INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende

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21.06.2014 Views

urgués: el ejército regular. Pero Zapata y Villa no tenían una estrategia nacional de poder ni comprendían la importancia de tomar el control del aparato del Estado. Carranza pudo contrapesar la base de Zapata y Villa, logrando transitoriamente el apoyo de los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial, con los cuales formó los llamados "batallones rojos" para luchar contra los campesinos. De este modo, quedaba sancionada formalmente la división entre obreros y campesinos. Debilitado socialmente, Villa fue derrotado militarmente por Obregón en 1915 en Aguas calientes, batalla en la que participaron más de 4000 personas. Se iniciaba así, la decadencia del movimiento encabezado por Villa, quien luego de algunas incursiones guerrilleras en la zona norte fue fusilado por Carranza en noviembre de 1919. Un año antes, había sido asesinado Zapata, luego de haber implantado en su estado de Morelos un modelo de comuna campesina. Una vez que hubo golpeado y descapitalizado la base social de Zapata y Villa, el presidente Carranza se volvió contra el movimiento obrero que lo había apoyado, disolviendo la Casa del Obrero Mundial y los "batallones rojos" en 1916 e iniciando un proceso de estatización sindical con burócratas del tipo de Luis Morones. Así reaccionaba el reformismo burgués contra quienes habían estado en la primera trinchera de la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz. A pesar de este desenlace, la revolución mexicana influyó en la lucha de clases de América Latina en una medida no debidamente apreciada por los historiadores. En rigor, junto con la Revolución soviética de 1917, fue uno de los acontecimientos que más repercutió en la conciencia política de los explotados y oprimidos. Capítulo II CHILE EN LAS PRIMERAS DECADAS DEL SIGLO XX En un intento de hacer un análisis totalizante de esta época no permitimos señalar que la Historia de Chile, desde 1880 hasta 1932 está traspasada por los vaivenes que sufre la producción salitrera. Ese gran ciclo podría dividirse en dos fases: 1) de 1880 a 1920, signada por el auge salitrero, y 2) 1920 a 1932, caracterizada por la crisis del nitrato. Durante la primera fase, la producción y venta del salitre fue la base fundamental de la Acumulación Capitalista Chilena. Todo el país giró en torno al reparto de la renta salitrera. No se trata de caer en un reduccionismo económico sino de entender con un criterio de totalidad histórica las consecuencias que tuvo, aunque no de modo mecanicista, el factor económico en el plano social, político y cultural. Y viceversa, como repercutieron, dialécticamente, las decisiones políticas, las reacciones sociales y las respuestas culturales en la economía minera. El salitre o sólo proporcionó al Estado más de 50% de las entradas fiscales por concepto de derechos de exportación, sino que permitió motorizar numerosas actividades económicas; en primer lugar, abrió un ancho mercado interno a los empresarios agropecuarios, reactivando la producción triguera, afectada desde la segunda mitad del siglo XIX por la pérdida de los mercados extranjeros; en segundo lugar, la incipiente industrialización también se vio estimulada por la riqueza que derramaba por todo el país en nitrato. Ni qué decir de la reanimación que se produjo en los 22

comercios grandes y medianos, y las pequeñas empresas, directa o indirectamente ligadas a la producción salitrera, y otros negocios creados en estos decenios. Nunca Chile, desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico, tuvo un periodo de bonanza económica tan relevante como el de 1880 a 1920. El Estado dispuso de fondos hasta entonces desconocidos por su magnitud. Se calcula que desde 1880 hasta 1920 percibió más 5.0000 millones pesos, cifra que en necesario contrarrestar con la cotización que tuvo el peso en relación a la libra esterlina; es decir, hay que tener en cuenta que el peso valorizado en tantos peniques en cierto período y las variaciones cambiarias que experimenta. Con esta cifra astronómica, para la época, el Estado pudo haber hecho más de lo que hizo; de todos modos, realizó numerosas obras públicas que reactivaron la construcción, tanto de viviendas como de caminos, ferrocarriles, tranvías, teléfonos, hospitales y centros de educación primaria y secundaria. Fueron tan relevantes las inversiones estatales que todos Partidos Políticos se disputaron afanosamente el reparto de la renta salitrera. Por ende, no sólo hay que considerar el monto de la producción salitrera sino la forma en que se utilizó dicho excedente para motorizar el resto de la actividades del país. Este proceso de acumulación capitalista, abarcó no sólo el área de la minería sino también otros sectores de la economía. El ciclo salitrero también cambió en parte la estructura social. Ante todo, provocó un desplazamiento significativo de la población, especialmente campesina, que emigró del Centro-Sur a Norte Grande, donde se generó un nuevo sector de la clase trabajadora, tanto de miembros como de obreros industriales, pesqueros, marítimos y ferroviarios. En el plano cultural, el ciclo salitrero permitió organizar eventos con artistas de nivel mundial, con conciertos de música y canto nunca vistos antes en Chile, como la presentación de Sara Berarhartt. Surgió una una nueva generación de escritores de Baldomero Lillo hasta Gabriela Mistral, pasando por Augusto D’Halmar, Pezoa Véliz, Mariano Latorre, Joaquín Edwards Bello, José Santos González Vera y otros, ya clásicos de nuestra novelística y poética. Este papel relevante cumplido por el impacto salitrero es lo que permite explicar, en última instancia, la política nacionalista de Balmaceda y, como contraparte, la decisión mayoritaria de la clase dominante de desencadenar una guerra civil de la envergadura vivida en1891, fenómeno que hemos analizado en el tomo IV al insistir en que dicha guerra civil estalló porque la política nacionalista de Balmaceda ponía en peligro no sólo a la explortación salitrera sino, básicamente, las tradicionales relaciones de dependencia de Chile respecto de Inglaterra. Durante la segunda fase, de 1920 a 1932, se desplomó a la riqueza fundamental del país, el salitre, sin ser reemplazada por ningún otro producto, hasta el auge del cobre. Podríamos anotar, con hipótesis, que en esos 12 años Chile sufrió una de las crisis más grandes de su historia: drástica disminución de los ingresos del Estado, baja del mercado interno en lo relacionado con la producción agropecuaria que se destinaba a las oficinas salitreras y, en general, al Norte Grande; estancamiento de cierta actividad comercial. Provocó asimismo, un nuevo desplazamiento de población: mineros cesantes en camino de retorno al Centro-Sur del país, tanto de los que fueron al norte en la época del auge salitrero, como de sus descendientes y amigos. Esta grave crisis de casi dos décadas es el trasfondo que explica la inestabilidad política, los sucesivos golpes militares, la dictadura de Ibáñez, la llamada República Socialista, los variados y breves gobiernos que se suceden, casi caleidoscópicamente, de Dávila hasta el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma. La denominación de "República Parlamentaria", que sólo subraya aspectos políticos, por lo demás controvertibles, desde ser reemplazada por otra que involucre con precisión los cambios socioeconómicos esenciales que se produjeron en el país durante este período. El cambio fundamental fue la conversión de Chile en un país semicolonial. Las riquezas nacionales, en poder de la burguesía criolla durante el siglo XIX, pasaron a manos del capital financiero extranjero. El 23

urgués: el ejército regular. Pero Zapata y Villa no tenían una estrategia nacional de poder ni<br />

comprendían la importancia de tomar el control del aparato del Estado.<br />

Carranza pudo contrapesar la base de Zapata y Villa, logrando transitoriamente el apoyo de<br />

los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial, con los cuales formó los llamados "batallones rojos"<br />

para luchar contra los campesinos. De este modo, quedaba sancionada formalmente la división entre<br />

obreros y campesinos.<br />

Debilitado socialmente, Villa fue derrotado militarmente por Obregón en 1915 en Aguas<br />

calientes, batalla en la que participaron más de 4000 personas. Se iniciaba así, la decadencia del<br />

movimiento encabezado por Villa, quien luego de algunas incursiones guerrilleras en la zona norte<br />

fue fusilado por Carranza en noviembre de 1919.<br />

Un año antes, había sido asesinado Zapata, luego de haber implantado en su estado de<br />

Morelos un modelo de comuna campesina.<br />

Una vez que hubo golpeado y descapitalizado la base social de Zapata y Villa, el presidente<br />

Carranza se volvió contra el movimiento obrero que lo había apoyado, disolviendo la Casa del<br />

Obrero Mundial y los "batallones rojos" en 1916 e iniciando un proceso de estatización sindical con<br />

burócratas del tipo de Luis Morones. Así reaccionaba el reformismo burgués contra quienes habían<br />

estado en la primera trinchera de la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz.<br />

A pesar de este desenlace, la revolución mexicana influyó en la lucha de clases de América<br />

Latina en una medida no debidamente apreciada por los historiadores. En rigor, junto con la<br />

Revolución soviética de 1917, fue uno de los acontecimientos que más repercutió en la conciencia<br />

política de los explotados y oprimidos.<br />

Capítulo II<br />

CHILE EN <strong>LA</strong>S PRIMERAS <strong>DE</strong>CADAS <strong>DE</strong>L SIGLO XX<br />

En un intento de hacer un análisis totalizante de esta época no permitimos señalar que la<br />

Historia de Chile, desde 1880 hasta 1932 está traspasada por los vaivenes que sufre la producción<br />

salitrera. Ese gran ciclo podría dividirse en dos fases: 1) de 1880 a 1920, signada por el auge<br />

salitrero, y 2) 1920 a 1932, caracterizada por la crisis del nitrato.<br />

Durante la primera fase, la producción y venta del salitre fue la base fundamental de la<br />

Acumulación Capitalista Chilena. Todo el país giró en torno al reparto de la renta salitrera. No se<br />

trata de caer en un reduccionismo económico sino de entender con un criterio de totalidad histórica<br />

las consecuencias que tuvo, aunque no de modo mecanicista, el factor económico en el plano social,<br />

político y cultural. Y viceversa, como repercutieron, dialécticamente, las decisiones políticas, las<br />

reacciones sociales y las respuestas culturales en la economía minera.<br />

El salitre o sólo proporcionó al Estado más de 50% de las entradas fiscales por concepto de<br />

derechos de exportación, sino que permitió motorizar numerosas actividades económicas; en primer<br />

lugar, abrió un ancho mercado interno a los empresarios agropecuarios, reactivando la producción<br />

triguera, afectada desde la segunda mitad del siglo XIX por la pérdida de los mercados extranjeros;<br />

en segundo lugar, la incipiente industrialización también se vio estimulada por la riqueza que<br />

derramaba por todo el país en nitrato. Ni qué decir de la reanimación que se produjo en los<br />

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