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INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende

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mejoramiento económico que les corresponde como elaboradoras en toda clase de riqueza<br />

social” 115 .<br />

Estas primeras organizaciones de la clase obrera, que había logrado superar los estrechos<br />

marcos del mutualismo, tuvieron que entrar en polémica con las viejas sociedades mutuales,<br />

contrarias a la creación de las sociedades en resistencia. El periódico obrero El Siglo XX señalaba:<br />

“Actualmente existen en Santiago alrededor de 40 sociedades de socorros mutuos. ¿Cual ha sido la<br />

labor de estas sociedades?, ¿cuál la concesión arrancada a los capitalistas para mejorar la condición<br />

material de los trabajadores? (...) Lo esencial en las sociedades es asegurar el pago de las cuotas de<br />

sus miembros, sin importarles un ardite si ese individuo tiene o no los recursos para cubrirlas (...)<br />

Estas sociedades se encuentran impotentes para defender los fueros de intereses del proletariado” 116 .<br />

Las Sociedades en Resistencia entregaron una experiencia de organización muy<br />

importante: la descentralización, rotación de sus dirigentes y, sobre todo, a la autonomía de las<br />

bases sindicales para resolver sin necesidad de consultar con las instancias llamadas “superiores”,<br />

virtudes que asfixiarán más tarde los partidos imponiendo el verticalsimo y la centralización.<br />

Las Mancomunales, al igual que las sociedades en resistencia, fueron las primeras<br />

organizaciones sindicales chilenas. Se gestaron en una etapa de ascenso del movimiento obrero,<br />

estructurándose por gremio, por provincia y, finalmente, a nivel nacional; es decir, era una<br />

organización de trabajadores de carácter territorial, experiencia que volverá a aplicarse, en cierta<br />

medida, en los cordones industriales de 1971-1973.<br />

Según los estatutos, sus miembros debían pertenecer a la clase obrera, tener 16 años como<br />

mínimo, asistir a reuniones, dar una cuota del 5% del salario mensual para ahorro y pagar una cuota<br />

de 20 centavos mensuales. Estos modestos ingresos permitían a las mancomunales ofrecer servicios<br />

de carácter mutualista como, por ejemplo, los reproducidos por el periódico “El Trabajo” de Iquique<br />

(16-01-1904): “Este socorro mutuo comprender el auxiliar a los miembros activos del gremio en<br />

caso de enfermedad, la inhumación modesta y decente de sus restos y la protección en caso de<br />

incendio”. Otros postulados pueden apreciarse en la Declaración de Principios de la Combinación<br />

Mancomunal de Antofagasta: “ la creación de un centro combinal deliberativo que se denominará<br />

Congreso Obrero, la ilustración de los combinados por medio de las conferencias en la que se les<br />

explicará el buen uso que deben hacer de sus derechos sociales; para la mejor difusión de ideas<br />

consagradas, se manifestaran éstas por medio de publicaciones impresas...” 117 . Los dirigentes debían<br />

ser “ trabajadores en servicio”. Eran organismos combativos que aplicaban la táctica de acción<br />

directa, donde actuaban anarquistas, demócratas y socialistas, además de independientes que<br />

constituían la mayoría. Crisóstomo Pizarro rescata uno de los aspectos fundamentales de las<br />

Sociedades en Resistencia y las Mancomunales: “Atendiendo a las divisiones estructurales<br />

funcionales, a la radicación de la autoridad central y la toma de decisiones para acordar la huelga,<br />

resulta evidente que la Sociedades en Resistencias (y Mancomunales) representaban un modelo de<br />

organización más espontáneo, con un nuevo grado de codificación de sus normas de<br />

funcionamiento y, en general, más desestructuradas” 118 . Cabría agregar que las Sociedades en<br />

Resistencia y las Mancomunales no fueron estrictamente sindicatos en el sentido que éstos tenderán<br />

a partir de la década de 1930, pero se constituyeron inequívocamente en una sólida organización<br />

capaz de defender los intereses de la clase trabajadora.<br />

El 1º de mayo de 1900 se formó la primera mancomunal con los obreros portuarios de<br />

Iquique. Dos años después agrupaba a 6.000 afiliados, extendiendo su influencia en todo el Norte<br />

Grande. Sus principales dirigentes fueron Abdón Díaz y Luis Varela, editores del periódico El<br />

Trabajo. En 1902, la mancomunal presidida por Gregorio Trincado, dirigió una huelga que paralizó<br />

durante 60 días el puerto de Iquique. A raíz de esta huelga, Luis Emilio Recabarren, en ese<br />

entonces secretario general del Partido Democrático, dirigió una carta a Abdón Díaz el 14 de<br />

febrero de 1902 en la que manifestaba: “He recibido con suma complacencia un telegrama firmado<br />

usted como presidente de la Mancomunal de Obreros de Iquique (...) La emancipación de los<br />

trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos, como ha dicho el sociólogo alemán Carlos<br />

Marx (...) La huelga iniciada allí es el primer paso; ya no es posible retroceder, la marcha está<br />

emprendida, debe llegarse hasta el final de la jornada (...) Prosigan impertérritos en la guerra cruda<br />

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