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INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende

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En esta misma perspectiva, en 1902 El Mercurio publicó artículos de Rubén Darío y de<br />

Manuel Ugarte que sugieren la unidad de nuestras repúblicas para contrarrestar la emergente<br />

hegemonía norteamericana. 304<br />

El jurista liberal Marcial Martínez (1833 -1918) fue un destacado latinoamericanista y uno<br />

de los primeros intelectuales que advirtió la penetración creciente de los Estados Unidos en nuestra<br />

América. Junto a su contemporáneo Benjamin Vicuña Mackenna emprendió una campaña de<br />

unidad continental después del intento de España de invadir el Perú y del bombardeo a Valparaíso<br />

en 1866. Fruto de esto es su ensayo La Unión Americana de 1868. Después de la Guerra Civil de<br />

1891 asumió la defensa de los perseguidos por Jorge Montt. Como parlamentario fue un defensor<br />

de la nacionalización del salitre. En un Informe presentado al Senado en 1894 planteo el término a<br />

la enajenación a los depósitos calicheros y que el Fisco debe hacerse cargo de la producción<br />

salitrera y destinar sus utilidades al mejoramiento de los servicios, públicos, de la instrucción y la<br />

enseñanza, la construcción de obras y el fomento industrial. 305<br />

Marcial Martínez frisaba los ochenta años cuando emprendió una singular campaña contra<br />

el expansionismo yanqui. Con motivo de la visita del expresidente norteamericano Teodoro<br />

Rooseveltt en noviembre de 1913, el gobierno le encomendó hacer el discurso de recepción al exmandatario<br />

por su condición de antiguo diplomático en Washington. Sorpresivamente, su discurso<br />

fue abiertamente desafiante al monroísmo: "La declaración Monroe vivió, es decir, ha dejado de<br />

existir. Es un documento anticuado, y de suponerlo vigente es un chocante anacronismo. Las<br />

condiciones sociales, económicas, políticas y aún etnológicas de 1823 han absolutamente<br />

desaparecido; y no es posible, sin incurrir en notoria aberración, pretender aplicar al presente un<br />

sistema que ha caducado de hecho" 306 . Citando a un autor norteamericano manifestó que aplicar una<br />

"nueva Doctrina Monroe" en los países latinoamericanos equivalía a implantar una política<br />

"imperialista" o "hegemónica" 307 .<br />

Después de este temerario discurso, Martínez se dedicó a fundamentar públicamente su<br />

posición antiimperialista: El 30 de noviembre de 1913 en El Mercurio publicó una carta abierta a<br />

Julio Pérez, donde manifestaba que la declaración de 1823 se había convertido en un "Polichinela o<br />

arlequín político, que se presta a toda clase de farsas (...) Actualmente pretende cubrirse con la<br />

máscara de la Doctrina Monroe una nueva política que tiende a buscar la complicidad de las<br />

Repúblicas latinas para ayudar a los Estados Unidos a realizar sus planes en México y en Centro<br />

América" 308 .<br />

En un artículo en el semanario inglés de Valparaíso The South Pacific Mail y reproducido<br />

en castellano el 31 de Diciembre de 1913 nuevamente abordó el tema: "Lo que ahora se quiere es<br />

que los Estados Unidos por si sólos, o en liga con otras potencias americanas, y aún con el<br />

beneplácito de potencias europeas, puedan intervenir (sin que se calcule adonde puede llegar la<br />

intervención), en todas las perturbaciones que ocurran en este hemisferio (...) A la nueva política no<br />

le cabe otro nombre que el de imperialismo o hegemonía. Yo le llamaré... Napoleonismo" 309 .<br />

En un intercambio epistolar con el maestro positivista Juan Enrique Lagarrigue, Martínez<br />

descartó que la declaración de Monroe haya tenido alguna importancia histórica para América<br />

Latina: "Algunos escritores latinoamericanos han dicho que la titulada doctrina Monroe prestó en el<br />

pasado, algún servicio, a lo que llamaremos América Latina (...) yo estoy en situación de demostrar<br />

que esta hipótesis es infundada, porque, en realidad de verdad, la platónica declaración de Mr.<br />

James Monroe no sirvió a nuestros padres absolutamente de nada" 310 . En la misma carta, publicada<br />

en El Mercurio el 28 de febrero de 1914, desenmascaraba los objetivos económicos del imperialismo<br />

y el entreguismo de sus anfitriones criollos: "Sería preciso ser ciego, para no ver que esta obra<br />

de penetración ha de llevar mancomunada la acción económica con la política. La colosal empresa<br />

tiende a implantar, en todo el continente americano, la hegemonía de Estados Unidos (...) Para<br />

realizar este plan vienen a nuestra casa las comisiones de altos políticos y expertos comerciantes<br />

americanos. El fin de estas embajadas es fijar bien las ideas, sobre el lucro que pueda obtenerse en<br />

estas naciones. Los americanos del sur reciben, bajo palio, a esos misioneros, como si nos trajeran<br />

el Vellocino de oro" 311 .<br />

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