil, al Africa o a cualquier otra parte, ya que aquí no se nos necesita por hoy. Salvo caso que mañana se nos coloque un rifle al brazo para servir nuestra única misión de chilenos pobres" 179 . Algunos colonos eran aventureros que no tenían escrúpulos para apoderarse de las tierras que durante siglos habían pertenecido a los mapuches. La novelística de la zona de la frontera narra con bastante fidelidad este suceso. En "Charca de la selva", Fernando Santiván describe el proceso apropiación de las tierras indígenas por parte de algunos de estos colonos "huincas". Uno de los personajes, don Samuel, relata el camino que siguió para convertirse en latifundista: "Cuando yo llegué aquí no había sino tres casas, tres casuchas de madera. Los ingenieros del gobierno estaban repartiendo sitios. Me conseguí varias manzanas, haciendo pedimentos con diversos nombres de personajes de mi familia. Como yo traía un poco de plata, edifiqué, y de este modo hice prosperar la población. Hubo un tiempo en que más de la mitad del pueblo era mío (...). Sí, en aquellos tiempos se hacían buenos negocios. Yo reuní más de cinco mil hectáreas en terrenos de lo mejor y a poca distancia del pueblo" 180 . Inquilinaje El inquilinaje, luego de decaer transitoriamente entre 1891 y 1920, fenómeno que hemos analizado en las páginas anteriores, volvió a reestructurarse a partir de la década de 1920. Ya no era el inquilino-arrendatario del tiempo de la colonia sino el inquilino-trabajador que recibía salario y regalías. Esta transformación fue acentuando la tendencia del inquilino a la semiproletarización, que se hará manifiesta después de la década de 1930. La relación del inquilino con el patrón no era feudal, aunque tampoco puede ser caracterizada como claramente capitalista. El inquilino trabajaba en la hacienda del patrón, a cambio de lo cual recibía un pedazo de tierra y un jornal. Sin embargo, la mayor parte del salario lo recibía en especies y regalías (talaje de animales, madera, etc.). Esta proporción recién se va a alterar en la década de 1950 en que los inquilinos comienzan a exigir el 50%del salario en moneda contante y sonante y el resto en regalías. El inquilino de principios de siglo ganaba un salario miserable. En un libro de 1913 sobre el trabajador agrícola, se señalaba: "El inquilino del norte y centro del país gana la miseria de $ 0,60 diarios y una ración en pan o alimento que puede estimarse en $ 0,50 más o menos" 181 . El inquilino estaba muy amarrado al patrón. Trabajaba "en la hacienda unos 240 días al año, de sol a sol, cerca de 10 horas en invierno y más de 12 en verano" 182 . La opresión se acentuaba a medida que el inquilino contraía deudas en la pulpería de la hacienda, que generalmente pertenecía 68
al patrón. El inquilino podía contratar un peón para que lo reemplazara en el trabajo de la hacienda. Este trabajador se denominaba "sustituto". En muchos casos, el inquilino le pagaba al peón menos de lo que le correspondía. A veces, este "sustituto", que era un peón "afuerino", se casaba con la hija del inquilino. En el cuento Sandías Ribereñas, Mariano Latorre anotaba que el peón llamado "On Leme, quedóse en el campo. Se había casado con la hija de un inquilino del pequeño fundo de rulo y a la muerte de su suegro, heredó la casucha, apuntalada por los cuatro costados con torcidos hualles y la viña minúscula y el sandial de la orilla" 183 . El patrón obligaba a los inquilinos a votar por los candidatos de su preferencia, quienes en la mayoría de los casos pertenecían al Partido Conservador. También ejercía "justicia". Efraím Vásquez escribía en 1913: "Se ha cometido la injusticia de nombrar como jueces rurales a los mismos hacendados y esta medida aumenta el poder omnímodo. El campesino no sólo tiene en el hacendado a su patrón sino que además tiene a su juez" 184 . Cristobal Kay señalaba que "además de ser un sistema de producción, la hacienda es también un sistema social. La hacienda puede tener su propia escuela, iglesia, pulpería (tienda) y otros servicios similares. El terrateniente controla la administración de dichos servicios y la de la justicia, y usa este control para afirmar su autoridad paternalista sobre el campesinado" 185 . El censo de 1907 registró 162.412 labradores o inquilinos y 239.231 gañanes o peones. "La crisis agraria –sostiene Bengoa- y el enorme peso de las haciendas rentísticas, revirtió el proceso" 186 , determinando un aumento del número de inquilinos de 82.000 en 1921 a 107.000 en 1935, cuantificados por el Censo de este último año. La baja de los salarios en el campo determinó una vuelta de una parte de los peones al régimen de inquilinaje, es decir se produjo un proceso de reinquilinización. Sin embargo, dice certeramente Gabriel Salazar: "el fenómeno de campesinización no puede ser reducido o identificado con el de inquilinización" 187 , ya que coexistieron otras relaciones de producción, como "los labradores que no eran inquilinos, las empresas rurales que no eran haciendas, los aspectos empresariales de la hacienda que no consistían en sus relaciones con los inquilinos y, sobre todo, el conjunto de la economía campesina" 188 . El sistema hacienda chilena vendría a ser, afirma Cristóbal Kay, una combinación conflictiva de empresa terrateniente con empresa campesina" 189 . Proletariado rural El proletariado rural se desarrolló en las haciendas trigueras, viñateras y molineras de la zona central, en las estancias ganaderas del centro, en el "nuevo granero" del país (de Bío-Bio a Cautín) y en las explotaciones de ovejas de las estancias magallánicas. La burguesía agraria contrataba peones "afuerinos" para los periódos de siembra y cosecha y luego los despedía. Un escritor de ese período revelaba los abusos cometidos por los patronos en relación al pago de salarios: "En la época de cosechas o de trabajo el pago se verifica semanalmente. Esto pasa en el centro del país. Pero en el sur he podido comprobar que el pago se verifica una vez que se hayan terminado las faenas de la cosecha o de la labor que origina el pago, es decir, dentro de 15 o 30 días. Y esto pasa con los trabajadores de afuera, pues con los inquilinos con quienes el patrón tiene cuentas perpetuamente pendientes, no se les hace ajustes tres o cuatro veces al año" 190 . Los salarios variaban entre uno y dos pesos diarios, según la zona, el tipo de trabajo y la temporada de siembra o cosecha. Un periódico obrero de la provincia de Curicó denunciaba en 1915 el régimen de explotación de los trabajadores agrícolas, "en la mayoría de las haciendas de 69
- Page 18 and 19: Este enfoque acerca de la existenci
- Page 20 and 21: dominicanos dirigidos Ramón Natera
- Page 22 and 23: urgués: el ejército regular. Pero
- Page 24 and 25: imperialismo inglés, primero, y el
- Page 26 and 27: en los ferrocarriles de Antofagasta
- Page 28 and 29: evolucionario en las costumbres de
- Page 30 and 31: catástrofe en la que perecen mucha
- Page 32 and 33: ecibida desde Iquique: "Llegamos a
- Page 34 and 35: No obstante, experimentó un ostens
- Page 36 and 37: acumulación de capitales- determin
- Page 38 and 39: ciudades -calificadas por algunos a
- Page 40 and 41: Acorde con los nuevos tiempos, sect
- Page 42 and 43: La vida cotidiana de la burguesía
- Page 44 and 45: trabajadores independientes, dueño
- Page 46 and 47: Antes de la era imperialista, es de
- Page 48 and 49: elación con el aumento de la pobla
- Page 50 and 51: a los capitalistas. Son ellos nuest
- Page 52 and 53: trabajadores que estaban en la escu
- Page 54 and 55: Según Jorge Barría en su libro Lo
- Page 56 and 57: la estrecha relación entre pensami
- Page 58 and 59: activamente en definir su mejor ori
- Page 60 and 61: El 1º de Mayo hubo un mitin y una
- Page 62 and 63: comunica la antigua Alameda con la
- Page 64 and 65: Se calcula que quemaron alrededor d
- Page 66 and 67: El desarrollo de la conciencia de c
- Page 70 and 71: esta región se da de comer a los t
- Page 72 and 73: y reorganizaciones de policías ni
- Page 74 and 75: permitieron representación de la m
- Page 76 and 77: A la primera Sociedad Mutualista cr
- Page 78 and 79: trabajador hayan llegado a tener co
- Page 80 and 81: En otra crónica, Edwards insistía
- Page 82 and 83: En Perú se produjo un renacer de l
- Page 84 and 85: eservándose los jefes Ancianos sus
- Page 86 and 87: fue adquiriendo nuevas formas a med
- Page 88 and 89: obreros". Cuando se inauguró el go
- Page 90 and 91: la clase trabajadora. Por otra part
- Page 92 and 93: La Convención de 1920 de la FECH s
- Page 94 and 95: popular, danzas, pinturas, caricatu
- Page 96 and 97: La radio fortaleció la divulgació
- Page 98 and 99: del último sacerdote, expresaba gr
- Page 100 and 101: María. Más tarde, los anarquistas
- Page 102 and 103: doctrinas de Comte y Littré. Desde
- Page 104 and 105: Francisco Rivas Vicuña fue otro po
- Page 106 and 107: Es principalmente a través del ens
- Page 108 and 109: continuó su trabajo de pedagoga. A
- Page 110 and 111: sectores más sensibles del catolic
- Page 112 and 113: emancipación política en 1810?.
- Page 114 and 115: Alessandri. La colaboración del pr
- Page 116 and 117: En su reciente libro, Miguel Silva
y al mismo tiempo se enajenan las tierras que ocupan, se burla en forma la expectativa de los<br />
peticionarios ocupantes Que mientras no se radiquen todos los colonos nacionales que solicitan<br />
hijuelas en el presente año, no se les hagan concesiones a empresas de colonización extranjera" 177 .<br />
La situación de los colonos modestos, que protestaban contra el inspector de Colonización y<br />
los latifundistas criollos y extranjeros, se hizo cada vez más conflictiva. El inspector de tierras<br />
manifestaba en su Memoria de 1903: "recibo frecuentemente anónimos en que se me amenaza con<br />
el asesinato".<br />
Algunos colonos se resistieron a ser desalojados por los compradores de terrenos. Los del<br />
Lago Buenos Aires combatieron con armas en la mano, encabezados por Antolín Silva, muriendo<br />
en el enfrentamiento tres carabineros y un colono. Tomaron prisionero al teniente y se declararon<br />
"república independiente", hasta que fueron finalmente masacrados. Los colonos de Chile Chico<br />
también se rebelaron en 1918, desencadenando, al decir de José Bengoa, "una verdadera<br />
insurrección" 178 .<br />
La presión del gobierno y los latifundistas obligó a numerosos colonos a emigrar a otras<br />
zonas del país o al sur de Argentina. En una de las sesiones del comité de emigración de Temuco,<br />
publicada en Santiago el 9 de octubre de 1903, se habló en un tono elevado de protesta: "conque,<br />
compañeros, a la Argentina, al Brasil, al Africa o a cualquier otra parte, ya que aquí no se nos<br />
necesita por hoy. Salvo caso que mañana se nos coloque un rifle al brazo para servir nuestra única<br />
misión de chilenos pobres" 179 .<br />
Algunos colonos eran aventureros que no tenían escrúpulos para apoderarse de las tierras<br />
que durante siglos habían pertenecido a los mapuches. La novelística de la zona de la frontera narra<br />
con bastante fidelidad este suceso. En "Charca de la selva", Fernando Santiván describe el proceso<br />
apropiación de las tierras indígenas por parte de algunos de estos colonos "huincas". Uno de los<br />
personajes, don Samuel, relata el camino que siguió para convertirse en latifundista: "Cuando yo<br />
llegué aquí no había sino tres casas, tres casuchas de madera. Los ingenieros del gobierno estaban<br />
repartiendo sitios. Me conseguí varias manzanas, haciendo pedimentos con diversos nombres de<br />
personajes de mi familia. Como yo traía un poco de plata, edifiqué, y de este modo hice prosperar la<br />
población. Hubo un tiempo en que más de la mitad del pueblo era mío (...). Sí, en aquellos tiempos<br />
se hacían buenos negocios. Yo reuní más de cinco mil hectáreas en terrenos de lo mejor y a poca<br />
distancia del pueblo" 180 .<br />
Inquilinaje<br />
El inquilinaje, luego de decaer transitoriamente entre 1891 y 1920, fenómeno que hemos<br />
analizado en las páginas anteriores, volvió a reestructurarse a partir de la década de 1920. Ya no era<br />
el inquilino-arrendatario del tiempo de la colonia sino el inquilino-trabajador que recibía salario y<br />
regalías. Esta transformación fue acentuando la tendencia del inquilino a la semiproletarización, que<br />
se hará manifiesta después de la década de 1930.<br />
La relación del inquilino con el patrón no era feudal, aunque tampoco puede ser<br />
caracterizada como claramente capitalista. El inquilino trabajaba en la hacienda del patrón, a<br />
cambio de lo cual recibía un pedazo de tierra y un jornal. Sin embargo, la mayor parte del salario lo<br />
recibía en especies y regalías (talaje de animales, madera, etc.). Esta proporción recién se va a<br />
alterar en la década de 1950 en que los inquilinos comienzan a exigir el 50%del salario en moneda<br />
contante y sonante y el resto en regalías. El inquilino de principios de siglo ganaba un salario<br />
miserable. En un libro de 1913 sobre el trabajador agrícola, se señalaba: "El inquilino del norte y<br />
centro del país gana la miseria de $ 0,60 diarios y una ración en pan o alimento que puede estimarse<br />
en $ 0,50 más o menos" 181 .<br />
El inquilino estaba muy amarrado al patrón. Trabajaba "en la hacienda unos 240 días al año,<br />
de sol a sol, cerca de 10 horas en invierno y más de 12 en verano" 182 . La opresión se acentuaba a<br />
medida que el inquilino contraía deudas en la pulpería de la hacienda, que generalmente pertenecía<br />
68