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INTERPRETACION MARXISTA DE LA HISTORIA ... - Salvador Allende

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INDICE<br />

Reconocimientos<br />

CAPÍTULO I: EL CONTEXTO INTERNACIONAL Y<br />

<strong>LA</strong>TINOAMERICANO<br />

- El contexto internacional<br />

- América Latina<br />

- La emergencia del pensamiento nacional-antiimperialista<br />

- José Martí<br />

- José María Vargas Vila<br />

- Manuel Ugarte<br />

- José Ingenieros<br />

- El aprismo<br />

- Los precursores del marxismo en América Latina<br />

- <strong>Salvador</strong> de la Plaza<br />

- José Carlos Mariátegui<br />

- El ciclo revolucionario 1910-1933<br />

- La revolución mexicana<br />

CAPÍTULO II: CHILE EN <strong>LA</strong>S PRIMERAS <strong>DE</strong>CADAS <strong>DE</strong>L SIGLO XX<br />

CAPÍTULO III: <strong>LA</strong> EVOLUCION ECONOMICA<br />

- La deuda externa<br />

- Las explotaciones mineras<br />

- La explotación agropecuaria<br />

- La industria manufacturera<br />

- Los gérmenes de la crisis ecológica<br />

CAPÍTULO IV: C<strong>LA</strong>SE DOMINANTE, CAPAS MEDIAS, INMIGRANTES Y<br />

ARTESANADO<br />

- La burguesía<br />

- La nueva ideología y la vida cotidiana<br />

- La pequeña burguesía y las capas medias asalariadas<br />

- El artesanado y las Mutuales<br />

- Composición social de los inmigrantes<br />

CAPÍTULO V: EL MOVIMIENTO OBRERO<br />

- Organización y luchas<br />

- Las Sociedades en Resistencia<br />

- Las Mancomunales<br />

- La matanza de la Plaza Colón (Antofagasta)<br />

- La masacre de Iquique<br />

- Dialéctica del retroceso-reanimación y la FOCH<br />

- Periodización de la historia del movimiento obrero<br />

- La Asamblea Obrera de la Alimentación<br />

2


- Rebeliones y embriones de poder popular<br />

- La rebelión porteña (1903)<br />

- La semana roja de Santiago (1905)<br />

- La toma de Puerto Natales (1919)<br />

- Las manifestaciones de la conciencia de clase<br />

CAPÍTULO VI: EL CAMPESINADO<br />

- Los pequeños propietarios<br />

- El inquilinaje<br />

- Bandidaje y bandolerismo social<br />

CAPÍTULO VII: EL MOVIMIENTO <strong>DE</strong> MUJERES<br />

- Contexto mundial y latinoamericano de la lucha por la<br />

emancipación de la mujer<br />

- Feminismo y protagonismo social de la mujer en Chile<br />

- Organizaciones de mujeres<br />

- Belén de Sárraga y los Centros femeninos<br />

- El Partido Cívico Femenino<br />

- Protagonismo y Vida cotidiana<br />

- Escritoras y profesionales<br />

CAPÍTULO VIII: PUEBLOS ORIGINARIOS<br />

- El contexto indoamericado<br />

- El exterminio de los Pueblos Originarios de la región austral<br />

- Los Rapa-nui<br />

- El pueblo-nación mapuche<br />

Capítulo IX: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL<br />

- Influencia de la Reforma Universitaria latinoamericana<br />

- El movimiento estudiantil chileno<br />

- Cultura y Vida Cotidiana<br />

Capítulo X: <strong>LA</strong> INFLUENCIA <strong>DE</strong>L ANARQUISMO<br />

- El anarquismo en Chile<br />

Capítulo XI: EL <strong>DE</strong>SARROLLO <strong>DE</strong>L PENSAMIENTO SOCIAL<br />

- El racionalismo laico<br />

- Valentín Letelier<br />

- Nacionalismo y proteccionismo<br />

- Luis Aldunate Carrera<br />

- Francisco Valdés Vergara<br />

- Francisco Encina<br />

- Francisco Rivas Vicuña<br />

- Los precursores del pensamiento nacional antiimperialista<br />

- Marcial Martínez<br />

- Tancredo Pinochet Le Brun<br />

- Joaquín Edwards Bello<br />

- Ricardo A. Latcham<br />

- Gabriela Mistral<br />

3


- Eugenio Matte Hurtado<br />

- El socialcristianismo<br />

- El pensamiento socialista<br />

- Víctor José Arellano<br />

- Alejandro Bustamante<br />

- Luis Emilio Recabarren<br />

CAPÍTULO XII: ESTADO, GOBIERNO Y MILITARES<br />

- Estado y economía<br />

- Gobiernos<br />

- Militares<br />

CAPÍTULO XIII: EL PRIMER GOBIERNO POPULISTA:<br />

ARTURO ALESSANDRI<br />

- Crisis de la oligarquía y de la hegemonía inglesa<br />

- El papel de las capas medias<br />

- La otra cara de Alessandri<br />

- El proletariado<br />

- El Movimiento de Pobladores<br />

- Fundación del PC<br />

- Crisis del anarquismo<br />

- Los trabajadores del campo<br />

- El movimiento por la Reforma Universitaria<br />

- La legislación laboral<br />

CAPÍTULO XIV: MILITARES AL PO<strong>DE</strong>R: <strong>DE</strong>L GOLPE <strong>DE</strong> SEPTIEMBRE A<br />

<strong>LA</strong> TIRANÍA <strong>DE</strong> IBÁÑEZ<br />

- El golpe militar del 5 de septiembre de 1924<br />

- El golpe del 23 de enero de 1925<br />

- El retorno ele Alessandri<br />

- El movimiento social<br />

- La candidatura popular de José Santos Salas<br />

- La tiranía de Ibáñez<br />

- Deuda externa<br />

- Ley Indígena y protesta mapueche<br />

- Represión y estatización sindical y Bonapartismo<br />

- Intervencionismo de Estado<br />

- La caída de Ibáñez<br />

CAPÍTULO XV: <strong>LA</strong> REPUBLICA SOCIALISTA<br />

- El efímero gobierno de Montero<br />

- La rebelión de la Marina<br />

- La Pascua Trágica<br />

- La República Socialista<br />

- Medidas<br />

- Reacción de Estados Unidos e Inglaterra<br />

- Posición de la Izquierda<br />

- Embriones de poder popular<br />

4


- La Reforma Universitaria<br />

- La República Indígena<br />

- El Movimiento de Mujeres<br />

- "El Mercurio" en jaque<br />

- Posición de los cristianos<br />

- Crisis en las FF.AA.<br />

CAPÍTULO XVI: LOS 89 DIAS <strong>DE</strong> DAVI<strong>LA</strong> Y EL PO<strong>DE</strong>R MILITAR<br />

CRONOLOGIA<br />

BIBLIOGRAFIA<br />

RESUMEN OBRAS AUTOR<br />

- Otro militar a la Presidencia: Blanche<br />

- Dualidad de poderes entre militares<br />

- Otro gobierno "de facto"<br />

CAPITULO I<br />

EL CONTEXTO INTERNACIONAL<br />

Y <strong>LA</strong>TINOAMERICANO<br />

La historiografía tradicional ha denominado "República Parlamentaria" a esta fase de la<br />

historia de Chile que transcurre desde la caída de Balmaceda hasta el advenimiento al poder de<br />

Arturo Alessandri Palma. La mayoría de los historiadores han analizado los gobiernos de Jorge<br />

Montt (1891-1896), Fedérico Errázuriz Echaurren (1896-1901), Germán Riesco (1901-1906), Pedro<br />

Montt (1906-1910), Ramón Barros Luco (1910-1915) y Juan Luis Sanfuentes (1915-1920), desde<br />

un punto de vista superestructural en el que se otorga desmesurada importancia al papel jugado por<br />

el Parlamento, menospreciando las relaciones de dependencia y las transformaciones de la cultura,<br />

de la economía y de la estructura de clases.<br />

5


También han soslayado con criterios parroquiales el hecho objetivo de que los cambios<br />

producidos en Chile fueron consecuencia de una nueva situación mundial, caracterizada por el<br />

advenimiento de una nueva era de el capitalismo - el imperialismo- con su exportación masiva de<br />

los capitales de los países "centro" a los de la llamada "periferia". El impacto también se dio ee en<br />

el plano ideológico, tanto de los pensadores de derecha y centro -conservadores, liberales y<br />

radicales- como en la izquierda naciente. La influencia internacional obligó a repensar el papel del<br />

estado. En fin, si no se analiza el contexto mundial en que se desarrolló el proceso histórico<br />

chileno -con sus momentos de continuidad- ruptura- es imposible entenderlo a cabalidad. No hay,<br />

a nuestro juicio, otra teoría y metodología para interpretar la historia, sobre todo cuando ella se<br />

hace mundial a partir del siglo XV.<br />

El Contexto Internacional<br />

Si desde la época colonial hispano-lusitana, América Latina quedó incorporada a la<br />

formación social capitalista mundial a través del mercado internacional, desde fines del siglo XIX<br />

no sólo formó parte de ese mercado sino también de la producción internacional. No puede<br />

entenderse que nuestra historia y la del propio sistema capitalista si no se analiza como una<br />

totalidad, en la que el fenómeno de la acumulación está interrelacionada a la escala universal. A<br />

partir de entonces, la internacionalización del capital financiero fue determinante; el proceso<br />

productivo se hizo mundial; El mercado ya lo era desde hacía varios siglos.<br />

El mundo comenzó así a ser permeado totalmente por el modo de producción capitalista,<br />

aunque siguieron existiendo áreas pre capitalistas que, al fin de cuentas, eran funcionales al<br />

sistema, como certeramente apuntó Rosa Luxemburgo. La tendencia al desarrollo desigual,<br />

articulado, combinado, heterogéneo, diferenciado y multineal, se expresó en la era imperialista, con<br />

más fuerza que nunca en la historia. Quedó de manera por demás evidente la convivencia<br />

dinámica, contradictoria e interrelacionada entre factores exógenos, motores de la modernidad, con<br />

culturas denominadas peyorativamente "atrasadas".<br />

La "belle époque" llevaba en su seno profundas contradicciones. Ante todo, una fuerte<br />

legalidad interimperialista que condujo a la I Guerra Mundial. La conflagración de 1914-18 trajo<br />

una profunda división en las filas del movimiento obrero y de la Segunda Internacional. Mientras<br />

la mayoría de los partidos socialdemócratas apoyaban a sus respectivas burguesías nacionales, un<br />

sector minoritario, agrupado en la Conferencia de Zimmerwald, resolvió a proposición de<br />

Luxemburgo y Lenin oponerse a la guerra.<br />

De guerra surgió la revolución, llevando al triunfo a los obreros y campesinos rusos. Desde<br />

de enero a octubre de 1927 los soviet decidieron el curso de la historia rusa y, en parte mundial,<br />

instaurando el primer estado no capitalista de la historia universal. El triunfo de la revolución rusa<br />

fue la culminación de una fase ascendente del movimiento obrero, iniciada en las últimas décadas<br />

del siglo XIX. La orientación, organización y propaganda de la I Internacional había rendido<br />

rápidamente sus frutos. Los sindicatos y pequeños grupos políticos obreros se transformaron en<br />

poderosas organizaciones. Los trabajadores se volcaron en bloque, como clase, hacia los nacientes<br />

sindicatos y partidos políticos del proletariado.<br />

La polarización masiva de los trabajadores hacia sus organizaciones de clase se expresó<br />

también en el plano político. Los partidos socialdemócratas, fundados casi en las dos últimas<br />

décadas del siglo XIX, crecieron impetuosamente hasta agruparse en 1889 en la II Internacional.<br />

Paralelamente, el anarquismo se había desarrollado vigorosamente en Italia, Francia y España, bajo<br />

la bandera de la Internacional Negra, fundada en 1881 por los seguidores de Bakunín, Reclus,<br />

Malatesta y otros.<br />

Durante el siglo XIX la clase obrera llegó a tener una participación política relevante en<br />

algunos acontecimientos, como la revolución del 48 en Francia y la Comuna de París, el siglo XIX<br />

se generaliza la intervención política del proletariado en la lucha de clases. Las huelgas generales<br />

6


comenzaron a hacerse presentes a principios del siglo XX en Estados Unidos, Holanda, Alemania,<br />

Inglaterra, Francia y Suecia.<br />

Lenin, Trostky y Rosa Luxemburgo dieron una lucha frontal contra el ala derecha de la II<br />

Internacional. Las conferencias internacionales Zimmerwald (Septiembre de 1915) y de Kienthal<br />

(Abril de 1916) fueron las primeras fases preliminares de esta lucha que culminó con el<br />

rompimiento de la II Internacional y la fundación de la III Internacional en mayo de 1919. El<br />

triunfo de la Revolución Rusa produjo una ola de ascenso mundial de masa que se expresó en el<br />

asalto al poder en 1910 en Alemania, Hungría y Babiera. En otros países, se realizaron "huelgas<br />

monstruos o salvajes".<br />

Estos movimientos no sólo apoyaron de manera efectiva a la Revolución Rusa, sino que<br />

también exigieron el control obrero, la nacionalización de las empresas y otras reivindicaciones que<br />

superaban el estrecho marco sindical. El proletariado se volcó a los organismos de clase. De 15<br />

millones de obreros sindicalizados en 1913 se pasó a 45 millones en 1920.<br />

Bajo el influjo de esta oleada mundial de lucha, se aceleró el curso de la revolución<br />

colonial. En Cantón se estableció el gobierno republicano chino de Sun-Yat-Sen en 1917. En<br />

Irlanda se inició en 1919 la guerra de guerrillas contra el dominio inglés. En la India, la masacre de<br />

Amritsar provocó en 1919 el levantamiento general del pueblo. En Egipto, el imperio inglés se vio<br />

obligado en 1919 a reconocer, aunque de manera formal, la independencia. En Marruecos, en la<br />

zona Riff, continuó en 1920 la lucha anticolonialista. En Mongolia, se inició en 1921 la revolución<br />

obrera y campesina, que culminó tres años después con el derrocamiento del régimen dominante y<br />

la instauración de un nuevo estado en transición al socialismo: la República Popular de Mongolia.<br />

La clase dominante empezó su penetración no solamente ideológica sino también<br />

organizativa en el movimiento obrero. La teoría del "gremialismo puro" y el apoliticismo tuvo su<br />

principal exponente en el burócrata sindical norteamericano Samuel Gompers. Otra punta de lanza<br />

fueron las Asociaciones Obreras Católicas que en 1908 formaron la Internacional de Gremios<br />

Cristianos. La burguesía también encontró otros aliados en los reformistas que surgieron del seno<br />

de la Social democracia. Sus principales teóricos, Bernstein y luego Kautsky, pretendieron desarmar<br />

ideológicamente a los trabajadores al sostener que se podía alcanzar el poder mediante una<br />

mayoría parlamentaria de izquierda, quien gradualmente iría aprobando reformas favorables a la<br />

clase trabajadora.<br />

La burguesía trató también, por otros medios, de reacomodar su ideología para enfrentar<br />

esa coyuntura crucial. Surgieron así proyectos que iban de un positivismo renovado a un<br />

irracionalismo aberrante, del cual surgió el fascismo, que primero implantó Mussolini pisando la<br />

década de los 20.<br />

La filosofía recobró vuelo con los neokantianos, saliendo del cerco que le había tendido el<br />

positivismo ramplón. Windelband, Rickert y otros pudieron volver a filosofar ante la crisis de los<br />

partidarios de Comte, cuya idea del progreso indefinido se había esfumado abruptamente con el<br />

estallido de la I Guerra Mundial. En esta fase, se reactualizaron las ideas de Gobineau sobre el<br />

"racismo", como una forma de racionalizar una ideología que permitiera justificar el dominio<br />

colonial, aunque no fuera más que dentro de los límites estrechos de la falsa conciencia.<br />

La crisis se proyecto también al campo de las artes. Los modelos neoclásicos y el<br />

formalismo se desintegraron, siendo cuestionados por un nuevo tipo de pintura y literatura: el<br />

cubismo y el surrealismo. Picasso y Breton se convirtieron en los parteros de un arte que<br />

prefiguraba un futuro, que Bertold Brecht puso de relieve con su teatro revolucionario. Freud<br />

desgarró el velo de los tabúes y de lo más recóndito de la personalidad, descubriendo lo que<br />

estaba detrás del subconsciente humano, barruntado ya por Shakespeare, Dostoiewski y otros<br />

grandes.<br />

A la crisis de la ideología burguesa pronto se sumó la bancarrota mundial de 1929, que<br />

cerró un ciclo capitalista obligando al Estado burgués a reajustar su estrategia.<br />

7


América Latina<br />

El carácter de la dependencia cambió cualitativamente con la penetración imperialista a<br />

fines del siglo pasado. La inversión del capital financiero, especialmente británico, transformó a<br />

nuestro subcontinente en semicolonia, pasando en gran parte a su poder.<br />

Los países centroamericanos y caribeños que se convirtieron en semicolonias<br />

norteamericanas desde fines del siglo XIX, sufrieron ocupaciones prolongadas que los<br />

transformaron en cuasi-colonias. Tal fue el caso de Cuba, desde 1900 hasta la derogación de<br />

Enmienda Platt en la década de 1930. La especificidad de la dependencia en Cuba consistió en<br />

pasar directamente de colonia española a neocolonia norteamericana. Puerto Rico también fue otra<br />

isla que pasó de colonia española a neocolonia norteamericana, luego de la invasión "marines".<br />

Haití y la República Dominicana vieron afectada su soberanía por la ocupación de tropas<br />

norteamericanas; las Aduanas y los cuerpos de seguridad de ambos países pasaron a ser<br />

administrados y dirigido por Estados Unidos. La ocupación de Nicaragua, más prolongada que las<br />

anteriores –de 1909 a 1933- tuvo también claros objetivos de dominio territorial, pues Estados<br />

Unidos, no satisfecho con el Canal de Panamá, pretendió consolidar su monopolio de transporte<br />

marítimo mediante la construcción de otros canales por los lagos de Nicaragua.<br />

Panamá fue afectado por un tipo especial de dependencia, con el nuevo enclave en una<br />

parte de su territorio. Esta colonia "sui generis" dentro de un país que reciente había accedido a la<br />

Independencia política marcó el subdesarrollo dependiente para el resto del siglo. Panamá no sólo<br />

perdió parte de su superficie, sino también su más importante riqueza: las tarifas del tránsito<br />

comercial por el Canal.<br />

La pugna entre el capitalismo estadounidense y el europeo se decidió a favor del primero<br />

a fines de la década de 1920, aunque Inglaterra siguió ejerciendo gran influencia en países como<br />

Argentina, Uruguay y Brasil y reteniendo el dominio colonial de Guyana, Jamaica, Granada,<br />

Barbados, Trinidad Tobago y otras islas del Caribe, además de las Islas Malvinas que habían<br />

conquistado en 1833 y del enclave colonial en Guatemala, llamado Bélice. Una de las excepciones<br />

que escapó al dominio norteamericano e inglés fue precisamente Guatemala, donde el capitalismo<br />

alemán logró controlar la producción y comercialización de café.<br />

Los franceses se batieron en general en retirada después de la I Guerra Mundial, dejando<br />

escasas inversiones en América Latina: México y Argentina. Conservaron sus colonias en las islas<br />

antillanas y en Guayana, al igual que los holandeses.<br />

Este proceso de semicolonización suscitó, como contrapartida, un poderoso movimiento<br />

nacional-antimperialista expresado en manifestaciones públicas, en procesos revolucionarios como<br />

el mexicano, y el surgimiento de un pensamiento antimperialista, o un embrión de doctrina<br />

nacionalista, que en algunas organizaciones e individuos quedó en el nivel antimperialista y, en<br />

otros, se hizo también anticapitalista.<br />

La Dependencia se expresó asimismo en el plano político. Desde fines del siglo XIX,<br />

Estados Unidos procuró crear una organización Panamericana, versión moderna de la doctrina<br />

Monroe, con el fin de asegurar su predominio y desplazar la influencia del capitalismo europeo,<br />

especialmente el británico.<br />

La dependencia cultural se hizo más evidente a medida que fueron creciendo las ciudades.<br />

Desde fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, del se gestaron nuevas formas de<br />

vida urbana. Si en épocas anteriores, la ciudad había comenzado a ser el epicentro económico,<br />

ahora se transformó en el eje de realización de la plusvalía, y el lugar donde se plasmó más<br />

notoriamente la dependencia cultural.<br />

8


En las nuevas ciudades, que iban adquiriendo un carácter macrocefálico, se fue forjando<br />

un nuevo modo de vida, un estilo barroco o simplemente rastacuero, como dice José Luis Romero.<br />

Los clubes privados de corte inglés fueron el lugar de cita de la burguesía de este remedo de "belle<br />

époque" en que vivió la clase dominante latinoamericana con el auge de las exportaciones de 1880<br />

a 1914, y que luego surgió en la década de 1920 hasta la crisis mundial del 30.<br />

Al pisar la década del 20, la ópera y, en menor medida, el teatro fueron desplazado por el<br />

cine, el más importante entretenimiento de masas creado hasta entonces en la historia. El cine<br />

mudo, acompañado especialmente del piano, y luego el cine sonoro atrajeron la atención de<br />

millones de personas, que buscaban una forma alternativa de consumir el tiempo libre. Consciente<br />

de la importancia trascendental de este medio de comunicación de masas, la burguesía rápidamente<br />

lo industrializó, masificando de ese modo su ideología. Así se fue consolidando la dependencia<br />

cultural, importando modelos y pautas foráneas.<br />

Los deportes pasaron a constituirse en otra de las principales manifestaciones de la<br />

ocupación del tiempo libre. Mientras la burguesía practicaba el tenis, el hockey, el polo y las<br />

primeras carreras de automóviles, la clase trabajadora prácticaba el fútbol, su principal pasión en<br />

el Cono Sur, así como lo fue el béisbol para el Caribe.<br />

El vals fue reemplazado por el tango, primera música generalizada de América Latina.<br />

Expresaba con fuerza la nueva vida urbana que comenzaban a vivir los recién llegados del campo<br />

o del extranjero. Fue bailado y, posteriormente, cantado desde las primeras décadas del siglo XX,<br />

como expresión de una contra-cultura popular surgida en los arrabales de las grandes ciudades. La<br />

rebeldía de la gran parte de las primeras letras de tangos, redactadas en su mayoría por poetas<br />

anarquista, reflejaba las contradicciones que se estaban acumulando en las sociedades urbanas del<br />

continente.<br />

La cultura se hizo menos académica o, mejor dicho, se comenzó a luchar por un cambio de<br />

la educación formal abstracta. Lugares de crítica al academicismo fueron las tertulias de los cafés<br />

y bares, donde los artistas y escritores esbozaron una forma alternativa de cultura que adquirió auge<br />

con el movimiento surrealista. En el café La Brasileña y en Los Inmortales de Buenos Aires, o en<br />

El Ateneo de la Juventud en México, y más tarde en la peñas de las revistas de avanzada fue<br />

probando su fuerzas la nueva generación literaria.<br />

La forma de hacer política también cambió. La clase dominante se dio cuenta, tanto por lo<br />

que pasaba en sus países como en el mundo, de que era necesario levantar una nueva política social<br />

con el fin de canalizar a las masas, antes de que estallara la revolución.<br />

En algunas naciones no fue posible elegir al candidato presidencial en el cenáculo.<br />

Continuaron las formas elitistas de conducción política, pero al menos ciertos políticos cuidaron la<br />

forma, buscando el asentimiento de las capas medias y del proletariado, que habían irrumpido en la<br />

escena política latinoamericana. Fue el inicio de la época de los oradores encendidos y de los<br />

grandes mítines, de los debates públicos, de los periódicos y volantes. Inclusive, en los países donde<br />

gobernaron la dictaduras tipo "Señor Presidente", al decir de Miguel Angel Asturias, los militares<br />

buscaron demagógicamente una cierta forma de popularidad inducida.<br />

Los sectores burgueses emergentes buscaron una nueva redefinición de las bases de la<br />

alianza con los diferentes imperialismos. Detrás de ese reajuste de los basamentos de la<br />

dependencia estaba la preponderancia que había adquirido Estados Unidos. En la era imperialista,<br />

no pueden entenderse los cambios políticos en América Latina si no se investiga el respaldo que<br />

tenían los representantes políticos de parte de uno u otro imperialismo. Conscientes de la<br />

importancia del control del Estado, Gran Bretaña y Estados Unidos respaldaron material y<br />

políticamente a los dirigentes que consideraban más adeptos a su negocio. Por eso, a partir del siglo<br />

XX detrás de cada cambio de gobierno o de golpe de Estado hay que analizar qué imperialismo lo<br />

promueve<br />

9


Esta fue una época no sólo de intervenciones militares sino también contradictoriamente de<br />

emergencia de los primeros movimientos populistas, gestados desde la I Guerra Mundial. Estos<br />

movimientos fueron adquiriendo rápidamente características masivas. Sus expresiones más<br />

relevantes fueron el radicalismo argentino, el alessandrismo chileno, el movimiento Juliano de<br />

Ecuador, el aprismo y las conducciones políticas surgidas de la Revolución Mexicana.<br />

El imperialismo norteamericano tuvo ante estos gobiernos una política distinta al "bigsteak"<br />

que aplicaba en Centroamérica y el Caribe. Trató de estimular estas corrientes "populares"<br />

con el fin de alterar la alianza de la clase dominante de esos países con el imperialismo inglés.<br />

Una de las medidas adoptadas por estos gobiernos fue la promulgación de Códigos del<br />

Trabajo, con la finalidad someter la lucha de los trabajadores a una legislación impuesta por el<br />

Estado. El objetivo era institucionalizar las organizaciones sindicales, domesticar los sindicatos,<br />

legalizarlos y provocar la atomización del movimiento obrero, prohibiendo la existencia de<br />

Centrales obreras y Federaciones a nivel nacional. Otra leyes, como el descanso dominical,<br />

protección a la familia, accidentes de trabajo, etc., tendían a asegurar la reproducción de la fuerza<br />

de trabajo. De esta época datan el Seguro Social y las primeras teorizaciones acerca de la<br />

necesidad de crear profesionales para ejerce el Trabajo o Servicio Social en las empresas privadas o<br />

del Estado. De este periodo también son los primeros intentos de estatización sindical o control de<br />

los sindicatos legales por intermedio de organismos estatales, como la Dirección General del<br />

Trabajo.<br />

Otros movimientos reformistas fueron encabezados por franjas de la nueva generación<br />

militar, postergada por los viejos generales de la oligarquía conservadora, y radicalizada por la<br />

presión de las capas medias que exigían mayor participación política. Esta nueva generación militar<br />

provenía de parte de hogares pequeño burgueses y pudo ingresar al Ejército a raíz de la apertura de<br />

los Colegios Militares, que dieron a las Fuerzas Armadas un status profesionalizante.<br />

Esta juventud militar, que aspiraba también a incorporarse al proceso de reformas<br />

burguesas, comenzó a participar activamente en política. Sus expresiones más destacadas se dieron<br />

en el "Tenentismo" brasileño, liderado por Luis Carlos Prestes, que promovió una insurrección en<br />

1924, formando una columna de miles de soldados que recorrían el país, sin que el Ejército pudiera<br />

tenderles un cerco. Su programa: Independencia nacional, democracia y reparto de tierras.<br />

En Ecuador, los jóvenes militares acaudillaron la Revolución Juliana de 1925, que logró<br />

desplazar del poder a la plutocracia agroexportadora, promoviendo algunas reformas sociales, la<br />

creación del Banco Central, el fomento de la industria nacional, la modernización del Estado y una<br />

legislación laboral.<br />

También en El <strong>Salvador</strong>, poco antes de la dictadura del general Hernández, se produjo un<br />

levantamiento de jóvenes militares, un sector de los cuales apoyo la revolución campesina de 1932.<br />

En Paraguay y Bolivia surgieron, asimismo, militares nacionalistas que más tarde apoyaron al<br />

movimiento febrerista y al de Toro y Busch.<br />

La masonería tuvo notoria influencia en estos movimientos reformistas a través de sus<br />

innumerables canales de comunicación dentro de la sociedad y de la clase dominante. Detrás de una<br />

cobertura democrática y de "hermandad" entre los hombres, la masonería, por intermedio de<br />

clubes Rotarios y otras instituciones, tuvo la capacidad de integrar a sus filas a políticos burgueses y<br />

pequeño- burgueses, profesionales y militares, tratando siempre de utilizar sus adherentes -aunque<br />

pertenecieran a corrientes políticas distintas- en operaciones políticas tendientes a garantizar la<br />

estabilidad del régimen capitalista. En tal sentido, utilizó a numerosos de sus miembros de<br />

tendencia socialdemócrata. No es extraño encontrar a miembros de la masonería como militantes de<br />

partidos socialistas, radicales y nacionalistas. También se dio un apreciable número de militares<br />

que, a través de sus contactos con la masonería, ascendieron al poder para tratar de modernizar el<br />

Estado y la economía capitalista.<br />

10


Por su parte, los sectores autoritarios, con el pretexto de modernizar también el Estado,<br />

crearon una ideología en torno al "gendarme necesario". Laureano Vallenilla Lanza decía: " Si bien<br />

en todos los países y en todos los tiempos se ha comprobado que por encima de cuanto mecanismo<br />

institucionales se halla hoy establecido, existe siempre, como una necesidad fatal, el gendarme y<br />

electivo o hereditario de ojo avizor, de mano dura, que por las vías de hecho inspira el temor y que<br />

por el temor mantiene la paz, es evidente que en casi todas las naciones de Hispanoamérica,<br />

condenadas por causas complejas a una vida turbulenta, el Caudillo ha constituido la única fuerza<br />

de conservación social, realizándose aún el fenómeno que los hombres de ciencia señalan en las<br />

primeras etapas de integración de las sociedades: los jefes no se eligen sino se imponen se" 1 .<br />

Gendarmes necesario fueron Porfírio Díaz, Juan Vicente Gómez y todos aquellos dictadores<br />

latinoamericanos que, con el pretexto del progreso de la nación, implantaron férreas y prolongadas<br />

dictaduras. La consigna positiva, orden y progreso, sirvió entonces para racionalizar la política<br />

autoritaria y elitesca, al modo planteado por uno de los más destacados exponentes del positivismo<br />

latinoaméricano: el mexicano Justo Sierra.<br />

La emergencia del pensamiento nacional-antiimperialista<br />

Si bien es cierto que el pensamiento nacionalista surgió en el siglo XIX, tuvo un avance<br />

significativo y un contenido más preciso cuando el capitalismo, en su "fase superior", comenzó a<br />

apoderarse de nuestras riquezas nacionales y a intervenir militarmente en Centroamérica y el<br />

Caribe. Las ideas nacionalistas cobraron una nueva dimensión en respuesta a los nuevos tiempos<br />

del capital monopólico.<br />

Así surgieron brillantes plumas nacionalistas, como Eugenio María de Hostos,<br />

combatiente de la Independencia de Puerto Rico y de la liberación antillana, al igual que su<br />

compatriota Ramón Emeterio Betances. Paralelamente, José Martí llevó a la más alta expresión de<br />

su tiempo la praxis antiimperialista, al luchar por romper el nexo colonial con España y, al mismo<br />

tiempo, evitar la caída en una nueva dependencia respecto de los Estados Unidos. El despuntar del<br />

siglo XX vio nacer las páginas señeras de Manuel Ugarte, José María Vargas Vila, Rufino Blanco<br />

Fombona, José Peralta, José Enrique Rodó, José Santos Chocano, Pedro Prado y José Ingenieros,<br />

alguno de los cuales analizaremos más adelante. Leopoldo Lugones y César Zumeta tuvieron<br />

fugases momentos nacionalistas, aunque el primero terminó en una posición apologética de<br />

Mussolini y el segundo se hizo propagandista e ideólogo de la dictadura de Juan Vicente Gómez en<br />

Venezuela.<br />

José Martí, luchador por la independencia de Cuba, fue deportado muy joven a España por<br />

sus actividades políticas. Luego se trasladó a Estados Unidos, donde comenzó a reclutar<br />

trabajadores cubanos emigrados para la lucha independentista. En 187587oció en México la<br />

problemática indígena, que ahondó después en Guatemala. Regresó a La Habana en 1878, siendo<br />

nuevamente deportado a Europa, de dónde retornó a Estados Unidos. Conoció "al monstruo en sus<br />

entrañas", sobre todo a raíz de la lucha de los anarquistas de Chicago, perdiendo ciertas ilusiones<br />

que se había forjado de la democracia norteamericana.<br />

Martí no era obviamente socialista y, al parecer, no había leído a Marx ni a Engels. No era<br />

partidario de "una revolución de clases", 2 ni de un gobierno de trabajadores sino de un Estado que<br />

asegurará "más justicia en el reparto social (...) una parte más equitativa de los productos de<br />

trabajo" 3 .<br />

Martí fue un nacionalista revolucionario que comprendió la necesidad de concretar un gran<br />

frente anticolonialista, de carácter policlasista, para lograr la ruptura del nexo colonial con España.<br />

Su visión fue haber comprendido que los trabajadores manuales e intelectuales constituían la<br />

columna vertebral del movimiento. Por eso, tuvo especial preocupación en ganar para esta causa a<br />

los obreros cubanos que laboraban en Estados Unidos y, fundamentalmente, a los que eran<br />

explotados en su tierra. De ahí sus estrechos contactos con Carlos Baliño, el primer marxista<br />

cubano.<br />

11


Esta relación tan estrecha entre Martí y Baliño fue el resultado de una confluencia<br />

ideológica excepcional para su tiempo: la de un nacionalista democrático, que comprendió el papel<br />

de la clase trabajadora en la lucha anticolonial y la de un precursor del marxismo que entendió la<br />

necesidad de combinar la lucha de clases con la liberación nacional. Fue la primera vez en la<br />

historia de América Latina que un demócrata de avanzada coincidía sin reservas con un pensador y<br />

luchador marxista.<br />

El proyecto de Martí se diferenció del resto de los movimientos anticolonialistas<br />

latinoamericanos por tener una conducción política de carácter partidario. Fue la única revolución<br />

contra el imperio español dirigida por un partido, no por un caudillo ni por un grupo escogido de la<br />

burguesía criolla, como fueron las revoluciones de 1810-20. Otra especificidad importante fue que<br />

el Partido Revolucionario Cubano no tenía un liderazgo burgués, sino que era un partido policlasista<br />

donde la dirección hegemónica estaba en manos de la intelectualidad, de sectores obreros de<br />

avanzada y de jefes militares nacionalistas que, como Maceo y Gómez, habían participado en la<br />

primera guerra de liberación de los Diez Años.<br />

En la bases del Partido Revolucionario Cubano también se expresaba un profundo planteo<br />

latinoamericano al decir que no sólo se luchaba por la Independencia de Cuba sino también para<br />

"fomentar y auxiliar la de Puerto Rico". La estructura del partido no era verticalista sino que daba<br />

bastante autonomía y posibilidad de una práctica de democracia horizontal. El PRC "funcionará por<br />

medio de las Asociaciones Independientes, que son la base de la autoridad, de un Cuerpo de<br />

Consejo constituido en cada localidad con los Presidentes de todas las Asociaciones".<br />

En la conferencia Monetaria Parlamentaria de 1891 señaló las características<br />

fundamentales de lo que posteriormente se ha denominado dependencia económica. "Quien dice<br />

unión económica, dice unión política (...) Hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad<br />

(...) El influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo político (...) el<br />

pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios" 4 .<br />

Martí remarcaba este punto porque Cuba sufría la doble dependencia de España y Estados<br />

Unidos, que a principios del siglo XIX había desplazado a la metrópoli colonial del comercio de<br />

importación y exportación de la Isla. Martí sabía que no bastaba con romper el vínculo colonial<br />

español sino que también era necesario quebrar la dependencia económica respecto Estados Unidos.<br />

Dicha dependencia había ya rebasado el intercambio comercial a fines del siglo XIX, expresándose<br />

en el control de los ingenios azucareros y de la producción tabaquera, como resultado de las<br />

fuertes inversiones de capital monopólico. Para eso, el anticolonialismo de Martí era la vez antiimperialismo.<br />

Precisamente allí reside la principal diferencia entre la lucha anticolonialista de los<br />

revolucionarios de 1810 y la lucha de liberación nacional de Martí. Por haber vivido fases distintas<br />

de la dominación capitalista, Bolívar y otros grandes fueron anticolonialistas, mientras que Martí no<br />

sólo fue eso en su combate contra el imperio español sino también antiimperialista, porque Cuba<br />

sufría al mismo tiempo la opresión de Estados Unidos.<br />

A principios del siglo XIX, la Cuestión Nacional prioritaria para nuestros países<br />

latinoamericanos fue la ruptura del nexo colonial con España. Y seguía siéndolo para Cuba y Puerto<br />

Rico, todavía colonias a fines del siglo; pero para Martí la Cuestión Nacional no se agotaba en la<br />

lucha contra España sino que tomaba una dimensión nueva al tener que enfrentar, al mismo tiempo,<br />

al imperialismo norteamericano. En tal sentido, se adelantaba dos décadas a las apreciaciones de<br />

Lenin sobre la cuestión nacional. Sin alcanzar la sistematización de una teoría, Martí hizo<br />

apreciaciones tan relevantes sobre el tema que puede ser considerado, como el precursor de la<br />

teoría y la Cuestión Nacional para América Latina.<br />

Sin ser marxista comprendido antes que los marxistas latinoamericanos que la Cuestión<br />

Nacional no se limita al problema antiimperialista sino que también abarca a las minorías<br />

nacionales oprimidas.<br />

12


Consecuente con su expresión "de América soy hijo y a ella me debo", Martí hizo una<br />

profecía: "Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida en que se apartan de<br />

Estados Unidos (...) Jamás hubo en América, de la de independencia acá, asunto que requiera más<br />

sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida exámen más claro y minucioso, que el convite que los<br />

Estados Unidos potentes, repleto de productos invencibles, determinados a extender sus dominios<br />

en América hacen a las naciones americanas de menor poder (...) De la tiranía de España supo<br />

salvarse América española, y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y<br />

factores de convite, urge decir, porque es verdad, que ha llegado para América española la hora de<br />

declarar su segunda independencia" 5 .<br />

Hubo sin embargo, excepciones; el dominicano Máximo Gómez, que peleó junto a los<br />

cubanos durante las dos guerras anticoloniales.También cabe destacar al ecuatoriano Eloy Alfaro<br />

que, estando desterrado en Panamá en 1873, expresó su solidaridad formando la Sociedad Amigos<br />

de Cuba. En su calidad de presidente, luego de la de revolución de 1895, Alfaro encargó al coronel<br />

León Valles Franco la organización de una expedición militar para apoyar la lucha de Maceo y<br />

Martí. Al mismo tiempo, envió una nota a la reina María Cristina, regente de España, para<br />

manifestarle en nombre del gobierno ecuatoriano su respaldo a la Independencia de Cuba. Chilenos<br />

expresaron también su solidaridad activa: Benjamín Vicuña Mackenna que llegó a organizar una<br />

expedición para la liberación de Cuba; posteriormente, Gabriel Mistral llamó a Martí "guía de los<br />

hombres"; y Manuel Rojas: "La figura es única en América; en él se reúnen y combinan dotes que<br />

rara vez o nunca se reunieron y combinaron de los demás libertadores de nuestras repúblicas (...) Es<br />

un hombre que reúne a varios continentes; es un continente con varios y valiosos contenidos. 6 En<br />

su tiempo, Martí era conocido en Chile a través de 11 artículos publicados en "El Mercurio" de<br />

Valparaíso, 3 en "El Ferrocarril" y 4 en "La Libertad Austral", todos entre 1884 y 1895, según la<br />

investigación de Jorge Benítez E., en su libro "José Martí y Chile”, La Habana, 1994.<br />

José María Vargas Vila, nació en Colombia en 1860 y muerió en 1833, más conocido por<br />

sus poesías y no por su pensamiento político. Fue vilipendiado por la Iglesia Católica, que llegó a<br />

calificar de pornográficos sus escritos literarios, como lo hicieron posteriormente con Henry Miller.<br />

No obstante, Vargas Vila fue uno de los escritores más leídos por los sectores populares,<br />

estudiantes e intelectuales progresistas de nuestra América, entre ellos Gabriela Mistral, su<br />

admiradora entusiasta.<br />

Su principal obra antiimperialista fue Ante los Bárbados (los Estados Unidos y la<br />

Guerra), escrito en 1917, donde su ira antiyanqui se expresó en un torrente de adjetivos y<br />

evocaciones históricas y mitológicas, pocas veces usados hasta entonces en nuestra lengua. En<br />

dicho libro denunciaba la primera ocupación de Nicaragua por las tropas norteamericanas en 1909 y<br />

la invasión del Haití: "a sus habitantes los fusilaron en las plazas públicas, los asesinaron en los<br />

campos, se apoderaron de Aduanas, y se declararon amos suyos".<br />

Respecto de la ocupación de la República Dominicana en 1915, el escritor colombiano<br />

manifiesta: "Y en Santo Domingo, desde que el cura Morales, aquel iscariote del altar y de la<br />

Libertad entregó a los yanquis esta isla griega, que el destino hizo brotar en América, ¿ no se ha<br />

formado un partido anexionista, que a cada minuto quiere perturbar la paz, para traer a su patria en<br />

la quietud del protectorado?. Al fin han logrado su infame propósito, y los yanquis son dueños de la<br />

primera joya que Colón engarzó en la corona de la vieja España".<br />

Cuba fue uno de los países de América Latina que mereció una atención especial por parte<br />

de Vargas Vila, gran admirador de la praxis libertaria de José Martí. Advirtió que Cuba iba a pasar<br />

de colonia española a colonia norteamericana en el mismo momento de los sucesos: "Cuba es como<br />

d vaso roto que arroja el Profeta, en el camino de los pueblos de América; es el hierro clavado en<br />

las entrañas; sus llagas, son nuestras llagas, sus dolores son nuestros dolores, y su hundimiento<br />

marcará el principio de nuestra desaparición; Cuba no puede acabar de renacer o de morir, sin que<br />

nosotros todos, nos sintamos vivir de su vida o morir de su muerte" 7 .<br />

13


Respecto de las numerosas Conferencias, que el imperialismo yanqui les puso el nombre de<br />

Panoamericanas para poder manipular con la situación geopolítica, Vargas Vila decía: "La sola<br />

palabra Pan-Americanismo me espelunza; esa palabra principió por ser un sofisma y ha acabado por<br />

ser una emboscada (...) La Unión Panamericana no es otra cosa que el histórico y ya enmohecido<br />

Pan-Americanismo de Mr. Baline, tan candorosa y ardientemente dedicado por el noble y bello<br />

espíritu de Bolet-Peraza en días ya están lejanos; Americanismo no ha sido fatal" 8 .<br />

Más adelante precisaba su idea de la unidad latinoamericana: "Bolívar dio la palabra<br />

salvadora, en los espasmos de la muerte, envuelto en las brumas augurales de su muy inmortalidad;<br />

UNION, UNION, UNION, así dijo el genio moribundo; unión de México y de los pueblos de<br />

Centro América en una Gran Confederación; unión, del Perú y Bolivia, las dos hijas gloriosas de<br />

Ayacucho; unión por todo el continente. 9<br />

Vargas Vila hizo entonces la propuesta de continuar "El Congreso Hispanoamericano,<br />

reunido en 1900 en Madrid; convocar uno Iberoamericano, para reunirlos en Buenos Aires,<br />

Santiago de Chile o Río de Janeiro, con diputados de España y de América española,<br />

exclusivamente, sin mezcla exótica con la raza invasora y voraz, como ha sucedido en esos<br />

congresos de Pan- Americanistas, ideados e impuesto por el yanqui, y secundados por nuestros<br />

políticos intensos y pueriles (...) A la diplomacia protocolaria, apolillada y vacua, suplirla con una<br />

mejor organización consular, activa, ilustrada, conocedora de las necesidades comerciales,<br />

industriales y agrícolas de esos países y los de aquende el mar; dar por medido de tratados<br />

comerciales y de nuevas leyes aduaneras, las mayores franquicias posibles al comercio de España y<br />

los otros países de Europa, hasta boicotear y colocar en una inferioridad marcada, el comercio<br />

yanqui, que tiene acaparada hoy más que nunca las mejores plazas de nuestra América (...)<br />

Aliarnos, es decir, amarnos y ayudarnos; unirnos, es decir salvarnos; he ahí la obra (...) Es<br />

necesario arrojar al abismo el hacha ya mellada de las ideologías e ir a la acción" 10 .<br />

Manuel Ugarte fue una de las figuras más consecuentes del pensamiento nacional-anti<br />

imperialista de nuestra América. Iniciado en el socialismo argentino de Juan B. Justo, pronto separó<br />

aguas al comprobar la concepción europeizante de dicho partido. Luego de la ruptura con el<br />

P.S., Manuel Ugarte hizo una larga gira por América Latina a partir de 1911, denunciando la<br />

política intervencionista de Estados Unidos en Centroamérica y el Caribe, tanto económica como<br />

cultural. En 1916 decía: "Los factores de desnacionalización no son ya, como antes, el misionero y<br />

el soldado sino los empréstitos, las vías de comunicación, las tarifas aduaneras, las genuflexiones<br />

diplomáticas, las lecturas, las noticias y hasta los espectáculos" 11 .<br />

Polemizando con los intelectuales europeizante de su época, que postulaban "el arte por el<br />

arte", Manual Ugarte alertaba sobre los peligros de la penetración cultural imperialista, que iba<br />

configurando una mentalidad colonia y genuflexa, aunque a veces caía en una idealización de la<br />

tradición hispánica. Algunos autores le han atribuido haber soslayado la acción del imperialismo<br />

británico en América Latina, recargando las tintas solamente en la expansión norteamericana. Pero<br />

esto no es del todo cierto, ya y que en 1910 ponía de manifiesto los planes del imperialismo inglés<br />

en su libro El porvenir de América Latina. Diez años más tarde, desenmascaraba el papel pro<br />

imperialista del Ferrocarril británico en la Argentina y la necesidad de impulsar la industria nacional<br />

para terminar con la de tendencia de las importaciones manufactureras británicas.<br />

Con el correr de los años, Ugarte se fue dando cuenta de que las burguesías criollas eran<br />

responsables de la dependencia en que habían caído las naciones latinoamericanas. Esta apreciación<br />

se hizo más clara luego de la invasión de los marines en Nicaragua: "Levantaremos una voz de<br />

protesta contra el imperialismo de los yanquis, pero ellos son muy fuertes y tiene mucha confianza<br />

en sí y para que se asuste de las declaraciones. Contra quienes debemos levantarnos es contra las<br />

tiranías que son, para América Latina, vergüenza tan grande como la cicatriz que en ella puede<br />

dejar el imperialismo yanqui" 12 .<br />

Por eso, Ugarte confiaba en la juventud latinoamericana, a la cual dirigió un manifiesto en<br />

1927 en el que decía: "¡La América Latina para los latinoamericanos!" 13 .<br />

14


Este fue el período de mayor definición política de Ugarte, que lo llevó inclusive a aceptar<br />

una invitación de la Unión Soviética; pero su radicalización más importante fue producto de lo que<br />

estaba aconteciendo en su propio continente, sacudido por el ciclo revolucionario de 1925 a 1933.<br />

Estas situación objetiva, que rebasaba su moderado socialismo, lo llevó a decir: "Ni la fuerza, ni la<br />

astucia, parece que puedan desviar, sin embargo, el impulso hacia la extrema izquierda. El se hace<br />

sentir desde la Argentina hasta México. El movimiento agrario y antiimperialista inquieta a los<br />

gobiernos que se esfuerzan por echar máquina atrás, bajo la influencia de los Estados Unidos y de<br />

la fuerza del terror. Ante la depreciación de los productos, las deudas, la desocupación, el déficit -<br />

resultado del fracaso de los dirigentes- parece evidente que no se puede remediar la confusión en<br />

que América se debate, como no sea con la ayuda de los hombres nuevos y de las ideas nuevas" 14 .<br />

José Ingenieros, maestros de juventudes hasta la primera mitad del siglo XX, a raíz de su<br />

Hombre Mediocre, fue tomando conciencia del fenómeno imperialista a medida que se producían<br />

las brutales y intervenciones de Estados Unidos en Centroamérica y Caribe.<br />

José Ingenieros fijó una clara posición frente a la doctrina Monroe: "No somos, no<br />

queremos ser más, no podríamos seguir siendo panamericanistas. La famosa doctrina de Monroe,<br />

que pudo parecernos durante un siglo la garantía de nuestra independencia política contra el peligro<br />

de conquistas europeas, se ha revelado gradualmente como una reserva del derecho norteamericano<br />

a protegernos el intervenirnos (...) En las clases dirigentes del gran Estado ha crecido, al mismo<br />

tiempo, el sentimiento de expansión y de conquista, a punto de que el clásico ‘ América para los<br />

americanos’ no significa ya otra cosa que reserva de ‘América -nuestra América Latina- para los<br />

norteamericanos" 15 .<br />

Ingenieros puso de manifiesto todas las inconsecuencias norteamericanas en relación a su<br />

famosa doctrina: "¿Impusieron los norteamericanos la doctrina de Monroe en 1833 cuando<br />

Inglaterra ocupó las Islas Malvinas, pertenecientes a la Argentina?. ¿La impusieron en 1838 cuando<br />

la Escuadra francesa bombardeó el castillo de San Juan de Ulúa?. ¿La impusieron en los siguientes<br />

años, cuando el almirante Leblanc bloqueó los puertos del Río de la Plata?. ¿Y en 1861, cuando<br />

España y conquistó a Santo Domingo?. ¿Y en 1864 cuando Napoleón III fundó en México el<br />

imperio de Maximiliano de Austria?" 16 .<br />

Fue partidario de retomar la lucha por la unidad de América latina: "Creemos que nuestras<br />

nacionalidades están frente a un dilema de hierro. O entregarse sumisos a alabar la Unión<br />

Panamericana (América para los norteamericanos) o prepararse en común para defender su<br />

independencia, echando las bases de la Unión Latinoamericana (América Latina para los<br />

latinoamericanos). Sabemos que esta segunda tarea es larga y difícil, pues ya existen grandes<br />

intereses creados a la sombra de los poderosos sindicatos financieros. Desalentarse de antemano por<br />

la magnitud de la empresa, equivale a rendirse" 17 .<br />

Aunque en sus años mozos cometió el grueso error de plantear la hegemonía argentina<br />

dentro del continente latinoamericano, con el correr del tiempo fue modificando su actitud. "Pocos<br />

años antes de su temprana muerte entregó sus mejores esfuerzos a la unión latinoamericana, a la<br />

defensa de la Revolución Mexicana, el asesoramiento al caudillo de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto,<br />

a quien aconsejaba adoptar una socialismo nacional’ y al elogio de la Revolución rusa en un teatro<br />

de Buenos Aires" 18 .<br />

Muchas de estas ideas ejercieron una notoria influencia en Chile en los sectores avanzada,<br />

especialmente los primeros núcleos socialistas y la juventud del anarquista Alejandro Escobar y<br />

Carballo.<br />

El aprismo ha sido uno el movimientos políticos más cuestionados del siglo XX, centro de<br />

polémicas enconadas y punto de apoyo programático de numerosos partidos políticos. Es, por<br />

consiguiente, un movimiento histórico de trascendencia que rebasan los marcos de la historia<br />

peruana. Su proyección continental, expresada tanto en la creación de filiales del APRA en los<br />

diversos países de América Latina como en la influencia ejercida sobre otros partidos, como Acción<br />

Democrática de Venezuela y el Partido Revolución Nacional de Costa Rica y el propio P.S chileno<br />

15


en la década 1930-40, obliga a estudiar el aprismo como uno de los fenómenos políticos más<br />

relevantes de nuestra América. Es obvio que el APRA de 1924-1945 no fue el mismo que el del<br />

período posterior, donde de la Torre y su partido se transformaron en el soporte del Estado burgués<br />

semicolonial, que en temprana época pretendieron sustituir. Este último APRA representaba<br />

intereses de clase distintos a los de Haya joven, tanto porque la estructura de clases había cambiado<br />

como porque el APRA postulaba un nuevo programa. Decir hoy que esta evolución estaba<br />

predeterminado en el proyecto político primigenio podría ser un buen ejercicio intelectual, pero no<br />

explica el acontecer histórico, la influencia que ejerció el aprismo en las masas populares no sólo<br />

peruanas sino también latinoamericanas y las polémicas vivas que suscitó en torno a la estrategia<br />

nacional-antiimperialista.<br />

El pensamiento del joven Haya de la Torre, nacido en Trujillo en 1895, partió de un<br />

esquema falso, que hoy día llamaríamos dualismo-estructural. Haya de la Torre supuso que había<br />

en la sociedad peruana un sector capitalista (imperialista) y otro feudal, alimentado por los<br />

terratenientes criollos. Este feudalismo, según él, se remontaba a la colonización española,<br />

prolongándose durante la República hasta las primeras décadas del siglo XX. En ese momento, se<br />

produjo la inversión de capital extranjero, dando paso a la introducción del capitalismo. Por lo<br />

tanto, dijo Haya, el imperialismo constituyó la primera etapa del capitalismo en Latinoamérica, a<br />

diferencia de Europa. Como este capitalismo se ha unido con el feudalismo, la lucha -decía Hayahay<br />

que darla tanto contra el imperialismo como contra el feudalismo. La liberación nacional se<br />

alcanzará entonces a través de una revolución antiimperialista y antifeudal.<br />

Uno de los aspectos más relevantes de la política aprista fue haber puesto de manifiesto la<br />

importancia del papel cada vez más creciente que jugaba el Estado. Haya de la Torre insistió en que<br />

la dominación imperialista se daba no sólo a través de la penetración económica sino también del<br />

control del Estado: "El instrumento de dominación imperialista en nuestros días que ese Estado<br />

más o menos definido como de un aparato político es poder" 19 .<br />

El APRA levantó un programa avanzado de nacionalización, especialmente de las<br />

principales empresas en manos del capital monopólico. "La primera actitud defensiva de nuestros<br />

pueblos tiene que ser la nacionalización de la riqueza arrebatando a las garras del imperialismo" 20 .<br />

Además de los trabajadores de la ciudad y las minas, Haya reivindicaba con fuerza los<br />

derechos de las comunidades indígenas. Al igual que otros jóvenes intelectuales de su época, Haya<br />

de la Torre estaba muy sensibilizado por la cuestión indígena, que habían puesto de relieve en el<br />

anarquista Manuel González Prada, Luis Valcárcel y otros estudiosos de este sector que constituía<br />

entonces cerca de la mitad la población en Perú.<br />

Como otros intelectuales progresistas de su tiempo, Haya de la Torre replanteó el problema<br />

de la unidad latinoamericana: "El inmenso poder del imperialismo no puede ser afrontado sin la<br />

unidad de los pueblos latinoamericanos. Pero como contra esta unidad conspiran, ayudándose<br />

mutuamente, nuestras clases gobernantes y el imperialismo, y como éste ayuda a aquellas y les<br />

garantiza el mantenimiento del poder político, el Estado, instrumento de opresión de una clase sobre<br />

otra, deviene arma de nuestras clases gobernantes nacionales y arma del imperialismo para explotar<br />

a nuestras clases productoras y mantener divididos a nuestros pueblos (...) América Latina debe<br />

constituir una Federación de Estados, el poder político debe ser capturado por los productores" 21 .<br />

Otro sería el cantar de Haya a partir de la década de 1950.<br />

Los precursores del Marxismo Latinoamericano<br />

Las ideas del materialismo histórico, que venían madurando en América Latina desde fines<br />

del siglo XIX, tomaron cuerpo teórico con Luis Emilio Recabarren, José Carlos Mariátegui; Julio<br />

Antonio Mella, considerados como los precursores del pensamiento marxista en nuestra América.<br />

Nosotros hemos demostrado que el venezolano <strong>Salvador</strong> de la Plaza fue también uno de los<br />

precursores más relevantes de dicho pensamiento.<br />

16


<strong>Salvador</strong> de la Plaza, nacido el 1 de enero de 1896 en Caracas, abrazó muy joven la causa<br />

nacional-antiimperialista. Encarcelado y desterrado por el Dictador Gómez, se hizo marxista en el<br />

exilio, en el París de la histórica Comuna. Luego, viajó a la isla de Martí en 1924, donde escribió el<br />

folleto que pasaremos a comentar. De la Plaza había nacido un año después de Mariátegui y siete<br />

años antes que Mella. Los tres adhirieron al marxismo en la III Internacional en la década de 1920.<br />

No existen datos concretos acerca de la influencia de Mariátegui en <strong>Salvador</strong> de la Plaza, aunque<br />

pudo haberla tenido por intermedio de Mella, con quien estableció estrecha amistad en Cuba y<br />

México, a través de la Liga Antiimperialista de las Américas.<br />

Los estudiosos del pensamiento social latinoamericano no han colocado a <strong>Salvador</strong> de la<br />

Plaza entre los precursores del marxismo en nuestro continente. Es muy probable que esta grave<br />

omisión se deba a un desconocimiento de la obra del pensador venezolano, especialmente porque<br />

sus primeros escritos en la década del 20 fueron muy poco conocido. A nuestro juicio, el análisis de<br />

esos trabajos obliga a ubicar inequívocamente a <strong>Salvador</strong> de la Plaza entre los precursores del<br />

marxismo latinoamericano. Como prueba de este aserto, pasamos a analizar su primer escrito: La<br />

verdadera situación en Venezuela. 22<br />

La interpretación marxista que allí se hace de una forma social concreta, como Venezuela,<br />

es una de las primeras que se hicieron en nuestro continente utilizando el método materialista<br />

histórico.<br />

El folleto La Verdadera Situación de Venezuela comienza haciendo una defensa de las<br />

culturas aborígenes latinoamericanas, especialmente de México y Perú, que "han dejado pocos pero<br />

suficientes restos para desmentir la afirmación del conquistador sobre la inferioridad de la raza<br />

autóctona".<br />

El enfoque del proceso independentista, hecho por De la Plaza, es pionero no sólo en la<br />

historiografía venezolana sino también latinoamericana. Sostuvo que la revolución de 1810 "no se<br />

inició como revolución social (...) La ‘vida cotidiana’ siguió su curso, como tras un paréntesis de<br />

dolor y miseria, no obstante la transformación política efectuada. Las clases sociales continuaron<br />

igualmente caracterizadas salvó la incorporación, en la clase gobernante, de nativos que habían<br />

adquirido méritos en la guerra: la clase gobernante formada por antiguos nobles, ricos<br />

terratenientes, sacerdotes y libertadores" 23 .<br />

En una época en que la historiografía magnificaba el papel de los héroes de la<br />

Independencia y en que se consideraba a la historia no como una ciencia sino como una cátedra de<br />

educación cívica, se necesitaba mucho coraje intelectual y un agudo pensamiento heterodoxo como<br />

para atreverse a desmitificar y develar la realidad, sosteniendo que la independencia no significó un<br />

cambio de la estructura social y económica.<br />

<strong>Salvador</strong> de la Plaza fue uno de los primeros pensadores de América Latina en afirmar que<br />

la Revolución de 1810 tuvo un carácter político formal, que apuntaba sólo cambios en la<br />

superestructura, dejando intacta las bases económicas y sociales heredadas de la colonia. También<br />

le corresponde el mérito de haber mantenido la continuidad del ideal bolivariano de unidad<br />

latinoamericana, demostrando que las clases dominantes de Venezuela, Colombia y Ecuador, con<br />

un mezquino criterio provinciano, al servicio de intereses locales de clase, fueron los responsables<br />

de provocar la división de la Gran Colombia, base del proyecto bolívariano de unidad de los<br />

pueblos de nuestro continente.<br />

Abolida la esclavitud, "las masas libres sin embargo no pudieron gozar de su libertad, pues<br />

para alimentarse tenían necesidad de trabajar. Solicitaron trabajo y como acontece siempre en el<br />

sistema de libre contratación del régimen capitalista quedaron a merced de quienes podían imponer<br />

condiciones, los capitalistas. Al esclavo sucedió el peón, el peón gana jornal, pero compra<br />

subsistencias en las bodegas o pulperías de las haciendas ( tienda de raya), en donde se les vende a<br />

precios considerables y expresamente se les abre el crédito y sus deudas se transmiten de<br />

generación en generación. Además, hasta hace pocos años, el jornal se les pagaba en ‘fichas’ sólo<br />

cambiables en las mencionadas pulperías" 24 .<br />

17


Este enfoque acerca de la existencia de relaciones de producción capitalistas embrionarias<br />

en el campo durante el siglo XIX es inequívocamente un aporte teórico de <strong>Salvador</strong> de la Plaza.<br />

Ni siquiera Mariátegui alcanzó a barruntarlo, ya que algunas de sus tesis se fundamentan en un<br />

supuesto modo de producción feudal en el siglo pasado.<br />

Esta innovadora interpretación de la realidad nacional tuvo un correlato político y<br />

programático más innovador aún, al plantear un principio de colectivización de la tierra.<br />

Este planteamiento de colectivización de la tierra era inédito en los programas de los<br />

partidos marxistas. Ni siquiera Lenin lo formuló en el programa agrario del Partido Obrero<br />

Socialdemócrata Ruso, aunque lo llevó a la práctica después del triunfo de la revolución de 1917.<br />

De la experiencia de las granjas colectivas soviéticas y, sobre todo, de las tierras ejidales renovadas<br />

por la revolución mexicana, es de donde muy probablemente <strong>Salvador</strong> de la Plaza dedujo la<br />

necesidad de la colectivización de la tierra, que es una tarea socialista que se combina con la tarea<br />

democrático-burguesa de reparto de la tierra.<br />

Consecuente con el ideal bolivariano, estuvo junto a Farabundo Martí en la revolución<br />

salvadoreña, apoyó la revolución mexicana, se convirtió en un fervoroso partidario del movimiento<br />

liderado por Sandino, "el general de los hombres libres", organizando campañas de solidaridad con<br />

la revolución nicaragüense a través del periódico El libertador, órgano de la Liga Antiimperialista<br />

de las Américas, que dirigió en México con el gran muralista Diego Rivera de 1926 a 1929.<br />

Asimismo, respaldó en 1925 la convocatoria de Mellas para formar una Internacional<br />

revolucionaria americana.<br />

José Carlos Mariátegui, nacido el 14 de junio de 1894 en Moquegua, comenzó muy joven<br />

a trabajar de obrero gráfico; de alcanza-rejoneros del periódico "La Prensa", llegó a ser jefe de<br />

redacción. En 1912 fundó la revista "Colónida", donde inició el cuestionamiento del Estado, de las<br />

clases dominantes, del modernismo literario y del academicismo. Fundó la revista "Amauta" en<br />

1926, al comienzo órgano del frente único con el APRA. Pronto separó aguas con Haya de la Torre,<br />

creando el Partido Socialista en 1928 y colaborando con la organización de la Confederación<br />

General del Trabajo y en la publicación de su periódico "Labor", hasta su muerte en abril de 1930.<br />

Mariátegui fue uno de los primeros marxista latinoamericanos en preocuparse seriamente<br />

de la cuestión indígena y agraria, por el papel que podían jugar las comunidades indígenas en la<br />

construcción del socialismo. Al respecto, manifestaba en el programa del Partido Socialista recién<br />

fundado: "El socialismo encuentra lo mismo en la subsistencia de las comunidades que en las<br />

grandes empresas agrícolas los elementos de una solución socialista de la cuestión agraria". Sin<br />

embargo, era conciente de la imposibilidad de resurrección del llamado "socialismo incaico", ya<br />

que la técnica moderna, que impulsaría el socialismo, no permitiría un retorno a esas formas<br />

antiguas de producción.<br />

En evidente que Mariátegui estaba planteando una revolución agraria, fundamentada en el<br />

movimiento indígena y que abordará de frente la cuestión nacional, ateniéndose a las<br />

especificidades de nuestro continente: "El nacionalismo de las naciones europeas, donde<br />

nacionalismo y conservantismo se identifican y consubstancian, se propone fines imperialistas. Pero<br />

el nacionalismo de los pueblos coloniales -sí, coloniales económicamente, aunque se vanaglorien<br />

de su autonomía política- tiene un origen y un impulso totalmente diverso. En estos pueblos el<br />

nacionalismo es revolucionario y, por ende, concluye con el socialismo" 25 .<br />

Los indígenas, especialmente de la sierra, constituían de hecho para Mariátegui una<br />

nacionalidad: "En la sierra se conciertan no sólo todos los factores de una regionalidad, sino de una<br />

nacionalidad" 26 . Por eso, fue un error de sus críticos decir que Mariátegui rehusaba considerar a los<br />

indígenas como una etnia y nacionalidad específica. Si bien es cierto que Mariátegui no adhirió al<br />

planteo ortodoxo sobre la cuestión nacional, 27 muchas de sus apreciaciones permiten señalar que<br />

estimaba a los indígenas como una nacionalidad, aunque insistía en que lo básico para su liberación<br />

era su condición de campesinos explotados.<br />

18


La política de alianzas preconizada por Mariátegui, en la cual incluía a los indígenas como<br />

uno de los motores fundamentales, era inédita hasta entonces en la estrategia revolucionaria para<br />

América Latina. Por eso, fue acusado de populista por unos y de racista, por otros.<br />

Fue uno de los primeros en visualizar la relación etnia-clase. Mientras los marxistas de<br />

aquella época sólo ponían énfasis en la cuestión de clase, Mariátegui abordó valiente y<br />

creadoramente la realidad de su pueblo, por encima de falsos esquemas europeos: "El factor clase se<br />

complica con el factor raza en forma que una política revolucionaria no puede dejar de tener en<br />

cuenta. Indio quechua ve su opresor en el ‘misti’, en el blanco" 28 .<br />

Acusado de demagogo por Luis Alberto Sánchez, Mariátegui sostuvo: "De la confluencia o<br />

aleación de indigenismo y socialismo, nadie que mire al contenido y a la esencia de las cosas<br />

pueden sorprenderse. El socialismo ordena y define las reivindicaciones de las masas, de la clase<br />

trabajadora. Y en el Perú las masas -la clase trabajadora- son en sus cuatro quintas partes indígenas.<br />

Nuestro socialismo no sería, pues, peruano, -ni siquiera socialismo- si no se solidarizase,<br />

primeramente, con las reivindicaciones indígenas" 29 .<br />

El análisis del papel de la burguesía en nuestros países semicoloniales, hecho por<br />

Mariategui, fue pionero y visionario; "No existe en el Perú, como nunca existió, una burguesía<br />

progresista, con una sensibilidad nacional, que se reclame liberal y democrática" 30 . En<br />

consecuencia, sostenía Mariátegui, no cabe otro camino que la revolución socialista para cumplir<br />

las tareas nacional-antiimperialistas, realizar la reforma agraria e iniciar al mismo tiempo la<br />

construcción del socialismo: "solamente la acción proletaria pueden estimular primero y realizar<br />

enseguida las tareas de la revolución democrático-burguesa que el régimen burgués es incapaz de<br />

desarrollar y acabar" 31 .<br />

Esta aplicación creadora del materialismo histórico a la especificidad latinoamericana,<br />

rompiendo con todos los modelos europeos, condujo a Mariátegui a postular un socialismo en el<br />

cual se tomaran en cuenta las realidades particulares de nuestro continente, en especial las<br />

comunidades indígenas como germen del colectivismo social. En tal sentido, sostenía en 1928:<br />

"Profesamos abiertamente el concepto de que nos toca crear el socialismo Indo-americano, de que<br />

nada es absurdo como copiar literalmente fórmulas europeas, de que nuestra praxis debe<br />

corresponder a la realidad que tenemos adelante" 32 . De ese año, es su famosa frase: "No queremos,<br />

ciertamente, que el socialismo sea en América ni calco ni copia. De ser creación heroica. Tenemos<br />

que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo<br />

indoamericano" 33 .<br />

EL CICLO REVOLUCIONARIO 1910-1933<br />

Las nuevas ideas, surgidas en la tierra latinoamericana, acerca de la liberación nacional y<br />

social ejercieron una influencia decisiva en el ciclo revolucionario que conmovió a América entre<br />

1910 y 1933. El proceso adquirió contenidos programáticos y métodos de acción muy variados. En<br />

algunas naciones tuvo un carácter antiimperialista, en otras reformista de avanzada y, en ciertos<br />

países, alcanzó un nivel anticapitalista. 34 También fueron diferentes las fuerzas sociales que se<br />

movilizaron. En México, por ejemplo, se produjo la primera gran revolución campesina del<br />

continente. En Nicaragua y El <strong>Salvador</strong>, el movimiento antiimperialista se apoyó en el<br />

campesinado, aunque en el caso de El <strong>Salvador</strong> hubo una dirección que le dio un carácter también<br />

antecapitalista el combate. En Chile, la "República Socialista" de 1932 tuvo el respaldo del<br />

proletariado y las capas medias radicalizadas. En Brasil y Ecuador, la conducción política estuvo<br />

en manos de jóvenes militares.<br />

Mientras en Ecuador, la Revolución Juliana de 1925 siguió un curso reformista, aunque<br />

con medidas progresistas nunca adoptadas antes en ese país, la gesta de Sandino se convirtió en la<br />

movilización antiimperialista más grande registrada hasta entonces en América Latina, precedida<br />

por la resistencia haitiana de los "cacos", liderados por Charlemagne Péralte, y de los "gavilleros"<br />

19


dominicanos dirigidos Ramón Natera, en contra de la ocupación norteamericana. También tuvo un<br />

franco carácter antiimperialista la revolución cubana de 1933, inspirada por Antonio Guiteras. En<br />

1932 se produjeron dos procesos revolucionarios importantes: el levantamiento salvadoreño,<br />

encabezado por Farabundo Martí, y la llamada "República Socialista" de Chile. Mientras el primero<br />

constituyó una insurrección armada popular, en la que por primera vez un Partido Comunista se<br />

ponía a la cabeza de una revolución, en Chile el movimiento no alcanzó la fase insurreccional,<br />

aunque también hubo una masiva participación popular.<br />

Parte de este ciclo fueron las huelgas petroleras y bananeras de Colombia y la resistencia<br />

del pueblo venezolano a la dictadura de Juan Vicente Gómez; además de innumerables luchas que<br />

se dieron en otros países, como Argentina, con la huelga general de 1902, la de los inquilinos de<br />

1907, las huelgas de 1919 que culminaron en la "Semana Trágica", las luchas campesinas de la<br />

Patagonia en 1922 y el "grito de Córdoba" y influyó decisivamente en las Reformas Universitarias<br />

de América Latina.<br />

La Revolución Mexicana<br />

Iniciada en 1910 como un movimiento de carácter democrático, la Revolución Mexicana<br />

se transformó en el curso de la lucha en la revolución campesina más importante de la historia<br />

latinoamericana. Mientras las corrientes demoburguesas aspiraban a redistribuir la renta nacional de<br />

un modo diferente al de la dictadura de Porfirio Díaz y a canalizar el descontento campesino<br />

mediante una reforma tendiente a impulsar el desarrollo del capitalismo agrario, los indígenas y<br />

campesinos lucharon por la recuperación de su tierra.<br />

Los levantamiento campesinos de Emiliano Zapata en el sur y de Francisco Villa en el<br />

norte garantizaron los primeros avances de la revolución. Al grito ¡Abajo haciendas y Viva<br />

pueblos¡", lanzado por el maestro de escuela Otilio Montano, se fue polarizando la revolución.<br />

Indígena, campesinos y peones tomaron las armas y las tierras, en un movimiento que por la<br />

dinámica de las fuerzas que englobaba se denominó "Bola".<br />

Alarmados por la presencia campesina, Madero y Porfirio Díaz un hicieron un acuerdo por<br />

el cual este último se comprometía a renunciar Madero y a dar por terminada la revolución. Madero<br />

entró en la ciudad de México en junio de 1911, exigiendo de inmediato que los campesinos<br />

depusieran las armas. Pero estos se negaron a acatar la orden mientras no se entregaran las tierras<br />

prometidas. Se inició, entonces, una nueva fase de la revolución caracterizada por el enfrentamiento<br />

entre el gobierno de Madero y los campesinos dirigidos por Zapata y Villa.<br />

En el estado de Morelos, donde existían haciendas que monopolizaban la explotación<br />

azucarera, los indígenas y mestizos exigieron el reparto de tierras y el respeto a sus terrenos<br />

ejidales. Zapata formó un ejército campesino tan poderoso que las fuerzas militares del gobierno<br />

federal no pudieron entrar nunca a Morelos. El plan Ayala, lanzado por Zapata en 1911, planteaba<br />

la recuperación de las tierras indígenas y la entrega de nuevas tierras a los campesinos pobres,<br />

mediante una drástica división de los latifundios. No planteó un claro proyecto de explotación<br />

colectiva de la tierra, pero en el proceso de lucha los campesinos comenzaron a practicarlo, con el<br />

respaldo del propio Zapata 35 . Para Adolfo Gilly, "el plan de Ayala es el documento más importante<br />

surgido de la Revolución Mexicana, al cual es preciso rescatar de todas las mistificaciones oficiales<br />

y académicas que lo asimilan a las reformas burguesas" 36 .<br />

Los zapatistas tenían un claro programa agrario, pero no alcanzaron a diseñar una<br />

estrategia de poder. Eso les hubiera permitido coordinar las luchas de nivel nacional y, sobre todo,<br />

implementar una política de frente único con el movimiento obrero y las masas urbanas. El desfase<br />

entre el movimiento obrero y campesino se debió principalmente a la actitud oportunista de los<br />

dirigentes sindicales, que apoyaron a los presidentes burgueses, pero también al hecho de que el<br />

zapatismo no contemplaba en ningún punto de su programa al proletariado. El ejército popular<br />

campesino de Zapata tomaba ciudades y las desalojaba, siguiendo una táctica guerrillera, sin dejar<br />

una estructura organizada en el movimiento obrero.<br />

20


El zapatismo controlaba en 1912 los estados de Morelos, Puebla, Guerrero y Tlaxcala,<br />

imponiendo contribuciones forzosas a los terratenientes y ocupando masivamente las haciendas.<br />

Mientras tanto, Francisco Villa operaba en la región norte, combinando formas de<br />

bandolerismo social con la lucha política. Al principio se unió a Madero, pero luego lo combatió<br />

por sus promesas incumplidas. A diferencia de Zapata, que focalizó su lucha en determinados<br />

estados de la región centrosur, Villa se trasladaba rápidamente de una zona a otra del país. El<br />

secreto de la movilidad de las huestes de Villa fue haber organizado un ejército móvil mediante la<br />

utilización de la red ferroviaria.<br />

Al ver que Madero no era capaz de enfrentar la insurrección campesina, los terratenientes,<br />

respaldados por Estados Unidos, comenzaron a conspirar. Mediante un golpe Estado reemplazaron<br />

en febrero de 1913 a Madero por Victoriano Huerta, quien intentó controlar el movimiento obrero a<br />

través del Departamento el Trabajo, ejercido por Andrés Molina Enríquez. En 1912, se habían<br />

registrado 40 huelgas en textiles, portuarios, ferroviarios, tranviarios y mineros, creándose nuevos<br />

sindicatos por gremio y por región, bajo la influencia de los anarquistas, orientados por Ricardo<br />

Flores Magón. Fue creada la Unión Minera, que llegó a agrupar 17 sindicatos, y la Confederación<br />

de Sindicatos Obreros de la República Mexicana de Veracruz. A mediados de 1912 se fundó la<br />

Casa del Obrero Mundial, inspirada por las ideas anarquistas de Amadeo Ferrer y Francisco<br />

Moncaleano, expulsado del país por Madero.<br />

Ricardo Flores Magón -que del liberalismo había pasado al anarquismo- fue un opositor<br />

enconado de Madero y de los subsiguientes gobiernos burgueses. En 1911, el "magonismo" se<br />

sublevó en la Baja California, llegando a tomar Tijuana, pero fue posteriormente derrotado. A<br />

través de su periódico "Regeneración", los hermanos Flores Magón siguieron difundiendo su<br />

ideario, con gran influencia ideológica, pero sin capacidad organizativa 37 .<br />

Venustiano Carranza se alzó entonces contra Huerta en nombre de la Constitución,<br />

levantando el Plan de Guadalupe, que planteaban reivindicaciones democráticas, pero no incluía las<br />

aspiraciones campesinas. En el seno de su movimiento se formó una ala izquierda liderada por<br />

Lucio Blanco, que de facto comenzó a distribuir tierras en agosto de 1913, proclamando de hecho la<br />

reforma agraria.<br />

Mientras Carranza y Obregón trataban de consolidarse para asegurar el recambio burgués.<br />

Zapata y Villa avanzaban sobre la ciudad de México. Villa ocupó Torreón en abril de 1914 con<br />

12.000 hombres, casi al mismo tiempo que Zapata se apoderaba de Iguala y Chilpancingo.<br />

Ratificando en su cargo de General en Jefe de la División del Norte, Villa avanzó con sus tropas<br />

hasta apoderarse de Zacatecas, luego de una de las batallas más importantes de la revolución, que<br />

decidió no sólo la caída de Huerta sino que también constituyó la primera gran derrota del ejército<br />

burgués. Adolfo Gilly apunta agudamente que "la disolución del Ejército Federal y su situación por<br />

el Ejército Constitucionalista marca una ruptura de fondo con el Estado" 38 .<br />

Desde el instante en que fue derrotado el ejército burgués, comenzó una nueva etapa en el<br />

proceso Revolucionario. La lucha de clases, expresada en la guerra civil, planteó el problema del<br />

poder. Villa y Zapata se juntaron en octubre de 1914, en la convención de Aguascalientes para<br />

decidir el destino de la revolución. Al mes siguiente entraban en la ciudad de México las tropas<br />

zapatistas y a la semana siguiente las huestes de Villa. A principios de diciembre, la División del<br />

Norte y Ejército Libertador del Sur desfilaban ante el Palacio Nacional, recibidos desde el balcón<br />

por los Estados Mayores de Emiliano Zapata y Francisco Villa.<br />

Los líderes máximos de la Revolución firmaron allí el Pacto de Xochimilco, pero en lugar<br />

de asumir el poder político resolvieron -como lo dice el acta taquigrafía de la reunión- continuar la<br />

lucha por la tierra y dejar el gobierno a los más "instruidos" por considerar que para ellos "ese<br />

rancho esta muy grande". Fue el momento crucial de la Revolución. Los campesinos y<br />

revolucionarios tuvieron en sus mano el poder. Habían ocupado la capital, tenían el control de gran<br />

parte del país y un Ejército Popular que había destruido uno de los basamento del aparato del estado<br />

21


urgués: el ejército regular. Pero Zapata y Villa no tenían una estrategia nacional de poder ni<br />

comprendían la importancia de tomar el control del aparato del Estado.<br />

Carranza pudo contrapesar la base de Zapata y Villa, logrando transitoriamente el apoyo de<br />

los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial, con los cuales formó los llamados "batallones rojos"<br />

para luchar contra los campesinos. De este modo, quedaba sancionada formalmente la división entre<br />

obreros y campesinos.<br />

Debilitado socialmente, Villa fue derrotado militarmente por Obregón en 1915 en Aguas<br />

calientes, batalla en la que participaron más de 4000 personas. Se iniciaba así, la decadencia del<br />

movimiento encabezado por Villa, quien luego de algunas incursiones guerrilleras en la zona norte<br />

fue fusilado por Carranza en noviembre de 1919.<br />

Un año antes, había sido asesinado Zapata, luego de haber implantado en su estado de<br />

Morelos un modelo de comuna campesina.<br />

Una vez que hubo golpeado y descapitalizado la base social de Zapata y Villa, el presidente<br />

Carranza se volvió contra el movimiento obrero que lo había apoyado, disolviendo la Casa del<br />

Obrero Mundial y los "batallones rojos" en 1916 e iniciando un proceso de estatización sindical con<br />

burócratas del tipo de Luis Morones. Así reaccionaba el reformismo burgués contra quienes habían<br />

estado en la primera trinchera de la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz.<br />

A pesar de este desenlace, la revolución mexicana influyó en la lucha de clases de América<br />

Latina en una medida no debidamente apreciada por los historiadores. En rigor, junto con la<br />

Revolución soviética de 1917, fue uno de los acontecimientos que más repercutió en la conciencia<br />

política de los explotados y oprimidos.<br />

Capítulo II<br />

CHILE EN <strong>LA</strong>S PRIMERAS <strong>DE</strong>CADAS <strong>DE</strong>L SIGLO XX<br />

En un intento de hacer un análisis totalizante de esta época no permitimos señalar que la<br />

Historia de Chile, desde 1880 hasta 1932 está traspasada por los vaivenes que sufre la producción<br />

salitrera. Ese gran ciclo podría dividirse en dos fases: 1) de 1880 a 1920, signada por el auge<br />

salitrero, y 2) 1920 a 1932, caracterizada por la crisis del nitrato.<br />

Durante la primera fase, la producción y venta del salitre fue la base fundamental de la<br />

Acumulación Capitalista Chilena. Todo el país giró en torno al reparto de la renta salitrera. No se<br />

trata de caer en un reduccionismo económico sino de entender con un criterio de totalidad histórica<br />

las consecuencias que tuvo, aunque no de modo mecanicista, el factor económico en el plano social,<br />

político y cultural. Y viceversa, como repercutieron, dialécticamente, las decisiones políticas, las<br />

reacciones sociales y las respuestas culturales en la economía minera.<br />

El salitre o sólo proporcionó al Estado más de 50% de las entradas fiscales por concepto de<br />

derechos de exportación, sino que permitió motorizar numerosas actividades económicas; en primer<br />

lugar, abrió un ancho mercado interno a los empresarios agropecuarios, reactivando la producción<br />

triguera, afectada desde la segunda mitad del siglo XIX por la pérdida de los mercados extranjeros;<br />

en segundo lugar, la incipiente industrialización también se vio estimulada por la riqueza que<br />

derramaba por todo el país en nitrato. Ni qué decir de la reanimación que se produjo en los<br />

22


comercios grandes y medianos, y las pequeñas empresas, directa o indirectamente ligadas a la<br />

producción salitrera, y otros negocios creados en estos decenios.<br />

Nunca Chile, desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico, tuvo un periodo de<br />

bonanza económica tan relevante como el de 1880 a 1920.<br />

El Estado dispuso de fondos hasta entonces desconocidos por su magnitud. Se calcula que<br />

desde 1880 hasta 1920 percibió más 5.0000 millones pesos, cifra que en necesario contrarrestar con<br />

la cotización que tuvo el peso en relación a la libra esterlina; es decir, hay que tener en cuenta que el<br />

peso valorizado en tantos peniques en cierto período y las variaciones cambiarias que experimenta.<br />

Con esta cifra astronómica, para la época, el Estado pudo haber hecho más de lo que hizo; de todos<br />

modos, realizó numerosas obras públicas que reactivaron la construcción, tanto de viviendas como<br />

de caminos, ferrocarriles, tranvías, teléfonos, hospitales y centros de educación primaria y<br />

secundaria. Fueron tan relevantes las inversiones estatales que todos Partidos Políticos se disputaron<br />

afanosamente el reparto de la renta salitrera. Por ende, no sólo hay que considerar el monto de la<br />

producción salitrera sino la forma en que se utilizó dicho excedente para motorizar el resto de la<br />

actividades del país. Este proceso de acumulación capitalista, abarcó no sólo el área de la minería<br />

sino también otros sectores de la economía.<br />

El ciclo salitrero también cambió en parte la estructura social. Ante todo, provocó un<br />

desplazamiento significativo de la población, especialmente campesina, que emigró del Centro-Sur<br />

a Norte Grande, donde se generó un nuevo sector de la clase trabajadora, tanto de miembros como<br />

de obreros industriales, pesqueros, marítimos y ferroviarios.<br />

En el plano cultural, el ciclo salitrero permitió organizar eventos con artistas de nivel<br />

mundial, con conciertos de música y canto nunca vistos antes en Chile, como la presentación de<br />

Sara Berarhartt. Surgió una una nueva generación de escritores de Baldomero Lillo hasta Gabriela<br />

Mistral, pasando por Augusto D’Halmar, Pezoa Véliz, Mariano Latorre, Joaquín Edwards Bello,<br />

José Santos González Vera y otros, ya clásicos de nuestra novelística y poética.<br />

Este papel relevante cumplido por el impacto salitrero es lo que permite explicar, en última<br />

instancia, la política nacionalista de Balmaceda y, como contraparte, la decisión mayoritaria de la<br />

clase dominante de desencadenar una guerra civil de la envergadura vivida en1891, fenómeno que<br />

hemos analizado en el tomo IV al insistir en que dicha guerra civil estalló porque la política<br />

nacionalista de Balmaceda ponía en peligro no sólo a la explortación salitrera sino, básicamente,<br />

las tradicionales relaciones de dependencia de Chile respecto de Inglaterra.<br />

Durante la segunda fase, de 1920 a 1932, se desplomó a la riqueza fundamental del país, el<br />

salitre, sin ser reemplazada por ningún otro producto, hasta el auge del cobre. Podríamos anotar,<br />

con hipótesis, que en esos 12 años Chile sufrió una de las crisis más grandes de su historia:<br />

drástica disminución de los ingresos del Estado, baja del mercado interno en lo relacionado con la<br />

producción agropecuaria que se destinaba a las oficinas salitreras y, en general, al Norte Grande;<br />

estancamiento de cierta actividad comercial. Provocó asimismo, un nuevo desplazamiento de<br />

población: mineros cesantes en camino de retorno al Centro-Sur del país, tanto de los que fueron al<br />

norte en la época del auge salitrero, como de sus descendientes y amigos.<br />

Esta grave crisis de casi dos décadas es el trasfondo que explica la inestabilidad política,<br />

los sucesivos golpes militares, la dictadura de Ibáñez, la llamada República Socialista, los variados<br />

y breves gobiernos que se suceden, casi caleidoscópicamente, de Dávila hasta el segundo gobierno<br />

de Arturo Alessandri Palma.<br />

La denominación de "República Parlamentaria", que sólo subraya aspectos políticos, por lo<br />

demás controvertibles, desde ser reemplazada por otra que involucre con precisión los cambios<br />

socioeconómicos esenciales que se produjeron en el país durante este período. El cambio<br />

fundamental fue la conversión de Chile en un país semicolonial. Las riquezas nacionales, en poder<br />

de la burguesía criolla durante el siglo XIX, pasaron a manos del capital financiero extranjero. El<br />

23


imperialismo inglés, primero, y el norteamericano después, se apropiaron del salitre y del cobre, las<br />

principales riquezas de Chile.<br />

A nuestro juicio, este período de enajenación de la economía nacional debería<br />

denominarse "De semicolonia inglesa a semicolonia norteamericana". Esta calificación, que<br />

expresa con mayor rigurosidad el nuevo carácter de la dependencia, nos permite definir los alcances<br />

de la transformación de Chile en un país semicolonial. La categoría de dependencia, aplicada a<br />

Chile, adquiere de este modo un carácter específico. No basta hablar de dependencia en términos<br />

generales sino que es necesario cualificar las fases históricas de la dependencia. No es lo mismo la<br />

dependencia del período colonial española que durante el siglo XIX y, menos aún, en la etapa<br />

imperialista. El proceso de apropiación de las riquezas nacionales por las empresas foráneas a fines<br />

del siglo pasado dio un nuevo carácter al proceso de la dependencia.<br />

El imperialismo inglés se apropió del enclave salitrero, que proporcionaba el 81% del total<br />

de las exportaciones, convirtiendo al Norte Grande en una cuasi-factoría. El excedente económico<br />

de esta "era del salitre" fue en gran medida apropiado por las empresas extranjeras. La parte restante<br />

quedó en manos del Estado y de la burguesía criolla, que se beneficiaron de los altos ingresos<br />

fiscales provenientes de los derechos de exportación del salitre.<br />

Las inversiones del imperialismo en el área de las materias primas básicas consolidaron el<br />

modo de producción capitalista en Chile a principios del siglo XX y acentuaron el tipo de economía<br />

primaria exportadora, que había condicionado el desarrollo del país desde los tiempos de la<br />

colonia. No obstante esta clara generalización de las relaciones de producción capitalista,<br />

numerosos escritores han sostenido que Chile de principios de siglo era un país en el que<br />

predominaban relaciones feudales. Estos autores han subestimado el desarrollo capitalista en la<br />

minería. Y también en agricultura, confundiendo la categoría de latifundio con la de feudalismo. El<br />

estudio riguroso de las relaciones de producción en las empresas agropecuarias chilenas de esa<br />

época nos ha permitido a llegar a la conclusión de que el capitalismo agrario era el régimen<br />

preponderante de producción, sin desconocer la existencia de explotaciones de carácter familiar y la<br />

supervivencia de formas pre capitalistas en las áreas más retrasadas del agro.<br />

La consideración de las relaciones de producción para caracterizar el modo de producción<br />

predominante en las sucesivas formaciones socioeconómicas de Chile han sido fundamento de<br />

nuestra metodología en el análisis del período colonial y el republicano. Aquello críticos que nos<br />

han atribuido un enfoque " circulacionista" parecen no advertir que siempre hemos puesto el<br />

acento en la producción y no en la circulación de mercancías.<br />

Nuestra caracterización de la existencia de una fase de transición al capitalismo<br />

embrionario en el Chile colonial se basó precisamente en el hecho de que comprobamos la<br />

introducción del régimen del salariado en las principales explotaciones mineras. El mismo criterio<br />

metodológico nos permite señalar que durante el siglo XIX se generalizaron las relaciones de<br />

producción capitalista en la minería y en algunas empresas agropecuarias.<br />

Creemos haber demostrado que en América Latina jamás hubo algún modo preponderante<br />

de producción feudal. El hecho de que se generara una economía de exportación y que las colonias<br />

quedarán integradas al mercado mundial iba contra toda tentativa de implantar un régimen feudal,<br />

pero ello no significaba la existencia generalizada de relaciones de producción capitalistas, desde el<br />

comienzo de la conquista española. Por el contrario, hemos puesto énfasis en la existencia de<br />

relaciones esclavistas y semiesclavistas, como la encomienda, la esclavitud negra e indígena y otros<br />

regímenes precapitalistas y serviles de trabajo. Estos regímenes comenzaron a ser sustituidos desde<br />

fines del siglo XVII por salariado minero y el peonaje, formas que evidenciaban inequívocamente la<br />

introducción y ulterior desarrollo de las relaciones sociales de producción capitalistas, marcando la<br />

tendencia del proceso histórico. Lo que interesa en la interpretación de la realidad es señalar las<br />

tendencias de los procesos que después se van a generalizar, y no el análisis estático.<br />

Nuestro enfoque no ha sido de tipo "circulacionista" porque es obvio que un modo de<br />

producción no se define por las formas de intercambió sino por las relaciones de producción.<br />

24


Hemos puesto el acento en la producción y no en la mera circulación de mercancía. Y precisamente<br />

el estudio de las relaciones de producción nos permitió comprobar que el régimen del salariado fue<br />

introducido en la minería chilena a fines del siglo XVII. Si hemos insistido en que la producción<br />

estuvo, desde el comienzo de la colonización española, destinada al mercado mundial en formación,<br />

no era porque creyéramos que el sólo hecho de comercializarla le daba un carácter capitalista, sino<br />

porque la incorporación al mercado internacional tuvo una dinámica que favoreció la implantación<br />

de relaciones de producción capitalistas. Si los críticos de los "circulacionistas" se hubieran<br />

dedicado a investigar los regímenes del trabajo -en lugar de dogmatizar abstractamente sobre el<br />

método marxista para definir un modo de producción- habrían encontrado que la tendencia histórica<br />

de las relaciones de producción capitalista se originó a fines del siglo XVII, consolidándose en la<br />

era republicana.<br />

La comprensión de que América Latina quedó incorporada a un sistema económico<br />

mundial es básica para realizar un enfoque global y totalizante no sólo de la acumulación capitalista<br />

de las metrópolis sino también del proceso resultante de la dependencia.<br />

Ese enfoque nos permite aquilatar la especificidad que adquiere en Chile la relación<br />

"metrópoli imperialista-país oprimido" a principios del presente siglo. El excedente económico<br />

extraído en Chile semicolonial por las compañías imperialistas sirvió para favorecer la acumulación<br />

capitalista europea y norteamericana, al mismo tiempo que nuestra economía primaria exportadora<br />

se hizo más dependiente y sensible a las fluctuaciones del mercado mundial.<br />

En un proceso de desnacionalización sin precedentes en la Historia de Chile, la burguesía<br />

criolla de principios de siglo consumó la entrega de las principales riquezas nacionales a las<br />

empresas imperialistas, iniciada en la década de 1880. Los gobiernos de la llamada "República<br />

Parlamentaria" trataron de justificar la entrega del salitre y del cobre con el argumento de que no<br />

había otro camino para aumentar los ingresos del Estado.<br />

El periodo de semicolonia inglesa -que dura hasta 1930, década en la que el imperialismo<br />

norteamericano adquiere preponderancia, desplazando al británico- se caracterizó no sólo por la<br />

entrega de las riquezas nacionales sino también por la dependencia comercial de Chile respecto de<br />

Inglaterra. De un total de exportaciones de 72.919.892 pesos de 38 peniques correspondieron a<br />

Inglaterra 53.832.992. En cuanto a las importaciones, de un total de 69.206.552 pesos Chile<br />

comparó al mencionado país por valor de 32.086.959 pesos, proporción que se mantuvo hasta la<br />

primera guerra mundial.<br />

Las casas comerciales y financieras inglesas levantaron majestuosos y edificios en<br />

Valparaíso, como signo elocuente en su poderío económico. Valparaíso "era la verdadera capital<br />

económica del país. Allí se hacían los negocios financieros y de salitre. Allí estaba el asiento, la<br />

oficina principal de los grandes bancos (...) Se oía mucho inglés en sus calles, muchos apellidos, y<br />

hasta muchos nombres eran ingleses" 39 . Valparaíso era un puerto de importancia mundial en el<br />

Pacífico porque en esa época no se había abierto el canal de Panamá. Los barcos europeos, que<br />

estaban obligados a dar la vuelta por el estrecho de Magallanes en su ruta al Asia Oriental, debían<br />

hacer escala en Valparaíso, tanto de ida como la vuelta, para abastecerse y descargar mercaderías.<br />

El capital extranjero, especialmente en inglés, controlaba la mayoría de los bonos<br />

hipotecarios en circulación. Según Luis Aldunate Carrera, a fines del siglo pasado, de $22.672.650<br />

en bonos del Banco de Valparaíso, $14.881.450 pertenecían a extranjeros; en el Banco Nacional de<br />

Chile, de $22.463.200 más de 8 millones correspondían a europeos. Aldunate también hace<br />

referencia a los depósitos a la vista o a corto plazo, cuyo monto ascendía a 130 millones de pesos en<br />

1894: " una cuota muy alta de esos valores pertenece al comercio extranjero. Tan sólo en la plaza de<br />

Valparaíso, en la cual hay 50 y 60 millones de pesos depositados en sus distintas oficinas bancarias,<br />

se estima que el 70 a 75% corresponde al comercio extranjero" 40 .<br />

Los ingleses también invirtieron capitales de las tierras magallánicas, comprando cientos<br />

de miles de hectáreas que destinaron a la exportación del ganado lanar. Asimismo, eran dueños de<br />

los ferrocarriles del Norte Grande. Valdés Vergara sostenía en 1913 que por concepto de ganancias<br />

25


en los ferrocarriles de Antofagasta y Tarapacá, y otras empresas administradas por los ingleses<br />

"anualmente salen del país 2.000.000 de libras esterlinas" 41 . Es probable que esta cifra fuera<br />

superior pues solamente en concepto de utilidades las compañías de ferrocarriles enviaban a<br />

Londres más de un millón de libras esterlinas por año. Julio César Jobet anota que " en 1911, la Cía.<br />

de Ferrocarriles de Tarapacá alcanzó una utilidad, remesada en Londres, 751.639 fibras<br />

esterlinas" 42 . Los capitales ingleses invertidos en el salitre ascendían a 10.700.000 libras esterlinas<br />

en 1909, cifra que se elevó considerablemente después, consolidando el tipo de economía de<br />

enclave minero, que se había generado a fines del siglo pasado.<br />

También hubo presencia del Imperialismo Alemán en Chile; entre 1891 y 1914 los<br />

alemanes penetraron en distintas áreas de la economía nacional. Para los grandes intereses<br />

alemanes, Chile era un frente económico abierto a raíz de las migraciones al sur en 1848, 1871 y la<br />

"Misión Korner" en 1886.<br />

Alemania era el principal consumidor de salitre a nivel mundial 43 . Pese a la situación de<br />

desventaja frente a Inglaterra, sus inversiones en la industria salitrera llegaban a 5.000.000 de libras<br />

esterlinas, lo cual constituía aproximadamente el 15% de los capitales que operaba con el nitrato.<br />

La influencia germana se manifiesta también en otras ramas de la economía. La A.E.G (Compañía<br />

Sudamericana de Electricidad) controlaba totalmente la producción de energía eléctrica y el servicio<br />

de tranvías de las principales ciudades; sus inversiones superaron los 60.000.000 de marcos en<br />

1913 44 .<br />

Entre los años 1895 y 1913 el comercio chileno-alemán creció en 590%, lo cual, según<br />

Hernán Ramírez Necochea, significó que Alemania se colocase en " el segundo lugar con que Chile<br />

mantenía relaciones mercantiles. En el año 1913, las importaciones provenientes de Alemania<br />

excedieron a las de productos ingleses o de otras nacionalidades, lo cual sucedió por primera vez en<br />

la historia económica de Chile" 45 .<br />

Ramírez Necochea calcula que las inversiones alemanas en Chile llegaron a unos<br />

350.000.000 marcos, incluyendo los 82.000.000 correspondientes a empréstitos gubernativos<br />

contraídos en 1889 y 1906. 46<br />

El inicio de la fase imperialista, en la última década del siglo XIX, coincidió con una<br />

escalada de agresiones yanquis en América Latina, estimulada por la Conferencia Panamericana de<br />

1889, destinada a asegurar el predominio norteamericano en la región. Las rivalidades con Gran<br />

Bretaña y las disputas por las salitreras habían llevado a Estados Unidos apoyara a Balmaceda en la<br />

Guerra Civil de 1891.<br />

En este contexto, a raíz de un incidente en Valparaíso, en octubre de 1891, dos marineros<br />

norteamericanos tripulantes del buque de guerra Baltimore, resultaron muertos. Estados Unidos<br />

presentó un ultimátum y exigió el pago de 75.000 pesos para los heridos y las familias de los<br />

muertos. El gobierno chileno accedió a pagar la indemnización.<br />

Los intereses norteamericanos se fueron acrecentando ya en las primeras décadas del siglo<br />

XX. Las inversiones estadounidenses crecieron en el país de 1.000.000 de dólares en 1897 a<br />

31.000.000 de dólares en 1908, y a 170.800.000 de dólares en 1914 47 .<br />

De igual forma, a principios del siglo las grandes empresas norteamericanas que<br />

controlaban el mercado cuprífero mundial se apropiaron de los principales yacimientos de cobre<br />

chileno: la Braden Copper Co. se adueñó de El Teniente, la mina subterránea más grande del mundo<br />

en 1905; el mineral a tajo abierto más grande del mundo, y la Andes Copper Mining comenzó la<br />

explotación de Potrerillos en 1920.<br />

Esta "era del salitre" produjo hondas repercusiones en el país: migración de los<br />

trabajadores del campo de la zona centro-sur a las minas del Norte Grande; incremento de la<br />

actividad especulativa y financiera, alentada por el propio Estado burgués que repartía a la renta<br />

salitrera entre los conspicuos miembros de la clase dominante; desarrollo del sector terciario y de la<br />

clase funcionaria. El auge salitrero acentuó la deformación estructural del país. Todo giraba en<br />

26


torno al reparto de la renta salitrera. La parte del excedente económico que provenía del salitre<br />

mantuvo "artificialmente" la economía chilena, amortiguando las crisis políticas.<br />

Para garantizar el reparto de la renta salitrera, se eligieron gobiernos comprometidos en no<br />

alterar las bases de la alianza entre el imperialismo inglés y la burguesía minera y comercial. Esta<br />

alianza no significaba la eliminación de los tradicionales roces entre los diferentes sectores de la<br />

burguesía. Los frecuentes cambios ministeriales provocados por el Parlamento expresaban en el<br />

fondo la pugna interburguesa por la redistribución del ingreso fiscal. La importancia que adquirió el<br />

Parlamento en este período refleja las aspiraciones de las diferentes fracciones burguesas por<br />

participar activamente en la redistribución de la renta salitrera. El mecanismo parlamentario, más<br />

flexible que el ejecutivo, permitía a los partidos políticos, que reflejaban los intereses de las<br />

distintas capas burguesas, un mayor control del reparto de los Ingresos Fiscales provenientes del<br />

nitrato. Durante este período hizo crisis el régimen presidencialista; se sucedieron 131 gabinetes<br />

con un total de 530 ministros cambiados, produciéndose un debilitamiento de las funciones del<br />

poder ejecutivo, sin que por ello se pusiera en peligro la estabilidad del aparato del Estado burgués.<br />

En esta fase hubo una intensa lucha de clases en que se enfrentaron por primera vez de<br />

manera frontal en nuestra historia las clases fundamentales de una sociedad capitalista: la burguesía<br />

y el proletariado. La contradicción entre éstos dos polos de la estructura social se expresó<br />

especialmente en agudos enfrentamientos de la zona minera y portuaria. Durante el siglo XIX se<br />

habían registrado múltiples luchas de los explotados y contra los explotadores, pero nunca<br />

constituyeron una seria amenaza para la estabilidad del régimen burgués, a causa de la debilidad<br />

cuantitativa y cualitativa de la clase trabajadora. En cambio, durante las primeras décadas del<br />

presente siglo se configuró definitivamente el proletariado nacional, creciendo no solamente en<br />

número sino también en capacidad para organizarse sindical y políticamente. Las primeras<br />

organizaciones sindicales, estructuradas por las Mancomunales y la Federación Obrera de Chile<br />

(FOCH) fueron generando una conciencia de clase que se consolidó con la formación del primer<br />

partido del proletariado chileno, Partido Obrero Socialista (POS), dirigido por Luis Emilio<br />

Recabarren.<br />

La respuesta obrera a la redoblada explotación de las empresas imperialistas y nacionales<br />

llevó el grado de enfrentamiento social a niveles jamás alcanzados hasta entonces en la historia de<br />

Chile<br />

La burguesía vio por primera vez amenazado su régimen de dominación. Para preservarlo,<br />

recurrió a una masiva represión, expresada en particular en las frecuentes masacres de los obreros<br />

pampinos y de los trabajadores de Santiago y Valparaíso. Las características masivas que tuvieron<br />

en Chile las matanzas de principios de siglo, cometidas por el ejército, tienen pocos puntos de<br />

comparación en América Latina. Los ejércitos de otros países del continente también reprimieron<br />

con ferocidad, pero el número de trabajadores muertos raras veces alcanzó las cifras que se<br />

registraron en Chile. De ese modo, el ejército garantizaba al imperialismo inglés y a la burguesía<br />

criolla el reparto de la renta salitrera.<br />

En este periodo se acumularon los ingredientes depredadores de la naturaleza que iban a<br />

conducir a la grave crisis ecológica de la segunda mitad del siglo XX. La clase dominante criolla y<br />

el capital financiero extranjero aceleraron la devastación de bosques. Los empresarios mineros,<br />

para alimentar, con madera sus hornos de fundición, y los terratenientes, para "habilitar" nuevas<br />

tierras para el cultivo, especialmente de trigo, y vastas extensiones para la crianza masiva de<br />

ganado. Los dueños de grandes empresas pesqueras, sin veda alguna, saquearon la fauna marítima,<br />

mientras los buscadores de pieles y llegaron a exterminar la chinchilla a principios del siglo XX.<br />

El comienzo el proceso de industrialización por sustitución de algunas importaciones<br />

desencadenó un crecimiento geométrico de la urbanización. Las grandes y medianas ciudades<br />

cambiaron el paisaje geográfico y generaron un nuevo modo de vida, agudamente descrito por mi<br />

maestro José Luis Romero en su libro: " Latinoamérica: las ciudades y las ideas", editado por "Siglo<br />

XXI" en 1976. A esas ciudades llegaron no sólo hombres en busca de trabajo sino también<br />

oleadas de mujeres campesinas atraídas por los nuevos empleos, abriendo un proceso<br />

27


evolucionario en las costumbres de la mitad invisible de la historia. No sólo en Santiago sino<br />

también en el Norte Grande comenzaron a encarnarse los ideales del feminismo naciente en los<br />

Centros Belén de Sárraga de la pampa salitrera y en las primeras luchas por el derecho a voto, como<br />

lo veremos más adelante.<br />

Nuestro apretado enfoque totalizante de la historia chilena de 1891 a 1938 engloba el<br />

papel de los Pueblos Originarios. A pesar del genocidio de la llamada "Pacificación de la<br />

Araucanía", los mapuches siguieron conservando su identidad de pueblo-nación, identidad que<br />

todavía estamos buscando los chilenos.<br />

Capítulo III<br />

<strong>LA</strong> EVOLUCION ECONOMICA<br />

En el período de 1891 a 1920, Chile continuó siendo un país de economía primaria<br />

exportadora. Las explotaciones mineras fueron la columna vertebral de la economía. Se consolidó<br />

el enclave salitrero, en manos del imperialismo inglés, comenzó el resurgimiento de la explotación<br />

cuprífera con las inversiones de capital norteamericano y creció la producción de carbón. El único<br />

rubro que decayó en relación al siglo XIX fue la plata.<br />

La agricultura mantuvo un lento ritmo de crecimiento hasta entrar en crisis a fines de la<br />

tercera década. La ganadería mostró algunos índices de crecimiento, especialmente en las<br />

explotaciones de ovejas del extremo sur.<br />

La paralización de las importaciones de artículos manufacturados durante la Primera<br />

Guerra Mundial estimuló un pequeño crecimiento de la industria manufacturera, lo que nos permite<br />

afirmar que en Chile el proceso de sustitución de importaciones se inició antes de la crisis mundial<br />

de 1929. Paralelamente, fueron creciendo las industrias que fabricaban repuestos y herramientas<br />

para las empresas agropecuarias y minera, fenómeno de protoindustrialización que se había iniciado<br />

en la segunda mitad del siglo XIX.<br />

El aumento de la producción del enclave salitrero de y los altos precios del mercado<br />

mundial determinaron una situación de relativa bonanza económica, aunque hubo periodos<br />

transitorios de depresión, como el de 1896-97 a 1907 en que la crisis mundial hizo un grave<br />

impacto, y después de la primera guerra mundial en que bajaron los precios del salitre. En esas<br />

ocasiones se puso más de manifiesto el carácter dependiente de nuestra economía primaria<br />

exportadora, altamente sensible a las fluctuaciones del mercado internacional.<br />

La primera guerra mundial produjo un doble impacto económico. Un año antes de su<br />

estallido, la demanda europea de salitre, materia prima esencial para fabricar explosivos, subió en<br />

1913 a 59.629.129 quintales españoles. Las exportaciones totales aumentaron de $339.409.363 en<br />

1911 a $396.310.443 en 1913 (uno de los mejores años de la década anterior,1898, se exportó por<br />

un valor de $168.069.439).<br />

Pero iniciada la guerra, en 1914, la exportación de salitre tuvo una drástica baja,<br />

obligando a paralizar 91 oficinas salitreras El total de las exportaciones disminuyó en 1914 a<br />

$299.675.435, es decir 100 millones menos que año anterior. Las importaciones cayeron de<br />

$329.517.819 en 1913 a $269.756.699, agudizándose en 1914 al registrar sólo $153.211.557.<br />

Las estadísticas del comercio de exportación e importación son elocuentes del grado de<br />

dependencia de Chile respecto de Europa, especialmente de Inglaterra, y en menor medida de<br />

Estados Unidos, lo que demuestra el siguiente cuadros:<br />

ING<strong>LA</strong>TERRA<br />

AÑOS EXPORTACIONES IMPORTACIONES<br />

28


1895 53.832.992 pesos de 38 peniques $32.086.959<br />

1900 123.236.317 pesos de 18 peniques $42.481.942<br />

1910 131.586.978 pesos de 10,78 peniques $94.083.762<br />

ALEMANIA<br />

1895 $8.035.668 $17.299.039<br />

1900 20.227.090 34.321.877<br />

1910 64.416.410 72.044.029<br />

ESTADOS UNIDOS<br />

1895 $2.207.117 $4.579.614<br />

1900 6.387.345 12.098.808<br />

1910 67.736.524 36.629.518<br />

Fuente: DANIEL MARTNER:<br />

Historia Económica de Chile, Santiago, 1929.<br />

Este autor señala que el informe de una Comisión de Gobierno comprobó en 1902 " el<br />

hecho verídico de que el 97% de las exportaciones chilenas iban a Europa y Estados Unidos y sólo<br />

el 2,1% a los países latinoamericanos.<br />

Con el objeto de dar una visión más de conjunto del total de las exportaciones e<br />

importaciones, reproducimos el siguiente cuadro del autor ya citado:<br />

AÑOS EXPORTACIONES IMPORTACIONES<br />

1895 72.919.892 pesos de 38 peniques $69.206.552<br />

1900 167.674.635 pesos de 18 peniques 128.538.142<br />

1910 328.827.176 pesos de 10,78 peniques 297.485.697<br />

1915 327.479.158 pesos de 8,25 peniques 153.211.557<br />

El 85% de las exportaciones provenía de la minería. Las importaciones más relevantes<br />

eran, por ejemplo en 1906, textiles $53.100.100 y maquinarias $39.000.000.<br />

Es necesario anotar que, en ese entonces, las estadísticas gubernamentales incluían en las<br />

exportaciones el pago de la deuda externa. Martner hace la siguiente observación para las<br />

exportaciones de 1905: "Los valores en letras destinadas al servicio de la deuda externa fueron de<br />

13 millones de pesos; los de servicio público de Chile en el extranjero, de 4 millones de pesos. Es<br />

evidente que para apreciar la exportación efectiva de productos al extranjero, el conocimiento de<br />

estos datos es de importancia fundamental, pues representan valores que es menester descontar de la<br />

suma general de exportaciones, para obtener una balanza comercial que siquiera se aproxime a la<br />

realidad 48 .<br />

Gran parte del excedente económico derivado de las exportaciones fue apropiado por el<br />

imperialismo inglés, dueño de los principales yacimientos salitreros. Una parte menor fue a parar a<br />

manos del Estado por concepto de derechos de exportación. El aumento de los ingresos fiscales,<br />

provenientes en 60% del salitre, permitió realizar algunas obras de infraestructura y engrosar las<br />

filas de la burocracia funcionaria. La burguesía criolla, beneficiaria de otra porción del excedente,<br />

trató de aprovechar este auge salitre promoviendo una serie de negocios mediante la creación de<br />

compañías anónimas, muchas de las cuales terminaron en fraudes para los incautos accionistas. Un<br />

testigo de la época escribía: "Se lanzan sociedades ganaderas y salitreras al mercado, se valorizan<br />

los antiguos negocios deprimidos y una fiebre de agio, de especulaciones atrevidas y muchas veces<br />

inmorales, domina el mercado en una loca tendencia a la alza, que después se convertirá en una<br />

29


catástrofe en la que perecen muchas fortunas y caen en la miseria muchos hogares, mientras se<br />

improvisan afortunados especuladores" 49 .<br />

Esta "fiebre" de negocios de la primera década del presente siglo fue estimulada por un<br />

aumento inusitado del capital circulante. Las reiteradas emisiones del papel moneda aceleraron el<br />

ritmo del proceso inflacionista ya iniciado en la segunda mitad del siglo pasado y contribuyeron a<br />

crear un ambiente de riqueza artificial en el que se podían realizar toda clase de operaciones<br />

especulativas.<br />

Deuda Externa<br />

La deuda externa experimentó un sensible aumento, a pesar, que el Estado gozó de altos<br />

ingresos por concepto de derechos de exportación de la minería. En lugar de destinar el incremento<br />

de los ingresos fiscales al pago de la amortización e intereses de la deuda externa, los gobiernos<br />

contrajeron nuevos empréstitos por valor de 9.084.000 libras esterlinas, de los cuales sólo se<br />

entregaron 8.451.000; es decir, las Casas Rothschild, Deutsche Bank y City Bank se quedaron con<br />

más de medio millón de libras esterlinas. Cabe destacar que en cinco años de la presidencia Jorge<br />

Montt se duplicó la deuda que había dejado Balmaceda, como resultado de los empréstito<br />

contraídos en 1885, 1886, 1887,1889, 1892, 1893,1894,1895, 1896 y 1898. La deuda "per cápita"<br />

en 1900 era de $81,30 en deuda externa y $26,40 en la interna. La deuda interna sumaba<br />

$179.289.130 en 1910.<br />

Después hubo un crecimiento vertiginoso. La deuda externa, que ascendía en 1900 a<br />

17.571.706 libras esterlinas, subió en 1915 a 32.556.380, es decir, se duplicó en menos de quince<br />

años. 50<br />

El detalle de este aumentó de la deuda por gobierno fue el siguiente: durante la<br />

administración de Germán Riesco (1901-1906) se contrataron 2 empréstitos por valor 5.050.000 de<br />

libras esterlinas, de las cuales las Casas prestamistas sólo entregaron 4.758.000, vale decir, 300.000<br />

libras esterlinas menos. El presidente Montt (1906-1910) contrajo con la Casa Rothschild<br />

cinmpréstitos por 12.988.088 22 libras esterlinas, de las cuales se entregaron 12.557.857, que según<br />

las Memoria de Hacienda se destinaron a Obras Públicas, especialmente ferrocarriles 51 . El<br />

historiador Gonzalo Vial apunta: "Cerramos 1910 adeudando empréstitos por 25.000.000 de libras<br />

esterlinas" 52 . Durante la presidencia de Ramón Barros Luco se contrataron con la casa Rothschild<br />

dos empréstitos por 9.905.000 libras esterlinas.<br />

En esta "era del salitre" se aceleró el proceso de fuga de capitales que se había iniciado a<br />

fines del siglo pasado. La burguesía criolla, en lugar de reinvertir la plusvalía en el desarrollo de la<br />

industria nacional y en la modernización de las empresas agrícolas, prefirió girar parte de sus<br />

capitales a las metrópolis europeas, ya fuera por vía del turismo o con la inversión de valores en la<br />

bolsa de Londres o París. Es imposible cuantificar el grado de descapitalización del país que<br />

produjo ese fenómeno, aunque algunos autores de la época han anotado cifras elocuentes.<br />

Francisco Valdés Vergara señalaba en su libro de 1913: "Hace apenas veinte años no se<br />

tomaran en cuenta para los movimientos del cambio lo que gastaban los chilenos en Europa. Era<br />

poco más que nada. Al presente, hay familias varias que gastan medio millón de francos por año a<br />

lo menos y, si esto se estudia a fondo en la cuenta de los Bancos que giran letras o remesan los<br />

fondos por cable, se verá que el total excede de 25.000.000 de francos o sea de 1.000.000 de libras<br />

esterlinas" 53 .<br />

Para dar una idea aproximada de la descapitalización nacional, Valdés Vergara calculaba<br />

que anualmente salían del país unos cinco millones de libras esterlinas en concepto de ganancias de<br />

las empresas extranjeras, gastos de chilenos en el extranjero, fuga de capitales "nacionales" y<br />

abonos a cuenta de la deuda externa.<br />

Minería<br />

30


La minería proporcionaba el 85% del total de las Exportaciones. En algunos años, como en<br />

1911, el porcentaje fue superior, como se demuestra en el siguiente cuadro:<br />

EXPORTACIONES <strong>DE</strong> 1911<br />

Salitre y Yodo 267.789.906 pesos de 10,78 peniques<br />

Otros minerales 26.684.719<br />

Productos animales 21.010.053<br />

Productos vegetales 14.470.375<br />

Productos varios 666.052<br />

Total<br />

$330.621.159 o 24.800.000 libras esterlinas<br />

Fuente: Anuario Estadístico, Hacienda, 1913.<br />

Como puede observarse, Chile acentuó durante este período su característica de país<br />

preponderantemente minero.<br />

La renta minera fue la "viga maestra" de la acumulación capitalista en Chile. Los<br />

propietarios de las minas se apropiaron, junto con el Estado, de la renta absoluta minera -que<br />

deviene de la propiedad de los yacimientos- ya sea cargandola a empréstitos más dinámicos e<br />

inclusive esporádicamente a los pirquineros o trabajadores independientes.<br />

Los dueños de las minas se apropiaran de la renta minera en base a un porcentaje sobre la<br />

producción, porcentaje que no sólo incluía la renta absoluta sino también la renta diferencial que<br />

usufructuaban de la ubicación de las minas, especialmente las más próximas a los puertos de<br />

exportación y bosques para las fundiciones, además de sus vetas más productivas. Esto último fue<br />

particularmente decisivo en la producción salitrera, y que Chile era uno de los principales<br />

productores del orbe, sacando partido de sus ventajas comparativas respecto de otros países<br />

productores 54 .<br />

Podría señalarse que la base de la acumulación capitalista chilena de 1880 a 1930 provino<br />

de la renta minera, al mismo tiempo que gracias a ésta el estado pudo financiar las obras públicas,<br />

ferrocarriles, marina mercante, salud, educación y otros gastos fiscales, además de que sirvió de<br />

aval para pagar la deuda externa acumulada a través de los empréstitos contraídos con la banca<br />

europea y norteamericana.<br />

El salitre proporcionaba el 81% del total de las exportaciones y 60% de las entradas<br />

fiscales de la nación. Las exportaciones de salitre subieron de 39.211.913 pesos de 38 peniques en<br />

1893 a 262.649.276 pesos de 10,78 peniques en 1911.<br />

Un año antes del estallido de la guerra mundial la exportación de salitre se empinó a<br />

59.629.129 quintales españoles. Descendió hasta 1918, año de reapunte con 2.500.000 Tn. Pronto<br />

entró en crisis terminal con la generalización del salitre sintético.<br />

"La ley de venta en remate de las salitreras –anotaba Aldunate- debería ser retirada por el<br />

gobierno o rechazada por el Congreso. Las avideces fiscalistas que inspiraron ese pensamiento en<br />

1888 y que han vuelto a resucitar hoy, darían, como consecuencia inevitable, consumar la muy<br />

avanzada colonización industrial de Chile por el capital extranjero. Entréguenselas oficinas<br />

salitreras del Estado a la explotación de sociedades o de capitales de exclusivamente chilenos" 55 . El<br />

llamado de Aldunate Carrera no tuvo eco. La burguesía criolla había triunfado sobre Balmaceda en<br />

la guerra civil 1891 precisamente para liquidar dichos planes nacionalistas y reforzar la alianza con<br />

el imperialismo inglés mediante la entrega de la principal riqueza del país.<br />

En la primera década del presente siglo, el capital financiero inglés se había posesionado<br />

de los más importantes yacimientos salitreros convirtiendo el Norte Grande chileno en una cuasifactoría.<br />

Un economista y político de ese período transcribe en uno de sus libros parte de una carta<br />

31


ecibida desde Iquique: "Llegamos a Tarapacá hace quince años con el cambio de 36 ½ peniques y<br />

dimos nueva vida a la industria salitrera; hoy día tenemos un cambio de 12 peniques y somos aquí<br />

extranjeros porque hemos dejado salir de nuestras manos las propiedades salitreras que formaron<br />

con nuestros capitales. Y, sin embargo, tenemos la necesidad llamarnos "los ingleses de<br />

Sudamérica" 56 .<br />

Los yacimientos de Carbón también comenzaron a pasar a manos foráneas. Sobre la base<br />

de inversiones extranjeras, la Cía Carbonífera y Fundición Schwager mantenían una planta de cerca<br />

de mil operarios en la primera década del siglo XX. De la misma forma, capitales británicos<br />

controlaban la Cía. Arauco Ltda., con cerca de tres mil obreros y explotaba los yacimientos de<br />

Curanilahue, Peumo, Lebú y Lirquén, alcanzando una producción anual de 150.000 toneladas.<br />

Además, levantó una fábrica de briquetes de carbón en Laraquete y sustuvo una fundición en<br />

Coronel 57 .<br />

La mayor empresa carbonífera del periodo fue la Compañía Minera e Industrial de Chile,<br />

creada por Carlos Cousiño. Explotaba los yacimientos de Coronel, la producción de carbón en<br />

Lota, las fundiciones, las fábricas de ladrillos, la mediana manufactura de la región, el ferrocarril de<br />

Lota a Coronel, los muelles de embarque de sus productos y una flota de vapores para el transporte<br />

de carbón 58 .<br />

La explotación de carbón aumentó en la medida que se fue ampliando la demanda para la<br />

industria fabril y de transportes ferroviario y marítimo. Entre 1906 y 1910 la producción de carbón<br />

alcanzaba a 4.678.081 toneladas, entre 1911 y 1915 a 6.064.370 y entre 1916 y 1920 a 7.022.633<br />

toneladas 59 .<br />

Este proceso de entrega de las riquezas nacionales se extendió al cobre. El imperialismo<br />

norteamericano se apropió de los ricos yacimientos que en un tiempo pertenecieron a capitales<br />

nacionales pujantes, como José Tomás Urmeneta a mediados del siglo pasado. La incapacidad de la<br />

burguesía criolla para abaratar los costos de explotación, mediante la introducción de una tecnología<br />

más moderna, determinaron que en la segunda mitad del siglo XIX Chile fuera desplazado del<br />

primer lugar en la producción mundial del cobre. Su resurgimiento en la primera década del<br />

presente siglo fue el resultado de las inversiones de capital financiero norteamericano en las minas<br />

de El Teniente en 1905, en Chuquicamata en 1913 y en Potrerillos en 1920. En este último año,<br />

Chile ya estaba ubicado en el segundo lugar entre los productores mundiales de cobre con una<br />

producción de 250.000 toneladas. Durante la década de 1930, el cobre desplazó al salitre como<br />

principal riqueza mineral del país, constituyéndose en la más importante fuente de ingresos fiscales<br />

por concepto de derechos de explotación.<br />

Explotación agropecuaria<br />

El hecho de que las exportaciones agropecuarias entre 1891 y 1920 descendieran en<br />

relación al siglo XIX ha inducido a ciertos investigadores a sostener que la agricultura entró en<br />

crisis a principios del presente siglo. A nuestro juicio, estos autores no han computado la<br />

producción agropecuaria destinada al mercado interno. Las estadísticas demuestran que la<br />

producción triguera aumentó durante el período que analizamos. Sus crisis advino recién a fines de<br />

1920.<br />

Según Sergio Sepúlveda, desde 1908 “casi todas las cosechas (de trigo) superan los<br />

5.000.000 de quintales o se acercan mucho a esta cifra, en 1912 y 1913 se alcanzan los 6.150.231<br />

qq.m. y los 6.453.403 qq.m”, respectivamente. En 1923 la producción es del orden de los 7.058.<br />

984 qq.m. 60 . Estas cifras son elocuentes si se las compara con la producción de 3.500.000 qq.m<br />

como promedio anual durante la segunda mitad del siglo XIX, época de esplendor de la producción<br />

de trigo, según la mayoría de los historiadores. La demanda interna de las ciudades en crecimiento y<br />

de los pueblos del enclave salitrero estimularon la producción triguera.<br />

32


Al Norte se enviaba no sólo trigo sino también cebada, ganado, vacuno, papas, quesos,<br />

vinos, cerveza. En 1907, Julio Zegers calculaba en 50 millones de pesos (2.650.000 libras<br />

esterlinas) la demanda agropecuaria de la zona salitrera.<br />

La mayor parte de la producción de trigo provenía de la antigua Araucanía, colonizada por<br />

los Bunster y Cía, después del aplastamiento de los mapuches en la segunda mitad del siglo pasado.<br />

El “nuevo granero” de Chile, constituido por las provincias de Bío-Bío, Malleco y Cautín, producía<br />

2.100.000 quintales métricos de trigo en 1923. La Ley de riego, dictada en 1914 obviamente a favor<br />

de los terratenientes, la construcción de los canales del Maule, del Mauco en Aconcagua, del<br />

Melado en Línares y del Laja en Bío-Bío, que regaron unas 120.000 hectáreas, facilitó el<br />

incremento de la producción.<br />

Este proceso se acentuó con la consolidación de la renta diferencial de la tierra, iniciada a<br />

fines del siglo XIX. Si bien es cierto que la renta absoluta del suelo –que se fundamenta en la<br />

propiedad de la tierra y que da beneficios por el sólo hecho de poseerla- se mantuvo en el período<br />

que analizamos, no debe soslayarse el hecho de que adquirió una nueva dimensión con el desarrollo<br />

de la renta diferencial, cuya apropiación está determinada no por la propiedad territorial sino por la<br />

ubicación codiciada del predio, la fertibilidad del suelo y la alta tasa de productividad como<br />

resultado de la inversión de capital constante, especialmente maquinaria, y de las relaciones de<br />

producción capitalistas generalizadas entonces en el campo.<br />

Por consiguiente, de 1891 a 1932 se produjo un apreciable rendimiento de la renta<br />

diferencial de la tierra, como se había dado antes, combinada con la renta absoluta que ya provenía<br />

de larga data en los latifundios de la época colonial y republicana.<br />

Los terratenientes siguieron usufructuando de la renta absoluta en las áreas precapitalistas<br />

que quedaban, alquilando la tierra a campesinos y aparceros, que a menudo pagaban el canon con<br />

trabajo o especies. Mientras que en el pago de la renta en especies el terrateniente se apropiaba de<br />

una parte de la producción, en el régimen en dinero se apoderaba del plustrabajo en su forma<br />

monetaria. Estos arriendos comenzaron a generalizarse recién en el siglo XX. Bengoa sostiene que<br />

fue “un fenómeno casi inexistente en el siglo pasado. A partir de 1920 se dio un aumento<br />

crecientemente en los arrendamientos de fundos, que se masificarán en las décadas del cuarenta y<br />

cincuenta 61 .<br />

Este proceso de desarrollo desigual y combinado, pero articulado, paralelamente aumentó el<br />

número de trabajadores que vivían en las haciendas sin ser estrictamente inquilinos. Según Bengoa,<br />

“durante las primeras décadas del siglo veinte, se dio en la zona central una cierta tendencia a<br />

transformar a estos trabajadores estables de las haciendas en una mano de obra totalmente<br />

asalariada, un proletariado agrícola” 62 , creándose pueblos alrededor de los fundos para facilitar su<br />

asentamiento.<br />

La mayor parte de la producción se destinada al mercado interno. Sin embargo, después de<br />

la Primera Guerra Mundial se reabrió el mercado peruano, que había sido tradicional comprador del<br />

trigo chileno desde el siglo XVII. “Nunca se había logrado –anota Sergio Sepúlveda- una<br />

exportación hacia el Perú como la del año 1918 con 619.583 qq.m (...). Las alturas a que llegó la<br />

exportación al Perú en esos años es el reflejo fiel de un fortalecimiento consciente que buscó el<br />

comercio chileno en el área del Pacífico para colocar su trigo, ante la inminencia de la desaparición<br />

de la demanda europea, amenaza que se hace palpable desde la Primera Guerra Mundial. La<br />

reconquista del Pacífico era el resultado de una política comercial de última hora, pero que por<br />

muchas razones resultaba extemporánea. En 1926 se agudiza el drama de nuestro comercio triguero;<br />

después de la última recuperación de la demanda inglesa en 1924 y 1925, la decadencia era un<br />

hecho irremediable y definitivo 63 .<br />

Paralelamente a la explotación triguera, aumentaba la producción de vinos de Talca, Maule,<br />

Linares y Concepción. La industria maderera también experimentaba un alza, especialmente en la<br />

zona al sur del Bío-Bío.<br />

33


No obstante, experimentó un ostensible crecimiento, “Mientras en 1874 había una dotación<br />

de 249.218 cabezas de ganado vacuno, éste había ascendido a 1.635.140 en 1910 y a 2.163.131 en<br />

1919” 64 . La reproducción de ovejas en las estancias magallánicas fue el fenómeno más relevante de<br />

este crecimiento ganadero. De 400.000 ovejas que pastaban en el extremo sur en 1892 se subió a<br />

2.300.000 en 1903 y a cerca de los tres millones en 1920. La industria frigorífica de Magallanes,<br />

que faenaba decenas de miles de ovejas al año, “tuvo su máximo auge en 1916” 65 .<br />

El proceso de concentración de la propiedad territorial en el extremo sur, iniciado a fines<br />

del siglo pasado, se acentuó desde 1900 a 1920, fenómeno que puede cuantificarse mejor en el<br />

siglo XX, ya que en 1919 se publicaron estadísticas más fidedignas, y en 1923 el relevante trabajo<br />

de Juvenal Valenzuela: “Album de informaciones agrícolas”. La Ley 1.716 de 1904 autorizó la<br />

venta de un millón de hectáreas en Magallanes. Los compradores fueron nuevamente los estancieros<br />

ingleses y, especialmente, las sociedades de los Menéndez, Montes y Braun. La Sociedad<br />

Explotadora de Tierra del Fuego, cuyos accionistas principales eran los Menéndez, a principios del<br />

presente siglo “ocupaba en arriendo, en propiedad o en concesiones gratuitas, un total de 2.300.000<br />

hectáreas” 66 . En los remates fiscales de 1903 y 1905, esta sociedad adquirió 384.834 hectáreas. Los<br />

gobiernos de esa época, expresión de la alianza del imperialismo inglés con la burguesía criolla,<br />

otorgaron nuevas conseciones a los agricultores y ganaderos. La Ley de enero de 1913 renovó por<br />

un plazo de 15 años el arrendamiento de miles de centenares de hectáreas de la Sociedad<br />

Explotadora de Tierra del Fuego. Como dato ilustrativo de este favoritismo señalamos que dicha<br />

sociedad pagaba como arriendo el irrisorio precio de $ 3,61 anuales por hectárea.<br />

La “colonización” de Aysén comenzó a principios del siglo XX con “permisos de<br />

ocupación a particulares” para explotar ganado ovino. Rápidamente, se produjo el fenómeno de<br />

concentración monopólica de la tierra. La “Estancia Industria” de Aysén, cerca de Coyhaique, y la<br />

“Sociedad de los Cisnes” se apropiaron de 800.000 y 650.000 hectáreas respectivamente.<br />

Bajo la presidencia de Riesco se entregaron 4,5 millones de Hás, en gran parte a colonos<br />

extranjeros: españoles, italianos, irlandeses, suizos y alemanes, especialmente en la región sureña 67<br />

quienes se dedicaron más a la especulación que a fomentar el cultivo. “Ninguno de esos<br />

concesionarios –anotaba el diario Austral el 24/10/1916- ha pedido selvas vírgenes para llevar a la<br />

práctica su promesa de colonización”.<br />

En la antigua Araucanía también se aceleró el fenómeno de concentración de la propiedad<br />

territorial. Las sociedades particulares, que compararon a bajísimos precios las tierras que expropió<br />

por la violencia el Estado a los mapuches, consolidaron a principios de este siglo el latifundio<br />

sureño, Julio César Jobet señala que “en el período de 1901-1906 se otorgaron 46 grandes<br />

concesiones con un total de 4.700.000 hectáreas a la Sociedad Ñuble-Rupanco en Osorno,<br />

Concesión el Budi en Cautín, Concesión General Korner, más tarde Concesión Nueva Italia en<br />

Malleco. (...) Este sistema de concesiones a sociedades particulares o a grandes funcionarios, dio<br />

origen al latifundio sureño y obligó a miles de genuinos colonos a abandonar la región para<br />

radicarse en el territorio de Neuquén, donde alrededor de 20.000 chilenos han fecundado esas<br />

zonas. Además provocó una larga secuela de crímenes, robos, despojos, cuatrerismo, vandalismo y<br />

conflictos sociales” 68 .<br />

En síntesis, en el período 1891-1920 no se registra una crisis agropecuaria de la<br />

envergadura que sostienen los autores que sólo se basan en el descenso de la exportación agrícola.<br />

A nuestro juicio, existió un crecimiento de la producción destinada al mercado interno, aunque a un<br />

ritmo inferior al aumento vegetativo de la población.<br />

El crecimiento de la producción agrícola fue el resultado de la ampliación del área cultivada<br />

y no del aumento significativo de la productividad, a pesar de una cierta mecanización del agro,<br />

como la introducción de la trilladora Pitts. Las tierras cultivadas aumentaron de 6 a 8 millones de<br />

hectáreas de 1917 a 1935. 69 Este retraso de la agricultura chilena ganaderas si iba a poner<br />

prontamente de manifiesto. Junto a las modernas estancias ganaderas y a las haciendas agrícolas,<br />

supervivían formas precapitalistas y millones de hectáreas sin cultivar, abandonadas por los<br />

terratenientes en espera de una mayor valorización de la tierra.<br />

34


Numerosos latifundistas prefirieron invertir sus capitales en otras áreas de mayores<br />

expectativas económicas o gastaron parte de ellos en viajes a Europa, compra de artículos<br />

suntuarios y propiedades inmuebles en Santiago, Valparaíso y otras ciudades. Esta baja tasa de<br />

inversión de capitales en la agricultura, los millones de hectáreas de tierras incultivadas y otras<br />

manifestaciones de atraso estructural fueron los principales factores que incidieron en la crisis<br />

agrícola acaecida después de 1930.<br />

La industria manufacturera<br />

El desarrollo de la industria manufacturera, iniciada en las últimas décadas del siglo pasado,<br />

tuvo un nuevo impulso durante la Primera Guerra Mundial, período en el cual se redujeron las<br />

importaciones de productos industriales desde Europa y Estados Unidos.<br />

Este avance industrial, aunque modesto, marcó el comienzo del proceso de sustitución<br />

limitada de importaciones. En la mayoría de los países latinoamericanos esta fase se inició después<br />

de la crisis mundial de 1929. En cambio, en Chile, Argentina, México y Brasil, el período de<br />

sustitución limitada de importaciones se produjo durante la Primera Guerra Mundial.<br />

Para evitar equívocos, es necesario señalar que la industria mantuvo en gran medida un<br />

carácter artesanal. Paralelamente a los talleres artesanales, y como expresión del desarrollo desigual<br />

y combinado, se levantaron fábricas con numerosos operarios que dieron fisonomía moderna a la<br />

incipiente industria manufacturera chielan. Estas fábricas ya no solamente alaboraban herramientas<br />

y repuestos para las empresas mineras y agrícolas, como lo habían hecho las maestranzas y<br />

fundiciones de la segunda mitad del siglo XIX, sino también producían artículos de consumo<br />

popular, como tejidos, vestimentas, zapatos, etc.<br />

Sin embargo, esta incipiente industria de sustitución limitada de importaciones no alcanzó a<br />

satisfacer la demanda interna. Terminada la guerra, se reanudó la importación de artículos<br />

manufacturados. Para evitar en parte la competencia extranjera se dictaron las primeras leyes de<br />

protección a la industria nacional, fijando derechos de introducción de varios artículos foráneos y<br />

rebajando los derechos aduaneros a las materias primas e insumos destinados a la industria criolla.<br />

Los hornos de fundición aumentaron llegando en 1910 a ser más de 50 en todo el país, con<br />

centenares de trabajadores en cada uno de ellos. Del mismo modo, las maestranzas, creadas en la<br />

segunda mitad del siglo XIX para abastecer las necesidades de las empresas agro-mineras,<br />

continuaron desarrollándose, especialmente Balfour y Lyon, Murphy y Cía. Esta última construyó<br />

para las empresas salitreras grandes estanques o “cachuchos”, funcionales a los sistemas Gamboni y<br />

Shanks; en 1910 fabricó el vapor “Meteoro” de 600 Tn., 3 remolques de 50 Tn. Y 22 lanchas de<br />

acero; en 1906 tenía un capital de 125.000 libras esterlinas y ocupaba entre 400 y 800 obreros. La<br />

compañía, Balfour y Lyon declaró en 1910 un capital de 100.000 libras esterlinas. Otra empresa que<br />

fabricaba maquinaria para la explotación del nitrato fue Brower y Hardie; hizo instalaciones<br />

completas para las oficinas salitreras. En Valdivia se levantaron los astilleros Behrens, cuyos 400<br />

operarios fabricaban remolcadores de hasta 500 caballos de fuerza y vapores de pasajeros de 1.000<br />

Tn.; en Valdivia también estaba la Sociedad Metalúrgica “Altos de Hornos”, con 200 obreros que<br />

elaboraban en 1910 lingotes y acero en barras, cuya materia prima provenía de Coquimbo 70 .<br />

En este período, se ampliaron las fábricas de Cerveza, en particular, las de los Hermanos<br />

Adwanter en Valdivia, zona en la cual creció la industria del Cuero y Calzado, como la empresa<br />

Rudloff. También aumentaron su producción las textileras El Salto y Bellavista Tomé.<br />

Los capitales invertidos en la industria provinieron de extranjeros residentes en Chile desde<br />

hacía muchos años y de sectores de la burguesía agraria y financiera chilena que desplazaron parte<br />

de sus capitales a esta nueva actividad económica que ofrecía mejores expectativas que el agro. Esta<br />

inversión en la industria por los terratenientes –sector que había logrado una importante<br />

35


acumulación de capitales- determinó una relación muy estrecha entre la burguesía agraria e<br />

industrial, que tuvo su expresión política en las alianzas de la clase dominante. En aquella época, el<br />

imperialismo no tenía todavía interés en hacer inversiones en la industria latinoamericana. Su área<br />

principal de inversiones era la minería y otras materias primas básicas. Las industrias con nombres<br />

extranjeros que vemos figurar en la documentación de principios de siglo corresponden a europeos<br />

residentes en Chile, que habían acumulado capitales en diversas explotaciones realizadas en nuestro<br />

país.<br />

Según Ricardo Lagos, uno de los indicadores del crecimiento industrial fue el aumento de<br />

las importaciones de maquinarias e insumos para la manufactura nacional. De 20 millones de pesos<br />

de 18 peniques que se importaron en maquinaria en 1891 se subió a 48 millones de la misma<br />

moneda en 1907 71 . Es preciso aclarar que esta cifra global comprende no sólo maquinaria para la<br />

industria sino también para la agricultura y la minería.<br />

La estadística mencionada registra asimismo un aumento de las importaciones de materias<br />

primas de 21 millones de pesos de 18 peniques en 1891 a 99 millones 900 mil pesos de la misma<br />

moneda en 1907, cifra en la cual estan incluidos insumos para la industria. Un análisis para la rama<br />

industrial le permite a Ricardo Lagos sostener lo siguiente: “Al separar por sus componentes este<br />

crecimiento industrial, surgen algunos hechos interesantes: el sector alimenticio, tal vez más<br />

desarrollado en 1908, muestra una tasa de crecimiento más lenta que las bebidas y textiles; la<br />

producción de bebidas aumentó en más de tres veces y la de textiles casi se quintuplicó. (...) En<br />

relación con los textiles es interesante observar que su crecimiento ocurrió después de la Primera<br />

Guerra Mundial, cuando el país experimentó algunas restricciones de las importaciones” 72 .<br />

Para una mayor comprensión de este desarrollo industrial de principios de siglo,<br />

reproducimos el siguiente cuadro:<br />

1895 1911 1920<br />

Establecimientos 2.448 5.722 8.001<br />

Operarios 42.747 74.618 80.549<br />

Motores 697 2.495 4.666<br />

Fuerzas Motores HP 10.888 61.046 241.196<br />

Fuente: A. MONTENEGRO GUTIERREZ<br />

Estadística General de la Industria Fabril de Chile, Santiago, 1947.<br />

Lo más relevante de esta estadística es que el número de obreros fabriles se duplica y que la<br />

fuerza de motores HP sube en más de 200 veces.<br />

En 1908, la Sociedad de Fomento Fabril entregó una Estadística que registró 4.758<br />

industrias, entre las cuales estaban 965 de cueros y pieles, 866 de alimentos, 669 metalúrgicas, 555<br />

de confección, 209 de papeles e impresiones, 160 de muebles, 108 de química, 28 de textiles, 43 de<br />

astilleros y otras que producían por valor de $469.123.113 con un capital de $339.092.971, que<br />

daban ocupación a 70.174 operarios, de los cuales 46.549 eran hombres, 17.678 mujeres y 5947<br />

niños.<br />

Este impulso industrial, todavía modesto en relación al desarrollo que se producirá en las<br />

décadas de 1930, 40 y 50, permitió el afianzamiento de la burguesía industrial embrionaria, surgida<br />

a fines del siglo pasado, y la emergencia de los primeros núcleos del proletariado manufacturero<br />

chileno.<br />

Los gérmenes de la crisis ecológica<br />

36


En esta aproximación a la aplicación de la categoría de totalidad –cuestión teórica central en<br />

la investigación histórica- corresponde analizar cómo se dio en el Chile de las primeras décadas del<br />

siglo XX la relación entre la sociedad global humana y la naturaleza, aún no abordada por la<br />

historiografía, cuando es obvio que toda sociedad humana está condicionada de modo significativo<br />

por la naturaleza. A su vez, los seres humanos la van modificando y mediando a través de la<br />

producción, generando así una “segunda naturaleza”.<br />

Aplicando este criterio a Chile es evidente que la naturaleza lo acondicionó a ser un país<br />

minero y que la clase dominante de 1891 a 1932 tuvo un comportamiento depredador, inspirado en<br />

la concepción antropocéntrica del positivismo: la naturaleza debe ser “dominada” por el hombre. El<br />

deterioro ambiental, iniciado en Chile en la época colonial y continuado en el siglo XIX, se aceleró<br />

en las primeras décadas del siglo XX por el intento de maximización de la economía primaria de<br />

exportación.<br />

Las necesidades de la explotación minera condujeron a intensificar la quemazón de<br />

bosques, especialmente en el Norte, exterminando para siempre ciertas variedades de nuestra flora<br />

en pos de combustible para los hornos de fundición. Es sabido que este desastre ecológico, que<br />

aceleró el proceso de desertificación, fue instrumentado por las Compañías extranjeras, ya dueñas a<br />

principios del siglo XX de nuestras fuentes energéticas y riquezas naturales en el área de la minería.<br />

Paralelamente, los terratenientes chilenos e inmigrantes europeos ricos reforzaron la<br />

monoproducción, especialmente de trigo, afectando la biodiversidad de los ecosistemas y<br />

haciéndolos más vulnerables. La llamada “colonización” del sur o ampliación de la “frontera<br />

interior” que transformó la región del Bío-Bío al Toltén en el nuevo granero de Chile, se hizo<br />

devastando milenarios bosques de araucarias y otras especies con el fin de habilitar nuevas tierras<br />

agrícolas.<br />

En sólo un cuarto de siglo –de 1885 a 1910- se produjo en la región de la Araucanía un<br />

deterioro ambiental superior al de 3 siglos anteriores, especialmente en devastación de bosques.<br />

Uno de los motivos que aceleró, precisamente, la denominada “Pacificación” fue la explotación de<br />

los “bosques vírgenes”, de preferencia roble y pino “pehuén”, utilizado para fabricar papel, vigas,<br />

durmientes y envases de madera. Miguel Espinoza anota que hacia 1890 “se utilizaba el sistema de<br />

“floreo” según el cual los mejores árboles se explotaban. El sistema tenía bien puesto el nombre de<br />

“a muerte”, pues la reforestación era íntima (...) su rentabilidad estaba condicionada por la<br />

explotación indiscriminada de las mejores maderas privilegiando los pueblos madereros en los<br />

sectores cercanos a los grandes bosques y puntos de embarques” 73 . A los Bunster y Cía. les calzaría<br />

mejor la caracterización de “pioneros” del ecocidio que la de “pioneros de la colonización del sur”,<br />

tan magnificados por la historiografía tradicional como expresión de un ideologizado concepto de<br />

progreso. Así fueron expulsados de su hábitat los mapuches y diezmado los únicos habitantes que<br />

mantenían una sabia y sana relación con la naturaleza.<br />

La explotación ganadera, especialmente de ovejas en la región austral, alteró sensiblemente<br />

los ecosistemas al ser devastadas miles de hectáreas para que se multiplicara el nuevo “vellocino<br />

blanco”.<br />

A su vez, los dueños de grandes pesqueras, armados de su nuevo juguete de muerte –el<br />

cañón arponero- aceleraron la extinción de parte de la rica fauna de nuestro litoral marítimo.<br />

Los cazadores en gran escala de ciertos animales, como la chinchilla, exportaron entre 1895<br />

y 1930 más de 1.685.000 pieles en la zona de Vallenar y Coquimbo; y en 1910 cerca de 150.000<br />

pieles, provocando la extinción de la chinchilla, variedad autóctona de la zona andina 74 .<br />

Un nuevo factor alterador del ecosistema se produjo en las primeras décadas del siglo XX:<br />

el inicio del proceso de industrialización, acelerado en la década de 1930, retroalimentó el<br />

fenómeno de la urbanización, desencadenando el crecimiento macrocefálico de Santiago,<br />

Valparaíso y Concepción, cambios demográficos que ya hemos analizado anteriormente. Las<br />

37


ciudades –calificadas por algunos ambientalistas de ecosistemas fallidos y por otros como la<br />

antítesis de un ecosistema, ya que no tienen autarquía, no se autoregulan y dependen de flujos<br />

energéticos ajenos- agudizaron la contradicción campo-ciudad, iniciada durante la formación social<br />

colonial. 75<br />

Capítulo IV<br />

C<strong>LA</strong>SE DOMINANTE, CAPAS MEDIAS, INMIGRANTES Y ARTESANADO<br />

Durante el período que transcurre desde la caída de Balmaceda hasta la ascensión al poder<br />

de Arturo Alessandri hubo importantes transformaciones en la estructura de clases, tanto a nivel de<br />

las fracciones de la clase dominante como en el seno de la clase explotada, en particular de las<br />

capas medias.<br />

La burguesía<br />

En esta etapa se produjeron cambios significativos en la estructura de la clase dominante. El<br />

hecho más relevantes fue la crisis de la burguesía minera nacional que en un breve lapso casi se<br />

extinguió del panorama social, luego de haber ocupado decisivas posiciones de poder político en la<br />

segunda mitad del siglo XIX.<br />

Ante la agresiva penetración imperialista en las explotaciones de salitre y cobre, la<br />

burguesía minera chilena prefirió vender al mejor postor sus posesiones e invertir en otras áreas de<br />

la economía. Este proceso fue tan rápido que a fines de la década de 1920 era irrelevante el papel de<br />

la burguesía minera criolla. La mayoría de sus integrantes pasaron a formar parte de la burguesía<br />

agraria, industrial, comercial o financiera. Sólo unos pocos conservaron empresas salitreras y<br />

carboníferas, quedando integrados en el área de la pequeña y mediana minería, con escaso poder<br />

económico y con un casi nulo peso político.<br />

Hubo empresarios que se iniciaron con escaso capital y que pronto prosperaron acumulando<br />

cuantiosas fortunas en la explotación salitrera. Tales fueron los casos del español Matías Granja y<br />

de Pascual Baburriza y los hermanos Astoreca.<br />

Otra modificación importante en la estructura de la clase dominante fue la paulatina<br />

transformación de un sector terrateniente en burguesía agraria, fenómeno que se había iniciado a<br />

mediados del siglo pasado. La generalización de las relaciones de producción capitalista<br />

promovieron la consolidación de la burguesía agraria, especialmente en las estancias ganaderas y<br />

fundos de la zona central y sur, como los Bunster, los Ménendez, los Braun y el pionero de la<br />

fruticultura, <strong>Salvador</strong> Izquierdo, además de los viñateros. Sin embargo, continuaron subsistiendo<br />

latifundistas que persistían en la utilización de formas precapitalistas de producción, perpetuando el<br />

retraso del campo chileno. Esta incapacidad de los terratenientes les hizo perder influencia política<br />

y económica. Las luchas políticas y los roces interburgueses de la década de 1920 serán una clara<br />

expresión de la “crisis de la vieja oligarquía terrateniente”. Esto no significó que los latinfundistas<br />

y, especialmente, el sector de la burguesía agraria quedaran definitivamente fuera del poder. En<br />

realidad, fue un proceso en el que la fracción terrateniente perdió influencia en el bloque de poder<br />

de la clase dominante, aunque mantuvo fuerzas para principales organismos del aparato del Estado.<br />

Paralelamente a este fenómeno de crisis en ciertos sectores de la clase dominante, se fueron<br />

generando nuevas capas burguesas. Lo más relevante fue la emergencia de la burguesía industrial.<br />

A pesar de que entonces no tenía fuerza suficiente para imponer su hegemonía en el bloque de<br />

poder capitalista, como iba a ocurrir en las décadas posteriores a 1940, la incipiente burguesía<br />

industrial fue imponiendo una fisonomía más moderna a la clase dominante chilena.<br />

Nuevos sectores burgueses surgieron al socaire de los gastos del aparato estatal. Las obras<br />

de infraestructura y servicios públicos, financiadas con los crecientes ingresos del salitre, facilitaron<br />

38


la consolidación de los empresarios de la construcción. Este sector burgués también se vio<br />

favorecido con la “fiebre” de edificaciones de mansiones lujosas y casas comerciales modernas en<br />

Santiago y, sobre todo, en Valparaíso, la ciudad más pujante de principios de siglo. Las necesidades<br />

de las ciudades grandes y medianas, en notorio crecimiento, impulsaron el desarrollo de la<br />

burguesía comercial que trabajaba con el mercado interno.<br />

Estos nuevos sectores burgueses jugaron un papel importante en la formación de la nueva<br />

alianza política que llevó al poder a Arturo Alessandri. De este modo, las transformaciones<br />

ocurridas en la estructuras de la clase dominante tuvieron correlato político: la oligarquía<br />

terrateniente perdió en 1920 la hegemonía en el bloque de poder.<br />

Los nuevos sectores de la burguesía pugnaron por conquistar “status social” comprando<br />

haciendas y representaciones ostentosas hasta entonces reservadas a la vieja oligarquía. Un testigo<br />

de ese período manifestaba que “era de buen todo que las familias pudientes tuvieran año tras año el<br />

mismo palco para la ópera, y esto daba motivo a un remate anual del derecho de llave que, en<br />

ocasiones, produjo sumas fabulosas. Allá por 1904, cuando algunos enriquecidos con la prosperidad<br />

reinante decidieron rematar los palcos que hasta entonces tenían las viejas familias, hubo un<br />

verdadero escándalo, y quien sabe cuántos patricios tuvieron que lamentar su decadencia” 76 .<br />

Las distintas fracciones de la burguesía se beneficiaron de los crecientes ingresos fiscales de<br />

la “era del salitre. Los subsidios y créditos que obtuvieron del Estado fueron despilfarrados en<br />

operación especulativas, en viajes a Europa y en la adquisición de artículos suntuarios, en lugar de<br />

invertirlos en la renovación del aparato productivo. De este modo, se estimularon las tendencias<br />

cuasi parasitarias de sectores de la burguesía. La clase dominante siguió sin pagar impuestos<br />

directos, corriendo por cuenta del “Estado salitrero” los gastos generales de la nación.<br />

Los gobiernos de la llamada “República Parlamentaria” continuaron favoreciendo los<br />

intereses de clase de los terratenientes. En un valiente libro, Valdés Canje denunciaba que “ninguna<br />

industria en Chile ha recibido una protección tan desatentadamente exagerada como las industrias<br />

agrícolas. Porque no ha sido sólo el apoyo formidable del papel moneda; durante treinta años han<br />

estado legislando los agricultores para su exclusivo provecho. Los predios rústicos no pagan al fisco<br />

un centavo de contribución, y los impuestos municipales son irrisorios; sin embargo el Estado les ha<br />

hecho y les sigue haciendo carreteras y ferrocarriles, a veces carísimos y que sólo aprovechan unos<br />

cuantos magnates, como el de Talca a Constitución, por ejemplo, les transporta sus cereales y los<br />

pocos abonos que emplean a precios mínimos, y dentro de poco tendrá que proveer al regadío de<br />

sus campos 77 ”.<br />

Las principales demandas de los terratenientes eran la promulgación de leyes que<br />

prohibieran la introducción de ganado argentino, decretos que estimularan la exportación de sus<br />

productos y otras exigencias que se sintetizan en el siguiente artículo del Boletín de marzo de 1903<br />

de la Sociedad Nacional de Agricultura: “En orden al crédito agrícola, llamamos la atención de<br />

nuestros representantes en el Congreso recién elegido, hacia la necesidad de propender a la baja de<br />

intereses penales (...). Las medidas necesidades para garantir la vida y propiedad en los campos<br />

exigen la atención preferente de policía sanitaria (...). Es necesario que se deje de sentir la acción<br />

del Congreso en el sentido de propender al perfeccionamiento de nuestras vías de comunicación,<br />

que desempeñan un papel primordial no sólo en la agricultura sino en el comercio e industrias todas<br />

relacionadas con la agricultura, mediante la adopción de leyes de proteccionismo bien entendido.<br />

En tan sólo las pocas que recordamos en el momento y que anotamos a continuación, podría el país<br />

ahorrar fácilmente 20 o más millones al año: fabricación de azúcar de betarraga, ídem de aceites,<br />

papel, sacos, jarcias, maderas de construcción, etc. (...). Tales son, en pocas palabras, los puntos que<br />

abarca el programa de trabajos que desde tiempo atrás se ha trazado la Sociedad Nacional de<br />

Agricultura” 78 .<br />

La nueva ideología y la vida cotidiana<br />

39


Acorde con los nuevos tiempos, sectores de la burguesía consolidaron la ruptura ideológica<br />

con el escolasticismo, iniciada en el siglo XIX con Lastarria, Vicuña Mackenna, Barros Arana y<br />

otros intelectuales y políticos del Club del Progreso. Los nuevos portaestandartes del racionalismo<br />

liberal y del positivismo fueron Enrique Mac Iver, Luis Arrieta Cañas, Enrique Matta Vial y los<br />

hermanos Lagarrigue. Algunos de estos, además de otros ideólogos, adhirieron a los principios del<br />

pragmatismo de Williams James y de su antecesor Herbert Spencer, entre los cuales sobresalieron<br />

Manuel Rivas Vicuña y Eliodoro Yáñez.<br />

En una aguda síntesis de este pensamiento, que calzaba a la medida con la necesidad de esta<br />

“belle époque” de los negocios, Julio Heise, que conoció de cerca a sus portaestandarteres,<br />

señalaba: “El pragmatismo dio plena satisfacción a las necesidades ideológicas de la burguesía<br />

chilena de comienzos de este siglo (...). Los problemas doctrinarios empiezan a perder ese prestigio<br />

indiscutido que tuvieron hasta los albores de nuestro siglo. En el espíritu de los más destacados<br />

hombres públicos de comienzos de siglo, las ardorosas campañas en torno a los principios<br />

doctrinarios no ejercerán ya la sugestión que tuvieron en el siglo XIX (...). Y serán las actividades<br />

económicas las que en último término condicionarán y determinarán los nuevos valores. Rechaza<br />

instintivamente todo lo teórico (...). Eran pocos los burgueses bien informados sobre las líneas<br />

fundamentales del positivismo, del racionalismo o del pragmatismo. Pero sus maneras de pensar y<br />

sentir y su conducta todas producen la impresión de que las conocieran. Este hecho se explica<br />

fácilmente si consideramos que los escritores y filósofos que reflexionaron sobre las<br />

particularidades del nuevo estilo burgués habían experimentado y vivido todas sus modalidades.<br />

Ellos pertenecían a la burguesía, representaban al escritor y al filósofo burgués. De ahí que la clase<br />

dirigente chilena del período parlamentario se sintiera interpretaba por los pensadores que<br />

expusieron y estudiaron esos valores” 79 .<br />

La clase dominante impuso al resto de la sociedad no sólo la ideología sino también el<br />

comportamiento. Un brillante pensador de aquella época y notable observador de sus<br />

contemporáneos, Valentín Letelier, comentaba: “no hay país donde se dé más importancia a la<br />

gravedad externa. Decir de una persona que es muy formal, en el sentido de que es muy grave, vale<br />

entre nosotros por una carta de calurosa recomendación. He conocido hombres de considerable<br />

influencia política, que han fundado todo su ascendiente en la silenciosa gravedad que gastaban en<br />

todas circunstancias (...). No chocar con nadie, huir del peligro, preferir los desvíos al camino recto,<br />

no ofender con profesiones de fe liberal los castos oídos de los ultramontanos: he ahí las máximas<br />

politicas y morales en que estamos educando a la juventud” 80 .<br />

Quizá de está época provenga, en gran medida, el comportamiento de nuestras generaciones<br />

posteriores: “el temor al ridículo”, como manifestaciones de autorepresión de la espontaneidad; “el<br />

hablar bajo y “de cotele” cuando se está diciendo algo muy importante; “el chaqueteo”, con la<br />

intención de inhibir a todo el que se destaca, como expresión de la mediocridad de la clase<br />

dominante; aspectos sobre los cuales llamó la atención Joaquín Edwars Bello en comentarios de la<br />

época. Las conductas y valores no son en la historia independientes de la ideología, ya que se<br />

generan según las pautas impuestas por la clase dominante. No son un mero disfraz burgués. Es una<br />

realidad conductual coaccionada por la fuerza del aparato del Estado y sus múltiples mediaciones al<br />

conjunto de la sociedad. Tanto el derecho como las normas de la moral y los valores no son una<br />

mera expresión superestructural –como han dogmatizado ciertos divulgadores del marxismo- sino<br />

que cruzan e interinfluencian toda la formación, social. La vida cotidiana condensa aspectos<br />

relevantes de esa totalidad, especialmente la de los oprimidos, procurando que lo cotidiano sea<br />

funcional al sistema.<br />

El comportamiento social y político de la burguesía y de otras capas de la sociedad chilena<br />

de principios de siglo está mejor evidenciando en las novelas de la época que en los documentos<br />

oficiales. Las descripciones sociales de las novelas no constituyen pruebas para la ciencia histórica.<br />

Sin embrago, pueden ser un testimonio inapreciable para el conocimiento de la realidad social,<br />

como se manifiesta en las anotaciones que haremos sobre la clase dominante. Igual metodología<br />

utilizamos para una mejor comprensión de la vida cotidiana de otras capas sociales.<br />

40


La novela “Casa Grande” de Luis Orrego Luco, cuya acción transcurre en el Chile de 1900,<br />

constituye uno de los retratos más expresivos de la crisis de la vieja oligarquía. El argumento está<br />

destinado a criticar el matrimonio burgués de conveniencia. A nuestro juicio, el significado<br />

principal de la obra reside en mostrar el comportamiento de la clase dominante, en especial del<br />

sector dedicado a las especulaciones de la Bolsa. Entre sus párrafos más interesantes se destaca la<br />

descripción de una casa de la alta burguesía santiaguina de principios de siglo, ubicada en la<br />

residencial calle Compañía: “El vestíbulo estaba enlosado con mármol, así como el patio. Dos<br />

estatuas de bronce, oscuras , sostenían faroles de gas que iluminaban el techo artesonado y todo<br />

blanco del vestíbulo (...). Sentíase el lujo discreto de pesados cortinajes; de luz reflejada en grandes<br />

espejos biselados de cuerpo entero, de muebles estilo Luis XV tallados, de las psiques, revelado en<br />

los lavatorios de plaqué colocados sobre las planchas de mármol; en las mesillas blancas llenas de<br />

útiles de marfíl y frascos de baract; en los floreros japoneses (...). La mesa de boule, con<br />

inscrustaciones de bronce y carey, era verdaderamente regia y de carácter, así como la pieza de<br />

centro, de porcelana de Sévres, traída hace medio siglo (...). Grandes vasos de China llenos de flores<br />

frescas, se alzaban junto a los biombos cubiertos de fantásticos dragones” 81 .<br />

El autor presenta un retrato de un típico burgués criollo descendiente de una familia de los<br />

tiempos de la colonia: “después de recibir la educación un tanto rudimentaria en Chile durante<br />

medio siglo, don Leónidas fue enviado al extranjero, por donde viajó durante algún tiempo, en<br />

compañía de un eclesiástico. De vuelta a Chile, cansado ya de rodar tierras, y con el prestigio que<br />

procuraba entonces cada viaje a Europa, se casó con Benigna Alvarez, quien, si no brillaba por su<br />

hermosura, le llevaba por lo menos fortuna cuantiosa. Con esto, y entregándole de lleno a trabajos<br />

de campo, hablando poco y opinando menos, cobró reputación de hombre reposado y frío, y hasta<br />

las condiciones físicas del personaje grave. No tardaron mucho en llegarle honores y fortuna<br />

política. Hiciéronle diputado, votaba constantemente con la mayoría y seguía como artículos de fe<br />

las opiniones y caprichos del presidente de la república, de quien dependían entonces la lluvia y el<br />

buen tiempo. Habló dos o tres veces pidiendo se protegiera la industria nacional, creándose el<br />

impuesto al ganado argentino, pues, para él, todo el fin de la política consistía en servir sus propios<br />

intereses personales (...). Llegó pronto a sentarse en un sillón ministerial” 82 .<br />

El matrimonio burgués por conveniencia fue satrizado por Orrego Luco: “Olga Sánchez no<br />

se había casado con un joven sino con la familia. Era todo un complicado cálculo de posición<br />

social, combinado astutamente por sus padres y aceptando rápidamente por ella” 83 . El mundo de la<br />

mujer burguesa chilena de principios de siglo también era descrito con ironía por el novelista: “El<br />

salón de Olga Sánchez se hallaba preparado para el “five o’ clock tea” de los jueves (...). Reuníanse<br />

en el rincón “de las gallinas finas” del Club Hípico, en donde se lucían unas a otras los trajes (...).<br />

Acercábanse a ella las señoras del Cuerpo Diplomático, y se iban juntas al paddock a lucir sus<br />

trajes, a tomar el lunch y la copa de champagne” 84 .<br />

El autor presenta, asimismo, una interesante descripción de las actividades especulativas en<br />

la Bolsa de Santiago: Allí estaba “Cristóbal Raigada, flaco el rostro amarilloso, sonrisa irónica y<br />

desleída, de enfermo del hígado, jugando casi siempre a la granja: era mozo inteligente, muy<br />

entendido en especulaciones y que tenía la más triste idea de los hombres de negocio (...) organizan<br />

directorios con gran lujo y reparto de acciones liberadas. En seguida le meten el tonto a los amigos,<br />

como haciéndoles gran favor, y los clavan con quinientas o mil acciones a cada uno (...). Nos hemos<br />

empapelado todos, engañándonos los unos a los otros con nombres sonoros, sociedades auríferas en<br />

donde apenas hay agua y piedras” 85 .<br />

Estas especulaciones provocaron una crisis bursatíl: “Comenzaba en Chile esa fiebre de<br />

negocios de 1905 (...). La Bolsa era inmensa mesa, en la cual todos jugaban por el momento, a la<br />

alza (...). Querían ser ricos de golpe, sin trabajo, sin esfuerzo (...) . Los millones amontonados de<br />

Bancos para la conversión de la moneda en 1905 salían a la cancha, incrementados por nuevas e<br />

inesperadas emisiones. Las sociedades se formaron a destajo, locamente y sin examen, suscritas al<br />

minuto (...). Pero luego, y de modo súbito comenzó la baja de valores. Las cajas de los Bancos se<br />

encontraban exhaustas y los deudores no pagaban ni siquiera interés de sus créditos. Se<br />

pronunciaron quiebras y grandes capitales empezaron a crujir”. 86<br />

41


La vida cotidiana de la burguesía chilena que viajaba a Europa fue magistralmente pintada<br />

por Joaquín Edwards Bello en la novela “Criollos en París”, que hace recordar muchos pasajes de<br />

“Los Transplantados” de Alberto Blest Gana.<br />

Esta obra muestra el comportamiento de los burgueses en el extranjero: “En París estaban<br />

Olga Cousiño y Cuevitas, más espirituales e interesantes que los dioses de la colonia, don Federico<br />

Santa María y don Arturo López” 87 . Otro apellido importante en París era Sievers: “Por lo que dicen<br />

frecuenta a la nobleza desde que una de ellas se casó con no sé quien (...). Los Sievers residían más<br />

tiempo en París que en Chile. Para ellos Chile era algo así como la plataforma o el pretexto para<br />

explicar su ausencia de nobleza europea y para urdir negocios. El padre, andariego y especulador,<br />

buscaba antiguedades, la madre se daba por entero a las relaciones y a casar a la hija soltera en<br />

forma sonada. La mayor era esposa del príncipe de Wasseau (...). Recién casada, la princesa fue a<br />

lucir a su esposo en Santiago y a mostrarle sus tierras” 88 .<br />

Otro conocedor agudo del comportamiento de los terratenientes fue Mariano Latorre. En su<br />

novela “On Panta” relata la historia de un huaso rico, cuyo abuelo “regenteó el juzgado de pu’ aquí<br />

–decía un viejo campesino. Pero los pleitantes contra na peliaban: el era siempre el que ganaba.<br />

Toíta la comuna iba como rebaño, esculpando la palabra, a votar por el caballero de él” 89 . En este<br />

breve párrafo, Latorre describe los rasgos más importantes del terratenientes de principios de siglo:<br />

controlaba el juzgado, hecho que le permitía ganar todos los pleitos y condenar a campesinos que<br />

reclamaban, compraba la “cosecha en verde”, es decir, adelantaba dinero en el invierno a los<br />

campesinos a cuenta de la próxima cosecha, que terminaba pagando a precios muy bajos; en lo<br />

político, obligaba a los campesinos a votar por el candidato de los latifundistas, que generalmente<br />

era del Partido Conservador o Liberal.<br />

La pequeña burguesía y las capas medias asalariadas<br />

Para una mayor precisión distinguimos entre pequeña burguesía y capas medias asalariadas.<br />

La pequeña burguesía, que comprende a los modestos propietarios de algún medio de producción, y<br />

las capas medias, que venden su fuerza de trabajo por un sueldo. Aunque habían nacido antes del<br />

presente siglo, su presencia política emerge impetuosamente recién en el período que estamos<br />

estudiando.<br />

También es necesario hacer una diferenciación entre la pequeña burguesía urbana y rural.<br />

Esta última será analizada en el tema relacionado con el campesinado. La pequeña burguesía<br />

urbana, dueña de talleres artesanales, de comercio, de inmuebles, etc., creció al compás del<br />

desarrollo de las ciudades grandes y medianas. Santiago, Valparaíso, Concepción y la zona salitrera<br />

fueron los centros donde la pequeña burguesía tuvo su mayor auge. El crecimiento del sector<br />

terciario contribuyó a este fenómeno de expansión no solamente de la pequeña burguesía sino<br />

también de las capas medias asalariadas que lograron empleos en los comercios, industrias y<br />

oficinas que se generaron con el auge salitrero. El desarrollo de la burocracia funcionaria fue otro<br />

de los factores que contribuyó a la consolidación de las capas medias. De las escuelas y<br />

universidades egresaron técnicos y profesionales que se incorporaron a la producción.<br />

Esta emergencia de la pequeña burguesía y de las capas medias asalariadas se expresó no<br />

solamente en lo social sino también en el plano político. Los partidos burgueses se dieron cuenta de<br />

que estas capas sociales podrían constituir la base de sustentación del régimen en un período de<br />

agudo enfrentamiento con el proletariado. El lenguaje de los políticos burgueses comenzó a variar,<br />

presentando matices que tendían a reclutar una nueva clientela electoral. El artífice de este nuevo<br />

discurso fue Arturo Alessandri.<br />

La pequeña burguesía y las capas medias, conscientes de la importancia social y política<br />

que habían adquirido, no se entregaron incondicionalmente a los políticos de la burguesía, llegando<br />

a formar las Asociaciones de Empleados Bancarios, de Comercio, de Viajantes y de Profesores<br />

Primarios, donde fue tesorera Leopoldina Riffo, madre de Clotario Blest. En 1919 se creó la<br />

42


Federación de Clase Media; formularon reivindicaciones específicas que algunos candidatos se<br />

vieron obligados a satisfacer por lo menos en una parte significativa.<br />

De las capas medias surgieron no sólo elementos dispuestos a defender el régimen<br />

capitalista, sino cuadros políticos que abrazaron la causa del proletariado. La generación estudiantil<br />

de 1920 fue la expresión más elocuente de este aserto. En todo caso, fue una minoría. Los más,<br />

negociaron a su modo la integración al sistema, influenciados por la ideología burguesa y por el<br />

temor a perder lo poco que tenían en un enfrentamiento social entre clases antagónicas.<br />

Luis Emilio Recabarren, en su folleto “Ricos y pobres a través de un siglo de vida<br />

republicana”, señala en 1910 que “clase media ha ganado un poco en su aspecto social y es la que<br />

vive más esclavizada al qué dirán, a la vanidad y con fervientes aspiraciones a las grandezas<br />

superfluas y al brilo falso. Debido a estas circunstancias que le han servido de alimento, esta clase<br />

ha hecho progresos en sus comodidades y vestuario, ha mejorado sus hábitos sociales” 90 .<br />

Las tendencias arribistas surgieron especialmente entre quienes trabajaban como empleados<br />

en las compañías extranjeras. En “Puro Romanticismo”, uno de los cuentos de la serie “Pampa<br />

Trágica”, el escritor chileno Víctor Domingo Silva relata las pretensiones de ascenso social del<br />

sector de “correctores” que trabajaba en las salitreras: el corrector o práctico en examinar el caliche<br />

“está dentro del régimen de las oficinas en la jerarquía de los empleados, es decir, a la altura de los<br />

jefes de sección y ocupa, como ellos, una casa habitación alejada del campamento particularmente a<br />

los obreros respondones” 91 .<br />

El destacado escritor Mariano Latorre, en el cuento “El Piloto Oyarzo”, muestra aspectos de<br />

la vida cotidiana de los empleados de una casa inglesa de Valparaíso: “Fumaba mi cigarrillo<br />

Capstan (legítimo) y miraba distraído el golpe seco, acompañado de un fulgor de los vidrios<br />

biselados, de la mampara automática al empujón de los empleados que entraban: muchachitas<br />

porteñas, muy bien vestidas, dactilógrafas de las oficinas, jovencitos chilenos que imitaban a los<br />

empleados ingleses, gringos de pasos lentos, de huesudas espaldas, desgarbado chaleco de vicuña y<br />

pipa olorosa” 92 .<br />

El empleado, personaje central del cuento, recordaba los comienzos de su carrera en la cas<br />

inglesa: “Hacía un año que estaba en la Casa Milnes y eran éstas mis primeras vacaciones.<br />

Chapurreaba con paciente voluntad mis primeros verbos ingleses, fumaba sólo cigarrillos olorosos y<br />

hasta mi paso había adquirido el compás sajón del de Mr. Mery. Mi psicología se plegaba en tal<br />

forma a esta manera de ser que sólo me gustaban las muchachas rubias, delgadas, jugadoras de<br />

tenis. No podía soportar la pereza criolla, las gruesas pantorrillas de las señoritas chilenas,<br />

chachareando en la Plaza Victoria todas las tardes” 93 .<br />

Uno de los barrios más frecuentados por las capas medias de Santiago era Yungay, donde se<br />

organizaban bailes, juegos de prenda, recitales y se daba la tradicional “vuelta al perro” por la plaza.<br />

Las tendencias pequeño burguesas se manifestaron también en la vida política, fenómeno ya<br />

apreciado en 1894 por Juan Rafael <strong>Allende</strong>: “Arriba clase media/Sacude tu letargo/la culpa tu la<br />

tienes/si amargo hoy es tu pan”. Un apreciables número de miembros de las capas medias<br />

comenzaron a ocupar cargos en los partidos y en el aparato del Estado. Este fenómeno se acentuó en<br />

tal grado bajo la presidencia de Arturo Alessandri, que ha inducido a la mayoría de los autores a<br />

sostener que en ese período las capas medias entraron a compartir el poder, inaugurándose en<br />

nuestra historia la fase de la “mesocracia”. Ya veremos en próximos capítulos lo erróneo de esta<br />

caracterización.<br />

El artesanado y las mutuales<br />

Las sociedades de socorros mutuos, constituidas durante la segunda mitad del siglo XIX,<br />

fueron las primeras organizaciones de la clase trabajadora. 94 Inicialmente, en su seno agrupaban<br />

principalmente a artesanos: imprenteros, carpinteros, zapateros, sastres, relojeros, herreros y otros<br />

43


trabajadores independientes, dueños de talleres o que estaban vinculados a la pequeña producción<br />

mercantil. A fines del siglo XIX, junto a las mutuales de artesanos, se articularon mutuales de<br />

obreros y empleados. Estos organismos se financiaban con las cuotas de sus socios y con una<br />

modesta subvención estatal, que les permitía sufragar los gastos de atención médica, farmacia,<br />

pensiones por enfermedad, montepíos, mausoleos y descansos campestres. Además, las mutuales<br />

impulsaron activamente la divulgación de la cultura. La Sociedad de Artesanos La Unión, la más<br />

antigua del país, contaba hacia 1900 con 500 socios, mantenía una biblioteca y la Escuela Nocturna<br />

“Fermín Vivaceta”. También surgieron Filarmónicas de Obreros, grupo de teatro y centros contra el<br />

alcoholismo.<br />

En 1888 las mutuales comenzaron a federarse con provincias con la creación de Sociedades<br />

Obreras en Valparaíso, y luego con la Confederación de Sociedades Obreras de la de Provincia<br />

Tarapacá en 1896. Con la influencia ejercida por el Partido Demócrata en amplios sectores del<br />

artesonado, las mutuales adhirieron a planteamientos reformistas evolutivos. En rigor, no tuvieron<br />

un papel protagonista en las luchas sociales del comienzo del siglo XX, distanciándose de las<br />

organizaciones genuinamente anticapitalistas, como era las Mancomunales y las Sociedades en<br />

Resistencia. En el Primer Congreso Obrero de Sociedades Mutualistas, celebrado en septiembre de<br />

1901, bajo la dirección del militante demócrata Zeón Torrealba, participaron más de 160<br />

sociedades, “ siendo expresamente excluídos de su participación los grupos de resistencia” 95 .<br />

A pesar del carácter conciliatorio de las Sociedades de Socorros Mutuos, las convenciones<br />

del Congreso Social Obrero celebradas cada dos años recogían demanda populares como la<br />

promulgación de las leyes sociales, protestaban contra el alza del costo de la vida y exigían al<br />

Estados regular el precio de la carne.<br />

Las mutuales tuvieron un relevante despegue en las últimas décadas del siglo XIX y<br />

primera del XX. Así es como de 13 sociedades mutuales que existían en el país en 1870, la cantidad<br />

ascendió a 39 en 1880; 76 en 1890; 240 en 1900; y 372 en 1910, a las cuales hay que agregar otras<br />

asociaciones, como las mutuales de ahorro, cooperativas de instrucción obrera, recreo y<br />

temperancia, que sumaban en el año del centenario 443 organizaciones con más de 65 mil<br />

afiliados. 96<br />

En la década de 1920 las mutuales siguieron siendo importantes organismos de<br />

agrupamiento de obreros y artesanos. En este periodo se produjo la formación de grandes<br />

federaciones mutuales: La Federación de Sociedades Mutualistas de Concepción que reunía<br />

alrededor de 50 mutuales; la Federación de Sociedades Mutualistas que agrupó a más de 100<br />

sociedades; el Congreso Social Obrero de Santiago que reunió a 300 organizaciones; La Unión<br />

Nacional que incorporó a todas las sociedades mutuales de orientación católica.<br />

En 1925 se unificaron en la Confederación Nacional Mutualista. El mutualismo se fue<br />

debilitando a raíz de la legislación laboral que otorgó algunos beneficios previsionales, hasta<br />

entonces cubiertos por las Sociedades de Socorro Mutuos. Otro factor significativo que incidió en la<br />

crisis del mutualismo fue la incorporación creciente del proletariado a sindicatos clasistas, ligados a<br />

la I.W.W o la FOCH, que asumieron la lucha reivindicativa con un carácter decisivamente anti<br />

capitalista.<br />

Composición social de los inmigrantes<br />

El ingreso de inmigrantes en Chile fue escaso en el siglo XIX. Entre 1850 y 1897 habían<br />

llegado para quedarse sólo 38.528 extranjeros, cifra muy baja si se la compara con los 2 millones<br />

que recibió Argentina en el mismo lapso. 97<br />

Posteriormente, la corriente migratoria se vio favorecida en Chile con el decreto ley sobre<br />

colonización de 1898. “ El Mercurio” del 5 de octubre de ese año, comentaba: “Tal vez se creerá<br />

exagerado esto de que, con el abandono de la inmigración europea, arriesgamos nuestra<br />

independencia para el porvenir (...) La futura preponderancia de algunas de las naciones<br />

44


suramericanas no puede tener por fundamento el poder militar, sino el poder económico basado en<br />

el aumento de población por medio de la inmigración de europea”. Dicha ley estimuló la llegada de<br />

18.489 inmigrantes entre 1898 y 1908, gran parte de los cuales se dedicó a la mediana y pequeña<br />

industria.<br />

La más sobresaliente colonia extranjera de principio del siglo XX era la alemana, originada<br />

por la primera emigración de 1848 y acrecentada con la segunda durante la década de 1870. Entre<br />

ellos, los farmacéuticos F. Fonck y C. Martín; los abogados J. Meyer y E. Beuerlein; los Adwanter,<br />

fabricantes de cerveza y dueños de curtidurias en Valdivia; Kuntzmann, Stolzenback, Holl y<br />

Moldenhuer, propietarios de curtimbres; Werkmeister que montó una empresa que producía 4.000<br />

suelas al año; los hermanos Rudloff, dueños de una fábrica de calzado; los Voss y Riddeman,<br />

propietarios de una fábrica de ladrillos; Jorge Wagner con su fundición; el farmacéutico Augusto<br />

Hochtetter; Oettinger con sus astilleros; los hermanos Krick, Koch y Enrique Wilhem, medianos<br />

industriales; comerciantes como Klapp y Eickendorf; Julio Bernstein, uno de los fundadores de la<br />

refinería de Azúcar de Viña del Mar.<br />

De las primeras oleadas migratorias, 1.715 alemanes que se radicaron en Valdivia, Osorno<br />

y Puerto Montt en la segunda mitad del siglo XIX, podemos destacar 376 agricultores,208<br />

comerciantes, 890 artesanos, 91 profesionales (médicos, agrónomos, ingenieros, abogados,<br />

arquitectos, profesores, químico-farmacéutico), 16 empleados,104 industriales y unos 10 obreros,<br />

especialmente albañiles y 20 campesinos. 98 En 1907 sumaban 10.724.<br />

La colonia más rica fue la inglesa, desde los financistas Edwards hasta los Ross y<br />

Walddington, pasando por otros empresarios como los Canning, Mac-Clure, Eastman, Mac Iver, el<br />

magnate salitrero Sloman y el distribuidor de té, Carlos Hesse. Otros se desempeñaron como<br />

empleados fiscales y profesionales, entre ellos los Walton.<br />

Entre los irlandeses se destacaron el Dr. Guillermo Blest y los Garland. Los franceses<br />

hicieron buena plata muy pronto, sobresaliendo los Cousiños, Subercaseaux y Braun. También<br />

llegaron suecos, como los hermanos von Flack, finlandeses sin éxito en la zona de Rupanco, y<br />

suizos en Galvarino y Traiguén.<br />

Los extranjeros más antiguo, residentes de Chile, fueron los españoles. Además de los que<br />

hemos mencionado en los tomos anteriores, correspondientes al período colonial y republicano, se<br />

registró una nueva ola de inmigrantes a fines del siglo XIX y principios del XX, mucho de ellos<br />

dedicados al comercio y al préstamo de dinero y mediana escala, a la agricultura en la zona de<br />

Lautaro, además de colonos canarios en El Budi. Los más enriquecidos fueron el salitrero Matías<br />

Granja y el asturiano José Menéndez, quien llegó a ser en el extremo sur uno de los más grandes<br />

latifundistas y dueño de millones de ovejas.<br />

Los yugoslavos o, mejor dicho, croatas se instalaron en el Norte Grande y la región austral.<br />

Otra colonia que creció rápidamente, aunque en menor medida que la Argentina, fue la italiana. De<br />

4.114 en 1886 a 13.023 en 1907. Baldomero Estrada sostiene que consistieron “ dos generaciones<br />

perceptibles de emigrantes italianos, lo cual significa la existencia de diferentes grados de inserción<br />

en la sociedad receptora, esto es, desde la más simple adaptación, pasando por la más evolucionada<br />

de integración, hasta la más lograda que corresponde a la aculturización” 99 .<br />

La mayoría de estos italianos eran comerciantes, industriales, salitreros, profesionales y<br />

obreros calificados. Otros se instalaron como agricultores en Nueva Etruria, Cautín, y en capitán<br />

Pastene. 100 Además del tenor Palestro, que vino a Iquique con una Compañía de Opera y se quedó<br />

en Chile, es preciso mencionar otro italiano que hizo de nuestro país su segunda patria; nos<br />

referimos al sociólogo Enrique Piccioni, quieren desde 1900 consagró “ sus energías a una loable<br />

propaganda de apóstol de la italianidad en América Latina y de la vinculación italiano-chilena” 101 .<br />

Este aumento de la inmigración hizo decir en 1910 a Joaquín Edwards Bello: “Los<br />

inmigrantes trabajan sin horario; trabajan incesantemente y desplazan al chileno (...) ocupan los<br />

mejores edificios, hacen subir los alquileres y nos empujan a los arrabales” 102 .<br />

45


Antes de la era imperialista, es decir hacia la década de 1880, la mayoría de las inversiones<br />

grandes y medianas que hacían los extranjeros se reciclaban en Chile. En tal sentido, es correcta la<br />

afirmación de Gabriel Salazar: “a los inmigrantes empresarios y comerciantes hay que considerarlos<br />

“como elementos del capital comercial chileno, y no como segmentos orgánicos del capitalmercancías<br />

europeo (...) No obstante, es claro que el funcionamiento de ese capital comercial<br />

tendía, a mediano plazo, a beneficiar los intereses de la metrópoli inglesa” 103 .<br />

Baldomero Estrada sostiene que “una característica importante que tuvo la inmigración<br />

europea en Chile fue su fuerte concentración en centros urbanos, lo cual es uno de los factores que,<br />

sumado a su escaso número, explica en parte su éxito (...) Los ensayos colonizadores, en general,<br />

no tuvieron mucho éxito o cuando menos no repercutieron al modo como ocurrió en otras ciudades.<br />

El caso de los alemanes en Llanquihue y en Valdivia constituye una notable excepción en cuanto al<br />

efecto que provocaron en el medio, pero son también estos grupos los más reacios a la integración,<br />

que por cierto es más fluida en las ciudades” 104 .<br />

De estos inmigrantes, vinieron a Chile muy pocos anarquistas y socialistas europeos. La<br />

clase trabajadora chilena, a diferencia de la brasileña y argentina, tuvo escasos inmigrantes obreros<br />

destacados que coadyuvaran al desarrollo de la conciencia de clase. A los pocos que sobresalieron,<br />

se les aplicó la Ley de Residencia (1918) para expulsarlos del país, como fue el caso del anarquista<br />

español Casimiro Barrios, el argentino Ribas, el italiano Quadri y el español Manuel Peña, dueño de<br />

una pequeña librería en Iquique.<br />

Capítulo V<br />

EL MOVIMIENTO OBRERO<br />

El proletariado chileno, surgió en el último siglo de la colonia en las explotaciones mineras<br />

y afianzado en el siglo XIX, se desarrolló a escala nacional en las primeras décadas del siglo XX.<br />

La generalización de las relaciones capitalistas de producción en casi todas las áreas de la economía<br />

determinó un crecimiento del proletariado minero, agrícola e industrial, además del que trabajaba<br />

en los tranvías, ferrocarriles, puertos y las actividades terciarias.<br />

El sector más fuerte era el proletariado minero del salitre. Su número aumentó de 13.060 en<br />

1890 a 45.000 en 1912. El régimen de explotación a que estaba sometido fue descrito en forma<br />

aguda por un testigo de la época: “Los que más ganan son los trabajan en los cachucos, sacando los<br />

residuos del caliche después de haberse extraído el líquido en que se coció, lo cual no sería penoso<br />

sí se esperara que aquello se enfriase (...) La oficina paga tanto por fondeada y los operarios<br />

trabajan por cuadrillas; desarrollando una gran actividad pueden alcanzar a despachar ocho<br />

fondadas al día, lo que da en algunas oficinas ocho pesos por cada obrero, en otras un poco menos<br />

(...) Los demás operarios, como los que conducen el caliche de las canchas a las acendradoras y de<br />

estas a los cachucos, los que sacan el salitre de las bateas, ganan jornales que varía entre cuatro y<br />

cinco pesos” 105 . El escritor Eduardo Barrios en el cuento Camanchaca puso de manifiesto las<br />

arbitrariedades que cometían los patronos y jefes con la ficha-salario, que era la forma<br />

preponderante de pago de las oficinas salitreras: “aquel compadre Daniel era mal bicho. Le<br />

observaba cierta actitud taimada desde aquel canje de fichas. Mas si la Compañía, al igual que<br />

todas las “nitrate Companys” no cambiaba las fichas por dinero a la par ¿qué culpa cabíale a él?<br />

Convertirlas con descuento de diez por ciento constituía norma en la pampa entera” 106 .<br />

El enclave salitrero fue la principal fuente de acumulación de capital de las empresas<br />

imperialista pero, al mismo tiempo, esta super-explotación generó el sector más combativo del<br />

proletariado chileno, como veremos en las próximas páginas. Esa economía de tipo enclave<br />

condicionó no sólo el crecimiento de los obreros mineros sino también de otros sectores de<br />

46


trabajadores, como los portuarios, lancheros y ferroviarios que demandaba la comercialización del<br />

salitre.<br />

Los obreros del cobre sufrieron el mismo tipo de explotación que sus hermanos del salitre.<br />

Los empresarios norteamericanos de Chuchicamata, El Teniente, El <strong>Salvador</strong> pagaban también con<br />

fichas y obtenían una alta tasa de plusvalía absoluta prolongando hasta doce horas la jornada de<br />

trabajo. Los trabajadores del cobre de la provincia de Antofagasta, en estrecho contacto con los<br />

obreros del salitre, se organizaron rápidamente para enfrentar a los patrones norteamericanos.<br />

Chuquicamata fue escenario de importantes huelgas. El 30 de agosto de 1919 Luis Emilio<br />

Recabarren, dirigente de la Federación Obrera de Chile (FOCH), comunicaba a su compañero<br />

Carlos Alberto Martínez que “ el mineral de Chuquicamata, que ha sido terrible feudo de los<br />

yanquis democráticos, no pudo trabajar ayer, pues el paro fue total. Nuestras federaciones se<br />

robustecieron poderosas y rápidamente”. Pocos años más tarde, el proletariado cuprifero se<br />

convertirá en el sector con mayor capacidad de negociación salarial al constituirse el cobre en el<br />

principal producto de exportación de Chile.<br />

Los obreros del enclave carbonífero del golfo de Arauco sumaban quince mil en 1920.En<br />

Lota y Coronel trabajaban más de doce horas diarias bajo un régimen de explotación tan brutal<br />

como el que soportaron los mineros ingleses en la fase de acumulación primitiva de capital. Si los<br />

trabajadores sajones tuvieron la pluma realista de un Dickens o un Cronin para descubrir su<br />

miserable existencia, los obreros chilenos del carbón contaron con Baldomero Lillo (1867-1923).<br />

Su obra más importante fue Sub Terra, que no es propiamente una novela sino una serie de<br />

cuentos. En el primero de ellos, titulado Los inválidos, se relata la muerte de un viejo caballo<br />

utilizado durante diez años en las faenas mineras: “A muchos –escribe Baldomero Lillo- les traía<br />

aquella bestia el recuerdo de mejores días, cuando, en la estrecha cantera, con brazos entonces<br />

vigorosos, hundían de un solo golpe en el escondido filón el diente acerado de la piqueta del<br />

barretero” 107 . En la Compuerta Nº 12, presenta a un niño de ocho años que entra a trabajar con su<br />

padre a uno de los piques más peligrosos de la mina. El padre estaba viejo y desgastado por el<br />

trabajo: “Desde hace algún tiempo su decadencia era visible para todos, cada día se acercaba más al<br />

fatal lindero que una vez traspasado convierte al obrero viejo en un tiesto inútil dentro de la mina<br />

(...) aquella lucha tenaz y sin tregua convertía muy pronto en viejos decrépitos a los más jóvenes y<br />

vigorosos” 108 .<br />

En el cuento El Grisú, se narran los efectos mortales de este temido gas de las minas.<br />

“Como la nueva veta sólo alcanzaba un máximum de grueso de sesenta centímetros tenía que<br />

excavar cuatro centímetros más de arcilla para dar cabida a la bayoneta. Este trabajo suplementario<br />

era el más duro de la faena, pues la tosca era muy consistente y como la presencia del grisú no<br />

admitía el uso de explosivos había que ahondar el corte a golpes de piqueta, lo que demandaba<br />

fatiga y tiempo considerable” 109 .<br />

Los obreros del carbón trabajaban a trato, es decir, se les pagaba de acuerdo a la cantidad<br />

de mineral que extraían. Las frecuentes multas que aplicaba la empresa reducía drásticamente el<br />

salario. El autor señala en El Pago que cuando un obrero fue a cobrar, los jefes le dijieron: “Tienes<br />

diez pesos de multa por cinco fallas y te han descontado doce carretillas que tenían tosca. Debes,<br />

por consiguiente, tres pesos al despacho” 110 . Como puede apreciarse, a los trabajadores no sólo les<br />

cobraban multas sino que también les descontaban arbitrariamente las carretillas que supuestamente<br />

tenían más tosca que carbón. Los trabajadores reaccionaron contra este régimen de explotación a<br />

través de movimientos de protesta, como la huelga general del carbón de 1919, respaldada por la<br />

FOCH.<br />

Gran parte de los trabajadores urbanos, especialmente de Santiago y Valparaíso, vivían<br />

hacinados en sórdidos conventillos.<br />

En el folleto Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana, escrito en 1910,<br />

Recabarren señalaba: “el conventillo y los suburbios han crecido quizá en mayor proporción que el<br />

desarrollo de la población. Y aún cuando se alegara que el aumento de los conventillos ha sido en<br />

47


elación con el aumento de la población, no sería éste un argumento justificativo ni de razón. El<br />

conventillo es una ignomia” 111 .<br />

A continuación, Recabarren transcribía un artículo de El Mercurio donde se manifestaba:<br />

“La cuarta parte de la población de Santiago vive en habitaciones insalubres e impropias para la<br />

vida humana. A esta conclusión, profundamente desconsoladora y grave, llegamos agregando al<br />

total de habitantes que figura en los 1.251 conventillos mencionados en el Anuario Estadístico de<br />

1909, la población que se alberga en ranchos, cuartos redondos y conventillos no empadronados en<br />

este documento. Podemos decir, pues, que hay en Santiago 100.000 personas que viven en un<br />

ambiente deletéreo, en medio de miasmas ponzoñosas, respirando aires impuros y sufriendo la<br />

influencia y el contagio de infecciones y epidemias (...). Cien mil personas que viven, en término<br />

medio, de cuatro por pieza en 25.000 habitaciones, contándose a veces hasta ocho individuos en<br />

cada una (...) Se hacinan familias, perros, zorzales, gallinas y hasta alojados. Con la mano se toca el<br />

techo, con las narices no se huele nada porque habría que precaver el desmayo” 112 .<br />

Manuel Rojas, uno de los mejores novelistas latinoamericanos, describe en Hijo de<br />

Ladrón la miserable vida en los conventillos chilenos: “ el padre llega casi todos los días borracho,<br />

grita, escandaliza, pega a la mujer, a los niños y a veces al tío, al yerno o al allegado: nunca se sabe<br />

cuándo habrá de comer y qué (...) La mujer lava o mendiga; los niños comen lo que les dan los<br />

vecinos, que no siempre pueden dar y que a veces queriendo, tampoco pueden” 113 . Otras novelas,<br />

como El Roto, de Joaquín Edwards Bello, La viuda del conventillo, de Alberto Romero, Hijuna,<br />

La fábrica y camarada, de Carlos Sepúlveda Leyton y La sangre y la esperanza, de Nicomedes<br />

Guzmán, describen, asimismo, las diversas formas de explotación de los trabajadores urbanos. El<br />

análisis sociológico de esta novelística, tarea que aún está por realizarse, contribuiría sin duda a<br />

reconstruir la vida cotidiana de los trabajadores de las primeras décadas del presente siglo.<br />

Organización y luchas del movimiento obrero<br />

El movimiento obrero se estructura orgánicamente hacía 1900. Durante del siglo pasado los<br />

núcleos proletarios sostuvieron importantes combates, desde las luchas de los mineros de<br />

Chañarcillo, hasta la huelga general de 1890, pero no lograron crear organizaciones sindicales ni<br />

partidos proletarios. La influencia del movimiento obrero mundial, en especial de los anarquistas y<br />

socialistas, contribuyó a la gestación primaria de las organizaciones de clase del proletariado<br />

chileno.<br />

Las Sociedades en Resistencia, inspiradas en el movimiento anarquista, pueden ser<br />

consideradas como las primeras organizaciones sindicales chilenas. En 1898, año en que se realizó<br />

por primera vez un acto en recordación del día de los mártires de Chicago, los obreros de la<br />

maestranza de ferrocarriles formaron la primera sociedad en resistencia. Organismos similares<br />

crearon los carpinteros, panaderos, tranviarios, zapateros, mueblistas, gráficos y obreros del carbón,<br />

contando con activistas destacado como el relojero Marcos Yáñez, el mueblista Belarmino Orellana,<br />

el gráfico Eugenio Sagredo Jimenéz; Luis Morales, organizador de los obreros del carbón y Manuel<br />

Guerra, fundador de la Asociación de Tripulantes de Vapores en 1901, continuadora de la lucha de<br />

la Unión Marítima, “entidad que promovió uniones análogas en puertos chilenos y peruanos, y que<br />

llega a ser la sección chilena de la Liga Marítima Internacional” 114 .<br />

El mecánico Magno Espinoza fue uno de los militantes que más contribuyó a la creación y<br />

el fortalecimiento de las sociedades de resistencia. Junto a él, actuaron Luis Olea y el dirigente<br />

anarquista Alejandro Escobar Carballo, creando en 1902 las sociedades en resistencia de los<br />

marítimos, carpinteros y estucadores. Orientaron, asimismo, la huelga de los obreros de imprentas<br />

en septiembre de 1902. El periódico El Faro manifestaba: “La huelga tipográfica llevada a cabo<br />

por la sociedad de resistencia “Federación de Obreros de Imprenta” es una prueba elocuente de lo<br />

que puede el espíritu de rebeldía de los hombres convencidos de sus derechos para que los demás<br />

gremios del país, que hasta el presente han permanecido apáticos por la conquista de la<br />

emancipación humana, esperando de los gobernantes o de las momias mutualistas (Sociedades de<br />

socorros mutuos) en las cuales eternamente han vegetado sin provecho práctico alguno, el<br />

48


mejoramiento económico que les corresponde como elaboradoras en toda clase de riqueza<br />

social” 115 .<br />

Estas primeras organizaciones de la clase obrera, que había logrado superar los estrechos<br />

marcos del mutualismo, tuvieron que entrar en polémica con las viejas sociedades mutuales,<br />

contrarias a la creación de las sociedades en resistencia. El periódico obrero El Siglo XX señalaba:<br />

“Actualmente existen en Santiago alrededor de 40 sociedades de socorros mutuos. ¿Cual ha sido la<br />

labor de estas sociedades?, ¿cuál la concesión arrancada a los capitalistas para mejorar la condición<br />

material de los trabajadores? (...) Lo esencial en las sociedades es asegurar el pago de las cuotas de<br />

sus miembros, sin importarles un ardite si ese individuo tiene o no los recursos para cubrirlas (...)<br />

Estas sociedades se encuentran impotentes para defender los fueros de intereses del proletariado” 116 .<br />

Las Sociedades en Resistencia entregaron una experiencia de organización muy<br />

importante: la descentralización, rotación de sus dirigentes y, sobre todo, a la autonomía de las<br />

bases sindicales para resolver sin necesidad de consultar con las instancias llamadas “superiores”,<br />

virtudes que asfixiarán más tarde los partidos imponiendo el verticalsimo y la centralización.<br />

Las Mancomunales, al igual que las sociedades en resistencia, fueron las primeras<br />

organizaciones sindicales chilenas. Se gestaron en una etapa de ascenso del movimiento obrero,<br />

estructurándose por gremio, por provincia y, finalmente, a nivel nacional; es decir, era una<br />

organización de trabajadores de carácter territorial, experiencia que volverá a aplicarse, en cierta<br />

medida, en los cordones industriales de 1971-1973.<br />

Según los estatutos, sus miembros debían pertenecer a la clase obrera, tener 16 años como<br />

mínimo, asistir a reuniones, dar una cuota del 5% del salario mensual para ahorro y pagar una cuota<br />

de 20 centavos mensuales. Estos modestos ingresos permitían a las mancomunales ofrecer servicios<br />

de carácter mutualista como, por ejemplo, los reproducidos por el periódico “El Trabajo” de Iquique<br />

(16-01-1904): “Este socorro mutuo comprender el auxiliar a los miembros activos del gremio en<br />

caso de enfermedad, la inhumación modesta y decente de sus restos y la protección en caso de<br />

incendio”. Otros postulados pueden apreciarse en la Declaración de Principios de la Combinación<br />

Mancomunal de Antofagasta: “ la creación de un centro combinal deliberativo que se denominará<br />

Congreso Obrero, la ilustración de los combinados por medio de las conferencias en la que se les<br />

explicará el buen uso que deben hacer de sus derechos sociales; para la mejor difusión de ideas<br />

consagradas, se manifestaran éstas por medio de publicaciones impresas...” 117 . Los dirigentes debían<br />

ser “ trabajadores en servicio”. Eran organismos combativos que aplicaban la táctica de acción<br />

directa, donde actuaban anarquistas, demócratas y socialistas, además de independientes que<br />

constituían la mayoría. Crisóstomo Pizarro rescata uno de los aspectos fundamentales de las<br />

Sociedades en Resistencia y las Mancomunales: “Atendiendo a las divisiones estructurales<br />

funcionales, a la radicación de la autoridad central y la toma de decisiones para acordar la huelga,<br />

resulta evidente que la Sociedades en Resistencias (y Mancomunales) representaban un modelo de<br />

organización más espontáneo, con un nuevo grado de codificación de sus normas de<br />

funcionamiento y, en general, más desestructuradas” 118 . Cabría agregar que las Sociedades en<br />

Resistencia y las Mancomunales no fueron estrictamente sindicatos en el sentido que éstos tenderán<br />

a partir de la década de 1930, pero se constituyeron inequívocamente en una sólida organización<br />

capaz de defender los intereses de la clase trabajadora.<br />

El 1º de mayo de 1900 se formó la primera mancomunal con los obreros portuarios de<br />

Iquique. Dos años después agrupaba a 6.000 afiliados, extendiendo su influencia en todo el Norte<br />

Grande. Sus principales dirigentes fueron Abdón Díaz y Luis Varela, editores del periódico El<br />

Trabajo. En 1902, la mancomunal presidida por Gregorio Trincado, dirigió una huelga que paralizó<br />

durante 60 días el puerto de Iquique. A raíz de esta huelga, Luis Emilio Recabarren, en ese<br />

entonces secretario general del Partido Democrático, dirigió una carta a Abdón Díaz el 14 de<br />

febrero de 1902 en la que manifestaba: “He recibido con suma complacencia un telegrama firmado<br />

usted como presidente de la Mancomunal de Obreros de Iquique (...) La emancipación de los<br />

trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos, como ha dicho el sociólogo alemán Carlos<br />

Marx (...) La huelga iniciada allí es el primer paso; ya no es posible retroceder, la marcha está<br />

emprendida, debe llegarse hasta el final de la jornada (...) Prosigan impertérritos en la guerra cruda<br />

49


a los capitalistas. Son ellos nuestros verdugos y nuestros enemigos, hay que darles en la cabeza<br />

duramente” 119 . En la respuesta, Abdón Díaz comentaba alborozado el triunfo de la huelga: “el<br />

término de la huelga de salitreros se selló la semana pasada bajo las mejores condiciones para<br />

nosotros, después de 60 días de resistencia tenaz por parte del capital y heroica por parte del<br />

trabajo” 120 .<br />

En 1903 se fundó la Mancomunal de Antofagasta dirigida por Anacleto Solorza y Antonio<br />

Cornejo, editores del periódico El Marítimo. El mismo año fueron creadas nuevas mancomunales<br />

desde Chañaral, Taltal y Copiapo hasta Lota y Coronel, donde estalló una las primeras huelgas<br />

generales de los trabajadores del carbón. En la carta del 17 de febrero, el dirigente de los obreros<br />

Coronel, José Atanasio Muñoz, narraba el desarrollo de esta huelga que se prolongó durante 43<br />

días: “como vieran los mineros que no se les hacía justicia a ellos solos, invitaron a los compañeros<br />

de mar para protestar juntos de las injusticias de los capitalistas. Una vez paralizado el trabajo de los<br />

lancheros y jornaleros se hizo la huelga general (...) En este movimiento estaban cuando vino un<br />

piquete de soldados que descargaron sus fusiles sobre los indefensos trabajadores, matando en el<br />

acto a uno, y dejando gravemente a cuatro más, de los cuales uno falleció al siguiente día” 121 .<br />

El proceso de organización del proletariado se consolidó con la realización en Santiago de<br />

la primera Convención Nacional de las Mancomunales a la que asistieron el 15 de mayo de 1904<br />

unas 15 organizaciones en representación de 20.000 afiliados. Humberto Valenzuela, uno de los<br />

mejores dirigentes que ha dado la clase obrera, sostiene que esta asamblea de las mancomunales<br />

debe ser estimada como el primer Congreso Nacional del proletariado chileno y el primer intento de<br />

crear una central sindical de carácter nacional. 122<br />

Durante las sesiones de la Convención se retiraron dos sociedades en resistencia por estar<br />

en desacuerdo con la resolución de presentar un pliego de peticiones al gobierno. Según el periódico<br />

El Trabajo, en este pliego se exigía “la abolición de las penas de azote en el Ejército y la Armada,<br />

la adquisición por el Fisco o Municipalidades de los servicios de agua potable, alumbrado,<br />

ferrocarriles y la instrucción gratuita y obligatoria. También solicitaba la indemnización a los<br />

trabajadores que se inutilicen por accidentes en el servicio; pena para los individuos que explotan a<br />

los operarios despedidos del trabajo de las oficinas, con tráfico de éstos y sus familias, de un punto<br />

a otro, fundación de escuelas para adultos de ambos sexos” 123 . La Convención resolvió, asimismo,<br />

impulsar la publicación de periódicos y unificar las prestaciones de socorros mutuos. Se hizo una<br />

protesta por la detención de Luis Emilio Recabarren “miembro de esta institución arbitrariamente<br />

encarcelado por orden del juez Letrado de Tocopilla, don Joaquín Elizalde, por supuesto delito de<br />

sedición. Para hacerlo aparecer culpable, el gobernador Víctor Gutiérrez del mismo pueblo, sustrajo<br />

y violó la correspondencia de Recabarren y de la Mancomunal” 124 .<br />

Después de esta Convención, las mancomunales lograron notorios avances en la<br />

organización nacional por el gremio, hecho que les permitió una mayor centralización y solidaridad<br />

en las huelgas. Recabarren hizo en 1906 un recuerdo de fuerzas: “Los gremios están federados en<br />

cada pueblo para la mejor inteligencia entre sí... Son 25 las principales ciudades donde los obreros<br />

están en mayor número congregados (...) cuentan a la fecha con 10 imprentas (...) Es pues, la<br />

Mancomunal, la asociación más numerosa, más poderosa irregularmente organizada en Chile” 125 .<br />

La agudización de la lucha de clases obligó a la burguesía discutir públicamente, en el<br />

Parlamento y los periódicos, la llamada “cuestión social”. A raíz de la presentación de un proyecto<br />

destinado justificar una nueva devaluación monetaria, el senador radical Enrique Mac Iver<br />

manifestaba: “Si esos malos tiempos vinieran, si proyectos como éste, que tienden a envilecer<br />

nuestra moneda, dieran el resultado que se teme, ¿tendríamos derecho para quejarnos del<br />

levantamiento del pueblo?”. El 1º de Mayo fue recordado en 1907 con mucha fuerza en casi todo el<br />

país: 30.000 trabajadores asistieron al mitin de Santiago, donde hablaron dos mujeres: Carmela<br />

Jeria e Inés Macías.<br />

En esta fase se produjeron dos levantamientos populares, en Valparaíso en 1903 y en<br />

Santiago en 1905, que por su relevancia las trataremos más adelante en un subcapítulo especial.<br />

50


La Matanza de Plaza Colón (Antofagasta)<br />

El Norte Grande se constituyó en el principal foco de insurgencia obrera. Los obreros del<br />

enclave salitrero, los portuarios y ferroviarios fueron la vanguardia de esta “etapa heroica” del<br />

proletariado chileno. El 6 de febrero de 1906, los trabajadores del ferrocarril de Antofagasta a<br />

Bolivia iniciaron una huelga como respuesta al rechazo de su petición de un 20% de aumento en<br />

los salarios y de un descanso de hora y media por almorzar, agrupandose en la Plaza Colón de<br />

Antofagasta. El Ejército y la Armada consumaron una nueva represión junto con una “guardia<br />

blanca” organizada por la burguesía nortina. Las “guardias blancas”, núcleos civiles derechistas de<br />

carácter paramilitar, se habían comenzado a generalizar en varios puntos claves del país para<br />

aplastar a los trabajadores por medio de la violencia armada. Tras los primeros enfrentamientos, el<br />

Teniente Adolfo Miranda ordenó disparar a los obreros enardecidos que combatieron en las calles<br />

durante cuatro días. “Las masas atacaron violentamente a los explotadores, dando muerte a varios<br />

de ellos. El crucero Blanco Encalada disparó sobre la ciudad y desembarcó marinería. Fueron<br />

muertos y heridos innumerables obreros” 126 .<br />

La masacre de Iquique<br />

Uno de los movimientos más importantes del proletariado chileno de principios del siglo<br />

fue de los salitreros que culminó en la masacre de Santa María de Iquique. Los obreros pampinos<br />

habían exigido que sus salarios fuesen pagados mensualmente en oro, en lugar de fichas o del<br />

depreciado papel moneda. Solicitaron, además, seguridad en las labores mineras y atención médica.<br />

En un análisis de los orígenes de este movimiento, Recabarren señalaba: “Los obreros del salitre<br />

hicieron ver a sus patronos que su salario, en billetes chilenos, había bajado casi la mitad en el breve<br />

espacio de a tres años, y aún mucho más de la mitad tomando en cuenta la elevación del precio de<br />

la vida. El obrero que ganaba cinco pesos al día con el cambio de 16 peniques en 1904 y que en<br />

1907 ganaba los cinco pesos con un cambio casi ya a 8 peniques, indudablemente su salario estaba<br />

rebajado en la mitad y aún más (...) reconocida esta explotación, por casi todos los trabajadores del<br />

salitre, solicitaron de sus patronos el cumplimiento de un convenio existente por medio del cual<br />

los capitalistas se obligaban a la elevar los salarios cuando el cambio internacional hubiese bajado<br />

de peniques” 127 .<br />

La brusca baja de la moneda era el resultado de la repercusión en Chile de la crisis mundial<br />

de 1907, una de las tantas crisis cíclicas del capitalismo de comienzos de siglo.<br />

Ante la intransigencia patronal, los mineros iniciaron la huelga en las oficinas San Lorenzo<br />

y Cantón Alto. El movimiento huelguístico se propagó a rápidamente por la pampa salitrera hasta<br />

abarcar 30 oficinas con más de 40.000 obreros. La concentración efectuada el 10 de diciembre de<br />

1907 en el Alto de San Antonio tomó la resolución de marchar hacia Iquique, declarando la huelga<br />

general en la provincia de Tarapacá: oficinas Rosario de Huara, Agua Santa, Cantón de Negreiros,<br />

Rosita, Josefina, Amelia, Progreso, Puntunchara, Alianza, Democracia, Pozo Almonte, Cantón<br />

Zapigo, Santa Rosa de Huara, Mapocho, San Donato, Puntillo, Lagunas y otras que expresan la<br />

magnitud del movimiento huelguístico, obviamente superior en número a los concentrados<br />

posteriormente en la Escuela Santa María de Iquique. Los miles de trabajadores que llegaron al<br />

puerto fueron ubicados en dicha Escuela. Se organizaron piquetes para evitar las provocaciones e<br />

impedir la venta y consumo de vino. “Los lideres –dice Vicuña Fuentes- organizaron el<br />

abastecimiento racional y disciplinaron a la gente. Los comités de obreros en la huelga comenzaron<br />

a controlar la ciudad y reglamentar el tránsito público” 128 .<br />

El comité de huelga integrado por los presidentes de las Sociedades Obreras de Iquique, y<br />

un delegado por oficina salitrera, llamado “Asamblea de Salvación Obrera”, estaba presidido por<br />

José Brigg, dirigente de la Unión Pampina, y Luis Olea, ambos de tendencia anarquista; el<br />

demócrata Miguel Zenteno, Aliaga Palma y otros. “Mientras tanto - señala el viejo dirigente obrero<br />

Humberto Valenzuela- en el Cantón de Negreiros se había producido el primer enfrentamiento<br />

entre huelguistas y el régimen Carampague. La noticia llegó a Iquique enfervorizando a los<br />

51


trabajadores que estaban en la escuela Santa María. Los cónsules de Argentina, Bolivia y Perú<br />

pidieron a sus connacionales que hicieran abandono del puerto, pero los obreros se quedaron” 129 .<br />

El gobierno de Pedro Montt envió barcos de guerra con varios regimientos y designó jefe<br />

de plaza al general Roberto Silva Renard, quien decretó el estado de sitio el 20 de diciembre, dando<br />

un plazo de 24 horas a los huelguistas para abandonar la escuela Santa María. Dejemos al propio<br />

Silva Renard contar la forma en que consumó la masacre, en el parte que envió a las autoridades del<br />

gobierno el 21 de diciembre de 1907: “En la plaza rebozaba una turba de huelguistas que no cabía<br />

en el interior de la escuela. Adentro habría cinco mil individuos y afuera dos mil (...) Como V.S<br />

comprende los oradores no hacían otra cosa que repetir aquellas frases comunes de guerra al capital<br />

y al orden social existente (...) Comisioné al coronel Ledesma para que se acercase al comité que<br />

presidía el movimiento y les comunicase la orden de V.S. de evacuar la escuela y la plaza y que se<br />

dirigiera al Club Hípico con la gente. Hice avanzar dos ametralladoras del crucero Esmeralda y las<br />

coloqué frente a la escuela con puntería fija a la azotea en donde estaba reunido el comité directivo<br />

de los huelguistas (...) antes que terminase el día, ordené a las 5,45 p.m una descarga por un piquete<br />

del regimiento O’Higgins hacia la azotea ya mencionada y por un piquete de marinería situado en la<br />

calle Latorre hacia la puerta de la escuela, donde estaban los huelguistas rebeldes y exaltados. A<br />

esta descarga se respondió con tiros de revólver y aun de rifles que hirieron a tres soldados y dos<br />

marineros, matando dos caballos de los granaderos. Entonces ordené dos descargas más y fuego a<br />

las ametralladoras (...) Esta es la relación exacta de los luctuosos sucesos ocurridos ayer, en los<br />

cuales han perdido sus vidas y salido heridos cerca de ciento cuarenta ciudadanos” 130 .<br />

Obviamente, el general Silva Renard omite muchos aspectos del combate y rebaja la cifra<br />

de muertos. El escritor Nicolás Palacios, que fue testigo de la masacre, relata que luego de la muerte<br />

de los dirigentes del comité de huelga el fuego graneado “fue tan vivo como el de una batalla, las<br />

ametralladoras producían un ruido de trueno ensordecedor y continuado (...) La fusilería, entre<br />

tanto, disparaba sobre el pueblo asilado en las carpas de la plaza y a los que huían desatentados del<br />

centro del combate (...) Callaron las ametralladoras y los fusiles para dar lugar a que la infantería<br />

penetrase por las puertas laterales de la escuela, descargando sus armas sobre los grupos de hombres<br />

y mujeres que huían en todas direcciones” 131 .<br />

Entre seis y siete mil huelguistas fueron llevados a la fuerza al Hipódromo, convertido en<br />

una especie de campo de concentración.<br />

Muchos fueron “quinteados”, es decir, seleccionados cada cinco, y fusilados, método que<br />

66 años más tarde el autor vio emplear en las cárceles de Pinochet.<br />

Acerca del número de muertos, varios investigadores estiman que llegó a una cifra<br />

aproximada de dos mil, incluyendo a casi todos los miembros del Comité de Huelga. Julio César<br />

Jobet decía: “En mi ensayo crítico del desarrollo económico y social de Chile he recordado el<br />

testimonio de mi padre Armando Jobet Angevin, suboficial del regimiento Carampangue, a quien le<br />

correspondió el primer turno de entrega de cadáveres, y recogió 900, calculando una cifra mayor<br />

para los otros turnos. La cantidad de 2.000 a 2.500 muertos le parecía ajustada a la realidad” 132 .<br />

La maestranza no terminó en Iquique sino que continuó en la pampa salitrera. Humberto<br />

Valenzuela ha recogido en el terreno de los sucesos informaciones inequívocas en el sentido de que<br />

la matanza continuó fuera de la ciudad, especialmente en los trenes que colocó el gobierno para<br />

obligar a retornar a la pampa salitrera a los obreros, a sus esposas e hijos: “La mayor parte de los<br />

carros que se pusieron fueron los llamados carros planos, sin barandas, en los que se cargaban los<br />

sacos de salitre. Allí iban hacinados hombres, mujeres y niños. La “pijería” del puerto había<br />

organizado una milicia armada para ayudar a mantener el orden cuando el tren iba saliendo del<br />

puerto rumbo a la pampa, los “pijes” atrincherados en las calicheras abandonadas dispararon a<br />

mansalva sobre los obreros y sus familias. A este nuevo crimen, “los pijes” lo llamaron “palomear<br />

rotos” 133 .<br />

Para comprender la magnitud del genocidio y la ferocidad del Ejército chileno es necesario<br />

señalar que las masacres del Norte Grande no se circunscribían a la oficina salitrera en conflicto,<br />

52


sino que se extendían a otras con el fin de amedrentar a los trabajadores. Asimismo, se perseguía a<br />

los obreros que quedaban fuera de los campamentos y se los mataba en plena pampa.<br />

Durante años los familiares de los desaparecidos recorrieron las oficinas salitreras con la<br />

esperanza de encontrar a sus deudos.<br />

Dialéctica del retroceso y reanimación<br />

La masacre de Iquique abrió un período transitorio de retroceso. Varios investigadores<br />

estiman que esta fase se prolongó hasta 1915 aproximadamente. Sin embargo, la agudización de la<br />

lucha de clases demuestra que la reanimación del movimiento obrero fue más rápida. En 1908, la<br />

burguesía agraria mostraba preocupación, a través del Boletín de la Sociedad Nacional de<br />

Agricultura, "por las huelgas de estos últimos tiempos, que renacen apenas apaciguadas, que<br />

abarcan los más variados gremios de operarios, que surgen en diversos puntos del país, que tienen<br />

todas el mismo fondo de resistencia y el mismo carácter de clase (...) La cuestión social existe en<br />

Chile, es un hecho evidente; negarlo es, por una parte, cerrar los ojos a la luz, error tan<br />

inconveniente como todas las cegueras; y por otra parte, equivale a no preocuparse de buscar los<br />

remedios, lo que puede arrastrarnos a una lucha de clases, al peor de los cataclismos. El eminente<br />

profesor de ciencias políticas y sociales de la Universidad de Pensilvania, Mr. Leo S. Rowe, que nos<br />

visitó recientemente, ha sintetizado en pocas palabras nuestro estado social, con rara sagacidad y<br />

exactitud. En un discurso pronunciado en la Universidad de Wisconsin, acerca de las Repúblicas<br />

Sudamericanas, Mr. Rowe ha dicho: Chile es aún, bajo muchos aspectos, una aristocracia política,<br />

que entra en las primeras clases de una revolución social provocada por el conocimiento que las<br />

clases trabajadoras empiezan a adquirir gradualmente de su poder" 134 .<br />

La capacidad de recuperación del proletariado chileno, que conservaba valiosas<br />

experiencias en su memoria histórica se puso de manifiesto en 1909 con 29 huelgas que abarcaron a<br />

cerca de 200.000 trabajadores. En 1910, se efectuó en Santiago una manifestación callejera<br />

encabezada por los ferroviarios que exigían la devolución de un descuento salarial. El periódico El<br />

Despertar en un artículo sobre "el resultado de las luchas obreras en el país", señalaba:<br />

“Según las estadísticas hechas por la oficina del Trabajo, durante el año de 1911 han habido<br />

10 huelgas en el país, de las cuales han terminado 8 con éxito más o menos completo para los<br />

obreros, una con f'racaso total y otra se ignora el resultado por carecer de datos" 135 . Las huelgas más<br />

destacadas fueron las de los gañanes o peones agrícolas de Los Andes, obreros del cobre de El<br />

Teniente y la huelga general de Punta Arenas.<br />

En 1912 estallaron nuevas huelgas de los ferroviarios. tranviarios de Santiago (marzo),<br />

portuarios de Antofagasta, (abril), lancheros de Valparaíso junio), portuarios de Iquique y Corral<br />

(agosto), repartidores de leche de Valparaíso (octubre), ferroviarios de Coquimbo (noviembre),<br />

lancheros de Mejillones (noviembre) y obreros de El Teniente (octubre).<br />

En 1913 continuó la oleada de huelgas, la mayoría de las cuales fue analizada por el<br />

periódico El Despertar: huelga general de los ferroviarios (febrero), tranviarios de Santiago<br />

(marzo), metalúrgicos y fundadores de Valparaíso (julio). La más relevante fue la huelga general de<br />

Valparaíso; el 10 de noviembre La Batalla informaba al respecto: "hemos recibido una nota de la<br />

Federación Obrera Regional de Valparaiso dándose a conocer que ha sido declarada la huelga<br />

general, secundada ésta por las siguientes organizaciones; empleados a jornal de los Ferrocarriles<br />

del Estado, albañiles, estucadores, y gente de mar, obreros de Balfour Lyon, Caleta Abarca, Hava,<br />

Fábrica de Envases y Enlozados "La Nacional", Cauquelín y obreros del alumbrado público" 136 . La<br />

huelga de Valparaíso que se prolongó durante 18 días, fue respaldada por el paro general de<br />

solidaridad de los trabajadores de Santiago. El periódico La Batalla informaba: "Los mitines se<br />

suceden noche a noche y no se suspenderán hasta que no termine la huelga general de Valparaíso,<br />

en señal de solidaridad con aquellos trabajadores" 137 .<br />

53


Según Jorge Barría en su libro Los Movimientos Sociales en Chile, ya citado, desde 1916<br />

hasta 1921 hubo 13 huelgas generales, 29 huelgas parciales Intersectoriales y 259 huelgas por<br />

gremio (18 en 1916; 16 en 1917; 13 en 1918; 73 en 1919; 55 en 1920 y 64 en 192l), que<br />

seguramente es un número inferior al real, ya que en aquella época no existía Ministerio del Trabajo<br />

ni los sindicatos legales. Por lo tanto, organismo sindical que entra en huelga no estaba obligado a<br />

comunicar su decisión a ninguna institución del Estado. Una tendencia importante que se inaugura<br />

en este período es la presencia de numerosos movimientos huelguísticos en la industria y los<br />

servicios, que comienzan a sobrepasar a los de la minería, en cuanto a cantidad de huelgas.<br />

Los dirigentes nacionales de las federaciones por gremio y los de las Centrales Sindicales<br />

(IWW y FOCH) continuaban siendo trabajadores o de extracción obrera, algunos con formación<br />

autodidacta relevante.<br />

El 18 de septiembre de 1909 se creó la Federación Obrera de Chile, más conocida con el<br />

nombre de "la Gran Foch". Era una organización de colaboración de clases, orientada por el<br />

reformista Martín Pinuer. El periódico "El Despertar de los Trabajadores" denunciaba los objetivos<br />

de esa FOCH: "El clericalismo mañosamente esta introduciéndose en el seno mismo de los<br />

trabajadores. Con la habilidad que nunca le falta ha organizado a un buen número de los<br />

trabajadores de los ferrocarriles y con el nombre pomposo de Gran Federación Obrera de Chile ha<br />

organizado secciones en todos los pueblos donde hay maestranza de ferrocarriles. Los compañeros<br />

socialistas, que viven cerca de todas las secciones de esa organización, deben combatirla enérgicamente,<br />

antes que abarque y embrutezca a la totalidad de los trabajadores. La verdadera organización<br />

de los trabajadores debe ser libre y con un programa de franca emancipación" 138 .<br />

Efectivamente, la Iglesia Católica estimuló la creación de esta FOCH, con orientación<br />

mutualista, para amortiguar el proceso de "huelgas salvajes". Era un punto de inflexión relevante de<br />

la Iglesia, iniciado a fines del siglo pasado con el fin de aplicar en Chile los fundamentos de la<br />

Encíclica Rerum Novarum proclamada por el papa León XIII. Bajo esta señal de renovación social<br />

cristiana se crearon la Sociedad de Obreros de Valparaíso, la Sociedad de Obreros de San José,<br />

orientada por el cura Miguel León Prado, que agrupaba cerca de 20.000 socios, registrados en 14<br />

secciones en Santiago 139 , organismos creados en forma paralela a las mutuales influenciadas por el<br />

anarquismo y las de signo masónico-liberal.<br />

Los portavoces laicos de la Iglesia Católica también practicaron el paralelismo respecto del<br />

congreso social obrero, influenciado por el Partido Democrático creando en 1905 la Federación<br />

Nacional de Obras Sociales Católica, base del primer congreso social católico convocado en 1910<br />

por el Arzobispo de Santiago, Ignacio González Eyzaguirre.<br />

Al calor de este contacto social surgió una corriente progresista, encabezada por el padre<br />

jesuíta Fernando Vives; pronto, en 1912, la jerarquía eclesiástica lo trasladó a un país europeo.<br />

Otro sacerdote activo en la atención de problemas sociales fue Guillermo Viviani, sobre todo por la<br />

creación en 1917 de la "Casa del Pueblo", que se convirtió en un importante lugar encuentro de un<br />

sector de trabajadores" 140 .<br />

En el seno de la FOCH se generó una corriente de izquierda, encabezada por los militantes<br />

del Partido Obrero Socialista (POS), fundado el 6 de junio de 1912 por Luis Emilio Recabarren.<br />

Esta tendencia fue adquiriendo fuerzas hasta conquistar la dirección de la FOCH en la III<br />

Convención Nacional realizada en Concepción entre los días 25 y 30 de diciembre de 1919. La<br />

Declaración de Principios aprobada en esa ocasión significó un vuelco cualitativo en los objetivos<br />

programaticos de la FOCH, al señalar claramente que la central obrera lucha por "conquistar la<br />

libertad efectiva económica y moral, política y social de la clase trabajadora (obreros y empleados<br />

de ambos sexos), aboliendo el régimen capitalista (...). Abolido el sistema capitalista, será<br />

reemplazado por la Federación Obrera, que se hará cargo de la administración de la producción<br />

industrial y de sus consecuencias".<br />

Su objetivo no era ponerle parches al régimen capitalista sin derribarlo. No se detenía<br />

solamente en la mera formulación de deseos sino que precisaba que la FOCH tomaría el poder una<br />

54


vez abolido el régimen capitalista. La Declaración de Principios de la FOCH de 1919 sintetizó una<br />

etapa clasista y revolucionaria del movimiento obrero chileno.<br />

Clausurada la Convención, Recabarren redactó un artículo en el que sostenía: "La labor más<br />

importante ha sido la confección de la Declaración de Principios de la Federación, que le da un<br />

carácter perfecto de clase, pues la organización obrera se ha dado cuenta que necesita tener como<br />

meta las socialización de los medios de producción y de cambio ya que de otra manera la acción por<br />

el mejoramiento de las condiciones de vida resultarán una lucha eterna y estéril" 141 .<br />

La transformación de la FOCH en un órgano clasista se dio en un contexto de ascenso<br />

general del movimiento obrero chileno, influenciado por el triunfo de la Revolución Rusa y el<br />

proceso de la Revolución Mexicana, cuya repercusión sobre la vanguardia obrera latinoamericana<br />

no ha sido aún debidamente valorizada.<br />

Periodización de la historia del movimiento obrero<br />

Varios autores han intentado dividir la historia del movimiento obrero en varias fases. Jorge<br />

Barría opta por denominar "etapa heroica" al primer período de organización proletaria. Por su<br />

parte, Humberto Valenzuela prefiere señalar dos fases: una, sindicalismo libre, que termina con el<br />

Código del Trabajo en 1925, y otra, de sindicalismo legal, desde esta fecha hasta la dictadura militar<br />

pinochetista, clasificación que compartimos en gran medida.<br />

A nuestro juicio, no hay que confundir la existencia de la clase trabajadora, tal como se da,<br />

con su grado de organización. Cuando se analiza la historia del movimiento obrero como la de<br />

cualquier otro movimiento nunca hay que confundirlo con la historia de sus organizaciones.<br />

Basados en este criterio teórico-metodológico, estimamos que pueden fijarse la siguientes<br />

etapas en la historia del movimiento obrero, hasta 1930, que completaremos con otras hasta 1990 en<br />

los próximos dos tomos.<br />

1.De gestación y estructuración de la clase trabajadora, que se inicia en el siglo XVII, con<br />

las primeras explotaciones mineras, y se desarrolla hasta fines del siglo XIX, sin organizaciones<br />

definidamente clasistas, aunque núcleos del proletariado hacen sus primeros aprendizajes orgánicos<br />

en 1as sociedades mutuales como antesala del sindicalismo, fase que hemos analizado en el tomo<br />

IV.<br />

2.De ascenso, autonomía e independencia de clase, de 1890 a 1925, y de consolidación del<br />

proletariado minero, rural, portuario, ferroviario y de los primeros segmentos del proletariado<br />

industrial y capas medias asalariadas, proceso que se combina dialécticamente con los inicios de<br />

una organización que entre 1900 y 1920 adquiere una autonomía y una independencia de clase<br />

inédita en toda la historia del movimiento obrero chileno. Los trabajadores llevaban adelante sus<br />

luchas sin importarles que el Estado las catalogara de ilegales o subversivas. Para ellos, eran<br />

huelgas simplemente, sin apellido. Más aún, acostumbrados a las represiones sangrientas de los<br />

enemigos de clase, buscaron métodos de lucha clandestina, que se irán diluyendo a medida que los<br />

sindicatos se institucionalizan. Las Sociedades en Resistencia y las Mancomunales no eran<br />

estrictamente sindicatos, tal como los conocemos ahora, pero actuaron como tales, si por<br />

sindicalismo se entiende organización de trabajadores.<br />

Otra de las características de esta etapa es la solidaridad, el apoyo mutuo entre las<br />

Sociedades en Resistencia y las Mancomunales, sobre todo cuando estaban en huelga. Es notorio el<br />

avance en cuanto a coordinación nacional, sectorial, territorial y por gremio en los procesos<br />

huelguísticos. Y sobre todo es evidente la ausencia de aparatos burocráticos: los dirigentes eran<br />

elegidos por las bases y tenían un carácter rotativo. Finalmente, cabe poner de relieve que de esta<br />

práctica social surgió un liderazgo, que nunca se despegó de su base social y supo aplicar<br />

creadoramente a la realidad chilena los fundamentos de la teoría del cambio social, sea marxista o<br />

anarquista. Esta praxis que no sólo es una categoría que expresa la práctica sino también la teoría,<br />

55


la estrecha relación entre pensamiento y acción condujo a la más alta expresión de autonomía e<br />

independencia de clase lograda por el movimiento obrero chileno, bajo la orientación de líderes de<br />

la talla de un Recabarren o un Alejandro Escobar y Carvallo, dispuestos a jugarse la vida por "la<br />

Idea', como se decía entonces.<br />

Los momentos culminantes de este ascenso del proletariado chileno fueron la huelga<br />

general de los obreros portuarios que duró dos meses a partir del 24 de julio de 1917, la huelga del<br />

carbón en 1919 que se prolongó 83 días, la toma de Puerto Natales por los trabajadores<br />

magallánicos en enero de 1919 y la huelga general de Santiago del 3 y 4 de diciembre de 1919 por<br />

la Asamblea Obrera de la Alimentación.<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación:<br />

pionera articulación de movimientos sociales<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación, creada el 15 de octubre de 1918, representó la<br />

culminación de la fase de ascenso del movimiento obrero y popular de la década de 1910. El<br />

término de la Primera Guerra Mundial en 1918 no sólo tuvo como consecuencia la caída de la<br />

demanda de nitrato y el despido masivo de asalariados de la pampa salitrera; también significó que<br />

los grandes propietarios agrícolas disminuyeran el abastecimiento del mercado interno para exportar<br />

sus productos a los países europeos, provocando la carestía de los artículos de primera necesidad.<br />

Miles de desocupados, indigentes y mendigos inundaron las calles de Iquique, Antofagasta,<br />

Santiago y otras ciudades.<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación fue convocada por el consejo de Ferroviarios de la<br />

FOCH para protestar contra el alza del costo de la vida, demandar la prohibición de la exportación<br />

de cereales, la municipalización de las panaderías y la venta del pan al precio de costo. Esta<br />

iniciativa tuvo un carácter pluralista y con "libertad de planteamiento", lo cual garantizó su<br />

autonomía, constituyendo el primer intento político-social en la historia chilena de agrupar al<br />

conjunto de los movimientos sociales.<br />

En su seno participaron: la FOCH, la FECH, el Congreso Social Obrero de Sociedades<br />

Mutualistas, el Consejo Nacional de la Alimentación, la Federación de la Clase Media, La Unión<br />

Nacional, la Sociedad de Profesores Católicos, la Liga del Trabajo, la sociedad Sagrada Familia, el<br />

Patronato Santa Filomena, el Sindicato Confederación Nacional del Trabajo, el Club Obrero<br />

Conservador, la Federación de Sociedades Católicas, la Sociedad de Profesores de Instrucción<br />

Primaria; la Federación de Estudiantes de Educación Secundaria, la Sociedad de Obreros San José,<br />

la Sociedad de Artesanos, La Unión, la Sociedad de Fábricas y Maestranzas del Ejército, la<br />

Federación de Zapateros y Aparadores, la Unión Federal de Curtidores, la Federación de Obreros<br />

de Imprenta, el Sindicato de Choferes, la Sociedad Fraternal de Relojeros y Grabadores, la Unión<br />

Gremial de Ferrocarriles, la Unión de Tipógrafos, la Federación de Pintores, la Federación de<br />

Panificadores, la Unión de elaboradores de madera, la Unión de Estucadores y Albañiles, la Unión<br />

Sindical de Operarios de Calzado, la Sociedad La Estrella de Lo Espejo y la Sociedad de Adelanto<br />

local poblacional El Carmen 142 . En síntesis, como expresión de este primer agrupamiento de<br />

movimientos sociales, confluyeron las principales vertientes de los sectores organizados del país: el<br />

proletariado vinculado a la FOCH y las mutuales obreras, los artesanos agrupados en gremios y<br />

federaciones, profesores y sectores medios pauperizados con creciente conciencia social, los<br />

estudiantes universitarios de la FECH y secundarios de la "FECH-chica", pobladores y arrendatarios<br />

de conventillos, trabajadores de la cultura e intelectuales de avanzada; comerciantes y cristianos de<br />

cofradías religiosas.<br />

Representantes de partidos políticos actuaban abiertamente al interior de la Asamblea<br />

Obrera de la Alimentación en un frente común contra la carestía y la hambruna: socialistas,<br />

demócratas y algunos sectores radicales liberales, además de los anarquistas.<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación promovió varias manifestaciones de descontento,<br />

como los "mitines del hambre". El primer mitin se realizó el 22 de noviembre de 1918 y fue<br />

56


duramente reprimido por el gobierno de Sanfuentes. El segundo fue llamado para el 7 de febrero,<br />

pero no se pudo realizar porque el gobierno decretó Estado de Sitio.<br />

El amplio respaldo social logrado por la Asamblea Obrera de la Alimentación y el clima de<br />

crecientes huelgas hizo que el gobierno cambiara de táctica, recurriendo al "decreto Yáñez"; levantó<br />

el Estado de Sitio y llamó a formar "comités de conciliación" entre los trabajadores movilizados, los<br />

patronos y representantes del gobierno, con lo cual la parte sindical quedaba en una obvia<br />

desventaja en las negociaciones.<br />

Con todo, la Asamblea Obrera de la Alimentación retomó la ofensiva y convocó a la<br />

celebración del Primero de Mayo en el país, pues había alcanzado una estructuración nacional. En<br />

el Norte Grande, Luis Emilio Recabarren participó activamente en la organización de la Asamblea y<br />

los mitines contra las alzas. Influido por la Revolución Rusa y los levantamientos populares en<br />

Alemania y en Hungría señalaba: "...Mayo es, en los pueblos europeos, el mes en que entra la<br />

Primavera, la hermosa estación de las flores (...) los obreros, al escoger mayo para hacer la<br />

demostración universal de la Fraternidad de los trabajadores, que luchan por romper todos los yugos<br />

y libertarse de la esclavitud, han querido simbolizar la fecha como anunciadora de una Nueva Vida<br />

Social para los pueblos de toda la tierra (...); Ha empezado ya a terminar para siempre la esclavitud<br />

de la humanidad! (...) Rusia primero, Hungría, enseguida; Alemania después! (...) por todas partes,<br />

van surgiendo los cimientos indestructibles de la Nueva Vida..." 143 .<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación realizó en marzo de 1919 un Congreso abierto<br />

donde se ratificó la política de movilización contra las alzas, al mismo tiempo que se criticaban los<br />

vicios del régimen parlamentario, la venalidad de las leyes y el cohecho. En el curso de este año se<br />

desarrollaron un conjunto de conflictos, como el de los sastres, curtidores, electricistas, estucadores,<br />

trabajadores de calzado de Santiago, carpinteros de Talcahuano, tranviarios de Concepción, obreros<br />

de la maestranza de ferrocarriles, de la fábrica de vidrios y de la Cía. Inglesa de Teléfonos. En<br />

julio, continuaron las movilizaciones con los metalúrgicos de Temuco, los panificadores de Concepción<br />

y los mineros de Magallanes.<br />

En agosto, la directiva de la Asamblea, encabezada por el obrero tipógrafo Carlos Alberto<br />

Martínez y por el dirigente de la FECH, Santiago Labarca, llamaron a un gran mitin para el día 29.<br />

Durante ese mes se realizaron mitines semanales en Santiago y en Iquique, Copiapó, Caldera,<br />

Antofagasta, Chuquicamata, Mejillones, Valparaíso, Viña del Mar, Quillota, Los Andes, Rancagua,<br />

Temuco, Concepción, Talcahuano y Puerto Montt. 144 Alrededor de 80 organizaciones gremiales,<br />

sindicales y adhirieron a esta jornada.<br />

En Santiago, la concentración llegó a reunir a más de 100.000 personas. Según Manuel<br />

Rivas, esta manifestación obrera se organizó con el fin de "pedir la intervención del gobierno en la<br />

fijación de los precios para evitar los abusos de la especulación (...) Admitidos los artesanos,<br />

pertenecientes a congregaciones religiosas, en el seno de la Asamblea de la Alimentación Nacional,<br />

se mostraron luego más descontentos con la situación que los más exaltados. La clase obrera se<br />

organizó en grupos de oficios. Los carrilanos se agrupan en el número 1; los empleados de tranvías<br />

urbanos en el número 2, etc (...) Las huelgas estallan casi diariamente y a veces en forma violenta.<br />

No se trataba ya sólo de adoptar determinadas medidas; la revolución social hervía en los hogares<br />

de los pobres, en las fábricas y talleres y en las asambleas populares" 145 .<br />

En Antofagasta, Luis Emilio Recabarren declaraba: "El pueblo ha sufrido la más irritante<br />

carestía en los artículos de alimentos y vestuario; no podrá olvidar todo lo que ha sufrido, en los<br />

momentos en que sus fuerzas organizadas empiezan a robustecerse (...) Hoy por hoy, la clase<br />

proletaria está dando el más alto ejemplo de unificación (...) En todos los pueblos de Chile se han<br />

constituido secciones de la Federación Obrera. En cada pueblo se organizan todos los obreros y<br />

obreras y así vamos subiendo a constituir nuestra fuerza. En el puerto de Antofagasta están ya<br />

organizados los siguientes oficios: Panaderos, Zapateros, Carpinteros, Albañiles, Gráficos,<br />

Mecánicos, Carreteros, Lancheros, Peluqueros, Cargadores, Obreros Municipales, Comerciantes<br />

Ambulantes, Sastres, Estibadores, Jornaleros, Pintores, Conductores de coches, Empleados,<br />

Movilizadores, Jardineros, Choferes. Hay pues 21 sindicatos profesionales, cuya mayoría trabaja<br />

57


activamente en definir su mejor orientación y en consolidar sus esfuerzos. Al lado de estos 21<br />

sindicatos está la Federación Obrera de Chile, con sus magníficas secciones en Chuquicamata,<br />

Calama, Unión, Boquete, Yungay y Antofagasta, el consejo federal de Mejillones y la 1º de Mayo.<br />

Tres organizaciones femeninas; una en Mejillones, otra en Unión y otra recién organizada en<br />

Antofagasta (...) Todo este hermoso conjunto de fuerzas, que aspiran al más potente progreso, se<br />

encuentran reunidas y fraternizadas bajo el nombre de la Asamblea de la Alimentación de<br />

Antofagasta (...) Así va marchando la fuerza, así va creciendo. Así va orientándose el pensamiento<br />

del pueblo trabajador. Mas tarde, cuando esta potencia adquiera la madurez necesaria, sus frutos<br />

nos darán el triunfo y bienestar que todos deseamos" 146 .<br />

El gobierno de Sanfuentes reemplazó en el Ministerio del Interior a Eliodoro Yáñez por el<br />

radical Armando Quezada Acharán con el fin de llegar a ciertos acuerdos con los dirigentes de la<br />

Asamblea de la Alimentación, pero las declaraciones del Ministro de Hacienda, Luis Claro Solar, en<br />

contra de las peticiones populares agravaron el conflicto.<br />

Entonces la FOCH llamó a solidarizar con los cerveceros que estaban paralizados desde el<br />

14 de Agosto. A este movimiento se sumaron los ferroviarios, los obreros de los tranvías, los<br />

panaderos, los suplementemos, los trabajadores de la Casa Gath y Chávez y la FECH. La lucha<br />

alcanzó su apogeo con el estallido de la huelga general de Santiago entre el 3 y 6 de septiembre. El<br />

Ejército se acuarteló, tomando a su cargo la conducción de los tranvías. El gobierno contratacó<br />

decretando la Ley de Residencia contra "los subversivos". En opinión de Ricardo Donoso "que<br />

nadie se atrevería a clasificar en postura extremista, el término de subversivo –cita Leopoldo<br />

Castedo- se acuñó para designar cuantos promovían el mejoramiento de las condiciones de las<br />

clases trabajadoras o miraban con simpatía su causa" 147 .<br />

Años más tarde, Guillermo Izquierdo Araya recordaba que las movilizaciones de la<br />

Asamblea Obrera de la Alimentación ocuparon varias veces "la Alameda, entre Estado y San<br />

Martín, trecho en que instalaban hasta 7 pequeños estrados, desde los que hablaba un orador,<br />

alrededor del cual se apilaba la gente" 148 .<br />

La Asamblea Obrera de la Alimentación dejó de funcionar en 1920; sin embargo, puede<br />

considerarse no sólo el primer frente único del proletariado chileno sino también la primera<br />

experiencia de encuentro y coordinación de los movimientos sociales, donde actuaron los<br />

trabajadores organizados y no organizados, asociaciones gremiales y mutualistas, arrendatarios<br />

pobres, mujeres e intelectuales, profesores y estudiantes. Quizá no haya sido por azar que las<br />

movilizaciones de la Asamblea Obrera de la Alimentación coincidieran con las luchas de los<br />

trabajadores de la Argentina, especialmente los metalúrgicos de Vasena, que culminaron en la<br />

denominada "Semana Trágica" de Buenos Aires en enero de 1919.<br />

Rebeliones y embriones de poder popular<br />

Los principales levantamientos populares fueron los de Valparaíso en 1903, de Santiago en<br />

1905 y de Puerto Natales en 1919.<br />

La rebelión porteña (1903)<br />

Esta rebelión fue el resultado de un proceso de organización y lucha que venía gastándose<br />

desde la segunda mitad del siglo XIX. Al compás del desarrollo capitalista y de sus necesidades<br />

agro-mineras exportadoras, Valparaíso -que desde la independencia debió haber sido la capital de la<br />

república- se había convertido en la década de 1880-90 en la principal ciudad del país desde el<br />

punto de vista económico, aunque tuviera menos habitantes que Santiago. El censo de 1907 dio<br />

190.950 habitantes para la ciudad de Valparaíso (sin los pueblos aledaños y después del terremoto<br />

de 1906) y 403.775 para Santiago.<br />

Principal puerto del Pacífico, desde las guerras de 1837 y 1879 con Perú y Bolivia,<br />

Valparaíso -todavía no afectado a principios del siglo XX por la apertura del canal de Panamá- vivía<br />

58


un boom económico y un período de expansión de las obras de infraestructura, nuevas viviendas y<br />

edificios monumentales al estilo francés y británico, algunos de los cuales aún conservan. Las<br />

actividades de la construcción, sumadas a las de la banca pesca, transporte, servicios públicos,<br />

industrias como las de la Refinería de Azúcar de Viña del Mar, textil, fundiciones y metalúrgicas<br />

habían generado uno de los segmentos más numerosos y pujantes de la clase trabajadora incluyendo<br />

en ésta a las capas medias asalariadas que fundamentalmente trabajaban en los Bancos y grandes<br />

casas comerciales importadoras y exportadoras, más poderosas que las de Santiago.<br />

Sus núcleos más importantes eran los portuarios, lancheros, fleteros, trabajadores de la<br />

Marina Mercante, obreros de la construcción, ferroviarios, textileros, metalúrgicos, gráficos,<br />

además de miles de artesanos, vendedores ambulantes y pequeños comerciantes.<br />

La clase trabajadora porteña había dado ya pruebas de su combatividad desde la revolución<br />

de 1851 apoderándose por una semana de los cerros con el franciscano José María Pascual a la<br />

cabeza. En la revolución de 1859, donde los fleteros, jornaleros y artesanos, liderados por Horacio<br />

Manterola y Bartolomé Riobó se apoderaron por un día de la aduana y prendieron fuego a la<br />

Intendencia. Los obreros del puerto mostraron de nuevo su fuerza al doblarle la mano a "El<br />

Mercurio" durante la huelga de julio 1888 y, sobre todo, al participar activamente en la huelga<br />

general nacional de 1890, la primera huelga general de América Latina; los trabajadores de la<br />

Compañía Sudamericana de Vapores desencadenaron durante tres días una lucha callejera que por<br />

momentos ocupó el centro de la ciudad, no sólo con obreros sino también con miles de pobres que<br />

se descolgaron de los cerros y conventillos del plano.<br />

Esta práctica social, en cierto modo espontaneísta -aunque desde 1873 existía la Sociedad<br />

Republicana "Francisco Bilbao" y el movimiento mutualista, orientado por Fermín Vivaceta, quien<br />

había publicado en Valparaíso varios de sus folletos, entre ellos "Unión y Fraternidad de los Traba<br />

adores" (1877)- estimuló la creación de nuevas organizaciones sociales y políticas, inclusive<br />

femeninas, como veremos en páginas más adelante. Asimismo, ya se había afianzado el Partido<br />

Demócrata en el puerto, donde había nacido y formado como obrero tipógrafo Luis Emilio<br />

Recabarren, quien fue secretario general de ese partido en Valparaíso en 1897, a los 21 años, y<br />

director de su periódico "Democracia" de 1899 a 1901. En mayo de 1903, el Partido Demócrata<br />

obtiene en las elecciones municipales una de las más altas mayorías, pero su triunfo es desconocido<br />

por el Tribunal Calificador de elecciones; cabe destacar que Angel Guarello había sido uno de los<br />

primeros diputados demócrata elegido en 1894 y reelecto en 1903, lo que indica una cierta<br />

influencia política de dicho partido en los sectores populares.<br />

Estos fueron básicamente los sujetos sociales y los factores subjetivos que, combinados con<br />

una lucha coyuntural por aumento de salarios y otras reivindicaciones, impulsaron la rebelión de<br />

mayo de 1903, donde cerca de 10.000 trabajadores enfrentaron a los militares y policías en las<br />

calles.<br />

El 15 de abril los estibadores y chateros de la compañía inglesa de Valparaíso presentaron<br />

un pliego exigiendo aumentos salariales y reducción de la jornada de trabajo, como lo señalaban en<br />

un manifiesto: "Lo que ganamos trabajando de 6 A.M. a 6 P.M. son tres pesos veinte por descarga<br />

de mercaderías, y por descarga de carbón cuatro pesos cincuenta, salario este último que hace<br />

tiempo ganan otros (... ) ¿Cuál es entonces la abundancia de salarios que tenemos para que usted no<br />

encuentre justo que pidamos un aumento del precio para un trabajo abrumador y mal remunerado<br />

que apenas nos alcanza para las más premiosas necesidades? (... ) Las horas que empleamos en el<br />

trabajo son tantas que por más robustos que seamos no podemos soportarlas, porque al fin nos<br />

rinde, pues no nos da el tiempo suficiente para el descanso y recuperar las fuerzas perdidas" 149 . El<br />

gerente de la compañía Inglesa de Vapores amenazó a los trabajadores con el despido si persistían<br />

en sus demandas.<br />

Esta situación provocó un movimiento de solidaridad que se extendió a todo el puerto. Los<br />

gremios de estibadores y lancheros se adhirieron con reivindicaciones propias, relacionadas con<br />

tarifas de descarga. A medida que los barcos arribaban al puerto, sus tripulantes se sumaban a las<br />

movilizaciones.<br />

59


El 1º de Mayo hubo un mitin y una marcha de obreros que culminó con enfrentamientos<br />

con la policía. El 7 de mayo, la Cía. Inglesa y la Sudamericana de Vapores pidieron protección<br />

policial a la Gobernación Marítima para que sus operarios pudieran trabajar. El 11 de mayo se<br />

realizó otro combativo mitin, donde los obreros decidieron romper las negociaciones con los<br />

empresarios y combatir a los rompehuelgas o "krurniros" contratados por las compañías.<br />

El día 12, el movimiento se transformó en una huelga general de los trabajadores porteños.<br />

"Esa mañana -cuenta Jorge Gustavo Silva- después de un largo período de suspensión de las faenas<br />

en la Bahía (naves inmovilizadas por semanas y semanas; carga tirada sobre los muelles y los<br />

malecones; ir y venir de grupos, cada vez más numerosos, de obreros por las calles y avenidas;<br />

fracasados intentos de arreglo; en diarios y hojas sueltas, cálidos y apasionados artículos de guerra)<br />

se produce el primer hecho de sangre: un jefe de policía hiere de muerte, de un balazo en la cabeza,<br />

a un huelguista" 150 .<br />

Como respuesta a la represión gubernamental se desencadena un amotinamiento popular<br />

que culmina en el incendio del edificio de la Compañía Sudamericana de Vapores. "Las pobladas<br />

que recorrían las calles llegaban a 6 ó 7.000 hombres (...) En la tarde continuaron los saqueos.<br />

Entre otros negocios, cayeron en poder de los amotinados una relojería, una zapatería y algunos<br />

despachos" 151 .<br />

Joaquín Edwards Bello recordaba que "una multitud diferente de la de todos los días se<br />

descolgó de los cerros por la Plaza Sotomayor (...) Sonaron vidrios rotos, gritos y tiros. Murieron<br />

dos individuos, una mujer y uno de esos policiales de entonces, llamados pacos. Tiendas y casas<br />

cerraron puertas y ventanas (...) Entre los días 12 y 13 de mayo ardieron montones de mercaderías<br />

en los muelles (...) Los muertos desconocidos eran llevados a la Morgue. En la noche hubo saqueos<br />

y nuevos incendios y muertos, Al día siguiente, la ciudad era un campamento. En medio de las<br />

ruinas y de las humaderas se veían las carpas y armas de los soldados que habían llegado de<br />

Santiago y de Limache" 152 .<br />

El Ejército y la Marina reprimieron ferozmente a los manifestantes matando a cerca de 50<br />

trabajadores e hiriendo a varios centenares. Asimismo, se disparó del edificio de El Mercurio<br />

ultimando a más de 10 obreros. La fuerza represiva tuvo más de cuarenta heridos, lo que da una<br />

idea aproximada de la respuesta popular.<br />

Un periódico obrero de la época denunciaba el significado de estos acontecimientos:<br />

"Desde la Revolución de 1891 ningún suceso de carácter puramente social ha producido una<br />

conmoción más honda en el país que el movimiento obrero de Valparaíso (...) Ha sucedido esta vez<br />

lo de siempre. Ha sido preciso cien o más muertos y, cerca de mil heridos, un malecón y un palacio<br />

incendiados, medio centenar de casas saqueadas, meetings ardientes, destituciones y toda una<br />

conmoción nacional, para que la voz de la clase social que más sufre con el régimen del<br />

desgobierno y de favoritismo que nos rige, se haya hecho oír del país y de sus gobernantes" 153 .<br />

La Semana Roja<br />

La rebelión popular de Santiago de octubre de 1905, conocida con el nombre de Semana<br />

Roja, -que coincidió por esos azares de la historia con la revolución rusa antizarista (22 de enero de<br />

1905), de gran repercusión mundial- fue el segundo levantamiento, de carácter cuasi-insurreccional,<br />

que debió enfrentar el gobierno de Germán Riesco (1901-1906).<br />

La economía dependiente del país sufría todavía los efectos de la depresión mundial de<br />

1900, como ya lo hemos analizado en páginas anteriores. Mientras la clase dominante vendía a los<br />

capitales europeos y norteamericanos las riquezas nacionales, especialmente salitre y cobre, y se<br />

repartía la renta minera con ostentación, en majestuosas casas y viajes a París, Roma y Londres, los<br />

pobres de Santiago habitaban por miles en miserables conventillos, con salarios de hambre,<br />

60


entregando sus altas tasas de plusvalía a los empresarios, aparentemente ignorantes del volcán que<br />

pronto iba a estallar, sin mediación social y política.<br />

En ese momento propicio, como el Pope ruso Jorge Gapon en la Revolución de 1905,<br />

surgió la figura de un singular personaje: el "Pope Julio" o Juan José Julio Elizalde. Estimulado por<br />

la Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, empezó en 1903 a publicar folletos en los que<br />

criticaba a los ricos, reivindicando la imagen de "Cristo pobre".<br />

Fernando Pinto Lagarrigue cuenta que este pedagogo, filósofo, poeta y orador prestó<br />

durante treinta años importantes servicios a la Curia, donde gozaba de reconocido prestigio por su<br />

talento. En febrero de 1905 fue suspendido de sus tareas sacerdotales por el Arzobispo de Santiago;<br />

desde hacía tiempo "se esmeraba en una prédica novedosa interpretando los evangelios, misterios y<br />

sacramentos de la Iglesia, en un sentido popular. Sostenía que la adoración de los santos debía<br />

entenderse como amor a la Humanidad, especialmente a las clases humildes que no recibían la<br />

debida protección del clero y de los aristócratas feligreses. Sus fundamentos, basados en la filosofía<br />

de Augusto Comte, de la cual se constituyó en propagandista, empezaron a difundirse en volantes<br />

que imprimía mediante colecta entre obreros" 154 .<br />

El diario "El Ferrocarril" llegó a difundir una de sus proclamas: "Tengo la honra de invitar a<br />

esta conferencia a todas las clases sociales y en especial a los hijos del pueblo (...) haré<br />

revelaciones sensacionales que por primera vez serán oídas y las cuales producirán en los oyentes<br />

un saludable asombro, porque tendrán la fuerza que encierra la verdad" 155 .<br />

A esta conferencia, efectuada en el Teatro Lírico (Moneda entre Teatinos y Amunátegui)<br />

asistieron más de cuatro mil personas que repletaron el teatro. Una de las galerías se hundió y en la<br />

desesperación en busca de la salida murieron aplastadas 12 personas. El viernes 21 de Abril, día que<br />

se celebraba la procesión del Santo Sepulcro, sus adeptos se concentraron por millares, intentando<br />

"destruir las andas de la procesión, lo que ocasionó una represión violenta de las fuerzas<br />

policiales" 156 .<br />

Meses más tarde, se produjo en Santiago, del 22 al 24 de octubre de 1905, un combativo<br />

movimiento que ha pasado a la historia con el nombre de la "Semana Roja de Santiago".<br />

Las organizaciones obreras convocaron a un gran mitin el domingo 22 de octubre en la<br />

Alameda de las Delicias para protestar por el encarecimiento del costo de la vida y exigir al<br />

gobierno de Germán Riesco que derogara el impuesto establecido sobre el ganado argentino, que<br />

hacía inaccesible el consumo de carne para el pueblo; de ahí el nombre de "Huelga de la Carne",<br />

con el que también es conocido este movimiento. El Mercurio reconoció que "puede calcularse<br />

entre 25.000 y 30.000 el total de personas congregadas allí al momento de ponerse en marcha la<br />

columna" 157 .<br />

Se nombró una comisión para que presentara al presidente de la República las conclusiones<br />

del comicio. Ante la negativa presidencial de recibir a la comisión, "el pueblo se enfureció - dice<br />

Carlos Vicuña Fuentes- y pretendió ingresar al Palacio de la Moneda por la fuerza (...) El pueblo se<br />

retiró de la Moneda, pero se desparramó iracundo por las calles, rompiendo faroles y vidrios y<br />

gritando desaforadamente. La policía cargó varias veces contra los manifestantes, que respondieron<br />

a pedradas. La sangre de los heridos empezó a correr en uno y otro bando (...) La policía entonces<br />

escasa, era manifiestamente impotente: el pueblo destrozaba los escaños de los paseos, los vidrios<br />

de los edificios públicos y los focos y faroles del alumbrado. Hacia la noche la Alameda presentaba<br />

un aspecto fantástico: los grandes mecheros de gas habían sido rotos en sus bases e incendiados allí<br />

(...) El día lunes 23 por la mañana la exasperación popular seguía a pesar de la fatiga" 158 .<br />

El 23 de octubre, el pueblo prácticamente ocupó la capital. Según Domingo Amunátegui<br />

Solar, unos "20.000 hombres, armados de palas y de barras de hierro, algunos con revólver,<br />

recorrían la Avenida de las Delicias de un extremo a otro (...) Fueron saqueados muchos almacenes<br />

de las calles San Diego, Arturo Prat y Maestranza. La Botica del Indio, situada en la esquina que<br />

61


comunica la antigua Alameda con la calle Ahumada, cayó en poder de las turbas, que vaciaron sus<br />

anaqueles" 159 .<br />

Los trabajadores lograron apoderarse de las calles de Santiago durante 48 horas. Desfilaron<br />

desde sus barriadas hacia el centro de la ciudad, amenazando con entrar a la Moneda y la Tesorería<br />

Fiscal. El gobierno, viendo que la policía no era capaz de doblegar la combatividad de los<br />

trabajadores, llamó urgentemente a varios regimientos que estaban de maniobras en Quechereguas,<br />

a 200 kilómetros de la capital. Llegaron al medio día del martes 24, comenzando de inmediato la<br />

matanza, que alcanzó según algunos a doscientas personas y, según otros, a quinientas. En la<br />

masacre participó activamente un numeroso grupo de jóvenes armados de la burguesía. Estas<br />

guardias blancas, que habían empezado a organizarse en varias ciudades y centros mineros,<br />

actuaron con presteza en defensa de sus intereses de clase. El Mercurio comentaba el día 24: " La<br />

noticia del levantamiento popular transcendió rápidamente a todos los hogares de Santiago, cuya<br />

juventud, inspirada en generosos propósitos de orden, se dio cita inmediatamente en el local del<br />

Club de la Unión donde se procedió a organizar la guardia formada por esa misma juventud para<br />

secundar la vigilancia de la policía de seguridad (...) Se procedió así a la organización de la Guardia<br />

del Orden compuesta en su totalidad por 300 jóvenes de las altas clases sociales" 160 .<br />

Estos sucesos eran analizados desde otro ángulo por el periódico obrero El Alba: "El pueblo<br />

ha sido asesinado con toda saña y alevosía por la horda joven de la burguesía. Han sido asesinados<br />

cobarde y vilmente más de 500 ciudadanos y más de 1.500 fueron heridos. El obrero pedía<br />

alimentación barata: se le contestó con la metralla y el sable; pidió después justicia y castigo de las<br />

matanzas; se le contestó con la bala que la burguesía, armada con las mismas armas que el pueblo le<br />

costeó para la defensa de la patria, disparaba a mansalva" 161 .<br />

En esta rebelión popular, los trabajadores santiaguinos utilizaron la táctica de lucha<br />

callejera que habían probado con éxito en 1888. El movimiento de 1905 fue más combativo porque<br />

los trabajadores demostraron que eran capaces de adueñarse de las calles de la capital durante más<br />

de un día.<br />

Siguiendo con nuestro intento de pesquisar la continuidad histórica y la transmisión de<br />

experiencias, que en general se da por vía oral, de abuelos y padres y de compañeros de trabajo o de<br />

población -metodología que nunca hay que subestimar, sobre todo en las luchas de los sectores<br />

populares donde la tradición escrita escasea- es muy probable que los levantamientos de Valparaíso<br />

(1903) y de Santiago (1905) hayan asimilado las lecciones de anteriores movilizaciones. Pioneras<br />

en tal aspecto fueron la huelga general de 1890 y la lucha callejera, efectuada en Santiago (abril de<br />

1888), en la cual miles de personas, indignadas por el alza de los boletos de tranvías, ocuparon el<br />

centro y requisaron los negocios de alimentos y ropa.<br />

Esta práctica social permitió afinar la estrategia de los primeros núcleos anarquistas, que se<br />

expresaban en su primer periódico "El Oprimido" (1893) y a través de la Sociedad de Tipógrafos y<br />

otros gremios.<br />

Al mismo tiempo, los grupos socialistas se fueron consolidando, desde la Sociedad Escuela<br />

Republicana y su Semanario "El Precursor" (1887), el primer "órgano de los obreros, con ideología<br />

militante y partidaria organizada" 162 ,cuya imprenta publicó "La Leyenda del Trabajo" de Antonio<br />

Santibáñez, "Los tesoros del Trabajo" de Manuel Hidalgo (padre) y la "Historia de las Sociedades<br />

Obreras de Chile" de Francisco Prado. 163<br />

El factor subjetivo se fue fortaleciendo con la Unión Socialista y el Partido Obrero<br />

Socialista "Francisco Bilbao"; algunos de sus dirigentes se pasaron luego al anarquismo, que ya<br />

tenía cierta influencia con sus periódicos "El Pueblo" y "El Jornal", en los que escribía Carlos Pezoa<br />

Véliz y Alejandro Escobar y Carvallo.<br />

Las Sociedades en Resistencia y las Mancomunales fueron los sujetos sociales que<br />

incidieron decisivamente en los levantamientos de 1903 y 1905, ya que convocaron abiertamente a<br />

dichas movilizaciones. Las Mancomunales se habían dado una estructura nacional en la Convención<br />

62


de Mayo 1904, dato clave para comprender la envergadura de aquellos movimientos coordinados y<br />

organizados a lo largo del país.<br />

Este grado de conciencia colectiva de clase nos permite cuestionar el calificativo de<br />

"espontaneísta" dado a los levantamientos urbanos de 1903 y 1905. A nuestro juicio, las rebeliones<br />

populares de principios de siglo no son tan espontáneas como parecen a primera vista a través de los<br />

periódicos, particularmente burgueses. Por lo general, siempre hay un sector que las dirige.<br />

Inclusive, en los casos donde no hay orientación previa, se produce el surgimiento de individuos y<br />

grupos en el mismo proceso del combate, que ejercen un liderazgo propio en el terreno. La rebeldía<br />

colectiva no es sólo producto de reacciones por mejores condiciones de vida, sino también reflejo<br />

de una dimensión política relacionada con el nivel de organización y conciencia de clase." 164 . No<br />

por azar, la Combinación Mancomunal de Tocopilla saludaba a la Revolución rusa de 1905:<br />

"nuestro anhelo de libertad nos lleva a hacer votos por que los compañeros de Rusia coloquen la<br />

efigie de la libertad sobre las ruinas de la soberbia de la autocracia rusa y de su ignorante y risible<br />

monarca".<br />

Toma de Puerto Natales y Poder Popular Local<br />

Los sucesos de Puerto Natales merecen especial consideración porque los trabajadores, por<br />

primera vez en el siglo XX, fueron capaces de tomar el poder local durante varios días. La lucha se<br />

inició en enero de 1919 con una huelga de obreros del Frigorífico de la Sociedad Explotadora de<br />

Tierra del Fuego. Según Vicuña Fuentes, "pronto hubo diez mil obreros en huelga, que se<br />

enfrentaron a la policía a raíz del homicidio del sub-delegado de la Federación. Los administradores<br />

abandonaron el establecimiento y cerraron la pulpería. Los obreros se vieron amenazados por el<br />

hambre. Espontáneamente se sublevaron y cometieron algunos desmanes. Del vecino puerto de<br />

Bories les llegaron algunos refuerzos. La policía y los carabineros recibieron a tiros a los que<br />

venían de Bories. El día antes, en otra descarga, numerosos obreros habían sido heridos. Esta vez<br />

los obreros contestaron el fuego y como su superioridad numérica era aplastante, pues toda la<br />

población es allí proletaria, carabineros y policías huyeron despavoridos a refugiarse a sus cuarteles.<br />

Los obreros los sitiaron en ellos y lograron tomarse el de la policía. El de carabineros, al mando del<br />

cabo Fritz, resistió denodadamente, reducido a la impotencia, pero sin entregar las armas. Los<br />

obreros quedaron dueños de la población. Como tenían numerosas bajas y serios problemas por<br />

delante -el hambre, la hucha indefinida, un incendio de vastas proporciones, que había prendido a<br />

consecuencia de los tiros- decidieron organizar una administración provisional. La Federación<br />

Obrera se hizo cargo de esta difícil función" 165 . Varios días después, las tropas, llegadas de Punta<br />

Arenas, masacraron al pueblo y se ensañaron con los trabajadores.<br />

Los refuerzos militares vinieron del Batallón "Magallanes"y de militares argentinos de<br />

Santa Cruz. Cuarenta soldados, al mando del comisario de Río Gallegos, Diego Ritchie, cruzaron la<br />

frontera, donde se había refugiado el sub-delegado chileno, mayor Bravo, 166 hasta lograr el control<br />

de la situación el 23 de enero de 1919, luego de una represión que dejó un saldo de 6 muertos y más<br />

de 20 heridos.<br />

Los empresarios de la zona comenzaron a organizarse en la "Liga Patriótica" con el fin de<br />

aplastar a la FOCH local, enardecidos por el clima bélico que había creado el gobierno de<br />

Sanfuentes con la llamada "Guerra de don Ladislao" en relación a la cuestión de límites en el Norte,<br />

a la cual ya nos hemos referido.<br />

El 27 de agosto de 1920, los militares y las "Guardias Blancas" de la Liga Patriótica<br />

prendieron fuego al local de la Federación Obrera donde se celebraba una fiesta de beneficencia. La<br />

versión más fidedigna de estos hechos ha sido proporcionada por Gregorio Iriarte, redactor de "El<br />

Magallanes", quien desde el lugar de los acontecimiento envió una carta al diputado Guillermo<br />

Bañados en la que manifestaba: "El 27, el pueblo fue despertado por un nutrido fuego de fusilería y<br />

tiros de pistola y revólver, que duró cerca de tres cuartos de hora, terminando las descargas con el<br />

incendio del local de la Federación Obrera. Las bombas acudieron con la presteza acostumbrada,<br />

pero se encontraron con que no había agua (...) los obreros se defendieron y se generalizó el tiroteo.<br />

63


Se calcula que quemaron alrededor de dos mil tiros. Muertos parte de los defensores y heridos 12 y<br />

2 de los otros, los asaltantes prendieron fuego a la casa. De entre los escombros, se extrajeron 4<br />

cadáveres carbonizados; dos cadáveres más se recogieron en la calle, uno de ellos es el del<br />

estadístico de la policía; el teniente de ametralladoras Guerratti salió herido en una pierna. Se habla<br />

de que algunos cadáveres que corresponden a individuos de tropa del piquete de carabineros han<br />

sido sepultados secretamente" 167 . Las bajas de la policía demuestran que los obreros se defendieron<br />

heroicamente ante la represión y pasaron al contraataque en algunos momentos.<br />

Los diarios fueron clausurados, con excepción del periódico en inglés "The Magellan<br />

Times". El responsable directo de la represión fue el gobernador Alfonso Bulnes, quien debió<br />

renunciar en agosto de 1920.<br />

Ante estos sucesos de tanta trascendencia, cabe indagar cómo los trabajadores y otros<br />

sectores populares pudieron establecer un embrión de poder popular, expresado a nivel local,<br />

durante varios días.<br />

La respuesta hay que buscarla en el grado de organización y conciencia de clase que había<br />

alcanzado el proletariado de la zona. Este factor subjetivo, a nivel sindical, fue la organización que<br />

venía estructurándose desde la creación en 1897 de la Sociedad en Resistencia "Unión Obrera",<br />

liderada por José Contardi, consolidada en 1903 con la fundación de la Unión Internacional de<br />

Obreros de Punta Arenas, en 1909, con la Sociedad en Resistencia "Nuevo Centro Unión<br />

Internacional de Obreros", Centro Social de Trabajadores y la Unión de Carneadores y trabajadores<br />

del campo, proceso que culmina en 1911 con la creación de la FOCH en Punta Arenas. La columna<br />

vertebral de esta organización fue el proletariado que laboraba en las actividades ganaderas y en los<br />

frigoríficos. Tanta era su fuerza que la FOCH de Magallanes logró firmar el primer contrato<br />

colectivo del país y más tarde declarar la primera huelga de trabajadores agrícolas, que triunfó luego<br />

de 15 días de duración en 1912.<br />

Entre 1913 y 1915 se produjeron los paros de los obreros del frigorífico Bories de Puerto<br />

Natales y de otros trabajadores de Puerto Sara, situación que se agudizó en 1916 "con la gran segunda<br />

huelga de los trabajadores del campo Magallánico, que durante 49 días paralizó todas las<br />

faenas ganaderas y del puerto de Punta Arenas" 168 .<br />

En las movilizaciones de 1918 participaron los gremios federados de gente de mar,<br />

jornaleros de Mar y de Playa y los carpinteros de Punta Arenas, mientras Federación Obrera de<br />

Puerto Natales exigía a la casa Braun y Blanchard la jornada de 8 horas y la rebaja de los productos<br />

alimenticios de primera necesidad. Las manifestaciones "fueron en aumento: la Federación Obrera<br />

encabezó las demandas por mejores condiciones de vida con mitines y concentraciones, con<br />

petitorios a las autoridades, respaldando las exigencias de sus principales sindicatos afiliados" 169 .<br />

A nivel político, el factor subjetivo se fue consolidando desde la creación del Partido<br />

Socialista a fines del siglo pasado. El periódico "El Socialista" y las reiteradas visitas de<br />

Recabarren y su conferencia sobre "La mujer y el socialismo" en 1916 permitieron reforzar la<br />

conciencia política de clase y de género. Pero, en honor a la verdad histórica, es necesario destacar<br />

que los anarquistas fueron los principales motores del desarrollo de esta conciencia, especialmente<br />

en la región que estamos analizando. Más aún, no se podría entender el avance de los trabajadores<br />

de la zona austral sino se lo relaciona con la permanente comunicación entre el movimiento<br />

anarquista argentino y el chileno.<br />

Trato unos como los otros traspasaban las fronteras y practicaban la ayuda mutua; los<br />

anarquistas argentinos para colaborar con los chilenos y éstos devolviéndoles la mano en la rebelión<br />

de la Patagonia (1920-1922), hecho histórico que conocemos ahora en mayor profundidad gracias a<br />

la pluma insobornable de Osvaldo Bayer en su libro La Patagonia Rebelde.<br />

A la formación de la conciencia de clase en esa región contribuyeron una cantidad<br />

asombrosa de periódicos, como "El Obrero" (1896), "El 1º de Mayo" (1905), "Adelante" (1909), "El<br />

Trabajo" (191l), "El Cantaclaro" (191l), "Rebelión" (1912), "El Dolor Proletario" (1912), "El Faro"<br />

64


(1912), "Humanidad" (1912), "El Socialista" (1913), "La Idea" (1916) "La Voz del Marino" (1917),<br />

"La Razón Obrera" (1917) y "El Heraldo de Natales" (1917). 170<br />

En las bibliotecas de las organizaciones Obreras era corriente encontrar libros de Bakunin,<br />

Kropotkin, Marx, y otros pensadores socialistas y anarquistas. Los marinos extranjeros que<br />

recalaban en Punta Arenas contaban a los obreros chilenos los combates de sus hermanos rusos<br />

contra la opresión secular de los zares y las hazañas de Zapata y Pancho Villa. Los diarios<br />

extranjeros, sobre todo españoles, y las historias orales de los marineros de tránsito fueron creando<br />

también un ambiente que, junto a los otros factores que hemos enumerado, constituyen el contexto<br />

global que facilitó la instauración de un embrión de poder popular en esa etapa heroica y "con olor a<br />

pólvora", como gustaba decir Recabarren, del movimiento obrero chileno.<br />

Las Manifestaciones de la Conciencia de Clase<br />

En el período que estamos analizando (1891-1920) el proletariado se estructuró como clase,<br />

surgiendo también los primeros embriones de la conciencia de clase y de la conciencia política de<br />

clase, que son manifestaciones y estadios cualitativamente distintos.<br />

Si bien es cierto que los orígenes del proletariado se remontan al siglo XVII en los enclaves<br />

mineros coloniales, recién a fines del siglo XIX y comienzos del XX se estructuró como clase -<br />

aunque heterogénea, según las formas productivas- en la minería (salitre, carbón, cobre), en la<br />

incipiente industria manufacturera, en el transporte ferroviario y portuario, en el sector terciario y en<br />

el peonaje agrario y urbano.<br />

Cometen un error los autores que confunden la clase, como estructura, con la conciencia de<br />

clase. A nuestro juicio, los trabajadores se constituyen en clase por el sólo hecho de ser explotados<br />

al vender su fuerza de trabajo por un salario 171 . Aunque sin una definida conciencia durante las<br />

Formaciones Sociales Colonial y Republicana, la incipiente clase trabajadora chilena tenía una<br />

existencia real, derivada de la estructura productiva del embrionario capitalismo primario<br />

exportador.<br />

La conciencia de clase comenzó a desarrollarse a fines del siglo XlX de manera inequívoca<br />

con la primera huelga general (1890)y, fundamentalmente, en las primera, décadas del siglo XX con<br />

las luchas de las Sociedades en Resistencia y las Mancomunales, las rebeliones de 1903 en<br />

Valparaíso y de 1905 en Santiago, la huelga y movilización popular de Iquique en 1907 y los<br />

sucesivos movimientos de protesta hasta la toma de Puerto Natales en 1919.<br />

Este año, las combativas manifestaciones de la Asamblea Obrera de la Alimentación se<br />

constituyeron en la más alta expresión no sólo de la conciencia de clase de los trabajadores chilenos<br />

sino también de otros Movimientos Sociales.<br />

En la consolidación de esta conciencia primaria de clase, que también podría denominarse<br />

conciencia sindicalista, jugaron un papel determinante los "federados" de la FOCH y, sobre todo,<br />

los anarquistas a través de las Sociedades en Resistencia y la I.W.W.<br />

Esta conciencia se fue forjando en la acción en las luchas por reemplazar el pago del salario<br />

en fichas por dinero constante y sonante, por la reducción de la jornada de trabajo a 8 horas, por<br />

una mejor educación y atención médica, como asimismo en el uso legítimo de la violencia popular<br />

cuando fue necesaria en respuesta a la violencia del Estado burgués, desatada brutalmente en la masacre<br />

de Iquique y otras consumadas por los militares.<br />

Uno de los primeros investigadores chilenos en profundizar este tema es Enrique Reves<br />

Navarro: "la experiencia de lucha, de organización, y el fuerte sentido y contenido de clase de la<br />

acción proletaria pampina entrarán a condicionar e influir fuertemente en el desarrollo de la toma de<br />

conciencia de la masa trabajadora" 172 .<br />

65


El desarrollo de la conciencia de clase fue desigual, ya que el proletariado del salitre<br />

aventajó en tal sentido al resto de la clase trabajadora del campo y la ciudad, como también fue<br />

desigual otros países latinoamericanos. Por ejemplo, la Revolución Mexicana de 1910-20 mostró<br />

claramente el grado desigual de conciencia entre el campesinado -que fue la principal fuerza motriz<br />

de la rebelión- y sectores del proletariado que apoyaron la ideología burguesa y reformista.<br />

En sentido inverso, tres décadas después, la Revolución Boliviana mostró que el proletariado<br />

minero fabril estaba más avanzado que el campesinado 173 .<br />

La evolución de la conciencia de clase no es lineal sino discontinua. No hay conciencia de<br />

clase dada de una vez y para siempre; va cambiando, avanza (como ocurrió con el proletariado<br />

chileno de 1900-1907) y retrocede (de 1907-1912). El estadio o grado de la conciencia no siempre<br />

es el mismo. Puede cambiar rápidamente, sobre todo en períodos de ascenso popular, como sucedió<br />

en nuestro país con ocasión de las movilizaciones de la Asamblea Obrera de la Alimentación en<br />

1919.<br />

Para comprender a cabalidad el proceso histórico de lucha de los explotados y oprimidos no<br />

basta considerar sólo la conciencia de clase del proletariado sino la de otros segmentos de<br />

trabajadores, que no son estrictamente proletarios mineros o fabriles, sobre todo, capas de la<br />

población, como las mujeres, los indígenas, los sectores medios, los obreros no organizados, que<br />

también salieron a las calles en las rebeliones de 1903 y 1905, en la toma de Puerto Natales y en las<br />

marchas de la Asamblea Obrera de la Alimentación.<br />

En esos procesos, se fue combinando la conciencia de clase de los trabajadores con la<br />

conciencia de género de las mujeres y de territorialidad de los pobladores, como asimismo con la<br />

conciencia étnica de los indígenas o, mejor dicho, de los Pueblos Originarios.<br />

Al mismo tiempo, núcleos de trabajadores comenzaron a transitar por la fase superior,<br />

elevándose a los primeros peldaños de la conciencia política de clase. Este proceso, iniciado con la<br />

"Unión Socialista" y el Partido Obrero Socialista "Francisco Bilbao" en 1889, alcanzó su expresión<br />

más definida con el POS en 1912. A Recabarren le corresponde el mérito fundamental en este<br />

proceso de surgimiento de la conciencia política de clase. Su elección como diputado obrero en<br />

1906 y, posteriormente en 1920, su candidatura a la Presidencia de la República, primer candidato<br />

obrero a la presidencia, fueron expresiones elocuentes de este cambio cualitativo de la conciencia<br />

de clase a la conciencia política de clase.<br />

Aunque la formación de esta conciencia se concreta en la lucha de clases del país, no puede<br />

desconocerse la influencia que sobre ella ejercieron los acontecimientos internacionales. En tal<br />

sentido, está probado que la revolución Mexicana y la Revolución Rusa de 1917 tuvieron una<br />

significativa influencia en los sectores políticos de la clase trabajadora chilena y, especialmente, en<br />

el Partido Obrero Socialista.<br />

La prensa obrera 174 , los folletos editados por Recabarren, sus cursos de formación política y<br />

los libros clásicos de los fundadores del marxismo y del anarquismo jugaron un papel importante.<br />

Pero así como sin teoría no hay práctica social acertada, del mismo modo no hay expresión concreta<br />

de la teoría sin una activa práctica social. La conciencia política de clase no es el resultado de un<br />

saber libresco sino el reflejo dinámico de los conocimientos, funcionales al combate, con las<br />

múltiples experiencias de los trabajadores, de cuya práctica social surgen básicamente los nuevos<br />

aportes a la teoría. La clave para entender el papel alcanzado por Recabarren -a diferencia de otros<br />

precursores del marxismo latinoamericano- residió precisamente en su capacidad de concretar una<br />

praxis en que se combinaron sus dotes de organizador y de pensador.<br />

La independencia y autonomía política de clase se fue logrando en la FOCH y en la I.W.W.<br />

no solo a través de la lucha contra los patrones sino también en ruptura con la ideología del Estado<br />

y la clase dominante, que atraviesa todas las manifestaciones de la vida cotidiana. Las huelgas<br />

generales del proletariado salitrero, como las del campo y la ciudad, desempeñaron un papel<br />

decisivo en el desarrollo de la conciencia política de clase porque los trabajadores se enfrentaron no<br />

66


sólo a los patrones sino al propio Estado y las Fuerzas Armadas, en representación de la clase<br />

empresarial.<br />

No sólo fue traba la ideología populista y paternalista de Arturo Alessandri en 1920;<br />

también cumplió un papel mediatizador de la conciencia de clase la ideología del reformismo, que<br />

en el Chile de aquel entonces se expresó por vía de los partidos Radical y Demócrata.<br />

Capitulo VI<br />

EL CAMPESINADO<br />

Durante las primeras décadas del siglo XX se aceleró el proceso de subdivisión de la tierra,<br />

especialmente en la zona central. Este fenómeno no fue obviamente el resultado de ningún tipo de<br />

reforma agraria sino que tuvo como causa principal las sucesiones hereditarias. De este modo, se<br />

produjo un crecimiento del número de pequeños propietarios, muchos de los cuales eran de familias<br />

de latifundistas en decadencia. Por consiguiente, la fase de proliferación del minifundio chileno<br />

comienza en este período y se acentúa después de la década de 1930. En este año existían ya 57,360<br />

minifundistas con menos de cinco hectáreas.<br />

Los pequeños propietarios<br />

Esta pequeña propiedad era trabajada por el campesino, su mujer y sus hijos. Como en<br />

general no contrataban peones o gañanes, podemos caracterizar a estas explotaciones como de tipo<br />

familiar.<br />

En algunas zonas, los pequeños agricultores se ayudaban mutuamente. Esta colaboración,<br />

denominada "mingaco" en la región centro-Sur, consistía en que varios campesinos cooperaban con<br />

su vecino en las tareas de siembra o cosecha, favor que éste devolvía en el momento que los otros<br />

necesitaban su ayuda. En la novela On Panta de Mariano Latorre, un campesino comentaba: se<br />

efectuaba "la cava de la viña de mi amigo, mediante esa ayuda común que en las serranías llaman<br />

mingaco" 175 . En los alrededores de las ciudades, como Santiago y Valparaíso, se afianzó una<br />

pequeña burguesía rural dedicada a la explotación de productos de granja para abastecer las<br />

necesidades de la urbe.<br />

En la zona sur se fueron instalando numerosos colonos a raíz de las ventajas aparentes que<br />

ofrecía la ley de Colonización del 13 de enero de 1898. Sin embargo, la afluencia de campesinos<br />

que llegaron a esta región en busca de nuevas tierras desbordó los planes del gobierno. Cinco mil<br />

campesinos, que con sus familias sumaban treinta mil personas, solicitaron tierras en el área<br />

destinada a la colonización. En un comentario sobre una nota del inspector de Colonización, el<br />

diario El Ferrocarril del 1º de agosto de 1903 señalaba: "Sucedió lo inesperado o mejor dicho lo<br />

esperado. Las cinco mil solicitudes fueron encarpetadas en el Ministerio de Colonización (...). El<br />

señor inspector de Tierras culpaba a la "exagerada liberalidad de la ley" de su fracaso y se<br />

manifiesta espantado del inmenso número de solicitudes que han llegado al Ministerio" 176 . La<br />

inspección de tierras impuso entonces restricciones a los colonos resolviendo que fueran enviados a<br />

colonizar las provincias de Llanquihue y Chiloé. Razón de fondo: el Estado quería reservar las<br />

mejores tierras de Malleco y Cautín para la burguesía agraria.<br />

El Partido Demócrata protestó por esta política que burlaba las aspiraciones de los<br />

campesinos que se habían trasladado a la región sureña. En el mitin realizado por dicho partido el 4<br />

de octubre de 1903 se manifestó lo siguiente: "El pueblo de Santiago reunido en comicio público,<br />

teniendo presente: Que las tierras baldías del Estado son patrimonio de todos los chilenos (...) Que<br />

la ley ha otorgado derecho a los habitantes que lo solicitan, para obtener en propiedad la porción de<br />

tierras que ella designa. Acuerda: Que se suspendan los remates de tierras actualmente ocupadas por<br />

colonos que tramitan sus peticiones de radicación; pues, si se los ofrece radicarlos en sus posesiones<br />

67


y al mismo tiempo se enajenan las tierras que ocupan, se burla en forma la expectativa de los<br />

peticionarios ocupantes Que mientras no se radiquen todos los colonos nacionales que solicitan<br />

hijuelas en el presente año, no se les hagan concesiones a empresas de colonización extranjera" 177 .<br />

La situación de los colonos modestos, que protestaban contra el inspector de Colonización y<br />

los latifundistas criollos y extranjeros, se hizo cada vez más conflictiva. El inspector de tierras<br />

manifestaba en su Memoria de 1903: "recibo frecuentemente anónimos en que se me amenaza con<br />

el asesinato".<br />

Algunos colonos se resistieron a ser desalojados por los compradores de terrenos. Los del<br />

Lago Buenos Aires combatieron con armas en la mano, encabezados por Antolín Silva, muriendo<br />

en el enfrentamiento tres carabineros y un colono. Tomaron prisionero al teniente y se declararon<br />

"república independiente", hasta que fueron finalmente masacrados. Los colonos de Chile Chico<br />

también se rebelaron en 1918, desencadenando, al decir de José Bengoa, "una verdadera<br />

insurrección" 178 .<br />

La presión del gobierno y los latifundistas obligó a numerosos colonos a emigrar a otras<br />

zonas del país o al sur de Argentina. En una de las sesiones del comité de emigración de Temuco,<br />

publicada en Santiago el 9 de octubre de 1903, se habló en un tono elevado de protesta: "conque,<br />

compañeros, a la Argentina, al Brasil, al Africa o a cualquier otra parte, ya que aquí no se nos<br />

necesita por hoy. Salvo caso que mañana se nos coloque un rifle al brazo para servir nuestra única<br />

misión de chilenos pobres" 179 .<br />

Algunos colonos eran aventureros que no tenían escrúpulos para apoderarse de las tierras<br />

que durante siglos habían pertenecido a los mapuches. La novelística de la zona de la frontera narra<br />

con bastante fidelidad este suceso. En "Charca de la selva", Fernando Santiván describe el proceso<br />

apropiación de las tierras indígenas por parte de algunos de estos colonos "huincas". Uno de los<br />

personajes, don Samuel, relata el camino que siguió para convertirse en latifundista: "Cuando yo<br />

llegué aquí no había sino tres casas, tres casuchas de madera. Los ingenieros del gobierno estaban<br />

repartiendo sitios. Me conseguí varias manzanas, haciendo pedimentos con diversos nombres de<br />

personajes de mi familia. Como yo traía un poco de plata, edifiqué, y de este modo hice prosperar la<br />

población. Hubo un tiempo en que más de la mitad del pueblo era mío (...). Sí, en aquellos tiempos<br />

se hacían buenos negocios. Yo reuní más de cinco mil hectáreas en terrenos de lo mejor y a poca<br />

distancia del pueblo" 180 .<br />

Inquilinaje<br />

El inquilinaje, luego de decaer transitoriamente entre 1891 y 1920, fenómeno que hemos<br />

analizado en las páginas anteriores, volvió a reestructurarse a partir de la década de 1920. Ya no era<br />

el inquilino-arrendatario del tiempo de la colonia sino el inquilino-trabajador que recibía salario y<br />

regalías. Esta transformación fue acentuando la tendencia del inquilino a la semiproletarización, que<br />

se hará manifiesta después de la década de 1930.<br />

La relación del inquilino con el patrón no era feudal, aunque tampoco puede ser<br />

caracterizada como claramente capitalista. El inquilino trabajaba en la hacienda del patrón, a<br />

cambio de lo cual recibía un pedazo de tierra y un jornal. Sin embargo, la mayor parte del salario lo<br />

recibía en especies y regalías (talaje de animales, madera, etc.). Esta proporción recién se va a<br />

alterar en la década de 1950 en que los inquilinos comienzan a exigir el 50%del salario en moneda<br />

contante y sonante y el resto en regalías. El inquilino de principios de siglo ganaba un salario<br />

miserable. En un libro de 1913 sobre el trabajador agrícola, se señalaba: "El inquilino del norte y<br />

centro del país gana la miseria de $ 0,60 diarios y una ración en pan o alimento que puede estimarse<br />

en $ 0,50 más o menos" 181 .<br />

El inquilino estaba muy amarrado al patrón. Trabajaba "en la hacienda unos 240 días al año,<br />

de sol a sol, cerca de 10 horas en invierno y más de 12 en verano" 182 . La opresión se acentuaba a<br />

medida que el inquilino contraía deudas en la pulpería de la hacienda, que generalmente pertenecía<br />

68


al patrón. El inquilino podía contratar un peón para que lo reemplazara en el trabajo de la hacienda.<br />

Este trabajador se denominaba "sustituto". En muchos casos, el inquilino le pagaba al peón menos<br />

de lo que le correspondía.<br />

A veces, este "sustituto", que era un peón "afuerino", se casaba con la hija del inquilino. En<br />

el cuento Sandías Ribereñas, Mariano Latorre anotaba que el peón llamado "On Leme, quedóse en<br />

el campo. Se había casado con la hija de un inquilino del pequeño fundo de rulo y a la muerte de su<br />

suegro, heredó la casucha, apuntalada por los cuatro costados con torcidos hualles y la viña<br />

minúscula y el sandial de la orilla" 183 .<br />

El patrón obligaba a los inquilinos a votar por los candidatos de su preferencia, quienes en<br />

la mayoría de los casos pertenecían al Partido Conservador. También ejercía "justicia". Efraím<br />

Vásquez escribía en 1913: "Se ha cometido la injusticia de nombrar como jueces rurales a los<br />

mismos hacendados y esta medida aumenta el poder omnímodo. El campesino no sólo tiene en el<br />

hacendado a su patrón sino que además tiene a su juez" 184 .<br />

Cristobal Kay señalaba que "además de ser un sistema de producción, la hacienda es<br />

también un sistema social. La hacienda puede tener su propia escuela, iglesia, pulpería (tienda) y<br />

otros servicios similares. El terrateniente controla la administración de dichos servicios y la de la<br />

justicia, y usa este control para afirmar su autoridad paternalista sobre el campesinado" 185 .<br />

El censo de 1907 registró 162.412 labradores o inquilinos y 239.231 gañanes o peones. "La<br />

crisis agraria –sostiene Bengoa- y el enorme peso de las haciendas rentísticas, revirtió el<br />

proceso" 186 , determinando un aumento del número de inquilinos de 82.000 en 1921 a 107.000 en<br />

1935, cuantificados por el Censo de este último año.<br />

La baja de los salarios en el campo determinó una vuelta de una parte de los peones al<br />

régimen de inquilinaje, es decir se produjo un proceso de reinquilinización.<br />

Sin embargo, dice certeramente Gabriel Salazar: "el fenómeno de campesinización no<br />

puede ser reducido o identificado con el de inquilinización" 187 , ya que coexistieron otras relaciones<br />

de producción, como "los labradores que no eran inquilinos, las empresas rurales que no eran<br />

haciendas, los aspectos empresariales de la hacienda que no consistían en sus relaciones con los<br />

inquilinos y, sobre todo, el conjunto de la economía campesina" 188 .<br />

El sistema hacienda chilena vendría a ser, afirma Cristóbal Kay, una combinación<br />

conflictiva de empresa terrateniente con empresa campesina" 189 .<br />

Proletariado rural<br />

El proletariado rural se desarrolló en las haciendas trigueras, viñateras y molineras de la<br />

zona central, en las estancias ganaderas del centro, en el "nuevo granero" del país (de Bío-Bio a<br />

Cautín) y en las explotaciones de ovejas de las estancias magallánicas.<br />

La burguesía agraria contrataba peones "afuerinos" para los periódos de siembra y cosecha<br />

y luego los despedía. Un escritor de ese período revelaba los abusos cometidos por los patronos en<br />

relación al pago de salarios: "En la época de cosechas o de trabajo el pago se verifica<br />

semanalmente. Esto pasa en el centro del país. Pero en el sur he podido comprobar que el pago se<br />

verifica una vez que se hayan terminado las faenas de la cosecha o de la labor que origina el pago,<br />

es decir, dentro de 15 o 30 días. Y esto pasa con los trabajadores de afuera, pues con los inquilinos<br />

con quienes el patrón tiene cuentas perpetuamente pendientes, no se les hace ajustes tres o cuatro<br />

veces al año" 190 .<br />

Los salarios variaban entre uno y dos pesos diarios, según la zona, el tipo de trabajo y la<br />

temporada de siembra o cosecha. Un periódico obrero de la provincia de Curicó denunciaba en<br />

1915 el régimen de explotación de los trabajadores agrícolas, "en la mayoría de las haciendas de<br />

69


esta región se da de comer a los trabajadores una sola vez al día. Los jornales que se pagan por día<br />

son, por cierto, bastante irrisorios. El máximo de sueldo que hemos conocido que se paga a un<br />

trabajador es de un peso. Y eso que tiene que ser un buen peón" 191 .<br />

Numerosos "afuerinos" provenían de Chiloé: "En Llanquihue y Valdivia aparecen en las<br />

épocas de las siembras o cosechas una cantidad de gente venida de la provincia de Chiloé. Estos<br />

chilotes vienen a pie desde sus tierras con el exclusivo objeto de trabajar un par de meses (...)<br />

Trabajaban como animales, pues cuando toman tratos no les importa que les sorprenda la noche en<br />

la labor. A estos individuos no se les paga sino una vez que hayan terminado toda la cosecha; a<br />

veces hasta un mes pasan sin ser pagados. Y regresan a sus tierras llevándose la miseria de $80 cada<br />

uno, a pie, para no gastar un sólo centavo en el viaje" 192 .<br />

Luis Durand, en el cuento "Afuerinos", de la zona central, muestra la vida de estos obreros<br />

agrícolas que deambulaban de un fundo a otro, duermen a la intemperie y comen al paso en las<br />

casas campesinas. Se resisten a trabajar por bajos salarios; son más independientes y con mayor<br />

conciencia de clase que los inquilinos pues no se dejan engatusar por el paternalismo latifundista.<br />

Al final del cuento, se burlan del patrón, acordando no salir a trabajar. Uno de los afuerinos cuenta<br />

parte de su vida: "te diré que soy y e sio siempre muy trajinante. Me entra un tremendo<br />

aburrimiento cuando estoy mucho tiempo en una parte. Y entonces me las emplumo a la sin<br />

rumbeque" 193 . Los personajes del cuento, Rosendo Farías y Alvaro Pérez llegaron a un fundo a<br />

pedir trabajo: "¿Cuánto pagan aquí"?. Y cuando el hacendado se los dijo, Farías desdeñosamente<br />

replicó: Chs! Por esa plata yo no le trabajo a nadie" 194 .<br />

El sector de obreros permanentes o estables era generalmente inferior al de "afuerinos",<br />

salvo en los fundos donde había industria molinera o maderera y en las estancias que requerían<br />

personal durante todo el año. Las empresas agropecuarias de mayor desarrollo capitalista<br />

establecieron una división de tareas que generó mano de obra especializada, como los arrieros,<br />

vaqueros, esquiladores y encargados de carnear, hacer cierres corrales.<br />

La super explotación, los bajos salarios, los despidos arbitrarios y los abusos cometidos por<br />

los terratenientes fueron los que impulsaron a los trabajadores agrícolas a crear las primeras<br />

organizaciones sindicales. Este proceso se dio en el contexto general de un vigoroso ascenso del<br />

movimiento obrero minero y urbano. La propaganda proletaria y la consecuente labor de<br />

organización desplegada por los militantes anarquistas y socialistas contribuyeron a generar una<br />

vanguardia en el sector de trabajadores agrícolas de la zona central y del extremo sur.<br />

En las estancias magallánicas había surgido un fuerte proletariado que trabajaba no<br />

solamente en las tareas agropecuarias sino también en los frigoríficos que crearon las grandes<br />

empresas capitalistas. El trabajo no era estable: "Normalmente la época de trabajo del obrero<br />

ordinario puede considerarse reducida a 120 días aproximadamente. Excepcionalmente, si logra<br />

tener cabida en los frigoríficos, que exigen mucho más personal, puede ampliarse el plazo a 180<br />

días" 195 . La organización de los trabajadores magallanicos estuvo relacionada con el temprano<br />

surgimiento de sectores politizados de izquierda. En 1897 se creó la "Unión Obrera", dirigida por<br />

José Contardi, organización que al año siguiente adoptó el nombre de Partido Socialista de Punta<br />

Arenas.<br />

Esta tradición política promovió la creación de una filial de la Federación Obrera de Chile<br />

(FOCU) en 1911 en Punta Arenas, compuesta en su mayoría de obreros agrícolas.<br />

El abuso de los estancieros condujo a la Federación Obrera de Magallanes "a firmar el<br />

primer convenio colectivo del país y a declarar en distintos años huelgas generales en la región" 196 .<br />

Los trabajadores con mayor conciencia de clase tuvieron que enfrentar a los sectores reformistas<br />

que buscaban la conciliación con las empresas explotadoras. El periódico de la Federación Obrera<br />

de Magallanes alertaba: "Los obreros deben rechazar rotundamente a esos mesías que dicen ser<br />

amigos. Poseedores los proletarios de la fuerza, sólo con sus propias fuerzas deben contar, y el rudo<br />

y diario batallar deberán ser los mejores aleccionadores y maestros en los conflictos que la guerra<br />

contra la dictadura del capital ocasiona (...). El boicot, el sabotaje o a la mala paga maltrabajo, la<br />

huelga general y la acción conjunta revolucionaria del pueblo bástanle al obrero en su lucha, para<br />

70


triunfar sin necesidad de arbitrajes, ni intermediarios de cualquier especie" 197 . Este artículo muestra<br />

una elevada conciencia de clase de los obreros magallánicos. Rechazan el arbitraje y sólo confían en<br />

la acción directa, en su propia fuerza de clase.<br />

En diciembre de 1912 estalla en Magallanes la primera huelga de los trabajadores agrícolas.<br />

Su órgano de prensa manifestaba: "La huelga de los trabajadores del campo ha dado tanto que<br />

pensar a los estancieros que día a día va tomando mayores proporciones en todo el territorio; es algo<br />

que desde hace mucho tiempo venía preparándose callada y paulatinamente. Los obreros del campo,<br />

que forman la inmensa mayoría productora del territorio, son los que están más mal remunerados si<br />

se toma en cuenta los pocos meses de trabajo que tienen durante el año" 198 . La huelga duró más de<br />

quince días y se extendió a otros gremios de la provincia. El apoyo solidario de unos 3.000<br />

trabajadores de la zona permitió conquistar la mayoría de las peticiones formuladas. El periódico de<br />

la FOCH comunicaba el 21 de diciembre: "Con mucha razón se puede decir que la huelga ha sido el<br />

triunfo más colosal que registran los anales de la lucha del proletariado".<br />

Este triunfo de los obreros agrícolas fortaleció la Federación Obrera de Magallanes y sirvió<br />

como antecedente para la creación en 1927 del Sindicato Profesional de la Industria Ganadera y<br />

Frigorífica de Magallanes, el primer sindicato agrícola chileno.<br />

Las protestas de los inquilinos y obreros agrícolas de la zona central se hicieron tan<br />

ostensibles que comenzaron a inquietar seriamente a los latifundistas. En 1911, el Boletín de la<br />

Sociedad Nacional de Agricultura manifestaba que "los medios de que el pueblo se vale para<br />

reclamar sus derechos y pedir justicia, la extensión ilimitada que quiere dar a esos derechos y las<br />

soluciones que suele pedir para los conflictos que surgen del orden actual de cosas, no son<br />

ciertamente las más adecuadas" 199 . Los lamentos de los terratenientes se referían a los afuerinos.<br />

Efrain Vásquez anotaba en 1913: "El forastero, cuando no le conviene el salario que gana en un<br />

fundo, exige un aumento o se manda a cambiar. Y como la falta de brazos se hace sentir cada día<br />

más acentuadamente en nuestros campos, generalmente logra un pequeño aumento de su<br />

remuneración" 200 .<br />

Este movimiento de protesta de los trabajadores agrícolas contó con la colaboración de los<br />

activistas de la FOCH y del Partido Obrero Socialista que recorrían los campos para ayudar a sus<br />

hermanos de clase a organizarse. Esta tesonera labor alcanzó expresión orgánica al constituirse en<br />

1919 las primeras federaciones de inquilinos y obreros agricolas en las provincias de Santiago y<br />

Aconcagua. En la sesión del 19 de noviembre de 1919 de la Sociedad Nacional de Agricultura, "el<br />

socio José Ignacio Huidobro expresó que había creído necesario informar al Directorio de la grave<br />

situación que se estaba creando en los fundos de la región de Catemu. Se refiere a que se habrían<br />

formado federaciones entre los inquilinos, que al parecer tuvieron su origen en delegaciones de las<br />

federaciones establecidas en las minas" 201 .<br />

A los intentos de organizar una federación de inquilinos en el Valle de Aconcagua,<br />

siguieron otras experiencias similares en 1919. 202 Al año siguiente, empezó la organización de los<br />

Consejos Federales o Comités de Trabajadores agrícolas que darán motivo a la protesta presentada<br />

por los terratenientes al presidente Arturo Alessandri. La colaboración del proletariado minero y<br />

urbano con los trabajadores agrícolas, cuya organización era alentada por Luis Emilio Recabarren,<br />

fue forjando los primeros embriones de la unidad obrero campesina.<br />

Bandidaje y bandolerismo social<br />

El bandidaje, que se remonta a la época colonial, proliferó durante las primeras décadas del<br />

presente siglo. Su principal escenario de operaciones fue la zona central y sur.<br />

Los campesinos se incorporaban a las bandas por falta de trabajo o para huir de la justicia<br />

burguesa que les atribuía arbitrariamente algún crimen o los perseguía por algún robo cometido.<br />

Las acciones de los bandidos recrudecieron a principios del siglo. En la sesión del 2 de enero de<br />

1900 de la Cámara de Diputados, Jorge Huneeus manifestaba: "Ni ha bastado publicar reglamentos<br />

71


y reorganizaciones de policías ni fusilar cincuenta condenados cada año para que disminuya el<br />

inaudito vandalismo que asola nuestros campos y ciudades, especialmente en el sur" 203 . Así se<br />

reconocía el fracaso de la cruzada antibandalistica encabezada por el sanguinario capitán Hernán<br />

Trizano.<br />

Oscar Castro tiene un cuento titulado "El último disparo del negro Chávez", donde se narra<br />

la persecución del bandido Chávez que hacía incursiones en la zona central: "Desde meses atrás un<br />

caballo de miedo galopaba la comarca, haciendo eco tétricamente en el corazón de hacendados,<br />

capataces y campesinos. Hoy era un hombre que aparecía degollado en cualquier recodo; mañana<br />

un mayordomo que saliera de su fundo y que retornara luego, con la noche a cuestas, atado sobre su<br />

cabalgadura y con cuatro agujeros en el cuerpo; o bien un "jutre" que se presentaba a la justicia<br />

reclamando del incendio de sus sementeras o de fechorías realizadas con su ganado (...). La mano<br />

que actuaba en aquellos desmanes elegía siempre como blanco a los patrones más déspotas, a los<br />

capataces que con mayor dureza trataban al inquilinaje, a los mayordomos que no hacían distingo<br />

entre peón y perro" 204 . El negro Chávez fue amasador en su juventud hasta que una injusticia lo<br />

obligó a convertirse en bandolero. Había sido acusado de un robo que no cometió.<br />

En "Salteadores de Chillahue", Mariano Latorre relata la muerte del bandido Hilario, de la<br />

zona central. El autor narra en primera persona su regreso a la región donde nació: "Ardía en deseos<br />

de conocer ese rincón de la cordillera de la costa, donde los hombres, dueños antiquísimos de<br />

pequeños faldeos y quebradas, hacían, de vez en cuando, asaltos a los despachos de los fundos,<br />

formados posteriormente por los nuevos ricos del salitre o por extranjeros enriquecidos de<br />

improviso (...). Cada uno de los arrieros que tropezabamos en el camino arriando pacienzudamente<br />

sus mulas cargadas de sal o de pescado seco, podía ser alguno de los miembros de la banda (...).<br />

Con respecto al jefe –que es de Chillahue- dicen que es un hombre muy grande que se para en las<br />

puertas de las casas asaltadas y dispara al aire con dos choclos uno en cada mano, como si fueran<br />

pistolas. La banda, entretanto, saquea el almacén. Luego se pierden en los cerros (...). No se ha<br />

hecho ninguna muerte y, cosa curiosa, se ha robado las cuentas y vales de los gañanes" 205 . A su<br />

modo, los bandidos ayudaban a los peones o gañanes que siempre estaban endeudados en la<br />

pulpería del patrón.<br />

La obra que mejor refleja esta parte de la realidad social es "Historias de Bandidos", de<br />

Rafael Maluenda. Las narraciones más interesantes se refieren a un personaje auténtico, el famoso<br />

bandido Ciriaco Contreras. El autor ha recogido las anécdotas de los labios del propio hijo del<br />

bandido. Son cinco relatos que están enhebrados por la relación entre un médico de Talca y Ciriaco<br />

Contreras. En retribución por haberlo curado de una enfermedad, Ciriaco colaboró con el médico,<br />

que era liberal, en una elección con el fin de desmontar el fraude de los conservadores. Maluenda<br />

narra parte de la vida de Ciriaco: "Nadie en Talca ignoraba lo que había sido la vida de Ciriaco<br />

Contreras durante estos últimos cinco años, en que, perseguido por la policía, se hizo una reputación<br />

de románticos prestigios entre asaltos sangrientos y hábiles correrías de cuatrero. Todavía en la<br />

hacienda de Huaquén, donde naciera, había inquilinos que lo recordaban mozo ordenado y juicioso,<br />

acompañando a su padre en las labores agrícolas. Cuando se casó en Talca, Ciriaco Contreras<br />

realizó sus haberes para establecerse en San Fernando con un negocio carnicero.<br />

“Fue entonces cuando, envuelto en un proceso de cuatrerismo, lo condenaron a cinco años<br />

de cárcel por encubridor (...). Al recobrar la libertad, se encontró rechazado de todas partes y,<br />

entonces, deseoso de otros ambientes, comenzó su peregrinaje de trabajo hasta establecerse en<br />

Rancagua, donde tuvo créditos y apoyo de los hacendados Correa Toro (...). Después se fue a<br />

Chillán con ánimo de establecerse definitivamente. Y allí la fatalidad le salió al encuentro en un día<br />

de carreras, durante la reyerta que una topeadura provocara entre un grupo de jinetes borrachos" 206 .<br />

Al dar muerte a su contendor, Ciriaco tuvo que huir: "Fueron meses de persecución y<br />

huídas, realizadas en medio de corridas azarosas y arriesgadas. Creyó un tiempo después que podía<br />

pasar inadvertido en un pueblo alejado y se estableció en San Javier con un negocio de carretas<br />

fletadoras, para el comercio minorista de los pueblecitos entre Talca y Parral. Pero, descubierta su<br />

pista, renunció al trabajo organizado, dedicándose a pequeñas transacciones realizadas por terceras<br />

manos entre los comerciantes de ganado de la región. La existencia aventurera le puso en contacto<br />

72


con otros forajidos. Su bravura lo erigió, naturalmente, en jefe de aquella banda dedicada al<br />

cuatrerismo, y que en los campos de Talca, Maule y Linares. La formalización de las persecuciones<br />

policiales, por causa de salteos que habían producidos muertes en algunos fundos de Curepto,<br />

Lircay, Claro, Pelarco, puso a prueba la audacia de la banda de Ciriaco Contreras. Se corrieron<br />

entonces hacia Curicó, Molina, Los Cerrillos de Teno y Mataquito, dedicándose a asaltar las<br />

caravanas de comerciantes y librando verdaderas batallas con los policías rurales" 207 .<br />

A nuestro modo de entender, el bandidaje expresó en última instancia un fenómeno de<br />

protesta social contra la autoridad y la llamada justicia. Los bandidos descargaban su ancestral<br />

rebeldía contra los dueños de fundos, los mayordomos de campos y los policías. Castigaban a los<br />

patronos y capataces que abusaban con los peones e inquilinos. A veces, repartían entre los pobres<br />

del campo el ganado robado a los ricos. En los asaltos a los fundos, a menudo se llevaban las<br />

cuentas y los vales que adeudaban los peones. Esto explica la popularidad de la que gozaban<br />

algunos bandidos entre los sectores más explotados del campo y de las aldeas rurales, fenómeno<br />

social que pude apreciar en 1963-64 a través de relatos de testigos de época cuando estuve en<br />

calidad de preso político relegado durante un año y medio en el pueblecito de Curepto, cerca de<br />

Talca. Esas historias orales todavía transmitían con entusiasmo las aventuras de Ciriaco Contreras,<br />

una especie de Robin Hood.<br />

Capítulo VII<br />

EL MOVIMIENTO <strong>DE</strong> MUJERES<br />

El contexto mundial y latinoamericano de la lucha por la emancipación de la mujer.<br />

Las luchas de las mujeres chilenas y, por extensión, latinoamericanas por el derecho al voto,<br />

el divorcio, la maternidad voluntaria y otras reivindicaciones específicas forman parte del proceso<br />

mundial de emancipación femenina.<br />

Las inglesas se colocaron a la vanguardia de la lucha por el derecho al voto, particularmente<br />

Emmeline Pankhurst y sus hijas Silvia y Cristabel. El 21 de Junio de 1908 encabezaron en Londres<br />

un desfile de 400.000 sufragistas, realizando acciones directas, como incendios de comercios,<br />

destrucción de ventanales y quebrazón de vidrios en la zona burguesa del West End. La consigna<br />

"Voto para las mujeres" fue escrita "con ácido, en el césped de los campos de Golf" 208 . Luego de<br />

sufrir altos y bajos en su movimiento, las inglesas lograron el derecho a voto en 1918 para las<br />

mayores de 30 años y en 1928 a la misma edad que los hombres. Las mujeres de Nueva Zelandia,<br />

Finlandia, Países Bajos y Noruega lo habían conquistado en 1893, 1906, 1913 y 1917<br />

respectivamente. En Francia, recién se conquista el derecho al voto en 1935. En Alemania, en 1919;<br />

en Estados Unidos al año siguiente.<br />

Paralelamente se luchaba por la reforma de la restringida ley de aborto a través de un<br />

proyecto presentado por Stella Browne en 1934, en el que se pedía el aborto, sin trámites ni<br />

complicaciones: "La separación entre placer sexual y procreación contenía una libertad política vital<br />

para las mujeres, al hacer practicable la diferenciación entre las funciones erótica y las funciones<br />

reproductivas. Sólo cuando las mujeres se sintieran liberadas del terror al embarazo no deseado<br />

podrían empezar a gozar libremente del sexo" 209 . La parisina Nelly Roussel llegó a plantear en 1920<br />

"la huelga de vientres".<br />

En Francia, el Consejo Nacional de Mujeres, fundado en 1901 por Sarah Mond, puso el<br />

acento en la igualdad de salarios, la patria potestad y el derecho de la esposa a administrar sus<br />

propios bienes.<br />

Las mujeres europeas trataron también de ganar espacios en los sindicatos, hasta entonces<br />

coto privado de los hombres. En Francia, de 30.900 sindicalizadas en 1900 pasaron a 239.000 en<br />

1920 sobre un total de 1.355.000 hombres afiliados a sindicatos. Algunos sindicatos, como los del<br />

libro, sólo en 1919 aceptaron el ingreso de mujeres a su Federación. Otros, como el metalúrgico, no<br />

73


permitieron representación de la mujer sino hasta 1936. En 1921 una mujer alcanzó a ser elegida en<br />

el puesto de secretaria federal de la G.G.T de la alimentación. Veinte años después accedía a un<br />

cargo de la C.G.T una mujer: Marie Couette.<br />

Es creencia generalizada de que las mujeres latinoamericanas estuvieron muy retrasadas<br />

respecto de las europeas en la lucha por el derecho al voto. La verdad es que no es así, ya que las<br />

ecuatorianas lograron esa conquista en 1925 y las brasileñas y uruguayas en 1932, es decir antes<br />

que en Francia y muy pocos años después que en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos.<br />

Matilde Hidalgo, primera ecuatoriana en recibirse de doctora en medicina, fue también una<br />

de las primeras mujeres de América Latina en salir elegida diputada. Al ser relegada a la calidad de<br />

suplente, miles de mujeres se rebelaron: "queremos una voz femenina que sepa defender nuestros<br />

derechos, pospuestos injustamente por sociedades constituidas bajo prepotencia viril" 210 . La<br />

brasileña Berta Luz fue elegida diputada en 1936.<br />

En Argentina, cuando la mujer no tenía derecho a voto, Angélica Mendoza fue presentada<br />

como candidata a la Presidencia de la República.<br />

Las mujeres latinoamericanas tampoco estuvieron rezagadas respecto de las europeas y<br />

norteamericanas en el combate por conquistar el derecho al divorcio. Las primeras en obtenerlo<br />

fueron las uruguayas en 1907, bajo la presidencia de José Batlle y Ordoñez. Una década más tarde,<br />

las cubanas lograron una ley de divorcio. El protagonismo social y cultural de las latinoamericanas<br />

fue destacado, como lo prueba la participación de las mujeres en la Revolución Mexicana, (1910-<br />

1920), en la lucha por la independencia política de Cuba y Puerto Rico, en la resistencia de las<br />

venezolanas a la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935); uno de los ejemplos más notables<br />

fue el de la colombiana María Cano, la primera trabajadora en ser elegida vicepresidente de una<br />

Central Sindical y dirigenta del Partido Socialista Revolucionario.<br />

María Jesús Alvarado fue una de las primeras peruanas en luchar tanto por los derechos de<br />

la mujer como por las reivindicaciones de los indígenas, al igual que Dora Mayer y María Wiesse,<br />

integrantes de la redacción de la revista "Amauta", orientada por José Carlos Mariátegui.<br />

El aporte cultural de las mujeres en las primeras décadas del siglo XX fue relevante, desde<br />

una Gabriela Mistral hasta Alfonsina Storni, pasando por la escritora venezolana Teresa de la Parra<br />

y la peruana Clorinda Matto. En música sobresalieron las brasileñas Unice Katunda y Esther Scliar,<br />

la uruguaya Teresa Carreño y la dominicana Margarita Luna.<br />

Cabe también destacar en esta fase histórica el surgimiento del periodismo femenino,<br />

comenzando con la revista "Mujeres Mexicanas", dirigida por Adela López, y la revista<br />

"Femeninas", fundadas por la colombiana María Rojas Tejada. Uno de estos primeros periódicos<br />

fue creado en Argentina por la obrera anarquista Juana Rouco Buela. En el primer número (15 de<br />

Agosto de 1922) del periódico "Nuestra Tribuna" se decía en letras de molde: "Hubo muchos que<br />

auguraban su pronta desaparición, ya que era una quijotada sacar un periódico anarquista escrito y<br />

dirigido por mujeres" 211 . Periodista, al igual que las trabajadoras Juan Rouco y Carolina Muzilli, fue<br />

la uruguaya María Abila, inspiradora en 1902 de las revistas feministas "Nosotras" y "La Nueva<br />

Mujer".<br />

Parte de estas actividades se expresaron en organizaciones autónomas de género y de clase.<br />

A principios de la década de 1920 se fundó en Cuba el Club Femenino; en Ecuador, el grupo "Rosa<br />

Luxemburgo" participó activamente en la huelga de Guayaquil (1922), En Puerto Rico se fundó en<br />

la década de 1920 la Asociación Feminista Popular, presidida por Franca de Armiño, obrera<br />

tabaquera. Era Perú, María Jesús Alvarado creó en 1915 el grupo "Evolución Femenina" y en<br />

Bolivia fue fundada en 1927 la "Federación Obrera Femenina de la Paz" 212 . En Argentina, nació la<br />

Unión Feminista Nacional (1918). María Abella creó en 1911 la "Sección uruguaya de la<br />

Federación Femenina Panamericana". Paulina Luisi, dándose cuenta de que era necesario combinar<br />

los postulados feministas con las reivindicaciones de clase de las mujeres, dio nacimiento en 1923 a<br />

la Alianza Uruguaya de Mujeres.<br />

74


Precisamente, uno de los países donde el feminismo surgió ligado a las luchas populares fue<br />

México, proceso que se reflejó en el Primer Congreso Feminista, celebrado en Mérida en 1917.<br />

Del seno de estas organizaciones sociales y culturales surgieron los primeros partidos<br />

feministas, uno de ellos fue el Partido Femenino Republicano, fundado en Brasil en 1910, liderado<br />

por la profesora Leolinda de Figueiredo Dalto. Otros, el Partido Feminista Nacional, creado en<br />

Argentina en 1919, y el Partido Democrático Femenino de Uruguay, todos de efímera existencia al<br />

ser combatidos no sólo por la burguesía y la Iglesia sino también por los sectarios partidos de<br />

izquierda.<br />

Feminismo y protagonismo social de la mujer en Chile<br />

Durante las primeras décadas del presente siglo, la situación de la mujer no experimentó<br />

cambios sustanciales respecto del siglo pasado. A pesar de que el número de mujeres en Santiago<br />

sobrepasaba el 54% del total de la población, seguía sometida al régimen patriarcal y considerada<br />

un ser inferior cuya misión era procrear hijos. La mayoría estaba constreñida al hogar. Sin embargo,<br />

un sector había logrado incorporarse a la producción, especialmente en los talleres artesanales y<br />

fábricas textiles. El desarrollo de las actividades terciarias amplió, asimismo, el campo de empleo<br />

de la mujer. Las modistas y las costureras realizaban trabajo a domicilio, encargado por las<br />

empresas artesanales y fabriles. Según Gabriel Salazar, "en 1909 la industria del vestuario y<br />

confección ocupaba, en conjunto, 10.753 operarias. Sólo las industrias de alimentos y del cuero<br />

ocupaban un número similar" 213 . En síntesis, en el sector industrial, en 1910, laboraba un 23% de<br />

mano de obra femenina.<br />

Hacia 1913 las empleadas de comercio bordeaban el militar en Santiago. Trabajaban de 8<br />

de la mañana a 7 de la tarde, obviamente de pie, pues recién en los años siguientes comenzó<br />

aplicarse la Ley de la Silla.<br />

En fotos de la época se muestran desfiles de estas mujeres en pro de sus reivindicaciones,<br />

enarbolando estandartes que decían: "Sastres y Costureras Mancomunados". En el primer Congreso<br />

Nacional de las Mancomunales (1914) fue elegida Clotilde Ibaceta, delegada sindical de Valparaíso.<br />

La mujer campesina laboraba en la pequeña propiedad de su marido como obrera asalariada<br />

en las temporadas de siembra o cosecha. Por ordeñar se les pagaba $1,50 al mes por cada vaca y un<br />

litro de leche diario. Rabinovitch comentaba en 1915: "el salario que percibe es un complemento del<br />

salario del padre de familia... cuando se casa es auxiliar del salario del marido... en ambos casos,<br />

este salario por muy inferior que sea, no tiene más desagrado y complicaciones que la manifiesta<br />

injusticia; pero, cuando está destinado a satisfacer las necesidades de una mujer sola y sin familia,<br />

es desquiciador, insuficiente e inmoral" 214 .<br />

Las mujeres que pertenecían a las capas medias lograron algunos avances con la ampliación<br />

de las matrículas en el Instituto Pedagógico creado en 1893 y con la generalización de los Liceos.<br />

En 1927 funcionaban 791 escuelas fiscales femeninas con 225.665 alumnas, 9 escuelas normales y<br />

51 Liceos Femeninos. Una estadística de ese año registra un importante número, para esa época, de<br />

mujeres graduadas 49 doctoras, 476 farmacéuticas, 115 dentistas, 18 abogadas, 644 profesores y 5<br />

catedráticas; generaron espacio en las artes, sobresaliendo la escultora Rebeca Matte y las hermanas<br />

Mira en la pintura, además de las escritoras que trataremos más adelante.<br />

Hemos encontrado una carta muy militante de una mujer obrera, Ursula Bello de Larrechea,<br />

publicada en El proletariado del 10 de Octubre de 1897: "Se acerca el momento de levantar la<br />

azotada cerviz ante los explotadores de nuestra labor. Nosotras, antes de ver nuestros hijos morir de<br />

hambre, alzamos la voz para infundir valor a nuestros hermanos que luchan y para maldecir a los<br />

que, por medio del capital, nos arrebaten el pan de nuestros hijos" 215 .<br />

Organizaciones de mujeres<br />

75


A la primera Sociedad Mutualista creada en Valparaíso en 1887 le siguieron otras del<br />

mismo carácter, como la Sociedad Unión y Fraternidad de Obreras (189l), "Ciencia y Progreso de la<br />

Mujer" (Valparaíso, 1894), la Sociedad de Obreras Instrucción y Socorros Mutuos Nº 1 (1894), la<br />

Asociación de Señoritas Unión y Ahorro (1897), la Sociedad Progreso Social de Señoras y Socorros<br />

Mutuos (20 de Agosto 1900), Sociedad de Protección Mutua "La Mujer" (Antofagasta 1906), la<br />

combinación de señoras "Instrucción y Socorro Mutuo" (Tocopilla, 1906) y la Asociación de<br />

Costureras "Protección, Ahorro y Defensa" (Santiago, 1906).<br />

Paralelamente, se fundaron otras organizaciones de mujeres, como la Sociedad "Estrella del<br />

Mar", la Sociedad de Señoras de Valparaíso (1892), la Sociedad de Emancipación de la Mujer<br />

(Iquique, 190l), Sociedad "El Triunfo Ilustrado Femenino" (1906), Sociedad de Señoras de Temuco<br />

(1906), Sociedad "Estrella Chilena de Señoras" (Santiago, 1906).<br />

En 1919, la educadora Amanda Labarca creó el Consejo Nacional de Mujeres. Una de las<br />

principales tareas de este organismo fue elaborar un proyecto sobre derechos civiles y políticos<br />

femeninos. En ese año, un grupo de mujeres intelectuales fundó el "Círculo de Lectura", iniciativa<br />

muy criticada por los "machistas" de la época. En 1920, Delia Matte Izquierdo creó el "Club de<br />

Señoras" destinados a elevar el nivel cultural de la mujer burguesa y de las capas medias. En 1918<br />

se había fundado el Club de Señoras de Talca y en 1919 otro similar en Concepción. Al mismo<br />

tiempo sesionaba el "Centro Psíquico femenino", la Gran Federación Femenina de Chile (1920) y el<br />

Comité Pro Derechos de la Mujer (1922).<br />

El movimiento feminista chileno, influenciado por las acciones de las mujeres europeas y<br />

norteamericanas, tuvo un nuevo impulso hacia 1910, con la fundación de la Federación Femenina<br />

Panamericana, impulsada por María Espíndola Núñez. Varias autoras escribían en periódicos y<br />

revistas artículos sobre la liberación de la mujer, reclamando derechos igualitarios a los de los<br />

hombres. María Eugenia Martínez firmaba ensayos feministas con el nombre de Maruja. Asimismo,<br />

Martina Barros de Orrego publicó -en 1917 en la Revista Chilena, una de las revistas más<br />

importantes de ese período- un polémico artículo sobre el voto femenino. 216<br />

La lucha de la mujer por la conquista de sus derechos tuvo un importante avance en 1925 al<br />

promulgarse el decreto Maza que otorgaba a las madres la patria potestad de sus hijos en caso de<br />

muerte o inhabilidad del padre, la libre administración de sus bienes, fruto del trabajo industrial o<br />

profesional, y el derecho a ser testigo.<br />

La formación de los primeros organismos de la clase obrera, como las sociedades en<br />

resistencia, las mancomunases, la FOCH y el POS, abrieron nuevos cauces para que la mujer<br />

chilena se incorporara a la vida política y Sindical. Sobrepasando la fase de las mutuales se crearon<br />

las primeras organizaciones en Resistencia, orientadas por el anarquismo, como la Federación<br />

Cosmopolita de Obreras en Resistencia (1903), la Sociedad Unión en Resistencia de Tejedoras<br />

(1906), la Sociedad en Resistencia de Sombrereras (1906)y la Sociedad en Resistencia de Operarias<br />

de la Casa Matus (1907). Una de las mujeres que tuvo una actividad muy destacada en la<br />

organización de las sociedades en resistencia fue Angela Muñoz Arancibia.<br />

Luis Emilio Recabarren fue el más decidido propulsor de la participación de la mujer<br />

obrera, empleada o estudiante en las luchas sindicales y políticas. Trataba de mejorar el nivel<br />

cultural de la mujer proletaria, alentándola a actuar en los grupos de teatro que fue creando desde la<br />

pampa salitrera hasta Punta Arenas. En esta ciudad, el 8 de Julio de 1916 dictó una conferencia<br />

titulada "La Mujer y su educación", publicada ese mismo año por la Imprenta Socialista de Punta<br />

Arenas. Respaldo el periódico feminista "Alborada", que se había fundado en Valparaíso en 1905,<br />

dirigido por Carmela Jeria.<br />

Recabarren estimulaba, asimismo, la publicación de artículos a favor de la emancipación de<br />

la mujer en los periódicos obreros, como "El Despertar, de los Trabajadores", donde aparecían<br />

frecuentes convocatorias a reuniones de los Centros Femeninos "Belén de Sárraga", que se habían<br />

formado a raíz de la visita que esta luchadora había hecho a Chile. En su edición del 6 de junio del<br />

76


1913 dicho periódico rendía homenaje a la feminista inglesa Emily Davidson por su lucha en pro<br />

del voto de la mujer.<br />

Belén de Sárraga y los Centros Femeninos<br />

La española Belén de Sárraga, que había llegado a Santiago en 1913, dio conferencias en<br />

las que expresaba su pensamiento laico libre, con fuertes críticas a la iglesia. José Santos González<br />

Vera anotaba: "los aplausos, los gritos, las palabras ardientes se confundían. Y luego nos<br />

retirábamos henchidos, felices, como si en ese instante Dios, las iglesias y el clero se hubiesen<br />

disueltos". Invitada por Recabarren a dar charlas feministas, recorrió la pampa salitrera. "Regresa a<br />

Iquique donde presenta cinco conferencias, se dirige a Negreiros y Pisagua para retomar al puerto.<br />

El sábado 3 de Julio (de 1914), el Centro Anticlerical propicia una velada en el local de El<br />

Despertar. Al finalizar el acto, precedido por la estudiantina Germinal y al son de la Marsellesa, se<br />

dirigió la columna (de manifestantes) acompañando al hotel a Belén, pasando en marcha triunfal<br />

por frente de la vicaría a las 2 de la mañana" 217 . El mismo año de su llegada (1913) se creó la "Liga<br />

de Mujeres Libre Pensadoras" en Valparaíso y el Centro Femenino Anticlerical.<br />

Los centros femeninos "Belén de Sárraga", fundados después que ella dejara Chile, ponían<br />

en escena obras de teatro popular, donde actuaban numerosas mujeres, entre ellas Teresa Flores,<br />

Aída Osorio, Ilia Gaete y otras.<br />

La Iglesia lanzaba anatemas, a través de su "Revista Católica", contra Belén de Sárraga,<br />

tratando de desprestigiarla con el argumento de que "la conferencista nada valía, sirviendo a lo más<br />

para hacer su propio negocio y el de un partido político" 218 . En el mismo número se lamentaba de<br />

que vamos "de abismo en abismo, al proclamarse la emancipación de la mujer, es decir el mayor de<br />

los horrores... Si la emancipación de la mujer ha sido y es proclamada a gritos y preparada sin ningún<br />

rubor por medio de la coeducación, felizmente resistida en la instrucción secundaria, pero<br />

practicada de hecho en la escuela de medicina y de dentística, en medio de los "relinchos de la<br />

lujurias", como habría dicho Bossuet" 219 . A pesar de este terrorismo ideológico, se creó en 1916 el<br />

Centro Instructivo de Libre Pensadoras "Luisa Michel" en recuerdo de la insigne luchadora de la<br />

Comuna de París (187l).<br />

Uno de los primeros artículos de una militante del POS, publicado en "El Socialista" el 30<br />

de abril de 1913, con la firma de Sara B. de Armijo, "La Mujer y el Socialismo", manifestaba:<br />

"desde que socialismo no admite opresión, esclavitud o imposición de voluntad, no rechacéis al que<br />

quiere daros luz, que desea guiaros por la senda que debe brillar vuestra figura a la par que la del<br />

hombre (...) el socialismo será la redención de la mujer, porque el compañero se haya penetrado de<br />

que la esclavitud no debe ni puede existir, de manera que la mujer para él no es un fantoche ni un<br />

ser despreciable, como era mirada en los tiempos de antaño (y todavía hay quienes creen que no ha<br />

terminado la esclavitud de la mujer), sino una compañera a quien se debe prodigar respeto" 220 .<br />

El dirigente obrero, <strong>Salvador</strong> Barra Woll, miembro de la redacción de "El Despertar de los<br />

Trabajadores", cuenta que recibió el "encargo de Recabarren de escribir estimulando a las mujeres a<br />

organizarse y luchar por su emancipación. Estos artículos los firmaba con seudónimo: Dora Vals.<br />

Recuerda que en el local de la imprenta había un gran cartel en el que aparecía una sufragista<br />

montada en caballo blanco. Es indudable que esta figura corresponde a la "Generala Drummond",<br />

miembro del directorio de la W.S.P.U. y llamada así porque encabezaba los desfiles sufragistas<br />

montada en un caballo blanco" 221 .<br />

En la III Convención Nacional de la FOCH (1919), Recabarren señaló que "las<br />

organizaciones femeninas estaban bien representadas", especialmente en Mejillones, Unión y<br />

Antofagasta.<br />

Como muy pocos hombres de la época, Recabarren comprendió la significación histórica<br />

del movimiento feminista y, como ningún otro latinoamericano dirigente de un partido proletario (el<br />

POS), estimó que la mujer es más oprimida que el propio trabajador: "es rareza que la mujer y el<br />

77


trabajador hayan llegado a tener conciencia clara de su servidumbre y menos aún la mujer, porque<br />

está colocada a nivel más bajo que el obrero; porque ha sido y es aún considerada y tratada por éste<br />

como un ser inferior... tiene que aspirar a ser en la sociedad un miembro investido de iguales<br />

derechos que el hombre; su igual en todos los conceptos" 222 . Como muestra de su fervorosa<br />

adhesión al feminismo, Recabarren llegó a componer la letra del Himno de los Centros Femeninos<br />

"Belén de Sárraga", cantada con la música del coro de la ópera "Norma", además de escribir la obra<br />

de teatro "Desdicha Obrera", donde escenifica la explotación tanto del obrero como de la mujer.<br />

Su compañera, Teresa Flores, junto con Juana A. de Guzmán, María Castro y otras fueron<br />

animadoras de esos Centros Femeninos que germinaron en plena pampa salitrera. El 10 de abril de<br />

1913,Teresa Flores escribía en "El Despertar de los Trabajadores": "hago saber a las lectoras de<br />

Iquique que en el vecino puerto de Antofagasta se ha organizado el viernes último un centro de<br />

mujeres libre-pensadoras. Invito a mis amigas y compañeras de ideas a organizar aquí en Iquique<br />

un centro análogo al de Antofagasta". Teresa llegó en 1923 a ser elegida en el consejo ejecutivo de<br />

la FOCH, constituyéndose en la primera mujer dirigenta nacional de una central sindical chilena y<br />

también a latinoarnericana junto con la colombiana María Cano, antes que las europeas.<br />

Allí se gestaron las "huelgas de las cocinas apagadas". Virginia Vidal -en una entrevista<br />

hecha por Luisa Werth- recuerda que cuando no había alimento en las pulperías de las oficinas<br />

salitreras "surgía el contlicto de las cocinas apagadas. Los comités de dueñas de casa iniciaban la<br />

movilización hacia el sindicato. Los hombres llegaban a almorzar. Al no encontrar a las mujeres,<br />

viendo que no había qué comer, también se iban al sindicato. Nos ibamos a la línea por donde venía<br />

el vagón con los hombres -traídos como animales-, nos cruzábamos por delante haciéndolos bajar y<br />

obligándolos a ir al sindicato. Las directivas obreras y de dueñas de casa partían a la oficina central,<br />

al Bienestar, a tratar el asunto con los patrones. Llegaban carabineros, pero tenían miedo porque las<br />

mujeres les agarraban el trasero, lo que los ofendía mucho" 223 .<br />

El Partido Cívico Femenino<br />

Un hecho relevante fue la creación en 1919 del Partido Cívico Femenino, orientado por<br />

Esther La Rivera, Berta Recabarren, Graciela Mandujano y Graciela Lacoste. Rápidamente se<br />

extendió a Quilpué, Concepción y otras regiones del país. Tuvo un nutrido intercambio con sus<br />

hermanas latinoamericanas.<br />

Sus estatutos -sostiene Julieta Kirkwood- "fueron elaborados después de un interesante<br />

intercambio epistolar con todos los movimientos feministas de habla hispana de la época, los que,<br />

en singular espíritu de internacionacionalismo feminista, facilitan la tarea a sus hermanas chilenas.<br />

Así, se reciben estatutos del Consejo de Mujeres Feministas de Montevideo (1916-1919); estatutos<br />

del Consejo Supremo Feminista de Mujeres Españolas y ejemplares de la revista Redención,<br />

además de los estatutos de la Liga Española para el Progreso de la Mujer, primera entidad feminista<br />

creada en España. De la Argentina se reciben los aportes de la Liga de Derechos de la Mujer de la<br />

Secretaría General del Partido Feminista Nacional. Con todos estos aportes en 1922 se plasman los<br />

estatutos del Partido Cívico Femenino, que en síntesis propone: conseguir reformas legales para que<br />

la mujer pueda obtener los derechos que por tanto tiempo se le han negado (voto y derechos<br />

civiles), autonomía e independencia de toda agrupación política o religiosa; abolición de todas las<br />

disposiciones legales y constitucionales que colocan a la mujer en una inferioridad indigna. Este<br />

partido editó durante más de 10 años la revista Acción Femenina, llegando al inusitado tiraje de<br />

10.000 ejemplares, donde entre otras cosas se propone el voto municipal, a modo de ensayoaprendizaje<br />

para el voto total. Debido a ello, el Partido se lanza en campaña y movilización pro<br />

voto municipal, en el entendido de que la administración comunal edilicia se halla más cerca del<br />

ámbito femenino (la economía del hogar) que del masculino que lo desvía a politiquería... Esta<br />

publicación también critica el dogma de que la única escuela de la mujer es el matrimonio, inercia<br />

que ha deformado su cerebro. Se pregona la coeducación en los colegios y se denuncia la enseñanza<br />

dada a las mujeres pobres por las damas de caridad. Acción Femenina combate los prejuicios en<br />

relación al trabajo femenino, presentando estadísticas del número creciente de mujeres en las<br />

fábricas, comercios, campos y otras empresas. El Partido Cívico Femenino da conferencias en<br />

78


centros obreros femeninos sobre higiene, conocimiento de cultura cívica y, en especial, sobre el<br />

inícuo sistema de explotación del trabajo de la mujer proletaria" 224 .<br />

El primer volante del Partido Cívico Femenino manifestaba: "Colectividad femenina en<br />

Chile que trabaja directamente por la obtención de los derechos civiles, judiciales y políticos de la<br />

mujer. Damas, pasad a inscribirse (en Santo Domingo 845) hoy mismo en los registros de este<br />

Partido". En 1923, otra Asamblea nombró una nueva directiva. En 1921, la campaña por la<br />

emancipación de la mujer fue reforzada por la publicación de "Evolución Ascendente", periódico<br />

nacional feminista, dirigido por Sofía de Ferrari Rojas. Ese mismo año se fundó la "Federación<br />

Unión Obrera Femenina". Otros intentos de organización política de las mujeres fueron el Partido<br />

Femenino Progresista Nacional (1921) y el Partido Demócrata Femenino (1924).<br />

Protagonismo<br />

Andrés Sabella relata: "En los movimientos sociales, las pampinas desempeñaron actividad<br />

y heroísmo. En la masacre de "San Gregorio" se encarceló a 3 mujeres. Doña Irene Vargas, durante<br />

los días acres de la matanza de "La Coruña", recorrió la Pampa de Tarapacá para "ayudar a bien<br />

morir a los "federados", desafiando sospechas, balas y amenazas. Esta actividad solidaria le valió un<br />

título de fuerza y dulzura: la abuela de la revolución. Doña Juana Barraza y doña Lucía Zajaya<br />

procedieron con igual entereza. En la Huelga del Tarro, las mujeres de Antofagasta, en 1919,<br />

demostraron una acción directa: era menester un acto contundente; se acostaron en la línea férrea y<br />

como la policía no pudo retirarlas, el tren se detuvo y la Huelga fue ganada" 225 .<br />

La mujer también comenzó a intervenir activamente en la Federación de Estudiantes de<br />

Chile (FECH). José Santos González Vera, en un relato autobiográfico titulado Cuando era<br />

muchacho, relata la actitud de los hombres ante la primera actividad de las mujeres universitarias<br />

en la FECH de 1920: "Los estudiantes, cuando ellas expresaron su deseo de colaborar, procedieron<br />

con prudencia. Hiciéronles arreglar el Club, ordenar la biblioteca y organizar tés en beneficio de la<br />

escuálida caja estudiantil" 226 . En el mismo libro, González Vera recuerda las representaciones que<br />

se hacían en el teatro obrero del centro "Francisco Ferrer", de tendencia anarquista. A ese local,<br />

"llegó un día una mujer que habló ante nosotros. Las demás, muy pocas, que acompañaban a sus<br />

maridos, toleraban nuestras ideas más por ser cónyuges de libertarios que por nacerles. La joven<br />

habló de la emancipación femenina" 227 .<br />

Desde principios de siglo las mujeres comenzaron a trabajar en los tranvías, en calidad de<br />

conductoras. "Llevaban una canotier sujeto al moño con largo alfiler -recuerda Joaquín Edwards<br />

Bello. Cuando regresé de mi larga estada en Europa, el año 1920, presencié una escena tranviaria<br />

que me llenó de asombro; dos borrachos subieron al tranvía eléctrico entonces y encararon a la<br />

conductora, chiquita y morena, de manera ofensiva. Tomó ésta a uno por uno del brazo y los hizo<br />

bajar mediando puñetes de añadidura" 228 .<br />

La norteamericana Marie Robinson Wright, de visita en Chile, comentaba en 1904: "las<br />

mujeres andan solas", juicio corroborado por Charles Pepper en su libro De Panamá a Patagonia,<br />

publicado en 1906: "Las Chilenas son menos limitadas por sus tradicionales formalidades españolas<br />

que las mujeres de otros países de América del Sur. Ellas emprenden ocupaciones por sí mismas y<br />

muchas están empleadas en los negocios y oficinas". Con criterio similar opinaba el escritor ingiés<br />

W.H. Koebel en 1913: "En la actualidad, su educación es tan liberal que el elemento femenino llega<br />

a tener opción a exhibir sus cualidades intelectuales" 229 .<br />

Joaquín Edwards Bello subraya el papel de las mujeres en el canto: "Cada vez que se trata<br />

de canto en la vida chilena aparecen mujeres. Las “Pan de Huevo”, en 1910, como su nombre lo<br />

indica, eran mujeres. Pocos eran los hombres que cantaban tonadas en mis tiempos... Las cuecas<br />

chilenas son cantos de mujeres, llevan nombre de mujeres: La llorona, Caramba las bolivianas, etc...<br />

En la cueca la mujer con poco esfuerzo lleva al hombre de las narices. El hombre es un pelele<br />

presuntuoso y al mismo tiempo atontado, que salta, que gira y patalea como si la mujer lo hubiera<br />

embrujado. Al fin el hombre cae fulminado y de rodillas" 230 .<br />

79


En otra crónica, Edwards insistía en este tema que tanto le llamaba la atención: "En Chile<br />

cantaban preferentemente las mujeres. La más genial y creadora de todas fue doña Blanca Tejado<br />

de Ruiz. Sofía del Campo y su hija, Rosita Serrano, llamaron la atención en todas las partes donde<br />

las escucharon ... Juan Rafael <strong>Allende</strong> cantaba y payaba. Portales cantaba en la guitarra....O'Higgins<br />

tocaba el piano. ¿Qué pasó en Chile para que dejaran de cantar y de payar los hombres?" 231 .<br />

Desde 1909 ya se discutía el problema de las penas a la mujer por adulterio. Edwards Bello<br />

comentaba: "El marido que sorprende a su esposa infraganti, en delito de adulterio, puede darle<br />

muerte y queda eximido de castigo, según el número 11 del artículo 1 del Código Penal. En el<br />

Congreso Nacional se ha recibido un mensaje tendiente a abolir dicha ley. Se trataba de uno de los<br />

aspectos del triunfo de los derechos de las mujeres. Sin embargo, hay otras leyes, como las<br />

referentes a hijos ilegítimos, que debieron ser abolidas con mayor razón, por cuanto la llamada ley<br />

del honor casi no ha tenido uso entre nosotros; en cambio, las leyes que mayores humillaciones<br />

hacen pasar a las madres solteras, son del uso cotidiano... hay en Chile innumerables personas<br />

mediocres de la clase privilegiada cuya única importancia consiste en su origen familiar legítimo y<br />

por lo mismo defienden lo poco que les queda para alimentar su vanidad. En este sentido es Chile la<br />

más atrasada de las democracias... No hay en el mundo país donde se cometan más ultrajes contra<br />

mujeres por pandillas de cogoteros como en el nuestro... si un escuadrón de mujeres fuera a las<br />

cárceles para castigar con sus uñas a esos repugnantes cobardes, yo diría: las mujeres han ganado la<br />

batalla" 232 .<br />

Este hombre, que miraba con simpatía la causa de las mujeres desde comienzos del siglo<br />

XX, narraba el funcionamiento de los Salones Literarios, estimulados por las mujeres cultas de la<br />

burguesía: "Doña Lucía Bulnes tuvo un salón literario, que conocí en 1920. Doña Lucía publicaba<br />

revistas, escribía cuentos y crónicas con vigor y originalidad ... Sin sombra de snobismo, recibía de<br />

preferencia a intelectuales.. otros salones literarios fueron los de doña Martina Barros de Orrego, de<br />

doña Inés Echeverría y de doña Ana Swinburn... Esta recibía en su casa a escritores, músicos,<br />

poetas. Fue en sus salones donde D'Halmar, de guantes y corbata Lavaliére, conoció a don Federico<br />

Puga Borne, su protector" 233 .<br />

Escritoras<br />

En esos escenarios leyeron sus escritos Iris (Inés Echeverría de Larraín) Shade (Mariana<br />

Cox), Sarah Hubner, Lily Iñiguez Matte, Amalia Errázuriz y Teresa Prats. Iris (1868 -1949) escribió<br />

numerosas obras: "Hacia el Oriente", "Emociones Teatrales", "Hojas caídas", "Tierra Virgen",<br />

"Perfiles Vagos", "Diario Intimo" y el libro en francés "Entre deux mondes". Tenía una pluma<br />

sarcástica, especialmente con su clase oligárquica, ya en plena crisis; su ruptura con ella, condujo a<br />

Iris a hacerse ferviente partidaria del "León de Tarapacá", vivencia que reflejó en su libro<br />

Alessandri, evocaciones y resonancias. En 1916 llegó a manifestar que "los peores enemigos de la<br />

evolución de la mujer (habían sido) los que creen ser despojados de su dominio secular, es decir, los<br />

hombres, en su calidad de clérigos, de padres o de maridos" 234 .<br />

Shade, autora de "Un remordimiento" y "La vida íntima de Marie Goetz", este último<br />

editado en 1909, perdió gran parte de la fortuna heredada de su familia Cox. Al igual que Iris tuvo<br />

inquietudes por los problemas sociales hasta el día de su muerte (1914). El crítico literario Alone<br />

(Hernán Díaz), enamorado a los 20 años cuando ella lo doblaba en edad, le rindió homenaje en el<br />

libro "La sombra inquieta".<br />

Teresa Prats, que se hacía tiempo para escribir después de una larga jornada de trabajo, dio<br />

a luz "El Romance de Madame Recamier", incursionando con temas sobre educación y arte en el<br />

campo del periodismo. "Cuando hablaba -dijo de ella Gabriela Mistral- se hacía honda la vida y el<br />

saberla en el mundo limpiaba la existencia".<br />

Elvira Santa Cruz, que escribió con el pseudónimo Roxane, directora de la revista infantil<br />

"El Peneca", manifestaba en 1913 que la mujer que trabajaba "era discriminada a tal punto que<br />

80


queda borrada del escalafón social; se diría que al preferirlo a la limosna que de mala gana le dan<br />

los parientes, cometen un acto reprensible y... es marcada con ignominioso baldón".<br />

Sara Hubner, autora de "Al desnudo", "Desde lo alto" y de varios artículos, fue una<br />

escritora más rupturista aún que las anteriores. Iconoclasta, valiente, impactó al mediocre y formal<br />

mundo burgués de la época.<br />

Tan contestaría o más fue Teresa Wilms Montt (1893-192l). Nacida en Viña del Mar se<br />

casó muy joven con Gustavo Balmaceda, del que tuvo 2 hijas. Separada, partió con Vicente<br />

Huidobro a Buenos Aires. Al terminar este romance viajó a París y Madrid, paseando su talento y<br />

belleza, admirada por Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán y Joaquín Edwads Bello. Luego se<br />

presentó en Nueva York como voluntaria de la Cruz Roja en la Primera Guerra Mundial; sus<br />

mejores páginas las acuñó en cuatro libros: "Los tres cantos", "En la quietud del mármol", "Anuari"<br />

y "Cuentos para los hombres que todavía son niños" 235 .<br />

En la primera década del siglo XX comenzaba a hacerse notoria la presencia de mujeres<br />

profesionales. Inés Echeverría reflexionaba desde su rincón burgués en 1915. "Con nuestra mayor<br />

sorpresa han aparecido unas mujeres perfectamente educadas con títulos profesionales, mientras<br />

nosotras apenas sabemos los misterios del Rosario" 236 . De esta generación de profesionales<br />

sobresalieron, para nombrar algunas, la educadora Amanda Labarca y las abogadas Matilde<br />

Brandann y Matilde Throup. En 1924 se fundó el Club de Profesoras y en 1926 la Asociación de<br />

Mujeres Universitarias.<br />

La lucha por el derecho al voto tuvo nuevas voceras con la creación de la Unión Femenina<br />

de Chile en Valparaíso en 1927, que pronto dió sus frutos con la conquista del derecho al voto a<br />

nivel municipal en 1931.<br />

El contexto indoamericano.<br />

Capítulo VIII<br />

LOS PUEBLOS ORIGINARIOS<br />

Los Pueblos Originarios de nuestro continente continuaron sufriendo en el siglo XX la<br />

escalada colonialista iniciada por la corona ibérica y seguida por el Estado burgués criollo. El<br />

despojo de tierras se reforzó con el pretexto de expandir la denominada "frontera interior". Este<br />

proceso condujo en varios países al exterminio de varias nacionalidades originarias de nuestra<br />

tierra, al mismo tiempo que se acentuaba el fenómeno de transculturización-aculturización y la<br />

migración de millones de indígenas a las ciudades en crecimiento.<br />

No obstante, el movimiento indígena resurgió con fuerza en algunos países, especialmente<br />

en México, cuya revolución ya hemos analizado en el capítulo I. Asimismo, se expresó con<br />

renovada energía en Colombia, bajo la conducción de Quintín Lame. De 1916 a 1924 hubo<br />

numerosas acciones de recuperación de tierras, especialmente en la zona del Cauca, Cundinamarca<br />

y la región bañada por el Magdalena. Un fenómeno poco corriente en otros movimientos similares<br />

del continente fue la integración de las organizaciones de Pueblos Originarios en los Congresos de<br />

la Central Sindical Colombiana.<br />

En Ecuador también se produjo un ascenso de las luchas indígenas, que fue reprimido con<br />

una inusitada masacre de 5.000 personas en septiembre de 1923 por el sólo hecho de reclamar sus<br />

ancestrales tierras 237 . Se reorganizaron en 1926 en el Congreso Indígena de Cayambe. La violencia<br />

del Estado volvió a expresarse con la masacre de 3.000 indígenas en Columbe y Colta. Los<br />

indígenas vuelven a la carga en 1934, orientados por Ambrosio Lasso, quien "lleva años de lucha.<br />

Representa el renacer del espíritu quichua. Es uno de los nietos de Rumiñahui" 238 .<br />

81


En Perú se produjo un renacer de los combates quechuas, estimulado por las posiciones<br />

progresistas de González Prada, Valcárcel y posteriormente Dora Mayer y Mariátegui. "Este<br />

proceso –dice Anibal Quijano- desató una secuela de insurreciones a lo largo de las tres primeras<br />

décadas de este siglo" 239 .<br />

Durante la década de 1920 se inició en el Perú un tipo especial de sindicalización<br />

campesino-indigena con rasgos milenaristas. Ricardo Melgar Bao anota "que Kápsoli Réategui, en<br />

base la documentación del Patronato de la Raza Indígena, han logrado evidenciar que el centro de<br />

conflicto y movimiento en el período 1922 a 1930, se concentra en alto grado en la región sur<br />

andina, la cual alcanza para los años 1928-1930 un repunte sin parangón" 240 .<br />

Los motivos principales de estas luchas fueron la recuperación de tierras y la oposición a la<br />

Ley de Conscripción Vial que obligaba a los campesinos a incorporarse como mano de obra en la<br />

construcción de carreteras. Se organizaron en Sociedades y Comités de Defensa Comunal, Unificaciones<br />

y Sindicatos de Braceros agrícolas y Sociedades de Defensa de Yanaconas. "Hay que<br />

subrayar –dice Ricardo Melgar- que la fuerza comunalista en la estructura gremial de los veinte, se<br />

potenció en los marcos urbanos y particularmente en Lima, con la conformación de las<br />

Asociaciones de Migrantes, que a diferencia de las que emergieron a partir de la II postguerra,<br />

tuvieron un perfil orgánico diferente, dado sus mayores lazos con las organizaciones obreras,<br />

particularmente con las centrales de orientación mutualista y anarcosindicalistas, perfil que altera<br />

ligeramente los rasgos culturales, fricciones localistas y funciones reseñadas por Mangin y<br />

Altamirano, para las asociaciones provincianas contemporáneas. Estas asociaciones denigrantes así<br />

como los propios comités de defensa comunal no pueden ser desligados de las tradiciones legadas<br />

por las cofradías y cajas de comunidad y el propio sistema de cargos que se reemsamblan con la<br />

adopción de los nuevos patrones organizativos y políticos. 241<br />

El exterminio de los Pueblos Originarios de la región austral chilena<br />

Uno de los tantos genocidios cometidos por la clase dominante criolla criolla a fines del<br />

siglo XIX y primeras décadas del siglo XX fue el exterminio de los onas (shelk’ nam, rama de<br />

Tehuelches) y los yámanas o yaganas y alacalufes (Kawesqar) . El genocidio fue perpetuado por los<br />

explotadores de oro en 1881 (actual Porvenir) y por los latifundistas, a los cuales el Estado había<br />

venido las tierras, con la finalidad de asegurarse la explotación del nuevo vellocino blanco, es decir<br />

la crianza de las ovejas que de 300 importadas por Enrique Reynard en 1875 se multiplicaron hasta<br />

la cantidad de 2.3000.000 en 1903.<br />

El argumento de estos "pioneros" del capitalismo agropecuario fue que los indígenas<br />

carneaban estos "guanacos blancos" para alimentarse. De este genocidio fue testigo el<br />

presidencialista español José M. Borrero, quien relató las matanzas de Cabo Domingo y<br />

Manantiales 242 ordenadas por los Menéndez, Phillips Bay Sheep Co, la mayoría de ellos agrupados<br />

en la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego.<br />

De aproximadamente 4.000 onas que habitaban en 1880 entre las planicies cercanas al<br />

Estrecho de Magallanes y el Canal de Beagle, sólo quedaban cercanas al Estrecho de Magallanes y<br />

el Canal de Beagle, unas centenas en los albores del s. XX. En 1985 murió la última Selk’ nam:<br />

Lota Kiepja, y el 5 de Abril de 1983 la última de las yaganas: Lakuatia le Kipa o Rosa Yagán. Estos<br />

pueblos del estrecho austral chileno, cuya antigüedad se remontaba a cerca de 15.000 años, fueron<br />

exterminados desde la segunda mitad del siglo XIX. "Los métodos más comunes –señala Gonzalo<br />

Flores- con los cuales se terminó por eliminar a todos los grupos familiares, aparte del destierro,<br />

incluyeron muerte por carabinas de alto alcance, muerte con arma blanca, que por lo general era<br />

sorpresiva, por la espalda y causando degollamiento, más común para las mujeres, envenenamientos<br />

masivos con estricnina y en 2 ó 3 casos podemos mencionar restos indígenas evidentemente<br />

calcinados" 243 .<br />

Testigos de esta situación fueron los Salesianos que instalaron una misión en la zona 1902.<br />

Su principal misionero fue Monseñor José Fagano, residente hasta 1908, aunque la misión se<br />

prolongó seis años más. Editaron en 1908 un pequeño "Diccionario del Idioma Fueguino y el<br />

82


Diccionario Castellano-Selknam", y en 1915 el libro Los Selknam, publicado en Buenos Aires en<br />

1915, con prólogo de José M. Beauvoir. Allí cuentan, entre otras cosas terribles, que un grupo de<br />

onas fue llevado por la fuerza a la Exposición de París (1889) y expuestos en una jaula como<br />

antropófagos: "once fueron robados en Bahía Felipe de Tierra del Fuego, 2 murieron en el viaje y<br />

otros 4 después. Uno se escapó. Retornaron sólo cuatro".<br />

La Orden Salesiana editó en 1907 en Turín un Album con fotografías del exterminio<br />

aborigen con el siguiente comentario: "Primero, los buscadores de oro, como aquel Julus Popper, el<br />

rumano que con una banda de 50 buscadores de oro explotó los filones de Bahía San Sebastián, al<br />

oriente de la Isla Grande de Tierra del Fuego (...) Así preparaban el camino para la segunda oleada:<br />

los estancieros. En 1877 trajeron ovejas, pero para el despegue comercial era necesario eliminar a<br />

los fueguinos. Ya lo decía sin tapujos en 1882 "The Daily News" de Londres: "La región se ha<br />

presentado muy apropiada para la cría de ganado, aunque aparece como único inconveniente la<br />

manifiesta necesidad de exterminar a los fueguinos. Para eso, los estancieros como el escocés Mac<br />

Lenany el inglés Sam Ishlop pagan una libra por cada indígena asesinado. Otros, más cuidadosos,<br />

pagan una libra esterlina por cada par de orejas de puma o de fueguinos (...) Despojados de sus<br />

tierras y cercados en lugares inhóspitos, lejos de su hábitat, mueren lentamente o tratan de robar<br />

aquellos "huanacos blancos" (...) No faltó el señor estanciero que soltó mastines de caza contra<br />

ellos, o aquel otro que usó la estricnina como auxilio de la "civilización" al esparcir trozos de carne<br />

envenenada en los lugares de acceso de los fueguinos (...) Gusinde hace un intento en 1919 y<br />

regresa fugazmente a Santiago para salvar a los sobrevivientes. En los círculos científicos y<br />

políticos de Santiago -relata- procuré dibujar, basado en mi experiencia personal, un cuadro claro<br />

del Estado real de la Tierra del Fuego, y sin embargo no conseguí apenas nada" 244 .<br />

Aspectos de la vida de estos Pueblos Originarios de la región austral fueron relatados por<br />

Antonio Pigafeta, tripulante de la expedición de Hernando de Magallanes en el siglo XVI, por<br />

Bougainville en 1768, Cook en 1769 y el capitán inglés Fitz Roy. También Charles Darwin en su<br />

viaje de 1832 tuvo que reconocer, a pesar de su menosprecio europeo por el "atraso de estos indios",<br />

que los yámanas o yaganes no tenían jefes, compartían sus bienes, se respetaban mutuamente y eran<br />

muy agradecidos: "daba yo a un hombre un clavo grueso, regalo muy apreciable en este país, sin<br />

pedirle nada en cambio, y él escogía inmediatamente dos peces que me enviaba en el pico de su<br />

lanza. Si un presente destinado a una canoa caía cerca de otra, se le entregaba en el acto a su<br />

legítimo poseedor" 245 .<br />

Los Rapa-nui<br />

En la isla de Pascua, "llamada por los nativos "Te Pito' ote Henua", incorporada recién a<br />

Chile bajo el gobierno de Balmaceda en l890, vivían los Rapa-nui, cuyo origen se remonta a unos<br />

500 años antes de nuestra era. Este pueblo había sido sometido por la burguesía peruana hacía 1862<br />

y vendido como esclavos.<br />

Según el isleño Alberto Hotus, presidente en 1991 del Cuerpo de Ancianos Rapa-nui: "La<br />

deportación de esclavos al Perú en un alto porcentaje provino de la población rapa-nui. En 1864 se<br />

inició la evangelización de los habitantes de la isla por el misionero Francés, el Hermano Eugenio<br />

Eyraud. En 1871 y 1872 unos 450 isleños se vieron obligados a realizar una amarga diáspora a las<br />

plantaciones de un tal John Brauder en Tahíti, dada la tiranía ejercida en Rapa-nui por el aventurero<br />

francés Jean Batista Onésime Dutrou Bornier, ex-capitán de la marina mercante y establecido como<br />

colono explotador en la isla, erigiéndose a sí mismo en "Tavana" o gobernador despiadado y<br />

déspota. Con él se inició la depredación ecológica de la isla con la explotación masiva de ganado<br />

lanar, principalmente, convirtiéndola en estercolero, sin contar el detrimento producido a plantas,<br />

arbustos y vegetales en general" 246 .<br />

El 9 de Septiembre de 1888 se firmó un acuerdo entre el rey rapanui Atamu Te Kena, en<br />

representación de los jefes o ancianos y el capitán de Corbeta don Policarpo Toro Hurtado, en<br />

representación del gobierno de Chile, por el cual se cedió la soberanía de la isla a Chile,<br />

83


eservándose los jefes Ancianos sus derechos. El capitán Toro informó al gobierno que los isleños<br />

alcanzaban a 201, de los cuales 112 eran hombres y 89 mujeres.<br />

En 1895 el gobierno chileno decidió arrendar en 1.200 pesos anuales la isla a Enrique<br />

Merlet, quien introdujo 35.000 cabezas de ganado lanar, miles de bueyes y 3.000 caballos,<br />

explotando y discriminando a los nativos. En octubre de 1900 el comandante del buque Baquedano<br />

comunicaba al encargado gubernamental de La Marina que "los naturales se encuentran quejosos<br />

con la empresa, por lo cual los reuní a todos y les pedí, por intermedio de un intérprete, me<br />

expusieran sus quejas... se quejaban de que no se les permitía usar su bandera en ningúna ocasión y<br />

finalmente que no siempre se les oía ni se les hacía justicia, como cuando se les quemaron sus<br />

camotales por un descuido del señor Merlet" (Ramon Briones: "Glosario de colonización", 2ª Ed.<br />

Imp. Novisiad, Stgo., 1900,p. 582.<br />

En 1903, Merlet cedió el 75% de las acciones de su Sociedad CEDIP (Compañía<br />

Explotadora de Isla de Pascua ) a Williamson Balfour, que tuvo el control económico de la isla por<br />

medio siglo.<br />

En este lapso se aceleró la crisis ambiental con la importación de aves de rapiña, basurales y<br />

plásticos, residuos dejados por los barcos, y depredación de la fauna marina.<br />

El Pueblo-Nación Mapuche<br />

El segundo proceso de colonialismo, abierto con la denominada "Pacificación de la<br />

Araucanía", provocó una derrota transitoria de los mapuches. Sin embargo, volvieron a resurgir en<br />

las primeras décadas del siglo XX, como nacionalidad originaria, es decir, un pueblo-nación;<br />

categoría distinta a la de Estado-nación, sistematizado en el siglo XIX por el Derecho Europeo, que<br />

en el fondo ha entorpecido hasta el presente la solución de los problemas étnicos y de<br />

nacionalidades.<br />

Los mapuches constituían un pueblo-nación o nacionalidad originaria que en el momento de<br />

la invasión española no habían formado Estado, como los incas. Les arrebataron su territorio, que<br />

es un concepto más amplio que tierra, pero los huincas no lograron hacerlos desaparecer como<br />

nacionalidad. Es importante destacar que los mapuches constituyeron siempre una nacionalidad<br />

originaria, que recién desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a cohabitar en dos Estados-<br />

Nación: Chile y Argentina. Precisamente, fueron aplastados en la década de 1880 por los ejércitos<br />

coaligados de ambos Estados. A partir de entonces, una misma nacionalidad, el pueblo-nación<br />

mapuche, vive sometido y discriminado por dos Estados.<br />

La división "legal" o formal de la propiedad territorial había sido sancionada por la ley de<br />

1866, aunque recién pudo aplicarse masivamente después de la derrota del último levantamiento<br />

general mapuche de 1881-1883. El objetivo del Estado chileno fue convertir a los mapuches en<br />

pequeños propietarios para arrancar de raíz la tradicional costumbre de posesión colectiva de la<br />

tierra. Otra forma de colonialismo fue tentarlos para que se integraran al sector comercial, al<br />

estimular la venta de su pequeña producción artesanal y agropecuaria. En esta economía de<br />

subsistencia, una parte era destinada a la producción para el autoconsumo y otra a la<br />

comercialización.<br />

La ley de Colonización Nacional del 19 de enero de 1898 estableció que para poder obtener<br />

tierras era requisito indispensable saber leer y escribir, lo cual era otra manera de dejar afuera a<br />

todos los Pueblos Originarios que habitaban Chile.<br />

Desde 1883 hasta 1920 se concretó la llamada "radicación de los mapuches".<br />

arrinconándolos en reducciones a través de una especial legislación "que asignó lotes de tierra bajo<br />

goce común y con prohibición de vender a cada parentela mapuche, entendiendo por ésta a todos,<br />

hermanos, cuñados, nietos y primos. Los legisladores de la época justificaron la medida expresando<br />

84


que mientras los mapuebes no reconocieran domicilio fijo y adquirieran hábitos de propiedad, el<br />

país no podría ofrecer tierras a los colonos" 247 .<br />

Mientras a 7.751 mapuches que habitaban 3.078 reducciones desde 1884 a 1929, se les<br />

entregaron sólo 475.423 hectáreas, a los colonos blancos extranjeros y chilenos se les repartieron 9<br />

millones de hectáreas en el territorio comprendido entre el Bío Bío y Llanquihue. "Demás estaría<br />

decir que cerca de 200.000 mapuches quedaron sin tierra. Conclusivamente: de 10 millones de<br />

hectáreas ancestralmente habitadas por los mapuches, el Estado chileno sólo reconoció cerca de<br />

medio millón por vía de títulos de merced. Cabe señalar que inclusive en esas tierras "legalmente<br />

cedidas" también hubo reiteradas usurpaciones.<br />

Una publicación de la Comisión de Pueblos Indígenas anotaba: "Hasta 1920 operó<br />

activamente la Comisión Radicadora de Indígenas. La mayor parte de los Títulos de Merced fueron<br />

entregados hasta la primera década del siglo. En los años 20 comienza a sentirse una fuerte<br />

inquietud en las comunidades: los hijos han crecido y ven que la tierra es poca y si se reparte entre<br />

todos los hermanos como es la costumbre, se va a pulverizar más aún" 248 . Precisamente, esta<br />

situación va a ser el detonante de gran parte de los combates mapuches de este período.<br />

El caso de los pehuenches de Quinquén (o "lugar de refugio"), en la comuna de Lonquimay,<br />

es por demás elocuente. Antes de la "Pacificación de la Araucanía", no había otra posesión de la<br />

tierra que la de estos pueblos originarios. Después, al Estado por medio del comandante Pascual<br />

Cid se le ocurrió entregarlos a la Comisión Radicadora, cuyo trámite se diluyó desde 1883 hasta<br />

1920. La mayoría de los mapuches no obtuvo radicación, debiendo migrar a las ciudades. Recién<br />

el 30 de mayo de 1906, "la Comisión de Títulos de Merced a Indígenas entregó sus títulos al<br />

cacique Paulino Hueiquellán" 249 , reconociendo la existencia de la familia Meliñiren Quinquén,<br />

hecho que se va a ignorar hasta 1990 en que estalla el conflicto con la Sociedad Galletué.<br />

Cinco años después, el "Estado pone a remate prácticamente toda la comunidad de<br />

Lonquimay (...) El borde del río Bío Bío fue matado de acuerdo a grandes lotes, los más pequeños<br />

de 1.430 hectáreas y otros de 2.960, 4.504", etc 250 , algunos de los cuales fueron adquiridos por el<br />

colono Guillermo Schweitzer quien, además de mantener su empresa ganadera, abrió almacenes<br />

para compra y venta de productos a los pehuenches. Detrás de Schweitzer operaba el Banco Alemán<br />

Transatlántico. A partir de 1911, los títulos "comenzaron a perderse en la maraña burocrática de los<br />

bancos Cajas de Crédito Hipotecario; diversos personajes los adquirieron. Esta situación demoró<br />

aproximadamente treinta o cuarenta años, hasta llegar a los actuales propietarios" 251 , que demás está<br />

decir estafaron y usurparon las tierras de los pehuenches, con o sin título de merced otorgado por el<br />

propio Estado chileno.<br />

Según Rolf Foerstor y Sonia Montecino "dentro de este proceso podemos distinguir tres<br />

grandes situaciones que definieron la faz del acaecer indígena: el fin de la radicación, la<br />

usurpación de tierras reduccionales y la división de las comunidades" 252 .<br />

Al desaparecer muchas comunidades, un apreciable número de mapuches se vio obligado a<br />

buscar trabajo en las haciendas en calidad de peones o en las empresas urbanas. Se produjo así un<br />

reforzamiento acelerado de la relación etnia-clase, problema teórico ignorado por la historiografía<br />

tradicional y soslayado por la mayoría de los marxistas. A partir de entonces es clave relacionar las<br />

categorías de etnia y clase, sin caer en reduccionismos de clase ni de etnia, variables íntimamente<br />

cruzadas desde la "segunda colonización" de la frontera interior, puesto que los nuevos despojos de<br />

tierra compelieron a los indígenas a entrar en un proceso acelerado de proletarización.<br />

Con la expropiación de las tierras y la venta forzosa de las fuerza de trabajo la cuestión de<br />

clase se combinó de manera entonces evidente con el problema étnico. Algunos mapuches se vieron<br />

obligados a convertirse en pequeños propietarios, otros en comerciantes ambulantes, jornaleros<br />

agrícolas y muchos en asalariados urbanos. Entonces, no sólo comenzaron a enfrentar a la burguesía<br />

como opresora de su etnia sino también como clase explotadora. La sociedad mapuche<br />

empezó así a enfrentarse como un todo al sistema y al Estado. En síntesis, la relación etnia-clase<br />

85


fue adquiriendo nuevas formas a medida que se afianzaba el propio sistema de dominación<br />

capitalista.<br />

Este proceso se aceleró con el régimen de radicación que, según José Bengoa, "provocó la<br />

transformación de la sociedad mapuche, en una sociedad de campesinos pobres" 253 . Al arrebatarles<br />

su espacio de reproducción para la ganadería, su principal actividad desde el siglo XVII, y al "ser<br />

encerrados en pequeños retazos de tierra debieron cambiar su sistema de producción (...). La<br />

pauperización de la sociedad mapuche es la consecuencia más visible del paso al minifundisino" 254 .<br />

El crecimiento de Temuco y de otras ciudades y pueblos, como Cholchol y Carahue,<br />

consolidó la colonización de los espacios fronterizos. Después de la denominada "Pacificación de la<br />

Araucanía", el telégrafo, el fusil de repetición Remington y el ferrocarril cambiaron en parte no sólo<br />

el paisaje geográfico sino también las actividades económicas, asfixiando algunas tradicionales y<br />

generando otras. Latifundistas, colonos, comerciantes, buhoneros, burócratas administrativos de<br />

pueblos y ciudades medianas van a transformar en medio siglo lo que los españoles y criollos no<br />

pudieron lograr en tres siglos y medio. De simple fuerte militar, Temuco se convirtió en pocas<br />

décadas en la ciudad más importante de la región, pasando de 7.000 habitantes en 1895 a 28.500 en<br />

1920. 255 Con el fin de atraer colonos extranjeros, el gobierno publicó en 1915 un folleto destinado a<br />

presentar la imagen de un Chile "blanco", sin indios ni mestizos: "Los indígenas de Chile eran<br />

escasos, salvo en la región del sur del valle longitudinal, esto es, en lo que después se llamó<br />

Araucanía. Por otra parte, las condiciones de clima, muy favorables al desarrollo y prosperidad de la<br />

raza blanca, hizo innecesaria la importación de negros durante la etapa colonial (...) A esta<br />

circunstancia debe Chile su admirable homogeneidad bajo el aspecto de la raza. La blanca o<br />

caucácica predomina casi en absoluto, y sólo el antropólogo de profesión puede discernir los<br />

vestigios de la sangre aborigen en las más bajas capas del pueblo" 256 .<br />

Esta ideologizada imagen de la "raza chilena", fabricada para el exterior, no correspondía a<br />

la realidad. Ante todo, existían decenas de miles de aymaras y rapa-nui y más de 200.000 mapuches<br />

en 1915. Por lo demás, no era necesario ser antropólogo para darse cuenta, a primera vista, de que<br />

la mayoría absoluta de la población era y es mestiza.<br />

El Dr. Leonardo Matus señalaba en un informe de 1912: en la desconfianza del indígena<br />

"juega un papel principal los numerosos usurpadores de tierras, que día a día van estrechando poco<br />

a poco las reducciones, incendiándoles sus chozas y sus bosques, matándoles sus animales y<br />

poniéndoles todas las dificultades imaginables para hacerlos abandonar sus tierras" 257 .<br />

Este proceso de usurpación de tierras provocó variadas reacciones de los mapuches.<br />

Aunque estaban sufriendo todavía los efectos de la derrota del último levantamiento general de<br />

1881, comenzaron a reorganizarse para enfrentar la ofensiva de la "segunda colonización". En el<br />

año del Centenario (1910), se alzan los mapuches de Loncoche. "Llegan las tropas de carabineros a<br />

defender la propiedad del Sr. Enríquez supuestamente amenazada y en la refriega mueren nueve<br />

colonos" 258 .<br />

En 1911 se revelan ante el asesinato del lonko Manquepán en Loncoche, agresión que<br />

vuelve a repetirse en 1915 y 1917. Como respuesta se forma la Mutual Mapuche de Loncoche. En<br />

1913, más de 3.000 mapuches desfilaron por Temuco para repudiar el asesinato de lonko Juan<br />

Manuel Painemal. En 1914 enfrentan a los huincas que desalojaron al lonko Ramilén. Al año<br />

siguiente, 10 reducciones de Allipén, Cunco y Llaima resisten a los esbirros de la concesión Llaima<br />

de Silva-Rivas. Nueve años después se creará la sociedad Moderna Araucanía de Cunco. En 1916,<br />

los huilliches enfrentan al colono Eduardo Winkler por intento de despojo de las tierras del lonko<br />

Juan Pailahueque en Frutillar. El conflicto armado termina con un desenlace judicial insólito:<br />

Pailahueque es declarado culpable después de haber sido asesinado. En 1916, Ignacio Meripe es<br />

desalojado de sus tierras, pero más tarde morirá peleando por su pueblo en la insurreción de<br />

Ranquil. En el año mencionado, tres reducciones de Llanquihue se resisten con sus armas a ser<br />

expulsados por el terrateniente Conrado Stange. Otro conflicto muy comentado por la prensa<br />

86


acaeció en Quilonco en 1917 al ser desalojadas 30 familias. Ese año se publica la "Declaración de<br />

Puerto Montt por los caciques Huentelicán, Quinchalef, Catelicán, en que denuncian usurpación y<br />

despojos de tierras y llaman a la defensa índigenista" 259 .<br />

La resistencia mapuche a la violencia huinca (o Winka) continúa expresándose con métodos<br />

de autodefensa en Forrahue, Osorno (1918), en Futrono (1918), Pellahuén (1919), Maquehua,<br />

Temuco (1920), Villarrica (1922), (Maigüe, Osorno (1923), Choll Choll (1923), Donguill (1924),<br />

Los Sauces, Angol (1 925), Panquero, Valdivia (1926), Cancha Rayada en Llanquihue (1926) y<br />

otros combates que no registran los documentos.<br />

José Bengoa termina esta enumeración de sucesos con la siguiente conclusión: "La<br />

usurpación de tierras es uno de los elementos centrales en la formación de la conciencia étnica del<br />

siglo veinte. Independientemente de que las tierras usurpadas sean muchas o pocas (en cantidades),<br />

en la conciencia mapuche la usurpación ha actuado como elemento catalizador y centralizador de su<br />

cultura" 260 .<br />

Esta lucha defensiva de los mapuches se expresó en parte en la estructuración de nuevas<br />

organizaciones, como la Sociedad Caupolicán Defensa de la Araucanía (1910-1938), la Sociedad<br />

Mapuche de Protección Mutua (1914) la Federación Araucana (1916-1939), Moderna Araucanía<br />

(1916), la Unión Araucana (1926) y la Corporación Araucana.<br />

La mayoría de estas organizaciones fue dirigida por mapuches urbanos, profesores<br />

especialmente, ligados a partidos políticos, tanto de izquierda como de derecha. El ejemplo más<br />

ilustrativo es Manuel Aburto Panguilef, que en sus comienzos se vinculó a la FOCH y al PC. "La<br />

otra gran tendencia es la de la continuidad, que puede ser ilustrada con la Corporación Araucana,<br />

cuyos principales líderes se ligaban a la derecha: conservadores primero y nacionalistas más tarde,<br />

como lo fueron Venancio Coñuepán, José Cayupi y otros" 261 . El primer diputado mapuche fue<br />

Francisco Melivilu por el P. Demócrata en 1923 y luego Alvaro Huenchullán, por el mismo partido,<br />

y Conuepán por el P. Conservador. Los Painemal (Martín, Eusebio y Melillán) fueron militantes<br />

del P. Comunista.<br />

La organización mapuche más moderada fue la Sociedad Caupolicán, creada en 1911, que<br />

postulaba un punto básico: educación para los mapuches con el objetivo abierto, y a veces<br />

encubierto, de favorecer la integración a la sociedad chilena.<br />

La más auténtica defensora de las tradiciones mapuches fue la Federación Araucana,<br />

dirigida por Manuel Aburto Panguilef, que se dedicó a organizar actividades destinadas a la defensa<br />

del patrimonio cultural mapuche, siendo luego influenciada por la política del P. Comunista. En el<br />

documento de preparación del II Congreso de la Federación Araucana, convocado para el 22 de<br />

diciembre de 1922, se llamaba "a todos los Consejos y Reducciones de indígenas a concurrir<br />

oficialmente luciendo sus banderas, lanzas, macanas, mazas, espadas y sus instrumentos de<br />

música" 262 .<br />

En enero de 1923, Panguilef calificó a los Títulos de Merced como "verdaderos crímenes<br />

que se cometen al radicar a nuestra raza". Desde ese año, su organización comenzó a realizar<br />

"parlamentos" anuales que reproducían las antiguas juntas, los "trawunes", síntesis entre lo religioso<br />

y lo político." 263 .<br />

En torno al tema de la propiedad comunal y privada de la tierra se alinearon las tendencias<br />

de las organizaciones que actuaban en nombre de lo mapuches. Manuel Manquilef, diputado del P.<br />

Liberal y presidente de la Sociedad Indígena Caupolicán llegó a redactar en 1927 una ley que<br />

postulaba la división de las comunidades indígenas, a la cual se opuso Manuel Aburto Panguilef.<br />

Otro punto importante fue la movilización por el no pago de las contribuciones en las zonas de<br />

radicación con títulos de dominio.<br />

La Federación Araucana llegó a proclamar en 1932 la "República Indígena": "esta<br />

aspiración de la raza será posible sólo con la alianza efectiva de los indígenas, campesinos y<br />

87


obreros". Cuando se inauguró el gobierno de la "República Socialista" (del 4 al 16 de junio 1932),<br />

la Federación Araucana formó en Temuco una Junta Directiva, integrada entre otros por Panguilef,<br />

quien fue más que un "místico", como ahora preponderantemente se le recuerda.<br />

Por su parte, el Estado, en su afán de terminar con la genuina y secular cultura mapuche, se<br />

lanzó a una campaña de asimilación o integración forzada. Sus puntas de lanza fueron las misiones<br />

religiosas, interesadas en extinguir el "paganismo" y los hábitos de "malas costumbres", como el<br />

colectivismo de estos "atrasados indios". A tales fines de transculturización sirvieron los frailes capuchinos<br />

y los anglicanos con la "Misión Araucana" y, en gran medida, la Unión Araucana,<br />

dependiente de la Iglesia Católica.<br />

Este proceso de aculturización de un sector de mapuches, especialmente urbanos, con buena<br />

o mala conciencia respecto de su pueblo, estuvo cruzado por la necesidad de hacer valer ante la<br />

sociedad chilena las reivindicaciones de la sociedad mapuche, aunque por vías y métodos<br />

discutibles; al hipotecar la autonomía del movimiento indígena se estableció una forma de<br />

subordinación a los partidos políticos y una integración a las reglas del juego institucional del<br />

Estado chileno. Inclusive, los nombres de las organizaciones mencionadas llevan el nombre<br />

Araucano, término impuesto por los colonialistas españoles.<br />

De todos modos, los mapuches seguirán luchando por sus reivindicaciones fundamentales y<br />

creciendo cuantitativa y cualitativamente hasta alcanzar en el llamado V Centenario su más alto<br />

grado de conciencia de pueblo nación.<br />

Capítulo IX<br />

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL.<br />

CULTURA Y VIDA COTIDIANA<br />

Influencia de la Reforma Universitaria Latinoamericana<br />

Iniciada como un movimiento estudiantil en procura de cambios académicos, se transformó<br />

en el proceso de la lucha en un movimiento social. La envergadura de esta acción fue cónsona con<br />

el ritmo de la lucha de clases en cada país. En Cuba y Perú, la relación del estudiantado con la clase<br />

trabajadora alcanzó el más alto nivel político del proceso; en otros países, como Argentina, Brasil y<br />

Chile, el movimiento adquirió características menos políticas, pero más masivas en cuanto a la<br />

unidad obrero-estudiantil, por el desarrollo que había adquirido en esos países el movimiento<br />

sindical organizado.<br />

La Reforma Universitaria empezó en Córdoba (Argentina) en 1918, como consecuencia de<br />

peticiones de orden gremial que el Rector se negó a satisfacer.<br />

Ante esta frustración, los estudiantes declararon nuevamente la huelga, refrendada por un<br />

manifiesto que con los años será conocido como el "grito de Córdoba", el 23 de Junio de 1918.<br />

Es importante destacar que el movimiento tuvo desde el comienzo un carácter<br />

latinoamericanista, ya que el manifiesto mencionado estaba dirigido a los hombres libres de<br />

Sudamérica": "La redención de las juventudes americanas es nuestra única recompensa, pues<br />

sabemos que nuestras verdades lo son -y dolorosas- de todo el continente (...). La juventud<br />

universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los compañeros de la América<br />

toda y los incita a colaborar en la obra de libertad que iniciamos".<br />

Los objetivos iniciales de la Reforma Universitaria fueron el cuestionamiento de las<br />

estructuras tradicionales, tanto en lo académico como en la generación del poder, planteando<br />

gobierno tripartito y autonomía universitaria. Así se expresaban los estudiantes de Córdoba:<br />

"Acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación<br />

88


monárquica y monástico (...) estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora<br />

americana (...) reclamamos un gobierno estrictamente democrático y el derecho a darnos un<br />

gobierno propio".<br />

Algunos de los puntos programáticos de la Reforma fueron absorbidos por la burguesía,<br />

sobre todo aquellos relacionados con la modernización de la enseñanza y el cambio de los planes de<br />

estudio en favor de las carreras científico-prácticas. La burguesía necesitaba en esa fase histórica un<br />

nuevo tipo de profesional, un personal calificado, capaz de atender las nuevas industrias que surgían<br />

y las empresas agropecuarias en tren de modernización, a raíz del desarrollo del capitalismo agrario.<br />

El Estado necesitaba, así mismo, profesionales para las nuevas obras de infraestructura, además de<br />

personal universitario para atender los servicios sociales y los planes habitacionales y de transporte.<br />

Sería burdo afirmar -como lo han hecho varios autores- que los estudiantes hicieron la<br />

Reforma Universitaria para servir a los planes de la burguesía industrial. Ocurrió que los estudiantes<br />

levantaron ideales libertarlos y de cuestionamiento del poder y de la enseñanza tradicional, tratando<br />

de ligar su lucha con la de los trabajadores, pero fueron transitoriamente derrotados y, en el mejor<br />

de los casos, obtuvieron pequeñas reformas. Sectores de la burguesía aprovecharon entonces la<br />

coyuntura para golpear a la vieja oligarquía en crisis, canalizando a su favor algunas reformas<br />

planteadas por el universitariado. Aceptaron, sobre todo, aquellos aspectos relacionados con la<br />

modernización de la enseñanza y la eliminación del dogma católico; creación de nuevas carreras<br />

científico-prácticas y un cierto tipo de elección de las autoridades universitarias con apariencia<br />

democrática, pero donde las votaciones fueran decididas por los profesores de ciertos niveles del<br />

escalafón. Obviamente, rechazaron el planteo central de la Reforma: el cuestionamiento en la<br />

generación del poder universitario y la democratización plena por la base en la elección de las<br />

autoridades. También, combatieron todo intento de vincular la universidad con los problemas de la<br />

sociedad global. Mucha razón tenía Germán Arciniegas cuando decía: "la Universidad después de<br />

1918 no fue lo que ha de ser, pero dejó de ser lo que había venido siendo".<br />

Estudiosos del proceso de la Reforma Universitaria, como Gabriel del Mazo, han tratado de<br />

limitar los postulados de dicho movimiento a "la docencia libre, modernización de la enseñanza y<br />

democratización del régimen administrativo en los planes superiores" 264 . La verdad es que el<br />

movimiento estudiantil perseguía cambios más profundos, tanto en lo académico como en el<br />

conjunto de la sociedad. Más aún, tenía un proyecto latinoamericanista que alcanzó a expresarse en<br />

la formación de organismos continentales de lucha.<br />

La vanguardia estudiantil de 1918-25 formó parte del proceso de radicalización de las capas<br />

medias, que pugnaban por una mayor participación política y social. La izquierdización se agudizó<br />

a medida que el uníversitariado daba pasos hacia una praxis consecuente. Portantiero señala con<br />

acierto que "la retórica y la ampulosidad de las declaraciones de los líderes estudiantiles se<br />

transformó en acción cuando las fuerzas represivas atacaron las manifestaciones callejeras de los<br />

estudiantes" 265 .<br />

Sin embargo, no coincidimos con este autor cuando sostiene enfáticamente que en el<br />

movimiento estudiantil se enfrentaron dos corrientes: el aprismo y el marxismo 266 . Ante todo es<br />

necesario aclarar que el aprismo surgió precisamente después y a raíz de la Reforma Universitaria.<br />

Por consiguiente, salvo Perú por la presencia de Haya de la Torre, como Presidente de la Federación<br />

de Estudiantes, en ningún otro país el aprismo fue una fuerza dentro del proceso de Reforma<br />

Universitaria.<br />

En cuanto a que el marxismo fue la otra corriente predominante, habría que entrar a precisar<br />

el país. Cuando se inició la Reforma Universitaria no existía todavía estructurado ningún Partido<br />

Comunista, los cuales se crearon en la década de 1920, salvo el de Argentina en 1918.<br />

Por consiguiente, cuando se habla de enfrentamientos del aprismo y del marxismo durante<br />

la Reforma Universitaria hay que ser más preciso en la determinación de las influencias. En general,<br />

podría decirse que hubo una fluída tendencia marxista que ejerció orientación relevante en el<br />

sentido de que la Reforma Universitaria no quedara enclaustrado, sino que estrechara vínculos con<br />

89


la clase trabajadora. Por otra parte, no hay que menospreciar el papel que jugaron los líderes y<br />

pensadores socialdemócratas, como Justo y Frugoni, y los profesores y estudiantes socialistas<br />

partidarios de esta tendencia política moderada.<br />

El anarquismo ejerció una influencia tan importante como la del marxismo en los activistas<br />

de la Reforma Universitaria, sobre todo en el Cono Sur y en Cuba. Esta influencia derivaba del<br />

peso que tenía el anarquismo en el movimiento obrero. Al analizar los textos de los Manifiestos<br />

Reformistas se encuentra menudo el estilo del discurso ácrata, especialmente en sus frases de<br />

contenido libertario. En numerosos casos, los dirigentes sindicales anarquistas sirvieron de puente<br />

entre los estudiantes y obreros. El movimiento anarquista hizo sentir también su influencia a través<br />

de sus intelectuales, que eran los más avanzados de aquella época: Manuel González Prada, José<br />

Santos González Vera, Enrique Santos Discépolo, Quinquela Martín y otros.<br />

Los errores de apreciación sobre las influencias principales en la Reforma Universitaria<br />

provienen de confundir vanguardia con movimiento estudiantil. En algún momento del proceso,<br />

especialmente en la fase de auge, la vanguardia universitaria pudo representar al conjunto del<br />

movimiento estudiantil. Pero en las etapas de estancamiento o retroceso, esa vanguardia quedó<br />

desfasado de las aspiraciones gremialistas y, a veces, conservadora y meramente reformista de la<br />

mayoría del estudiantado. Esta situación se produjo cuando, luego de la conquista de ciertas<br />

reformas estrictamente académicas, los líderes de vanguardia plantearon la tesis de la Revolución<br />

Universitaria, es decir, intentar transformar la universidad burguesa antes del triunfo de la<br />

revolución social. Mella advirtió a tiempo: para hacer la Reforma Universitaria integral hay que<br />

hacer primero la revolución social.<br />

El Movimiento Estudiantil Chileno<br />

En 1908 había 1185 estudiantes en la Universidad de Chile, de los cuales 466 cursaban<br />

Derecho, 254 Medicina, 252 Ingeniería, 151 Pedagogía y 62 Arquitectura. A la Universidad<br />

Católica asistían 530 alumnos. Funcionaban, asimismo, 9 Institutos Comerciales con una asistencia<br />

de 1.285 estudiantes; 15 Escuelas Normales con 1.726 alumnos. A los 39 Liceos de Hombres y 30<br />

de mujeres asistían 1.726 alumnos. y 2.198 alumnas, cifras que se duplicaron en la década 1910-<br />

20" 267 .<br />

Consecuente con nuestro criterio metodológico de no confundir un movimiento social con<br />

organización, podemos señalar que hubo movimiento estudiantil desde la segunda mitad del S. XIX,<br />

pero que recién se estructura como organización nacional en 1906 con la fundación de la<br />

Federación de Estudiantes de Chile (FECH). Se consolida en 1912 tras un acto solidario de los<br />

estudiantes de Medicina con la población afectada por una epidemia de peste bubonica en el Norte<br />

Grande, cruzada generosa en la que falleció el estudiante Marcos Macuada Ogalde. El primer<br />

presidente de la FECH, elegido en 1913, fue Pedro León Loyola.<br />

Además de sus demandas corporativas, la FECH empezó desde 1913 a organizar sus<br />

famosas Fiestas, que consistían en desfiles, funciones de circo, Veladas Bufas y parodias, como la<br />

de "La Malquerida" de Jacinto Benavente. La "Revista Católica" despotricaba, en 1913 contra estas<br />

movilizaciones de la FECH: "iniciado en Santiago, el alborotado movimiento estudiantil se extendió<br />

a algunas provincias y tuvo repercusiones violentas, como se sabe, en Copiapó, Valparaíso, Talca,<br />

Chillán, Concepción y Temuco (...). Queremos creer que los estudiantes han sido sinceros, mas es<br />

lo cierto que no pudieron impedir que sus manifestaciones públicas degeneraran en villanas<br />

masacradras para la religión y la Iglesia y en ataques a la propiedad particular" 268 . La Iglesia seguía<br />

respirando por la herida, ya que la FECH había criticado en Mayo de 1912 el regreso a Santiago del<br />

Internuncio, (categoría menor que la de Nuncio), el prelado Enrique Sibila, personaje muy<br />

conflictivo desde que se retirara de las fiestas del Centenario. No obstante, los universitarios<br />

continuaron con sus actividades. El escritor Roberto Meza Fuentes rememora en una entrevista<br />

hecha por Hernán Millas: Las fiestas de 1919 "comenzaron como un carnaval en un país donde no<br />

lo había. Todo fue espontáneo. El programa era hecho solo por estudiantes. Nadie habría pretendido<br />

90


que se le remunerase. Todo lo contrario. Muchos entregaban sus "mesadas". Y no eran solo fiestas.<br />

Los artistas amigos, como Camilo Mori, hacían exposiciones. Los alumnos del Centro de Derecho<br />

daban asistencia jurídica en los barrios; los de Medicina, dirigidos por Juan Marín, también<br />

armaban un consultorio itinerante" 269 .<br />

La FECH sesionó primero en un local ubicado entre la Casa Central de la Universidad y el<br />

antiguo Instituto Nacional. En 1919 se trasladó a Ahumada 79, cuando era dirigida por Juan<br />

Gandulfo, Pedro León Ugalde y Alfredo Demaría. Un año antes, se había creado la Federación de<br />

Estudiantes Secundarios, conocida popularmente como la "Federación Chica", en la que sobresalió<br />

Eugenio González Rojas.<br />

Pronto la FECH iba a encabezar el proceso de la Reforma Universitaria, que a nivel<br />

latinoamericano había comenzado en Argentina con el "Grito de Córdoba" en 1918. Esta posición<br />

ya se preanunciaba en la convocatoria al Primer Congreso de Estudiantes celebrado en 1918:<br />

"Vendrá una época de lucha ardiente... los partidos políticos no inspiran hoy confianza a la gran<br />

mayoría de la juventud".<br />

Este año, Pedro León Ugalde fundó la Universidad Popular "Lastarria", donde dictaban<br />

cursos para obreros Carlos Vicuña Fuentes, Laín Diez, Amanda Labarca, Alfredo Lagarrigue,<br />

Santiago Labarca y otros intelectuales progresistas 270 .<br />

En 1920, la FECH presidida por Alfredo Domaría, fue acusada de antipatriota por el<br />

gobierno de Sanfuentes por oponerse a una posible guerra con Perú y Bolivia, bautizada entonces<br />

como "guerra de don Ladislao" en alusión al ánimo belicista del Ministro de Guerra, Ladislao<br />

Errázuriz, artífice de la movilización de tropas al Norte, con el fin oculto de torpedear la arrolladora<br />

campaña presidencial de Arturo Alessandri Palma. El local de la FECH fue asaltado y quemado los<br />

muebles, el piano de cola, obras como la del pensador de avanzada Valentín Letelier y muchos<br />

libros, entre ellos los de Bakunin, Kropotkine, Marx, Lenin, Trotsky, Gorki, Barros Arana, Bello,<br />

Lastarria, Vasconcelos, Alfonsina Storni, Rubén Darío, Anatole France, Verlaine, Mallarmé,<br />

Romain Rolland y otros clásicos de la literatura y el pensamiento universal, según la lista<br />

presentada a los Tribunales por el abogado Carlos Vicuña Fuentes.<br />

Prontamente llegó desde España la voz solidaria de Unamuno: "esos hablan de patria, ¡esos!<br />

¡Los accionistas del patriotismo! Para ellos la patria es una empresa o una hipoteca de los tenedores<br />

de la deuda. Y los sin tierra son los sin patria (...) Por encima del océano, tumba de tantas<br />

esperanzas y cuna de muchas más, les tiende una mano trémula y cálida. Miguel de Unamuno."<br />

En 1920 no hubo fiesta estudiantil. Además del asalto al local de la FECH, los<br />

universitarios estaban enlutados por la muerte del encarcelado poeta anarquista José Domingo<br />

Gómez Rojas, quien publicó su primer libro en 1913 titulado "Rebeldías Líricas". Luego escribió<br />

las obras de teatro "La Gioconda" y "El vino triste", conversando en el café Los Inmortales, ubicado<br />

entonces en San Diego con Avenida Matta. Era activo militante de la IWW, anarquista y estudiante<br />

de Pedagogía en Castellano de la Universidad de Chile cuando fue encarcelado a raíz de las<br />

protestas de la FECH, como reacción ante el asalto a su local. "Como producto de las torturas, el<br />

obrero Adolfo Hernández y Gomez Rojas debieron ser trasladados al manicomio, por quedar con<br />

sus Facultades mentales pertubadas... El 29 de Septiembre, agravado por una meningitis, moría en<br />

el manicomio" 271 . Poco antes de morir, escribió quizá con un clavo en las murallas de la cárcel: "En<br />

esta cárcel donde los hombres me/ trajeron/ en donde la injusticia de una ley/ encierra;/ he pensado<br />

en las tumbas en donde se/ pudrieron /ma-gistrados y jueces que hoy son polvos en/ la tierra".<br />

La FECH participó activamente junto a los trabajadores en la Asamblea Obrera de la<br />

Alimentación, cuyas movilizaciones hemos destacado en páginas anteriores. La revista "Claridad",<br />

periódico de Sociología, Arte y Actualidades, publicada desde mediados de 1920, expresaba ideas<br />

relevantes de los universitarios sobre el régimen de explotación y opresión, la necesidad de<br />

socializar las fuerzas productivas, el antimilitarismo y la defensa de la plena libertad en el conjunto<br />

de la sociedad civil.<br />

91


La Convención de 1920 de la FECH se pronuncia por la socialización de las fuerzas<br />

productivas, "por una posición anticapitalista y desprecia intransigentemente los métodos<br />

institucionales de lucha" 272 , influenciada por el anarquismo y su ideólogo universitario Juan<br />

Gandulfo. La corriente más tibia de la FFCH era dirigida por Santiago Labarca. En dicha<br />

Convención se plantean las primeros esbozos de una Reforma Universitaria: "la Federación luchará<br />

por obtener la representación de los estudiantes en los organismos directivos de la enseñanza,<br />

autonomía económica de la Universidad, Estado docente y educación nacional gratuita y laica".<br />

En una entrevista hecha por Hernán Millas, un protagonista de aquellos hechos, Arturo<br />

Zúñiga, manifestó: "Juan Gandulfo era para nosotros el faro. Cada cual sentía vergüenza de no ser<br />

tan idealista y desprendido como él ... Los debates se prolongaban hasta la una de la madrugada.<br />

De allí nos íbamos al café Glanz, situado en Bandera con San Pablo, a continuar las discusiones.<br />

Como somos jóvenes, aconsejaba Gandulfo, somos bohemios, pero nuestra bohemia no es sólo para<br />

enamorarnos de la noche, sino que, además, amar a la humanidad y luchar por lograr su<br />

bienestar" 273 .<br />

"La Federación de Estudiantes y la Federación Obrera se convirtieron en centros de<br />

efervescencia revolucionaria. Noche a noche, en reuniones apasionadas y clamorosas, se discutían<br />

los problemas de la política y la economía. Los mitines a que citaban las instituciones congregaban<br />

a la Alameda de las Delicias a muchedumbres formidables, un poco indecisas aún pero que acogían<br />

con entusiasmo las consignas de los líderes del pueblo y la juventud. El gobierno estaba<br />

desconcertado, la clase rica atemorizada... La palabra soviet tenía un prestigio mágico" 274 .<br />

La revista de la FECH, "Claridad", publicó en 1920 un artículo vigente para todos los<br />

tiempos: "¿ Se ha fijado cómo vive ? ¿qué es lo que hace todos los días? Calla cuando le conviene.<br />

Se arrima siempre al más fuerte. Opina como todo el mundo. ¿Cuándo ha levantado su voz ante la<br />

infamia escandalosa que le rodea ?. ¿Cuándo?. A ver, revise su vida. ¿Sabe lo que es esta sociedad<br />

en que vivimos, la sociedad capitalista? Ud. piensa, sin duda, como "El Mercurio", etc. No sea<br />

como un muñeco. Tenga vergüenza. Use su propia cabeza, para eso la tiene. Averigüe, entérese. No<br />

sea un miedoso. Y no se vaya tranquilo después de leer esto. Es en vano que se haga el sordo. Es<br />

Ud. un cobarde, a merced del que le pague mejor o más fuerte le grite. ¿Cuándo se animó a decir<br />

algo que pudiera comprometerlo? Por los mansos individuos como Ud. es que el mundo es<br />

inhabitable de canalla" 275 .<br />

Cultura y Vida Cotidiana<br />

Dar cuenta de las actividades "culturales" de Chile en las primeras décadas del siglo XX, a<br />

través de un listado de instituciones y personas, sería metodológicamente fácil si tomáramos el<br />

camino transitado por la historiografía tradicional. Nosotros preferimos intentar una interpretación<br />

del proceso abordando una problemática teórica escasamente analizada, la relación cultura-vida<br />

cotidiana, porque entendemos que cultura no es sólo lo artístico, la danza, el teatro, la pintura, la<br />

escultura, la novelística, la poesía, lo libresco, las universidades y la forma de hacer política, sino<br />

también las manifestaciones relevantes de la vida cotidiana, como la ética. La comida, por ejemplo,<br />

es una forma de expresión cultural, al igual que la música popular, el circo, los cafés y bares, los<br />

juegos, los bailes, los grafittis, los mitos y el deporte.<br />

Aunque en una formación social pueden existir varias culturas -la de los pueblos originarios<br />

o la cultura alternativa popular- una de ellas es preponderante: la que impone la clase dominante.<br />

Los sectores explotados y oprimidos están condicionados en su diario vivir por la cultura que<br />

impone el Estado, aunque pueden generar manifestaciones contraculturales o defender su ancestral<br />

cultura, como los mapuches y aymaras.<br />

La cultura ha sido estudiada como un fenómeno superestructural, sin que se advierta que<br />

cumple un papel muy activo en el conjunto de las manifestaciones de una formación social, incluida<br />

la estructura económicosocial. El imaginario social de un pueblo es también expresión de la cultura<br />

en un determinado período de la historia. La cultura no es una consecuencia mecánica de las<br />

92


elaciones de producción. Obviamente, no existe una correspondencia mecánica entre la clase social<br />

a la cual pertenece el trabajador de la cultura y su obra; menos cierto es que cada obra artística<br />

responda necesariamente a un interés de clase.<br />

Dentro de una nación se generan diversas sub-culturas, según las regiones y la estructura<br />

social. Por ejemplo, en el Chile de principios del siglo XX es evidente que hubo una cultura urbana<br />

muy especial en Valparaíso y Santiago, donde vía reparto de la renta salitrera se desarrolló una<br />

pomposidad y ostentación que nunca antes había lucido la burguesía chilena. Al mismo tiempo, en<br />

las ciudades medianas y pueblos rurales de la zona centro-sur, especialmente, se mantuvieron<br />

expresiones culturales del siglo XIX. Los mapuches, a su vez, reafirmaron su propia cultura, a pesar<br />

de que muchos de ellos fueron permeados por el fenómeno de la transculturización.<br />

La vida cotidiana trasunta los aspectos mas íntimos de una cultura, pues en el diario vivir se<br />

reproduce en gran parte el condicionamiento ideológico de la sociedad. "La vida cotidiana- sostiene<br />

Agnes Heller- es el conjunto de las actividades que caracterizan las reproducciones particulares<br />

creadoras de la posibilidad global y permanente de la reproducción social. No hay sociedad que<br />

pueda existir sin reproducción social. Y no hay hombre particular que pueda existir sin su propia<br />

reproducción. En toda sociedad hay, pues, una vida cotidiana: sin ella no hay sociedad" 276 .<br />

La vida cotidiana está condicionada por la estructura económica-social y las normas<br />

impuestas por el Estado, pero tiene una relativa autonomía y una dinámica propia. Es un desafío<br />

encontrar un método de investigación específico capaz de dar cuenta de este diario vivir que<br />

desborda la economía y la política y que, al mismo tiempo, tiene incidencia sobre ellas. Por eso, la<br />

clase dominante procura reglamentar la cotidianidad, sobre todo de los oprimidos, a través de la<br />

educación, códigos civiles y medios de comunicación.<br />

En la vida cotidiana es donde se expresa con mayor transparencia la sociedad civil, pues en<br />

ella se dan las manifestaciones más espontáneas de la mujer y el hombre en busca de los pequeños<br />

resquicios de 1ibertad y autonomía personal. La cotidianidad expresa la alienación humana pero<br />

también formas de desalienación, de protesta contra el medio y de rebelión por necesidades<br />

insatisfechas, que en algún momento del proceso histórico estallan o se canalizan por distintas vías.<br />

Por eso, en la cultura hay una relación dialéctica entre continuidad-ruptura y estructuracióndesestructuración-reestructuración.<br />

Hay aspectos de la vida cotidiana de un período tan arraigados<br />

que superviven en otras formaciones sociales, que a su vez han hecho ya la ruptura con una anterior.<br />

Por ejemplo, en el siglo XX chileno supervivieron manifestaciones culturales de siglos atrás, sobre<br />

todo en el campo.<br />

Si bien es cierto que es fundamental la investigación de la vida cotidiana en el trabajo, la<br />

política, la educación, etc., no es menos importante estudiar en qué áreas se da la ocupación del<br />

"tiempo libre", ya que en los deportes, las fiestas, los juegos, los paseos, la lectura de libros y<br />

periódicos es donde también se manifiesta la alienación y desalienación.<br />

Para el siglo XX chileno es muy importante estudiar la vida cotidiana en las grandes<br />

ciudades porque en ellas se incuba no sólo el conformismo y el consumismo, sino manifestaciones<br />

contraculturales respecto de los trámites burocráticos, la despersonalización, el egoísmo, el trato<br />

hostil y la traumática relación sexualidad-trabajo, que conduce a variadas formas de represión y<br />

autorrepresión.<br />

En fin, no se trata de hacer una historia por separado de cada aspecto de la vida cotidianacomo<br />

lo hacen ahora los nuevos investigadores de "Annales" post Bloch-Lefebvre con sus historias<br />

de los carruajes, del vestido, etc.- sino de analizarlas globalmente para ver, entre otras cosas, como<br />

inciden en el cambio social o en el mantenimiento del orden establecido.<br />

Con este criterio metodológico hemos analizado en capítulos anteriores aspectos de la vida<br />

cotidiana del Chile de principios del siglo XX. Esta reconstrucción del pasado está basada en<br />

noticias de periódicos y revistas, memorias escritas, novelas, obras de teatro, letras de música<br />

93


popular, danzas, pinturas, caricaturas, etc. Salvo excepciones, no hemos utilizado en este tomo la<br />

metodología de la historia oral porque, por experiencia, estimamos que esta fuente es<br />

verdaderamente fructífera sólo para un poco más de medio siglo desde el momento en que el<br />

investigador inicia su obra.<br />

Complementando lo ya dicho sobre la vida cotidiana en las primeras décadas del siglo XX,<br />

diremos que Santiago, con 300.000 habitantes en 1900, terminaba en la Plaza Baquedano por el<br />

lado oriental; los límites del Centro eran Santo Domingo por el norte y Teatinos por el poniente,<br />

perímetro por el cual transitaban diariamente unas 20.000 personas. "Mucha gente -recordaba<br />

Joaquín Edwards Bello- acude al Centro para pasar lista, para demostrar cómo está y probar que no<br />

han bajado los bonos personales. Las damas y las niñas jóvenes salen al Centro para pasarse revista.<br />

Se miran y se comparan entre ellas. Esto y el miedo al ridículo no permiten notas discordantes (...)<br />

El Centro es la víspera nupcial de Chile" 277 .<br />

Sus principales barrios eran la Chimba, el Parque, la Quinta, Chuchunco. "El barrio<br />

Providencia se definía en chacras asoleadas. Para ir a la Opera, un propietario de Pedro de Valdivia<br />

hacía enganchar el postillón (...) El barrio de Los Leones era poco más o menos lo que ahora (1935)<br />

es Renca" 278 . En 1900 empezaba a correr por sus calles el primer tranvía eléctrico, pintado de azul<br />

oscuro y franjas doradas. Dos décadas más tarde, los diarios anunciaban que se habían puesto en<br />

venta los nuevos automóviles Marmon 34, que pasaban en menos de 20 segundos de 15 a 60<br />

kilómetros.<br />

Santiago fue visitado en esa época por divas, como María Guerrero, Lola Membrives, Irene<br />

López Heredia, Margarita Xirgú y Sara Berhnardt, quien además estuvo en Iquique. Esta "ciudad<br />

del salitre" atraía entonces a figuras mundiales que a veces ni siquiera pasaban por Santiago, como<br />

los tenores Tito Schipa, Enrico Caruso, la soprano Amelita Galli-Cursi y el arpista Nicanor<br />

Zabaleta. Visitó también Chile el famoso escritor español Blasco Ibáñez, quien dijo que Santiago<br />

era "el patio de un convento grande" y del boscoso sur que "es el trópico frío".<br />

Mientras sectores de la burguesía liberal y de las capas medias leían a Darwin, Lin Yutang,<br />

Zola, Nietsche, Tolstoy, Julio Verne, Maupassant, Walter Scott, Mallarmé, lbsen y Verlaine, los<br />

grupos de la corriente social devoraban a Bakunin, Kropotkin, Sorel, Marx, Engels y Gorki, además<br />

de los poetas y costumbristas chilenos que ya hemos analizado en capítulos anteriores. Asimismo,<br />

se leían folletines, como "Los dos pilletes" y las aventuras de Rocambole. "El principe narigudo" y<br />

"El feísimo lentejilla", además de "La Cenicienta" hacían las delicias de los niños. Los adolescentes<br />

se embelesaban con las páginas pornográficas de "Leche en porrón" y "Las trece noches de Juanita".<br />

Las revistas más leídas eran La Lira Chilena, Zig-Zag, Sin-Sal y Corre-Vuela.<br />

En los salones de artes mostraban sus pinturas Juan Francisco González, Pedro Lira,<br />

Valenzuela Palma y Onofre Jarpa; y sus esculturas Rebeca Matte, Julio Ortiz de Zárate y Alberto<br />

Ried.<br />

Las comidas populares eran, obviamente, los porotos y el charquicán; la cazuela solía<br />

servirse antes del puchero. "En el mercado -apuntaba D'Halmar- había cocinerías para la cazuela de<br />

ave, al mediodía, y el valdiviano. En las mañanas, las robustas placinas servían en grandes<br />

chocolateras de lata con molinillo de palo, un chocolate espumoso un tanto aladrillado, de leche un<br />

tanto clorótica y tostadas de una mantequilla rancia pero invisible" 279 .<br />

D'Halmar evocaba: "el vino se servía con panales o azucarillos. Entonces empezaban los<br />

causeos. El choclo nuevo figuraba en los locros y en el charquicán y el cochayuyo, ya graneado, se<br />

servía con el puchero o cocido, entraba en las humitas picantes y dulces y en el pastel. Y en todo<br />

tiempo, en cada esquina de calle, se hacían empanadas de pasa, de aceituna y huevos, chorreantes<br />

de ají color; después se servía un anís 'de a cinco' (...) Ya se usaban los sifones, que únicamente los<br />

servían de balde en los restaurantes, como en muchas partes era gratis el vino de mesa, como el que<br />

compraba un melón se le regalaba uno de color, y como en las cigarrerías agregaban a cada cajetilla<br />

de cigarrillos una caja de fósforos" 280 .<br />

94


La tradicional Confitería Torres continuaba siendo la más distinguida. Muy concurrido era<br />

ya "el Santos". Los juegos populares: rayucia, chapitas, cara o cruz y la lotería en las casas. A<br />

principios de siglo, se mantenían todavía las corridas de toros, principalmente en Valparaíso, donde<br />

hacía sensación el torero Cacheta. Los carnavales desaparecieron tempranamente. "Hemos<br />

suprimido el carnaval -decía Edwards Bello- invocando 'soto voce' cierto decoro de nación fría (...)<br />

¿pretexto? La tradicional gravedad chilena" 281 .<br />

Muy populares se hicieron entonces las "estudiantinas" y el teatro social, especialmente las<br />

obras de Víctor Domingo Silva. Se bailaba obviamente la cueca, el vals y luego el tango,<br />

publicitado con caricaturas y criticado como lascivo. En rigor, el tango fue la primera música<br />

bailable generalizada en toda América Latina, porque expresaba los problemas más sentidos por la<br />

mayoría de los habitantes de las ciudades de nuestro continente" 282 .<br />

El circo se hizo más habitué, sobre todo el Gran Circo Bravo, que no sólo tenía payasos,<br />

trapecistas y domadores, sino también escenificaba obras de teatro de contenido popular, como<br />

"Manuel Rodríguez" y "La pantomima acuática". Pronto, el cine pasó a ser la más importante<br />

diversión; la primera película chilena fue "Manuel Rodríguez" rodada en 1910.<br />

Entonces llamó mucho la atención el paso por el cielo chileno del cometa Halley en plena<br />

fiesta recordatoria del centenario de la revolución por la Independencia, y los vuelos temerarios en<br />

1914 de Luis Page, en los comienzos de la aviación chilena.<br />

Los hombres de principios de siglo XX cojeaban del mismo lado que los del presente:<br />

expresar la afectividad. Edwards Bello contaba que Carlos Ossandón en su novela Junto a mi<br />

padre manifestaba sobre un personaje: "Nunca mimó a sus hijos para no quitarles el temeroso<br />

respeto. Solamente los besaba estando dormidos (...) cuestión de ellos, sino de los padres" 283 .<br />

Los hombres comenzaron a usar tirantes; los que podían fumaban cigarrillos marca Bastos,<br />

Maryland y Three Castles; el uso del sombrero ya era corriente para quien lo pudiese comprar. Aún<br />

no se usaban relojes pulsera, sino solamente los de bolsillo. Los trabajadores se vestían bien,<br />

invirtiendo parte de su salario en trajes de última moda, con corbata y moñito negro. Es<br />

sorprendente ver fotos de obreros del '900, especialmente gráficos, tan elegantes como los más<br />

acomodados de las capas medias.<br />

Una de las enfermedades más terribles de la época era la sífilis o "treponema pálido", como<br />

se decía entonces. En 1921 llegó un neosalvarsán falsificado, que desencadenó varios casos de<br />

locura y muerte, entre ellas la del burgués más elegante, Vicente Balmaceda Zañartu, apodado "el<br />

Bicho".<br />

Los entonces modernos medios de comunicación, como el telégrafo sin hilos y la radio<br />

revolucionaron la vida cotidiana. Las inquietudes de los aficionados al telégrafo sin hilos durante<br />

dos décadas culminaron con la primera salida al aire de la radio. El Mercurio del 18 de agosto de<br />

1922 informaba que el técnico de Telégrafos del Estado, Juan Jorquera Gómez, transmitirá "los días<br />

jueves y sábado a las 21.30 de la noche por medio de la estación radiofónica que posee el<br />

laboratorio de electrotecnia de la Universidad, declamaciones y números de canto y música". En<br />

aquel entonces se escuchaba con receptores a galena. La primera emisora fue Radio Chilena. Años<br />

más tarde surgirían los modernos aparatos de radio.<br />

Los diarios advertían a las personas "que poseían estaciones receptoras -unos cuantos<br />

enamorados de la telefonía sin hilos y que eran dueños de rudimentarios aparatos que funcionaban<br />

sobre la base de una piedra galena que igualmente podrían captar la transmisión, y que esta<br />

alcanzaría a más de cien kilómetros de distancia... ese prodigio del Siglo" 284 .<br />

La radio empezó a cambiar en parte la vida cotidiana, así lo esperaban al menos ciertas<br />

mujeres, como Adela Salas Edwards, presidenta del Club de Señoras: "los hombres tendrán interés<br />

en llegar pronto a sus casas para entretenerse con la radio" 285 .<br />

95


La radio fortaleció la divulgación masiva de la ideología burguesa, pero al mismo tiempo<br />

permitió a los oprimidos un mayor acceso, aunque distorsionado, a la información nacional e<br />

internacional. Por ella, pudieron enterarse de las hazañas de Zapata y Pancho Villa y de la otra<br />

revolución que conmovió al mundo, como diría John Reed. A través de la radio se expresaba<br />

también parte de la vida cotidiana, como los partidos de futbol, los amores de las estrellas de cine,<br />

los corridos, los valses, los tangos de moda y, sobre todo, la voz de Carlos Gardel.<br />

Capítulo X<br />

<strong>LA</strong> INFLUENCIA <strong>DE</strong>L MOVIMIENTO ANARQUISTA<br />

Los investigadores de la historia del movimiento obrero reconocen el papel que jugaron los<br />

anarquistas, pero no hay un estudio global de su actuación en todos los países latinoamericanos.<br />

Nosotros opinamos que el anarcosindicalismo fue la corriente más importante del movimiento<br />

obrero latinoamericano durante las dos primeras décadas del siglo XX. Mientras los anarquistas<br />

tuvieron una presencia decisiva en todos los países latinoamericanos, la corriente socialista sólo<br />

alcanzó a ejercer influencia en algunos de ellos, al igual que los comunistas, durante la década de<br />

1920. Por consiguiente, no puede comprenderse la historia de nuestro movimiento obrero sin<br />

estudiar los postulados del anarquismo.<br />

El anarquismo y su organización mundial, llamada por algunos la Internacional Negra por<br />

el color de su bandera, estructurado después de la ruptura de Bakunin con la I Internacional, ejerció<br />

gran influencia en el movimiento obrero no sólo europeo, sino también de otros continentes.<br />

La masiva emigración europea hacia América Latina facilitó la tarea de crear<br />

organizaciones afiliadas al movimiento anarquista mundial, que enviaba experimentados<br />

representantes a nuestros países. El anarquismo latinoamericano recibió también la influencia de sus<br />

compañeros de Estados Unidos, donde se había desarrollado el movimiento ácrata.<br />

El objetivo de los anarquistas era derribar el régimen capitalistas nivel mundial a través de<br />

una Huelga General Universal. Por eso, los llamados a paros generales en cada país latinoamericano<br />

estaban inscritos en una estrategia mundial, expresada en la liquidación del Estado opresor y la<br />

instauración del Comunismo Anárquico, en una sociedad sin clases. Este proyecto alternativo de<br />

sociedad a escala mundial, en un momento en que el capitalismo también se había hecho mundial<br />

en su fase imperialista, atrajo a importantes franjas de la vanguardia obrera de esa época. El<br />

proyecto anarquista de "todo o nada" se hizo más atrayente en esos tiempos, porque 1a burguesía<br />

todavía no se había decidido a implantar un plan de reformas sociales ni de reconocimiento oficial<br />

de los sindicatos. Los trabajadores de vanguardia vieron entonces en el anarquismo la única salida<br />

para su redención social. El anarcosindicalismo, precisamente, entró en crisis cuando surgieron en<br />

América Latina los primeros movimientos populistas, dispuestos a introducir ciertas reformas<br />

sociales, con el fin de canalizar a su favor el descontento obrero. La fuerza de los anarquistas<br />

también tuvo relación con la estructura artesanal de vastos sectores de la clase trabajadora. No por<br />

el azar, el anarquismo comenzó a perder influencia con el surgimiento de grandes concentraciones<br />

proletarias en las minas y en las fábricas.<br />

Los anarquistas estaban en contra de la formación de partidos en el seno de la clase<br />

trabajadora. Solamente reconocían como organizaciones de la clase a los sindicatos y las sociedades<br />

en resistencia. Rechazaban la existencia del Estado y no aceptaban ninguna relación con él, ni<br />

siquiera para dirigirle las peticiones obreras, táctica a espaldas de las nuevas realidades que aceleró<br />

la crisis del anarcosindicalismo.<br />

Si bien es cierto que estas concepciones no eran las más acertadas para derrocar al Estado<br />

burgués, no es posible ignorar que los anarquistas contribuyeron a formar las primeras<br />

organizaciones clasistas y a crear una conciencia anticapitalista. Su principal debilidad en América<br />

96


Latina fue haber soslayado el problema nacional-antiimperialista, en un momento en que el<br />

imperialismo estaba apoderándose de nuestras materias primas e interviniendo militarmente en<br />

Centroamérica y El Caribe.<br />

El anarquismo chileno fue influenciado por los movimientos hermanos de otros países,<br />

especialmente de Argentina, Uruguay y de la zona andina. La Federación Obrera Regional<br />

Argentina (FORA), con cerca de 300.000 afiliados, se constituyó en la organización anarquista más<br />

poderosa de América Latina.<br />

Un importante sector anarquista, consciente de las actitudes sectarias y vanguardistas que<br />

había llevado a su movimiento a desfasarse de la realidad, propició un giro táctico. En el IX<br />

congreso de la FORA, efectuado en 1915, se dejó de lado la exigencia de que todos los sindicatos<br />

debían profesar las ideas anarquistas: "La FORA no se pronuncia oficialmente partidaria ni aconseja<br />

la adopción de sistemas filosóficos ni ideologías determinadas" 286 .Esta resolución facilitó la fusión<br />

con la tendencia socialista sindicalista, desprendida del viejo tronco socialista.<br />

El cambio de táctica era resultado de viejas pugnas en el interior del movimiento anarquista<br />

entre las tendencias doctrinarias y antiorganizadoras, celosas de la conservación de los principios, y<br />

los anarco-sindicalistas, que a veces tenían que hacer concesiones, bajo la presión de las masas, que<br />

no entendían de principismos, aunque sí mucho de sus necesidades inmediatas.<br />

Estas discusiones llegaron a los núcleos ácratas de Chile, que recibían "La Protesta", como<br />

también los avances de sus compañeros de Uruguay, que desde fines del siglo XIX, se habían<br />

convertido en la principal corriente del movimiento obrero. A través de la Federación Obrera<br />

Regional Uruguaya y de sus periódicos, como El Amigo del Pueblo y Tribuna Libertaria<br />

contribuyeron a profundizar la conciencia de clase, ayudados especialmente por el flujo migratorio<br />

de trabajadores europeos. Sin embargo, su infuencia anarquista fue neutralizada en parte en la<br />

década 1910 -20 por los socialistas y, especialmente, por el ascenso del populismo de Batlle y<br />

Ordóñez, que fue uno de los primeros en implantar reformas sociales en el continente.<br />

El anarquismo chileno también se sintió impactado por sus hermanos de causa del<br />

Paraguay, sobre todo por su decisión de organizar Sociedades de Resistencia armada para enfrentar<br />

a los terratenientes y luchar por la "Federación de Asociaciones de Productores Libres".<br />

Consecuentes con esta actividad en el movimiento campesino, los anarquistas crearon en 1928 la<br />

Alianza Nacionalista Revolucionaria, cuya estrategia era la implantación de la República Comunera<br />

y la Unión Federalista de los Pueblos de América Latina. La culminación de esta experiencia se<br />

produjo en 1931 con la conversión de Villa Encarnación en comuna revolucionaria, dirigida por<br />

asambleas populares.<br />

La importancia asignada por el anarquismo al movimiento campesino, tanto en Paraguay<br />

como en Perú, Bolivia, Ecuador, México, Argentina y otros países lo diferenciaron de los<br />

socialistas, que solamente hacían trabajo político urbano. En tal sentido, puede afirmarse que los<br />

anarquistas fueron la primera corriente obrera en contribuir al desarrollo y organización del<br />

movimiento campesino.<br />

Los anarquistas se diferenciaron también de las otras tendencias porque planteaban<br />

problemas relacionados con el modo de vida, expresado, por ejemplo, en un manifiesto de los<br />

paraguayos: "Queremos que el amor sea libre y no como sucede en la actualidad que se unen para<br />

toda la vida seres que jamás se han amado". Uno de los pensadores que más influyó en el Paraguay<br />

fue el anarquista español Rafael Barrett: "Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de<br />

las leyes. Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se<br />

convertirá siempre en caos" 287 .<br />

El anarquismo del Perú también ejerció influencia en las organizaciones ácratas de Chile,<br />

donde llegó la voz de su principal portaestandarte: Manuel González Prada. Sus artículos escritos<br />

entre 1904 y 1909 fueron reunidos en 1936 en un libro titulado Anarquía. En su escrito Hora de<br />

Lucha, manifestaba: "Cuando Diderot daba el consejo de ahorcar el último rey con los intestinos<br />

97


del último sacerdote, expresaba gráficaniente la idea de emprender una acción doble o paralela sin<br />

divorciar las cuestiones religiosas de las cuestiones políticas" 288 .<br />

González Prada fue uno de los hombres de avanzada que más se preocupó de la relación<br />

etnia-clase, poniendo al desnudo la explotación de los indígenas y las diferentes manifestaciones de<br />

discriminación "racial", evidenciándose que un sector anarquista fue pionero en la comprensión del<br />

programa de lucha de los Pueblos Originarios, mientras la izquierda con excepción de Mariátegui<br />

ignoraba el problema.<br />

Los anarquistas chilenos, como los de otros países, se sintieron conmovidos por la<br />

Revolución Mexicana. En este país, los anarquistas tuvieron la presencia de masas más antigua de<br />

América Latina, con la actividad desempeñada por Rhodakanaty en la segunda mitad del siglo XIX.<br />

Su influencia se acrecentó a principios del siglo XX con la conversión del liberalismo al<br />

anarquismo de los hermanos Flores Magón. Su liderazgo fue reconocido por el propio Emiliano<br />

Zapata durante la revolución mexicana, al ser invitados a orientar la lucha de los campesinos del<br />

Estado de Morelos.<br />

Ricardo Flores Magón apoyaba ciertas reivindicaciones del movimiento campesino, pero se<br />

oponía a la división de las tierras: "No cometáis, compañeros, la locura de cultivar cada quien un<br />

pedazo. Os mataréis en el trabajo, exactamente como os matáis hoy. Unios y trabajad la tierra en<br />

común, pues todos unidos, haréis producir tanto que estaréis en aptitud de alimentar al mundo<br />

entero" 289 . Aunque muchos autores y, sobre todo, políticos reformistas han criticado esta posición<br />

de Flores Magón sobre la cuestión agraria, los hechos han demostrado que era un visionario, por<br />

cuanto la proliferación de pequeños propietarios de la tierra ha significado un colchón social que ha<br />

servido para apuntalar el régimen de dominación burguesa. 290<br />

El anarquismo de Bolivia tuvo estrechas relaciones con el de Chile. No obstante, la<br />

competencia del Partido Liberal y, más tarde, del Centro de Estudios Sociales, orientado por<br />

Ricardo Perales, los anarquistas lograron conservar su influencia, bajo la conducción de Cesáreo<br />

Capriles y la intensa actividad desplegada por Tomás Chávez Lobatón, en la Federación Obrera<br />

(FOL), cuyos delegados viajaban a visitar los núcleos anarquistas chilenos, especialmente de la<br />

Mancomunal de Antofagasta.<br />

El anarquismo en Chile<br />

Los anarquistas ejercieron una influencia decisiva en el movimiento obrero chileno desde<br />

fines del siglo XIX hasta la década de 1920. Por eso, no se puede entender la historia de nuestras<br />

luchas populares de ese período si no se analiza el papel jugado por el anarquismo. Los ideólogos<br />

de los partidos de la izquierda chilena han tratado de ignorar su papel o simplemente han<br />

descalificado el accionar del anarquismo por razones políticas. Pero es sabido que la ideologización<br />

no es buena consejera para analizar la realidad histórica.<br />

El movimiento anarquista en Chile comenzó a configurarse en la década de 1880-1890 con<br />

la llegada de obreros europeos, de inspiración bakuninista, que pronto contactaron con Manuel<br />

Chinchilla, un español residente en Iquique. Comenzaron a influenciar la Sociedad Tipográfica de<br />

Valparaíso y la Unión de Tipógrafos de Santiago, dando a luz "El Oprimido" en 1893, "el primer<br />

periódico ácrata chileno" 291 , órgano del Centro de Estudios Sociales, creado en 1892. Ejercieron<br />

influencia en las Uniones de Protección del Trabajo, de pintores y albañiles, donde llegó a<br />

destacarse uno de los primeros anarquistas chilenos, Carlos Jorquera. Su fuerza se había fortalecido<br />

en 1892 con la fundación de la Unión Marítima, afiliada a la Liga Marítima Internacional, de<br />

tendencia también ácrata. El 24 de febrero de 1896 surgió el Centro Social Obrero con la<br />

participación de Javier Rocuant, Antonio Bórquez y de los destacados escritores Diego Dublé<br />

Urrutia y Carlos Pezoa Véliz en la redacción del periódico "El Grito del Pueblo". Algunos<br />

anarquistas de este Centro se incorporaron al primer partido socialista, llamado "Unión Socialista",<br />

98


de efimera existencia, fundado en 1896, pero pronto se retiraron por diferencias estratégicas. Antes<br />

del fin de siglo, editaron otros periódicos: "El Proletariado", dirigido por Luis Olea Magno<br />

Espinoza y Alejandro Escobar y Carvallo, "El Rebelde" (1898), "El Martillo" (1898), "La Tromba"<br />

y "Rebelión"; y al despuntar el siglo: "El Acrata" (1901) y "Germinal" (190l). En 1898 los<br />

anarquistas recuerdan por primera vez en Chile el 1º de Mayo con una importante manifestación.<br />

Ese mismo año "Escobar funda la Sociedad de Carpinteros y Ebanistas y junto a Olea crean la<br />

Sociedad de Instrucción y Socorros Mutuos "Caupolicán" que reúne a obreros y artesanos. Cabiedes<br />

funda la primera Sociedad de Resistencia con los obreros de la maestranza del ferrocarril" 292 .<br />

El viaje a Chile en 1901 del anarquista Pietro Gori, residente en Buenos Aires, contribuyó a<br />

fortalecer la preparación de los militantes ácratas, allende los Andes, en una nueva expresión del<br />

internacionalismo que practicaban los anarquistas. Luego vinieron Lombardozzi, de Mendoza, y el<br />

boliviano Miguel Estrella a reforzar la lucha "por la causa".<br />

La época de oro del anarquismo chileno comenzó a principios del siglo XX con la creación<br />

de las Sociedades en Resistencia y las Mancomunales, tema al cual ya nos hemos referido "in<br />

extenso". Sólo podríamos agregar que principios fundamentales de estas organizaciones -carácter<br />

federativo y territorial, descentralizado, rotación de dirigentes, autonomía del movimiento obrero<br />

respecto del Estado y toma de decisiones por la base- fueron inspirados por el anarquismo,<br />

marcando una experiencia orgánica que es válida hasta el presente.<br />

Conscientes de la importancia de la Prensa obrera, fundaron nuevos periódicos, como "El<br />

Alba", órgano de los trabajadores del carbón, orientado por Luis Morales, "El Obrero Libre" y "La<br />

Agitación", publicaciones de los Centros "Luz y Libertad" y "Agitación". Tuvieron, asimismo una<br />

destacada participación en el levantamiento popular de Valparaíso de 1903, analizado en páginas<br />

anteriores.<br />

En este contexto, los escritores Augusto D'Halmar y Fernando Santiván crearon en 1904 la<br />

Colonia Tolstoyana en San Bernardo, cuyo alcalde era el poeta Manuel Magallanes Monte. Su<br />

proyecto de trabajar colectivamente la tierra con los campesinos no logró cristalizarse; marcadamente<br />

idealista, pasó por varias etapas, determinadas más por las circunstancias existenciales de sus<br />

protagonistas que por una planificación del trabajo. La idea primigenia fue instalarse en tierras<br />

vírgenes en "Los Lagos", proyecto abortado al considerar "difícil" entregarse al cultivo de esas<br />

tierras; optaron entonces por regresar a San Bernardo. El experimento, más existencial que social,<br />

no se concretó nunca en sus intenciones básicas: educación popular y cultivo de la tierra en<br />

comunidad con los campesinos. No hubo intenciones prácticas de colectivización ni tampoco<br />

interés por mantener comunicaciones con la comuna anarquista de la calle Pio Nono, en Santiago.<br />

En síntesis, este proyecto no tuvo mayor incidencia en la organización de los trabajadores ni en el<br />

proceso de la lucha de clases.<br />

En la rebelión de 1905, ya analizada, tuvo una sobresaliente participación Magno Espinoza<br />

y otros activistas anarquistas, que comenzaban a hacer sus primeras experiencias de lucha armada<br />

embrionaria. En la cuasi-insurrección popular de 1905, grupos de trabajadores practicaron el<br />

sabotaje revolucionario a líneas telegráficas y a la Maestranza de Ferrocarriles con el fin de impedir<br />

la llegada de tropas a Santiago. En 1906, los anarquistas crearon la Federación de Trabajadores de<br />

Chile (FTCH). Al año siguiente editaron "El Primero de Mayo", orientado por el Centro de Estudio<br />

Social.<br />

El anarcosindicalismo, que se diferencia de anarquismo filosófico y existencial de la<br />

intelectualidad de aquel entonces, fue la primera organización del proletariado chileno que tuvo un<br />

sector clandestino para la preparación de cuadros experimentados en la acción directa armada. Al<br />

igual que hermanos de otros países, se cobraron la venganza de clase con los asesinos del pueblo.<br />

Así como en Argentina el coronel Falcón, autor de la masacre de los trabajadores en Mayo<br />

de 1909, fue liquidado por el anarquista Simón Radowitzky en Buenos Aires, en Chile el anarquista,<br />

de origen español, Antonio Ramón apuñaleó al general Silva Renard, vengando la muerte de su<br />

medio hermano Manuel Vaca y, por extensión, la de miles de masacrados en la Escuela Santa<br />

99


María. Más tarde, los anarquistas afinaron su preparación para la expropiación de bancos, que iba a<br />

mostrar su eficacia en la década de 1930 con los asaltos de bancos chilenos<br />

perpetados por Durruti en su gira por latinoamérica, en busca de fondos para la Revolución<br />

Española.<br />

Más que otras organizaciones, los anarquistas sufrieron la persecución y el retroceso que se<br />

abrió luego de la masacre de Santa María donde tuvieron destacada participación a través de Luis<br />

Olea. Pronto iniciaron un proceso de reagrupamiento, que consolidaron con centros de difusión y<br />

cultura y con nuevos periódicos que pregonaban el "comunismo anarquico", como "La Acción<br />

Obrera" (1915), "La Defensa" (1916). En 1917 se organiza la sección anarquista chilena de la IWW.<br />

Los ácratas volverán a ponerse en la cresta de la ola popular y del movimiento huelguístico<br />

en la década de 1910-1920. A veces cayeron en criterios principistas que aparecían un tanto<br />

abstractos para los explotados, pero no puede negarse el hecho de que los anarquistas fueron, junto<br />

a la FOCH de Recabarren, más algunos demócratas, uno de los factores subjetivos claves que<br />

permitió a la clase trabajadora chilena lograr conquistas esenciales, como la jornada de 8 horas, el<br />

descanso dominical, el término del trabajo a los menores, responsabilidad de los patrones por los<br />

accidentes del trabajo, abolición del trabajo nocturno, implantación de<br />

las bolsas de trabajo, el término del pago de los salarios en fichas, las leyes "de de silla" y de las<br />

habitaciones obreras y Salas Cunas.<br />

Asimismo, nadie puede negarle a los anarquistas la virtud de haber sido los primeros, como<br />

organización no como individuos, en plantear, al igual que Recabarren, el derecho de la mujer a su<br />

emancipación. Al mismo tiempo que dieron respaldo a la lucha de los primeros grupos feministas,<br />

y estimularon su creación y desarrollo, los ácratas hicieron públicos muchos temas que aparecían<br />

sólo como del ámbito privado: el amor libre, el rechazo al matrimonio formal burgués y otros<br />

aspectos relevantes de la vida cotidiana.<br />

La influencia del anarquismo en Chile se hizo presente también en sectores de la<br />

intelectualidad, especialmente poetas y novelistas, y sobre todo en el movimiento estudiantil,<br />

impacto que ya hemos analizado anteriormente al poner de relieve tanto el programa de la Reforma<br />

Universitaria como el liderazgo de Gandulfo, Moisés Cáceres y otros ácratas. La "Generación del<br />

Veinte" contó con escritores creativos de primera fila, como González Vera y Manuel Rojas, entre<br />

otros de tendencia anarquista. Muy pocas corrientes artísticas y de pensamiento dieron plumas tan<br />

brillantes como las que generó el anarquismo en las primeras décadas del siglo XX. En este listado<br />

no podría faltar Alejandro Escobar y Carvallo, autor de muchos manifiestos ácratas y de los<br />

primeros ensayos de sociología histórica, como los escritos en la revista Occidente: "Inquietudes<br />

populares y obreras a comienzo de siglo", "La agitación social en Santiago, Antofagasta e Iquique",<br />

"La organización política de la clase obrera a comienzos del siglo" y "Chile a fines del siglo XIX".<br />

El movimiento anarquista fue el más golpeado por la dictación de la Ley de Residencia<br />

Nº3.446 en 1918. Así fueron expulsados por "subversivos y violentistas" varios anarquistas que<br />

habían llegado a Chile a colaborar por la emancipación de la clase obrera, como los españoles<br />

Casimiro Barrios y Manuel Peña, los italianos Lorenzo Logia y Tomasso Peppi y el zapatero<br />

francés Aquiles Lemire, el argentino Ribas y otros. El peruano Julio Rebosio, que había fundado en<br />

Chile el periódico "Verba Roja", se vio obligado a peregrinar por los Andes hasta llegar a México.<br />

De regreso a Chile volvió a publicar "Verba Roja". Detenido y torturado otra vez, fue defendido por<br />

el solidario y generoso abogado y escritor Carlos Vicuña Fuentes. No obstante, murió flagelado. A<br />

su entierro, asistieron miles de obreros.<br />

El anarquismo encontró en Chile más obstáculos para desarrollarse que en otros países de<br />

América Latina, porque tuvo que enfrentar una fuerte tendencia de inspiración marxista desde<br />

principios de siglo. Esta corriente, dirigida por Luis Emilio Recabarren, fue capaz de disputar a los<br />

anarquistas la dirección del movimiento obrero, sobre todo después de la fundación del Partido<br />

Obrero Socialista en 1912.<br />

100


El anarcosindicalismo siguió ejerciendo influencia, a pesar de las divisiones en la IWW,<br />

que dieron lugar la FORCH, orientada por Pedro Nolasco Arratia. En los años veinte, tuvo un papel<br />

destacado en las luchas de los arrendatarios por el no pago de los alquileres, pero entró en crisis en<br />

la década de 1930 por su incapacidad para comprender las transformaciones experimentadas por la<br />

clase trabajadora, especialmente del emergente proletariado industrial, cuyas demandas habían<br />

entrado por el cauce del sindicalismo legal, estimulado por la política del Estado, llamado<br />

benefactor.<br />

En el nuevo contexto, la consigna de la huelga general indefinida para derrocar a la clase<br />

dominante y la política del "todo o nada" no podían fructificar, quedando el anarquismo sin<br />

capacidad de respuesta concreta ni menos de convocatoria. De ese modo, el anarquismo, que había<br />

cumplido un papel necesario para los explotados en un determinado período, cerró su ciclo<br />

histórico.<br />

Capítulo XI<br />

EL <strong>DE</strong>SARROLLO <strong>DE</strong>L PENSAMIENTO SOCIAL<br />

La característica central de] pensamiento en las últimas décadas del siglo XIX y las<br />

primeras del siglo XX fue la consolidación de una visión del mundo secularizada. Esta nueva<br />

comprensión de la realidad fue contrarrestado a el tutelaje ideológico ejercido por las clases<br />

dominantes a través de la manipulación religiosa y de los aparatos coercitivos del Estado. El<br />

desarrollo paulatino de una conciencia crítica, inspirada en el humanismo racionalista, redundó en<br />

el abandono de las concepciones fideístas y dogmáticas.<br />

Un segundo rasgo distintivo del pensamiento fue el surgimiento de proyectos societarios<br />

específicos de la realidad chilena, como el racionalismo laico, el social cristianismo, el socialismo y<br />

el pensamiento nacional antiimperialista. Estas corrientes coexistieron junto con las ideologías<br />

tradicionales del siglo XIX, el conservadurismo y el liberalismo que siguieron superviviendo pero<br />

sin el papel relevante que jugaron hasta entonces.<br />

El racionalismo laico, de inspiración liberal, logró hegemonizar los emergentes círculos<br />

intelectuales de los sectores medios. Uno de los principales promotores fue el historiador Diego<br />

Barros Arana (1830-1907), quien impulsó la educación científico-humanista y tuvo una copiosa<br />

producción, sobre todo su Historia General de Chile en 16 volúmenes, publicada entre 1884 y 1904.<br />

Asímismo, con la fundación del Instituto Pedagógico en 1889 y la contratación de<br />

académicos alemanes se reforzó la rigurosidad científica en los métodos de la enseñanza secundaria<br />

y superior. Numerosos cuadros profesionales provenientes de la pequeña burguesía fueron<br />

reclutados por la Masonería. Los miembros del Gran Oriente Local -fundado en 1862- asumieron<br />

decididamente un anticlericalismo militante e influyeron en la educación y en la administración<br />

pública.<br />

La filosofía de Comte y las ideas de progreso y evolucionismo social de Bentham, Mills y<br />

Spencer influyeron en el desenvolvimiento del positivismo chileno. Continuadores de José<br />

Victorino Lastarria fueron Juan Serapio Lois, Valentín Letelier, los hermanos Juan Enrique, Jorge y<br />

Luis Lagarrigue Alessandri y el discípulo de éstos, el profesor y abogado Carlos Vicuña Fuentes<br />

(1887-1977). Muerto prematuramente Jorge Lagarrigue, sus hermanos se transformaron en<br />

apóstoles de la religión de la humanidad. Juan Enrique (1852-1927), se dedicó a escribir epístolas<br />

dirigidas a distintas personalidades de Chile y el mundo; Luis (1858-1946), se abocó a comentar la<br />

obra inconclusa de Comte: La Síntesis Subjetiva.<br />

Valentín Letelier (1852-1919) fue el filósofo laico más relevante del período. Abogado y<br />

maestro de literatura e historia, se inició en el positivismo con Lastarria. Estudió en profundidad las<br />

101


doctrinas de Comte y Littré. Desde su juventud militó en el Partido Radical, al cual representó<br />

como parlamentario en varios períodos. Como educador fue uno de los gestores de la creación del<br />

Pedagógico, llegando a ocupar la rectoría de la Universidad de Chile.<br />

En 1891, escribió Filosofía de la Educación. Inspirada en la ley de los tres estadios de<br />

Comte; descarta la educación dogmática y sostiene que aún la ciencia no supera la etapa metafísica.<br />

Rechaza la enseñanza de las lenguas clásicas y propone una educación orientada a la inserción en la<br />

sociedad industrial. Partidario de una nueva enseñanza histórica y moral, pero sustituyendo los<br />

resabios de la moral religiosa por una positiva. A las universidades les corresponde la tarea de<br />

"hacer ciencia", esto es, promover la investigación basada en la observación y la experiencia.<br />

En 1895 Letelier publicó La Lucha por la Cultura donde defiende la idea del "Estado<br />

Docente", es decir, una mayor intervención estatal en la promoción de la enseñanza, en oposición a<br />

los sectores conservadores que se negaban a la educación primaria obligatoria. Conocida es la<br />

consigna de Letelier, que años después retomaría su discípulo Pedro Aguirre Cerda: "Gobernar es<br />

educar" 293 .<br />

En La Evolución de la Historia (1900) profundiza su ensayo anterior: ¿Por qué se rehace la<br />

historia? (1888), donde expone su concepción de la historia. Asume la teoría evolucionista de la<br />

sociedad como un organismo que se desarrolla hacia estadios superiores y afirma la perfectibilidad<br />

del género humano.<br />

La historia debe ser una ciencia objetiva destinada a hacer una exposición imparcial de los<br />

hechos. Letelier hace un análisis crítico de las fuentes de la historia como la tradición, la mitología,<br />

las leyendas y las crónicas. Estos géneros son fases sucesivas que culminan con la constitución de<br />

la historia como una disciplina científica.<br />

La historia a su vez también ha experimentado cambios por la influencia de las creencias<br />

religiosas y las distintas filosofías de la historia como el providencialismo de Bossuet, la ciencia<br />

nueva de Vico, el materialismo de Montesquieu y Buckle y el sistema de Herder.<br />

Valentín Letelier propone sustituir los métodos tradicionales de la historia, basados en los<br />

testimonios imprecisos, por una metodología con valor heurístico que incorpore las técnicas<br />

auxiliares como el análisis de documentos, la paleografía, la numismática y la arqueología. El<br />

historiador debe tener una preparación científica para comprender rigurosamente los "hechos<br />

históricos" y su tarea es establecer las causas naturales del pasado. Finalmente plantea que la<br />

sociología es una ciencia abstracta y la historia una ciencia concreta, por lo que deben complementarse.<br />

El pensamiento de Letelier también jugó un papel importante en la discusión de la cuestión<br />

social. En su ensayo Los Pobres, de 1896, analiza la aparición del movimiento obrero y los partidos<br />

socialistas. En 1906, en la discusión de programa del Partido Radical, se enfrentó a las posiciones<br />

del liberalismo individualista de Enrique Mac Iver y logró introducir un voto en que el radicalismo<br />

asumía un carácter "socialista democrático".<br />

Sus últimos trabajos fueron la Génesis del Estado y de sus Instituciones Fundamentales<br />

(1917) y Génesis del Derecho y de sus Instituciones civiles fundamentales, partes de un proyecto<br />

mayor de interpretación sociológica del fenómeno político. En síntesis, Valentín Letelier fue<br />

indiscutiblemente uno de los pensadores chilenos más importantes de principios del siglo XX.<br />

Nacionalismo y proteccionismo<br />

Después de la guerra civil de 1891, los precursores de esta corriente fueron Luis Aldunate<br />

Carrera y Francisco Valdés Vergara. Luis Aldunate Carrera escribió Desde nuestro observatorio.<br />

Estudios de Actualidad (1893); Indicaciones sobre la balanza comercial (1893) y Algunas<br />

rectificaciones necesarias (1894). Señaló que Chile, a pesar de contar con una vigorosa industria<br />

102


salitrera, era un país empobrecido puesto que la mayor parte de la renta salitrera salía al extranjero.<br />

Denunció la explotación monopólica de nuestras riquezas: "Chile tiene enclavada dentro de su<br />

territorio, una especie de factoría o de colonia industrial, de explotación y utilización extranjera, que<br />

nos reconoce sí un derecho señorial y que lo haga en forma de impuesto, pero reservándose el<br />

monopolio de sus ricas producciones" 294 . De igual forma, advertía: "Todas las líneas férreas de<br />

propiedad particular que existen en el país, pertenecen total o semitotalmente a extranjeros y ellas se<br />

gobiernan por directorios que funcionan en la City de Londres" 295 .<br />

Francisco Valdés Vergara en La situación económica y financiera de Chile, (1894) y Los<br />

problemas económico de Chile (1893), insistió en la necesidad de impulsar una política de<br />

desarrollo económico racional, proponiendo la nacionalización del salitre con el propósito de que<br />

sus ganancias permitieran el fomento de la manufactura local.<br />

Hacia 1910 surgió una nueva generación intelectual, que continuó la reflexión<br />

proteccionista y fomentista, estimulada por el Partido Nacional en 1910. En su Manifiesto-Proyecto<br />

de Programa se postula explícitamente un papel más activo del Estado en el fomento de la<br />

producción nacional: "1º Fomentar la riqueza nacional, protegiendo especialmente el desarrollo de<br />

las industrias extractivas; 2º Aumentar el área cultivable del país con obras de regadío ejecutadas<br />

con recursos fiscales; 3º Replantar los bosques en la zona central y reglamentar la explotación de<br />

los de la zona austral; 4º Mejorar los caminos que dan acceso a las vías férreas; 5º Facilitar los<br />

medios económicos de transporte y embarque de los productos agrícolas y minerales, especialmente<br />

del salitre; 6º Proteger decidida y eficazmente la Marina Mercante Nacional; 7º Fomentar el uso de<br />

las caídas de agua y de las corrientes de los ríos como fuerza motriz" 296 .<br />

Las ideas contenidas en este "proyecto de programa" fueron profundizadas en la<br />

Convención del Partido Nacional de noviembre de 1910. Uno de sus conspicuos intelectuales,<br />

Francisco A. Encina, levantó con fuerza la tesis de que la protección era el principal medio para<br />

impulsar la manufactura y el comercio local: "La protección es dolorosa. Impone molestias y<br />

encarece la vida; pero es eficaz. La protección obliga a consumir artículos malos y caros, pero<br />

educa" 297 .<br />

Posteriormente, en 1911, Encina en Nuestra Inferioridad Económica, señalaba que entre las<br />

causas del "estado patológico" del desarrollo económico nacional estaba el desplazamiento del<br />

chileno por el extranjero en las actividades productivas: "El extranjero es dueño de las dos terceras<br />

partes de la producción del salitre, y continúa adquiriendo nuestros más valiosos yacimientos de<br />

cobre (...) Fuera del país tienen sus directorios la mayor parte de las compañías que hacen entre<br />

nosotros el negocio de seguros, los bancos nacionales han cedido y siguen cediendo terreno a las<br />

agencias de los bancos extranjeros. A manos de extranjeros que residen lejos del país, van pasando<br />

en proporción creciente los bonos nacionales y otros valores de la misma naturaleza (...) Estos<br />

hechos revelan la existencia de un antiguo proceso de desplazamiento del nacional en el dominio de<br />

los negocios y en la posesión de la riqueza" 298 .<br />

Encina propone nacionalizar las fuentes de riqueza y mejorar la educación: "Para que la<br />

nacionalización pueda realizarse, es ineludible que el criollo se nivele en aptitudes con los pueblos<br />

capitalistas y, compensado con la proximidad de sus menores recursos, los desplace" 299 .<br />

Una peculiaridad del pensamiento proteccionista burgués que planteó la nacionalización de<br />

la minería y el fomento de la industria fue soslayar el tema del régimen de propiedad de la tierra.<br />

No es casual que pidieran al Estado que invirtiera en obras de regadío, transporte y créditos<br />

agrícolas puesto que muchos de ellos -como el propio Encina- eran prósperos latifundistas. Exigían<br />

recursos fiscales para optimizar sus rentas y no estaban dispuestos a admitir una Reforma Agraria<br />

que lesionara sus intereses. En rigor, los llamados "nacionalistas" de 1910 no plantearon<br />

consecuentemente una revolución democrático burguesa ya que una de las condiciones del proceso<br />

de industrialización consiste en ampliar el mercado interno, lo que resultaba incompatible con la<br />

estructura agraria predominante.<br />

103


Francisco Rivas Vicuña fue otro portavoz del proteccionismo burgués. En su Política<br />

Nacional (1913) propuso como meta central del desarrollo la creación del capital nacional a base de<br />

la nacionalización y explotación de los recursos naturales por inversionistas locales. Las salitreras,<br />

el carbón y Tierra del Fuego, a juicio de Rivas Vicuñas, deberían pasar a manos nacionales. Señala<br />

que la economía nacional debe orientarse principalmente a la producción de materias primas pero<br />

desarrollando una industria manufacturera que le reporte un valor agregado a las mismas. Denuncia<br />

los términos desiguales de intercambio entre nuestras exportaciones a bajo costo y el retorno de<br />

mercaderías elaboradas a alto precio: "Nos damos el placer de entregarle al extranjero una materia<br />

prima, que es nuestra, para que él con un pequeño gasto la transforme y nos cobre 5, 6 o 10 veces el<br />

valor que nos pagó" 300 .<br />

La ideología proteccionista en las primeras décadas del siglo XX tuvo otros exponentes que<br />

plantearon la necesidad de fomentar la industria local y de revertir el pacto neocolonial entre la<br />

burguesía criolla y el capital foráneo. Entre ellos se destacan Malaquías Concha en El Programa de<br />

la Democracia, 1905, Agustín Ross con su obra Chile 1851-1910; sesenta años de cuestiones<br />

monetarias, de estudios financieros y de problemas bancarios, 1910; Emilio Rodríguez Mendoza en<br />

Rumbos y Orientaciones, 1914, y Guillermo Subercaseaux con sus trabajos Los ideales<br />

nacionalistas ante el doctrinarismo de nuestros partidos políticos históricos, 1918, y El sistema<br />

monetario y la organización bancaria de Chile, 1920.<br />

Desde un punto de vista diferente, el proteccionismo también fue abordado por Alejandro<br />

Bustamante en su Catecismo Socialista, de 1900. Este es uno de los primeros autores socialistas que<br />

vincula las ideas del proteccionismo y del fomento con la de transformación social; es decir, postula<br />

un cambio de régimen económico-social donde el Estado tenga una mayor intervención en<br />

beneficio de los asalariados: "Si el Estado subvenciona las industrias útiles, invenciones y obras<br />

nacionales de general importancia, si todos concurriésemos en su apoyo, ya personal, ya<br />

colectivamente, daríamos un glorioso impulso a las industrias, haríamos la eterna felicidad de<br />

nuestros operarios, que redundaría sobre nosotros mismos, con gran economía en el consumo<br />

directo de nuestras mismas obras. Realizado esto, industria y capital quedarían en el suelo nativo<br />

(...) Aparte de esto y por razón directa, se hace indispensable un fuerte recargo aduanero a las<br />

industrias extranjeras, para que, en la imposibilidad de la internación, nos reporten como utilidad<br />

vital la enseñanza y construcción de sus útiles de comercio por medio de sucursales constructoras,<br />

ubicadas en nuestro territorio (...) La amplia protección de la industria nacional y la supresión de<br />

impuestos para la materia prima; con esto las teorías pasarán de hecho a la más grata realización de<br />

una esperanza, largo tiempo acariciada por el pueblo" 301 .<br />

Los Precursores del Pensamiento nacional-antiimperialista<br />

La reflexión teórica en torno a la cuestión nacional, el cuestionamiento a una soberanía sólo<br />

formal, el planteamiento de una independencia económica y la búsqueda de una mayor integración<br />

a escala continental, recuperando el ideal bolivariano, fueron importantes vertientes que permitieron<br />

la emergencia de un pensamiento nacional antiimperialistas, en el período que estamos analizando.<br />

El pensamiento nacionalista surgió en el siglo XIX, alcanzando su máxima expresión en<br />

la política de Balmaceda que se fundamentaba en la necesidad de poner freno a la penetración de<br />

capitases británicos en salitre. Este proyecto no alcanzó a realizarse puesto que la clase dominante<br />

criolla, comprometida con los intereses imperialista se coaligaron para derrocarlo" 302 .<br />

Del mismo modo, durante el siglo XIX hubo una importante corriente que adhirió al ideal<br />

de unidad continental expresado en Francisco Bilbao y Benjamín Vicuña Mackenna, quienes<br />

denunciaron las intervenciones yanquis en Nuestra América.<br />

El peligro expansionista norteamericano fue ampliamente conocido en Chile a fines del<br />

siglo XIX. De hecho, en periódicos chilenos aparecieron una docena de artículos de José Martí<br />

entre 1884 y 1895. En ellos, el ilustre americanista exponía las luchas revolucionarias de Cuba y<br />

Puerto Rico y exhortaba a mantener una actitud vigilante frente a Estados Unidos. 303<br />

104


En esta misma perspectiva, en 1902 El Mercurio publicó artículos de Rubén Darío y de<br />

Manuel Ugarte que sugieren la unidad de nuestras repúblicas para contrarrestar la emergente<br />

hegemonía norteamericana. 304<br />

El jurista liberal Marcial Martínez (1833 -1918) fue un destacado latinoamericanista y uno<br />

de los primeros intelectuales que advirtió la penetración creciente de los Estados Unidos en nuestra<br />

América. Junto a su contemporáneo Benjamin Vicuña Mackenna emprendió una campaña de<br />

unidad continental después del intento de España de invadir el Perú y del bombardeo a Valparaíso<br />

en 1866. Fruto de esto es su ensayo La Unión Americana de 1868. Después de la Guerra Civil de<br />

1891 asumió la defensa de los perseguidos por Jorge Montt. Como parlamentario fue un defensor<br />

de la nacionalización del salitre. En un Informe presentado al Senado en 1894 planteo el término a<br />

la enajenación a los depósitos calicheros y que el Fisco debe hacerse cargo de la producción<br />

salitrera y destinar sus utilidades al mejoramiento de los servicios, públicos, de la instrucción y la<br />

enseñanza, la construcción de obras y el fomento industrial. 305<br />

Marcial Martínez frisaba los ochenta años cuando emprendió una singular campaña contra<br />

el expansionismo yanqui. Con motivo de la visita del expresidente norteamericano Teodoro<br />

Rooseveltt en noviembre de 1913, el gobierno le encomendó hacer el discurso de recepción al exmandatario<br />

por su condición de antiguo diplomático en Washington. Sorpresivamente, su discurso<br />

fue abiertamente desafiante al monroísmo: "La declaración Monroe vivió, es decir, ha dejado de<br />

existir. Es un documento anticuado, y de suponerlo vigente es un chocante anacronismo. Las<br />

condiciones sociales, económicas, políticas y aún etnológicas de 1823 han absolutamente<br />

desaparecido; y no es posible, sin incurrir en notoria aberración, pretender aplicar al presente un<br />

sistema que ha caducado de hecho" 306 . Citando a un autor norteamericano manifestó que aplicar una<br />

"nueva Doctrina Monroe" en los países latinoamericanos equivalía a implantar una política<br />

"imperialista" o "hegemónica" 307 .<br />

Después de este temerario discurso, Martínez se dedicó a fundamentar públicamente su<br />

posición antiimperialista: El 30 de noviembre de 1913 en El Mercurio publicó una carta abierta a<br />

Julio Pérez, donde manifestaba que la declaración de 1823 se había convertido en un "Polichinela o<br />

arlequín político, que se presta a toda clase de farsas (...) Actualmente pretende cubrirse con la<br />

máscara de la Doctrina Monroe una nueva política que tiende a buscar la complicidad de las<br />

Repúblicas latinas para ayudar a los Estados Unidos a realizar sus planes en México y en Centro<br />

América" 308 .<br />

En un artículo en el semanario inglés de Valparaíso The South Pacific Mail y reproducido<br />

en castellano el 31 de Diciembre de 1913 nuevamente abordó el tema: "Lo que ahora se quiere es<br />

que los Estados Unidos por si sólos, o en liga con otras potencias americanas, y aún con el<br />

beneplácito de potencias europeas, puedan intervenir (sin que se calcule adonde puede llegar la<br />

intervención), en todas las perturbaciones que ocurran en este hemisferio (...) A la nueva política no<br />

le cabe otro nombre que el de imperialismo o hegemonía. Yo le llamaré... Napoleonismo" 309 .<br />

En un intercambio epistolar con el maestro positivista Juan Enrique Lagarrigue, Martínez<br />

descartó que la declaración de Monroe haya tenido alguna importancia histórica para América<br />

Latina: "Algunos escritores latinoamericanos han dicho que la titulada doctrina Monroe prestó en el<br />

pasado, algún servicio, a lo que llamaremos América Latina (...) yo estoy en situación de demostrar<br />

que esta hipótesis es infundada, porque, en realidad de verdad, la platónica declaración de Mr.<br />

James Monroe no sirvió a nuestros padres absolutamente de nada" 310 . En la misma carta, publicada<br />

en El Mercurio el 28 de febrero de 1914, desenmascaraba los objetivos económicos del imperialismo<br />

y el entreguismo de sus anfitriones criollos: "Sería preciso ser ciego, para no ver que esta obra<br />

de penetración ha de llevar mancomunada la acción económica con la política. La colosal empresa<br />

tiende a implantar, en todo el continente americano, la hegemonía de Estados Unidos (...) Para<br />

realizar este plan vienen a nuestra casa las comisiones de altos políticos y expertos comerciantes<br />

americanos. El fin de estas embajadas es fijar bien las ideas, sobre el lucro que pueda obtenerse en<br />

estas naciones. Los americanos del sur reciben, bajo palio, a esos misioneros, como si nos trajeran<br />

el Vellocino de oro" 311 .<br />

105


Es principalmente a través del ensayo que se logra configurar una conciencia<br />

latinoamericanista. Hemos creído conveniente analizar cuatro autores destacados que visualizaron<br />

el fenómeno de la dependencia y el proceso de semicolonización de Nuestra América.<br />

Tancredo Pinochet Le Brun (1880-1957), conocido pedagogo y narrador, con el<br />

pseudóninio de Juan Norte, publicó en 1909 La Conquista de Chile en el siglo XX. Pinochet Le<br />

Brun avizoraba que la progresiva extranjerización de la economía, la cultura y las costumbres era<br />

resultado de un pacto entre los intereses foráneos y la clase dominante criolla, que comprende todas<br />

las esferas de la sociedad chilena: el mercado interno manejado por comerciantes extranjeros; la<br />

Sociedad de Fomento Fabril y el Estado que compra carbón extranjero en vez del nacional, paños<br />

importados para vestir al Ejército y contrato de firmas extranjeras para la construcción de obras<br />

públicas, amén de entregar las propiedades mineras a las empresas foráneas.<br />

Pinochet Le Brun publicó en 1917 Oligarquía y Democracia, análisis crítico de la Sociedad<br />

chilena, centrando la responsabilidades de la clase dominante chilena en el atraso material y<br />

cultural; que posterga los intereses del pueblo para favorecer "las mezquindades de su círculo".<br />

Residiendo en Estados Unidos publicó en 1920 The gulf of misunderotanding or north ans south<br />

America as seen by cach other, traslucido como El diálogo de las Dos Américas 312 . Este trabajo es<br />

un "análisis del choque entre la América hispana y la América anglosajona" 313 . En una sección<br />

aborda el tema del imperialismo: "Los Estados Unidos se jactan de ser una democracia, y han hecho<br />

guerra contra México para arrebatarles sus provincias del Norte; han hecho guerra contra España<br />

para arrebatarles Puerto Rico y Filipinas; han hecho guerra contra Colombia para arrebatarles<br />

Panamá. En menos de un siglo han anexado, por derecho de conquista, un millón de millas<br />

cuadradas de lo que antes eran territorios latinoamericano (...) Esta política de agresión, de<br />

conquista, este imperialismo sin precedentes (...) Los Estados Unidos son, incuestionablemente, el<br />

país más imperialista del mundo" 314 . Señalaba que "Roosevelt ha hecho la defensa de esta política<br />

intervencionista de parte de su país con respecto a las pequeñas repúblicas hispanoamericanas con<br />

la argumentación particular del hombre que tiene un garrote grueso en sus manos (...) Los Estados<br />

Unidos han sido imperialistas en el pasado, son imperialistas hoy y serán más imperialistas<br />

mañana" 315 .<br />

Pinochet Le Brun comprendía muy bien que la política del garrote se aplicaba para extender<br />

el dominio económico sobre nuestra América. Repara en la situación de Chile y de su principal<br />

riqueza: "Particularmente grave es para nosotros el hecho de que esté migrando el capital<br />

norteamericano en escala tan subida en nuestro país. En pertenencias mineras ya han invertido en<br />

nuestro suelo más de quinientos millones de dólares y están sólo en el principio del acaparamiento<br />

de nuestras riquezas naturales (...) Si más tarde hay alguna gran huelga de obreros ¿no pedirán los<br />

hombres del garrote grueso reparaciones e indemnizaciones, y no se aventurarán a intervenir en<br />

nuestra vida política interna? Seremos cada vez un imán más poderoso para el capital y la actividad<br />

norteamericanos. Aunque estamos lejos, nuestro peligro para el futuro es enorme (...) La venta a los<br />

yanquis de nuestros yacimientos de cobre agrava los peligros de nuestra patria para el futuro (...)<br />

Hay un verdadero peligro yanqui para la América española" 316 .<br />

En el tomo cuarto, se refiere al "panamericanismo": "¿Qué es el panamericanismo? La<br />

unión de las dos Américas, la latina y la anglosajona ¿Para qué esta unión? No tenemos nada en<br />

común, ni intereses ni ideales" 317 .<br />

Joaquín Edwards Bello (1887-1968) era de origen aristocrático, pero su vastísima<br />

producción literaria se caracterizó por la crítica a la sociedad burguesa, de la cual renegó para<br />

convertirse en su "enfent terrible". Iniciado en la narrativa, desnudó la pacatería de las clases<br />

dominantes con sus novelas El Inútil, 1910 y El Roto, 1920. En la década de 1920 adoptó una<br />

posición latinoamericanista y resueltamente antiimperialista. En el libro Crónicas Valparaíso-<br />

Madrid (1924) incluye un trabajo denominado "Rancagua, válvula de escape para el caudal<br />

nacional" donde analiza las causas de la miseria económica: "Se buscan muchos pretextos, infinitos<br />

estudios se hacen para encontrar la causa de la baja de nuestra moneda, cuando la principal y la<br />

única está ahí: en la salida de nuestros tesoros, el desembocar constante de nuestros caudales en el<br />

océano del capitalismo extranjero (...) la enajenación de la propiedad nacional en manos de<br />

106


empresas extranjeras es el principio de la esclavitud del país (...) Rancagua, con su aspecto de<br />

campamento internacional, con sus hoteles, y el Bar New York, y el criollo imitando al cow-boy, es<br />

una de las tantas válvulas por donde se va nuestra savia" 318 .<br />

En la crónica "América Comestible" replantea la idea de unidad continental de "los Estados<br />

Desunidos de América". El ideal de Bolívar es y deberá ser siempre nuestro ideal (...) El plan de<br />

Bolívar, la gran Colombia, fue hecho pedazos por nuestro individualismo. De este gran sueño de<br />

confederación no queda nada; Colombia se hizo trizas y Panamá se vendió al norteamericano. La<br />

separación de Panamá marcó el momento culminante de nuestra insensatez; es el acto más triste de<br />

la tragicomedia: al traidor le llamaron Libertador" 319 .<br />

Edwards Bello es uno de los primeros ensavistas latinoamericanos en comprender el<br />

endeudamiento externo como un fenómeno de dependencia neocolonial: "NuevaYork ha erigido<br />

una diplomacia especial del dólar. En los dos últimos años han concedido empréstitos por más de<br />

trescientos millones de dólares. Todas las Repúblicas de América Central se encuentran en estado<br />

de insolvencia, exceptuando Nicaragua donde los norteamericanos poseen formalmente las Aduanas<br />

y el Tesoro público (...) En Cuba, los norteamericanos poseen más del 60 por ciento de las<br />

plantaciones de azúcar y el otro 40 por ciento está en vías de caer en sus manos. En Centro América<br />

impera la United Fruit, adquiriendo día por día nuevos territorios. Venezuela y Centro América<br />

tienden a convertirse poco a poco en verdaderas factorías o colonias norteamericanas (...) cuando la<br />

vida languidece y los fondos escasean, llega el empréstito que de nuevo hace brillar todo (...)<br />

Llegará el momento de pagar, ese momento será el de nuestros nietos; esta política prepara<br />

generaciones de esclavos que tendrán derecho a echarnos en cara nuestra insensatez" 320 .<br />

En 1925 Joaquín Edwards Bello publicó su ensayo Nacionalismo Continental, obra<br />

saludada por Haya de la Torre y Gabriela Mistral, donde retoma la causa continentalista insistiendo<br />

en el peligro imperialista: "Vamos a explicar simplemente el imperialismo, como una fatalidad (...)<br />

ellos están formando parte del organismo que devora y nosotros del organismo devorado" 321 . Para<br />

Edwards Bello, Estados Unidos ha sido "desde que nació hasta ahora: incorporador o devorador (...)<br />

incorporó territorios de México y España, dividió a Colombia para hacer un canal comercial y<br />

estratégico (...) Ante esta realidad palpable, irresistible, se alza nuestra pobre América dividida (...)<br />

Ausentes del ideal unionista, las Repúblicas dispersas, orgullosas de libertades ficticias, son menos<br />

que Egipto y Australia, por la sujeción invencible al organismo centrípeto del Norte. Explicar este<br />

imperialismo nos parece la mejor manera de combatirlo por ahora" 322 .<br />

Ricardo A. Latcham (1903-1965) conoció en terreno la invasión norteamericana en el<br />

mineral Chuquicamata. Profundamente impactado por los abusos de la Chile Exploration Co. con<br />

los trabajadores chilenos escribió Chuquicamata, Estado Yankee, 1926. Esta experiencia<br />

determinante hizo que abandonara su militancia en el Partido Conservador y en el catolicismo para<br />

adherir al socialismo: "Chile ya siente el azote de la invasión lenta y formidable que tiene su asiento<br />

económico en las grandes factorías de Chuquicamata. El Teniente, Potrerillos" 323 . Latcham<br />

visualiza más allá de las fronteras locales la agresión yanqui: "Cuba, México, Haití, Nicaragua,<br />

Santo Domingo, Colombia y las Filipinas han pasado su tributo al invasor insaciable. Mañana será<br />

Chile, nuestro Chile que hoy vemos amenazado con la invasión económica invencible de los Guggenheim<br />

(...) Chile es una tierra propensa, como pocas al predominio del más fuerte, del capitalista<br />

yankee que, junto con arrebatarnos la soberanía económica, nos arrebatará los últimos girones de la<br />

libertad moral" 324 .<br />

Latcham denuncia la intervención directa de la Chile Exploration Co.en la política nacional:<br />

"por medio de subvenciones dadas a políticos, por coimas y comisiones y por la intromisión en<br />

asuntos electorales. Para nadie en Antofagasta es un misterio la facilidad dada por la compañía a<br />

Don Héctor Arancibia Lazo (...) Donde la intervención yankee en política ha sido más activa es en<br />

el vecino pueblo de Calama, en cuyo municipio se ventilan cuantiosos intereses" 325 .<br />

Gabriela Mistral (1889-1957) adoptó tempranamente una inequívoca posición<br />

latinoamericanista Después de desempeñar una intensa labor como docente, fue contratada a<br />

comienzos de la década de 1920 por el Ministro de Educación mexicano José Vasconcellos, donde<br />

107


continuó su trabajo de pedagoga. Admiradora de Bolívar y de Martí, mantuvo una fraternal<br />

correspondencia con los principales luchadores sociales del continente: Manuel Ugarte, Alfredo<br />

Palacios, José Carlos Mariátegui, Augusto César Sandino y otros. Realizó giras por distintos países<br />

de la región, informándose de la realidad de los pueblos; la mayoría de sus ensayos fueron<br />

publicados en distintos periódicos del continente, entre ellos el "Repertorio Americano" de Costa<br />

Rica, donde colaboró durante más de 30 años. 326<br />

En el mencionado periódico publicó en 1922 su famosa proclama El Grito: "¡América!<br />

¡América! todo por ella porque todo nos vendrá de ella, desdicha o bien... MAESTRO: Enseña en<br />

tus clases el ensueño de Bolívar, el vidente primero... Divulga a la América, a su Bello, a su<br />

Montalvo, a su Sarmiento, a su Lastarria, a su Martí...PERIODISTA: Ten justicia para tu América<br />

total. No desprestigies a tu Nicaragua para exaltar a Cuba; ni a Cuba para exaltar Argentina. Piensa<br />

en la hora en que seremos uno, y entonces, tu siembra de desprecio o de sarcasmo te morderá en<br />

carne propia... ARTISTA: Muestra en tu obra la capacidad de finura, la capacidad de sutileza...<br />

Exprirne a tu Lugones, a tu Valencia, a tu Darío, a tu Nervo... INDUSTRIAL: Ayúdanos tu a<br />

vencer, o siquiera detener la invasión, que llaman inofensiva y que es fatal, de la América rubia, que<br />

quiere vendérnoslo todo, poblarnos los campos y las ciudades de su maquinaria, de sus telas, hasta<br />

de lo que tenemos y no sabemos explotar... ¿Odio al yanqui? No. Nos esta venciendo, nos está<br />

arrollando por culpa nuestra...¿Por qué le odiaríamos? Que odiemos lo que en nosotros nos hace<br />

vulnerable a su clavo de acero y oro, a su voluntad y su opulencia. Dirijamos toda actividad como<br />

una flecha, hacia este futuro ineludible: <strong>LA</strong> AMERICA ESPAÑO<strong>LA</strong> UNA, unificada por dos cosas<br />

estupendas: la lengua que le dio Dios y el dolor que le dá el del Norte. Nosotros estamos creando,<br />

con nuestra fuerza, su opulencia... ¡AMERICA Y SOLO AMERICA! ¡Qué embriaguez semejante<br />

futuro; qué hermosura; qué reinado vasto para la libertad y las excelencias mayores!" 327 .<br />

En una carta dirigida a un connotado latinoamericanista argentino Alfredo Palacios,<br />

publicada en "El País" de Montevideo el 1º de abril de 1925, la Mistral categóricamente afirmaba:<br />

"No resto una sola línea a su afirmación de que los Estados Unidos aspiran a dominar sobre<br />

nuestros países y que ya lo han conseguido en buena parte. En mis tres años de viajes, me he<br />

formado la conciencia de que esta dominación tiene dos aspectos: el natural y casi involuntario, del<br />

país enorme, de grandes pulmones activos, que, como un hombre fuerte, aspira el aire de los otros y<br />

les impone su mercado intenso; y el consciente, el deliberado, de dirigir la política de nuestros<br />

países, alejándolos de la influencia europea, que tuvimos hasta hace poco y que era para nosotros<br />

menos peligrosa por la distancia y por ser ejercida de parte de varias naciones a la vez" 328 .<br />

Más adelante sindica a los cómplices criollos de la entrega neocolonial: "Tengo otra<br />

convicción profunda: la de que los hombres y las instituciones sin honestidad que hay en la América<br />

española, los gestores comerciales y los escritores con venalidad pronta, son los auxiliares más<br />

eficaces y fatales del capitalismo yanqui, los que van lentamente hipotecándonos y que pueden<br />

acabar entregando a las generaciones futuras una patria en teoría, pero, en verdad, con sus riquezas<br />

entregadas a Norteamerica" 329 .<br />

Gabriela fue una ardiente defensora de la emancipación de los pueblos latinoamericanos.<br />

Solidaria con la rebelión nicaragüense, en 1928 escribió su memorable ensayo Sandino: "Voy<br />

convenciéndome que caminan sobre América vertiginosamente tiempos en que ya no digo las<br />

mujeres sino los niños también han de tener que hablar de política, porque política vendrá a ser<br />

(perversa política) la entrega de la riqueza de nuestros pueblos (...) las influencias extranjeras que ya<br />

se desnudan con absoluto impudor, sobre nuestros gobernantes (...) El General Sandino carga sobre<br />

sus hombros vigorosos de hombre rústico, con su espalda viril de herrero o forjador, con la honra de<br />

todos nosotros. Gracias a él CUANDO <strong>LA</strong> ZANCADA <strong>DE</strong> BOTAS <strong>DE</strong> SIETE LEGUAS QUE ES<br />

<strong>LA</strong> NORTEAMERICANA, vaya bajando hacia el Sur, los del Sur se acordarán de "los dos mil de<br />

Sandino", para hacer lo mismo. Gracias a él, los mismos nicaragüenses que ayudan al<br />

establecimiento del protectorado, serán menos desdeñados por el protector, porque son, al cabo,<br />

hermano o el pariente de "aquel Sandino". Suelo arrebatado pulgada a pulgada, como mordido por<br />

la gangrena (...) El Angel de los oficios no le dió en vano el de herrero: iba a necesitar el hacha más<br />

ligera para alzarla y más pesada para dejarla caer. Se le oye el resuello fatigoso y dan ganas de<br />

enderezarle el viento para que ayude sus pulmones" 330 .<br />

108


La destacada poetisa emprendió una vigorosa campaña antimilitarista contra los "Estados<br />

Gendarmes" en Nuestra América. Luchadora contra los regímenes represivos, la dictadura de Ibáñez<br />

le prohibió el ingreso al país y le quitó su jubilación de maestra.<br />

Otra dimensión del compromiso social de Gabriela fue su indigenismo. Aunque nunca<br />

renegó de su condición de mestiza y de su admiración por España, comprendió perfectamente la<br />

cuestión indigena: "La suerte del indio hizo presencia más vertical en la Colonia que en el período<br />

independiente, y que por lo menos algunos Reyes de España se acordaron del aborigen con<br />

legislación coordinada y con cartas excitadoras a virreyes y capitanes generales, sin tener al indio en<br />

el horizonte como lo tiene el legislador mestizo. Aquellos olvidaban pero olvidar no es ignorar, y<br />

después de ellos el indio ha sido robado de nuestra conciencia, barrido de nuestras preocupaciones.<br />

Mientras más dulce, más inadvertido; mientras más dócil, más bueno para la estera de los pies<br />

criollos (...) El mestizo, definitivamente orgulloso de hablar español, nada quiere con mayas ní<br />

quechuas, y los aventaría montaña adentro, dándoles el mismo desprecio que le dá a la cosa india en<br />

los aspectos de costumbres y de coparticipación política" 331 .<br />

El antiimperialismo y el Socialismo. La crisis mundial de fines de la década de 1920<br />

produjo una mayor toma de conciencia de la relación entre la lucha nacional antiimperialista y el<br />

combate contra el sistema capitalista. Esta mayor conciencia surgió en los núcleos socialistas de<br />

inspiración marxista, además del Partido Comunista. Después de la República Socialista de 1932,<br />

la mayoría de estos agrupamientos se unificaron, fundando el Partido Socialista de Chile en 1933.<br />

Dicho partido asumía por primera vez en la izquierda chilena una vocación bolivariana y<br />

latinoamericanista.<br />

Una de las personalidades más esclarecidas fue Eugenio Matte Hurtado (1896-1934),<br />

miembro de la masonería que utilizó el marxismo para la comprensión de la realidad nacional y<br />

latinoamericana. Muerto prematuramente a los 38 años, en 1934, dejó importantes contribuciones al<br />

pensamiento de izquierda.<br />

En declaraciones para"La Nación" de Buenos Aires le preguntaron: ¿Cuál será la actitud de<br />

la Revolución chilena frente a los Estados Unidos?": "Muy sencillo. Respetar a los Estados Unidos<br />

y exgir que Estados Unidos nos respete a nosotros. El panamericanismo es un error. Es algo que<br />

repudian la tradición, la Historia y la raza. América debe comprender, digo latinoamérica, que por<br />

encima y por bajo nuestras fronteras, haya algo que los vincula: Vetas de petróleo que nacen en los<br />

llanos de Venezuela y que mueren en el corazón de Brasil. Enormes sabanas de salitre que amarran<br />

a Perú, Bolivia y Chile (...) En América hay un sólo héroe, que es Bolívar, más que por su eficiencia<br />

guerrera, por su visión de estadista; y la Revolución chilena ratifica con la acción, después de más<br />

de cien años de disquisiciones académicas, el pensamiento es Bolívar: La Gran Confederación<br />

Américana, es lo único que justifica nuestra ubicación en la <strong>HISTORIA</strong>" 332 .<br />

Matte visualiza la concomitancia de las clases dominantes con el Imperialismo como los<br />

principales enemigos de los trabajadores asalariados: "Las clases privilegiadas de la sociedad que se<br />

aferran al poder público para mantener sus privilegios y evitar los justos sacrificios y servir al<br />

imperialismo extranjero, y los trabajadores manuales e intelectuales de Chile, férreamente<br />

mancomunados y resueltos a conquistar el poder público para realizar un plan profundo, pero<br />

armónico y progresivo, de liberación y transformación económica, social, política y cultural de la<br />

República (...) A nuestros países les queda una porción mísera de su propia riqueza y gran parte de<br />

ella va a incrementar el acaparamiento de algunas grandes empresas o de algunos poderosos<br />

individuos extranjeros y residentes en el extranjero. Somos países que, en lo económico, no hemos<br />

salido del período colonial y sometidos al vasallaje de las grandes potencias industriales<br />

financieras" 333 .<br />

El Social Cristianismo chileno surgió al calor del debate de la "cuestión social", forma<br />

genérica con que se designaban los fenómenos provocados por las transformaciones socioeconómicas<br />

y la irrupción del proletariado. La "cuestión social" comenzó a discutirse en Europa por<br />

teólogos, reformadores, y conservadores. Posteriormente, en América Latina y en Chile, los<br />

109


sectores más sensibles del catolicismo fueron influídos por la encíclica Rerum Novarum,<br />

promulgada en 1891 por León XIII.<br />

No obstante, el grueso de los conservadores vinculados a la Iglesia Católica negaban la<br />

existencia de la cuestión social en Chile, o bien, predicaban la resignación y la sumisión de los<br />

trabajadores frente al orden económico "natural". Los conservadores mantuvieron un lenguaje<br />

decimonónico reaccionario frente a los nuevos fenómenos sociales. Así, Héctor Rodríguez de la<br />

Sotta decía en 1932: "La causa principal de la crisis deriva de dos falsos postulados de la<br />

Revolución Francesa: la libertad absoluta y la igualdad (...) El liberalismo usufructuó y malbarató<br />

durante un siglo un orden que había formado penosamente dieciocho siglos de cristianismo (...)<br />

Debemos, pues, reaccionar contra la gran superchería del sufragio universal, lucha por el sufragio<br />

restringido y plural, restringido a los capaces (...) el único camino de salvación en un triple<br />

movimiento reaccionario: reacción contra las democracias liberales basadas en el sufragio universal<br />

y en un régimen de libertad absoluta; reacción contra las tendencias socialistas; reacción contra el<br />

Estado Docente" 334 .<br />

El precursor del social cristianismo chileno fue el sacerdote jesuíta Fernando Vives Solar<br />

(1871-1935) que entro 1909 y 1911 organizó círculos de estudios sociales, fundó sindicatos de<br />

choferes y de empleados. Por presiones del Partido Conservador tuvo que abandonar Chile en<br />

1912. En 1914 retornó al país y dirigió congregaciones para obreros en Valparaíso. En 1916<br />

organizó en Iquique la 1º Semana Social Obrera. En 1918 fue nuevamente desterrado. De regreso<br />

en 1931 fundó la Liga Social y la Unión de Trabajadores Católicos. En 1932 apoyó la República<br />

Socialista. Entre sus discípulos se destacaron Clotario Blest y Alberto Hurtado. 335<br />

Por otra parte, Juan Enrique Concha desarrolló iniciativas de carácter asistencial y paternalista<br />

desde la "Fundación León XIII" y conferencias de economía social en la década de 1910. En<br />

esta misma época el sacerdote Guillermo Viviani formó el Círculo de Estudios "El Surco", donde se<br />

difundían las ideas cristianas a los trabajadores.<br />

La incorporación de militantes obreros a los movimienitos social cristianos entró en<br />

contradicción con el Partido Conservador, puesto que esos ideales de redención social cuestionaban<br />

los intereses oligárquicos de la burguesía. Reflejo de esta contradicción fue el desarrollo de un ala<br />

izquierda y un ala derecha, cuya lucha permanente caracteriza al socialcristianismo chileno de las<br />

primeras décadas del siglo XX. Un ala, de raíz burguesa y la otra, de composición obrera. La<br />

primera, dirigida por el Partido Conservador y la alta jerarquía eclesiástica. La segunda, por<br />

sindicalistas obreros, empleados y artesanos, que fundaron en 1923 el Partido Popular, en cuyas<br />

filas hace sus primeras armas Clotario Blest.<br />

Clotario Blest (1899-1990) presidió en 1925 la Unión de Centros de la Juventud Católica,<br />

organización integrada por obreros y opuesta a la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos,<br />

formada por los hijos de la oligarquía. La pugna entre estas organizaciones provocó la intervención<br />

del alto clero que apoyó el ala burguesa y decretó la disolución de la Unión de Centros.<br />

Bajo la dictadura de Ibáñez, Clotario Blest fundó el grupo "Germen", el cual rechazó<br />

explícitamente el sistema capitalista, la acción del fascismo y del Partido Conservador.<br />

Proclamaron la imagen de un "Jesús Obrero" con rostro proletario en oposición al "Cristo Rey" de<br />

la burguesía. En 1932 se formó el Partido Social Sindicalista, que planteó en su primer manifiesto<br />

una lucha abierta "contra todos los partidos burgueses".<br />

El Pensamiento Socialista<br />

Las ideas revolucionarias y socialistas tuvieron una importante difusión en las últimas<br />

décadas del siglo XIX 336 . En esta época llegaron a Chile libros y folletos de pensadores europeos<br />

como Bakunin, Proudhon, Tolstoy, Kropotkine, Reclus,Malatesta, Saint Simon, Marx,<br />

Engels,Bebel, Paul Lafargue y Emilio Zola; de argentinos como Juan B. Justo, José Ingenieros,<br />

Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones y Alfredo Palacios; y de otros latinoamericanos como Rufino<br />

110


Blanco Fombona, Vargas Vila, Gómez Carrillo, Rodó, Rubén Darío, Amado Nervo, José<br />

Vasconcellos y José Santos Chocano. Con estos textos se formaron no sólo los románticos<br />

libertarios de las capas medias radicalizadas sino también las franjas más esclarecidas de obreros,<br />

muchos de ellos autodidactas.<br />

Entre los precursores de la reflexión socialista con dominio del marxismo sobresalieron<br />

Vfctor José Avellano y Alejandro Bustamante.<br />

Víctor José Arellano realizó una síntesis del programa socialista en 1893: "Que nadie se<br />

elimine del trabajo; que las leyes tengan por objeto mejorar la clase indigente y establecer<br />

progresivamente la igualdad; nada de impuestos sobre la pobreza, ni sobre los objetos de primera<br />

necesidad y el trabajo; instrucción obligatoria (...) No toleramos la capitalización, porque el capital<br />

es un instrumento de trabajo que debe hallarse siempre a la disposición de la sociedad (...) Trabajar<br />

según sus fuerzas, facultades y aptitudes, tal es el deber; consumir según sus necesidades, tal es el<br />

derecho económico y cientifico" 337 .<br />

El carácter de clase del Estado también fue percibido por Arellano: "El Estado, siendo por<br />

los monopolizadores de los bienes de la tierra impulsado y dirigido, mantiene el actual orden de<br />

cosas" 338 .<br />

La explotación capitalista y el antagonismo entre capital y trabajo era otro tema abordado<br />

por Víctor José Arellano: "Basta que se confabulen unos cuantos ricos, que los representantes de algunas<br />

sociedades anónimas lo acuerden, para que se haga la disminución de jornales de operarios<br />

(...) El trabajador tiene que optar entre este dilema: vende su fuerza por muy poco más que un mal<br />

alimento, o abandona la fábrica (...) De este modo el trabajador es obligado tributario del<br />

capitalista" 339 .<br />

Alejandro Bustamante, autor del Catecismo Socialista, 1900, destaca la importancia de la<br />

igualdad de género en una propuesta de transformación social. Ser socialista significa "ser partidario<br />

de la igualdad del hombre y de la mujer ante sus semejantes, para disfrutar con idéntico derecho de<br />

las leyes naturales, en razón directa de su trabajo o capacidad, pues el Socialismo Científico no<br />

acepta el injusto monopolio del Capital, que es muerte, sobre la labor industrial que es la vida y la<br />

savia de una nación, porque ante su ley natural, el trabajo intelectual o material es el único capital<br />

productor" 340 .<br />

Bustamante también propone un socialismo con una mayor intervención del Estado en la<br />

protección y fomento de la industria local.<br />

Luis Emilio Recabarren<br />

En contraste con la opinión de que Recabarren sólo fue un agitador y organizador sindical y<br />

político, hemos demostrado en otros trabajos 341 que fue también un pensador. En cuanto a su<br />

biografía, ya descrita por otros investigadores, hemos optado por el método de analizar su<br />

trayectoria de lucha en relación directa con su activa participación en el proceso social que describimos<br />

en el capítulo sobre el movimiento obrero. Formado en el seno de las luchas proletarias, fue<br />

uno de los pocos líderes de la izquierda latinoamericana que trató de aplicar el marxismo a la<br />

realidad nacional. Mientras otros dirigentes copiaban el esquema político de la izquierda europea,<br />

adaptó el programa del movimiento obrero internacional a las luchas concretas del proletariado<br />

chileno. Recabarren no solamente fue un agitador y organizador del movimiento obrero sino<br />

también un precursor del pensamiento marxista latinoamericano, anterior a Mella, Mariátegui,<br />

<strong>Salvador</strong> de la Plaza y Ponce.<br />

Recabarren fue uno de los primeros marxistas latinoamericanos en intentar un análisis de la<br />

realidad nacional a la luz del materialismo histórico. En momentos en que imperaba el mayor de<br />

los chovinismos, con ocasión del centenario de la Independencia, escribió en su ensayo de 1910,<br />

"Ricos y Pobres a través de un siglo de vida republicana: "¿Quiénes dieron el grito de<br />

111


emancipación política en 1810?. ¿Dónde estuvieron y quiénes fueron los personajes del pueblo<br />

trabajador que cooperaron a aquella jornada?. La historia escrita no nos dice nada y los<br />

historiadores sólo buscaron los Héroes, los personajes, entre las familias de posición, entre la gente<br />

bien. En los momentos que contemplan la historia tampoco vemos al pueblo. O'Higgins, los<br />

Carrera, San Martín, Manuel Rodríguez, etc., todos esos eran gentes de la llamada alta sociedad de<br />

aquella época. Esos están inmortalizados en el bronce. La burguesía por el conducto de sus<br />

escritores nos habla siempre de los grandes hombres que nos dieron la patria y libertad y esta frase<br />

ha pretendido grabarla en la mente del pueblo, haciéndole creer que es propia para todos" 342 .<br />

Continuando con este análisis de los orígenes de la Independencia, Recabarren se<br />

preguntaba: "¿Dónde está mi patria y dónde mi libertad?. ¿La habré tenido allá en mi infancia,<br />

cuando en vez de ir a la escuela hube de entrar al taller a vender al capitalista insaciable mis escasas<br />

fuerzas de niño?. ¿La tendré hoy, cuando todo el producto de mi trabajo lo absorbe el capital sin que<br />

yo disfrute un átomo de mi producción?. ¿Acaso los que vencieron al español en los campos de<br />

batalla pensaron alguna vez en la libertad del pueblo?. Los que buscaron la nacionalidad propia, los<br />

que quisieron independizarse de la monarquía, buscaban para sí esa independencia, no la buscaron<br />

para el pueblo" 343 .<br />

Después de hacer un análisis del significado de clase del Estado y de las Constituciones<br />

chilenas, desmistificando la leyenda de un Chile pacífico y democrático, sostiene que hubo un<br />

tiempo en que las elecciones del Congreso se hacían a balazos, poco después de la guerra de 1879,<br />

por ejemplo. El progreso desterró la barbarie que era el corolario lógico de cada campaña electoral.<br />

Pero no puedo dejar de decir que todos aquellos actos de barbarie político-electoral realizados por<br />

los partidos en lucha fueron efectuados desde la infancia de la República (...) Esta democracia pura<br />

creada por la ley, que da a la República su aureola de grandeza, nacida en el seno mismo del pueblo,<br />

no es sino una ficción" 344 .<br />

El fundador del movimiento obrero chileno fue capaz de comprender también el desarrollo<br />

del capitalismo minero y agropecuario durante la segunda mitad del siglo XIX: "La clase capitalista<br />

o burguesa, como le llamamos, ha hecho evidentes progresos a partir de los últimos 50 años, pero<br />

muy notablemente después de la guerra de conquista de 1879, en que la clase gobernante de Chile<br />

se anexó la región salitrera" 345 . A través de esta incisiva frase, Recabarren se convirtió en uno de<br />

los primeros en denunciar la Guerra del Pacífico como una guerra de conquista, emprendida por la<br />

burguesía chilena para apoderarse de los ricos yacimientos salitreros de las provincias de Tarapacá<br />

y Antofagasta, pertenecientes a Perú y Bolivia, respectivamente.<br />

El ensayo que comentamos también constituye un pionero análisis sociológico de la<br />

estructura social chilena de principios del siglo XX. Luego de hacer un enfoque de las diferentes<br />

fracciones de la clase dominante centra su atención en la situación de los explotados, entregando<br />

abundante documentación sobre las condiciones de trabajo y de vida. Apoyado en documentos de la<br />

época, afirmaba que en Santiago existían 1.251 conventillos, habitados por 100.000 personas que<br />

vivían de a cuatro por pieza en 25.000 habitaciones. Sostenía, asimismo, "que el precio de la vida<br />

es por hoy cuatro veces más caro que en 1870 y tres veces más caro que en 1890; luego, por esta<br />

misma razón, el salario del peón es hoy más bajo que antes" 346 .<br />

Recabarren detectó oportunamente el surgimiento de las nuevas capas medias: "esta clase<br />

ha hecho progresos en sus comodidades y vestuario, ha mejorado sus hábitos sociales, pero a costa<br />

de mil sacrificios (...) Allí se encuentra el mayor número de los descontentos del actual orden de<br />

cosas y de, donde salen los que luchan por una sociedad mejor que la presente" 347 .<br />

Recabarren se dio cuenta, en el mismo momento en que se producía este hecho social, que<br />

sectores de las capas medias se estaban radicalizando y eran proclives a pasarse a la causa de los<br />

trabajadores del campo, la ciudad y las minas. También advirtió que otros segmentos de las capas<br />

medias tenían tendencias arribistas. En síntesis, el ensayo Ricos y Pobres .... escrito en 1910,<br />

constituye una de las primeras piezas marxistas latinoamericanas en acometer el análisis histórico y<br />

sociológico de una realidad concreta de nuestro continente.<br />

112


Su alta sensibilidad ante todos los problemas sociales, le permitirá años más tarde percibir<br />

las demandas que, a escala mundial, exijía el movimiento de emancipación de la mujer. Por eso,<br />

cuando supo que la feminista española Belén de Sárraga estaba en Buenos Aires, sin vacilar la<br />

invitó a dar conferencias en la pampa salitrera, como lo hemos señalado en el capítulo sobre el<br />

Movimiento de Mujeres.<br />

Sin embargo, no alcanzó -y era muy difícil para un hombre lograrlo en aquella época- una<br />

plena comprensión del programa de liberación de la mujer, poniendo solamente el acento en la<br />

necesidad de mejorar su educación y condiciones de vida para su papel de reproductora de la<br />

especie y de madre amante de sus hijos y comprensiva de su compañero, especialmente del<br />

comprometido con el cambio revolucionario.<br />

En su conferencia de Punta Arenas (1916) "La mujer y su educación", responsabiliza a la<br />

Iglesia de la situación deprimida de la mujer, aunque consciente de que esa actitud era expresión del<br />

régimen patriarcal de dominación: "los hombres hacen leyes que no reconocen en la mujer ningún<br />

derecho y le prolongan su esclavitud (...) La mujer no es inferior al hombre, solamente es diferente:<br />

si la mujer no tuviese en su sangre los genes del talento, ¿de donde los obtendría el hombre?. En<br />

suma, las doctrinas vaciadas sobre el mundo por la iglesia han hecho que la mujer fuera la víctima<br />

escogida para hacerla fuente del mal, la causa de todos los errores fatales de la humanidad hasta<br />

inventar el llamado voto de castidad, por el cual se va contra las leyes soberanas de la naturaleza.<br />

Ha aparecido en la historia una nueva Era para la mujer (...) han surgido dos movimientos<br />

emancipadores de la mujer, llamados feminismo y socialismo" 348 .<br />

Pero después de este agudo análisis, Recabarren no saca conclusiones programáticas<br />

adecuadas, pues se limita solamente a plantear: "Para los socialistas la mujer debe ser el Ser más<br />

libre, capaz de saber educar a sus hijos. Por lo tanto debe ser superiormente instruida, ilustrada y<br />

dedicada por entero a la educación (...) si hoy educamos a la mujer, si perseveramos en educarla<br />

poco a poco iremos perfeccionando el mundo, llenándolo de felicidad y de paz" 349 .<br />

En síntesis, Recabarren fue uno de los primeros hombres de Chile y Latinoamérica en<br />

comprender la discriminación de la mujer, salir valientemente, por encima de los prejuicios<br />

patriarcales, en su defensa, como ser humano igual al hombre, y ensanchar su radio de acción. Pero<br />

no alcanzó a formular un planteamiento antipatriarcal de fondo que incorporara las demandas ya en<br />

boga del movimiento feminista mundial, que por lo demás tampoco lo hicieron los marxistas de su<br />

época. En fin, Recabarren, como pocos hombres de su tiempo, denunció la opresión de la mujer y<br />

procuro integrarla a la lucha social, abriendo nuevos espacios, pero dentro de marcos relativamente<br />

tradicionales.<br />

Si bien consideraba al proletariado como la fuerza motriz fundamental de la revolución,<br />

Recabarren no cayó en un reduccionismo de clase, ya que además de destacar el papel de la mujer y<br />

de las capas medias prestó atención a la lucha del sector de pobladores pobres, es decir, a los<br />

modestos arrendatarios, que desde la segunda década del siglo XX comenzaban a movilizarse por<br />

sus demandas, expresadas en la lucha por el no pago de los alquileres. Sus reflexiones sobre la vida<br />

en los conventillos, citadas anteriormente, reflejan una inquietud más de su sensibilidad social, su<br />

preocupación no sólo por los problemas del proletariado sino por todos los sectores populares que<br />

sufrían la opresión del régimen de dominación.<br />

Esa comprensión lo condujo a impulsar, con todas sus fuerzas, las movilizaciones de la<br />

Asamblea Obrera de la Alimentación que, como ya hemos dicho, fue la primera expresión de<br />

agrupamiento y articulación de los movimientos sociales chilenos de entonces.<br />

Asimismo, se dio cuenta del papel que podía jugar el campesinado como otra fuerza motriz<br />

de la revolución. Propuso que los sindicatos del salitre enviaran obreros cesantes para ayudar a organizar<br />

los primeros sindicatos campesinos. Esta tesonera labor alcanzó expresión orgánica al<br />

constituirse en 1919 las primeras Federaciones de Inquilinos y Obreros Agrícolas en las provincias<br />

de Santiago y Aconcagua. En 1920, se organizaron los Consejos Federales o Comités de<br />

Trabajadores Agrícolas, que motivaron la protesta presentada por los terratenientes al presidente<br />

113


Alessandri. La colaboración del proletariado minero y urbano con los trabajadores agrícolas, cuya<br />

organización era alentada por Recabarren, fue forjando los primeros embriones de la unidad obrerocampesina.<br />

En el artículo "Diez mil propagandistas han invadido los campos del sur", el periódico El<br />

Despertar de los Trabajadores, dirigido por Recabarren, señalaba en su edición del 13 de mayo de<br />

1921: "La crisis del salitre ha proporcionado a los federados y socialistas la magnifica oportunidad<br />

de ir a sembrar por las provincias del sur la preciosa semilla de la revolución social (...) A estas<br />

horas vagan hambrientos más de 10.000 propagandistas que en contacto con el proletariado de los<br />

campos, sabrá hacerlos venir a las filas de nuestra gloriosa revolución". Otra prueba inequívoca del<br />

apoyo de Recabarren al movimiento campesino fue la resolución adoptada por la FOCH en septiembre<br />

de 1921 de declarar la huelga general en apoyo de las revindicaciones de los trabajadores<br />

agrícolas 350 .<br />

Hombre de su tiempo, Recabarren participó activamente en la polémica contra la influencia<br />

que tenía la Iglesia católica en el pueblo, donde utiliza con soltura su pleno conocimiento de las<br />

obras de Renán, Reclus, Darwin, Haeckel, Spencer, Ameghino, además de La Biblia, el cura<br />

Meslier y, por supuesto, de Marx y Engels. A tal efecto escribió un opúsculo titulado: La materia<br />

eterna e inteligente, en el que condensaba sus ideas filosóficas. Obviamente, rechazaba la<br />

existencia de dios y afirmaba la paternidad de la materia: "Todo es materia en perpetua<br />

transformación (...) el movimiento, la ley eterna universal, no desvirtúa ni aminora la existencia<br />

eterna de la materia (...) el origen de la vida humana es el fruto de la transformación de la materia<br />

(...) el materialismo conduce al mundo hacia la verdad; el sentimiento espiritual no existiría sin<br />

cerebro. Nada puede existir sin la materia" 351 .<br />

En un análisis, aunque mecanicista, de la relación dialéctica entre existencia y conciencia,<br />

Recabarren sostenta que "las condiciones económicas determinan en general las condiciones<br />

sociales y morales de los seres".<br />

En su concepción del mundo daba un papel relevante a la naturaleza: "El ser humano es un<br />

producto de la naturaleza, igual que los demás productos vegetales, animales o minerales, y si todos<br />

esos productos precisan de la organización y buena disposición de los elementos para ser útiles a<br />

nuestro servicio, es juicioso razonar que el ser humano, producto de la misma naturaleza, no puede<br />

escapar a la acción de esas mismas leyes naturales si quiere ser feliz; y es porque se ha salido a vivir<br />

fuera de su naturaleza (como lo afirma Enrique Lluria) la causa porque sufre tan horriblemente. La<br />

organización es el grado más elevado de la humanidad". Es preciso señalar que esta argumentación<br />

de Recabarren sobre la naturaleza y sus leyes siguiendo el mecanicismo de Engels en su Dialéctica<br />

de la Naturaleza- tenía como objetivo demostrará los trabajadores la necesidad de sindicalizarse. Es<br />

decir, su énfasis en la organización -o ecosistema de la naturaleza que siempre busca su equilibriotenía<br />

también como finalidad demostrar la importancia del trabajo colectivo: "La libertad y justicia<br />

que produzca el hombre organizado serán superiores a la soñada libertad individual (...) de la misma<br />

manera el máximo de libertad, de justicia, de amor y de felicidad que individualmente queremos<br />

para cada uno de nosotros, tiene que ser la obra colectiva, fruto de la organización de la inteligencia,<br />

porque ésta no puede ser sino la obra y fruto de la ley natural".<br />

Estas apreciaciones acerca de las leyes de la naturaleza y de la sociedad global humana -<br />

impregnadas de la influencia darwinista de la época- podrían ser discutibles hoy día, pero en ese<br />

momento constituían un sólido cuerpo de ideas para los fines que perseguía Recabarren, vale decir,<br />

la necesidad de la organización de los trabajadores en sindicatos y gremios.<br />

Precisamente, en esta metodología está la diferencia entre Recabarren y el resto de los<br />

precursores marxistas latinoamericanos, con excepción de Mariátegui, que comenzaron su praxis<br />

directa en las bases del movimiento obrero, luego de acceder al marxismo, Recabarren fue obrero<br />

desde los 14 años y dedicó toda su vida, antes y después de hacerse marxista, a la organizacion de<br />

los obreros del campo, la ciudad y las minas. Por eso, gran parte de los escritos y pensamientos de<br />

Recabarren están dirigidos directamente a la clase obrera. En tal sentido, utiliza un método de<br />

exposición sencillo -pero profundo- para que los trabajadores puedan entenderlo. Es sabido que<br />

114


cuando uno entiende bien un concepto difícil puede explicarlo en los términos más sencillos. Sólo<br />

una persona que ha convivido con los explotados puede darse cuenta de que hay que utilizar un<br />

método de enseñanza distinto al que se usa en los medios intelectuales y universitarios.<br />

Estudiando las obras de Recabarren se aprecia de inmediato su preocupación por escribir de<br />

manera comprensible los temas más abstractos -aunque en términos filosóficos lo más abstracto es<br />

lo más concreto- porque sabe muy bien a qué público están destinados sus escritos. Remontarse a<br />

un problema filosófico, como es la relación entre naturaleza y sociedad, para tratar de convencer a<br />

los trabajadores de la necesidad de la organización sindical, es una muestra de la capacidad de<br />

Recabarren para crear una metodología adaptada a las particularidades de los trabajadores.<br />

En lo político sindical, Recabarren hizo numerosas contribuciones al movimiento obrero no<br />

sólo chileno. Consecuente internacionalista, contribuyó al desarrollo de los partidos socialistas y<br />

comunistas de Argentina y Uruguay. A nuestro juicio, el aporte más importante de Recabarren en la<br />

estrategia para la construcción de un partido revolucionario fue su convicción de que dicho<br />

instrumento debía surgir del seno mismo de la clase obrera.<br />

En la Declaración de Principios, aprobada en la III Convención Nacional de la Federación<br />

Obrera de Chile en diciembre de 1919, escribió que el objetivo de la FOCH era: "Abolido el sistema<br />

capitalista, será reemplazado por la Federación Obrera, que se hará cargo de la administración de la<br />

producción industrial y de sus consecuencias". De este modo, la FOCH dejaba de ser una Central<br />

Sindical "apolítica". Lo novedoso era el planteamiento de que la Federación Obrera, y no el partido,<br />

se haría cargo de "la administración de la producción". De ninguna manera podría pensarse que ésta<br />

era una actitud anti-partido de Recabarren; dicha propuesta emanaba de su experiencia de lucha,<br />

que le aconsejaba señalar que la clase trabajadora organizada en su central sindical debía y estaba<br />

en condiciones de hacerse cargo de la administración de la economía del país, en su fase de<br />

transición al socialismo.<br />

La concepción unitaria y de clase de Recabarren se expresó poco después en la creación del<br />

Partido Comunista. A su congreso de fundación, realizado en enero 1922, concurrieron no sólo los<br />

militantes del POS sino también sindicalistas de la FOCH, feministas, arrendatarios pobres,<br />

campesinos, mapuches, además de sectores que provenían del Partido Demócrata y activistas<br />

sindicales sin partido. De este modo, Recabarren fundaba el primer y único partido comunista de<br />

América Latina, basado en una central obrera y sus sindicatos de base. Esta experiencia -que no se<br />

iba a repetir- era el resultado de una profunda confianza de Recabarren en la capacidad de los<br />

trabajadores para darse su propia organización tanto sindical como política..<br />

Recabarren volvió sobre el tema en 1921 en un folleto publicado en Antofagasta: Lo que<br />

da y dará la Federación Obrera de Chile: "El gremio tiene por misión, después de cumplir su<br />

programa de labor presente, preparar la capacidad de todos sus asociados para verificar la<br />

expropiación capitalista, reemplazándola en sus funciones directoras de reproducción y del<br />

consumo" 352 .<br />

Como puede apreciarse, Recabarren pensaba en la clase y no en el partido para la<br />

administración del Estado Obrero.<br />

La prueba es que una vez derribado el capitalismo, el gobierno -señalaba Recabarren<br />

aludiendo al caso ruso- debe ser ejercido por el Soviet, que es "elegido por el pueblo". Trasladando<br />

esta experiencia de la Revolución Rusa a Chile, Recabarren apuntaba su concepción de gobierno<br />

Socialista para nuestro país: "En cada industria, faena o ocupación donde haya más de diez personas<br />

mayores de 18 años ocupadas, estas mismas reunidas en asamblea, elegirán a sus jefes<br />

administradores y encargados o capataces para la dirección y administración en cada sección de<br />

trabajo y de toda la industria. Los administradores o capataces estarán bajo el control de sus<br />

respectivas asambleas y le deben cuentas de sus actos. Las asambleas fijarán salarios, horarios,<br />

condiciones de trabajo, precios de venta de los productos y de todo lo que fuera necesario<br />

determinar" 353 .<br />

115


En su reciente libro, Miguel Silva critica a Recabarren por no haber sabido distinguir entre<br />

el papel del sindicato y el del partido: "Parece que Recabarren creyó que la FOCH era el nuevo<br />

partido Socialista" 354 . Su argumento: "Los sindicatos son organizaciones de la clase" y "no es<br />

necesario que sus socios apoyen a tal o cual partido o gobierno. Un sindicato es la organización<br />

básica de la clase obrera y debe incluir y organizar a los trabajadores que no son socialistas" 355 .<br />

Esta afirmación es correcta para las fases anteriores al cambio social. Pero una vez<br />

derrocada la burguesía ¿qué papel deberían jugar los sindicatos que, precisamente, han sido una de<br />

las fuerzas motrices de la revolución?. Justo, en la cuestión esencial de quién gobierna, está el<br />

fundamento político social de la transición a una sociedad alternativa al capitalismo.<br />

Es una tradicional tesis, elevada a lo absoluto, de que "el partido" es el encargado de dirigir<br />

el nuevo gobierno. Más aún, en el debate de 1922 sobre el papel de los sindicatos en la construcción<br />

del socialismo, Lenin señaló que éstos deben mantener la independencia respecto del Estado, lo cual<br />

significaba -así de simple- que el papel de los sindicatos no era gobernar o administrar el Estado<br />

Socialista; en otras palabras, el denominado Estado obrero -deformado o no- debe ser dirigido por el<br />

partido y no por los obreros, lo cual significa inequívocamente una sustitución de la clase<br />

trabajadora por el partido.<br />

A la luz de lo que ha ocurrido en la URSS y otros países, aparece como evidente que una de<br />

las causas fundamentales del fracaso de eso que se llamó socialismo fue el gobierno del Partido<br />

Unico, generador de burocracia que en nombre del proletariado usurpó precisamente el poder a la<br />

clase trabajadora.<br />

Por lo tanto, el proyecto de nueva sociedad que visualizó Recabarren sigue vigente en sus<br />

rasgos globales, quizá complementándolo con un tipo de gobierno en el que participe no sólo el<br />

proletariado, a través de sus sindicatos, sino también todos los sectores de avanzada de los<br />

Movimientos Sociales.<br />

Para Recabarren se trataba no solamente de terminar con la propiedad privada de los medios<br />

de producción sino también de crear un tipo distinto de hombre y de mujer en una sociedad<br />

diferente a la capitalista. Consciente de que el cambio de sistema económico y político no trae<br />

automáticamente una transformación de las costumbres y tradiciones de los seres humanos, insistía<br />

en los aspectos morales, en la igualdad, en el amor y el mutuo respeto. No por azar, comienza su<br />

folleto "Socialismo" con esta frase: "El socialismo es una doctrina de estructura precisa y definida,<br />

que tiene por objeto modificar las defectuosas costumbres actuales, proponiendo otras más perfectas<br />

(...) Si el socialismo es la abolición de los imaginarios derechos sobre la propiedad privada, el<br />

socialismo se presenta entonces como una doctrina de la más perfecta justicia, de verdadero amor, y<br />

de progresivo perfeccionamiento individual y moral (...) El socialismo es, pues, desde el punto de<br />

vista social, una doctrina de sentimientos de justicia y de moral, que tiene por objeto suprimir todas<br />

las desgracias ocasionadas por la mala organización de la actual sociedad" 356 .<br />

Este lenguaje de un marxista de principios de siglo aparece como extraño y "moralista" para<br />

los militantes de la izquierda actual, pero es necesario comprender que Recabarren luchaba contra<br />

las costumbres y hábitos, como el alcoholismo, que eran una traba para la organización de los<br />

primeros sindicatos. Por lo demás, no estaría mal que los partidos marxistas del presente retomaran<br />

esas banderas de lucha para crear las bases del "hombre nuevo", que levantó con vigor y convicción<br />

el Che Guevara. En el fondo, Recabarren -que era ya un hombre nuevo- al insistir en ciertos<br />

principios de moral y al definir el socialismo como una doctrina que tiene por objeto modificar las<br />

costumbres actuales", estaba planteando un nuevo tipo de hombre y mujer para luchar contra el<br />

capitalismo y luego para construir el socialismo.<br />

Recabarren toca el problema del amor con argumentos que hoy parecerían obsoletos en<br />

nuestra sociedad deshumanizada y alienante. Este tema, también soslayado por los marxistas del<br />

presente, sigue vigente –como lo ha sido siempre en la vida cotidiana de los pueblos. Recabarren,<br />

que seguía de cerca la miseria sexual y amorosa de los Trabajadores, lo colocó en uno de los puntos<br />

principales de su discurso: "en el momento presente no hay amor en la sociedad, puesto que la vida<br />

116


está organizada sobre la base del egoísmo, que es la negación del amor. No puede haber amor<br />

donde hay explotación. No puede haber amor donde hay opresión y tiranía" 357 .<br />

Recabarren fomentó la creación de teatros populares tanto para elevar el nivel cultural del<br />

pueblo como para promover entre los trabajadores y trabajadoras el amor, el respeto mutuo y los<br />

vínculos igualitarios. Escribió de su puño y letra pequeñas obritas, como Desdicha obrera, en<br />

1921, un drama social en tres actos, con el fin de estimular la discusión sobre las lacras de la<br />

sociedad. Los dramaturgos de hoy podrán criticar -quizás con justa razón artística- los defectos de<br />

esas piezas, pero bien podrían retormar esa senda de los teatros populares que tanto educaron al<br />

pueblo trabajador, elevando su conciencia de clase y su nivel cultural. En rigor, Recabarren estaba<br />

generando una contra-cultura.<br />

Esta comprensión de la vida cotidiana de los trabajadores lo condujo a convertir los locales<br />

sindicales en centros de reunión social, estimulando fiestas periódicas donde la gente se divirtiera,<br />

con orquestas del pueblo, como eran las "Filarmónicas", muy famosas en la pampa salitrera, fiestas<br />

populares donde se bailaba y se hacía teatro. Durante el día se realizaban campeonatos de fútbol,<br />

basquet, rayuela, etc.. entre equipos de los diferentes sindicatos" 358 . Este modo de vida estimulaba la<br />

creatividad de los oprimidos, que generalmente es inhibida por una forma de terrorismo ideológico<br />

y cultural que impone el sistema.<br />

Consciente de que los organismos sindicales eran frentes de masas donde la ideología de la<br />

clase dominante penetraba con fuerza, Recabarren trató de crear sindicatos, que sin ser rojos,<br />

contrarrestaban esta influencia, transformándose en Escuelas de vida colectiva: "¿No debemos hacer<br />

que el sindicato desde hoy sea siquiera el comienzo de lo que ha de ser cada nuevo día hacia el<br />

porvenir?. ¿No podemos aspirar a que el sindicato inicie los "modismos" de la vida futura'?. Y para<br />

ello, ¿,qué hay que hacer?. Hacer que todo "sindicato" sea una escuela cada vez más perfecta,<br />

completa, cuya capacidad colectiva, haciendo ambiente, ayude a cada individuo (hombre o mujer,<br />

niño, joven o anciano) a mejorar sus condiciones intelectuales, morales y su capacidad productiva<br />

con el menor esfuerzo; que sea también una universidad popular democrática que proyecte todos los<br />

medios y conocimientos necesarios e indispensables para el desarrollo ilimitado de los conocimientos<br />

y que sea un centro de cultura siempre en marcha a la perfección" 359 .<br />

En consecuencia, procuraba que el sindicato no se limitara a una accion economicista ni<br />

meramente reivindicativa, ampliando su acción a la esfera cultural. Llegó a organizar giras<br />

nacionales de carácter cultural, como lo refleja la carta que escribió a un camarada en 1923:<br />

"Estamos preparando una gira artístico-educacional por el Conjunto Artístico Obrero, que proyecta<br />

realizar un viaje a través de las principales ciudades entre Santiago y Puerto Montt. El objeto de<br />

esta gira es despertar la conciencia proletaria por medio de la representación teatral, del canto y la<br />

conferencia, aprovechando la atracción que despierta el teatro para realizar aquella propaganda que<br />

necesita la clase obrera para afirmar su organización" 360 .<br />

Otro de los medios utilizados por Recabarren para difundir la cultura entre los trabajadores<br />

fue la imprenta. Es notable la cantidad de talleres gráf'icos que creó a lo largo de todo el país.<br />

Estas imprentas, financiadas peso a peso por los obreros, editaban periódicos y folletos, donde<br />

hacían sus primeras armas literarias los trabajadores, enviando poesías y comentarios de lo que<br />

ocurría en sus lugares de trabajo. "Mientras la imprenta no estuvo en manos de los obreros, no<br />

éramos nadie; vivíamos en la oscuridad, ignorados; no podíamos desarrollar nuestro pensamiento<br />

Cuando ellos han dicho: "tengamos imprenta, y entonces perfeccionaremos nuestras inteligencias",<br />

entonces las cosas han empezado a cambiar" 361 .<br />

Las posiciones de Recabarren para la construción del partido fueron compartidos por el<br />

Comité Central mayoritariamente obrero hasta principios de 1924. Las cosas cambiaron cuando en<br />

mayo de ese año comenzó a predominar en la dirección del partido un sector de las capas medias.<br />

El periódico "La Federación Obrera", que durante tantos años había dirigido Recabarren, fue<br />

reemplazado por "Justicia". Paralelamente apareció un folleto titulado Rebelión, en el que se<br />

criticaba acremente a Recabarren y los viejos dirigentes. En el III Congreso del Partido Comunista,<br />

efectuado en Viña del Mar del 18 al 24 de septiembre de 1924, se eligió un Comité Ejecutivo<br />

117


Nacional en el que Recabarren quedo en minoría. En tal ocasión, Recabarren impugnó este<br />

acuerdo manifestando: "Este incidente que me he visto obligado a provocar tiene por objeto<br />

defender los intereses del presente y porvenir del Partido Comunista, amenazado por la vanidad y la<br />

petulancia de afiliados novicios que ignoran el verdadero objetivo de nuestro partido"<br />

363 . Es<br />

probable que esta aguda polémica, junto a la decepción política por la escasa concurrencia a un<br />

mitin en contra del Golpe Militar y la frustración amorosa por el abandono de su compañera, hayan<br />

conducido a Recabarren a tomar la decisión final del suicidio.<br />

Después de su muerte, continuaron las críticas, en algunos casos abiertas y en otros<br />

encubiertas, a la trayectoria de Recabarren. En julio de 1934, un militante del PC y delegado del<br />

Comité Ejecutivo de la FOCH se atrevió a decir que "Recabarren sobrestimó al proletariado del<br />

carbón y del salitre, no dándole importancia a la organización del campo; no combatió el imperialismo,<br />

tuvo enormes ilusiones democrático-burguesas, no armó ideológicamente al proletariado.<br />

Nuestro compañero Recabarren no nos enseño nada" 364 .<br />

Es probable que este virulento ataque, realizado en plena era stalinista, tenga relación con la<br />

simpatía que Recabarren, como otros de su época, tuvo por Trotsky. En 1921, Recabarren había<br />

publicado en Antofagasta en la imprenta El Socialista La III Internacional Comunista con una<br />

carátula donde estaban las fotografías de Lenin y Trotsky." A su regreso de la Unión Soviética,<br />

donde participó como delegado al IV Congreso de la Internacional Comunista y a la reunión de la<br />

Internacional de los Sindicatos Rojos, Recabarren publicó en 1923 una obra titulada La Rusia<br />

Obrera y Campesina, donde incluyó numerosos artículos de Trotsky. Debajo de la imagen de<br />

éste, puso: "Generalísimo del Ejército Rojo de Rusia".<br />

En relación a la crítica de que Recabarren no daba importancia a la organización del<br />

campo", podemos desmentirlo con la cita mencionada anteriormente. Con respecto a la crítica de<br />

que "no combatió al imperialismo", es conveniente distinguir entre la praxis concreta realizada por<br />

Recabarren y su falta de teorización sobre la cuestión nacional. No exixte ninguna duda de la<br />

actividad antiimperialista de Recabarren, pues precisamente su acción sindical en los centros<br />

mineros del salitre, del cobre y del carbón estaba dirigida justamente contra las empresas<br />

imperialistas. Las huelgas que alentaba y la organización sindical en las minas tocaban sin duda de<br />

manera directa el corazón del capital monopólico más importante invertido en Chile. En una de las<br />

cartas a Carlos Alberto Martínez, (13-8-1919), informaba del paro total en "el mineral de<br />

Chuquicamata, que ha sido terrible para los yanquis" 365 .<br />

En rigor, Recabarren no alcanzó a sistematizar un pensamiento nacional-antiimperialista<br />

acabado. En sus ensayos y artículos hay referencias a la lucha contra el capital extranjero, pero no<br />

hay una teorización sobre la cuestión nacional, problema por lo demás escasamente abordado por<br />

los precursosres del marxismo latinoamericano.<br />

Con respecto a que Recabarren no señaló el carácter de la revolución en los países<br />

semicoloniales, nos parece una crítica exagerada, que no se atiene a la evolución del pensamiento<br />

político de Recabarren. En honor a la verdad, podríamos señalar que en su juventud Recabarren<br />

estuvo influido por las ideas gradualistas para llegaral socialismo, sobre todo después de su viaje a<br />

Europa en 1908, donde se entrevistó con Pablo Iglesias, Jean Jaurés, Emile Valdevelde y otros<br />

sectores centristas de la II Internacional. Durante la primera guerra mundial fue modificando su<br />

posición hasta llegar a la concepción de la Revolución Socialista, luego del triunfo de los Soviets.<br />

A partir de entonces, su posición es inequívoca. Sin embargo, podría señalarse que no alcanzó a<br />

teorizar sobre la combinación de las tareas nacional-antiimperialistas y agrarias en un proceso<br />

ininterrumpido al socialismo. Pero nadie puede sostener con seriedad que Recabarren ignorara el<br />

problema, sobre todo después de su asistencia al IV Congreso de la Internacional Comunista, donde<br />

precisamente se discutió como tema central el carácter de la revolución en los países coloniales y<br />

semicoloniales, a través de la presentación de las conocidas "Tesis de Oriente". En cuanto a que<br />

Recabarren no "armó ideológicamente al proletariado" y "no enseñó nada", son epítetos que se<br />

contestan con la propia trayectoria de su vida.<br />

362<br />

118


Capítulo XII<br />

ESTADO, GOBIERNOS Y MILITARES<br />

Existen numerosas investigaciones acerca de los orígenes del Estado nacional en el siglo<br />

XIX y de sus nuevas funciones a partir de la década de 1930, pero no hay ninguna relevante en<br />

América Latina -con excepción de la de Bernardo Tovar 366 sobre el papel del Estado en las primeras<br />

décadas del siglo XX. Ante la ausencia de serios análisis sobre esta época, se ha repetido<br />

livianamente la conocida frase de que el Estado, antes de la década de 1930, se limitó a practicar la<br />

política del laissez faire, laissez passer, es decir, "dejad hacer, dejad pasar".<br />

La verdad es que el Estado tuvo un cierto papel intervencionista. Aunque adhería a la teoría<br />

librecambista, no por eso dejó de desempeñar un papel relativamente activo en el proceso de<br />

acumulación de capital, llegando a intervenir para "administrar las crisis" que fueron varias, como<br />

se ha dicho en el capítulo sobre economía.<br />

Se ha menospreciado la relación del Estado chileno con la economía a principios del siglo<br />

XX, cuando los datos demuestran que fijaba la política monetaria y emitía los decretos claves sobre<br />

la reconversión. Fue el promotor de las obras de infraestructura de caminos, puentes, ferrocarriles y<br />

telecomunicaciones. Intervino en el régimen salarial y la dictación de leyes sociales. Fijaba los<br />

porcentajes en los derechos de exportación de las materias primas, percibía la renta salitrera y<br />

redistribuía otros ingresos aduaneros. Era el único aval de los empréstitos contraídos con la banca<br />

internacional, además de dictar las leyes de inmigración.<br />

El Estado -receptor de la renta salitrera- procuraba que el nitrato se vendiera a precios<br />

elevados, pues percibía, por ejemplo, 28 peniques por quintal exportado en 1917. Cuando bajó<br />

drásticamente la demanda de salitre, Chile se desplomó, sobre todo a raíz de la prohibición de<br />

Alemania en 1921 de importar salitre. Se barajó entonces la posibilidad de que la Asociación de<br />

Productores fuera reemplazada por un organismo dirigido por el Estado, capaz de centralizar el<br />

poder vendedor. El 18 de mayo de 1921, el gobierno envió al parlamento un proyecto de Ley<br />

destinado a concretar la idea de que se reconozca "al Estado el derecho exclusivo de adquirir todo el<br />

salitre y el yodo" para venderlo por su propia cuenta. Parte de este ingreso se destinaría, según el<br />

artículo 8, "preferentemente a atender el servicio de amortización de la deuda externa". Pero ya era<br />

tarde: el salitre sintético había sustituido, en gran medida, al natural.<br />

Inclusive, sin ese poder "la tritulación salitrera ha dado en cuarenta años-decía un analista<br />

de la época- algo como 5.000 millones de pesos" 367 . Parece obvio, pero a veces se olvida: el salitre<br />

fue la base fundamental de la acumulación capitalista en Chile, desde 1880 hasta la década de 1920.<br />

El Estado chileno -sostenía Alejandro Silva de la Fuente- "es inmensamente rico; sus<br />

entradas ordinarias son relativamente considerables; tiene extensas salitreras, grandes territorios en<br />

el sur y posee una gran red de ferrocarriles". Esta manifiesta importancia del Estado, hizo decir a<br />

Agustín Edward Mac-Clure en la Convención del Partido Nacional (1910) que la intervención del<br />

Estado en "obras que muchos consideran de la exclusiva incumbencia de los particulares, es acaso<br />

más procedente en Chile que en otras naciones por la desproporción desmesurada que existe entre la<br />

riqueza fiscal y la riqueza privada" 368 . Sus descendientes se sonrojarían hoy ante tamaño desatino.<br />

El Estado estimuló el poblamiento de "la Frontera" interior; fomentó la inmigración europea<br />

otorgando terrenos del Fisco a las familias de colonos que se avecindaron en el sur, además de<br />

dictar las leyes que aceleraron la usurpación de tierras a los mapuches. Para esta expansión era<br />

fundamental la utilización del concepto de Estado-nación, que conlleva el aplastamiento de las<br />

nacionalidades originarias en función de la instauración de una sola nación. La realidad histórica jugaría<br />

una mala pasada a esta teoría, pues en casi todos los países, incluído Chile, siguieron<br />

existiendo las nacionalidades originarias. Sólo los que hacen apología del Estado pueden llegar a<br />

decir que la nación se forma a partir del Estado o que éste precede a aquélla. Es efectivo que el<br />

119


Estado ha contribuido a fortalecer la nación, pero la nacionalidad, que va más allá de normas<br />

jurídicas, es preexistente al Estado. Por lo demás, el Estado en América Latina y Chile nunca llegó<br />

a ser esencialmente nacional, ya que las clases dominantes enajenaron nuestra soberanía vendiendo<br />

las riquezas del país al capitalismo foráneo. Así como nunca hubo una real burguesía "nacional",<br />

tampoco existió un Estado verdaderamente nacional.<br />

El Estado promovió las principales obras de infraestructura, especialmente aquellas<br />

relacionadas con los productos de exportación. En Iquique se reforzaron las instalaciones<br />

portuarias; en Pisagua y Taltal se construyeron nuevos muelles; en 1897 se invirtieron $ 3.416.896<br />

en la construcción de ferrocarriles de Talca a Constitución, de La Calera a Pelícano, de Temuco a<br />

Pitrufquén y de Valdivia a Pichi-Ropulli. Asimismo, se iniciaron las obras del expreso Santiago a<br />

Valparaíso; en l9l0 se inauguró el ferrocarril transandino y se aceleró la construcción de las vías<br />

férreas desde el Norte hasta Puerto Montt.<br />

Se fomentó el servicio de tranvías y alumbrado eléctrico de Santiago y Valparaíso, San<br />

Felipe y San Bernardo, inaugurándose el primer tranvía eléctrico el 2 de septiembre de 1900. Dos<br />

años más tarde había alumbrado público en la Alameda, Plaza de Armas y otras calles céntricas de<br />

Santiago. Las líneas telegráficas que unían Santiago con Valdivia alcanzaron a 11.769 kilómetros.<br />

El Estado se hizo cargo de la reconstrucción de Valparaíso, luego del terremoto de 1906. Barros<br />

Luco inició la construcción del puerto de San Antonio, y Juan Luis Sanfuentes las obras de<br />

mejoramiento del puerto de Antofagasta.<br />

Bajo la presión de los trabajadores, el Estado promulgó las siguientes leyes sociales: en<br />

1909 sobre Habitaciones Obreras; en 1907 sobre descanso dominical; en 1912 sobre protección a la<br />

infancia desvalida; en 1913 sobre inembargabilidad de las cuotas mortuorias; en 1915 la ley de "la<br />

silla". En 1916 la ley de indemnización por accidentes del trabajo. Al año siguiente, la de previsión<br />

de los empleados de Ferrocarriles del Estado y la de Salas Cunas. En 1918, se dictó el primer<br />

Código Sanitario y en 1920 creó la Caja de Crédito Popular, además del Código del Trabajo y otras<br />

leyes de la década de 1920 que veremos en los próximos capítulos.<br />

A contrapelo de la Iglesia Católica, el Estado promovió la creación de numerosas escuelas<br />

primarias y secundarias. En 1915 el número de alumnos matriculados en las escuelas fiscales era de<br />

322.434, cifra que subió a cerca de 450.000 en 1925. El 26 de agosto de 1920 fue promulgada la<br />

Ley de Instrucción Primaria Obligatoria.<br />

Como se puede apreciar, el Estado no era -ni es- una mera superestructura. No puede<br />

caracterizarse de tal una Institución que se hace cargo de las actividades que no puede realizar la<br />

clase dominante por su cuenta, como las obras de infraestructura, la educación, salud, vivienda, la<br />

regulación del mercado y del régimen monetario, el orden jurídico y la legislación laboral.<br />

No deben escindirse sus funciones en lo económico, social y político porque el Estado es<br />

una las formas principales de expresión de esa totalidad, que es la Formación Social. Para analizarlo<br />

cabalmente no basta con una teoría económica o política sino que es fundamental una teoría global<br />

de la formación social histórica-concreta.<br />

En consecuencia, consideramos erróneas las caracterizaciones de Estado "oligárquico",<br />

"benefactor", "asistencialista", "populista", "militar", "neoliberal",etc., porque han sido hechas por<br />

encima de la Formación Social, como si el Estado pudiera caracterizarse unívocamente por la<br />

ideología del gobierno de turno que lo administra. Nunca hay que confundir Estado con Gobierno.<br />

Al Estado hay que definirlo en consonancia con las fases históricas de la Formación Social<br />

y por las relaciones de dependencia que se establecen con los países llamados "centro". En tal<br />

sentido, opinamos, para el período que analizamos, que el Estado chileno de 1900 a 1920 fue<br />

burgués con características dependientes o semicoloniales. Un Estado burgués, sin burguesía industrial,<br />

sin revolución democrático-burguesa, que representaba los intereses del capitalismo primario<br />

exportador y de las burguesías minera, terrateniente, financiera y comercial. Definirlo como un<br />

120


Estado "oligárquico" conduciría a negar la esencia del Estado, como representante de todas las<br />

fracciones de la clase dominante, encargado de amortiguar sus contradicciones.<br />

El Estado es controlado por fracciones de la clase dominante, pero al mismo tiempo hace<br />

las veces de mediador con los diversos sectores sociales, aparentando actuar como árbitro "al<br />

servicio de de los intereses generales de la Nación". Ese encubrimiento a veces confunde y dificulta,<br />

para muchos, el análisis de los intereses de fondo que representa.<br />

Cometen un grave error teórico los investigadores que consideran al Estado como un mero<br />

reflejo o consecuencia directa de la infraestructura económica. Es obvio que la estructura<br />

económica condiciona el Estado, pero éste en determinados períodos históricos, cuando una<br />

fracción burguesa pasa a ser hegemónica en el bloque de poder, puede plantear una política que<br />

modifica en parte la economía. Algo similar puede ocurrir con la cuestión social y, sobre todo, con<br />

los planes educacionales y de salud. La ideología del Estado, especialmente con el desarrollo de los<br />

medios de comunicación, traspasa toda la sociedad civil, imponiendo masivamente su moral. En<br />

fin, la relación estructura-superestructura constituye un binomio dialéctico articulador de una<br />

determinada formación social.<br />

El Estado no es autónomo con respecto a las clases, pero ejerce una relativa autonomía. No<br />

es una autonomía en relación a la clase dominante sino que tiene una cierta flexibilidad para realizar<br />

las tareas generales de reproducción social que no pueden cumplir los capitalistas por separado.<br />

Es relativamente cierto que "los gobiernos pasan y el Estado queda", pero este proceso no<br />

es estático pues las funciones del Estado no siempre son las mismas; cambian de acuerdo a las<br />

alteraciones de la formación social y de la fracción o fracciones de la clase dominante que ejercen<br />

hegemonía. Un gobierno puede modificar las funciones del Estado, aunque mantenga su esencia, al<br />

servicio de la dominación burguesa en su conjunto, como lo veremos al analizar los cambios de las<br />

funciones del Estado en los gobiernos de Alessandri e Ibáñez, que preanuncian el tipo de Estado de<br />

las décadas de 1930 en adelante.<br />

El Estado chileno de las primeras décadas del siglo XX era, al decir de Poulantzas, un<br />

"estado de excepción permanente" porque no tenía el respaldo de la sociedad civil, sino el de una<br />

minoría, asentada en el fraude y el cohecho, como hemos visto y veremos en páginas siguientes.<br />

La historiografía tradicional ha convertido en una verdad casi absoluta la tesis de que el<br />

llamado "estado portaliano" entra en crisis después de 1891, con la instauración de la "república<br />

parlamentaria". Esta caracterización, apuntada originalmente por Alberto Edwards y luego<br />

reafirmada por Francisco Encina, Jaime Eyzaguirre y Mario Gongora, tiene una fuerte carga ideológica.<br />

Cuando Edwards la estampó en La Fronda Aristocrática, enero 1927, enfrentaba una<br />

coyuntura política signada por la intervención de los militares en la política. Para él, la superación<br />

de la crisis del "Estado portaliano", abierta desde 1891, sólo podía provenir de un gobierno fuerte<br />

que restaurara la preeminencia del presidencialismo. No por azar, Francisco Encina fue ministro del<br />

primer gobierno autoritario de Ibáñez.<br />

En esa época comenzaba a generarse en Europa una concepción del Estado que tenía dos<br />

vertientes, por lo menos: una, la socialdemócrata, que propugnaba un "socialismo" estatista,<br />

confundiendo socialismo con estatismo, y otra encabezada por Benito Mussolini que enfatizaba el<br />

papel de un estado autoritario con basamento social corporativo. Paralelamente, aunque con otra<br />

orientación, en 1926, Keynes comenzaba a teorizar acerca de las nuevas funciones que debía<br />

desempeñar el Estado, tema que luego sistematizará a raíz de la crisis mundial de 1929-30.<br />

Este no es el capítulo o lugar donde cuestionaremos la caracterización de Edwards y sus<br />

seguidores, tarea que acometeremos en el tomo VIII sobre una Teoría de la Historia para Chile. Por<br />

el momento, señalaremos suscintamente, para el período que estamos analizando, que no es efectivo<br />

que el Estado llamado "portaliano" entrara en crisis a partir de 1891. El mito del orden y la<br />

estabilidad se había derrumbado con las guerras civiles de 1851 y 1859, además de las innumerables<br />

121


ebeliones de los trabajadores, de los levantamientos mapuches y de la posterior huelga general de<br />

1890 y la guerra civil de 1891.<br />

Los rasgos fundamentales del Estado denominado "portaliano" comenzaron a debilitarse<br />

durante los gobiernos liberales, a tal punto que Balmaceda retomó las atribuciones presidencialistas<br />

que le otorgaba la Constitución de 1833. En todo caso, Balmaceda no fue un paradigma del Estado<br />

"portaliano" porque mientras éste representó a la burguesía comercial y terrateniente, Balmaceda<br />

pretendió reflejar las aspiraciones de la burguesía minera y financiera.<br />

En síntesis, la crisis del Estado "portaliano" no comienza hacia 1900 sino que viene desde<br />

muchas décadas antes. El Parlamento empezó a jugar desde la segunda mitad del siglo XIX un<br />

papel cada vez más relevante en la redistribución de las entradas del Estado en beneficio de las<br />

diversas tracciones de la clase dominante representadas en el Congreso. Precisamente, el golpe de<br />

timón de Balmaceda tenía por objetivo mediatizar ese reparto, utilizando las entradas fiscales -<br />

fundamentalmente la renta salitrera- en beneficio del país y de las obras de infraestructura que podía<br />

promover el Estado. Durante la "República Parlamentaria" los gobiernos que administraron el<br />

Estado -con más entradas fiscales que antes- prosiguieron la política económica iniciada en la<br />

segunda mitad del siglo XIX, que correspondía a los intereses del capitalismo primario exportador<br />

chileno.<br />

La redistribución de la renta salitrera en beneficio de la clase dominante se hizo mediante<br />

ciertas operaciones, analizadas por Luis Barros y Ximena Vergara: "... conversión a moneda<br />

nacional de las letras de cambio que percibía el Estado en oro a título de aranceles aduaneros sobre<br />

la exportación de salitre. En esta operación se conjugaron la colocación en forma de empréstitos a la<br />

banca privada de los ingresos fiscales, una política crediticia irrestricta por parte de la banca y, por<br />

último, la devaluación sistemática de la moneda nacional. La conjugación de estos elementos<br />

configuró una situación que puede resumiese en los siguientes términos. Los usuarios del crédito,<br />

así como los propietarios de la banca se constituyen en permanentes deudores del Estado pagando<br />

sus compromisos en moneda depreciada con la siguiente ventaja para los deudores" 369 .<br />

Hacia 1920, otros sectores burgueses, especialmente ligados a la embrionaria industria de<br />

sustitución de algunas importaciones, buscaban un cambio en las funciones del Estado,<br />

especialmente en lo relacionado con la necesidad de sistematizar un cuerpo de leyes sociales a<br />

través de la aprobación de un Código del Trabajo, una mayor incidencia del Estado en la economía,<br />

salud, vivienda y educación, y una mayor legitimidad en los procesos electorales a fin de evitar la<br />

crisis política que se veía venir. Alessandri e Ibáñez trataron, como veremos, de cubrir a su manera<br />

esas urgentes necesidades, favorecidos por la tendencia europea y norteamericana que postulaba<br />

relevantes transformaciones en las funciones del Estado.<br />

Entre los problemas a resolver por el Estado estaba la fijación de las fronteras con Perú,<br />

Bolivia y Argentina, cuestión geopolítica central para evitar conflictos bélicos. El Tratado de Ancón<br />

(1883), firmado por Chile y Perú, recien se llevó a la práctica en 1929: la administración dé Arica<br />

quedó para Chile y la de Tacna pasó a Perú. La cuestión de límites con Bolivia se resolvió con el<br />

Tratado de Paz de 1904 que ratificó la soberanía de Chile sobre la provincia de Antofagasta, a<br />

cambio de una indemnización económica y facilidades de tránsito, además de la construcción por<br />

parte de Chile del Ferrocarril de Arica a La Paz.<br />

Una de las disputas más agudas se suscitó en torno a la Puna de Atacama,que era parte de la<br />

provincia de Antofagasta pero había sido cedida en secreto por Bolivia a la Argentina.<br />

Paralelamente, subsistía el conflicto por la delimitación de la Patagonia, creándose en 1901 y 1902<br />

un clima belicista. Para resolver la crisis se suscribieron los "Pactos de Mayo" en 1902, por los<br />

cuales Argentina y Chile se comprometieron a someter al arbitraje las disputas territoriales y a<br />

disminuir la carrera armamentista. La falta de solución de la cuestión límitrofe volvió a expresarse<br />

en el conflicto del Beagle y en 1994 en el fallo sobre Laguna del Desierto. En rigor, si Chile perdió<br />

parte de la Patagonia fue porque su clase dominante la menospreció en el siglo XIX, prefiriendo<br />

conquistar el norte salitrero.<br />

122


Gobiernos<br />

Los gobiernos de la denominada "República Parlamentaria" -Jorge Montt (1891-1896),<br />

Federico Errázuriz (1896-1901), Germán Riesco (1901-1906), Pedro Montt (1906-1910), Ramón<br />

Barros Luco (1910-1915), Juan Luis Sanfuentes (1915-1920), cuya actuación ya hemos visto en<br />

concreto en capítulos anteriores- fueron la expresión de la alianza entre la burguesía criolla y el<br />

imperialismo inglés. Esta alianza, propulsora del derrocamiento de Balmaceda, se mantuvo hasta<br />

que las empresas norteamericanas lograron proyectar en el plano político su acelerada penetración<br />

económica. La rivalidad interimperialista se expresó no solamente en la lucha por el control de las<br />

materias primas sino también en la pugna por ejercer una mayor influencia política en los gobiernos<br />

chilenos. Cualquier análisis de los cambios de gobierno de 1900 a 1930 debe tener en cuenta esta<br />

lucha interimperialista, que se reflejará en el apoyo a determinadas corrientes políticas o a los<br />

golpes militares. Esto se pondrá de manifiesto en la década de 1920, con la ascensión al gobierno<br />

de Alessandri y el general Ibáñez, respaldados por Estados Unidos.<br />

En el período que analizamos, la influencia de Inglaterra era todavía preponderante. Su<br />

alianza con la burguesía criolla le garantizaba el trato de nación favorecida, privilegio que se<br />

manifestaba en el comercio de exportación e importación y en las facilidades para adquirir los<br />

yacimientos salitreros que ponía en venta el Estado o la burguesía minera.<br />

Pedro Montt, en su Mensaje Presidencial de 1909 justificaba la privatización pidiendo al<br />

Congreso que "autorizara a enajenar retazos salitreros en Tarapacá. El precio de estos retazos y el<br />

de la oficina "Peña Grande", de propiedad fiscal, cuya venta os propondré, suministrarían los<br />

recursos necesarios para la realización de la mayor parte de las obras que he indicado y otras de<br />

igual naturaleza en el sur de la República" 370 .<br />

Uno de los hombres más filo-británico era Agustín Edwards. "En ciertas ocasiones defendió<br />

los intereses de Inglaterra hasta el punto de oírse llamar "Ministro inglés de Chile en Londres" 371 .<br />

Los gobiernos que se sucedieron entre 1891 y 1920 representaban los intereses generales de<br />

las diferentes fracciones de la clase dominante. Sin embargo, la burguesía minera, que había jugado<br />

un papel decisivo en los gobiernos liberales de la segunda mitad del siglo XIX, comenzó hacia 1910<br />

a perder influencia a causa de su debilitamiento como sector productivo. En este período no hubo<br />

ninguna fracción burguesa hemegónica en el bloque de la clase dominante. La oligarquía<br />

terrateniente debió compartir el poder con el resto de las fracciones burguesas, acentuándose su<br />

pérdida de influencia en la nueva alianza que llevó al poder a Arturo Alessandri.<br />

Esta especie de "empate político" entre las diferentes fracciones realzó el papel jugado por<br />

el Parlamento. La rotativa ministerial, provocado por el Congreso, hizo entrar en crisis el régimen<br />

presidencialista. El historiador Guillermo Feliú Cruz ha contabilizado los sucesivos cambios<br />

ministeriales: "Desde 1886 hasta 1918 desfilgaron 425 ministros y ninguno permaneció 2 años en<br />

su cargo, 18 se mantuvieron un año, 8 alcanzaron a completar 2 semanas en el gobierno y, por<br />

último, uno duró 3 días" 372 . La explicación de este acrecentado poder político del Parlamento reside<br />

en que todas las fracciones burguesas querían ejercer un control en el reparto de la renta salitrera.<br />

Las corrientes políticas, que representaban en el Congreso a esas fracciones burguesas, se dieron<br />

cuenta de que era más fácil repartirse la renta salitrera a través de las Cámaras de diputados y<br />

senadores. No querían correr el riesgo de que surgiera un nuevo régimen presidencialista, como el<br />

de Balmaceda, que innovara en política salitrera.<br />

Para consolidar las atribuciones del Parlamento, ni siquiera tuvieron que modificar la<br />

constitución de 1833, que aparentemente era presidencialista. Se limitaron a utilizar aquellos<br />

artículos de la vieja constitución que otorgaban prerrogativas al Congreso Nacional: interpelación a<br />

los ministros, censura al ministerio, suspensión o aplazamiento en la consideración de leyes y<br />

acusación política al gabinete. Julio Heise sostiene que "la burguesía triunfante en 1891 pensó que<br />

estos cuatro elementos del parlamentarismo criollo utilizados desde 1850 eran suficientes para<br />

llevar una vida política normal. De ahí que tampoco estimó necesario organizar la victoria,<br />

123


estructurando o perfeccionando el régimen (...) el parlamentarismo criollo que venía practicando<br />

desde mediados del siglo XIX aseguraba, a la clase alta, un predominio mucho más efectivo que un<br />

parlamentarismo bien reglamentado. Entre 1891 y 1914 ningún hombre público dudó de las<br />

bondades del régimen parlamentario y todos pensaban que este sistema derivaba de la Constitución<br />

de 1833" 373 .<br />

Para asegurarse una mayor representación parlamentaria, los partidos políticos realizaron el<br />

cohecho más desenfrenado. En un folleto de 1909, José A. Alfonso afirmaba: "nuestro deprimido<br />

mercado electoral, venalizándose, ha consagrado, al parecer definitivamente, el triunfo de los<br />

hombres de fortuna, hasta el punto de que, en general, el que carece de bienes de que disponer tiene<br />

muy pocas posibilidades de surgir en el comercio popular, hasta el punto de que la práctica en estas<br />

cosas ha llegado a fijar cantidades más o menos determinadas la cuota electoral del candidato, cuota<br />

que hoy día puede calcularse, como minimúm, en $ 100.000 para el senador y 10.000 para el<br />

diputado. Para el senado, especialmente, todos los partidos buscan, como condición invariable de<br />

éxito, a los Cresos de nuestra política" 374 . La desvalorización monetaria de principios de siglo hizo<br />

subir los precios en el mercado parlamentario. Feliú Cruz anotaba: "Una senaturía como en la de los<br />

casos de Daniel Feliú y Fidel Muñoz Rodríguez fue disputada en 500.000 pesos. La de Joaquín<br />

Figueroa en 100.000. Una diputación tenía un valor de 50.000 pesos" 375 .<br />

Manuel Rivas Vicuña sostenía que "el régimen electoral estaba completamente podrido. La<br />

elección no dependía de los electores, sino de las mayorías de las municipalidades que organizaban<br />

el poder electoral. La gran cuestión era obtener la mayoría en las juntas receptoras de sufragios y<br />

contar con un personal adecuado para cambiar el resultado de la elección, si no era favorable (...)<br />

Los partidarios, en especial los coalicionistas, recurrían a los hombres más ricos de sus filas para<br />

ofrecerles la representación de las provincias en el Senado. Mineros afortunados, salitreros, que<br />

habían logrado ubicar preferentemente sus títulos y que lograron venderlos con ventaja en los<br />

mercados de Nueva York y Londres, esforzados industriales, agricultores, grandes cosecheros de<br />

trigo en la región del centro o en los latifundios de la frontera, formaban lo que en el lenguaje de la<br />

época se llamaba la flota de "dreadnoughts" de combate que movilizaba la coalición y la alianza,<br />

para infundirse pavor mutuamente. Los políticos antiguos tenían que ceder sus puestos a los<br />

acaudalados hombres de negocios que se mostraban resueltos a pagar bien un asiento en el<br />

Parlamento" 376 .<br />

Con el fin de lograr una mayor representación parlamentaria, los terratenientes, lograron<br />

que se aprobara la ley sobre "Comunas Autónomas" o ley de "Organización y Atribuciones de las<br />

Municipalidades", que entregaba a los municipios el control del mecanismo electoral. Valdés Canje<br />

denunciaba en 1910: la ley estableció: "que las municipalidades debían hacer las inscripciones<br />

electorales por medio de sus alcaldes y debían nombrar las juntas receptoras de los votos para los<br />

días de elecciones. Ponía, pues, en manos de los cabildos las dos funciones electorales más<br />

importantes: la calificación de los ciudadanos electores y su identificación al emitir su voto (...) En<br />

las municipalidades rurales frecuentemente un territorio municipal ha quedado dentro del dominio<br />

de un magnate, a quien le fue muy sencillo hacer nombrar alcaldes y regidores primero, y en<br />

seguida, tesorero, secretario, comandante de policía y tasadores a sus propios empleados. Así toda<br />

la autoridad local quedo concentrada en el dueño de la tierra (...) El hacendado dueño de una<br />

municipalidad hizo tasar sus propiedades en cantidades irrisorias (...) y después hizo aprobar una<br />

contribución de uno por mil, lo que significa en buena cuenta la supresión de la mayor parte de la<br />

entradas comunales, para casi librarse él de pagar contribuciones. Los pocos dineros municipales<br />

que se reúnen se invierten en su mayor parte en el pago de empleados y de la policía, que el magnate<br />

emplea en el resguardo de su persona y de sus intereses; y el poco dinero que sobra se gasta en<br />

caminos, puentes, u otras obras que por lo general aprovechan a su hacienda únicamente" 377 .<br />

Los partidos políticos de la burguesía fueron los responsables del proceso de enajenación de<br />

las riquezas nacionales en favor del capital financiero extranjero. Tanto el Partido Conservador<br />

como el Liberal, Radical y Nacional, implementaron una política librecambista que privilegiaba el<br />

tipo tradicional de economía primaria exportadora. El frente único que habían formado para derrotar<br />

el proyecto político nacionalista de Balmaceda hizo crisis en el momento del reparto de la renta<br />

salitrera. Cada partido trató de sacar la mejor tajada aumentando la representación parlamentaria y<br />

124


la cuota de poder en los gobiernos elegidos. No obstante, hubo pactos como el de la Coalición<br />

Conservadora que agrupaba a los partidos Conservador y Nacional y la Alianza Liberal formada por<br />

los partidos Liberal, Radical y Liberal Democrático (balmacedista). Uno de los artífices en formar y<br />

deshacer alianzas fue Juan Luis Sanfuentes, quizás el personaje más relevante de la política chilena<br />

de aquel período.<br />

El accionar de los Partidos Políticos lo hemos visto a través de los procesos políticos<br />

analizados en capítulos anteriores porque entendemos que una historia de los partidos no debe<br />

basarse en sus declaraciones sino en su praxis concreta. Aquí sólo nos resta señalar algunos rasgos<br />

para complementar su desempleño.<br />

El Partido Conservador, que en la época portaliana había sido partidario ferviente del<br />

régimen presidencialista, en este período fue el propulsor de leyes, como las"Comunas Autónomas",<br />

que tendían a delibitar las atribuciones del poder ejecutivo. Por otra parte, mantuvo su tradición de<br />

partido confesional, exigiendo como condición la fe católica para ser afiliado o militante. Los<br />

conservadores, junto a la Iglesia, continuaron los intentos de penetración en los sectores más<br />

retrasados del pueblo "fundando las llamadas uniones o círculos católicos y las famosas<br />

hermandades de San José". 378 Los conservadores no solamente ampliaron su propiedad territorial<br />

sino que también invadieron los directorios de los bancos. En la sesión de la Cámara de Diputados<br />

de enero de 1900, Jorge Huneeus sostuvo: "¿No revela nada, señor Presidente, el que hayan sido<br />

conservadores teñidos la gran mayoría, casi la unanimidad de los directores, de todas esas<br />

instituciones que se llaman Banco de Santiago, Banco de Crédito Unido y Banco de Ahorros y<br />

Préstamos?" 379 . El poderío electoral del Partido Conservador comenzó a debilitarse en la década de<br />

1920, aunque sus miembros más connotados siguieron ejerciendo poder en el control de los<br />

negocios del país.<br />

El Partido Liberal siguió representando los intereses de la burguesía minera, comercial y<br />

financiera. A sus filas también se incorporaron importantes sectores de la burguesía agraria y de la<br />

naciente burguesía industrial. La hegemonía política que impuso el Partido Liberal en los gobiernos<br />

de la llamada "República Parlamentaria" hizo crisis durante la campaña presidencial de Arturo<br />

Alessandri, quien logró arrastrar a sectores liberales no oficialistas, haciéndoles comprender que<br />

para canalizar el descontento de los trabajadores era necesario levantar una política "populista", que<br />

contrastaba con la línea del Partido Liberal, que por lo demás habia perdido el tradicional filo<br />

anticlerical.<br />

El Partido Radical, calificado en el siglo pasado de "rojo" por su ataques a los curas<br />

ultramontanos, creció como un respetable partido de centro, integrado no solamente por miembros<br />

de la burguesía minera y comerciante sino también por sectores de la burguesía industrial incipiente<br />

y de la burguesía agraria que emergía en la colonizada zona de la Frontera. El Partido Radical,<br />

inspirado por la masonería, logró también captar un número apreciable de profesores, artesanos,<br />

técnicos, profesionales y otros miembros de las modernas capas medias. A pesar de que su<br />

programa anticlerical se había agotado a fines del siglo pasado, persistió en sus campañas contra los<br />

curas. Trató de sacar partido de la movilización crítica a la jerarquía eclesiástica dirigida por el ex<br />

sacerdote conocido con el nombre de Pope Julio en 1905.<br />

El Partido Radical respaldó también las movilizaciones anticlericales realizadas en Santiago<br />

en 1913 con ocasión de la llegada del delegado del Papa. El periódico El Despertar señalaba el 29<br />

de mayo de 1913: "Continúan las agitaciones anticlericales (...) El Centro Doctrinario considera<br />

conveniente que se suprima la representación del Papado, porque no es necesaria en el país" 380 . La<br />

raigambre del PR se puso en evidencia en la discusión sobre la "cuestión social". No obstante, los<br />

radicales fueron lo suficientemente perspicaces y oportunistas para darse cuenta, años más tarde, de<br />

que era necesario apoyar la candidatura de Arturo Alessandri para capitalizar electoralmente a los<br />

trabajadores descontentos.<br />

Es interesante destacar que en 1918 se fundó el Partido Nacionalista; aunque de corta<br />

duración, su programa fue uno de los pocos en plantear el fortalecimiento del Poder Ejecutivo en<br />

125


plena euforia parlamentarista. Su ideólogo, Guillermo Subercaseaux, llegó a proponer en el<br />

opúsculo "Los Ideales Nacionalistas" la chilenización de las industrias.<br />

El Partido Democrático, creado en 1887, surgió de una escisión del Partido Radical, dirigida<br />

por Malaquías Concha. Fue el primer partido pequeño burgués de carácter reformista. Su programa<br />

logró captar numerosos artesanos y algunas capas obreras, permitiéndole ganar su primer diputado<br />

en Valparaíso en 1894. En 1903 conquistó tres parlamentarios, cuota que duplicó en 1906. En estas<br />

elecciones triunfó Luis Emilio Recabarren, pero la Cámara lo despojó del cargo por negarse a jurar<br />

por Dios; superada esta acusación, le negaron su calidad de diputado por considerarlo un agitador<br />

que predicaba ideas de "disolución social" 381 . Las ambiciones electorales fueron corrompiendo a los<br />

cuadros dirigentes a medida que iban integrándose al sistema. El PD llegó a formar parte del<br />

gobierno burgués, con la incorporación a un ministerio de Angel Guarello, abogado populachero de<br />

Valparaíso. Contra esta política de colaboración de clases luchó en el seno del PD el líder obrero<br />

Luis Emilio Recabarren, que se había afiliado al partido en 1894. En 1908, Recabarren rompió con<br />

el PD al no acatar la resolución de la directiva de Malaquías Concha de apoyar la candidatura del<br />

terrateniente Fernando Lazcano. Recabarren fundó entonces el Partido Democrático Doctrinario,<br />

base del POS.<br />

El Partido Obrero Socialista, fundado en 1912, fue el primer partido obrero chileno con<br />

influencia de masas. Antes habían tenido existencia efímera pequeñas agrupaciones socialistas,<br />

como el Partido Obrero Francisco Bilbao, creado en 1899, por Ricardo Guerrero, uno de los<br />

primeros marxistas de Chile, y la Unión Socialista fundada en 1897 por Alejandro Escobar<br />

Carvallo, quien pronto derivó hacia el anarquismo. Estos núcleos abonaron el camino para la<br />

ulterior formación del POS, que en su Declaración de Principios manifestaba: "El fin de sus<br />

aspiraciones es la emancipación total de la humanidad, aboliendo las diferencias de clases y<br />

convirtiendo a todos en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales,<br />

honestos e inteligentes y la implantación de un régimen en que la producción sea un factor común y<br />

común también el goce de los productos. Esto es, la transformación de la propiedad individual en<br />

propiedad colectiva (...) Realizaremos lucha política para arrebatar a la burguesía el poder<br />

político" 382 . El POS, forjado por Recabarren, fue la vanguardia política que orientó la lucha de los<br />

trabajadores de la FOCH, alentando no sólo la organización de los obreros urbanos y mineros sino<br />

también la de los campesinos. Mantuvo una posición consecuente de clase en la lucha contra los<br />

patronos y el Estado burgués. Como expresión de su rechazo a cualquier tipo de colaboración de<br />

clases levantó el 1º de enero de 1920 la candidatura obrera de Luis Emilio Recabarren a la<br />

presidencia de la República para oponerse al candidato "populista" Arturo Alessandri Palma.<br />

Militares<br />

La guerra civil de 1891 dejó durante un tiempo heridas abiertas, especialmente en el<br />

Ejército. Los oficiales balmacedistas, junto con civiles, organizaron varios complots en 1892 y<br />

1893. El grupo militar -dirigido por el teniente Alberto Abos-Padilla, el coronel Nicanor Donoso, el<br />

cirujano militar Diego Bahamonde, los capitanes Luis Leclerc, Herminio Euth, José Domingo<br />

Briceño y Edmundo Pinto- estaban en combinación con civiles, corno los hermanos Manuel y<br />

Emilio Rodríguez, Virgilio Talquino y especialmente Anselmo Blanlot, que en 1888 había sido<br />

elegido diputado balmacedista. "La juventud balmacedista idolatraba a Blanlol por su arrojo,<br />

desinterés personal y elocuencia" 383 .<br />

El plan de operaciones, iniciado el 11 de septiembre de 1892, era atacar simultáneamente<br />

varios cuarteles y puntos estratégicos, como La Moneda y la casa del general Körner. Pero el<br />

complot fue descubierto. No obstante, los balmacedistas más "duros" siguieron complotando en<br />

1893; en abril hubo tiroteos en la Plaza de Armas. Cierta adhesión tuvieron, ya que el gobierno<br />

decretó el Estado de Sitio en cuatro provincias: Santiago, Valparaíso, O’Higgins y Aconcagua, de<br />

abril a octubre. Los presos políticos llegaron a 63, de los cuales 41 exmilitares. El 1º de febrero de<br />

1894, un mes antes de las elecciones parlamentarias, un grupo de balmacedistas preparó otro<br />

complot, financiado por Pedro Felipe Alzérreca, hermano del general que apoyó hasta el final a<br />

Balmaceda, pero prontamente fue abortado.<br />

126


El aplastamiento de los últimos militares balmacedistas permitió consolidar<br />

transitoriamente la unidad de las Fuerzas Armadas. No por azar el Presidente designado a la caída<br />

de Balmaceda fue un militar, el almirante Jorge Montt (1891-96). Si bien es cierto que representaba<br />

a la mayoría de los partidos políticos, el hecho de que el Poder Ejecutivo quedara en manos de un<br />

militar prueba el alto grado de intervención de las Fuerzas Armadas en la política chlena. Una de las<br />

primeras medidas de Jorge Montt fue acelerar la profesionalización de las dos ramas militares:<br />

Marina y Ejercito 384 , para lo cual elevó su presupuesto a unos 15 millones de pesos. La compra de<br />

armamentos se hacía al país que inspiró el proceso de "prusianización" de las Fuerzas Armadas<br />

chilenas, simbolizado por el general Körner, genio y figura de los cascos de acero en punta, que<br />

impuso como obligatorio el idioma alemán en los altos y medios mandos militares. Al carecer de<br />

una industria pesada, el Estado chileno acentuó su dependencia tecnológica de Inglaterra y<br />

Alemania para la importación de armamento 385 . Chile, país exclusivamente exportador de materias<br />

primas, era dependiente no sólo en cuanto a la compra de artículos manufacturados sino también en<br />

la importación de tecnología militar.<br />

La profesionalización facilitó la incorporación de algunos sectores medios, especialmente al<br />

Ejército, en contraste con la Marina que acogía básicamente a hijos de la alta y mediana burguesía.<br />

Al respecto, Arturo Aldunate Phillips comentaba en Ruido de sables: "Gozan los oficiales (de la<br />

Marina) de prestigio y sus modalidades británicas les permiten mantener y entroncarse con los<br />

mejores medios sociales".<br />

La ley del Servicio Militar Obligatorio, dictada el 5 de septiembre de 1900, reforzó el<br />

presupuesto y el número de oficiales y suboficiales, particularmente del Ejército, que sobrepasaban<br />

los 10.000 hombres en 1920, aunque su cantidad fluctuaha según la agudización o aquietamiento de<br />

los conflictos limítrofes con Argentina, Perú y Bolivia. En 1906 hubo una reorganización del Ejército,<br />

liderado Körner y Boonen, hecho que acentuó la profesionalización, aunque -dice Carlos Saéz-<br />

"burocráticamente recargada" 386 .<br />

Una cuestión relevante fue el surgimiento de lo que posteriormente se llamará Doctrina de<br />

Seguridad Nacional, no sólo para enfrentar enemigos externos sino internos. Lo dice un historiador,<br />

no precisamente de izquierda, Gonzalo Vial: "...los primeros esbozos de una doctrina militar sobre<br />

el papel correspondiente a las Fuerzas Armadas en -citamos Boonen- el desarrollo y progreso del<br />

país (...) Aquél (Boonen) definió el gasto militar como "la prima de seguro que la nación se pagaba<br />

a sí misma", para garantizar su seguridad externa e interna (subrayado de Vial) (...) Para Díaz<br />

también la acción militar visaba a la vez la seguridad internacional -"los probables o posibles<br />

contendores" externos- y la interior: "los rebeldes del Estado" 387 .<br />

Ya hemos visto, especialmente en el capítulo sobre el movimiento obrero, hasta que punto<br />

caló en las Fuerzas Armadas este "destino manifiesto" de búsqueda del enemigo interno.<br />

Desde aquella época se podrían rastrear los primeros antecedentes de lo que medio siglo<br />

más tarde va a constituir la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, es decir, la represión contra "el<br />

enemigo interno", que cuestiona la propiedad privada de los grandes medios de producción. Por<br />

ejemplo, la Ley de Residencia para los extranjeros, a la cual ya nos hemos referido, fue una de las<br />

primeras expresiones de esa Doctrina, pues expulsó del país a los anarquistas y socialistas europeos<br />

por sus ideas y acciones en favor de la clase trabajadora chilena.<br />

Las Fuerzas Armadas -dice Hernán Ramírez Necochea- quedaron "insertas en el esquema<br />

de la lucha de clases y situadas en la barricada de las clases dominantes por esto no fueron ni<br />

pudieron ser neutrales frente al conflicto social. Se les inculcó un ideario en gran medida<br />

tradicionalista, impregnado de cierto elemental; vacío y declamatorio nacionalismo. Esto es, se trató<br />

de inmunizarlas contra cualquier receptividad o simpatía a doctrinas consideradas subversivas,<br />

dañinas para el "orden natural" de las cosas y a las que se descalificaba como exóticas y contrarias a<br />

las tradiciones nacionales. De ahí que nunca en el espíritu de un jefe militar –de cualquier rangohubieran<br />

animado ideas contrarias a las concepciones esenciales sustentadas por las clases<br />

dirigentes o hubieran puesto en tela de juicio el orden económico-social vigente. Muy fácilmente<br />

127


ese ideario podía servir de base a concepciones ultra-conservadoras, y a la adopción de criterios y<br />

aun de conductas esencialmente antidemocráticas; bastaba sólo con que hubiera adecuados<br />

estímulos extra-militares para que esto sucediera" 388 .<br />

Una legislación sobre zonas de emergencia autorizó en la década de 1910 a los militares a<br />

ejiercer funciones de gobierno y de hecho a inmiscuirse directamente en política, en otra<br />

manifestación más de la embrionaria Doctrina de Seguridad Nacional. Para ello, se crearon<br />

unidades militares en las provincias del país, especialmente en aquellas donde se daban mayores<br />

conflictos sociales. Los altos oficiales de estas unidades reforzaron así sus relaciones con los<br />

terratenientes y grandes comerciantes del interior. No falto, por supuesto, más de algún casamiento<br />

entre estos oficiales y las hijas de los dueños de fundos.<br />

La reglamentación sobre ascensos, previa aprobación del Congreso, estrechó -y a veces<br />

agrietó- la relación entre los partidos políticos mayoritarios y las Fuerzas Armadas, dando lugar a<br />

una serie de componendas y favoritismos y, en algunos casos, a la discriminación de ciertos<br />

oficiales por razones políticas. El general Juan Bennett reconoció en su libro "La revolución del 5<br />

de septiembre de 1924" que "se había convertido en hábito y no llamaba la atención el que<br />

senadores y diputados solicitaran a sus colegas y al mismo tiempo del Ministerio de Guerra, tanto<br />

para que ayudaran en algunos ascensos, como para que les designaran oficiales en algunas<br />

guarniciones que correspondían a sus representaciones políticas". Es sugerente que un país, que se<br />

proclamaba civilista, fortaleciera tanto el desarrollo de las Fuerzas Armadas, asignándoles más del<br />

20% del Presupuesto nacional.<br />

Es la época en que se incrementó el ingreso de los oficiales a las logias masónicas, centros<br />

importantes de discusión y formación política, más ostensibles en Chile que en otros países de<br />

América Latina. Otros militares siguieron estrechando relaciones con la alta jerarquía de la Iglesia<br />

Católica. El general Arturo Miranda decía en su libro La Revolución de Septiembre: "cuando yo<br />

egresé de la Escuela Militar se clasificaba a los oficiales en conservadores y liberales. Más adelante,<br />

cuando muchos oficiales y marinos ingresaron a la masonería, pasaron a designárseles como<br />

radicales".<br />

Este fenómeno es coetáneo con la emergencia de las capas medias, que aspiraban a una<br />

mayor participación política y a una mejor redistribución de la renta nacional. Algunas familias<br />

comenzaron a entrever nuevas expectativas enviando a sus hijos a las Escuelas Militar y Naval. "La<br />

movilización de las capas medias –sostiene Fernando Mires- activa la movilidad política al interior<br />

de las Fuerzas Armadas, por lo menos en dos sentidos. Uno, que al comenzar ellas a plantear<br />

peticiones de carácter económico invitan a las Fuerzas Armadas, a través del seguimiento del<br />

ejemplo, a la competencia por la percepción de ingresos. Dos, que la profesionalización militar se<br />

complementa con la entrada a los cuarteles de muchos miembros de las capas medias, produciéndose<br />

también cierta masificación de profesionales al interior de las Fuerzas Armadas" 389 . El<br />

general Carlos Sáez, en su libro Recuerdos de un soldado, cuenta que su ingreso a la carrera<br />

militar estuvo motivado por la díficil situación en que quedó su familia a la muerte de su padre.<br />

Pero lo más corriente era que los hijos de los militares se hicieran militares. Se estima, dice Ramírez<br />

Necochea, que en la Marina entre el 20 y el 25% de los oficiales son hijos de marinos,<br />

constituyéndose así "familias de militares" 390 .<br />

Los integrantes de las Fuerzas Armadas usufructuaron de becas y viajes al exterior, desde<br />

donde traían automóviles y artículos suntuarios. Se fue generando un submundo militar con clubes<br />

especiales, hospitales, almacenes, estadios y poblaciones reservados sólo para ellos.<br />

De este modo, las Fuerzas Armadas se transformaron en un nuevo estamento corporativo de<br />

poder, con intereses propios, consolidando nexos con otros estamentos, como la Iglesia, la Sociedad<br />

Nacional de Agricultura y la Sociedad de Fomento Fabril. Aunque muchas de estas corporaciones<br />

no alcanzaron a desarrollar en Chile un régimen político corporativista, no puede minimizarse el<br />

peso social y político de ellas.<br />

128


Esta interrelación entre las Fuerzas Armadas y fracciones de la clase dominante prueba<br />

inequívocamente que la política de los militares estaba íntimamente ligada con la de los partidos de<br />

derecha y de centro, razón por la cual junto a Alain Joxe, estamos en desacuerdo con la afirmación<br />

de José Nun en el sentido que los militares representarían los intereses de las capas medias. 391<br />

Sectores del Ejército trataron de aprovechar el ambiente de corrupción política y de<br />

permanente crisis ministerial para justificar, en nombre de sus intereses corporativos, la<br />

intervención abierta o encubierta en política nacional.<br />

Desde 1906 existen evidencias de oficiales descontentos con los políticos por la forma de<br />

promover los ascensos, además de malestar por sus sueldos.<br />

En 1907, una Liga de militares exigia que el gobierno tuviera mano dura, "que fuera más<br />

firme - recuerda el general Tobías Barros- contra los primeros anarquistas que aparecían, que así se<br />

llamaban los primeros comunistas entre nosotros. ¿Qué querían los señores de esa Liga Militar?.<br />

Terminar con la influencia nefasta de los políticos en el Ejército, que obligaba, para llegar a los<br />

grandes cargos, tener padrinos políticos 392 . Similar opinión tenía el general Carlos Saéz: "Los<br />

primeros síntomas del malestar que existía en el Ejército se hicieron visibles en el año 1907" 393 , a<br />

raíz de la Ley de ascensos que se discutía en el Congreso. Descontentos con la política del<br />

presidente Pedro Montt, que en el fondo retardaba la Ley de ascensos, un grupo de oficiales<br />

hicieron presente su protesta, reuniéndose en el cerro Santa Lucía -más propiamente Huelén- con el<br />

fin de brindar por sus demandas.<br />

La presencia, aparentemente esporádica de la Liga Militar, se hizo notar de nuevo en 1911<br />

al tomar contacto con el ex-diputado Gonzalo Bulnes. "Es indiscutible -afirma Gonzalo Vial- que<br />

Bulnes se interesó por la Liga. Conversó con sus líderes, leyó sus documentos y vaciló todo el año<br />

1911. Los "ligueros" ya estaban resueltos: daríais un golpe de Estado "depurador". Propiciaban<br />

que el eminente civil lo encabezase y asumiera el Gobierno" 394 . Pero Bulnes no se atrevió a dar, en<br />

ese momento político, un salto que probablemente caería en el vacío.<br />

Ricardo Donoso fue uno de los primeros historiadores en señalar la existencia del golpe<br />

militar: "durante el gobierno de Barros Luco, una conspiración militar estuvo a punto de traducirse<br />

en un golpe de Estado. En enero de 1912 se elaboró el plan del golpe, según el cual un grupo de<br />

jefes y oficiales del Ejército se reuniría en el Ministerio de Guerra, mientras una delegación pasaría<br />

a la Moneda a manifestar al Presidente que desde ese momento quedaba muerto el régimen político<br />

que iba arrastrando al país a todas las crisis. El malestar exteriorizado en las filas del Ejército se<br />

extendió también a la Armada, entre cuyos oficiales se organizó secretamente una Liga Naval, con<br />

claras finalidades de renovación política y profesional. El movimiento fracasó por cuanto el hombre<br />

público en quien se había pensado para la presidencia, don Gonzalo Bulnes, declaró a la hora<br />

undécima que había resuelto no prestar su nombre para un motín" 395 .<br />

El golpe militar, estuvo apunto de concretarse el 18 de septiembre de l912, con ocasión del<br />

desfile tradicional de Fiestas Patrias, denunciado por el coronel Luis Felipe Brieba.<br />

Los militares volvieron a la carga en 1919. El 8 de mayo, el gobierno de Sanfuentes<br />

revelaba la existencia de un complot encabezado por los generales Guillermo R. Armstrong y<br />

Manuel Moore B. El conato de golpe de estos militares, ligados a la masonería, fue apoyado por el<br />

Partido Radical y sectores liberales. Alejandro Walker Valdés editó ese mismo año un folleto en el<br />

que señalaba: "Se ha dicho y más aún, en algunos círculos y diarios conservadores se ha afirmado<br />

que la masonería era la inspiradora del motín. Las apariencias parecían justificar esta afirmación<br />

(...) El hecho de que algunos de los principales culpables fueran masones y que los defensores del<br />

movimiento, tanto en la Asamblea Radical como en la prensa y en el Directorio del Partido Liberal,<br />

salieran de las filas avanzadas del radicalismo, hizo creer en esta especie (...), Parece comprobado<br />

también que el Ministro Quezada estaba en el secreto, y que de ahí fue que la víspera de la Fiesta<br />

del Trabajo abandonó el gobierno sin causa alguna que lo justificara (...) Estos han sido los<br />

antecedentes que hicieron despertar las sospechas de que la mano masónica anduviere en los líos<br />

revolucionarios, sospechas muy bien aprovechadas por la prensa conservadora" 396 .<br />

129


En el conato de golpe estaban involucrados importantes sectores de la oficialidad: los<br />

mayores Bernardo Gómez Solar, José Villalobos, Ismael Carrasco (jefe del Estado Mayor de la II<br />

División); los tenientes coroneles Eugenio Vidaurre B., Luis Montt Cabrera, Manuel Lazo; los<br />

coroneles Agustín Echeverría (jefe de II Brigada de Caballería), Carlos Hinojosa Peña y Lillo,<br />

Francisco Solís de Ovando, además del jefe del Estado Mayor: Ambrosio Viaux. Tuvieron el apoyo<br />

de oficiales del Norte Grande (comandante Víctor Rivera, de la guarnición de Arica), de Curicó<br />

(comandante Luis Cortez), de Chillán (comandante Galvarino Andrade) y de Concepción<br />

(suboficiales del Regimiento Chacabuco).<br />

Los conjurados se reunían en forma clandestina en Serrano 22, donde constituyeron una<br />

Junta Militar. Varios generales se citaban a la oficina del general Amstrong, entre ellos Manuel<br />

Moore, Luis Vitalicio López, Alberto Herrera y Alejandro Binimelis. Ninguno de la Marina. En<br />

estas reuniones se diseño el plan de operaciones, que básicamente consistía en copar las<br />

guarniciones de provincias, apoderarse de Intendencias y Gobernaciones y "si el Presidente se<br />

resistía, abría necesidad de eliminarlo..." 397 .<br />

El gobierno de Sanfuentes "hizo juzgar por un tribunal militar, que los condenó a varios<br />

generales y jefes que habían instituído una Junta para organizar, según ellos, un gobierno fuerte y en<br />

realidad para dirigir el país con un criterio miliciano" 398 . La Asamblea Radical de Santiago, el 14 de<br />

mayo de 1919, denunció al gobierno por haber castigado a los militantes "antes de iniciar el proceso<br />

que debía establecer previamente la culpabilidad de los sindicados como reos de incumplimiento de<br />

sus deberes militares y al dictar medidas parciales aconsejadas por el sectarismo clerical contra<br />

aquellos jefes no afiliados a las legiones del ultramontanismo" 399 .<br />

El Mercurio fijó su posición en el artículo titulado "Ejército politiquero: se quiso arrastrar a<br />

una porción de oficiales del Ejército para subvertir las instituciones constitucionales de la<br />

República".<br />

El programa de los miliatres comprometidos era una mezcla de autoritarismo con<br />

"populismo". Según los generales Amstrong y Moore, los objetivos del movimiento eran: "1.<br />

Consolidar la unión y armonía en el personal directivo de la instrucción militar. 2. Impulsar el<br />

progreso del Ejército solicitando respetuosamente de los poderes públicos el despacho de las leyes<br />

que tienden a ese fin, como ser la de reclutamiento, de ascensos, etc., 3. Impulsar el desarrollo<br />

industrial del país para obtener nuestra independencia económica y asegurar la defensa nacional<br />

abasteciéndonos con nuestros propios recursos, fundándose fábricas de elementos militares, y de<br />

toda clase de industrias que proporcionen abundante trabajo al pueblo. 4. Solicitar de los poderes<br />

públicos el despacho de las leyes que reclama la clase proletaria, a fin de hacer cesar las antiguas en<br />

que vive y que afectan, además, a las tropas de dotación permanente del Ejército, a la cual hay<br />

conveniencia en sustraerla de las agitaciones populares.5. Consolidar la disciplina militar muchas<br />

veces quebrantada por influencias políticas" 400 .<br />

Como puede apreciarse, este sector militar, además de fomentar el desarrollo industrial,<br />

estaba buscando una salida para frenar el ascenso del movimiento popular, expresado en ese<br />

momento por las movilizaciones de la poderosa y combativa Asamblea Obrera de la Alimentación<br />

que como ya hemos dicho, abrazaba no solo al proletariado sino a todos los Movimientos Sociales.<br />

En síntesis, puede caracterizarse este conato de golpe de 1919 como el primer movimiento militar<br />

reformista, inspirado en el "populismo" o, mejor dicho, protopopulismo burgués, que comenzaba a<br />

surgir en otros países latinoamericanos.<br />

No por casualidad, se pretendió involucrar en el golpe al futuro presidente Arturo<br />

Alessandri, cuyo programa se asemejaba en gran parte a los de este sector militar. Los postulados<br />

del grupo castrense de 1919 ejercieron influencia en la generación militar de Grove e Ibáñez.<br />

demostrando que el intenso proceso de lucha social repercutía significativamente en las filas del<br />

Ejército. Los golpes militares de la década del 20 iban a llevar a la práctica algunos de los<br />

planteamientos de los complotados de 1919, mostrando la participación creciente de las Fuerzas<br />

Armadas en la vida política nacional.<br />

130


Capítulo XIII<br />

EL PRIMER GOBIERNO POPULISTA: ARTURO ALESSANDRI<br />

El gobierno de Arturo Alessandri Palma (1920-1925) fue el primer gobierno "populista" de<br />

Chile. Se constituyó en la expresión chilena de una serie de movimientos "proto-populistas" que se<br />

gestaron en América Latina en las primeras décadas del siglo XX. Estos movimientos, adquirieron<br />

rápidamente características masivas en algunos países. Sus expresiones más relevantes fueron los<br />

gobiernos generados por la Revolución Mexicana y el ascenso al poder del radicalismo de Hipólito<br />

Yrigoyen en Argentina y Batlle y Ordoñez en Uruguay.<br />

El "populismo" de aquella época -precursor del peronismo, varguismo y otras corrientes<br />

similares de las décadas de 1940 y 50- tuvo características específicas en cada país. Mientras en<br />

México agitaba banderas agrarias para canalizar el ascenso revolucionario del campesinado sin<br />

tierra, en Argentina planteaba a través del Partido Radical una ampliación de las libertades<br />

democráticas y prometía mejores condiciones de vida con el fin de obtener los votos de los<br />

trabajadores urbanos para desplazar al partido Conservador.<br />

Los sectores más avisados de la burguesía chilena se dieron cuenta de que el problema<br />

fundamental era frenar el ascenso del movimiento obrero que había desencadenado combativas<br />

huelgas, respaldadas por Centrales Sindicales, como la FOCH y la filial anarquista IWW, y un<br />

partido marxista (el POS), dispuestos a luchar por el derrocamiento del régimen capitalista. La crisis<br />

del salitre, cuyas ventas en el mercado mundial habían bajado de 2.500.000 toneladas a 915.239 en<br />

1919, amenazaba con agravar el conflictivo panorama social. Para corrientes burguesas que<br />

buscaban una diferenciación con la política tradicional de los partidos conservador y liberal, se<br />

trataba de levantar un programa capaz de canalizar el descontento popular mediante promesas de<br />

legislación social, jornada de ocho horas de trabajo, mejoramiento del nivel de vida, atención<br />

médica, derecho a la sindicalización y otras medidas de carácter democrático y popular. Se<br />

necesitaba también cambiar el estilo del discurso político. Hablar contra la oligarquía terrateniente y<br />

prometer la solución de los problemas sociales más urgentes comenzaron a ser temas agitados<br />

demagógicamente por los nuevos líderes políticos. Así se fue generando una corriente<br />

antioligárquica, cuyos fuegos iban dirigidos en contra del Partido Conservador.<br />

La dirección del movimiento "populista" era inequívocamente burguesa. La Alianza Liberal<br />

era un frente del Partido Radical, sectores liberales y balmacedistas. Su base popular estaba<br />

constituída por el Partido Democrático, las modernas capas medias, los artesanos y gruesos<br />

contingentes de trabajadores mineros y urbanos, que vislumbraron mejores expectativas de<br />

participación en el reparto del ingreso nacional.<br />

Arturo Alessandri fue el hombre escogido por la Alianza Liberal para encabezar el<br />

movimiento "populista". Sus demagógicos discursos, al son del "Cielito Lindo", encandilaron a las<br />

masas. El "león de Tarapacá", en su euforia electoral, llego a preanunciar la destrucción del régimen<br />

capitalista. Los conservadores de la Unión Nacional lo señalaron como el "político que se ha<br />

paseado por el país con el programa viviente de las envidias regionales, de los odios de clase y de<br />

las más avanzadas tendencias comunistas".<br />

Alessandri tenía –recuerda González Vera- "un poder de simpatía no superado por ningún<br />

otro chileno; vehementísmo, especie de mago que transformaba las frases hechas, y las ideas más<br />

atrozmente manidas, en oro puro (...) Alessandri conmovió a Chile más que todos los terremotos<br />

juntos y elevó a la gente a un grado de emoción desconocido (...) De haber podido ser su propio<br />

espectador, hubiese hecho una revolución social profunda" 401 .<br />

131


El Partido Obrero Socialista trató de evitar que las masas fueran canalizadas por la<br />

demagogia, levantando la candidatura obrera de Luis Emilio Recabarren en su Congreso Nacioanl<br />

de 1920. En este Congreso, Antofagasta, se aprobó una declaración pública en la que se<br />

manifestaba: "es conveniente que la clase trabajadora sepa que la candidatura de la Unión Nacional<br />

representa para el pueblo la perpetuación del régimen despótico actual y que la candidatura de la<br />

Alianza Liberal no es como se ha pretendido hacer creer al pueblo la encarnación de una nueva<br />

tendencia política que ha de encarnar desde el gobierno los problemas que agitan a nuestro país en<br />

la forma científica y racional con que en el mundo se resuelven los problemas sociales, sino la<br />

ascención al poder de una nueva oligarquía que alucinando al pueblo trabajador con falsas promesas<br />

de un falso evolucionismo pretende por este camino conseguir el apoyo de las clases trabajadoras".<br />

El encarcelamiento de Recabarren en Tocopilla, el "proceso a los subersivos", iniciando contra los<br />

dirigentes socialistas, y la destrucción de varios periódicos obreros impidieron al POS terminar su<br />

campaña electoral.<br />

La Unión Nacional, coalición de conservadores, nacionales y liberales, presentó la<br />

candidatura de Luis Barros Borgoño. La votación del 25 de junio de 1920 favoreció al candidato de<br />

la Alianza Liberal por un estrechísimo margen. Como en esa época la elección de presidente no era<br />

directa sino por medio de representantes llamados electores se designó un "tribunal de honor"<br />

abiertamente incontitucional, para resolver definitivamente quien era ganador. Mientras tanto, el<br />

gobierno trató de crear un clima político que justificara el desconocimiento del triunfo de<br />

Alessandri, agitando el problema fronterizo con Perú, en torno a la cuestión de Tacna y Arica, para<br />

provocar la movilización del Ejército. Se acusó a los dirigentes de la FECH, que habían respaldado<br />

a Alessandri, de anti-patriotas y pro-peruanos, problema analizado en páginas anteriores.<br />

Ante la eventualidad de que la oligarquía terrateniente desconociera el resultado de las<br />

elecciones. Alessandri llamó a la movilización popular. Las masas se volcaron en las calles, el<br />

comercio cerró y los vehículos desaparecieron de la circulación. El movimiento "populista"<br />

presionó sobre la derecha con la consigna "Alessandri o la Revolución". Y Alessandri subió al<br />

poder. El tribunal otorgó 177 electores a Alessandri y 176 a Barros Borgoño.<br />

Crisis de la oligarquía y de la hegemonía inglesa.<br />

Estados Unidos aprovechó esta coyuntura política para minar las bases de la tradicional<br />

alianza entre el imperialismo inglés y la burguesía chilena. Mientras en algunos países,<br />

especialmente centroamericanos, Estados Unidos intervenía abiertamente con los "marines" y<br />

aplicaba la política "big stick" en otros, como Chile, trató de alentar corrientes políticas demoburguesas<br />

capaces de alterar la alianza de la clase dominante criolla con el imperialismo inglés; no<br />

por azar, el embajador norteamericano, C. Bowers, en su libro "Misión en Chile", señaló que<br />

Alessandri fue el mejor amigo que tuvo Estados Unidos en Chile.<br />

Esta es la razón por la cual Arturo Alessandri fue el primer gobernante chileno en contratar<br />

empréstitos con la banca norteamericana, especialmente con el City Bank, Guaranty y Blair, por<br />

valor de 34.094.857 dólares, de los cuales sólo se entregaron 31.457.665. También Alessandri<br />

recibió préstamos de la banca internacional brtánica por un total de 3.957.500 libras esterlinas.<br />

El breve gobierno de Emiliano Figueroa (1926) continuó este camino de endeudamiento<br />

con los banqueros norteamericanos contratando dos empréstitos con la Casa Kissel por 70 millones<br />

de dólares, de los cuales se entregaron solamente 62.391.000, lo que demuestra que los yanquis eran<br />

tan estafadores o más que los ingleses.<br />

El gobierno de Alessandri significó el comienzo de la crisis de la alianza entre el<br />

imperialismo inglés y la burguesía criolla. Alessandri y, posteriormente, Ibañez, reflejaron a través<br />

de su política zigzagueante este período de redefinición de las bases políticas de la dependencia, que<br />

culminará en la gestación de una nueva alianza basada en la creciente participación del cobre en la<br />

renta fiscal. Detrás de esta nueva alianza estaba la preponderancia que había adquirido el capital<br />

financiero norteamericano sobre el inglés.<br />

132


Con el gobierno de Alessandri comenzó no solamente la crisis de la hegemonía inglesa sino<br />

también la pérdida de influencia de la vieja oligarquía terrateniente en el bloque de la clase<br />

dominante. Bien dijo entonces el dirigente radical Enrique Mac Iver que "Alessandri había<br />

interrumpido la continuidad de la historia en Chile".<br />

El papel de las capas medias<br />

Algunos autores han llegado a sostener que con Alessandri la "clase media" entró a<br />

compartir el poder. Más aun, numerosos historiadores y sociólogos afirman que desde este gobierno<br />

se inaugura la era de la "mesocracia" en Chile. A nuestro juicio, se ha confundido irrupción política<br />

de las capas medias con participación en el poder. Alessandri se hizo cargo del Estado para<br />

gobernar en representación de importantes fracciones de la burguesía. Para ello, manipuló el<br />

respaldo de las capas medias emergentes. Una vez en el gobierno, trató de consolidar este<br />

clientelismo electoral otorgando aumentos de sueldos y empleos en la administración pública a los<br />

modernos estratos medios. Formar parte de la burocracia funcionaria no significa entrar a compartir<br />

el poder. De todos modos, las elecciones de 1920 mostraron la importancia política que habían<br />

adquirido las capas medias. El apoyo de un numeroso sector medio al PR fue generando la creencia<br />

de que éste era el "partido de la clase media". En rigor, el respaldo electoral de las capas medias no<br />

cambió la esencia burguesa del partido radical, que en las elecciones parlamentarias se convirtió en<br />

la primera fuerza política con el 30,4% de los votos, porcentaje que nunca más iba a poder alcanzar,<br />

ni siquiera durante el Frente Popular.<br />

Tampoco es cierta la afirmación de que con Alessandri despertó la clase obrera. La<br />

combatividad del movimiento obrero, analizado en el capítulo anterior, sus huelgas, sus acciones<br />

directas y la estructuración de una central sindical (la FOCH) y de un partido marxista (el POS),<br />

fueron signos elocuentes de que el despertar de los trabajadores fue anterior al gobierno de<br />

Alessandri. Ese despertar era tan notorio que el papel de Alessandri fue precisamente tratar de<br />

desviar al proletariado de sus objetivos revolucionanos, canalizándolo en una perspectiva<br />

"populista" burguesa.<br />

Otra falacia es que Alessandri inició la revolución democrático-burguesa en Chile. El<br />

análisis de su gestión gubernamental muestra que no hubo ninguna medida antiimperialista ni<br />

menos el comienzo de la reforrna agraria, premisas fundamentales de la revolución democráticoburguesa<br />

en un país atrasado y semicolonial.<br />

La otra cara de Alessandri<br />

Antes de cumplir un año, el gobierno de Alessandri mostró su verdadero rostro. El 4 de<br />

febrero de 1921 se produjo la masacre de San Gregorio. Los trabajadores del salitre exgían el pago<br />

de 15 días de desahucio, petición que fue rechazada por la empresa británica.<br />

El 3 de febrero llegó desde Antofagasta un destacamento del Regimiento "Esmeralda" al<br />

mando del teniente Buena Ventura, Argandoña. El jueves -escribía el periódico El Despertaramaneció<br />

"tropa armada en la oficina. Al saber esto, los obreros de otras oficinas, La Valparaíso,<br />

Eugenia, Pepita y otras, se dirigieron apresuradamente a San Gregorio con el fin de ayudar a sus<br />

compañeros en el terrible trance en que se les iba a colocar, obligándoles por la fuerza a que<br />

abandonaran la oficina, sin el desahucio y humillados como perros a quienes se les corre a patadas.<br />

Fueron llegando de todas las oficinas grandes grupos, hasta que en la tarde había ya concentrados<br />

en San Gregorio una cantidad no inferior a 1.300 hombres. Como a la 5,30 se dirigieron a la<br />

administración a hacer su reclamo. Estaban en el corredor esperando al señor Daniel Johnes,<br />

administrador de la oficina, el teniente Argandoña y veinte hombres del regimiento, el teniente<br />

Gaínza y ocho carabineros montados. Al llegar frente a la casa-administración iba adelante el<br />

directorio, atrás las mujeres y más atrás el grueso de lo obreros (...) El teniente Gaínza sacando su<br />

revólver apuntó al grupo disparando. Antes que el desorden se introdujese en los obreros, algunos<br />

repelieron. El teniente Argandoña mandó entonces a la tropa hacer fuego contra los obreros (...). En<br />

133


ese momento, se vio que el teniente Argandoña se desplomaba. La tercera descarga de los soldados<br />

de la Esmeralda produjo muchos muertos. Fue una espantosa masacre El resultado de la tragedia<br />

fue el siguiente: 65 obreros muertos. 34 heridos, de los cuales tres murieron antes de llegar al<br />

puerto. Militares: muertos el teniente Argandoña, un sargento y un cabo del Esmeralda, además del<br />

administrador de la oficina". Lejos de ajusticiar a los autores de la masacre, Alessandri condenó a<br />

varios años de cárcel a los obreros Luis Alberto Moya y a sus hermanos.<br />

Una de las causas de este conflicto fue la cesantía que había comenzado a extenderse en la<br />

pampa nortina, como resultado de la crisis salitrera. La baja de la demanda del mercado mundial<br />

había obligado a disminuir las exportaciones a menos de la mitad. Las empresas extranjeras<br />

descargaron la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, quienes al ser despedidos tuvieron que<br />

emigrar al sur y a las ciudades, como Santiago, donde vivían hacinados en "albergues"<br />

improvisados. El periódico Federación Obrera informaba que "los trabajadores cesantes de los<br />

albergues, celebraron ayer una colosal manifestación política a la que asistieron no menos de veinte<br />

mil desocupados. La reunión de obreros se hizo en la Alameda de las Delicias donde hablaron<br />

varios obreros cesantes, demostrando las necesidades que sufrían cincuenta mil familias, por culpa<br />

de los industriales extranjeros que explotaban al país" 402 .<br />

Se produjo entonces un negociado en los albergues financiados por el Estado para cesantes<br />

del salitre. A propósito de ello, el connotado político Ismael Tocornal se dirigió a un albergue y<br />

preguntó: "cuantos obreros habían albergados en ese recinto... descubre que para completar el<br />

número que se le había dado a conocer era menester anotar dos o tres veces, de tal suerte que se<br />

suponía una cantidad de albergados casi el doble, para poder cobrar al Fisco la suma de dinero que<br />

los contratistas proveedores se estaban haciendo pagar".<br />

El proletariado<br />

Durante el gobierno de Alessandri hubo numerosos movimientos de protesta contra la<br />

cesantía y el alza del costo de la vida. Una de las huelgas más importantes fue la del carbón en<br />

marzo de 1922. Los obreros lucharon durante varias semanas por aumentos de salarios y mejores<br />

condiciones de trabajo. El Mercurio manifestaba que "el gobierno decidió traer desde la zona<br />

carbonífera a mil niños, hijos de los mineros en huelga (...). Por otra parte, prosiguen las activas<br />

gestiones para llegar a un arreglo en este ya largo paro de faenas" 403 . En esta huelga volvió a<br />

mostrarse la solidaridad de los trabajadores de otros gremios, especialmente en el paro de los<br />

obreros del salitre.<br />

La mayoría de las huelgas era dirigida por los anarquistas y la FOCH, organizacion que<br />

entre el 24 y 30 de diciembre de 1921 realizó en Rancagua la IV Convcención Nacional, a la que<br />

asistieron 103 Consejos Federales en representación de 60.000 afiliados. En esta Convención se<br />

resolvió la adhesión a la Internacional Sindical Roja y la publicación de un manifiesto en el que se<br />

señalaba: "la FOCH, adherida a la Internacional Sindical Roja, tiene por finalidad la supresión total<br />

de la explotación del hombre por el hombre, aboliendo la causa fundamental que la genera; es decir,<br />

la propiedad privada. En consecuencia, su lucha tenderá siempre a conseguir la socialización de los<br />

medios de producción y cambio".<br />

El movimiento de Pobladores<br />

Este movimiento social -organizado desde 1914 a través de la Liga de Arrendatarios y<br />

consolidado con la Asamblea Obrera de la Alimentación Nacional (1919)- adquirió nuevos bríos en<br />

1922 a raíz de la lucha contra las alzas de arriendos. El Comité pro Abaratamiento e Higienización<br />

de las Habitaciones, dinamizado por la Unión Femenina, de orientación anarquista, inició "una<br />

campaña contra los principales propietarios de conventillos, que incluyó un pliego correspondiente<br />

a 104 conventillos del Arzobispado de Santiago" 404 , que al parecer también usufructuaba de la<br />

Renta Urbana.<br />

134


A fines de mayo de 1922, mas de 300 conventillos de Santiago estaban en HUELGA <strong>DE</strong><br />

NO PAGO <strong>DE</strong> ARRIENDOS, hecho inédito en la historia de Chile. El ejemplo cundió a<br />

Valparaíso, Valdivia y Osorno, siendo respaldado por la FOCH y los anarquistas que hicieron oír su<br />

voz: "Ahora es la acción directa la que se impone".<br />

La huelga no triunfó, pero los habitantes de los conventillos volvieron a la carga en 1925,<br />

año de la gran huelga de los inquilinos en Panamá. Vicente Espinoza -autor de uno de los mejores<br />

trabajos sobre la historia de los pobladores- anota: "El año 1925 los arrendatarios a lo largo del país<br />

dejaron de pagar sus arriendos durante seis meses, en protesta por el alza de los cánones". Así<br />

cantaba el poeta popular Guillermo Arrey: "Carita de finado/ pone el casero/ porque hemos<br />

acordado/ en la comuna pagarle cero". Fortalecidos con la unidad de acción de la Liga de<br />

Arrendatarios y la Sociedad de Arrendatarios de Defensa Mutua, los pobladores hicieron mitines de<br />

80.000 y 30.000 personas respectivamente en Santiago y Valparaíso. La huelga de no pago se inició<br />

el 13 de febrero de 1925, obligando al gobierno a dictar el Decreto Ley Nº 261 que rebajó en un<br />

50% los alquileres de las viviendas insalubres y creó los Tribunales de Vivienda. Un sector<br />

conciliador aceptó integrarse a estos Tribunales, separándose de la Junta Central de Arrendatarios.<br />

Durante 1925 continuaron realizándose paros parciales, pero el movimiento de pobladores<br />

se fue debilitando, y La Liga de Arrendatarios se fue cada vez más subordinanda al PC, con lo cual<br />

perdió la autonomía social que tuvo al comienzo.<br />

Fundación del PC<br />

La definición de la FOCH y del POS en favor de la Revolución Rusa y de la III<br />

Internacional abonó el camino para la fundación del Partido Comunista. Su primera declaración de<br />

principios manifestaba: "El Partido Comunista de Chile, reunido en Congreso en la ciudad de<br />

Rancagua el 1º de enero de 1922, después de ratificar su adhesión a la Internacional Comunista con<br />

sede en Moscú, y considerando: que la sociedad capitalista, por lo mismo que se divide en clases,<br />

cimenta su estructura jurídica, política y económica sobre la explotación del hombre por el hombre,<br />

que en este proceso se ha llegado al grado de máximo de desarrollo, razón por la cual la lucha de<br />

clases se hace más intensa; que en virtud de este hecho comprobado en todo el mundo sujeto a la<br />

dominación del capitalismo, las clases son cada vez más irreconciliables (...). A fin que la clase<br />

trabajadora pueda encaminarse ventajosamente a la consecución de sus ideales, que propague la<br />

supresión de la explotación del hombre por el hombre, instaurando en su defecto una sociedad<br />

comunista, es indispensable organizar sus fuerzas, capacitándose para la implantación de su<br />

dictadura en el período de transición, que para conseguir ese resultado se requiere la constitución de<br />

un organismo revolucionario de vanguardia, con propósitos claros, directivas precisas, que no puede<br />

ser otro que el Partido Comunista". Se designó un comité Ejecutivo integrado por Ramón<br />

Sepúlveda Leal, corno secrctario general, Juan Espinoza, Carlos Flores, Onofre González, Alfredo<br />

Guerrero, Isaías Iriarte, Manuel Leiva, Carlos Olivares y Benjamín Rojas. Por eso resulta insólita la<br />

resolución del Congreso del PC de Agosto 1994 al sostener que el PC se fundó en 1912, en la<br />

msima fecha que se creó el POS, es decir 10 años antes. Ningún partido o Institución tiene fecha de<br />

nacimiento con cáracter retroactivo, aunque sí puede reconocer influencias ideológicas anteriores.<br />

El accionar del anarquismo<br />

El movimiento anarquista tuvo un desarrollo desigual. Mientras, por un lado, ampliaba su<br />

influencia en la Federación de Estudiantes (FECH), por otro, comenzaba a perder fuerza en el<br />

movimiento obrero. Se reunían en Centros Libertarios y Ateneos obreros. "Los conocí –cuenta<br />

González Vera en las reuniones del Centro Francisco Ferrer. Trabajan con el viejo Silva dos<br />

zapateros. Los primeros días debí observar el arte zapateril y leerles páginas de Kropótkin (...) En<br />

las reuniones, los anarquistas en su afán de eliminar la autoridad acabaron con los presidentes (...)<br />

Pronunciaban discursos contra algo. Hablar a favor no era frecuente, salvo si se trataba de<br />

Kropótkin, Malatesta o Bakunin (...) Augusto Pinto hablaba con notable exaltación (...) Entre los<br />

anarcos estimábase deber la solidaridad con cualquier huelga, sea dando ayuda económica, sea<br />

participando en los desfiles". Influenciaban la "Unión Femenina", que en 1922 encabezó la lucha<br />

135


contra las alzas de arriendos. Había una profunda división entre las dos organizaciones sindicales<br />

más importantes, la Federación Obrera y la IWW. Esta participó en 1924 en el Congreso<br />

Latinoamericano anarco-sindicalista realizado en Buenos Aires y en el Congreso Mundial de la<br />

Asociación Internacional de Trabajadores, que era el nombre de la Internacional anarquista. La<br />

crisis del anarquismo se agravará durante la década de 1930 por su incapacidad para ganar<br />

influencia en los sindicatos legales y en el moderno proletariado industrial.<br />

Los trabajadores del campo<br />

Durante el gobierno de Alessandri surgieron las primeras organizaciones de los trabajadores<br />

agrícolas de la zona central. En 1920, se crearon los Consejos Federales. La organización de uno de<br />

estos consejos en los alrededores de Santiago era comentada en enero de 1921 por una revista de los<br />

terratenientes llamada El Agricultor: "La formación de un Consejo Federal de labriegos o<br />

agricultores de Santiago es el primer paso de la organización de los trabajadores del campo en<br />

federaciones, con un final igual o parecido al de oficios que se desarrolla en las ciudades. No serán<br />

seguramente labriegos o inquilinos todos los federados de hoy; a ellos se opone la diseminación de<br />

los inquilinos en las fincas y su lejanía de los centros poblados; pero estas dificultades serán al fin<br />

vencidas y no está distante el día en que en cada fundo haya un pequeño Consejo Federal, unido a<br />

los vecinos y gobernados por un directorio central" 405 .<br />

Esta misma revista mostraba la preocupación de los terratenientes por la huelga de los<br />

trabajadores agrícolas de Culiprán a principios de 1921: "La huelga de Culiprán y otras tentativas<br />

abortadas muestran dos cosas: una, que el espíritu de renovación y de revuelta puede penetrar desde<br />

las ciudades a los campos; y otra, que todavía el sistema patronal tradicional no ha perdido su<br />

eficacia. Lo primero se demuestra con el hecho mismo de la huelga de Culiprán; lo segundo con el<br />

fracaso de esa tentativa en otros fundos (...) El hecho de que en Culiprán hayan obtenido algunas<br />

mejoras económicas será un aliciente en otros fundos (...) En estos últimos días han sido<br />

distribuídos en los alrededores de Santiago muchas proclamas dirigidas al Hermano Campesino, en<br />

que se le dice que gasta esfuerzo y su vida para un patrón que derrocha el dinero que recibe, y que<br />

es preciso federarse para llegar a ser dueño del pedazo de tierra que cultiva".<br />

Estos volantes, en el que se planteaba no solo aumentos de salarios sino también la lucha<br />

por la tierra, eran distribuídos entre "los hermanos campesinos" por los militantes de la FOCH. Los<br />

patrones trataron de contrarrestar la propaganda de la FOCH mediante el periódico "Noticias<br />

Agrícolas" en el que se llamaba a los trabajadores rurales a "solidarizar con sus patrones en vez de<br />

escuchar las promesas estériles de los agitadores".<br />

Hubo también intentos de establecer el paralelismo sindical para alejar a los campesinos de<br />

la influencia de la FOCH y mediatizar su conciencia de clase. En una Memoria, fechada en 1912,<br />

Ismael Adaro Didier planteaba en el capítulo "Las huelgas agrarias" que "nuestra situación actual en<br />

los campos es por demás apta para engendrar un estado de lucha social, que en Chile tendría<br />

caracteres de extraordinaria gravedad (...) Las ideas perturbadoras del orden siguen esparciéndose y<br />

si no se opone una organización sindical inspirada en sanos principios de justicia, los movimientos<br />

agrarios quedarán entregados a los agitadores que tendrían un amplio campo para explorar. Es pues<br />

indispensable ganar el terreno a los agitadores e impulsar en todas partes la organización de<br />

sindicatos libres que defiendan tranquilamente sus intereses sin obedecer a sugestiones extrañas" 406 .<br />

Los obreros cesantes de la pampa salitrera, militantes de la FOCH. colaboraron activamente<br />

en la organización del movimiento campesino. En el artículo "Diez mil propagandistas han invadido<br />

los campos del sur", el periódico El Despertar de los Trabajadores señalaba en su edición del 13 de<br />

mayo de 1921: "Ya no es misterio para nadie, en Chile, que la crisis del salitre ha proporcionado a<br />

los federados y socialistas la magnífica oportunidad de ir a sembrar por las provincias del sur la<br />

preciosa semilla de la revolución social (...) A estas horas vagan hambrientos más de diez mil<br />

propagandistas que en contacto con el proletariado de los campos, sabrá hacerlos venir a las filas de<br />

nuestra gloriosa revolución (...) Cuando en los campos se haya operado la revolución del<br />

pensamiento, que es la avanzada de la revolución social efectiva, entonces ocuparemos con la<br />

136


fuerza de nuestra organización todas las industrias: el salitre, el carbón, las minas, los campos, los<br />

transportes. Entonces será la hora del Soviet para los proletarios de Chile (...) Haced que los parias<br />

de los campos amen nuestra revolución lo mismo que vosotros aprendisteis a amarla acá entre las<br />

calicheras de la pampa ardiente".<br />

Este mismo periódico informaba de asambleas campesinas realizadas en junio de 1921 en<br />

las haciendas El Melón, Tierras Blancas de Catapilco y Quebradilla: "En Catapilco lo esperaban (al<br />

activista Ernesto Parra) un numeroso grupo de campesinos que trabajaban en los fundos de tierras<br />

Blancas y Quebradilla, que forman el Consejo General de Inquilinos del fundo "El Melón" que<br />

militan en el Consejo Federal Nº 2 de ese pueblo (...) Por unanimidad se acordó presentar un pliego<br />

solicitando algunas mejoras en sus condiciones de vida y trabajo, como igualmente el<br />

reconocimiento del Consejo Nº 2 de agricultores, dando un plazo de ocho días para su contestación;<br />

en caso contrario, se iría a la huelga".<br />

A mediados de 1921, ante las represalias de los latifundistas en contra de los trabajadores<br />

agrícolas organizados, la FOCH comenzó los preparativos para declarar una huelga general. La<br />

circular dirigida por la Junta Eecutiva de la FOCH a los Consejos Federales expresaba en sus<br />

párrafos principales: "Santiago, 2 de junio de 1921. Compañero secretario general del Consejo<br />

Federal Nº... La premeditada hostilización que los patrones agricultores están cometiendo con los<br />

trabajadores inquilinos por el hecho de federarse, llegando estas represalias hasta el extremo de<br />

arrojar violentamente de sus habitaciones a los campesinos, viéndose obligados a vivir a la<br />

intemperie sufriendo los rigores del frío y el hambre, y la circunstancia de que estos inhumanos<br />

procederes no son aislados, pues se han cometido en forma sistemática con los trabajadores de los<br />

fundos de Melipilla, Mallarauco, Peñaflor Aculeo e Illapel, han determinado que esta Junta<br />

Ejecutiva Federal tome la defensa de estos camaradas (...) Se ha 1legado a la extrema resolución de<br />

acordar una huelga general en todo el país. La resolución afirmativa o negativa de este Consejo<br />

respecto de la huelga general debe ser comunicada a esta Junta con la brevedad posible. La<br />

resolución de ir a la huelga o paro general debe ir acompañada del plazo, si es por días limitados o<br />

definidos. Salud y Acción. Enrrique Díaz Vera, secretario general". A pesar de que esta acción no<br />

alcanzó a concretarse, fue la primera vez en la historia del movimiento obrero chileno que una<br />

central sindical adoptó la resolución de preparar una huelga general de solidaridad con el<br />

campesinado.<br />

En agosto de 1921 se inició la huelga en el fundo "Lo Carballo" de Carlos Izquierdo. El<br />

periódico Federación Obrera informaba que "desde el 21 del presente se encuentran en huelga los<br />

trabajadores de ese fundo. Y para que vean que es efectivo que entre los terratenientes y ciertos<br />

hombres de gobierno no hay diferencia y se ayudan recíprocamente cuando ven sus intereses<br />

afectados, basta lo siguiente: desde ayer los carabineros de Santa Inés (NOS), comandados por el<br />

primer alcalde Domingo Ruiz Tagle, de Calera de Tango, han optado por el oficio de<br />

enganchadores y amenazado con días de cárcel a los trabajadores forasteros si no van al fundo de<br />

Carlos Izquierdo, premuniéndolos con cartas, recomendaciones, y están sulfurados debido a que los<br />

que han mandado son también hombres organizados y han abandonado inmediatamente las faenas,<br />

una vez que han sabido que estaban en huelga".<br />

El 30 y 31 de octubre se realizó la Primera Convención de Campesinos convocada por la<br />

Junta Provincial de Santiago. Según el periódico Federación Obrera asistieron "cuarenta y dos<br />

compañeros campesinos en representación de 11 consejos que cuentan con 2.600 federados.<br />

Presidió el compañero Roberto Salinas. Después de amplias discusiones durante tres sesiones, la<br />

Convención aprobó lo siguiente, habiendo declarado previamente que esta primera Convención de<br />

campesinos sería la iniciación de la liberación de los trabajadores agrícolas del país: 1. La<br />

Convención acuerda en conformidad a los Estatutos de la FOCH luchar por la implantación en las<br />

faenas agrícolas de la jornada de 8 horas. 2. La Convención acuerda luchar por conseguir un salario<br />

mínimo uniforme para todos los trabajadores agrícolas sin hacer distinción de los que hoy se llaman<br />

voluntarios e inquilinos y fijar este salario mínimo en la suma de $ 5 diarios" 407 .<br />

También de resolvió luchar por el cierre de las pulperías de los dueños de fundos, la<br />

abolición de las multas y el mejoramiento de las habitaciones de los inquilinos. Se denunció,<br />

137


asimismo, el significado de algunos artículos del proyecto del Código del Trabajo presentado al<br />

Parlamento por el gobierno de Alessandri: "En vista de las maniobras de la clase capitalista<br />

sintetizadas en la tramitación del Código del Trabajo, que se encuentra en el Congreso, se tiende a<br />

terminar con las instituciones o sindicatos obreros, para dar cabida al pequeño sindicato a fin de<br />

contrarrestar y destruir las grandes masas obreras organizadas; por las razones anteriores la<br />

Convención toma el siguiente acuerdo: concretar en lo que sea posible el mayor número de<br />

federados en cada Consejo Campesino a fin de contrarrestar la acción disolvente de la clase<br />

capitalista".<br />

Ante la agudización de la lucha de clases en el campo, los terratenientes enviaron, por<br />

intermedio de la Sociedad Nacional de Agricultura, una carta al presidente Alessndri a principios de<br />

mayo de 1921, en la que denunciaban a los agitadores y se oponían a la organización de los<br />

consejos campesinos. En su respuesta del 12 de mayo del mismo año, Alessandri manifestó:<br />

"aplaudo que la Sociedad Nacional de Agricultura haya acordado exponer los males presentes y los<br />

peligros para el futuro de la industria agrícola, y agregaré que estoy de acuerdo con las ideas<br />

contenidas en esa comunicación (...) Condeno en la forma más categórica la obra de los agitadores y<br />

perturbadores del orden y del trabajo y los considero como enemigos del pueblo y enemigos del<br />

progreso de la República (...) A los trabajadores del campo les digo: no es recomendable que se<br />

federen bajo unas mismas reglas y dirección de los obreros de las ciudades (...) Los obreros no sólo<br />

deben cumplir sus obligaciones sino acercarse a los patrones para que ellos los protejan y<br />

atiendan" 408 .<br />

La oposición de Alessandri a la organización de los trabajadores agrícolas fue denunciada<br />

por la FOCH en un manifiesto del 1º de junio en el que llamaba a la unidad obrero-campesina. Al<br />

mismo tiempo, el Partido Obrero Socialista envió una carta a Alessandri en la que manifestaba:<br />

"Aconsejáis resignación y pedís a los agricultores protección para los campesinos. Aconsejáís a<br />

estos que no sólo cumplan con sus obligaciones sino que se acerquen a los patronos para que los<br />

protejan y los atiendan. Permitidnos, señor, que os declaramos nuestra más absoluta disconformidad<br />

a vuestros consejos pues los consideramos humillantes tanto para los trabajadores de la ciudad<br />

como para los del campo".<br />

A pesar de las represalias de los terratenientes y del gobierno de Alessandri, los<br />

trabajadores agrícolas lograron consolidar sus organizaciones sindicales. El segundo Congreso del<br />

Partido Comunista, realizado en 1923, redactó un programa para el movimiento campesino. Hernán<br />

Ramírez sostiene que el trabajo de penetración campesina "fue particularmente fructífero entre los<br />

años 1922 y 1924; entonces se establecieron varios núcleos comunistas en las áreas rurales y se<br />

fundaron varios sindicatos campesinos, de incipiente cultura, pero dirigidos por comunistas" 409 . El<br />

proceso de ascenso del movimiento campesino continuó durante la década de 1930 hasta el<br />

advenimiento del Frente Popular.<br />

La población, que alcanzaba a 3.753.799 según el censo de 1920, era mayoritariamente<br />

rural. El número de mujeres era levemente superior al de los hombres. 1.891.780 eran alfabetos y<br />

1.862.019 analfabetos. En 1921 estaban inscritos solamente 370.314 ciudadanos, de los cuales<br />

votaron apenas 197.267.<br />

Durante el gobierno de Alessandri comenzaron a organizarse algunos sectores medios. En<br />

1929 se creó la Unión de Empleados de Chile. Los profesores, que habían efectuado una combativa<br />

huelga desde el 13 hasta el 16 de agosto de 1918, fundaron en diciembre de 1922 la Asociación de<br />

Profesores.<br />

El movimiento por la Reforma Universitaria<br />

Bajo el influjo del "Grito de Córdoba" 410 lanzado por los estudiantes argentinos en 1918 y el<br />

Primer Congreso Internacional de Estudiantes, efectuado en México en 1921, la Federación de<br />

Estudiantes de Chile redobló su lucha por la Reforma Universitaria.<br />

138


Presidida por Eugenio González, la FECH desencadenó este proceso en junio de 1922,<br />

declarando la huelga. El detonante fue un acuerdo del Consejo de Instrucción Pública destinado a<br />

prohibir las reuniones estudiantiles en los recintos de la Universidad de Chile. La FECH desconoció<br />

la medida del gobierno, exigiendo la renuncia del rector Domingo Amunátegui Solar.<br />

Una asamblea general declaró "que es su anhelo construir la nueva Universidad" acordando<br />

"el nombramiento de una comisión especial para que sobre los principios fundamentales enunciados<br />

a continuación redactase un proyecto de ley orgánica sobre ella".<br />

Esos principios fueron aprobados en la asamblea del 20 de junio de 1922: "1. Autonomía de<br />

la Universidad: los consejos directivos deben ser la expresión de la voluntad libre de todos los<br />

universitarios, alumnos, profesores y diplomados. Cada una de estas entidades deben tener en<br />

dichos consejos una representación proporcional. 2. Reforma del sistema docente: establecimiento<br />

de la Docencia libre. 3. Revisión de los métodos y del social y atender a la difusión de la ciencia,<br />

de la filosofía y de las artes, por medio de cursos libres y de conferencias especiales. Declara que<br />

las afirmaciones de la juventud universitaria no se refiere sólo a obtener una amplia reforma de la<br />

universidad sino también de todo el sistema educacional del país y, en consecuencia, pedir la ayuda<br />

de todos los profesores universitarios, secundarios y primarios".<br />

Con el fin de abortar la huelga, el gobierno de Alessandri, por intermedio del mencionado<br />

Consejo de Instrucción Pública, intervino policialmente la Universidad, expulsando a los líderes<br />

estudiantiles: Eugenio González, Julio Barrenechea, Oscar Schnake y otros. 3.000 universitarios<br />

respondieron con la quemazón de las prohibiciones del Consejo y proponen –por intermedio de su<br />

nuevo líder, el anarquista Moisés Cáceres, estudiante de Derecho- a Enrique Molina como Rector<br />

Moral de la Universidad, autor entre otros libros de "Por las dos Américas", valiente ensayo<br />

antiimperialista.<br />

Los estudiantes, respaldados por sectores del movimiento sindical, deciden reunirse en el<br />

local de la IWW y nombrar a Moisés Cáceres, también expulsado, como coordinador general de la<br />

huelga indefinida. Los estudiantes salen a las calles de Santiago, para informar a la población de sus<br />

reivindicaciones, con zancos, bandas musicales y en la noche con faroles, velas y letreros de<br />

vistosos colores.<br />

La unidad del movimiento empieza a resquebrajarse ante la represión y el cierre de las<br />

aulas. Alessandri aprovecha las diferencias de opinión entre los estudiantes anarquistas, que<br />

pregonaban la continuación de la huelga, y los más moderados, que buscabann el fin del<br />

conflicto,para nombrar una comisión mediadora integrada por ex dirigentes de la FECH, como<br />

Santiago Labarca (en ese momento diputado del P. Radical), Pedro Vigorena y Daniel Schweitzer.<br />

De este modo, se desplaza "al Comité Estudiantil que propugnaba la asamblea como herramienta<br />

soberana y resolutiva". Las autoridades accedieron a la petición estudiantil de levantar la<br />

prohibición de reunirse en el recinto universitario, pero lograron frenar el proceso de reforma. "El<br />

Mercurio" del 10 de julio de 1922 informaba: "quedó totalmente terminada la huelga de los<br />

estudiantes universitarios después de una gran asamblea en que esta juventud dio por terminadas las<br />

manifestaciones en pro de la reforma de la Universidad estatal".<br />

Con esta salida negociada, Alessandri lograba desquitarse de los ataques formulados por la<br />

FECH en su revista "Claridad", a raíz de la masacre de San Gregorio: Alessandri "inauguró el<br />

gobierno del amor con el baldón de San Gregorio".<br />

Se ha sostenido, por la mayoría de los investigadores, que los estudiantes no lograron<br />

avanzar en el proceso de la Reforma Universitaria debido a las contrapuestas tendencias que<br />

actuaban en el seno de la FECH. Esta afirmación tan rotunda, desconoce la importancia que tuvo el<br />

hecho de que el movimiento no contó con el respaldo de los académicos. Es clave en todo proceso<br />

de Reforma Universitaria contar no sólo con la decisión de los alumnos sino también de los<br />

docentes. En aquella época, la mayoría aplastante del profesorado universitario era de tendencia<br />

reaccionaria, nombrados a dedo, sin concursos y con métodos pedagógicos anquilosados;<br />

constituían una especie de "clique" o burocracia académica consolidada, que no estaba dispuesta a<br />

139


sufrir los embates de una Reforma Universitaria profunda que los obligara a cambiar los planes de<br />

estudio y métodos de enseñanza, y menos exponerse a la docencia libre o cátedras paralelas que<br />

pusieran al desnudo sus deficiencias académicas.<br />

Recién en 1926, los estudiantes lograron el respaldo de profesores del Instituto Pedagógico<br />

cuando reiniciaron el proceso de Reforma Universitaria. Los hechos estallaron el 12 de Mayo, a<br />

raíz de la negativa del Rector Claudio Matte a prestar el Salón de Honor para que se rindiera un<br />

homenaje el ex-dirigente de la FECH, Moisés Cáceres, empujado al suicidio por el Cónsul chileno<br />

en París, que le negó ayuda para su repatriación.<br />

Al ser desplazados violentamente por la policía, los estudiantes declararon la huelga en<br />

defensa de la autonomía universitaria y formaron el Comité de la Reforma "Moisés Cáceres". Sus<br />

líderes, Magallanes Díaz Trivino, Rolando Lermanda y otros, fueron suspendidos por 3 años. Estos<br />

sucesos –narrados posteriormente por Luis Enrique Délano en su novela "La Red"- desencadenaron<br />

una amplia movilización de los estudiantes que exigieron el l8 de mayo la renuncia del Rector. Al<br />

mismo tiempo, crearon la "Asamblea de Estudiantes de Chile, organización que propiciará la<br />

reforrna educacional y la unión con empleados, profesores y obreros".<br />

De inmediato lograron el apoyo de la Asociación de Profesores de Chile, que desde hacía<br />

varios años reclamaba una reforma integral de la educación. Seis días después de un Congreso<br />

Pedagógico efectuado el 20 de mayo, los universitarios lograron convocar una de sus más grandes<br />

concentraciones públicas, comentada por "El Mercurio" en los siguientes términos: "Encabezados<br />

por una banda de músicos y llevando antorchas y motes alusivos al acto, recorrieron el centro de<br />

Santiago. Desde los balcones de la Asociación de Profesores hablaron algunos estudiantes, entre<br />

ellos Alfredo Larraín, quien manifestó que este movimiento perseguía la reforma total de la<br />

enseñanza; ofreció el apoyo de la FOCH Rufino Rozas" 411 .<br />

El 29 de mayo los estudiantes decidieron hacer un funeral simbólico del Rector Matte,<br />

quien reaccionó ordenando la reapertura de las clases y la rematriculación de los alumnos, medidas<br />

que debilitaron el movimiento, a pesar de que muchos las boicotearon. No obstante, los estudiantes<br />

convocaron al Congreso Pedagógico, realizado el 2 de septiembre, bajo la presidencia de Clotario<br />

Blest, Emilo Tizzoni y Justiniano Sotomayor, que logra mantener viva la llama de la Reforma al<br />

plantear la autonomia universitaria, el cambio de los programas y métodos de enseñanza, la<br />

docencia libre y una nueva concepción de generar el poder en la Universidad mediante la<br />

representación de los estamentos de estudiantes, profesores y administrativos en el Consejo<br />

Superior y Facultades de la Universidad.<br />

Los planteamientos más avanzados de los estudiantes no se lograron en esa época, pero el<br />

proceso de Reforma Universitaria fue aprovechando por sectores de la burguesía para modernizar la<br />

enseñanza, adaptándola a las nueva estructura social del país, en particular de la burguesía industrial<br />

emergente.<br />

Legislación Laboral<br />

Una de las medidas "populistas" de Alessandri fue el proyecto de Código del Trabajo<br />

presentado al Parlamento en 1921. A través de esta legislación social, la fracción burguesa liderada<br />

por Alessandri intentaba someter la lucha de los trabajadores a una reglamentación impuesta por el<br />

Estado. Se trataba de crear una legislación que obligara a las organizaciones sindicales a<br />

intitucionalizarse con el fin de establecer una discriminación entre huelgas "legales e ilegales". Un<br />

objeto fundamental era provocar la atomización sindical, prohibiendo por medio de la nueva ley la<br />

existencia de Centrales Obreras y Federaciones a escala nacional.<br />

140


Años antes, la burguesía se había visto obligada a dictar medidas de carácter social, como<br />

las leyes sobre "Habitaciones Obreras" (1906), descanso dominical (1907), protección a la infancia,<br />

que reglamnetaba el trabajo de los niños (1912), ley de "la silla", que obligaba a los comerciantes a<br />

colocar asientos para los empleados, y ley de Accidentes de Trabajos en 1917.<br />

Alessandri condensó estas disposiciones, agregando una reglamentación sindical, en el<br />

proyecto de "Código del Trabajo y de la previsión Social" presentado al Congreso en julio de 1921.<br />

Después de una larga tramitación fue aprobado el 8 de septiembre de 1924. Este mismo año, se<br />

creó el Ministerio de Salubridad y Asistencia Social y la Caja del Seguro Obrero Obligatorio.<br />

Los conservadores y liberales de la Unión Nacional obstruyeron no solamente la aprobación<br />

del Código de Trabajo sino también otras medidas como el impuesto a la renta y el pago de<br />

contribuciones. El Parlamento, en su mayoría anti alessandrista, provocó la caída de ministerios,<br />

postergando la aprobación del presupuesto nacional hasta que la Alianza Liberal logró conquistar la<br />

mayoría de las Cámaras. Entonces, los conservadores comenzaron a golpear la puerta de los<br />

cuarteles.<br />

Capítulo XIV<br />

MILITARES AL PO<strong>DE</strong>R: <strong>DE</strong>L GOLPE <strong>DE</strong> SEPTIEMBRE A <strong>LA</strong> TIRANÍA <strong>DE</strong><br />

IBÁÑEZ<br />

La participación de los militares en la vida política nacional se expresó abruptamente en los<br />

golpes de septiembre de 1924 y enero de 1925, quebrando el mito de que las Fuerzas Armadas<br />

chilenas no intervienen en la política contingente 412 . Los golpes militares de la década de 1920 se<br />

produjeron en una fase de crisis de conducción política de los partidos de la burguesía. El proceso<br />

de transformación del país, de semicolonia inglesa a semicolonia norteamericana, obligaba a una<br />

redefinición de la alianza de la burguesía criolla con las metrópolis. El gobierno de Alessandri había<br />

significado el comienzo de la crisis de la tradicional alianza con el imperialismo inglés, abriendo un<br />

proceso de lucha interburguesa entre las fracciones pro-inglesas y pro-norteamericanas. Estos roces<br />

se agravaron con la derrota del partido derechista Unión Nacional en las elecciones parlamentarias<br />

de 1924. Un político de ese período, Carlos Pinto Durán, escribió en 1925: los caudillos de la<br />

derecha "exaltados, olvidándose que mientras estaban en el poder fueron celosos partidarios del<br />

orden constituido, comenzaron a fraguar entonces la revuelta (...) la ira clerical antimasónica<br />

reforzada por el odio al presidente, y a la concupiscencia del poder que ofuscaba a los mandarines<br />

conservadores y liberales unionistas, alentó los trabajos subterráneos de la sociedad secreta la<br />

TEA" 413 .<br />

El golpe militar del 5 de septiembre de 1924.<br />

El golpe del 5 de septiembre de 1924 fue un intento del sector proinglés para restaurar las<br />

bases de la antigua alianza, alteradas por el alessandrismo. La Junta Militar, encabezada por la<br />

Marina y sectores del Ejército, comandados respectivamente por el almirante Francisco Neff y el<br />

general Luis Altamirano, aprovechó los roces entre el gobierno de Alessandri y el Parlamento para<br />

tomar el poder. En tres días hizo aprobar por el Congreso leyes pendientes desde hacía varios años y<br />

un reajuste de sueldos para las Fuerzas Armadas, "otorgando" un permiso constitucional a<br />

Alessandri para que se ausentara del país. Poco después, la Junta Militar disolvió el Congreso e<br />

implantó el estado de sitio. Sin embargo, el movimiento militar no era homogéneo. En su interior,<br />

se fue gestando un ala antioligárquica, acaudillada por Marmaduque Grove y Carlos Ibáñez del<br />

Campo, quienes expresaron su posición en el Manifiesto del 11 de Septiembre 414 . Dicho Manifiesto<br />

fue un intento de cohesionar las Fuerzas Armadas para un proyecto no sólo de coyuntura sino<br />

prospectivo, de largo plazo. Fue una especie de "destino manifiesto", destinado a homogeneizar en<br />

una concepción unívoca a los altos y medios mandos militares, "predestinados" a cumplir la misión<br />

141


patriótica que le había dado la historia. Sólo así podrían estar preparados para hacerse cargo del<br />

aparato del Estado por los años que fueren necesarios. Efectivamente, gobernaron 8 años, de 1924<br />

a 1932. Pero no se fueron o no dejaron el poder por su propia voluntad, sino que el pueblo los echó<br />

sin que hubieran "terminado la misión", como dice el Manifiesto. El Manifiesto del 11 de<br />

septiembre fundamentó el golpe con los siguientes argumentos: "La corrupción de la vida política<br />

de la República llevaba a nuestras instituciones a un abismo hacia el cual la propia Carta<br />

Fundamental empieza a resbalar"; es decir, intervinieron porque, según ellos, estaba en crisis la<br />

institucionalidad. Mas el pretexto clave del golpe fue: "se alzaba la inminencia de una "contienda<br />

civil", dice textualmente el Manifiesto, un peligro iminente de guerra civil, pretexto que volvió a<br />

utilizarse casi medio siglo después.<br />

La joven oficialidad comenzó a ligarse con los sectores que luchaban por el retorno de<br />

Alessandri, a través del Comité Obrero Nacional. Carlos Vicuña Fuentes, activo dirigente político<br />

de esa época, ha señalad que algunos centros obreros, como el local de los ferroviarios, se<br />

transformaron en verdaderos centros de conspiración; los obreros buscan- do apoyo para derribar a<br />

la junta de Gobierno Militar y llegar a la Moneda y sus líderes con el miraje de una revolución<br />

social" 415 . La Federación Obrera de Chile no sólo manifestó su oposición a la Junta Militar de Neff-<br />

Altamirano, sino que el 30 de octubre presentó el siguiente pliego nacional de peticiones: "1.<br />

Anmistía general para los procesados por delitos sociales y políticos; 2. Inclusión en las Juntas de<br />

Vecinos, organizadas y por organizarse, de un representante obrero a lo menos; 3. Clausura<br />

inmediata de los hipódromos; 4. Prohibición de exportar cereales en tanto no estén satisfechas las<br />

necesidades del país; 5. Prohibición de las especulaciones en las Bolsas de Comercio,<br />

considerándolas como delitos, sancionándolas exclusivamente con prisión; 6. Pago de los salarios a<br />

un tipo fijo de cambio; 7. Impuesto progresivo a la renta. 8. Revocación del Decreto de renovación<br />

de concesiones sobre las tierras magallánicas y 9. Aplicación inmediata de la ley sobre empleados<br />

particulares" 416 .<br />

El golpe del 23 de enero de 1925.<br />

El golpe militar del 23 de enero de 1925, encabezado por Ibañez, desplazó del poder a los<br />

antiguos generales y almirantes ligados a la oligarquía terrateniente y al imperialismo inglés. La<br />

nueva Junta Militar, integrada por el general Pedro Pablo Dartnell, el contraalmirante Carlos Ward<br />

y los civiles Emilio Bello Codesido y Armando Jaramillo, emitió el siguiente comunicado: "Los<br />

responsables del movimiento del 5 de septiembre acabamos de reconquistar el sentido inicial de<br />

aquel acto. La desviación maliciosa de nuestro programa, expuesto en el manifiesto del 11 de<br />

septiembre, ha hecho necesario deponer a los jefes que traicionaron la confianza depositada en ellos<br />

(...) Contra los traidores y sus usufructuarios va dirigido el golpe actual. Demostramos con él que<br />

los oligarcas no son dueños de Chile" 417 . El P. Comunista apoyó este golpe militar con los<br />

siguientes argumentos: "El movimiento revolucionario que ayer derrumbó a la Junta de Gobierno en<br />

castigo de su traición al movimiento democratizador de septiembre, compromete todas nuestras<br />

simpatías (...) La FOCH y los que militan en el PC declaramos nuestro apoyo a la Juventud Militar<br />

(...) La clase obrera debe estar en proporción equitativa representada en el Gobierno (...) a empuñar<br />

las armas, a los cuarteles para defender con nuestras vidas la bandera de regeneración republi- cana<br />

enarbolada por la Juventud Militar". Este Manifiesto del PC, del 24 de enero de 1925, fue<br />

reafirmado al día siguiente por un titular de primera página de "Justicia", periódico del PC, que<br />

decía: EL PC Y <strong>LA</strong> FOCH "ADHIEREN AL NUEVO MOVIMIENTO MILITAR". El significado<br />

de estos dos golpes militares fue analizado años más tarde por uno de los actores principales, el<br />

Comodoro del Aire Marmaduque Grove: "La revolución de septiembre de 1924 fue acogida con<br />

júbilo por la derecha y aplaudida por sus prohombres. El Partido Conservador fue el usufructuario<br />

legítimo de la obra laborada en la sombra por las sociedades secretas de la Derecha llamadas La Tea<br />

y La Cabaña. Entre sus mentores estuvieron los ciudadanos Oscar Dávila, Francisco Huneeus y<br />

otros políticos unionistas (...) Los conservadores y la derecha se alborozaron con el Movimiento del<br />

general Altamirano en 1924. Para contrarrestar esta reacción interviene el 23 de enero" 418 . El hecho<br />

coyuntural que precipitó este nuevo golpe fue la elección de Ladislao Errázuriz, como candidato<br />

presidencial con el 75% de los votos en la Convención del 8 de enero de la conservadora Unión<br />

Nacional, que había respaldado la Junta Militar de septiembre 1924. Una de las primeras medidas,<br />

142


de la Junta de enero fue detener a Errázuriz, quien en un gesto de desprecio por la joven oficialidad<br />

llamó "roto" al aviador Marmaduque Grove. Por su lado, los sectores populares se movilizaron para<br />

exigir la vuelta de Alessandri. Vicuña Fuentes anotaba: "Propuse entonces a los líderes convocar<br />

inmediatamente una gran reunión de gremios, a fin de organizar las fuerzas proletarias, único medio<br />

de que los militares no desrrielasen ni bastardearan la revolución con un simple cambio de figuras<br />

gubernativas. El domingo 25 de enero a las 10 de la mañana, una gran asamblea de delegados<br />

proletarios de la Federación Obrera y de 14 sociedades o agrupaciones libres, a las que se agregaba<br />

una nutrida concurrencia de personas destacadas del campo obrero y de los estudiantes se reunió en<br />

un modesto local de la calle Río de Janeiro y acordó apoyar incondicional y decididamente la<br />

revolución sobre la base del regreso de Alessandri y la convocación de una Asamblea Constituyente<br />

(...) Los almirantes de Valparaíso proponían una transacción pero a condición de que se eliminara a<br />

Alessandri" 419 . Los gremios amenazaron con una huelga general. Los militares permitieron el<br />

retorno de Alessandri con la condición de que el coronel Ibáñez fuera designado ministro del<br />

Interior. La nueva Junta de Gobierno tomó contacto con organizaciones sindicales, gremiales,<br />

estudiantiles y de arrendatarios con el fin de comunicarles la decisión de convocar a una Asamblea<br />

Constituyente. Algunas organizaciones, como la FOCH, saludaron la voluntad de la "oficialidad<br />

joven" que había levantado demandas anti-oligárquicas y promesas sociales. Posteriomente, la<br />

FOCH, la IWW, los gremios autónomos, la FECH y la Unión de Empleados de Chile constituyeron<br />

el Comité Obrero Nacional. Uno de sus principales objetivos fue discutir una reforma de la<br />

Constitución. Con tal propósito citó a una Asamblea de Obreros e Intelectuales. El evento se realizó<br />

entre el 8 y 11 de marzo de 1925 y participaron más de mil doscientos delegados de todo el país.<br />

Entre sus asistentes había obreros, empleados, profesores, mutualistas e intelectuales destacados,<br />

como los escritores Pablo de Rokha y Antonio Acevedo Hernández, los pintores Benito Rebolledo y<br />

Julio Ortíz de Zárate, dirigentes estudiantiles como Julio Barrenechea, Oscar Schnake, Eugenio<br />

González, Alfredo Demaría y el abogado Carlos Vicuña Fuentes.<br />

Las jornadas se inauguraron con la intervención de Manuel Hidalgo, presidente del Comité<br />

Obrero Nacional y con la elección de la mesa directiva: Presidente, Víctor Troncoso, de la<br />

Asociación Nacional de Profesores; Secretarios, Alfredo Montecinos de la FECH y Carlos Alberto<br />

Martínez de la Sociedad Mutualista. La primera resolución de los congresales fue rendir un<br />

homenaje al recién fallecido Luis Emilio Recabarren, cuyo retrato, junto al de Francisco Bilbao y<br />

Fermín Vivaceta, presidía el acto 420 .<br />

En la Asamblea se acogió la moción planteada por el anarquista Alberto Baloffet de que no<br />

había que resolver sobre un proyecto de Constitución sino aprobar una "declaración de principios",<br />

para ser discutida por los movimientos sociales. En el debate se aprobaron una serie de<br />

proposiciones: la suspensión de las apuestas en los hipódromos, la separación de la Iglesia del<br />

Estado, la cancelación de la personalidad jurídica de todos los clubes y sociedades que expendían<br />

bebidas alcohólicas. A iniciativa de Baloffet se envió un saludo a todos los presos políticos del<br />

mundo, perseguidos "por el doble delito de pensar y obrar libremente". También participaron<br />

destacadas activistas del movimiento femenino como Eduvigis del Villar y la educadora Amanda<br />

Labarca, quienes propusieron la igualdad de derechos para hombres y mujeres. Asimismo, las<br />

delegadas del Movimiento Cívico Femenino, Bertina Pérez, Isabel Díaz y Berta Recabarren de<br />

Abadie plantearon el derecho a voto de la mujer, sin obtener respaldo. La Asamblea de Obreros e<br />

Intelectuales propuso un conjunto de principios que sirvieran de base para una nueva Constitución:<br />

"-La tierra es propiedad social en su origen y en su destino. La tierra y los instrumentos de<br />

producción y de cambio deben ser socializados. -Los elementos culturales y los capitales<br />

socializados deben concurrir a la producción en la forma que el Estado, por medio de sus órganos,<br />

establezca, según procedimientos encaminados a obtener el mayor rendimiento posible a costa del<br />

más ínfimo esfuerzo.- La República de Chile será federál.- El gobierno de la República, de los<br />

Estados federados y de las comunas se organizarán con arreglo al principio del sistema colegiado.<br />

El Poder Legislativo de la República y de los Estados residirá en Cámaras funcionales compuestas<br />

por representantes elegidos por los gremios organizados del país. El mandato de estos<br />

representantes será siempre revocable. -El Tribunal Supremo Federal de Justicia será elegido por los<br />

gremios organizados y sus funciones serán temporales. -Se procederá a la absoluta separación de la<br />

Iglesia y el Estado. -Debe declararse la igualdad de derechos políticos y civiles de ambos sexos. -<br />

143


Debe suprimirse el ejército permanente ... 421 De estos planteamientos, sólo tuvo acogida en la<br />

Constitución de 1925 la separación de la Iglesia del Estado.<br />

El retorno de Alessandri y las masacres de Marusia y La Coruña.<br />

En la fase final de su gobierno, Alessandri, que retornó al poder el 20 de marzo de 1925,<br />

hizo aprobar una nueva Constitución mediante un llamado a Plebiscito, en el que votaron 134.421<br />

ciudadanos el 30 de agosto de 1925. Promulgada el 18 de septiembre, esta Constitución reforzó el<br />

sistema presidencialista, eliminando ciertas prerrogativas del Parlamento. Alessandri logró también<br />

que se aprobara el impuesto a la renta y la creación del Banco Central, iniciando la fase<br />

intervencionista del Estado en la economía del país. Poco antes de terminar su gestión, el gobierno<br />

consumó dos masacres: la de Marusia y la Coruña. Los trabajadores iniciaron en marzo de 1925<br />

una movilización para que se agilizara un Pliego de Peticiones que habían presentado a la<br />

Compañía, dueña de la Oficina Salitrera "Marusia", situada a pocos kilómetros de la zona<br />

precordillerana. Mientras los ejecutivos de la empresa tramitaban lentamente las demandas de los<br />

trabajadores fue hallado muerto en plena pampa un ingeniero de origen inglés, que acostumbraba a<br />

azotar a los obreros con su fusta de domador. El acusado -un ingeniero boliviano- fue asesinado por<br />

orden de los dueños de la salitrera. El Sindicato, presidido por el demócrata Domingo Soto, propuso<br />

varias medidas para evitar una nueva masacre, ya que estaba vivo el recuerdo de la matanza de San<br />

Gregorio. Algunos obreros, recogiendo esta experiencia llegaron a proponer dinamitar las vías del<br />

Ferrocarril que llevaba el salitre al puerto y movilizarse para obtener el apoyo de decenas de<br />

oficinas salitreras, especialmente las más cercanas, y de los portuarios, estibadores y ferroviarios.<br />

Cuarenta soldados se pusieron en marcha al mando del Capitán Gilberto Troncoso, apodado "la<br />

hiena de San Gregorio". Las mujeres de los trabajadores se reunieron alrededor de los "pilones",<br />

lugar donde lavaban la ropa, entre ellas Selva Saavedra, descendiente de Rosario Ortíz "la Monche",<br />

que en la Revolución de 1859 había sido redactora de "El Amigo del Pueblo" y se había batido<br />

contra el Ejército del gobierno autoritario de Manuel Montt.<br />

Los paros de advertencia fueron contestados con metralla. Un grupo de obreros enfrentó la<br />

ocupación del Campamento a dinamitazos que provocaron la muerte de varios militares, logrando<br />

apoderarse de sus armas. A tiros avanzaron hacia el polvorín de la salitrera, mientras cortaban las<br />

líneas del telégrafo y teléfono. El piquete de Troncoso se vio obligado a desocupar el Campamento.<br />

Los mineros aceleraron entonces la autodefensa convocando a Asambleas que llegaron a reunir<br />

2.400 personas, entre obreros y familiares. Allí el presidente del Sindicato planteó la necesidad de<br />

entregar las armas y el reinicio del diálogo con la Compañía. Otros, propusieron extender el<br />

movimiento a otros Cantones y minar las vías de acceso al puerto de Iquique. Unos pocos, con un<br />

claro criterio político- militar, señalaron que la mejor salida era retirarse en masa hacia la<br />

precordillera, insurreccionando a los poblados de la región puneña. En definitiva, triunfó la moción<br />

del Presidente del Sindicato, tendiente a solicitar la mediación del párroco. Mientras el cura<br />

negociaba con los ejecutivos de la Compañía, las ametralladoras del reforzado regimiento<br />

tabletearon su lenguaje de muerte. Cayeron cientos de obreros con sus esposas e hijos. Otros<br />

huyeron. "Años después -comenta Patricio Manns- un obrero sobreviviente narró el horror a los<br />

cineastas alemanes Heynowsky y Heinemann" 422 . La masacre de Marusia fue cometida por 300<br />

soldados, dirigidos por el coronel alemán Pedro Schultz, educado en la escuela del general Emilio<br />

Körner. Un grupo de obreros cobró venganza, haciendo explotar paquetes de dinamita, con un<br />

saldo de 36 militares muertos y 64 heridos en medio de la noche pampina. Fue una de las primeras<br />

ocasiones que "los trabajadores opusieron la fuerza a los masacradores y se defendieron con las armas<br />

en la mano" 423 .<br />

Dos meses después, el 3 de junio de 1925, el gobierno de Alessandri se despidió con otra<br />

masacre en La Coruña. Los trabajadores estaban en huelga porque los empresarios no cumplían los<br />

convenios firmados, ni querían abolir el sistema de "ficha-salarios" y los "vales" y menos las 8<br />

horas de trabajo. Ciento treinta oficinas se plegaron a la huelga. Los obreros, dirigidos por Carlos<br />

Garrido, secretario del Sindicato, acordaron en asamblea ocupar la oficina "San Gregorio", creando<br />

comités que organizaron la vida del Cantón.<br />

144


"Desde mediados del mes de mayo -relataba el periódico El Arrendatario-estaban llegando<br />

fuerzas de línea a "Tarapacá y Antofagasta (...). Estas maquinaciones provocaron una huelga de 24<br />

horas en las oficinas de Coruña, Argentina, Barrenechea, San Enrique (...). Las fuerzas represivas<br />

dispararon. En estas refriegas los partes del gobierno dijeron primero que sólo hubo 30 muertos,<br />

después el general de la Guardia manifestó que había encontrado 59. Y esto que se bombardeó con<br />

artillería las oficinas. Un testigo dice que no deben bajar de dos mil los que perecieron en esta<br />

masacre. En algunas oficinas, como Marusia, Constancia y Santiago, donde los obreros no se<br />

sublevaron, fueron acusados de ser propagandistas de ideas avanzadas y asesinados<br />

cobardemente" 424 . Esta masacre fue ejecutada por el comandante Ascacio Rodríguez, experto en<br />

"palomear rotos" y arrastrar a los obreros a "los piques secos". Garrido fue asesinado a balazos;<br />

Barahona, dirigente del Consejo N 6, amarrado a un poste telefónico y atravesado por bayonetas" 425 .<br />

El Movimiento Social.<br />

Estas medidas represivas no lograron amedrentar al pujante movimiento obrero chileno. En<br />

1925 existían 214 sindicatos que agrupaban a 204.000 trabajadores, en su mayoría afiliados a la<br />

FOCH 426 .<br />

Fed. Obrera Ferroviaria<br />

Sind. Industriales del Carbón<br />

Sind. Industriales<br />

Sind. Industriales Salitreros<br />

Sind. Marítimos (IWW)<br />

Sind. Obreros Agrícolas (FOCH)<br />

Consejo de tranviarios y otros (FOCH)<br />

Sind. de Diversas industrias y otros oficios (FOCH)<br />

Sind. Obreros de Imprentas y otros<br />

Crisostomo Pizarro estima 60.785 obreros en el salitre, 14.738 en el carbón 16.167 en el<br />

cobre y 72,375 obreros industriales. La tendencia -iniciada una década antes, de un mayor número<br />

de huelgas en el sector industrial y de servicios que en el minero- continuó en este período. En 1925<br />

hubo 5 huelgas generales, 2 en ferroviarios, 6 en marítimos, 1 en municipales, 14 en minería (12 en<br />

el salitre, 1 en el carbón y 1 en el cobre), 3 en transportes, 3 en construcción, 8 en metalurgia, 7 en<br />

imprentas, 2 en textiles, 15 en otras manufacturas, 8 en vidrio, 17 en servicios, 4 en tabacaleras, 4<br />

de obreros de mueblería, 14 de mecánicos, 4 de profesores y 3 de jornaleros agrícolas 427 . Este<br />

poderoso movimiento obrero era en gran parte la herencia que dejaba Luis Emilio Recabarren, al<br />

morir el 19 de diciembre de 1924. El proletariado perdió no sólo al protagonista y agitador, de la<br />

FOCH, al fundador del POS y del PC, sino también al precursor del pensamiento marxista<br />

latinoamericano, que supo adaptar las experiencias del movimiento obrero internacional a la<br />

realidad chilena. Su entierro fue impresionante, como muy pocas veces se vió uno igual en Chile.<br />

"Eran dos interminables cadenas de trabajadores tomados de la mano -recuerda José Santos<br />

González Vera. Nacían en calle Bascuñán, en donde se veló a Recabarren; se extendían por<br />

Alameda, entraban por Ahumada, pasaban al Mapocho y llegaban hasta la plazuela del Cementerio.<br />

Cuarenta cuadras de doble cadena era algo tan asombroso que uno no sabía qué decir. Esa multitud,<br />

impresionante por lo numerosa, quiso confirmarle así la fe que siempre le tuvo. Si él la hubiese<br />

visto habría comprobado que no predicó en vano" 428 .<br />

La Candidatura popular de José Santos Salas.<br />

Un año después de la muerte de Recabarren, los trabajadores mostraron su fuerza al<br />

promover un candidato presidencial, José Santos Salas, para enfrentar la postulación burguesa de<br />

Emiliano Figueroa. Estas elecciones de 1925, convocadas para elegir al sucesor de Alessandri, se<br />

constituyeron en una forma de enfrentamiento de clase contra clase. Por un lado, Emiliano<br />

Figueroa, apoyado por todos los partidos de la burguesía y, por otro, José Santos Salas, respaldado<br />

por sectores populares, el PC, el P. Democrático y la USRACH (Unión Socialista Republicana de<br />

Asalariados de Chile), creada en 1925. También se postuló el poeta Vicente Huidobro, apoyado por<br />

145


sectores de la FECH y el periódico "Acción". Inspirador a escala mundial del surrealismo y<br />

vanguardismo poético, este chileno trotamundos pero con su norte inclaudicable regresó a Chile<br />

para colaborar con su pueblo en la lucha contra el militarismo emergente y la politiquería de la vieja<br />

oligarquía. En su proclama, publicada por "Acción" del 4 de agosto de 1925, manifestaba entre<br />

otras cosas: "Necesitamos un alma y un ariete. Un ariete para destruir y un alma para construir<br />

Como la suma de los patrocinios de los viejos políticos es ya inconmensurable, que se vayan. Entre<br />

la vieja y la nueva Generación la lucha va a empeñarse sin cuartel. Entre hombres de ayer sin más<br />

ideales que el vientre y el bolsillo, y la juventud que se levanta pidiendo a gritos un Chile nuevo y<br />

grande, no hay tregua posible. Que los viejos se vayan a sus casas, no quieran que un día los<br />

jóvenes los echen al cementerio" 429 . Los habitantes de los conventillos se volcaron a las calles en<br />

apoyo del médico José Santos Salas, que era uno de los adalides del combate contra el flagelo de la<br />

Sífilis sobre la cual escribió un artículo titulado "Las confidencias de un treponema pálido".<br />

Durante su campaña electoral, hecha con escasísimos recursos, los sectores populares corcaban:<br />

"Salas sale solo". Según Carlos Vicuña Fuentes, todas las noches desfilaban miles de "individuos<br />

de los conventillos, alzados en el pago de sus alquileres, acompañados de sus mujeres y niños e<br />

iluminados con faroles chinescos de luz amarillenta. Algunas veces pudieron verse juntas en<br />

Santiago hasta de doce mil personas o más. Pero la gente acomodada tomaba en solfa la<br />

candidatura de Salas" 430 .<br />

Ismael Tocornal comentaba: "En aquellos días, empezó a amenazar al país una ola de<br />

comunismo que llegó preocupar los espíritus de todos los hombres" 431 . El resultado de las<br />

elecciones del 24 de octubre de 1925 fue una sorpresa: 186.187 votos para Emiliano Figueroa y<br />

74.091 para José Santos Salas. Era la primera vez en la historia de Chile que una candidatura<br />

apoyada casi exclusivamente por la clase obrera obtenía esta altísima votación. El apoyo real fue<br />

mayor porque en esa época la cifra de sectores populares inscritos en los registros electorales era<br />

porcentualmente muy baja. Enfervorizados por el respaldo popular, los dirigentes del comando de<br />

la candidatura de Salas desconocieron el resultado de las elecciones, calificándolas de fraudulentas.<br />

Veinte mil personas invadieron las calles de Santiago: "Las Comisiones del PC y de los Asalariados<br />

de Salas daban orden perentoria al comercio y los Bancos de cerrar, so pena de ser saqueados" 432 .<br />

El 26 de octubre estalló el paro general, exigiéndo la repetición de las elecciones. "Turbas<br />

armadas de garrotes, de hachas, de cuchillos, recorrieron las calles de Santiago esa tarde y todo el<br />

día 27, manteniendo la ciudad bajo su control”. Los trabajadores se apoderaron de las calles de<br />

Santiago durante tres días. La burguesía organizó "guardias blancas", que encabezaron una<br />

manifestación armada el 28 de octubre para desalojar a los trabajadores del centro de laciudad y del<br />

Parque Cousiño. Poco antes, el 16 de junio, había sido expropiado el Banco de Chile por un grupo<br />

anarquista dirigido por Buenaventura Durruti, en su gira por América para recolectar fondos para la<br />

revolución española. Ibáñez, que en un comienzo había alentado la candidatura de Salas, temió el<br />

desbordamiento social. Hizo entrega del gobierno a Figueroa, el 23 de diciembre, pero se mantuvo<br />

como ministro del Interior. Meses después forzaba la renuncia de Figueroa y convocaba a nuevas<br />

elecciones.<br />

La Tiranía de Ibañez<br />

El coronel Carlos Ibáñez del Campo declaraba en noviembre de 1926: "O esperamos con<br />

los brazos cruzados el advenimiento del Soviet o se organiza un Ministerio de orden apolítico,<br />

enérgico y fuerte" 433 . Ante esta disyuntiva, fracciones de la burguesía prefirieron coaligarse para<br />

levantar a Ibáñez como único candidato presidencial. Fue elegido el 27 de mayo de 1927 con<br />

233.741 votos, casi el 97 de los votos emitidos, con una abstención del 23,4. De este modo, los<br />

cuadros más promocionados del Ejército se apoderaron de los principales organismos del Estado,<br />

desplazando a los políticos tradicionales. Sin embargo, el gobierno de Ibáñez no englobaba al<br />

conjunto de las Fuerzas Armadas. La Marina, de fuerte raigambre pro-británica, no compartía las<br />

posiciones de Ibáñez, quien trató de congraciarse con ella designando al Almirante José Toribio<br />

Merino representante de Chile en la Sexta Conferencia Panamericana realizada en La Habana, en<br />

enero de 1928.<br />

146


El ascenso de Ibáñez al poder fortaleció la alianza entre las capas mayoritarias de la<br />

burguesía y el imperialismo yanqui, que ya había desplazado a su competidor inglés del control de<br />

las principales áreas de la economía chilena. El embajador norteamericano en Chile, Claude<br />

Bowers, señalaba que "durante el gohierno de Ibáñez los banqueros norteamericanos recomendaron<br />

a medio mundo que invirtiera dinero en Chile" 434 . Con ocasión de la visita a Chile, Herbert Hoover,<br />

le manifestó a Ibáñez el 12 de diciembre de 1928: "el éxito económico que ha alcanzado el gobierno<br />

de los Estados Unidos se debe a una actitud similar a la que Chile realiza al buscar préstamos en el<br />

extranjero" 435 . Bajo el gobierno de Ibáñez se dieron amplias facilidades al capital monopólico<br />

norteamericano, especialmente a la empresa Guggenheirn, para que se apoderara de importantes<br />

yacimientos salitreros, a través de los convenios de la COSACH (Corporación del Salitre Chileno).<br />

Hugo Zemelman sostiene que Ibáñez" apoyándose en el imperialismo norteamericano,<br />

pretende superar la crisis mediante una ruptura del control que los ingleses ejercen sobre los precios<br />

a través de la Asociación de Productores del Salitre, instaurando el sistema de ventas libres que<br />

favorecía directamente los intereses norteamericanos en la lucha por controlar esa riqueza. La<br />

Banca Norteamericana, por su parte, otorga empréstitos que destinan a obras públicas. Los ingleses<br />

mantienen algunas posiciones menores, como ser el Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. Los<br />

intereses norteamericanos fortalecidos por el sistema de ventas libres (mayor potencialidad<br />

financiera y exclusividad del método Guggenheim), entran a controlar toda la actividad salitrera por<br />

intermedio de la COSACH, a la cual el gobierno entrega todos los terrenos salitreros del Estado, a<br />

cambio de la participación en sus beneficios, eximiéndolas del pago de todos los derechos de<br />

exportación (...). Las inversiones directas de Estados Unidos durante 1930 ascienden a 440 millones<br />

de dólares, de los cuales 330 millones están en empresas mineras, 66 millones en comunicaciones y<br />

transporte, mientras que los títulos chilenos colocados en Estados Unidos ascendían aproximadamente<br />

a 260 millones, lo que hacía un total de inversiones igual a 708 millones de dólares" 436 .<br />

Esta política pro-yanqui de Ibáñez era la continuación de la iniciada por Alessandri en el<br />

nuevo contexto de las relaciones de dependencia. No resulta extraño que Arturo Alessandri<br />

manifestara años más tarde en una entrevista realizada por René Montero: "Claro pues hombre,<br />

prescindiendo de las arbitrariedades cometidas por Ibáñez, su programa y su obra no fueron sino el<br />

complemento de los míos" 437 .<br />

Deuda externa<br />

Esta política se expresó muy claramente en el endeudamiento externo. Ibáñez contrató<br />

empréstitos norteamericanos por la cantidad de 59.698.050 dólares, de los cuales sólo se recibieron<br />

53.959.259. También se contrataron empréstitos de la banca europea por valor de 4.920.712 libras<br />

esterlinas y 85 millones de Francos Suizos 438 . Considerando un presupuesto anual de gastos de sólo<br />

1.000 millones de pesos "estos ríos de dinero extranjero que se recibían y no se pagaban, dieron la<br />

ilusión de que teníamos un gobierno en extremo progresista y que las Obras Públicas podían<br />

multiplicarse" 439 . Según las Memorias de Hacienda, estos préstamos fueron invertidos en Obras<br />

Públicas, especialmente en Ferrocarriles y en la construcción del camino Longitudinal Sur. Durante<br />

el gobierno de Ibañéz, el 41% de los préstamos extranjeros se invirtió en Obras Públicas y un 35%<br />

en amortizaciones e intereses de la deuda externa. Diez días después de declararse la moratoria de<br />

pago, renunció Ibañez. El modelo de crecimiento, vía endeudamiento, había terminado en la<br />

bancarrota. En síntesis, el saldo de la Deuda Externa por pagar en 1930 era de 62.070.705 libras<br />

esterlinas (incluido los préstamos en dólares), es decir, se duplicó en una década. Traducido a pesos,<br />

en 1930 se debían dos mil quinientos millones. Como dato comparativo de este salto cuantitativo de<br />

la deuda externa puede señalarse que en 1890 se adeudaban 93.267.954 pesos. Mas del 50% de esta<br />

deuda externa se debía a Estados Unidos y el resto a Gran Bretaña, Suiza y Alemania. Paul Drake<br />

anota: "El total de los préstamos externos contratados con EE.UU representaba cerca de los dos<br />

tercios del total otorgado públicamente a los gobiernos latinoamericanos por los Estados Unidos en<br />

1929" 440 . Haciendo un balance del período 1905-1931, Andrés Sanfuentes señala que se pueden<br />

distinguir tres fases 1) 1905-1914 en que "se recurrió masivamente al endeudamiento externo, tanto<br />

para financiar obras públicas y ferrocarriles como para gastos de defensa, en especial las<br />

adquisiciones de buques y la mejoría de los puertos; 2) la fase 1914-1920, en la cual se interrumpe<br />

147


el acceso al financiamiento externo, sobre todo a causa de la Primera Guerra Mundial; 3) a partir de<br />

1921, en que se reanuda la contratación de empréstitos en el exterior en forma ininterrumpida hasta<br />

1930 y en la cual vuelve a manifestarse a un mayor peso del endeudamiento" 441 .<br />

La repercusión de la crisis mundial de 1929 en Chile obligó a suspender el pago de la deuda<br />

externa en 1931. Con las reformas introducidas por la misión norteamericana Kemmerer, el Banco<br />

Central, creado en 1925, empezó a ser utilizado por el gobierno más que "como regulador del<br />

circulante, como liquidador de empréstitos pendientes y proveedor de cambios para servir la deuda<br />

externa" 442 .<br />

La Misión Kemmerer había sido sontratada por la Junta Militar de 1925. Implantó el<br />

sistema de padrón oro con el fin de frenar la crónica inflación. También recomendó la creación de<br />

un Banco Central, modificaciones en los créditos, inauguración de una Contraloría General, Oficina<br />

de Impuestos Internos para controlar, entre otras cosas, los impuestos a los ingresos y a los Bienes<br />

Raíces.<br />

Ibáñez estimulo la incorporación de nuevos contingentes de las capas medias a los<br />

organismos del Estado, consolidándose el proceso de emergencia de estos sectores sociales. Los<br />

estratos medios fueron la base de sustentación social del movimiento anti- oligárquico que exigía<br />

medidas contra los terratenientes y los políticos tradicionales de la burguesía. Una de las primeras<br />

resoluciones de Ibáñez fue deportar al millonario Gustavo Ross Santa María y al magnate pro-inglés<br />

Agustín Edwards Mac Clure, quien posteriormente escribió un libro llamado "Recuerdos de mi<br />

persecución". La ley de Colonización Agrícola de 1928 fue una tentativa destinada a debilitar el<br />

poderío de la oligarquía terrateniente. Pero fue más una amenaza que una realidad. En rigor, Ibáñez<br />

no se proponía una reforma agraria si no una mera redistribución de tierras fiscales.<br />

Ley indígena y protesta mapuche<br />

El 29 de agosto de 1927 se promulgó la ley Nº 4.619; creaba un tribunal en Temuco para<br />

proceder "a la división de las comunidades que tengan título de merced". El reglamento, publicado<br />

el 4 de julio de 1928 estableció que las peticiones de división de una comunidad podrán ser<br />

formuladas verbalmente o por escrito por cualquier indígena que sea de la familia (...) No obstante,<br />

el tribunal podrá practicar la división de comunidades fuera del orden fijado". De este modo, se<br />

asestaba un golpe casi mortal a lo que quedaba de la posesión comunitaria de tierra.<br />

En 1930 se crearon los "Juzgados de Indios", con el fin de acelerar la división de las<br />

comunidades. Dos leyes posteriores, aprobadas el 31 de marzo de 1931 y el 20 de mayo del mismo<br />

año -que refundieron las anteriores- establecieron que la división debía pedirla por lo menos una<br />

parte de los comuneros, legislación que permanecerá en lo fundamental durante 40 años. Esta<br />

división compulsiva de las comunidades desencadenó un proceso de innumerables litigios entre<br />

1927 y 1931 por usurpaciones de tierras, ya que al dividirse la comunidad en títulos individuales se<br />

produjeron ventas fraudulentas, la mayoría bajo presión. 443<br />

Los sectores mapuches más organizados se opusieron a estas leyes, proponiendo como<br />

alternativa la devolución inmediata de todos los terrenos usurpados y la regularización de nuevas<br />

radicaciones. La protesta fue encabezada por el joven de 25 años Vicente Coñuepán, de la Sociedad<br />

Caupolicán, y otras organizaciones. "Los años 1928 y 1929 fueron muy duros para la Federación<br />

Araucana y para Manuel Aburto Panguilef. Sin embargo, a pesar de esos embates y del encono a su<br />

tradicionalismo cultural y su lucha política, la resistencia de la organización se mantuvo" 444 .<br />

Represión, Estatización Sindical y Bonapartismo<br />

El general Ibañez utilizó una táctica bifronte en relación al movimiento obrero. Por un lado,<br />

desencadenó una represión selectiva, ejecutada por el general Viaux, director general de<br />

Carabineros, en contra de la vanguardia del movimiento obrero, encarcelando, persiguiendo y<br />

desterrando a los militantes más destacados de la FOCH, del PC y de la IWW. Comunistas y<br />

148


anarquistas fueron relegados a la isla Más Afuera y otras regiones apartadas, en esta tentativa de<br />

descabezamiento de las organizaciones más combativas de la clase obrera. Fueron asesinados<br />

decenas de opositores, entre ellos el anarquista español Casimiro Barrios, que había regresado luego<br />

de su expulsión en 1927, y encarcelado el anarquista portugués Manuel Tristán López da Silva.<br />

Estas persecuciones fueron rememoradas por Arturo Alessandri, en carta del 31 de marzo<br />

de 1935 a Renato Valdés Alfonso: "500 o 600 obreros vivieron mucho tiempo muriéndose de<br />

hambre y frío en el peñón desierto de Más Afuera. La leprosería de Pascua fue la vivienda obligada<br />

de muchos ciudadanos inocentes (...) y todavía se sueña con dictaduras" 445 . En Más Afuera<br />

estuvieron detenidos Marcos Contreras, Luis Vilarín, mientras Marmaduke Grove, Pedro León<br />

Ugalde y otros fueron confinados a la Isla de Pascua, tras la irrupción del "avión rojo" en<br />

Concepción en septiembre de 1930. A pesar de la represión se declararon algunas huelgas en el<br />

carbón (mayo-agosto de 1927), en los marítimos de Tocopilla (septiembre, 1927 marzo 1928), en el<br />

cobre, Potrerillos (marzo 1928), en estucadores (enero y julio 1928), en salitreras Alianza y Brac (1<br />

de octubre de 1928), que se extendió a 8 oficinas y en electricistas (1928). De todos modos, el<br />

gobierno logró neutralizar muchos conflictos 446 . Por otro lado, se inició un plan de estatización<br />

sindical o control de los sindicatos legales por intermedio de la Dirección General del Trabajo. En<br />

este sentido, Ibáñez puede ser considerado como uno de los primeros políticos burgueses de<br />

América Latina que aplicó la línea de estatización sindical, iniciada en Europa por el fascismo<br />

italiano. El desarrollo del sindicalismo legal, a partir de la promulgación del Código del Trabajo en<br />

1925, favoreció los planes de estatización sindical. De 1927 a 1931 se crearon numerosos sindicatos<br />

de obreros y empleados. A la caída de Ibáñez, existían 250 sindicatos legales con 50.000 asociados.<br />

Apelando a la categoría de bonapartismo -más aplicable a Napoleón "el pequeño" que al "grande"-,<br />

consistente en gobernar apoyándose en una clase social para golpear a la otra y viceversa,<br />

aparentando estar por encima de ellas, podríamos caracterizar la administración Ibáñez como un<br />

gobierno bonapartista, porque buscó apoyo en sectores populares para tomar medidas<br />

antioligárquicas, mientras se afirmaba en su autoritarismo y en sectores de la burguesía para<br />

reprimir a la izquierda. Ese bonapartismo también se expresó en el plan de estatización sindical<br />

para ganar apoyo social, al mismo tiempo que golpeaba a connotados políticos de derecha. No fue<br />

un gobierno fascista, como lo han calificado algunos autores y políticos de la época. No todo -<br />

gobierno dictatorial es fascista, aunque todo fascismo es autoritario. Ibáñez esbozó un proyecto<br />

corporativista, influenciado por la experiencia italiana de Mussolini, pero no pudo cumplirlo porque<br />

no tuvo el apoyo social necesario, ni de la clase trabajadora ni de la burguesía en su conjunto;<br />

menos de las capas medias, que como es sabido son la base fundamental de toda forma de fascismo.<br />

Varios ideólogos trataron de llevar adelante un plan corporativista, haciendo de consejeros aúlicos<br />

de Ibáñez, sobre todo su Ministro del Interior, Guillermo Edwards Matte, quien en 1928<br />

manifestaba que la organización partidista debía ser reemplazada por otro régimen con un gobierno<br />

fuerte, "considerando la participación política equitativa del capital y el trabajo, ambos sometidos al<br />

control del Estado. El espíritu dominante de la estructura gubernativa no debía ser de odios ni de<br />

lucha de clases, sino de cooperación, a través de mecanismos eficaces de regulación entre capital y<br />

trabajo" 447 .. Pero una cosa es la intención de deseos y otra es la realidad, sobre todo en los procesos<br />

históricos. El gobierno de Ibáñez no tenía base de sustentación social para implementar el proyecto<br />

corporativista. A pesar de la reforma Electoral de 1930, no pudo lograr una importante<br />

representación en el Parlamento de los gremios patronales. La CRAC que se autoerigió en<br />

representante de los trabajadores apenas obtuvo un débil porcentaje de diputados en el "Congreso<br />

Termal". Para llevar adelante los planes de control sindical alentó la formación de la CRAC<br />

(Confederación Republicana de Acción Cívica). En una resolución del 10 de diciembre de 1929, la<br />

CRAC explicitaba su posición: "1) Cooperación sin reservas al programa de reconstrucción<br />

nacional que inspira todos los actos del actual gobierno y que se basa en los postulados del 5 de<br />

septiembre de 1924 y del 23 de enero de 1925. 2) Dará especial importancia al mejor estudio y<br />

revisión completa de la legislación social vigente para obtener que su aplicación integral contribuya<br />

al bienestar de la nación dando preferencia al estudio y solución de la sindicalización<br />

obligatoria" 448 .<br />

Mediante la política de estatización sindical y la promoción de la CRAC, Ibáñez procuraba<br />

crear una base de sustentación popular. Este apoyo controlado de masas era utilizado por lbáñez<br />

para amenazar verbalmente a la vieja oligarquía. A su vez, el general se presentaba como el<br />

149


defensor más consecuente del Estado Burgués, encarcelando a la vanguardia del movimiento<br />

obrero. Este juego político, de apoyarse por un lado en la burguesía para perseguir a los<br />

trabajadores con mayor conciencia de clase y, por otro lado, utilizar el movimiento de los sindicatos<br />

legales para enfrentar las críticas de las fracciones de la oligarquía pro-inglesa, hacía aparecer a<br />

Ibáñez como un árbitro entre las clases.<br />

Por eso, podemos caracterizar la presidencia de Ibáñez como uno de los primeros gobiernos<br />

bonapartistas de la historia de Chile. Este bonapartismo impuso un régimen dictatorial, respaldado<br />

por la mayoría del Ejército y las fracciones pro-norteamericanas de la burguesía. La dictadura<br />

canceló gran parte de las libertades democráticas, reforzando el aparato represivo con la creación<br />

del Cuerpo de Carabineros. Hizo elegir un parlamento incondicional, llamado "CongresoTermal" a<br />

raíz de su constitución en lasTermas de Chillán.<br />

El Intervencionismo del Estado<br />

El Estado comenzó a intervenir más activamente en la economía. Se abrieron organismos de<br />

crédito estatal, como la Caja de Crédito Minero y el Instituto de Crédito Industrial. La Dirección de<br />

Industrias Fabriles y la Caja de Consolidación Agrícola, además de empresas estatales, como<br />

FAMAE (Fábrica y Maestranza del Ejército).<br />

Fue creada la Línea Aérea Nacional. Ibáñez introdujo reformas destinadas a la<br />

modernización de la administración pública, inaugurando la Contraloría General y reorganizando la<br />

Aduana y la Dirección General de Impuestos Internos.<br />

La aparición de la radio, el automóvil y el cine cambiaron significativamente la vida<br />

cotidiana. En ese contexto se produjo la visita del filósofo español José Ortega y Gasset en 1928,<br />

quien fue recibido en el Parlamento por Ismael Edwards Matte, precisamente en los días del<br />

terremoto de Talca. En ese año, el gobierno compró las acciones de "La Nación", que "era el diario<br />

de más influencia y circulación (...) Juan Bautista Rosetti, asesor de Pablo Ramírez, ministro de<br />

Hacienda del hombre fuerte, el coronel Ibáñez, aconsejó comprar el diario. Y con el director y el<br />

personal incluido. La Dictadura así adquiriría una imagen agradable" 449 .<br />

Ibáñez pudo realizar algunos planes porque durante los primeros años de gobierno el país<br />

vivió una situación de bonanza económica. Los altos precios del salitre y el incremento de la<br />

demanda de cobre permitieron amortiguar las luchas sociales. Hubo una consolidación de la balanza<br />

de pagos y se estabilizó la moneda. El aumento de los ingresos fiscales y la contratación de nuevos<br />

empréstitos fueron la base para financiar vastos planes de Obras Públicas, como escuelas, caminos,<br />

puentes y 500 kilómetros de vías férreas.<br />

La crisis mundial de 1929 cortó este proceso de crecimiento económico. Ibáñez trató de<br />

contener los efectos de la crisis reduciendo en forma drástica los gastos públicos y redoblando la<br />

represión, medidas que aceleraron el descontento de las capas medias.<br />

La Caída de Ibañez<br />

Desde 1927, los desterrados de Ibáñez comenzaron a preparar su derrocamiento. Las<br />

principales cabezas del exilio eran Alessandri, Grove y José Santos Salas, que viajaban entre París y<br />

Buenos Aires, además de Agustín Edwards y Gustavo Ross. Grove preparó el espectacular raid del<br />

"Avión Rojo", frustrado el 21 de septiembre de 1930, con el fin de precipitar un pronunciamiento<br />

militar, cuyo coordinador era él y los generales Enrique Bravo y José María Barceló pero fue<br />

saboteado por Alessandri, que estaba comprometido con otro complot. El golpe, diridido por el<br />

comandante Leocadio Arcaya, también fracasó en mayo de 1931. Paralelamente, Grove difundía su<br />

folleto "Toda la Verdad", publicado en París y requisado en parte por la Dictadura.<br />

La oposición interna comenzó a preparar la caída de Ibáñez. El "frente cívico" alentó las<br />

movilizaciones callejeras de la FECH.<br />

150


Con la finalidad de buscar una salida "honrosa" a la situación, Ibáñez llamó a connotados<br />

miembros de la burguesía para consultarlos sobre la situación del país. Además de Emilio Bello<br />

Codesido y Francisco Garcés Gana, se convocó a Francisco Encina. Una vez más los historiadores<br />

jugaban un papel relevante en la política chilena. Francisco Encina, al asumir la organización del<br />

gabinete de 1931, no hacía más que continuar la participación en política activa que tuvieron Diego<br />

Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna y Miguel Luis Amunátegui. Otro historiador, Gonzalo<br />

Bulnes, estuvo ligado a los militares en la década de 1910-1920. El 22 de julio de 1931 se declaró<br />

la huelga estudiantil con ocupación de la Universidad, dirigida por el grupo "Avance". Los<br />

profesionales, encabezados por los médicos, llamaron a una huelga general de protesta por la<br />

muerte del profesor Hugo Zañartu. A última hora, Ibáñez trató de defenderse utilizando al sector<br />

popular que controlaba a través de la CRAC. "En el diario La Nación aparecen no menos de 10<br />

citaciones para gremios y pequeños sindicatos obreros. Hasta aparece el anuncio de un comicio de<br />

adhesión al Presidente de parte de un famoso organismo denominado, Congreso Social Obrero de<br />

Chile" 450 . Ibáñez llegó a ofrecer a los sindicatos oficialistas tres ministerios, un mejoramiento de la<br />

legislación laboral y la devolución de todas las prendas empeñadas en la llamada popularmente "Tía<br />

Rica" o Caja de Ahorro.<br />

El 24 de julio, carabineros mataron al joven Jaime Pinto Riesco. Miles de personas se<br />

lanzaron a las calles. El General Bartolomé Blanche emplazó ametralladoras, comenzando una<br />

batalla campal en el centro de Santiago. Ventura Maturana, Director de Investigaciones bajo el<br />

gobierno de Ibáñez, relataba que la Asociación de Ingenieros se declaró en huelga e inmediatamente<br />

se iniciaron las gestiones ante los profesionales del ramo que formaban parte de la Dirección de<br />

Empresas Industriales, con el objeto de paralizar ferrocarriles, agua potable y luz, procurando cortar<br />

estos servicios.<br />

Clotario Blest recordaba años después: "A cualquier parte que entraran los militares, la<br />

gente se iba. Entraban al teatro y la gente se salía; se subían a un tranvía, se bajaba la gente (...)<br />

Cuando cayó Ibáñez, los carabineros estuvieron escondidos un mes".<br />

Estas tentativas de defensa del gobierno de Ibáñez fracasaron. El tirano fue derrocado el 26<br />

de Julio de 1931 por un frente político masivo pero heterogéneo. Este frente único contra la<br />

dictadura, compuesto por la mayoría de las fracciones burguesas, capas medias y sectores obreros,<br />

pronto entrará en crisis, abriendo un período de inestabilidad en el cual los militares volverán a<br />

intervenir activamente en la vida política nacional.<br />

Capítulo XV<br />

<strong>LA</strong> REPUBLICA SOCIALISTA<br />

Este fenómeno político chileno formó parte de un cilo revolucionario que conmovió a<br />

nuestra América, entre 1920 y 1933, con contenidos programáticos y métodos de acción muy<br />

variados. En algunas naciones adquirió un carácter antiimperialista, en otras reformista de avanzada<br />

y en ciertos países la lucha alcanzó un nivel anticapitalista. También fueron diferentes las fuerzas<br />

sociales que se movilizaron.<br />

En México se produjo la primera gran revolución campesina del siglo XX. En Nicaragua<br />

(1927-1933) y El <strong>Salvador</strong> (1932) el movimiento antiimperialista se apoyó en el campesinado,<br />

aunque en el caso de El <strong>Salvador</strong> hubo conducción marxista (Farabundo Martí) que le dió un<br />

carácter también anticapitalista al combate. En Brasil (1924-1926) y Ecuador (1925) la conducción<br />

política nacionalista estuvo en manos de la joven generación militar.<br />

Otras expresiones de este proceso de regionalización de la revolución en la zona<br />

centroamericana y caribeña fueron la resistencia popular a las invasiones norteamericanas en Haití<br />

(1915-1934) y República Dominicana (1916-1929), además de la lucha del pueblo venezolano<br />

151


contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, especialmente en 1928, y la huelga de las bananeras de<br />

Colombia, narrada magistralmente por García Márquez en "Cien años de Soledad".<br />

La culminación de ese proceso de regionalización del combate nacional-antiimperialista fue<br />

la revolución cubana de 1933, encabezada por Antonio Guiteras. Pues bien, en ese contexto<br />

latinoamericano se dio la "República Socialista" de Chile, que fue precedida de ciertos sucesos<br />

importantes de analizar para entender la coyuntura que condujo al golpe del 4 de junio de 1932.<br />

El efímero gobierno de Montero<br />

La caída de Ibañez abrió un período de crisis de conducción política burguesa, que no pudo<br />

superar la Junta Cívica presidida por Juan Esteban Montero.<br />

Según un testigo de la época, Domingo Melfi, los partidos "traían de nuevo los mismos y<br />

viejos rencores de asamblea y las mismas ambiciones de predominio. El candor político consistió<br />

en creer que una vez derribada la dictadura se disiparía con ella el ambiente malsano. Pero la<br />

dictadura había creado castas sumisas de derrochadores, adheridas al presupuesto, que no podrían<br />

conformarse ya nunca con la existencia de relegamiento, a que las iba a condenar el civilismo<br />

triunfante [...] El hombre de la calle había llegado a la comprensión más audaz, comprendiendo que<br />

él no había sido más que el juguete de una merienda en la que los políticos se mordían y se<br />

desgarraban por el presupuesto y la ambición de mando. No se molestaba a los que habían<br />

delinquido y se hacia tabla rasa de los honestos y de los infelices que carecían de santos en la corte<br />

(...) Entre tanto, los instrumentos de la dictadura funcionando en pleno régimen constitucional.<br />

Seguía en funcionamiento un congreso hecho en parte ex profeso por el dictador, para que sirviera<br />

en su parodia democrática; seguía en funciones el poder judicial que se había humillado ante la<br />

omnipotencia de la fuerza. La opinión había dado en tierra con el Ejecutivo. Pero la dictadura no<br />

era sólo el Ejecutivo (...) Un militarismo que gobierna siete años no emplea su fuerza para rectificar<br />

únicamente. Se erige en árbitro. El hecho es que la táctica civil de 1931 falló en esto del<br />

militarismo (...) Desde el momento en que comienza a contemporizar con los vencidos en aquellos<br />

aspectos más burdos y más visibles o con las ideologías en falencia, se desvía hacia la liquidación y<br />

el fracaso. Se disuelve lo que en Chile se denomina "la majamama", o sea, en una gelatina de<br />

componendas (...) La generación nueva había visto en ocho años un cuadro siniestro de<br />

claudicaciones y de verguenzas. Había perdido la fe y volvía la espalda a un pasado que no supo<br />

dar vida a hombres fuertes, con mentalidades capaces de sobreponerse a la prueba de tantas<br />

humillaciones" 451 .<br />

La Rebelión de la Marina<br />

Las repercusiones de la crisis mundial de 1929-30, entre ellas doscientos mil cesantes y<br />

miles de "ollas comunes", agudizaron las fricciones interburguesas, alcanzando las filas de las<br />

Fuerzas Armadas. En septiembre de 1931 estalló la rebelión de la Marina. El vicepresidente<br />

Manuel Trucco, que había reemplazado a Juan Esteban Montero, pretendió adoptar medidas anticrisis<br />

reduciendo en un 30% los sueldos del sector público y en un 10% los de las Fuerzas Armadas.<br />

Los de la Marina, especialmente los suboficiales, manifestaron públicamente su protesta.<br />

El 1º de septiembre se inició la rebelión de 5.000 marineros. Los tripulantes del acorazado<br />

Almirante Latorre, surto en la bahía de Coquimbo, se sublevaron tomando prisioneros a los<br />

oficiales. A las pocas horas, la marinería de Talcahuano, donde estaba la mayor parte de la<br />

escuadra, se plegó al movimiento. El suboficial Ernesto González Brión, dirigente de la rebelión,<br />

hizo saber al gobierno que la marinería daba un plazo de 48 horas para la derogación del decreto<br />

que rebajaba los sueldos. Asimismo, exigía la aplicación de un empréstito forzoso a la burguesía y<br />

la expansión de las obras públicas para absorber la cesantía. El comando de la marinería, a pesar de<br />

declararse expresamente no comunista, solicitó el apoyo de las organizaciones obreras. Sectores de<br />

las Fuerzas Armadas y Carabineros empezaron también a rebelarse: "Acababa de saber que se había<br />

levantado una comisaría en Valparaíso y que en el Regimiento Maipo se estaba corriendo una lista<br />

encabezada por un cabo de la Marina de adhesión a la revuelta. Lo grave era que esto se hacia con<br />

152


conocimiento de algunos oficiales" 452 escribía un miembro del gobierno de Trucco, el Ministro de<br />

Educación de entonces.<br />

Asimismo, constató una nueva insubordinación, como la del Regimiento. "Maipo" de<br />

Valparaíso, el 5 de septiembre, que obligó al gobierno a enviar tropas de la Escuela de Infantería de<br />

San Benardo, al mando del general Pedro Lagos; los rebeldes se rindieron el día 7, "después de un<br />

tiroteo en el que murió el soldado del Maipo, Reinaldo Quintana. Lo del Maipo fue tan serio y<br />

mostró tanta debilidad por parte de su comandante, de sus Oficiales y suboficiales que fueron<br />

separados de sus cargos 453 .<br />

Tres días antes se había rebelado la base Naval de Quintero, decidiendo un grupo remitir<br />

"un cable de adhesión a los rebeldes de Coquimbo. Estos pidieron de inmediato que les enviaran<br />

aviones, porque sabían que serian atacados por la aviación del Ejército. A cambio de esto, les<br />

prometieron que el destructor Sargento Aldea zarparía de inmediato para Quintero (...) Los oficiales<br />

quedaron entonces en el casino de suboficiales en calidad de rehenes (...) leyeron (los insurrectos)<br />

un telegrama del comando rebelde del Latorre ordenando la destrucción de la base y la inutilización<br />

del material de vuelo, lo que realizaron parcialmente" 454 . Finalmente, esta rebelión fue sofocada por<br />

el Regimiento Coraceros de Viña del Mar, el día 6 de septiembre, dos días antes de que se rindieran<br />

los marinos en Talcahuano.<br />

Estos sucesos demuestran que la rebelión no se limitó solamente a la Marina sino que<br />

también se extendió a sectores del Ejército y de Carabineros, algunos de ellos quizás involucrados<br />

desde ante otros por adherir o plegarse a la marina, que se atrevió a luchar por la misma<br />

reivindicación que ellos sentían: impedir la rebaja de sueldos. En todo caso, estos hechos<br />

demuestran que continuaba la fractura al interior de las Fuerzas Armadas.<br />

El 5 de septiembre, después de haber detenido a todos los oficiales, emitieron un segundo<br />

comunicado, redactado por el cabo Manuel Astica Fuentes y el marinero Augusto Zagal Anabalón,<br />

del Almirante Latorre, en el que reafirmaban los puntos anteriores y exigían la suspensión de la<br />

deuda externa, la subdivisión de las tierras y la entrega por parte de los millonarios de fondos al<br />

Gobiemo, "para que éste organice industrias y proporcione trabajo a los obreros", además de gravar<br />

con "un mayor impuesto a los terrenos no cultivados en proporción al número de hectáreas.<br />

Terminaban precisando las reivindicaciones para los marineros" 455 .<br />

El Ministro de Hacienda, Arturo Prat Carvajal, responsabilizó al cabo Astica de ser el autor<br />

de la rebelión: "peligroso sujeto, jefe del Estado Mayor del Latorre" 456 . Al mismo tiempo, designó<br />

como mediador al estudiante Bernardo Leighton, entonces miembro de la Juventud Conservadora,<br />

quien cuenta que al subir al Latorre se encontró con Astica: "yo lo conozco y sé cuales son sus<br />

aptitudes. Actuó durante muchos años con obreros católicos" 457 .<br />

Los dirigentes de la rebelión emitieron un nuevo comunicado el 4 de septiembre en el cual<br />

ratificaron la unidad de la Marina y "el apoyo de las fuerzas obreras de tierra" 458 . Ante la amenaza<br />

de ataque aéreo, enviaron una nota pública al Gobierno, que a la letra decía : "Declaramos ante la<br />

conciencia del país que en estos momentos las tripulaciones, al ver la actitud antipatriótica del<br />

Gobierno y al considerar que, el único remedio para la situación es el cambio de régimen social,<br />

hemos decidido unirnos a las aspiraciones del pueblo; zarpa junto con nosotros una comisón de<br />

obreros que representa el sentir del proletariado de la Nación, de la Federación Obrera de Chile y<br />

del Partido Comunista. La lucha civil a que nos ha inducido el Gobierno se transforma, en este<br />

momento, en una Revolución Social" 459 .<br />

Ese mismo día 5 de septiembre se producía en Talcahuano un enfrentamiento entre el<br />

Ejército y la Marinería, que se había sublevado dos días antes al mando del suboficial Orlando<br />

Robles Osses, del buque Araucano. En la Base Naval de Talcahuano adhirieron a la rebelión el<br />

crucero Blanco Encalada y los submarinos Quidora, Fresia, Guacolda, Thompson, Simpson y<br />

O'Brien, además de los buques Orompello, Elicura, Janequeo, Sibbad y Chacabuco. De inmediato<br />

zarparon rumbo a Coquimbo, donde se unieron a los destroyers O'Higgins, Serrano, Orella,<br />

153


Riquelme, Hyatt, Videla y Linch. Allí fueron bombardeados y ametrallados en varias oportunidades<br />

por aviones.<br />

Pronto surgieron desavenencias entre la flota del norte y la del sur, expresadas en las<br />

criticas de esta última a las vacilaciones de Ernesto González. El 7 de septiembre, el Latorre<br />

decidió negociar con el Gobierno, mientras desertaban los destroyers de la zona norte. Un testigo,<br />

activo participante de la rebelion, marinero del "Araucano", José M.Cerda, anotaba: "Robles nos<br />

arengó diciendo que la escuadra sur había sido objeto de la más grande y vil traición" 460 . El 8 de<br />

septiembre, la flota del sur regresó a Talcahuano, donde se rindió ante los ataques del Ejército.<br />

Murieron 20 marineros y otros 51 fueron condenados a penas que fluctuaron, de 61 días a 20 años,<br />

hasta inclusive penas de muerte.<br />

Varios factores se conjugaron para el fracaso de esta rebelión, que puede calificarse como<br />

el movimiento más importante de la suboficialidad y tropa en la historia de la marinería chilena. El<br />

levantamiento tuvo al comienzo un carácter economicista: impedir la rebaja de los sueldos. Pero a<br />

medida que se agudizaba el enfrentamiento, las demandas adquirieron un tono político. Los<br />

marineros empezaron a confraternizar con los obreros. Sin embargo, el comando de la rebelión no<br />

pudo o no quiso concretar ningún acuerdo con las organizaciones obreras más importantes, como la<br />

FOCH y la YWW. Este error fundamental de los insurrectos condujo al aislamiento y la pronta<br />

derrota. A su vez, los dirigentes del movimiento obrero no supieron aquilatar la importancia de la<br />

rebelión de la Marina. Salvo algunos gremios de Santiago y Valparaíso, como los de la<br />

construcción, choferes de la locomoción colectiva, profesores y gráficos, que llamaron a huelga<br />

general, la mayoría de los dirigentes se mantuvo a la expectativa, desperdiciando una coyuntura<br />

excepcional para agudizar el proceso de cambio social.<br />

La Pascua Trágica<br />

A finesde 1931, en la noche de Pascua, militantes de la FOCH y del PC planearon el asalto<br />

a los cuarteles de Vallenar y Copiapó. Fueron sorprendidos y masacrados, luego de un tiroteo de<br />

tres horas. Esta acción, conocida con el nombre de "Pascua Trágica", tuvo un carácter "putchista",<br />

sin apoyo del movimiento popular, aunque es preciso señalar que se dio en un contexto de<br />

agudización de la lucha de clases en el país.<br />

El grupo conspirativo había sido infiltrado por el capitán de carabineros Guillermo Villouta,<br />

comisario de Copiapó, invitado a reuniones secretas por el dirigente del PC, Pedro Meneses. De<br />

ahí, que cuando éste asaltó, con 30 civiles armados el Regimiento Esmeralda de Copiapó, los<br />

militares estaban preparados para rechazarlo. El grupo revolucionario, que tuvo seis bajas, se retiró<br />

hacia Vallenar, donde fue sorprendido por Carabineros y conducido "a un terreno solitario donde se<br />

asesinó a mansalva, sin forma alguna de juicio bajo el cargo de ser comunistas". En total, murieron<br />

treinta y siete personas.<br />

Retorno de Montero<br />

La burguesía trató de remontar la crisis eligiendo presidente a Juan Esteban Montero, quien<br />

en las elecciones del 4 de octubre de 1931 obtuvo 184.000 votos contra 101.200 de Alessandri,<br />

2.454 de Elias Lafferte y 1.263 de Manuel Hidalgo. El nuevo gobierno fue incapaz de detener la<br />

devaluación monetaria y de dar empleo a los miles de cesantes. Las reservas del Banco Central que<br />

en 1925 eran de 500 millones de pesos oro descendieron a 200 millones. La deuda pública subió de<br />

1.300 millones de pesos a 4.500 millones, como resultado de las repercusiones de la crisis mundial<br />

de 1929.<br />

La República Socialista<br />

El 4 de junio de 1932, Montero era derribado por un golpe de Estado, encabezado por un<br />

sector nacionalista de avanzada de las Fuerzas Armadas y un grupo de civiles de orientación<br />

socialista. Se formó una Junta de Gobierno integrada por Eugenio Matte Hurtado, Carlos Dávila y<br />

154


el general Arturo Puga. Su principal apoyo militar provenía del director de la Escuela de Aviación,<br />

Marmaduque Grove.<br />

Este gobierno -mal llamado "República Socialista" porque en rigor no fue socialistalevantó<br />

un programa antioliárquico y antiimperialista. La desembozada entrega de las riquezas<br />

mineras había provocado una reacción nacionalista de importantes capas medias y proletarias,<br />

generando el primer movimiento antiimperialista de masas en la historia de Chile.<br />

Esta posición de la Junta se hizo manifiesta en el Programa de Acción Económica publicado<br />

el 5 de junio: "todo ha sido sistemáticamente entregado al extranjero. A consecuencia de esta<br />

política, la administración de crédito, el ejercicio del comercio interno y externo y el control de los<br />

salarios y del mercado de los brazos, han escapado de nuestras manos (...) Por su parte, las casas<br />

comerciales extranjeras han llegado a monopolizar nuestro comercio interno mayorista y el<br />

comercio externo de importación y exportacion. Finallmente empresas extranjeras tienen en su<br />

poder toda la industria pesada de producción de materias primas y una gran parte de servicios<br />

públicos".<br />

Medidas<br />

Para luchar contra este proceso de semicolonización del país, la Junta proponía la<br />

expropiación de los depósitos de moneda extranjera, liquidación o reorganización de la COSACH,<br />

monopolio por el Estado del comercio exterior, celebración de tratados indoamericanos,<br />

reconocimiento del gobierno de la Unión Sovietica y revisión de los contratos con compañías<br />

extranjeras.<br />

Se plantearon, asimismo, una serie de medidas antioligárquicas, como la modificación del<br />

sistema tributario y el impuesto extraordinario y progresivo a las fortunas superiores a un millón de<br />

pesos. El programa terminaba alertando a los trabajadores: "Os recordamos que no os durmáis sobre<br />

los laureles de la jornada, que no hay que olvidar jamás que los que hasta el 4 de junio mos<br />

manejaron transigiendo con el clero, respetando la oligarquía, aceptando la preponderancia del<br />

capitalismo internacional, preparan entre tinieblas una última revancha" 461 . La Junta intentó remover<br />

los miembros del Poder Judicial, que actuaban en función de la "oligarquía emitiendo el 11 de junio<br />

el siguiente decreto:"se procederá a la indispensable depuración de todos sus elementos".<br />

El nuevo gobierno indultó a los marineros condenados a raíz de la rebelión de 1931.<br />

También tuvo amplio respaldo el decreto que ordenaba a la Caja de Crédito Popular devolver los<br />

artículos –como máquinas de coser, prendas de vestir, herramientas, etc., que se habían visto<br />

obligados a empeñar los sectores más empobrecidos.<br />

La Junta trató, asimismo, de ganar el apoyo de sectores de la pequeña burguesía al decretar<br />

la moratoria de las deudas. El diario El Sur señalaba que "la Asociación General del Comercio e<br />

Industrial de Chile, ha dirigido una conceptuosa nota al gobierno, en la cual agradece la moriatoria<br />

concedida a los comerciantes minoristas y retira su gratitud a la Junta de gobierno, por el real<br />

interés con que estudió una solución de justicia a las peticiones que se le han formulando para<br />

salvar a centenares de comerciantes e industriales que estaban a las puertas de la ruina 462 . También<br />

se acordó suspender los lanzamientos de los que pagaban arriendo inferior a doscientos pesos,<br />

inquisición de alimentos para el pueblo, echar las bases de un organismo estatal de comercialización,<br />

supresión de repuestos a ciertos insumos importados por la industria y reintegro de los<br />

profesores exonerados.<br />

El Banco Central fue transformado el 8 de junio en Banco del Estado. Se dictaron nuevas<br />

normas para los bancos particulares, restringiéndose a un 20% del depósito total o a 3.000 pesos<br />

como máximo la cantidad de dinero a retirar. El 9 de junio se emitió un importante decreto para<br />

impedir la especulación con moneda extranjeras "Con el objeto de evitar injustas ganancias a<br />

aquellas personas que con perjuicio de la economía nacional convirtieron sus depósitos a moneda<br />

extranjera debilitando la posición del Banco Central y provocando la desvalorización de la moneda,<br />

155


la Junta de gobierno decretó: Primero declárense propiedad del Estado los créditos y depósitos en<br />

moneda extranjera que adeudan al público los bancos nacionales y extranjeros. Segundo: los<br />

bancos comerciales, nacionales y extranjeros traspasarán a la orden del fisco los depósitos en<br />

moneda extranjera que adeudan al público, y acreditarán a éste las sumas equivalentes al cambio del<br />

día 3 de junio del presente año. Tercero: el fisco acreditará en la Caja Nacional de Ahorros a favor<br />

de los bancos particulares, las sumas en moneda corriente a que se refiere el articulo anterior". Ante<br />

la resistencia de los banqueros a cumplir esta disposición, el gobierno ordenó requisar "la totalidad<br />

de moneda extranjera, billetes y letras que se encontrara en la bolsa comercial, más conocida bajo el<br />

nombre de bolsa negra" 463 .<br />

Algunos banqueros fueron detenidos por realizar operaciones fraudulentas. El diario El Sur<br />

apuntaba: "debido a que habían traspasado ilegalmente sus cuentas en moneda extranjera al<br />

National City Bank, por más de cien millones de pesos chilenos, el presidente del Banco de Chile,<br />

señor Pedro Torres, y algunos consejeros, entre ellos el ex canciller Carlos Balmaceda, fueron<br />

detenidos hoy" 464 .<br />

Otra importante medida contra los grandes financistas y especuladores fue la requisión de<br />

oro. El gobierno ordenó el allanamiento de los negocios donde se realizaban operaciones particulares<br />

de compra de oro, facultad exclusiva del Banco Central. El Sur señalaba que "más de dos<br />

millones de pesos en oro ha requisado hasta ayer el gobierno. Esta determinación ha sido muy<br />

aplaudida, pues irritaba la odiosa especulación de los acaparadores de este metal y los abusos que<br />

cometían para adquirirlos" 465 .<br />

En relación a la cuestión agraria, la Junta alcanzó, en su corta gestión de 12 días, a formular<br />

algunos planes a favor de los campesinos: "El ministro de tierras, don Carlos Alberto Martinez, ha<br />

declarado que está dispuesto a tomar las medidas encaminadas a llevar a la práctica, en el menor<br />

tiempo posible, las ideas que el gobierno sustenta en materia de colonización. Se trata -ha dicho- de<br />

dar a cada colono garantías de títulos de dominio, esto es, que cada cual trabaje tierra propia, y sin<br />

necesidad de responder nada más del trabajo sociolizado, que también se implantaron. Los predios<br />

no se dividirán en tantas partes como familias están a cargo del terreno total. Así, por ejemplo, si<br />

hay cincuenta familias a cargo de la explotación comercial de un fundo no se demarcarán fajas de<br />

terrenos que correspondan a cada cual, sino que se dividirá el trabajo entre aquéllas, así como los<br />

beneficios" 466 .<br />

Reacción de Estados Unidos e Inglaterra<br />

El imperialismo, tanto el norteamericano como el europeo, dilataron el reconocimiento del<br />

nuevo gobierno de Chile. Sabían que la dinámica del proceso revolucionario podía conducir a la<br />

adopción de medidas concretas en contra de sus empresas e inversiones de capital. El New York<br />

Times comentaba el 11 de junio: "Despierta enorme interés en círculos financieros de Nueva York<br />

la suerte que puede correr la industria del salitre chileno frente al programa de la Junta de Gobierno<br />

de Chile sobre la COSACH. Las priemras informaciones causaron alarma entre los interesados en<br />

los negocios de Guggenheim" 467 .Otro despacho de Washington señalaba: "El Departamento de<br />

Estado ha hecho saber que algunos financistas de Nueva York con intereses en Chile, se han<br />

aproximado al Departamento, personalmente y por teléfono, expresando sus aprensiones sobre los<br />

sucesos en Chile. Los funcionarios no se encuentran inclinados a comentar el ausnto. Sin embargo,<br />

el subsecretario de Estado, Mr. Castle, ha dicho que al posesionarse de los depósitos de los<br />

extranjeros en los bancos establecidos en Chile, el gobierno de ese país será objeto de protestas por<br />

tratarse de un hecho que significa el no cumplimiento de las obligaciones internacionales. Respecto<br />

al reconocimiento del nuevo gobierno, dijo que la única indicación definida es que Stevenson no<br />

parece tomar prisa en adoptar esta resolución" 468 .<br />

Para no perder sus dépositos en el Banco Central, los banqueros norteamericanos se<br />

coaligaron con sus colegas ingleses con el fin de torpedear los planes de la Junta Chilena. "Los<br />

Estados Unidos -dice Paul Drake- suspendieron el reconocimiento al gobierno y retuvieron los<br />

envíos de petróleo. El Embajador advirtió a la República Socialista que los bancos norteamericanos<br />

no pagarían las letras de cambio del Banco Central de Chile y que el comercio chileno podría ser<br />

156


entorpecido por la suspensión del crédito internacional. Los británicos fueron aún más allá al enviar<br />

un navió de guerra a las cercanas aguas peruanas para advertir a Chile contra cualquier asalto a sus<br />

dineros o propiedades. Enfrentando el gobierno a esta amenaza externa y a la negativa de los bancos<br />

extranjeros de respetar los retiros, éste archivó su reforma bancaria" 469 . EE.UU envió 2 barcos de<br />

guerra el 14 de junio.<br />

El imperialismo inglés adoptó una actitud similar contra la Junta chilena: "Se ha sabido que<br />

el encargado de negocios británicos en Santiago ha protestado por la acción del gobierno de este<br />

país respecto de los depósitos bancarios en moneda extranjera, aunque Gran Bretaña aún no ha<br />

reconocido al nuevo régimen" 470 . Otra información proveniente de Londres señalaba: "En respuesta<br />

a preguntas que le hicieron en la Cámara de los Comunes, Mr. Eden anunció que Gran Bretaña no<br />

había entrado en relaciones con el nuevo gobierno chileno. El encargado de negocios de su<br />

Majestad ve con la mayor seriedad sus medidas confiscadoras, las que si son llevadas a la realidad<br />

constituirían un fuerte apoyo a la demanda de amplias compensaciones para los intereses británicos<br />

afectados. En situaciones similares se ha protegido la vida y la propiedad británica; el encargado de<br />

negocios de su Majestad ha recibido la seguridad de que se tomarían medidas de protección<br />

adecuadas para los súbditos británicos" 471 . En el fondo, esta declaración era un llamado a intervenir<br />

en los asuntos chilenos.<br />

La burguesía y el imperialismo sabían que sus intereses estaban amenazados no tanto por<br />

las declaraciones de la Junta sino por el proceso de ascenso de las luchas populares. Un escritor de<br />

la época, Alberto Cabero 472 , comentaba que esta rebelión "puso de carne de gallina la epidermis<br />

capitalista, banqueros, comerciantes y de todo el que tenia algo que perder. Durante los doce días<br />

que duró la llamada "República Socialista" se vivió un periodo prerevolucionario, caracterizado por<br />

el surgimiento de embriones de poder popular que reclamaban armas a la Junta. Los sectores más<br />

combativos del proletariado ocuparon los lugares de trabajo, creando Consejos o Comités<br />

Revolucionarios 473 .<br />

Posición de la Izquierda.<br />

La junta fue apoyada por el P. Socialista Marxista (PSM), formado mayoritariamente por<br />

ex-miembros de la Unión Republicana de Asalariados de Chile, como el abogado Jorge Neut<br />

Latour. También respaldó al gobierno la Acción Revolucionaria Socialista (ARS), fundada a<br />

principios de 1932 por Eugenio González y Oscar Schnake, quienes fueron nombrados ministros de<br />

Educación y de Gobierno, respectivamente. Curiosamente, la Junta contó con la simpatía de la<br />

multimillonaria Adriana Cousiño.<br />

El P. Comunista estimaba que la Junta constituía un freno a la revolución agraria y<br />

antiimperialista, llegando a caracterizarla de "socialfascista", siguiendo la consigna stalinista de la<br />

época, ya aplicada contra la social democracia en Alemania, facilitando el ascenso de Hitler al<br />

poder. Llamaba a formar en Chile "Soviets de Obreros, campesinos, soldados, marineros,<br />

carabineros e indios". Publicó un folleto firmado con el pseudónimo de Juan Siqueiros bajo el<br />

titulo: "El Grovismo, principal obstáculo para la revolución obrera y campesina". En un apretado<br />

balance, un testigo de la época, Enrique Sepúlveda, dirigente de la FECH, manifestaba: "'La política<br />

sectaria del P.C. que combatió al gobierno del 4 de junio, que se saltó torpemente las consignas<br />

nacionales y democráticas para constituir soviets ficticios de obreros, campesinos, soldados y<br />

marineros no allegó fuego a la oleada popular y contribuyó, más bien, a la división de los trabajadores.<br />

Tampoco la Izquierda Comunista tenia fuerzas suficientes, pese a su apoyo critico a<br />

Grove, para arrastrar a las masas" 474 .<br />

La Izquierda Comunista, organización pro-trotskista escindida del P.C en 1930, trató de<br />

expresar las aspiraciones de los sectores de vanguardia a través del siguiente programa: "1. La Junta<br />

Revolucionaria debe armar a la Guardia Revolucionaria. 2. La Junta Revolucionaria debe<br />

procederde inmediato al desarme efectivo de las guardias blancas, cívicas reservistas y bomberos. 3.<br />

La formación de Comités de Obreros y Campesinos, de obreros de fábricas, de minas, salitreras,<br />

transporte, y de su reconocimiento para el control de la producción y su reparto. 4. Entrega del<br />

control de las fuerzas a las clases, lo que se ejecutará por medio de asambleas de soldados y<br />

157


marineros. 5. Entrega de las Municipalidades a los trabajadores y municipalización de las viviendas<br />

con el control de cesantes sobre su alimentación y aprovisionamiento. 6. Socialización de los<br />

medios de producción, expropiándolos sin indemnización, y entrega de la tierra a quienes la<br />

trabajan" 475 .<br />

La Junta no solamente rechazó este planteamiento sino que hizo declaraciones<br />

anticomunistas. "seria infantil suponer -decía Grove- que después de todas las decepciones sufridas<br />

en el régimen anterior, fuésemos a tener contemplaciones con los comunistas que aspiran a destruir<br />

todo lo que existe (...) Estamos resueltos a proceder con mano dura contra los comunistas" 476 .<br />

En otra declaración se insistía en que "el gobierno no ha tenido ni tiene vinculación alguna<br />

con el comunismo militante. Los miembros del actual gobierno abrazaron la causa de la<br />

Revolución, precisamente, para evitar la dictadura comunista, a la que nos conducía finalmente el<br />

régimen capitalista. 477 Esta posición de la Junta minaba la unidad del movimiento antiimperialista<br />

en los precisos momentos en que la oligarquía preparaba el golpe de Esatdo.<br />

Un testigo de los hechos, el teniente Carlos Charlin 478 , relata que "en la sesión del Consejo<br />

de Estado del 14 de junio se discutió con inusitado acaloramiento si convendría o no crear milicias<br />

populares, entregándoles armamento y municiones a determinados sindicatos obreros en cuya<br />

lealtad el Gobierno tenia absoluta confianza.Y ahí se produjo algo paradógico. Mientras Eugenio<br />

Matte Hurtado y los ministros de su confianza eran fervientes defensores de esta medida, fue el<br />

Ministro de defensa, coronel Marmaduke Grove, el que se opuso tenazmente a una resolución de<br />

esa naturaleza.<br />

Los trabajadores respaldaron no sólo la lucha antiimperialista sino que también exigían la<br />

expropiación de las empresas y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. En un comicio,<br />

organizado por los obreros de Tomé, se adoptaron las siguientes resoluciones: " 1) Significar su más<br />

franca y decidida cooperación a la organización y afianzamiento del régimen socialista patrocinado<br />

por la Revolución del 4 de junio. 2) Que se opondrá con resuelta energía a todo intento de reacción<br />

oligárquica con todos los medios conducentes a ese fin. 3) Se luchará con entusiasmo y decisión<br />

para que se realice integralmente el programa de la Junta de Gobierno evitando por todos los<br />

medios a su alcance que se desvíen las finalidades de la revolución. 4) Solicitar que dentro de un<br />

plazo posible se constituya regularmente el Gobierno Socialista de la República, previa<br />

convocatoria a una Asamblea Constituyente a base funcional. 5) Declarar que no aceptan la<br />

intervención de las Fuerzas Armadas en el gobierno, las que deberán volver al desempeño de sus<br />

funciones profesionales una vez constituido el gobierno civil. 6) Pedir la inmediata socialización de<br />

las industrias que elaboran artículos de primera necesidad" 479 .<br />

Embriones de Poder Popular.<br />

Los sindicatos y asociaciones, populares se agruparon en nuevos organismos denominados<br />

Comités Revolucionarios, Frente Unico Proletario y Alianza Revolucionaria. Esta última, con<br />

filiales en las regiones más importantes del país, planteó la rebaja del 50 % de los alquileres, la<br />

socialización de la energía eléctrica, el control de la subsistencia y la selección y reducción de las<br />

Fuerzas Armadas. En Concepción se formó el 13 de.junio un "Consejo Revolucionario" integrado<br />

por la FOCH, el grupo universitario "Avance", el Partido Comunista y las Federaciones de<br />

maestros, empleados y ferroviarios. Como expresión de la conciencia socialista emergente, el<br />

Sindicato Profesional de Molineros de Santiago se dirigió a la Junta de Gobierno pidiendo "la<br />

socialización inmediata de la industria molinera que el Estado socialista debe tener en sus manos<br />

por ser el primer alimento del pueblo".<br />

Ante las medidas de boicot promovidas por la burguesía para sabotear el proceso<br />

revolucionario, los organismos populares resolvieron exigir "la socialización de toda la industria<br />

que se encuentre en receso o que pretenda paralizar las actividades". El Ministro del Interior<br />

Rolando Merino, manifestaba el 12 de junio: "Se ha podido observar trastornos irregulares en las<br />

ventas y repartos de artículos alimenticios de primera necesidad, una disminución dolosa en su<br />

158


fabricación y especulación en la venta de mercaderías (...). Se insinúa la conveniencia de crear y<br />

organizar una oficina contra el sabotaje" 480 .Esta denuncia oficial muestra claramente que la<br />

burguesía organizó de inmediato el sabotaje económico contra el gobierno, recurriendo al boicot, a<br />

la especulación en moneda extranjera y al mercado negro. El sabotaje económico patronal fue<br />

creando las condiciones para el golpe de Estado, táctica empleada 49 años más tarde.<br />

Algunos sectores profesionales entraron en el proceso de radicalización política, ligándose a<br />

las luchas de los trabajadores. Aunque los profesionales de izquierda eran minoria en sus<br />

respectivas agrupaciones gremiales, fueron capaces de organizar comités revolucionarios de médicos,<br />

dentistas, ingenieros y abogados. El Comité Revolucionario de Ingenieros difundió<br />

profusamente una declaración en la que manifestaba: "La conmoción política recientemente<br />

ocurrida determinó cambios fundamentales. Se abandonaron las doctrinas clásicas del<br />

individualismo feroz que nos consumía y la conciencia ciudadana abrió ancho piso a la concepción<br />

socialista (...). Hemos creado las bases de una formidable herramienta de trabajo: la Corporación de<br />

Ingenieros y Técnicos Socialistas de Chile. Acerca de la doctrina socialista en que se sustenta el<br />

nuevo gobierno aplaude sin reservas su programa de acción inmediata. Consciente de su misión<br />

vigilará la obra para ayudarla en su marcha incontenible, para condenar todo desvío. El comité<br />

Revolucionario de Ingenieros" 481 .<br />

La Reforma Universitaria.<br />

El movimiento estudiantil, recuperado del profundo retroceso sufrido bajo la dictadura de<br />

Ibáñez, trató de ligar las luchas universitarias con el proceso revolucionario que vivía el país. El<br />

estudiantado había ganado mucho prestigio por su participación en las manifestaciones que<br />

culminaron con la caída de la dictadura Ibañista. Con esa fuerza exigieron que se eligiera Ministro<br />

de Educación de una terna compuesta por Carlos Vicuña Fuentes, Pedro León Ugalde y Pedro<br />

Godoy. Al mismo tiempo nombraron una Comisión mixta de profesores y estudiantes, entre los<br />

cuales estaba Julio Barrenechea, Enrique Sepúlveda y Magallanes Diaz Triviño, que elaboró un<br />

programa de Reforma Universitaria, aprobado en sus lineas generales durante los días de la<br />

"República Socialista: autonomía docente, administrativa y económica de la Universidad,<br />

incluyendo la inviolabilidad territorial de los recintos universitarios, estando prohibido ocuparlos<br />

por las Fuerzas Armadas; contribuir a la creación y mantenimiento de universidades para obreros:<br />

"dilucidar los problemas económicos, sociales, políticos y morales y colaborar en el conocimiento,<br />

utilización y desarrollo de la riqueza social".<br />

Asimismo, se planteó el problema de la generación del poder en la universidad: "La<br />

autoridad máxima seria el Consejo Superior de Profesores, alumnos y egresados, elegidos por cada<br />

estamento, en proporción de 4, 2 y 1. El Consejo Superior elige a su vez, el 16 de junio de 1932,<br />

autoridades universitarios, incluyendo el Rector, desechando el procedimiento de presentación de<br />

ternas al gobierno. Los estudiantes proponen además un sofisticado plan de financiamiento<br />

universitario, con el fin de eliminar los aranceles de matricula, que se consigue a través de<br />

impuestos directos e indirectos a la riquezas 482 . Fue ampliamente agitada la consigna de libre<br />

asistencia a clases, control del rendimiento de los profesores por los alumnos y, sobre todo, la<br />

alianza obrero-estudiantil para relacionar el proceso de reforma universitaria con las luchas del<br />

movimiento obrero.<br />

A la cabeza de esta dinámica estudiantil estuvo el grupo "Avance", constituido por<br />

adherentes de la Izquierda Comunista, de los diversos grupos socialistas y del PC, que en 1932<br />

ganaron la presidencia de la FECH con Roberto Alvarado. En dicho grupo se destacaron varias<br />

mujeres, entre ellas Haydée Alarcón enfrentando al grupo "Avance". Emergió "Renovación",<br />

encabezado por Bernardo Leighton, Manuel Garretón, Ignacio Palma, Eduardo Frei, Radomiro<br />

Tomic y Rafael Agustin Gumucio.<br />

La República Indígena.<br />

159


Durante el periodo que analizamos adquirió mayor importancia la República Indígena,<br />

proclamada el 2 de enero de 1932, en un "parlamento" o Congreso que reunió a la sociedad<br />

Caupolicán, la Asociación de Aborígenes de Quilapán, las Sociedades de Araucanos Malalche y<br />

Caique Lautaro. Allí se resolvió "la constitución de la República Indígena", recuperar sus tierras,<br />

"que el pueblo araucano se gobierne a si mismo y que su progreso y cultura sean creados por el<br />

mismo"; desechar la ley indígena dictada por "la tiranía de Ibáñez"; inmediata devolución de los<br />

terrenos usurpados y la dictación de una nueva ley consultando al pueblo mapuche; la tierra para el<br />

que trabaja; escuelas rurales en las propias comunidades, con maestros mapuches y conectar el<br />

"movimiento social indígena con el movimiento social obrero y campesino". Para llevar adelante<br />

estas proposiciones se nombró una Comisión integrada por Manuel Aburto Panguilef, Cesar Colina,<br />

J.A. Cheuque e Ignacio Huenchullán 483 .<br />

El movimiento de mujeres<br />

Participó activamente en los doce días de la República Socialista exigiendo el derecho a<br />

voto a través de sus organizaciones: la Unión Femenina de Chile, La Liga Cívica Femenina, la<br />

Asociación de Mujeres Universitarias y las estudiantes, que luego dieron origen al Comité Pro<br />

Derechos Civiles de la Mujer (1933) y al MEMCH (1935).<br />

"El Mercurio" en jaque.<br />

Influenciados por el ascenso popular, los empleados y obreros del poderoso diario El<br />

Mercurio enfrentaron por primera vez a los patrones. "Reunidos en la madrugada de hoy, el<br />

personal de talleres de El Mercurio, con la asistencia de empleados de El Mercurio y Las Ultimas<br />

Noticias, por unanimidad se aprobó el siguiente voto: Considerando la trascendencia que reviste<br />

para los destinos del país el cambio de régimen político por una organización Socialista de Estado,<br />

acuerda: 1) Declarar su adhesión y colaboración al programa de acción inmediata en que se<br />

encuentra empeñado el actual gobierno; 2) Solicitar de la dirección de la empresa un<br />

pronunciamiento sobre el advenimiento de la República Socialista; 3) Los obreros y empleados<br />

reunidos esperan compresión de la directiva de la empresa para alcanzar dentro de ella justos<br />

anhelos de socialización". Los Edwards manifiesta que trataron de contener las aspiraciones de<br />

autogestión obrera prometiendo el reparto de utilidades y el nombramiento de representantes de los<br />

trabajadores. "El señor presidente,don Agustín Edwards manifestaba informar al Directorio de la<br />

entrevista que anoche ha tenido con representante de los empleados y obreros de la Empresa, tanto<br />

de Santiago como de Valparaíso, que le expusieron su anhelo de ver ampliada la participación<br />

directa del personal de Administración superior de la Empresa y en la participación de las utilidades<br />

líquidas que ésta produjera. El señor Presidente expresó que después de un detenido cambio de<br />

ideas, se había llegado de común acuerdo a las conclusiones siguientes: 1) Aumento del número de<br />

miembros del Consejo Directivo de la Empresa de tres a cinco, de manera que a los tres directores<br />

actuales se agreguen dos: uno que representara a los obreros y otro a los empleados, procuránsose<br />

de que cada uno de estos últimos pertenezcan y representen al personal de Santiago y Valparaíso. 2)<br />

Las utilidades líquidas de las empresas se distribuirán en cada balance por mitad entre los<br />

accionistas y el personal de obreros y empleados" 484 .<br />

Hemos reproducido "in extenso" estas resoluciones porque reflejan en cierto modo el clima<br />

social y político de las jornadas de junio. El hecho de que la poderosa empresa El Mercurio no<br />

pudiera despedir a los obreros partidarios de la socialización, viéndose obligada a dar participación<br />

a los trabajadores en el Consejo Directivo, demuestra la pujanza del movimiento popular.<br />

Carlos Charlin cuenta que Edwards le manifestó a Grove: "usted sabe mejor que nadie que<br />

la dictadura (de Ibánez) prácticamente me arruinó y lo único que queda para el pan de mis hijos es<br />

la Empresa El Mercurio. Me han llegado noticias de que usted está dispuesto a socializarla. Eso<br />

seria terrible, no tendríamos que comer", Grove le contestó: "Socializar El Mercurio?" Y para qué?.<br />

Tenemos La Nación que hartos problemas nos produce con su financiamiento" 485 .<br />

Posición de los Cristianos.<br />

160


La jerarquía eclesiástica se puso, como era de esperar, en contra; de los postulados de la<br />

"República Socialista" encabezada precisamente por un masón no conciliador sino por uno decidido<br />

a transformar de raíz la sociedad chilena, Eugenio Matte Hurtado, que en ese momento era un<br />

connotado dirigente de la Masonería.<br />

Sin embargo, un sector de cristianos, entre ellos el destacado sacerdote Fernando Vives,<br />

respaldó explícitamente al nuevo gobierno, arriesgándose a las penas más severas de la Iglesia<br />

Católica. Clotario Blest narra las peripecias de esta valiente actitud de quienes fueron consecuentes<br />

con la predica del cristianismo primigenio: "Como presidente de La Liga Social fui a ofrecer mi<br />

adhesión al nuevo gobierno socialista, a Marmaduque Grove, Carlos Dávila, Eugenio Matte y Oscar<br />

Schnake, porque el programa que ellos ofrecían estaba de acuerdo con nuestros ideales sociales.<br />

Fernando Vives, vestido de civil, para que no lo reconocieran, nos acompañó hasta la puerta de La<br />

Moneda. Al señor Matte le manifestó nuestra preocupación por la posible persecución a la Iglesia<br />

Católica de la que se hablaba, pero él me dijo que eso era completamente falso y sólo rumores de<br />

grupos reaccionarios asustados porque temían perder sus privilegios. Estuve doce días en La<br />

Moneda, participando en la defensa del gobierno, junto a obreros y estudiantes. Marmaduque Grove<br />

era sano y limpio, no digo lo mismo de Dávila. Alessandri le ofreció su adhesión a Grove y<br />

después le dio una puñalada" 486 .<br />

Crisis en las Fuerzas Armadas.<br />

La situación revolucionaria repercutió en las filas de las Fuerzas Armadas, como lo<br />

testimonia un articulo del diario El Sur titulado "Por la Escuela Naval Unica con base socialista: Se<br />

ha organizado el frente único de la Armada Nacional, tropa de ejército y aviación compuesto por<br />

todos los expulsados y condenados a raíz de los acontecimientos de septiembre. Esta organización<br />

tendrá sedes en Valparaíso, Talcahuano y Santiago y tiene por finalidad la de obtener del actual<br />

gobierno la reorganización de la Marina instituyendo una escuela única de base socialista" 487 .<br />

Esta resolución socializante de la marinería era una de las formas de expresión de crisis que<br />

atravesaban las Fuerzas Armadas. El proceso de politización de los militares, agudizado desde el<br />

golpe de 1924 hasta el gobierno del general Ibáñez, alcanzó su máxima polarización en junio de<br />

1932, en que se enfrentaron los oficiales derechistas con los sectores nacionalistas y<br />

antioligárquicos encabezados por el aviador Marmaduque Grove. El imperialismo y la burguesía no<br />

estaban dispuestos a tolerar por más tiempo esta crisis en el interior de las Fuerzas Armadas, que<br />

podía reproducir en forma ampliada la rebelión de la Marina de 1931. Los generales proimperialistas,<br />

coludidos con un miembro renunciado de la Junta, Carlos Dávila, fueron los peones<br />

movidos por la burguesía para asestar el golpe contrarevolucionario del 16 de junio de 1932.<br />

Doce días había durado la "República Socialista", respaldada por un movimiento<br />

antiimperialista y antioligárquico de profundo contenido nacionalista y popular, como no se había<br />

registrado hasta entonces en Chile. La movilización obrera había desbordado los limites fijados por<br />

la dirección nacionalista pequeño burguesa, generando una situación prerrevolucionaria. Aunque el<br />

programa de la Junta era difuso porque no proponía medidas antiimperialistas concretas respecto<br />

del cobre y salitre ni una reforma agraria definida, la dinámica del proceso cuestionaba el régimen<br />

burgués. La burguesía y el imperialismo desencadenaron rápidamente el contragolpe. El gobierno<br />

de los "doce días" cayó sin combate porque no se atrevió a entregar las armas que reclamaban los<br />

trabajdores.<br />

Así se cerraba un "ciclo histórico (1920-1932) de esperanzas y desiluciones", dice Marcelo<br />

Segall en su "Biografía de la Ficha Salario", aunque todavía los militares no habían dicho su última<br />

palabra, como veremos en las próximas páginas.<br />

Medio año después, uno de los líderes indiscutidos de la "República Socialista", Eugenio<br />

Matte Hurtado, en un discurso en el Senado intentaba hacer el 25 de enero de 1933 el siguiente<br />

balance: "La pasión política y especialmente los intereses privados afectados por ese movimiento,<br />

161


mantienen una campaña destinada a desfigurar los propósitos de aquella revolución, presentándola<br />

como un cuartelazo (...) queríamos labrar la grandeza de Chile, en íntimo y Fraternal consorcio con<br />

las Repúblicas de Indoamérica (...) Se hace una confusión maliciosa de dos periodos que no solo<br />

son diferentes, sino fundamental e irreconciliablemente antagónicos: del 4 al 16 de junio con su<br />

labor orgánica y disciplinada a favor del pueblo y del país; del 17 de junio en adelante con la<br />

opresión, la matanza, la falta de rumbo y el loco despilfarro (...) De paso quiero decir que (la<br />

revolución de junio) tenia que ocurrir fatalmente en un país en que el Congreso era impopular por<br />

no haber sido elegido por voluntad nacional y en que el jefe del Ejecutivo se había hecho a su vez,<br />

impopular, y en que la Carta Fundamental es rígida como un riel y no franquea otro recurso que el<br />

estallido. Y tal estallido vino".<br />

A reglón seguido, Eugenio Matte esboza una autocrítica del gobierno de los doce días:<br />

"Desgraciadamente, en el momento de la acción hubimos de marchar unidos a elementos que no<br />

tenían esos mismos propósitos, y que, bajo fórmulas socialistas que jamás han entendido ni menos<br />

amado, ocultaban su red de mando y predominio (...) No imaginaban los trabajadores de Chile<br />

cuanto había que luchar por mantenerles integras sus pequeñas libertades. Lo acontecido desde el<br />

17 de junio adelante les hizo comprender plenamente la realidad de la situación (...) A pesar de las<br />

dificultades internas y de la apsionada resistencia capitalista, el gobierno del 4 de junio marcó un<br />

coeficiente muy alto de actividad y eficacia y es así como en doce días dio satisfacción a diversos<br />

anhelos de la opinión en general y de los trabajadores en especial".<br />

Luego de enumerar las medidas del gobierno de los doce días, que ya hemos analizado,<br />

Eugenio Matte denunciaba el contenido formal de la democracia: "Nuestra vida democrática es una<br />

farsa, la representación popular, en su forma actual, es una mentira. No otra cosa puede decirse de<br />

un país de cuatro y medio millón de habitantes en que escasamente tienen y ejercitan el derecho a<br />

sufragio 350.000 ciudadanos".<br />

Es interesante destacar la vocación indoamericana de Eugenio Matte; comienza hablando de<br />

la unidad de nuestros pueblos y termina diciendo: "tengamos la certeza de que el empuje<br />

sistemático de los trabajadores manuales e intelectuales organizados, del campo y de la ciudad, ha<br />

de redimirnos de nuestra postración y miseria y ha de labrar la grandeza futura de la República,<br />

como parte de la coordinación económica, cultural y política de Indoamérica" 488 .<br />

Esta intervención refleja claramente la influencia del contexto latinoamericano, analizado al<br />

comienzo de este capitulo, en que se dio la "República Socialista"; un proceso que abarcó desde<br />

Centroamérica hasta la zona andina y Brasil.<br />

Capítulo XVI<br />

LOS 89 DIAS <strong>DE</strong> DAVI<strong>LA</strong> Y EL PO<strong>DE</strong>R MILITAR<br />

Titulamos así este capítulo porque es común en los historiadores hablar de los "cien días de<br />

Dávila", sumando a los 89 días de su gobierno los 12 de la República Socialista.<br />

Una vez derrocada la "República Socialista" por un "Comité Provisional Revolucionario",<br />

formado por el general Agustín Moreno, jefe de la Guarnición de Santiago, el Coronel Pedro Lagos,<br />

director de la Escuela de Infantería, y el Comandante Arturo Merino Benítez, de la Aviación, se<br />

constituyó una nueva Junta de Gobierno, presidida por Carlos Dávila. Dicha Junta estaba integrada<br />

por Alberto Cabero y el miembro de la Junta anterior Pedro Nolasco Cárdenas. Se incorporaron<br />

también al gabinete expartidarios de la "República Socialista", como Arturo Puga, Luis Barriga<br />

Errázuriz y Juan Antonio Ríos en el Ministerio del Interior, Enrique Zañartu Prieto en Hacienda,<br />

Santigo Pérez en Justicia, y Carlos Soto Rengifo en Educación 489 .<br />

162


Una de las primeras medidas de Dávila fue la detención de Marmaduque Gorve y de<br />

Eugenio Matte, quienes fueron desterrados a la isla de Pascua.<br />

El 20 de junio se decretó Estado de Sitio, bajo Ley Marcial. "Quedó prohibido el tránsito<br />

por las calles, después de las diez de la noche, sin ir premunido de salvoconducto y a cualquier hora<br />

del día, en grupos superiores a tres personas. Los espectáculos públicos debieron cerrar a las nueve<br />

pasado meridiano y a las seis las cantinas y restaurantes. A las estaciones de radio se les prohibió<br />

entregar informaciones políticas a excepción de boletines oficiales emitidos por el Gobierno, bajo<br />

pena de confiscación de las emisoras. También entró la censura a los periódicos y a toda clase de<br />

proclamas o impresos" 490 .<br />

Alberto Cabero, en desacuerdo con la polícia represiva, renunció a la Junta. El coronel<br />

Pedro Lagos, llamado popularmente "el tanque Lagos", fue el promotor de la ejecución y detención<br />

de centenares de chilenos pobres.<br />

Un testigo de la época, Alfredo G. Bravo, dice que los días de Dávila se iniciaron con<br />

"verdaderas matanzas de pacíficos ciudadanos en las calles de Santiago, Valparaíso y otras<br />

ciudades"; Dávila "discurrió una original manera de consolidar la situación: so pretexto de represión<br />

del comunismo, puso al país bajo el imperio de la ley marcial y, luego lanzó las tropas del Ejército y<br />

de Carabineros sobre el pueblo indefenso que se arremolinaba en las calles conmocionado, como<br />

era natural, por los sucesos del momento. Nadie sabe cuántos cayeron por este motivo; pero, lo que<br />

sí está en la conciencia de todos es que entre los derribados en las noches de los días 19 y 20 de<br />

Junio no se han hallado hasta ahora un solo comunista (...) sin embargo, era necesario victimarlos<br />

para dos fines indispensables al nuevo gobierno: aterrorizar a las multitudes y apaciguar a la<br />

burguesía" 491 .<br />

Contradictoriamente, Dávila continuó proclamando su particular manera de entender el<br />

socialismo. Creó el Comisariato de Subsistencia y Precios con el fin de explotar empresas<br />

expropiadas o intervenidas y establecer el estanco de los artículos de primera necesidad. 492<br />

Se promulgó, asimismo, el decreto número 520, publicado en el Diario Oficial del 31 de<br />

agosto de 1932, que facultaba al presidente a establecer "Casinos populares por cuenta del Estado<br />

para proporcionar comida a bajo precio", resquicio legal que cuatro décadas más tarde supo<br />

aprovechar <strong>Salvador</strong> <strong>Allende</strong>.<br />

Estas medidas populistas fueron adoptadas por Dávila, pues no estaba en condiciones de<br />

una ruptura drástica con los postulados de la "República Socialista". Ello le significaba restar el<br />

apoyo de los sectores militares nacionalistas, antioligárquicos y estadistas. También es importante<br />

precisar que el "socialismo" promulgado por Dávila –al igual que muchos de sus contemporáneos<br />

era siinónimo de estatisimo, concepción que fue generalizada por los partidos socialdemócratas de<br />

Europa y por el fascismo de Mussolini.<br />

A pesar de comprometerse a respetar la propiedad privada y la inversión do capitales, por<br />

intermedio de comunicados del gobierno, sectores de la burguesía comenzaron a complotar.<br />

Ante la reanimación del movimiento popular, Dávila ordenó reprimir los estudiantes que se<br />

habían tomado la Casa Central de la Universidad de Chile el 12 de Agosto, y mandó asesinar al<br />

profesor comunista Jesús Anabalón Aedo por personal de Investigaciones. Al mismo tiempo,<br />

designó al general lbánez embajador en Argentina para mantenerlo alejado de la política contingente.<br />

Se agudizaron, entonces, movimientos de descontento que se desarrollaban en importantes<br />

sectores de la oficialidad. En cierta forma, expresaban una demanda que procedía de la sociedad<br />

civil, de organismos sociales, gremiales y políticos, disconformes con el encarecimiento de los<br />

artículos de primera necesidad, como efecto de la repercusión de la crisis mundial. Exigían,<br />

asimismo, el fin de las violaciones a las libertades públicas: represión, encarcelamiento, relegación<br />

de prisioneros políticos y censura a la prensa.<br />

163


El jefe de la Aviación, Arturo Merino Benítez, encabezó las posturas más radicalizadas en<br />

favor de las libertades ciudadanas. Entre agosto y septiembre de 1932 se coordinó con oficiales del<br />

Ejército y de la Marina, logrando ciertas posiciones de fuerza. Luego, le hizo llegar a Dávila un<br />

petitorio de dos puntos: primero, que cambiara el gabinete y segundo, que no se presentara como<br />

candidato a las próximas elecciones. Dávila accedió sólo al primero, pero se negó a aceptar el<br />

segundo. En este contexto, se celebró la reunión del día 12 de septiembre, donde Merino planteó<br />

que se debía designar gobernante "al ciudadano que los gremios y los partidos eligiesen como<br />

vicepresidente" 493 . Esta moción fue rechazada por los demás jefes de la Fuerzas Armadas, quienes<br />

acordaron designar como autoridad suprema al general Blanche.<br />

Otro militar a la presidencia<br />

El 12 de septiembre de 1932, los comandantes del Ejército, la Aviación y la Marina, más el<br />

jefe de Carabineros resolvieron pedirle la renuncia a Carlos Dávila. También se acordó la<br />

designacion, como gobernante interno, del general en retiro Bartolomé Blanche, ministro del<br />

Interior de Dávila, con el voto disidente del jefe de la Aviación, Comodoro Arturo Merino Benítez,<br />

quien fue obligado a dimitir.<br />

De este modo, el alto mando militar intentaba resolver la demanda por la salida de Dávila y<br />

neutralizaba –temporalmente- el malestar de la oficialidad. Sin embargo, Merino Benítez, en su<br />

calidad de jefe de la Aviación, denunció: "los jefes militares de la guarnición de Santiago y algunos<br />

almirantes han impuesto al general Blanche como gobernante", nombramiento que obedeció a<br />

"perniciosas influencias de la reacción aligárquicas"; en la Aviación, "el pueblo entero de Chile,<br />

agobiado por una opresión irritante, ha querido cifrar sus esperanzas de redención y libertad" 494 .<br />

Bartolomé Blanche se instaló en el gobierno el 13 de septiembre en cierta forma como<br />

continuista de gobiernos militares anteriores, especialmente de Ibáñez, de cuya administración<br />

había sido Ministro de Guerra. Anunció que matendría las "conquistas ideológicas de la<br />

revolución", prometiendo la realización de próximas elecciones "con la mayor libertad de elección<br />

de la voluntad popular" 495 .<br />

Blanche ofreció el Ministerio del Interior a José Maza Fernández –principal redactor de la<br />

Constitución de 1925- con el fin de dar cierta confienza a los partidos políticos. Su rechazo obligó a<br />

nombrar como jefe de gabinete a Ernesto Barros Jarpa, ex colaborador de Dávila. Para dar mayor<br />

amplitud, se nombró Ministro de Justicia a Juan Antonio Ríos, quien fue desautorizado por su<br />

partido Radical.<br />

Antes de abandonar el poder, Dávila había firmado el decreto que relevaba a Merino de la<br />

jefatura de la Aviación, determinación que no fue cambiada por Blanche. Merino se acuarteló en la<br />

Escuela de Aviación del Bosque, donde fue atacado por efectivos militantes en la madrugada del día<br />

13. De ahí se trasladó con una escolta de aeronaves a la base aérea de Colina, donde también tuvo<br />

que resistir un ataque armado. Finalmente, se trasladó a Ovalle donde fue reducido y hecho<br />

prisionero en la madrugada del 15 de septiembre. Estos sucesos pusieron públicamente de<br />

manifiesto que la confrontación entre militares había llegado al enfrentamiento armado.<br />

Merino, a diferencia de los sectores moderados del Ejército y de la Armada, representaba el<br />

ala más progresista y antioligárquica de las Fuerzas Armadas. El diario La Opinión, en su editorial<br />

del 15 de septiembre de 1932, señalaba que Merino Benítez tenía una orientación social similar a la<br />

de Marmaduque Grove y que ambos debían unirse "estrecha y sinceramente", pues así "lo exige la<br />

mayoría del país". Merino también abogaba por la creación de un "Ministerio del Aire", pues<br />

entonces estaban separados los Ministerios de Guerra y Marina. 496<br />

El nombramiento de Blanche no tuvo suficiente acogida en la sociedad civil y ni siquiera<br />

en el conjunto de los militares. El día 15 de septiembre, los partidos Radical, Social Republicano,<br />

Liberal, Conservador y Socialista de Chile sacaron una declaración pública en la que propugnaban<br />

164


la organización a la brevedad de un gobierno civil, manifestándose en contra de los "movimientos<br />

de cuartel" 497 .<br />

Así empiezan a levantarse las candidaturas presidenciales de Arturo Alessandri Palma,<br />

apoyado por radicales y democráticos; de Héctor Rodriguez de la Solta, P. Conservador; de Enrique<br />

Zañartu Prieto, respaldado por "agrarios" y liberales; de Elías Lafertte, comunista, y de<br />

Marmaduque Grove, postulado por grupos socialistas como la NAP, la Alianza Socialista<br />

Revolucionaria, la Asociación Revolucionaria de Trabajadores, el Partido Socialista Unificado, la<br />

Orden Socialista y la Izquierda Comunista. Una sexta candidatura, que no llegó a materializarse, fue<br />

la del Dr. José Santos Salas, quien había obtenido un gran respaldo popular en los comicios de<br />

1925.<br />

Desde Argentina, Ibáñez anunció su retorno al país y su eventual reincorporación a la<br />

actividad política, inclusive al Ejército. Además se encargó de difamar la candidatura de Grove,<br />

señalando que si éste llegaba a la presidencia "con el apoyo de las izquierdas, su gobierno será<br />

derrocado por los conservadores. Grove sería una amenaza para la tranquilidad de todo el<br />

continente" 498 .<br />

Ante la posibilidad de que Ibáñez se presentara a las elecciones del 30 de octubre, Barros<br />

Jarpa se adelantó con un desmentido señalando que el General regresaba al país "únicamente por<br />

asuntos particulares" 499 .<br />

Dualidad de poderes entre militares<br />

El 27 de septiembre de 1932, la 1º División del Ejército, al mando del general Pedro<br />

Vignola, hizo un pronunciamiento militar, hecho insólito puesto que se trataba de regimientos que<br />

no eran de Santiago. Vignola exigió: renuncia de Blanche, entrega del poder a un civil, al<br />

presidente de la Corte Suprema, libertad electoral y retiro del Ejército de la política activa y del<br />

gobierno para recuperar el prestigio de la Institución.<br />

Vignola envió un telegrama al Comandante en Jefe del Ejército, general Ricardo Ludwig,<br />

reproducido por la prensa en los siguientes términos: "1) Que repudia enérgicamente toda<br />

intromisión del Ejército en la dirección del Gobierno y que, en consecuencia, no presta su apoyo<br />

moral a ninguna actividad militar en la política del país; 2) Que su anhelo más ardiente es que se<br />

restablezca, rápidamente, el orden constitucional para que un Gobierno civil dirija las próximas<br />

elecciones con amplio derecho y libertad; 3) Que la Guarnición de Santiago recobre su prestigio<br />

ante nuestros hermanos civiles prescindiendo, en absoluto, de su intromisión en la política de este<br />

pobre país que vive sobre un montón de hambrientos y cesantes desnudos, con todas sus actividades<br />

productivas paralizadas por la inestabilidad de los gobiernos revolucionarios; 4) Que el personal de<br />

la Primera División del Ejército desea intensamente la tranquilidad pública interna, la unión de<br />

todas las actividades nacionales en bien de nuestro pueblo, estableciendo, cuanto antes, la<br />

constitucionalidad que es la única salvación nacional; 5) Que con todo el amor de hermanos y de<br />

chilenos patriotas, hacemos un llamado a la Guarnición de Santiago, hacia la cordura, concordia y<br />

disciplina nacional. Lo que se comunica a ese Comando rogándole su opinión telegráfica. Firmado<br />

general Vignola.<br />

La decisión de Vignola recibió el mas amplio respaldo de parte de la comunidad de<br />

Antofagasta. Se constituyó un "Comité Civil", formado por todos los partidos políticos (de<br />

conservadores a comunistas) a los gremios y sindicatos obreros, adhiriéndose todas las guarniciones<br />

militares del norte, de Arica a Coquimbo 500 . En el Comité Civilista de Antofagasta participaron<br />

Benjamín Aguirre gerente de la Cía. de Cervecerías Unidas por los industriales; el Dr.Gonzalo<br />

Castro Toro por el Colegio Médico; Osvaldo Hiriart Corvalán por el Colegio de Abogados; el<br />

periodista Julio Asmussen Urrutia por los intelectuales; Edmundo Fuenzalida, director de El<br />

Industrial, por la prensa; Luis López, Alberto Chipoco y José Ramos representando a los sindicatos<br />

y a los pescadores.<br />

165


El gobierno de Blanche reveló a Vignola, designado comandante de la 1º División al<br />

general Armando Marín, quien a su arribo a Antofagasta fue apresado por los civiles y luego<br />

embracado de regreso a Santiago.<br />

El movimiento civilista nortino se transformó rápidamente en un gobierno local autónomo,<br />

paralelo e independiente del gobierno central de la República. Organizó al conjunto de las fuerzas<br />

sociales, bajo la dirección de civiles y militares. El Comité elaboró un "Programa Civilista" que fue<br />

acogido por la totalidad de la ciudadanía antofagastina. Mantuvo el control de las comunicaciones;<br />

asumió las tareas de abastecimiento para atender a la población cesante y distribuir productos de<br />

primera necesidad; formó una guardia para la matención del orden, que desempeñó funciones de<br />

autodefensa y vigilancia, guardia que ejecutó un acto de justicia popular al apresar a Marín y<br />

devolverlo a Santiago. En suma, se trató de una experiencia de dualidad de poderes y de<br />

desobediencia civil y miliatr activa que desconoció la autoridad del Presidente "de facto", general<br />

Bartolomé Blanche.<br />

El Movimiento Civilista pronto se extendió a la pampa salitrera. En dos días llegaron a<br />

Antofagasta alrededor de 3 mil obreros de diversos pueblos y ciudades vecinas al puerto. En<br />

Tocopilla se realizó una asamblea popular, que integró a todos los profesionales, acordándose<br />

apoyar al movimiento de Antofagasta.<br />

El proceso de dualidad de poderes se propagó a Concepción, donde el movimiento civilista<br />

dio pleno respaldo a los puntos planteados por los antofagastinos. Vignola se comunicó con el<br />

general Pizarro, jefe de la 3ª División del Ejército, para obligar a la guarnición de Santiago a pedirle<br />

la renuncia a Blanche. En esta ciudad, el día 2 de octubre se realizó un gran mitin en el que<br />

participaron los partidos políticos, los gremios y otras instituciones con la consigna de<br />

restablecimiento de la constitucionalidad. Pizarro, que se encontraba en el regimiento Chacabuco,<br />

ordenó reprimir la manifestación, pero su orden no fue acatada, siendo sacado por otros militares a<br />

punta de pistola. El regimiento se insubordinó, colocando nidos de ametralladoras para prevenir un<br />

posible ataque de las fuerzas del gobierno de Blanche 501 .<br />

Ante los sucesos de Antofagasta y Concepción se reunió el alto mando de la Marina,<br />

aprobando un manifiesto que decía: "en presencia de los acontecimientos recientes, reitera y hace<br />

llegar ante la opinión del país su declaración solemne que estando en vías de restablecerse el<br />

régimen constitucional en bien de la Nación. propenderá a este establecimiento y que, en caso de ser<br />

en cualquiera forma u origen este anhelo nacional, APOYARA SI FUERE NECESARIO CON <strong>LA</strong><br />

FUERZA <strong>DE</strong> SUS ARMAS EL IMPERIO <strong>DE</strong> <strong>LA</strong>S LEYES <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> REPUBLICA" 502 .<br />

¿Otro gobierno "de facto" ?<br />

La exacerbación del conflicto y el aislamiento político y militar obligó a Blanche a<br />

renunciar el 2 de octubre, entregando el mando de la nación al presidente de la Corte Suprema,<br />

Abraham Oyanedel.<br />

Su preocupación fundamental fue velar por la realización de las elecciones del 30 de<br />

octubre, con plenas garantías. Paralelamente cambió el alto mando del Ejército.<br />

Como señal del nuevo clima, algunos titulares de diarios manifestaban: "Nace la cofianza<br />

en el campo de los negocios", "Descenso en la cotización de monedas extranjeras"; "Los pesos<br />

fuertes desaparecidos del circulante, vuelven ya como anuncio de la confianza pública".<br />

Otro fenómeno relevante fue el despliegue de una campaña electoral sin precedentes en la<br />

historia de Chile. A las cinco candidaturas presidenciales, ya mencionadas, se sumaron más de mil<br />

candidatos al Parlamento. Sólo en Santiago hubo 23 listas para senadores, 45 listas para diputados<br />

en el Primer Distrito, 16 para el Segundo y 19 para el Tercero, en total, 106. 503<br />

166


Mientras los uniformados se replegaban progresivamente hacia sus cuarteles, sectores<br />

civiles organizaban las "Milicias Republicanas", que se presentaron públicamente el 9 de octubre de<br />

1932. Cerca de dos mil jóvenes, en su matoría reservistas, se trasladaron en tren a la hacienda "Lo<br />

Herrera", en el pueblo de Nos, con el fin de hacer entrenamiento para-militar. Esta organización<br />

habría surgido para "mantener el orden, el imperio de la ley, de la civilidad y detener en cualquier<br />

momento el avance del comunismo. En el fondo se trata de defender la patria, sus instituciones y los<br />

hogares" 504 .<br />

Las elecciones, realizadas el 30 de octubre de 1932, dieron el triunfo a Arturo Alessandri<br />

con 184.754 sufragios, segundo fue Marmaduque Grove con 60.965 votos; el conservador Hector<br />

Rodríguez de la Sotta obtuvo 46.428; Enrique Zañartu logró 42.910 y Elías Lafertte 4.652 votos. 505<br />

La elección de Arturo Alessandri puso término a un período de inestabilidad política. En<br />

poco más de un año, pasaron por el Ejecutivo: Pedro Opazo Letelier que gobernó un día; Juan E.<br />

Montero, del 27 de junio al 17 de agosto de 1931; Manuel Trucco, del 17 de agosto al 5 de<br />

diciembre de 1931; de nuevo Juan E. Montero, que abandonó el poder el 4 de junio de 1932; Arturo<br />

Puga, presidente de la Junta, del 4 al 16 de junio de 1932; Carlos Dávila, del 16 de junio al 13 de<br />

septiembre de 1932; Bartolomé Blanche, del 13 de septiembre al 2 de octubre, y Abraham Oyanedel<br />

del 2 de octubre al 24 de diciembre de 1932. 506<br />

Comentando esta manifiesta intervención del Poder Militar en la política, Alfredo G. Bravo,<br />

decía en 1932: "esta especie de redondilla política militar continúa en pleno funcionamiento (...)<br />

antes se habló del "turno de los partidos, aludiendo a que, uno tras otro, a cada cual le llega su<br />

momento de gobernar. Ahora, bien podemos hablar de turnos de regimientos (...) Los incidentes<br />

entre los militares y civiles (...) prueban el cansancio y el odio del elemento civil por la<br />

participación de las instituciones armadas en la política del país" 507 .<br />

El interregno comprendido desde la salida de Carlos Dávila del gobierno, la asunción al<br />

poder del general Bartolomé Blanche y la posterior Vicepresidencia del magistrado Abraham<br />

Oyanedel, que culminó con la elección de Arturo Alessandri en octubre de 1932, fue un ciclo de<br />

abierta participación de las Fuerzas Armadas en la vida política chilena. Dicho ciclo, que había<br />

comenzado en 1924, abarcó más de 8 años de ejercicio del poder por parte de las Fuerzas Armadas.<br />

Por eso, podemos hablaron rigor de poder militar directo en esta fase de la historia chilena. La<br />

intervención de los militares, en gobiernos y como actores deliberantes en los asuntos públicos,<br />

terminó no sólo con el descrédito de los uniformados sino que produjo una fragmentación<br />

generalizada de las instituciones castrenses, conflictos entre sus distintas ramas, disolución de la<br />

verticalidad del mando y descomposición de su unidad aparentemente monolítica. Una Institución,<br />

que justificaba su existencia con tareas de Defensa nacional ante cualquier peligro exterior, se<br />

convirtió en un ejército de ocupación en su propio país.<br />

De este modo terminaba un período de ocho años de preponderancia política del "Poder<br />

Militar", mostrando inequívocamente que ha sido un mito ese Chile civilista que ha prentendido<br />

fabricar la historiografía tradicional. Un análisis objetivo, desprovisto de ideología mistificadora,<br />

muestra la intervención permanente y reiterada de los militares en la política, desde los primeros<br />

decenios de la República. De 1831 a 1851 Chile fue gobernado por dos militares: los generales<br />

Prieto y Bulnes. En las guerras civiles de 1851 y 1859 también tuvieron una participación decisiva<br />

los militares. Posteriormente, en 1881 y 1886, levantaron como candidatos a Presidente de la<br />

República al general Baquedano y al Almirante Lynch. Ni qué decir de la intervención de las<br />

Fuerzas Armadas en el derrocamiento del gobierno de Balmaceda. El Almirante Jorge Montt fue<br />

presidente de l891 a l896. Los primeros embriones del "Partido militar" se gestaron como hemos<br />

visto, en 1912, y los generales Armstrong y Moore pretendieran dar un golpe de Estado en 1919.<br />

Este "Partido militar" se manifestó claramente entre 1924 y 1932, llegando a controlar, sin<br />

contrapeso, el Estado.<br />

Los militares gobernaron durante 8 años, la mayoría de ellos en carácter de presidentes del<br />

país y en otros ejerciendo un co-gobierno. No gobernaron en nombre de las Fuerzas Armadas como<br />

167


Institución, como lo hizo Pinochet entre 1973 y 1990, sino a traves de caudillos militares que se<br />

apoderaron "de facto" del gobierno.<br />

No pudieron gobernar los 8 años, como Institución, porque en el seno de las Fuerzas<br />

Armadas había fricciones que condujeron al quiebre de la unidad monolítica, cuestionando la<br />

verticalidad del mando.<br />

La fase de transición abierta con el triunfo electoral de Arturo Alessandri Palma en 1932 se<br />

caracterizó básicamente por el retiro de los militares a los cuarteles, en franca derrota. Alessandri<br />

no tuvo que negociar la transición con los militares. Más aún, aprovechándose de la derrota de las<br />

Fuerzas Armadas y del quiebre del "poder militar" estimuló un fuerte y masivo movimiento civilista<br />

y antimilitarista.<br />

CRONOLOGIA<br />

América Latina Estados Unidos Asia, Africa y Europa<br />

1901 Cuba: Enmienda Platt.<br />

Venezuela: El Bloqueo<br />

de sus puertos por Inglaterra y<br />

Alemania. Paraguay: Huelgas<br />

1901 Ocupación de Puerto Rico<br />

y Cuba. Asesinato Pte.<br />

Mackinley, le sucede T.<br />

Roosevelt.<br />

1901 Francia consolida<br />

ocupación El Tchad. Inglaterra<br />

ocupa Sudáfrica. Trabajos de<br />

Freud<br />

1902 Argentina: Primera huelga<br />

general<br />

1902: Aplasta insurrección en<br />

Filipinas. Compra acciones<br />

francesas de Panamá<br />

1902 Paz entre Inglaterra y los<br />

boers de Sudáfrica<br />

1903 Independencia de Panáma.<br />

Chile: Rebelión popular en<br />

Valparaíso. Uruguay: Pte.<br />

Battle y Ordóñez<br />

1904 Argentina: Elección del<br />

1er diputado socialista de A.L:<br />

Alfredo Palacios<br />

1903 Se apodera de las bases de<br />

Guantánamo. Tratado de<br />

Bunau-Varilla para construir<br />

Canal de Panamá. Ford empieza<br />

a construir automóviles en<br />

serie.<br />

1903 Se divide el P.<br />

Socialdemócrata ruso en<br />

bolcheviques y mencheviques<br />

1904: Sun-Yat-Sen funda el<br />

Kuomintang.<br />

1905 Colombia: Pte. Reyes<br />

Cuba: Pte. Estrada Palam,<br />

Guatemala: Pte. Estrada<br />

Cabrera, Chile: levantamiento<br />

popular en Santiago, Argentina:<br />

Conato revolucionario del P.<br />

Radical<br />

1906 Brasil: Primera Central<br />

Obrera, Paraguay: Se crea<br />

primera Central Sindical.<br />

1907 Argentina: Huelga de<br />

inquilinos en Buenos Aires,<br />

Ecuador: Reelección de Alfaro,<br />

Chile: Masacre de Iquique.<br />

1905 Controla aduana de Rep.<br />

Dominicana. Segunda<br />

presidencia de T. Roosevelt,<br />

que el año siguiente es<br />

premiado con el Nobel de la<br />

Paz (¡).<br />

1906 Ascenso del mov. Obrero.<br />

Nueva intervención armada a<br />

Cuba.<br />

1905 Estalla Rev. Rusa, Ley de<br />

9 horas de trabajo en Francia.<br />

Teoría de la relatividad<br />

1906 Crece la socialdemocracia<br />

en Alemania, Francia etc., Se<br />

descubre 3er. Principio de la<br />

termodinámica.<br />

1907 Fotografía en colores:<br />

Lumiré.<br />

168


1908 Venezuela: Dictadura de<br />

Gómez, Perú: presidencia de<br />

Leguía, Jamaica: Se crea el 1 er.<br />

Sindicato, Bolivia: Se funda la<br />

1º Central Obrera.<br />

1909 Nicaragua: es invadida<br />

por tropas norteamericanas.<br />

1910 México: Rebelión de<br />

Madero y comienzo de la Rev.<br />

Campesina de Zapata y Villa,<br />

Colombia: Se funda el P.<br />

Obrero.<br />

1911 México: Pte. Madero Plan<br />

de Ayala de Zapata. Uruguay:<br />

2da. Presidencia de Battle.<br />

1912 Perú: Gobierno<br />

Billinghurst. Agitación obrera,<br />

Argentina: grito de Alcorta<br />

(campesinos), Chile: Nace P.<br />

Obrero Socialista.<br />

1914 México: Huerta es<br />

desplazado por Carranza, pero<br />

Zapata y Villa continúan la<br />

lucha hasta entrar en al capital.<br />

1915 Argentina: Pte. Yrigoyen.<br />

Puerto Rico: Se crea el P.<br />

Socialista.<br />

1916 Rep. Dominicana es<br />

invadida por “marines” y<br />

comienza resistencia.<br />

1917 Brasil: Huelga en San<br />

Pablo y Río de Janeiro,<br />

Colombia: Ascenso mov.<br />

Indígena Quintín Lame, Cuba:<br />

Ola huelguista, México:<br />

constitución de Carranza.<br />

1918 Reforma Universitaria,<br />

Bolivia: Se crea la Federación<br />

Obrera del Trabajo (FOT),<br />

Brasil: Pte. Rodríguez Alves.<br />

1919 Venezuela: Huelgas y se<br />

1909 Pte. Taft, Ford fabrica<br />

tractores.<br />

1910 Conferencia<br />

Panamericana.<br />

1911 Taft disuelve la Standard<br />

Oil y la Tobbaco Company.<br />

1912 Nuevo desembarco de<br />

marines en Cuba. Trabajo en<br />

cadena en fábrica Ford.<br />

1914 Ocupa Veracruz.<br />

1915 Ocupa Haití.<br />

1916 Expansión hacia el<br />

Caribe.<br />

1918 Tropas norteamericanas<br />

ocupan ciudad de Colón y<br />

Panamá.<br />

1919 4 millones de trabajadores<br />

en huelga.<br />

1908 Internacional de gremios<br />

Cristianos. Bélgica se apodera<br />

del Congo. Jornada de 8 horas<br />

en minas británicas. Blériot<br />

cruza el canal de la Mancha en<br />

avión.<br />

1909 Semana trágica en<br />

Barcelona y fusilamiento del<br />

pensador anarquista Ferrer.<br />

1910 Japón se anexa<br />

Corea.Unión Sudafricana entra<br />

al Commonwealth, caída de la<br />

monarquía en Portugal.<br />

1911 Sun-Yat-Sen proclama<br />

Rep. De China, Italia se<br />

apodera de Tripolitania.<br />

Admunsen en el Polo Sur.<br />

1912 Comienza Guerra<br />

Balcánica. Protectorado francés<br />

en Marruecos.<br />

1914 Primera Guerra Mundial,<br />

Asesinato de Jean Jaurés.<br />

1915 Teoría de la relatividad<br />

generalizada (Einstein),<br />

Conferencia de Zimmerwald.<br />

1917 Conferencia de Kienthal<br />

(1917), Revolución Rusa de<br />

febrero y octubre,<br />

Independencia de Finlandia,<br />

Gobierno republicano de<br />

Cantón.<br />

1918 Termina Guerra Mundial,<br />

Derecho a voto a las mujeres<br />

inglesas. Motín de la Marina<br />

169


crea Primera Central Obrera.<br />

Brasil: Ola huelguística,<br />

Guyana: Se crea el 1er.<br />

Sindicato. Argentina: Semana<br />

trágica, Panamá: Mov.<br />

Huelguístico. México:<br />

Asesinato de E. Zapata, Perú:<br />

Primer Paro General, Chile:<br />

Trabajadores toman poder local<br />

en Puerto Natales.<br />

1920 México: asesinato de<br />

Carranza, le sucede Obregón.<br />

Chile: Alessandri presidente,<br />

Sindicalización campesina.<br />

Colombia: Ligas agrarias, Perú:<br />

Sindicalización campesina,<br />

Bolivia: fundación del PS,<br />

Cuba: Congreso Nacional<br />

Obrero.<br />

1921 Argentina: Huelga y<br />

rebelión en la Patagonia.<br />

Panamá: Primera Central<br />

Sindical. Uruguay: Se funda el<br />

PC el PC.<br />

1922 Brasil: Fundación del PC,<br />

Ecuador: Huelga general de<br />

Guayaquil.<br />

1923 México: Asesinato de<br />

Villa. Bolivia: Masacre mineros<br />

de Uncía, Colombia: Socialistas<br />

eligen parlamentarios.<br />

1924 Brasil: Rebelión<br />

“tenentista”. Perú: Ascenso del<br />

Aprismo, Chile: Muerte<br />

Recabarren. Colombia: Huelgas<br />

petroleras.<br />

1925 Ecuador: Revolución<br />

Juliana, Venezuela: Primera<br />

gran huelga, Colombia:<br />

Fundación del PSR, Cuba:<br />

Segundo Congreso Nac.<br />

Obrero.<br />

1926 Nicaragua: Sandino inicia<br />

guerrilla. Brasil: Pte. Luis<br />

Pereira de Souza.<br />

1920 Ley seca. La burocracia<br />

sindical promueve el Congreso<br />

de la Confederación Obrera<br />

Panamericana (COPA).<br />

1921 Promueve IV Conferencia<br />

Panamericana.<br />

1922 Retira tropas de Rep.<br />

Dominicana.<br />

1923 V. Conferencia<br />

Panamericana.<br />

1925 Violencia racista: Ku-<br />

Klux-Klan.<br />

1927 Ejecución de Saco y<br />

Vanzetti.<br />

Francesa. Huelgas<br />

revolucionarias España.<br />

1919 Lucha anticolonialista en<br />

Marruecos. Fundación III<br />

Internacional. Asesinato de<br />

Rosa Luxemburgo, Huelgas<br />

“salvajes” en Inglaterra.<br />

Insurrecciones obreras en<br />

Baviera, Alemania y Hungría.<br />

Levantamiento general en la<br />

India. Inicio de guerrillas en<br />

Irlanda. Afganistán conquista<br />

Independencia.<br />

1920 Sociedades de las<br />

Naciones. Se funda el Partido<br />

Nazi en Alemania. Grandes<br />

huelgas en Francia e Inglaterra<br />

con ocupación de fábricas. La<br />

Internacional Comunista fija las<br />

21 condiciones para los PC.<br />

Congreso de los pueblos<br />

orientales en Bakú.<br />

1921 Revolución obrera y<br />

campesina en Mongolia. La<br />

NEP en Rusia. Fundación PC<br />

chino Partido Nacional-Fascista<br />

en Italia.<br />

1922 Mussolini marcha sobre<br />

Roma.<br />

1923 Dictadura de Primo de<br />

Rivera en España Victoria del<br />

P. Laborista inglés. Rep. De<br />

Turquía.<br />

1924 Triunfo de la Rev. Popular<br />

de Mongolia, Rep de Grecia.<br />

1925 República de Albania,<br />

Muerte de Sun-Yat-Sen.<br />

Hinderburg, Pte. De Alemania.<br />

1926 Huelga general en<br />

Inglaterra. Dictadura de Salazar<br />

en Portugal. Rebelión<br />

170


1927 Chile: Pte. Ibáñez,<br />

Colombia: Huelga petrolera.<br />

1928 Colombia: Huelga<br />

bananera, Venezuela: Mov. De<br />

protesta contra dictadura<br />

Gómez. Perú: Mariátegui funda<br />

PS. México: Obregón<br />

Presidente. Argentina:<br />

Reelección de Yrigoyen.<br />

1929 Comienza repercusión<br />

crisis mundial.<br />

1928 Pte. Hoover. VI<br />

Conferencia.<br />

1929 Crack bursátil en Nueva<br />

York. Crece el gangsterismo y<br />

las mafias.<br />

comunista en Indonesia.<br />

Dictadura de Pilsudski en<br />

Polonia.<br />

1927 Chiang-Kai Sheck<br />

reprime al PC Congreso<br />

antiimperialista en Bruselas.<br />

1928 Trostsky al exilio.<br />

1930 Argentina: Golpe militar<br />

de Uriburu desplaza a<br />

Yrigoyen.<br />

1929 Estalla crisis económica<br />

mundial, Victoria del P.<br />

Laborista inglés.<br />

1930 Se crea el Estado del<br />

Vaticano. Albania protectorado<br />

de Italia. Cae Primo de Rivera<br />

en España. Gandhi lucha por<br />

Independencia India.<br />

NOTAS<br />

1 <strong>LA</strong>UREANO VALLENIL<strong>LA</strong> <strong>LA</strong>NZ: Cesarismo democrático. Estudio sobre las bases sociológicas de la<br />

constitución efectiva de Venezuela. Tip. Universal, segunda edición, Caracas, 1929.<br />

2 JOSE MARTI: Obras Completas, IV, 244, Ed. Nacional de Cuba, 1964.<br />

3 Ibid., XI, 335 y 339.<br />

4 Ibid., I, 245 y 255.<br />

5 JOSE MARTI: Nuestra América (1889), en Antología Mínima, op. cit., I, 238.<br />

6<br />

Manuel Rojas en la Revista "Anales de la Universidad de Chile", Nº89, Stgo., 1959, pg. 9.<br />

7 J.M Vargas Vila: Antes los Bárbados. Nueva Edición de La Oveja Negra, Bogotá, 1891, pg. 40.<br />

8 Ibid., p. 135.<br />

9 Ibid., p.54.<br />

10 Ibid., pg. 83 a 85.<br />

11 MANUEL UGARTE: La nación latinoamericana, p. 223, Ed. Biblioteca, Ayacucho, Caracas 1978.<br />

12 Ibid., p. 109.<br />

13 Ibis., p. 111.<br />

14 Ibid., p. 160 y 161, public. en Monde, Rev. Dirigida por H. Barbusse; 1/8/1931, París.<br />

15 El Pensamiento Latinoamericano de José Ingenieros. Ed. EDUCA, San José de Costa Rica, 1972, p.123.<br />

16 Ibid., p. 122.<br />

17 Ibid., p. 127.<br />

18 Prologo de NORBERTO GA<strong>LA</strong>SSO a Manuel Ugarte: La Nación Latinoamericano, Ed. Ayacucho,<br />

Caracas, 1978.<br />

19 V.R. HAYA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> TORRE: El antiimperialismo y el APRA..., Ed. Centauro, Caracas, 1976, p. 132.<br />

20 Ibid., p. 159.<br />

21 Ibid., p.113.<br />

22 SALVADOR <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> P<strong>LA</strong>ZA y GUSTAVO MACHADO: La verdadera situación de Venezuela, escrito<br />

en 1925 y reimpreso en 1929 en México, p. 12. Este enfoque y lo desarrollamos en el libro: <strong>Salvador</strong> de la<br />

Plaza, sus trabajos y sus días.<br />

171


23 Ibid., p. 12.<br />

24 Ibid., p. 13, Subrayado nuestro.<br />

25 J.C MARIATEGUI: Ideología y Política, Lima, 1929, p. 221.<br />

26 J.C MARIATEGUI: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Ed. Peruana, Lima, 1976, p.<br />

206.<br />

27 Para un comentario crítico, ver ROBERT PARIS: Para una lectura de los siete ensayos ..., en JOSE<br />

ARICO: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, Cuadernos del pasado y presente,<br />

México,1978, p. 309 a 321.<br />

28 Ibid., p. 32.<br />

29 José Carlos Mariátegui: “Intermezzo Polémico”, publicado en Mundial Nº 350 del 25/02/1937.<br />

30 JOSE CARLOS MARIATEGIU: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, (1928), p. 29,<br />

Ed. Universitaria, Stgo., de Chile, 1965.<br />

31 JOSE CARLOS MARIATEGUI: Preámbulo al problema del Partido Socialista (1928), en El<br />

proletarido y su organización, p. 126, Ed. Grijalbo, Méx. 1970.<br />

32 Carta de Mariátegui a los grupos APRA en el exilio (1928), citada por MARTINEZ <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> TORRE:<br />

Apuntes para una interpretación marxista de la historia del Perú, Lima, t. II, p. 30.<br />

33<br />

J.C MARIATEGUI: Ideología y Política, op. cit., p. 246 y 253.<br />

34<br />

LUIS VITALE: Historia General de América Latina, Universidad de Venezuela, Caracas, 1984, t. V, p.<br />

267.<br />

35 FRANCOS CHEVALIER: Un facteur décisif de la revolución agrarie au Méxique: Le soulevement<br />

Zapata 1911-1919, Anales, p.66, París, 1961.<br />

36 ADOLFO GILLY: La revolución mexicana, en México un pueblo en la historia, T. II, p. 134, Ed.<br />

Universidad Autónoma de Puebla/Nueva Imagen, México, 1983.<br />

37 RICARDO FLORES MAGON: Epistolario revolucionario e íntimo, Ed. Grupo Cultural RFM, México,<br />

1925; ARMANDO MEDINA BARTA: Regeneración (1900-1918), Ed. ERA, México, 1977.<br />

38 ADOLFO GILLY: La Revolución Mexicana, op. cit., p. 344.<br />

39 GERMAN RIESCO: Presidencia de Riesco, p. 120, Imp. Nascimento, Stgo., 1950.<br />

40 LUIS ALDUNATE CARRERA: "La situación económica de Chile entre los años 1892 y 1894",<br />

en Estudios de Historia de las Instituciones Políticas y Sociales, núm, 2, p. 313, Stgo., 1967.<br />

41 FRANCISCO VAL<strong>DE</strong>S VERGARA: Problemas Económicos de Chile, p. 102, Valparaíso, 1913.<br />

42 JULIO CESAR JOBET: Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile, Ed. Universitaria,<br />

Stgo., 1955.<br />

43 Hacia 1889 Chile exportaba 3.019.552 m3 de salitre a Alemania; 1.499.616 m3 a Francia; 1.058.672 m3 a<br />

Gran Bretaña; 731.528 m3 a EE.UU.; 709.528 m3 a Bélgica y 508.000 m3 a Países Bajos. Véase en CARLOS<br />

MALDONADO, "Balmaceda y la contrarevolución de 1891. Consideraciones sobre sus motivos", en Arauco,<br />

Nº2, Stgo., 1984, p.55.<br />

44<br />

HERNAN RAMIREZ NECOCHEA: Historia del imperialismo en Chile, Ed, Austral, Stgo., 1970, p. 149.<br />

45<br />

Ibid., p. 150.<br />

46 Ibid., p. 150.<br />

47 Cifras de la CEPAL , reproducidas por Hernán Ramírez Necochea: Op., Cit., p. 204.<br />

48 DANIEL MARTNER: Historia Económica de Chile, p. 531, Stgo., 1929.<br />

49 MANUEL RIVAS VICUÑA: Historia política y parlamentaria de Chile, Tomo I, p. 90, Ed. de la<br />

Biblioteca Nacional, Stgo., 1964.<br />

50 DANIEL MARTNER: Historia Económica de Chile, p. 557, Stgo., 1929.<br />

51<br />

Para estas y otras informaciones hemos utilizado las Memorias de Hacienda, anuales, las Memorias de<br />

Dirección de Contabilidad y el Anuario Estadístico de la Dirección General de Estadísticas.<br />

52 GONZALO VIAL: Historia de Chile, Ed. de Chile, Ed. Santillana del Pacífico, 1983, vol. II, p. 472.<br />

53 FRANCISCO VAL<strong>DE</strong>S VERGARA: Problemas económicos de Chile, p. 205, Valparaíso, 1913.<br />

54 LUIS VITALE: Introducción a una Teoría de la Historia para América Latina, Ed. Planeta,, Buenos<br />

Aires, 1992, p. 276.<br />

55 LUIS ALDUNATE CARRERA: "Situación económica de Chile entre los años 1892 y 1894", en<br />

Estudios de Historia de las Instituciones Políticas y Sociales, nº 2, 1967, pp. 236 y 237.<br />

56 FRANCISCO VAL<strong>DE</strong>S VERGARA: Problemas económicos de Chile, p. 205, Valparaíso, 1913.<br />

57 SERGIO VIL<strong>LA</strong>LOBOS, OSVALDO SILVA, FERNANDO SILVA, PATRICIO ESTELLE, Historia de<br />

Chile, Ed. Universitaria, Stgo., 1983, T. 4; 620-621.<br />

58<br />

Según el Censo de 1907, la población de Lota llegaba a 10.732 habitantes, en tanto que la de Coronel<br />

alcanzaba a los 5.258 (Véase Chile en 1910 op. cit., p. 486). La Cía. Minera e Industrial de Chile ocupaba<br />

2.800 trabajadores, es decir, un quinto de la población de la zona.<br />

59 ENRIQUE ZAÑARTU PRIETO: Hambre, miseria e ignorancia, Ed. Ercilla, Stgo., 1938, p. 53.<br />

60 SERGIO SEPULVEDA: “El trigo chileno en el mercado mundial”, p.88. Ed. Universitaria, Stgo., 1959.<br />

172


61 JOSE BENGOA: Haciendas y Campesinos, Historia Social de la Agricultura Chilena, Ed Sur, Stgo.,<br />

1990, t. II, p. 8.<br />

62 Ibid., p. 10.<br />

63 SERGIO SEPULVEDA: op. cit., p. 68.<br />

64 SERGIO SEPULVEDA: op. cit., p. 91.<br />

65 JOSE GOMEZ G.: La cuestión agraria en Mgallanes, p. 10, Stgo.,, 1938.<br />

66 MARCOS GOYCOCHEA CORTEZ: Colonización de Magallanes y Aysén, p. 15, Stgo., 1942.<br />

67 LUIS PICASSO S.: La propiedad agrícola y su extensión, Universidad de Chile, Stgo., 1959, p. 107.<br />

68 JULIO CESAR JOBET: Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile, Ed. Universitaria,<br />

Stgo., 1955, p.70.<br />

69 ARNOLD BAUER y ANN HAGERMAN JOHNSON: Tierra y Trabajo en el campo chileno (1850-<br />

1935), en DUNCAN Y RUTLEDGE: La tierra y la mano de obra en América Latina, Ed. FCE., México,<br />

1987, p. 111.<br />

70 EDUARDO PEVEREISEN: Capacidad Productora de Chile, Imp. y Litografía Universo, Stgo., 1910.<br />

71 RICARDO <strong>LA</strong>GOS: La industria en Chile, p. 25, Santiago, 1966.<br />

72 Ibid., p. 25.<br />

73 MIGUEL ESPINOZA I.: Temuco y La Frontera. 1881-1941., Ed. CELPA y Centro Simón Bolívar,<br />

Temuco, 1990, p. 8.<br />

74 PEDRO CUNILL: “Variedades geohistóricas sociales en los procesos de dehgradación del uso rural de la<br />

tierra en América Latina Andina”, Rev. Terra, Nº3, Caracas , 1978, p. 21.<br />

75 LUIS VITALE: Hacia una Historia del Ambiente en AMÉRICA Latina. Ed. Nueva Sociedad/Nueva<br />

Imagen, México, 1983, p. 58.<br />

76 GERMAN RIESCO: Presidencia de Riesco, p. 19, imp. Nacional, Stgo.,1950.<br />

77 JULIO VAL<strong>DE</strong>S CANJE: Sinceridad, p. 14, Stgo., 1910.<br />

78 Sociedad Nacional de Agricultura: Boletín de marzo de 1903, pp.., 173 a 175, artículo “Las necesidades de<br />

la agricultura”.<br />

79 JULIO HEISE: Historia de Chile. El período parlamentario, T. 1 p. 152, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1974.<br />

80 VALENTIN LETELIER: “Los difamadores de oficio”, artículos en “La Ley”, 11 de agosto de 1895.<br />

81 LUIS ORREGO LUCO: Casa Grande, 3era. Edición, Imp. Nascimiento, pp. 34 a 36, Stgo., 1934.<br />

82 Ibíd., pp. 42, 43.<br />

83 Ibíd p. 168.<br />

84 Ibíd., pp. 166 y 169.<br />

85 Ibíd., pp. 162 y 163<br />

86 Ibíd., pp. 192 a 202.<br />

87 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Criollos en París, p. 76, Ed. Quimantú, Stgo, 1973.<br />

88 Ibíd., pp. 82 y 85.<br />

89 MARIANO <strong>LA</strong>TORRE. On Panta, p. 37onceava edición, Zig-Zag, Stgo., 1969.<br />

90 LUIS EMILIO RECABARREN : Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana, en Obras<br />

Selectas, p. 255, Ed. Quimantú, Stgo., 1971<br />

91 VICTOR DOMINGO SILVA: Antología de Cuentos, p. 103, Ed. Zigzag, Stgo., s/f.<br />

92 MARIANO <strong>LA</strong>TORRE: El Piloto Oyarzo, de la serie “Cuentos Chilenos del Mar”, en sus Mejores<br />

Cuentos, Ed. Nascimento, p. 176, Stgo., 1946.<br />

93 Ibíd., p. 32.<br />

94 Véase nuestra Interpretación Marxista de Historia de Chile Tomo IV, Ed. LOM, Stgo., 1993, pp. 106 a 112.<br />

95 JAIME EYZAGUIRRE: Chile durante el gobierno de Errázuriz Echaurren 1896-1901, Ed. Zigzag,<br />

Stgo., 1957, p.278.<br />

96 MOISES POBLETE TRONCOSO: La Organización Sindical en Chile y otros Estudios Sociales, Imp.<br />

Ramón Brias, Stgo., 1926, pp. 24 y anexos II y III.<br />

97 JOAQUIN VIL<strong>LA</strong>RINO: Estudios sobre la colonización inmigración europea a Chile, Imp. Nacional,<br />

Stgo., 1897.<br />

98 JULIO HEISE: Historia de Chile. El período parlamentario, T. 1, p. 397, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1974.<br />

Ver además, G. B<strong>LA</strong>NCPANT; Los alemanes en Chile, Tesis de grado, Ecole Pratique des Hautes Etudes,<br />

París, 1978, resumen publicado por Ed. Andrés Bello, Stgo., 1986; EMILIO HELD WINKLER: 100 años de<br />

colonización alemana en la provincia de Llanquihue, Osorno, 1952 y MANUEL PEÑA M.: La vida de los<br />

colonos alemanes en Frutillar, “El Mercurio” del 6 de Marzo de 1994.<br />

99 BALDOMERO ESTRADA: “La sociedad de Socorro Mutuo Italia. Stgo., 1880-1900: expresión de<br />

Sociabilidad y adaptación de una comunidad migrante”, en Formas de Sociabilidad en Chile, 1840-1940,<br />

Ed. Fundación Mario Góngora, Stgo., 1992, p. 106.<br />

100 CECILIA DIAZ: Mapuches e italianos en Malleco, relaciones interétnicas en 80 años de historia, Ed.<br />

GIA, Santiago, 1984.<br />

173


101<br />

EDUARDO POIRIER: Chile en 1910, Imp. Barcelona, Stgo.., 1910, p. 459. La trayectoria de un italiano<br />

en Chile,entre 1885 y 1938, contada por él mismo, ha sido rescatada por SILVA MEZZANO L.: Memorias<br />

de un inmigrante italiano en Chile, Ed. Los Libros del Arcabuz, Stgo., 1989.<br />

102<br />

JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónicas del Centenario, Ed. Zigzag, Stgo., 1968, p. 128.<br />

103<br />

GABRIEL SA<strong>LA</strong>ZAR V.: Algunos aspectos fundamentales sobre el desarrollo del capitalismo en<br />

Chile, Apunte de Calses en el Campamento “Tres Alamos”, Stgo., 1976, p. 74.<br />

104 BALDOMERO ESTRADA: “La sociedad... op., p. 106 y 107.<br />

105 JULIO VAL<strong>DE</strong>S CANJE: Sinceridad..., op. cit., 224 y 225.<br />

106 EDUARDO BARRIOS: Camanchaca, Ed.ICIRA, Santiago, 1972, p. 29. Ver asimismo MARCELO<br />

SEGALL: Biografía de la Ficha Salario, Ediciones Revista Mapocho, T. II Nº2 de 1964.<br />

107 BALDOMERO LILLO: Sub Terra, octava edición, Ed. Nascimento, Stgo., 1956, p. 5.<br />

108 Ibíd., p. 16.<br />

109 Ibíd., p. 32.<br />

110 Ibíd., p. 47.<br />

111 LUIS EMILIO RECABARREN: Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana, op. cit., p.<br />

255.<br />

112 Ibíd., pp. 285 a 287.<br />

113 MANUEL ROJAS. Hijo de Ladrón, Ed. Quimantú, Stgo., 1972, p. 188.<br />

114 BERNARDO SUBERCASEAUX: Fin de siglo, Ed. Aconcagua, Stgo., 1988, p. 330.<br />

115 El Faro, Stgo., septiembre de 1902.<br />

116 El Siglo XX, 18 de mayo de 1901.<br />

117 FERNANDO ORTIZ LETELIER: El movimiento Obrero en Chile, 1891-1919, Ed. Libros del Meridión,<br />

Madrid, 1985, p. 191 y 192.<br />

118 CRISOSTOMO PIZARRO: La huelga obrera en Chile, Ed. Sur, Stgo., 1986, p. 27.<br />

119 Carta de LUIS EMILIO RECABARREN, publicadas en “El Trabajo” Iquique, 23 de febrero de 1902.<br />

120 Ibíd.<br />

121 “El Trabajo”, Iquique, 23-02-1902.<br />

122 HUMBERTO VALENZUE<strong>LA</strong> M.: Historia del Movimiento Obrero Chileno, ISP Verlag, Frankfurt,<br />

1978, p. 16. Ver, asimismo, XIMENA CRUZAT: El Movimiento Mancomunal en el Norte Salitrero:<br />

1901-1903, C<strong>LA</strong>SICO, Santiago, 1989 y EDUARDO <strong>DE</strong>VÉS: El movimiento mancomunal en el Norte<br />

Salitrero, 1902-1907, Tomo II, C<strong>LA</strong>CSO, Stgo., 1989.<br />

123 “El Trabajo”, Iquique , 28 de marzo de 1904.<br />

124 Ibíd.<br />

125 “La Voz del Obrero”, Taltal, 13-11-1906, reproducido por F. ORTIZ L.: El movimiento obrero..., op. cit.,<br />

p. 193.<br />

126 JULIO CESAR JOBET: Recabarren y los orígenes del movimiento obrero y del socialismo chileno,<br />

Ed. O<strong>LA</strong>, Stgo., 1956.<br />

127 LUIS EMILIO RECABARREN: La huelga de Iquique y la teoría de la Igualdad, en Obras selectas,<br />

Ed. Quimantú, Stgo., 1971, pp., 68 y 69.<br />

128 CARLOS VICUÑA FUENTES: La tiranía en Chile, Stgo., 1938, Tomo I, p. 42.<br />

129 HUMBERTO VALENZUE<strong>LA</strong> M.: Historia del movimiento obrero chileno, op. cit., p.20.<br />

130 Reproducido por L.E.RECABARREN: La huelga de Iquique..., op. cit., pp. 72-76.<br />

131 Citado por J.JOBET: El pensamiento político de Recabarren, en Obras selectas de Recabarren, Ed.<br />

Quimantú, Stgo., 1971, p. 26.<br />

132 Ibíd., p. 25.<br />

133 HUMBERTO VALENZUE<strong>LA</strong> M.: op. cit., p. 17.<br />

134 Sociedad Nacional de Agricultura: Boletín, enero de 1908, pp. 8 y 9.<br />

135 El Despertar, 11 de junio de 1912.<br />

136 La Batalla, 10-11-1913.<br />

137 Ibíd., 13 de Noviembre de 1913.<br />

138 Publicado en el periódico El Despertar de los Trabajadores, 27 de mayo de 1913.<br />

139 Gonzalo Vial: op. cit., tomo 10, p. 1.544.<br />

140 MAXIMILIANO SALINAS: Historia del pueblo de Dios en Chile, Ed. Rehue, Santiago, 1987, pág. 202.<br />

Ver, asimismo, ERNESTO MORENO: Historia del Movimiento Sindical Chileno (Una visión cistiana).<br />

Documentos, Instituto Chileno de Estudios Humanísticos, Stgo., 1986.<br />

141 Publicado por el periódico Adelante Talcahuano, Nº 536, del 29-01-1920, reproducido por JORGE<br />

BARRIA: Los movimientos sociales en Chile desde 1919 a 1926, Ed. Universitaria, Stgo. 1960.<br />

142 CRISOSTOMO PIZARRO: La Huelga Obrera en Chile 1890-1970, Ed. Sur, Stgo. 1986, pp. 89-90.<br />

143 LUIS EMILIO RECABARREN: “Nuestro Mayo de Hoy”, El Socialista, Antofagasta, 1-5-1919,<br />

reproducido por Miguel Silva en Recabarren y el Socialismo, Apus, Santiago, 1992, p. 117.<br />

144 CRISOSTOMO PIZARRO: op. cit., p. 79 y 80.<br />

174


145 MANUEL RIVAS VICUÑA: op. cit., T. II, p. 135.<br />

146 LUIS EMILIO RECABARREN: “Vamos creciendo y afirmando”, El Socialista, Antofagasta, 17-VIII-<br />

1919, reproducido por Miguel Siva, op. cit., pp. 121 y 122.<br />

147 LEOPOLDO CASTEDO: Resumen de la Historia de Chile, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1982, Tomo IV, p. 574.<br />

148 Testimonio histórico de Guillermo Izquierdo Araya, en revista Dimensión Histórica de Chile, Nº 1,<br />

Academia Superior Pedagógicas de Santiago, 1984, p. 26.<br />

149 Reproducido por FERNANDO ORTIZ LETELIER: El Movimiento Obrero, op. cit., p. 150.<br />

150 JORGE GUSTAVO SILVA: Nuestra Evolución Político-Social (1900-1930). Ed. Nascimiento, Stgo.,<br />

1931.<br />

151 DOMINGO AMUNATEGUI SO<strong>LA</strong>R: La Democracia en Chile. Teatro Político 1810-1910. U. de<br />

Chile, Stgo., 1946.<br />

152 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónicas del Centenario, Ed. Zig-Zag, Stgo. 1968. P. 48 y 49.<br />

153 El Trabajo, 13 de junio de 1903.<br />

154 FERNANDO PINTO <strong>LA</strong>GARRIGUE: Crónica Política del Siglo XX, Ed. Orbe, Stgo. 1972, p. 34.<br />

155 Ibíd., p. 34.<br />

156 Ibíd., p. 35.<br />

157 El Mercurio, 23 de octubre de 1905.<br />

158 CARLOS VICUÑA FUENTES: La tiranía en Chile, Tomo I, pp. 39 y 40. Stgo., 1938.<br />

159 DOMINGO AMUNATEGUI SO<strong>LA</strong>R: op. cit., p. 327.<br />

160 El Mercurio, 24 de octubre de 1905.<br />

161 El Alba, segunda quincena de octubre de 1905.<br />

162 MARCELO SEGALL: Biografía de la Ficha-Salario, op. cit., p. 30.<br />

163 Ibíd, p. 30.<br />

164 Uno de los primeros debates sobre el tema se dio en 1910 entre Rosa Luxemburgo y Lenin. Al destacar el<br />

espontaneísmo de las luchas socilaes de Rusia y su revolución de 1905, Rosa quería poner de manifiesto, por<br />

un lado, la incapacidad y "conservación" de la socialdemocracia europea para movilizar a los trabajadores y,<br />

por otro, el desarrollo de la conciencia de clase, que no necesariamente era producto único del accionar del<br />

partido. Lenin no minimizaba la iniciativa y el espontaneísmo de las luchas populares, como le han atribuido<br />

los actuales autodenominados luxemburguistas, sino que establecía sus insuficiencias y limitaciones.<br />

Tampoco subestima las manifestaciones de conciencia de clase que se daban en los movimientos calificados<br />

de espontaneístas, aunque seguía compartiendo en el "¿Qué hacer?" (1902) la tesis de Kautsky en el sentido<br />

de que la conciencia de clase debe ser inducida desde afuera a los trabajadores, vía partido. Por encima de<br />

cualquier discrepancia que pudiera tenerse en torno a la denominada "espontaneídad", es necesario reconocer<br />

que Rosa Luxemburgo hizo un aporte histórico al programa de la clase trabajadora pues fue la primera en<br />

desbordar los estrechos marcos partidarios para entender la necesidad de una modificación en la estrategia y<br />

táctica del movimiento obrero.<br />

165 CARLOS VICUÑA FUENTES: op. cit., p. 51.<br />

166<br />

OSVALDO BAYER: Los vengadores de la pampa trágica, Ed. Galerna, Buenos Aires, 1988, p. 60.<br />

167<br />

GUILLERMO BAÑADOS: El crimen de Magallanes, Stgo., 1920, p. 8 y 9.<br />

168 MANUEL LUIS RODRIGUEZ V.: Perfil histórico del movimiento obrero en Magallanes 1893-1973),<br />

Dep. de la Pastoral Obrera, Fundación para el Desarrollo de Magallenes, 1986, p. 11. Mecanografíado.<br />

169 Ibid., p. 13.<br />

170 GREGORIO IRIARTE: La organización obrera en Magallanes, Imp. del Pacífico, "El Trabajo", Punta<br />

Arenas, 1915.<br />

171 Las categorías de "clase en sí" y "clase para sí" nunca fueron desarrollados por Marx y Engels, quienes por<br />

lo demás estimaron equívocadamente en el "Manifiesto Comunista" que los trabajadores se constituyen<br />

solamente en clase en la lucha contra la burguesía. A nuestro modo de entender, la categoría de "clase en sí"<br />

(de inspiración kantina) no se refiere a ninguna expresión de conciencia, sino sólo a la existencia de la clase<br />

trabajadora como tal. En cambio, "clase para sí" tiene una relación directa con la conciencia de clase. Pero es<br />

una categoría tan generalizanate que no da cuenta de los matices de las diversas manifestaciones de la<br />

conciencia. Por eso, nos permitimos distinguir entre conciencia primaria de clase, conciencia política de clase<br />

y conciencia revolucionaria de clase.<br />

172 ENRIQUE REYES NAVARRO: "El desarrollo del ciclo salitrero y su influencia en el desenvolvimiento<br />

de la conciencia proletaria en Chile", en Boletín de la Universidad de Chile, Nº 144, Stgo. Septiembre 1971,<br />

p. 21.<br />

173 LUIS VITALE: Historia General de América Latina, Tomo IX, p. 154, Ed. de la Universidad Central de<br />

Venezuela, Caracas, 1984.<br />

174 OSVALDO ARIAS ESCOBEDO: La prensa Obrera en Chile, Ed. P<strong>LA</strong>. Stgo., 1970.<br />

175 MARIANO <strong>LA</strong>TORRE: On Panta, onceava edición, Zig-Zag, Stgo. 1969.<br />

176 Citado POR NICO<strong>LA</strong>S PA<strong>LA</strong>CIOS: Raza Chilena, p. 676, Valparaíso, 1904.<br />

177 Ibíd., p. 688.<br />

175


178 JOSE BENGOA: op. cit., p. 180.<br />

179 Ibíd., p. 690.<br />

180 FERNANDO SANTIVAN: Charca en la selva, en Obras completas, Tomo I. p. 383, Ed. Zig-Zag, Stgo.,<br />

1965.<br />

181 EFRAIM VASQUEZ JARA: El trabajador agrícola chileno ante la ley y la sociedad, p. 18, Stgo., 1913.<br />

182 GEORGE MCBRI<strong>DE</strong>: Chile, su tierra y su gente, Ed. Universitaria, Stgo. 1935.<br />

183 MARIANO <strong>LA</strong>TORRE: Sus mejores cuentos, p.85, Ed. Nascimiento, Stgo., 1946.<br />

184 EFRAIM VASQUEZ: op. cit., p. 36.<br />

185 CRISTOBAL KAY: Evolución del sistema de la hacienda chilena, en K. DUNCAN Y I. RUTLEGE: La<br />

teirra y la mano de obra en América Latina, Ed. FCE, México, 1987, p. 122.<br />

186 JOSE BENGOA: op. cit., p.10.<br />

187 GABRIEL SA<strong>LA</strong>ZAR. Labradores, peones y proletarios, Ed. SUR, Stgo., 1987, p. 33<br />

188 Ibíd., p. 31.<br />

189 CRISTOBAL KAY: Hacia una teoría del cambio agrario en Chilena, Ed. GEAAHC, Stgo., 1986.<br />

190 EFRAIM VASQUEZ: op. cit., p. 22.<br />

191 "El Despertar de los obreros" de Curico, 7 de junio de 1915.<br />

192 EFRAIM VASQUEZ: op. cit., p. 23.<br />

193 LUIS DURAND: Afuerinos, en Cuentos Campesinos, antología, p. 98, Ed. ICIRA, Stgo., 1972.<br />

194 Ibíd., p. 93.<br />

195 JOSE GOMEZ GAZZANO: La cuestión agraria en Magallanes, p. 45, Stgo., 1938.<br />

196 JORGE BARRIAS S.: El movimiento campesino chileno, en Temas Laborales, p. 9, Insora, Stgo-. 1969.<br />

197<br />

El Trabajo, 27 de Enero de 1912, Artículo firmado por J.M Suaréz.<br />

198<br />

Ibíd., 14 de Diciembre de 1912, Punta Arenas.<br />

199 SOCIEDAD NACIONAL <strong>DE</strong> AGRICULTURA: Boletín, marzo 1911, p. 132.<br />

200 EFRAIM VASQUEZ: op. cot., p. 25.<br />

201 EKIZABET REIMAN Y FERNANDO IVAS: La lucha por la tierra, p. 56, Ed. Quimantú, Stgo., 1971.<br />

202 HERNAN RAMIREZ NECOCHEA: Origen y formación del Partido Comunista, pp. 104 y 105, Ed.<br />

Austral, Stgo., 1965,<br />

203 JORGE HUNEEUS: Balance de la administración Errázuriz, separata del discurso pronunciado en la<br />

Cámara de Diputados en las sesiones del 30 de diciembre de 1889 y el 2 de enero de 1900, p. 10, Imprenta<br />

Ercilla, Stgo., 1900.<br />

204 OSCAR CASTRO: El último disparo del negro Chávez, en "Comarcas de jazmín y sus mejores<br />

cuentos", p. 65, Ed. del Pacífico, Stgo., 1969.<br />

205 MARIANO <strong>LA</strong>TORRE: Salteadores de Chillahue, en "On Panta", pp. 87 a 89, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1969.<br />

206 RAFAEL MALUENDA: Historia de Bandidos, pp. 79 y 80, 3º edición, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1968.<br />

207 Ibíd., p. 81.<br />

208 SHEI<strong>LA</strong> ROWBOTHAM: La mujer ignorada por la historia, Tribuna feminista, Pluma Debate, Madrid,<br />

Bogotá, 1980.<br />

209 Ibíd., p. 205.<br />

210 JENNY ESTRADA: Una mujer total. Matilde Hidalgo de Procel, Universidad de Guayaquil, 1980, p.<br />

133.<br />

211 JUANA ROUCO BUE<strong>LA</strong>: Historia de un ideal vivido por una mujer, Buenos Aires, 1964, p. 74.<br />

212 LUIS VITALE: La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana,<br />

Ed. Sudamericana-Planeta, Buenos Aires, 1987, p. 218 y 219.<br />

213 GABRIEL SA<strong>LA</strong>ZAR: Labradores..., op. cit., p. 311.<br />

214 VICTOR RABINOVITCH: "Monografía del fundo San José de Maipú", Tesis Ingeniero Agrónomo,<br />

Universidad de Chile, Stgo., 1915, p. 69.<br />

215 El proletario, número 2, del 10 de octubre de 1897, periódico de la Unión Socialista.<br />

216 MARTINA BARROS: Recuerdos de mi vida, Ed. Orbe, Santiago, 1942.<br />

217 PEDRO BRAVO ELIZONDO: Cultura y Teatro Obrero en Chile. 1990-1930. Madrid, 1984, p. 97.<br />

Belén de Sárraga, nacida en España, crítica del rey Alfonso XIII, viajó a Buenos Aires en 1906 para participar<br />

en el Congreso Internacional del Pensamiento Libre, donde manifestó "soy republicana federal, pero mi<br />

actuación se vincula al movimiento obrero para la obtención de sus conquistas: organización del trabajo,<br />

protección del trabajo de la mujer (...) preconizo la paz mundial, y como medio de llegar a ella la supresión de<br />

los ejércitos: toda propaganda antimilitarista es noble". Después de su viaje a Chile, al cual nos hemos<br />

referido, redactó el libro El clericalismo en América (332 páginas), publicado en Lisboa en 1914, donde se<br />

anuncia para Julio de 1915 otro libro titulado Chile, que no sabemos si fue editado, ya que Belén estaba<br />

entonces muy grave. No obstante, contamos con un texto impreso en Chile titulado "9 Conferencias en<br />

Santiago" editado por el diario "La Razón", Stgo. , 1913.<br />

218 "Revista Católica", número 285, Junio 21 de 1913.<br />

219 Ibíd.<br />

176


220 Cit. por EDUARDO <strong>DE</strong>VES y CARLOS DIAZ: El pensamiento socialista en Chile, Ed. Documentas,<br />

Stgo., 1987, pág. 120.<br />

221 ELENA CAFFARENA: Un capítulo en la historia del feminismo, Ed. MEMCH, Stgo., 1952, p. 112.<br />

222 LUIS EMILIO RECABARREN: La mujer y su educación, Imprenta Socialista, Punta Arenas, 1916. Para<br />

un enfoque analítico del feminismo de esta época, ver el pionero trabajo de FELICITAS KLIMPEL: La<br />

mujer chilena: el aporte femenino al progreso de Chile 1910-1960, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1962.<br />

223 Entrevista de Luisa Werth a Virginia Vidal, en el exilio chileno de Caracas, 1985, en video-cassette.<br />

224 JULIETA KIRKWOOD: Ser Política en Chile. Las feministas y los partidos, F<strong>LA</strong>SCO, Stgo., 1986, p.<br />

111.<br />

225 ANDRES SABEL<strong>LA</strong>: Semblanzas de Norte Chileno, Ed. Universitaria, Stgo., 1955, p. 64.<br />

226 JOSE SANTOS GONZALEZ VERA: Cuando era muchacho, Ed Nascimiento, Stgo., 1969; p. 265.<br />

227 Ibíd., p. 146.<br />

228 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónica..., op. cit, p. 84.<br />

229<br />

Citado por HERNAN GODOY: El carácter chileno, Ed. Universitaria, Stgo., 1976 p. 243 y 244. Las tres<br />

citas de los visitantes extranjeros corresponden a este libro.<br />

230<br />

JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónicas..., op. cit., 114.<br />

231 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Nuevas Crónicas, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1974. P. 149 y 150.<br />

232 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Francisco Miranda y otros personajes, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1970,<br />

p. 253 y 256.<br />

233 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Nuevas Crónicas, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1974, p. 111.<br />

234 Citado por GONZALO VIAL-CORREA: Historia de Chile, Ed. Portada en convenio con la Ed.<br />

Santillana, Stgo., 1981, Tomo III, p. 501.<br />

235 TERESA WILMS MONTT: Un canto de libertad, antología, Ed. Grijalbo, Stgo., 1993. También, RUTH<br />

GONZALEZ VERGARA: Teresa Wilms Montt, Libro del camino, Ed. Grijalbo, Stgo., 1994.<br />

236 FELICITAS KLIMPLEL: La mujer chilena, el aporte femenino al progreso de Chile 1910-1960, Ed,<br />

Andrés Bello, Stgo., 1962, p. 236.<br />

237 OSWALDO ALBORNOZ: Las luchas indígenas en el Ecuador, De. Claridad, Guayaquil, 1971.<br />

238 JOAQUIN GALLEGOS: Biografía del pueblo indio, De. Biblioteca Ecuatoriana de Escritores, Liberales<br />

y Tierra, Guayaquil, 1978, p. 181.<br />

239 ANIBAL QUIJANO: Imperialismo, clases sociales y Estado en el Perú, (1895-1930), en Clases sociales<br />

y crisis política de América Latina, De. Siglo XXI, México, 1977, p. 130.<br />

240 RICARDO MELGAR BAO: Sindicalismo y milenarismo en al región andina.1920-31, p. 16, ponencia<br />

al XI Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, México, 1983.<br />

241 Ibíd., p. 18.<br />

242 JOSE MARIA BORRERO: La Patagonia Trágica, p. 42 Ed. Americana, Buenos Aires, 1967. La primera<br />

edición (1928) fue comprada íntegramente por los Menéndez-Behety. Entonces, Borrero redactó otro libro<br />

titulado "Orgía de Sangre" cuando estaba enfermo en el hospital Muñiz de Buenos Aires. A su muerte, en<br />

1931, los agentes a sueldo de la Cía. Explotadora de Tierra del Fuego sustrajeron y quemaron los originales.<br />

Borrero se había recibido de doctor en teología en España, de Licenciado en Letras y de abogado; luego se<br />

hizo periodista. Fue profesor en la Universidad de San Marcos (Lima). Vivió 13 años en la Patagonia, donde<br />

los gángsters de Menéndez-Behety intentaron asesinarlo por decir la verdad.<br />

243 GONZALO FLORES MONTERO: "La extinción Selknam: ¿una masacre evitable?", en Boletín de<br />

Historias y Geografía, Nº 8, p. 50, Instituto Profesional de Estudios Superiores "Blas Cañas", Stgo., 1991.<br />

244 MANUEL FERNAN<strong>DE</strong>Z Y CANQUE HUERQUEN: "El exterminio de los fueguinos", Diario "El<br />

Clarín", Santiago, Suplemento del 30-01-1972. Consultar asimismo, MAURICIO MASSONE, DONALD<br />

JACKSON Y ALFREDO PRIETO: Perspectiva Arqueológica de la Selknam, Stgo., 1993. MARTIN<br />

MARTIN GUSIN<strong>DE</strong>: Expedición a Tierra del Fuego, Ed. Universitaria, Stgo., 1890; MARTIN GUSIN<strong>DE</strong>:<br />

Indios de Tierra del Fuego. Resultado de mis expediciones en los años 1918 hasta 1924, Centro Argentino de<br />

Etnología Americana Buenos Aires 1982, 4 tomos (8 volúmenes); y, MARTIN GUSINE: Hombres primitivos<br />

de Tierra del Fuego, Sevilla, 1951.<br />

245 CHARLES DARWIN: Viaje de un naturalista. Alrededor del Mundo, Madrid, 1899, Tomo I, p. 345.<br />

246 ALBERTO HOTUS CHAVES:"La Cultura Tradicional Rapa-Nui", ponencia las jornadas del V<br />

centenario, U. Católica de Valparaíso, Octubre 1991, p. 6 y 7.<br />

247 Grupo de investigaciones Agrarias: El pueblo mapuche: hoy, Academia de Humanismo Cristiano, Stgo.,<br />

sin fecha, quizá 1985. Ver también, ALVARO JARA: Legislación Indigenista de Chile, México, 1956 y<br />

CRISTIAN VIVES: Legislación sobre Indígenas en Chile, Integración y Asimilación, mimeo, Stgo., 1982.<br />

248 Comisión Especial de Pueblos Indígenas: Breve historia de la Legislación Indígena en Chile, Stgo.,<br />

1990, p. 24.<br />

249 JOSE BENGOA C.: Quinquén. 100 años de Historia Pehuenche, Ed. CESOC, Stgo., 1992, p. 41.<br />

250<br />

Ibíd., pp. 50 y 51.<br />

251 Ibíd., p.55.<br />

177


252 ROLF FOERSTER Y SONIA MONTECINO: Organización, líderes y contiendas Mapuches (1900-<br />

1970), Ed. CEM, Stgo., 1988, p.13.<br />

253 JOSE BENGOA A.: Historia del Pueblo Mapuche, Ed. SUR, Stgo., 1985, p. 366.<br />

254 Ibíd., p. 366 y 367. Ver asimismo, MANUEL <strong>LA</strong>BBE: Memorias del protector de Indígenas de<br />

Arauco, Imp. Universitaria, Santiago, 1911.<br />

255 MIGUEL ESPINOZA: Temuco y la Frontera, Centro Simón Bolívar, Temuco, 1989.<br />

256 Impreso por el gobierno de Chile, Stgo., 1915, p. 40, citado por ARAUCO CHIHUAI<strong>LA</strong>F: Los Mapuches<br />

en la sociedad chilena, Francia, julio, 1982, reproducido por el colectivo Mapuche Xawun Ruka, 1990, p. 12.<br />

257 LEONARDO MATUS ZAPATA: Vida y costumbres de los indios araucanos, Revista Chilena de<br />

Historia y Geografía, Stgo., 2 de noviembre de 1912.<br />

258 JOSE BENGOA: Historia del Pueblo Mapuche, op. cit., p. 391.<br />

259 Ibíd., p. 375.<br />

260 Ibíd., p. 377.<br />

261 Sociedad y Cultura Mapuche: El cambio y la resistencia cultural, Editado por Sociedad Mapuche Lonko<br />

Kilapan y C.I.I.D., Temuco, 1992, p. 108 y 109.<br />

262 ROLF FOERSTER Y SONIA MONTECINO: op. cit., p. 36.<br />

263 Ibíd., p. 85.<br />

264 GABRIEL <strong>DE</strong>L MAZO: La Reforma Universitaria, II, 69, La Plaza, 1941.<br />

265 JUAN CARLOS PORTANTIERO: Estudiantes y política en América Latina, El proceso de Reforma<br />

Universitaria, p. 72, Ed. Siglo XXI, Méx., 1978.<br />

266 Ibíd., p. 77.<br />

267 EDUARDO POIRIER: Chile 1910, Imp. Barcelona, Stgo., 1910, p. 174.<br />

268 Revista Católica, Nº 285, Junio 21 de 1913.<br />

269 HERNAN MIL<strong>LA</strong>S: Habráse visto, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1993, p.24.<br />

270 PEDRO LEON LOYO<strong>LA</strong>: Hechos e ideas de un profesor, Stgo., 1966.<br />

271 OSCAR ORTIZ: "José Domingo Gómez Rojas, poeta anarquista del año 20", Revista "El Canelo", Nº 47,<br />

Stgo., septiembre 1993, p. 32.<br />

272 EDUARDO VALENZUE<strong>LA</strong> Y JOSE WEINSTEIN: El pensamiento de la FECH de los años 20;<br />

resumen de Documentos, mimeo, Stgo., 1980, p. 3.<br />

273 HERNAN MIL<strong>LA</strong>S: op. cit., p. 56.<br />

274 EUGENIO GONZALEZ R.: Juventud veinteañera, Revista Babel, Nº 28, Stgo. Julio-Agosto 1945, p.46.<br />

275 "Claridad", Nº 9, 11 de diciembre de 1920.<br />

276 AGNES HELLER: La revolución de la vida cotidiana, Ed. Península, Barcelona, 1982, p.9.<br />

277 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónica... op. cit. p. 76.<br />

278 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Recuerdos de ¼ de siglo, Ed. Zig-Zag, Stgo., 1965, pp. 28 y 29.<br />

279 AUGUSTO D’HALMAR: Recuerdos olvidados, Ed. Nascimento, Stgo., 1975, p. 58.<br />

280 Ibíd., p. 60 y 61.<br />

281 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Francisco Miranda y otros personajes. Ed, Andrés Bello, Santiago, 1970,<br />

pág. 154 y 155.<br />

282 LUIS VITALE: Sociología de la música popular latinoamericana. Del Tango a la Salsa. Ed. Atelí,<br />

Punta Arenas.<br />

283<br />

JOAQUIN EDWARDS BELLO: Nuevas Crónicas, op. cit., p. 25.<br />

284<br />

HERNAN MIL<strong>LA</strong>S: Habráse Visto, Ed. Andrés Bello, Stgo., 1993, p. 86.<br />

285 Ibíd, p. 86.<br />

286 DIEGO ABAD <strong>DE</strong> SANTIL<strong>LA</strong>N: La FORA, Buenos Aires. 1933.<br />

287 RAFAEL BARRETT: El Dolor Paraguayo, Bibl. Ayacucho, Caracas, 1978, p. XXVIII.<br />

288 MANUEL GONZALEZ PRADA: Páginas Libres. Hora de Lucha, p. 346 y 347, Biblioteca Ayacucho,<br />

Caracas, 1976.<br />

289 RICARDO FLORES MAGON: Semilla Libertadora. Colección Ricardo Flores Magón. Vida y Obra,<br />

p. 101. Ed. Grupo Cultura, México, 1923.<br />

290 La posición de Flores Magón –que emanaba de la propia tradición indígena anterior a los Aztecas- se<br />

anticipó en varios años a la de Lenin y los partidos socialistas de la época, que preconizaban el reparto de<br />

tierra, estrategia modificada por el propio Lenin durante la Revolución Rusa de 1917, al combinar la tarea<br />

democrática de reparto de la tierra con la tarea socialista de creación de granjas colectivas. Flores Magón<br />

comprendía que era necesario respetar la tradición colectivista del pueblo indígena, su modo de vida y sus<br />

costumbres, además de su forma de producir en común.<br />

291 Marcelo Segall: Biografía de la Ficha Salario, op. cit., p. 32.<br />

292 HECTOR PAVELIC: "Cronología Histórica del Movimiento Obrero y Los Anarquistas en la Lucha Social<br />

en Chile", en El trabajo en la Pampa Salitrera, Stgo., 1994.<br />

293 Las concepciones pedagógicas de Letelier han sido abordadas por Roberto Munita Aguirre en: Algunos<br />

grandes temas de la Filosofía Educacional de don Valentín Letelier, Imp. "El Imparcial", Stgo., 1943; y<br />

178


por Julio César Jobet en Doctrina y Praxis de los Educadores Representativos Chilenos, Ed. Andrés Bello,<br />

Stgo., 1970.<br />

294<br />

LUIS ALDUNATE CARRERA: citado por Hernán Ramirez Necochea, op. cit., p. 302.<br />

295<br />

LUIS ALDUANTE CARRETA: Indicaciones a la Balanza Comercial, 1893, reproducido pro Carlos<br />

Ugarte en "La situación económica de Chile entre 1892 y 1894" en Estudios de Historia de las Instituciones<br />

Políticas y Sociales Nº 2, Stgo., 1967, p. 315.<br />

296 Manifiesto. Proyecto de Programa del Partido Nacional, Stgo. 1910, p. 17.<br />

297 FRANCISCO A. ENCINA: "Estado embrionario de la política comercial y de la política económica entre<br />

nosotros", en Convención del Partido Nacional de noviembre de 1910, Stgo., Talleres Zigzag, 1911, pp.<br />

121-122.<br />

298 FRANCISCO A. ENCINA: Nuestra Inferioridad Económica, Ed. Universitaria, Stgo., 1978, pp. 15 y 16.<br />

299 Ibid., p. 228.<br />

300 FRANCISCO RIVAS VICUÑA: Política Nacional, Imp. Universitaria, Stgo., 1913, p. 30.<br />

301 ALEJANDRO BUSTAMANTE: Catecismo Socialista (1900), reproducido por Eduardo Devés y Carlos<br />

Díaz en El Pensamiento Socialista en Chile 1893-1933, Ed. Documentas, Stgo., 1987, p. 74.<br />

302 Véase nuestra Interpretación Marxista de la Historia de Chile, Tomo IV, cap. IX, LOM, Ed., Stgo., 1993.<br />

303 JORGE BENITEZ: "José Martí en la Prensa Chilena", La Epoca, 16 de Junio de 1994, p. 10.<br />

304 HERNAN RAMIREZ NECOCHEA: Historia del Imperialismo en Chile, Ed. Austral, Stgo., 1970, p.<br />

316.<br />

305 MARCIAL MARTINEZ: Obras Completas, Imp. "La Ilustración", Stgo., 1919, volumen V, p. 191 y<br />

siguientes.<br />

306 Ibis., p. 270.<br />

307 Ibid., p. 271.<br />

308 MARCIAL MARTINEZ: Obras Completas, Imp. "La Iludtración", Stgo., 1919, volumen X, p. 567.<br />

309 MARCIAL MARTINEZ: Obras Completas, volumen II, pp. 281.<br />

310 MARCIAL MARTINEZ: Obras Completas, volumen X, 560.<br />

311 Ibid., pp. 261-262.<br />

312 TANCREDO PINOCHET LE BRUNN: El Diálogo de las Dos Américas, Ed. "Toda América", La<br />

Habana, s.f. (4 tomos).<br />

313 Ibid., Tomo I, p.5.<br />

314 Ibid, Tomo II, p. 4.<br />

315 Ibid., p. 6.<br />

316 Ibid.<br />

317 Ibid., Tomo IV, p. 43.<br />

318 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónicas Valparaíso -Madrid, Talleres La Nación, Stgo., 1924, pp. 63-<br />

64.<br />

319 Ibib., pp. 71-72.<br />

320 Ibid., p. 74.<br />

321 JOAQUIN EDWARS BELLO: Nacionalismo Continental, Ed. Zigzag, Stgo., 1968, p. 35.<br />

322 Ibid., p.38.<br />

323 RICARDO A. <strong>LA</strong>TCHAM: Chuquicamata, Estado Yankee. Ed Nascimento, Stgo., 1926, p. 9.<br />

324 Ibid., pp. 12-13.<br />

325 Ibid., p. 42.<br />

326 Véase: MARIO CESPE<strong>DE</strong>S: Gabriela Mistral en "El Repertorio Americano", Ed. Universidad de Costa<br />

Rica, San José, 1978.<br />

327 Gabriela Mistral: El Grito, en "El Repertorio Americano", San José de Costa Rica, 17 de abril de 1922,<br />

reproducido por Orfeo, homenaje a Gabriela Mistral, Stgo., 967, pp. 160-161.<br />

328 ALFREDO PA<strong>LA</strong>CIOS: Nuestra América y el Imperialismo Yanqui, Ed. Historia Nueva, Madrid,<br />

1930, p. 115.<br />

329 Ibid., p. 115.<br />

330 GABRIE<strong>LA</strong> MISTRAL: Sandino, 1928, reproducido por Orfeo, op. cit., p. 162.<br />

331 ROQUE ESTEBAN SCARPA: Gabriela anda por el mundo (Selección de Prosa); Ed. Andrés Bello,<br />

Stgo., 1978, pp. 171-173.<br />

332 Lo que dijo Eugenio Matte Hurtado, para La Nación de Buenos Aires, reproducido por Eduardo Devés y<br />

Carlos Díaz en El Pensamiento Socialista en Chile 1893-1933, Ed. Ducumentas, Stgo., 1987, p. 222.<br />

333 Programa de la "Nueva Acción Pública", discurso de Matte en la sesión del Senado del 25 de enero 1933,<br />

Ibid, pp. 228-229.<br />

334 HECTOR RODRIGUEZ <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> SOTA: Crisis política, económica y moral, Ed. Dirección General de<br />

Prisiones, Stgo., 1932, pp. 6-7-11 y 37.<br />

335 MAXIMILIANO SALINAS: Clotario Blest, Ed. Arzobispado de SANTIAGO, Stgo., 1980, p.25.<br />

179


336 Véase Nuestra Interpretación Marxista de la Historia de Chile, Tomo IV, LOM, Ed., Stgo., 1993, pp.<br />

125 y 126.<br />

337 VICTOR JOSE AREL<strong>LA</strong>NO: El Catolicismo y el Socialismo, Stgo., 1893, citado por Eduardo Devés y<br />

Carlos Díaz en El Pensamiento Socialista en Chile 1893-1933, Ed. Documentas, Stgo., 1987, p. 26<br />

(Subrayado en el original).<br />

338 VICTOR JOSE AREL<strong>LA</strong>NO: Organización Social y Misión de los Gobiernos, Según los Economistas,<br />

1896, en Devés y Díaz, op. cit., p. 28.<br />

339 Ibid., p. 31.<br />

340 ALEJANDRO BUSTAMANTE: Catecismo Socialista, Stgo., 1900, reproducido por Devés y Díaz en op.<br />

cit., p. 71 (Subrayado en el original).<br />

341 LUIS VITALE: Los precursores de la Liberación Nacional y Social en América Latina, Ed. Al Frente,<br />

Buenos Aires, 1987.<br />

342 LUIS EMILIO RECABARREN: Ricos y Pobres a través de un siglo de vida republicana; Obras<br />

Selectas, compilación y notas de J.C.Jobet.<br />

343 Ibíd., p. 261 y 262.<br />

344 Ibíd., p. 268.<br />

345 Ibíd., 246.<br />

346 Ibíd., 275.<br />

347 Ibíd., p. 255 y 256.<br />

348 L.E RECABARREN: La mujer y la educación, Imp. El Socialista Punta Arenas, 1916.<br />

349 Ibíd.<br />

350 Periódico "Federación Obrera", 6-09-1921.<br />

351<br />

L.E. RECABARREN: La materia etena e inteligente, Imp. La Vanguardia, Buenos Aires, 1917.<br />

352<br />

L.E RECABARREN: Lo que dará la Federación Obrera de Chile, Antofagasta, 1921.<br />

353<br />

L.E RECABARREN: ¿Qué es lo que queremos en federados y socialistas?, Antofagasta, 1921.<br />

354 MIGUEL SILVA: Recabarren y el socialismo, Imp. APUS, Santiago, 1992, p. 195.<br />

355 Ibíd., p. 196.<br />

356 L.E. RECABARREN: El Socialismo, Imp. El Despertar, Iquique, 1912, en Obra Selecta, cit., p. 145.<br />

357 Ibíd., p. 180.<br />

358 Cuando Pinochet nos tuvo recluidos en el campo de concentración de Chacabuco, tuvimos la oportunidad<br />

de ver estas canchas deportivas y el salón de fiestas donde tocaba la Filarmónica de esa oficina salitrera.<br />

359 L.E. RECABARREN: Proyecciones de la acción sindical, Buenos Aires, 1917.<br />

360 HERNAN RAMIREZ N.: Origen y formación del Partido Comunista de Chile. Ed. Austral, Stgo.,<br />

1965.<br />

361 L.E RECABARREN: Los albores de la revolución social en Chile, Stgo., 1921, p. 127.<br />

362 En su libro Don Reca, editado en 1993, Iván Lubjetic comete un grueso error, al sostener que Recabarren<br />

fue desplazado por una fracción troskista; en rigor a la verdad, es necesario decir que en 1924 Trosky estaba<br />

aún en el gobierno soviético, más aún hasta 1926, y que la tendencia trotskista mundial recién se va a formar<br />

en 1929, constituyéndose en Chile un año más tarde, bajo el nombre de Izquierda Comunista.<br />

363 Cit. por JULIO CESAR JOBET: El pensamiento político de Recabarren en OBRAS SELECTAS de<br />

RECABARREN, op. cit., p. 54.<br />

364 Ibíd., p. 58.<br />

365 Este folleto desapareció misteriosamente de la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile. Felizmente, fue<br />

conservado por un viejo compañero anarquista.<br />

366 BERNARDO TOVAR Z.: La intervención económica del Estado en Colombia. 1914-1936, Ed.<br />

Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1984.<br />

367 JORGE VIDA: 20 años después de la tragedia del salitre, segunda edición, Santiago, 1953, p. 96.<br />

368 AGUSTIN EDWARDS MAC-CLURE: Convención del Partido Nacional 1910,Zig-Zag, Stgo., 1911.<br />

369 LUIS BARROS y XIMENA VERGARA: "Los grandes rasgos de la evolución del Estado en Chile.<br />

1820-1925", en Revista Estudios Sociales, Nº 5, Stgo., 1975, p. 162. Aunque diferimos en gran parte de sus<br />

apreciaciones, el trabajo de Barros y Vergara es, a nuestro juicio, el único ensayo serio que aborda el tema del<br />

Estado chileno a principios del siglo veinte.<br />

370 Mensaje Presidencial al Congreso Nacional, 1º de junio de 1909.<br />

371 JOAQUIN EDWARDS BELLO: Crónicas..., op. cit., p. 39 y 40.<br />

372 GUILLERMO FELIU CRUZ: Chile visto a través de Agustín Ross, p. 98, Imp. Pino, Stgo., 1950.<br />

373 JULIO HEISSE GONZALES: "Del autoritarismo al régimen parlamentario", en Revista chilena de<br />

Historia y Geografía, nº 138, p. 173, Stgo., 1970.<br />

374 JOSE A. ALFONSO: El parlamentarismo y la reforma política en Chile, estudio presentado en la<br />

Sección de Ciencias Sociales del Primer Congreso científico panamericano reunido en Stgo., de Chile, p. 24,<br />

Stgo., 1909.<br />

375 G. FELIU CRUZ: Chile visto a tráves..., op. cit., p. 110.<br />

180


376 MANUEL RIVAS VICUÑA: op. cit., Tomo I, p. 263.<br />

377 JULIO VAL<strong>DE</strong>S CANJE: op. cit., pp. 47 y 48.<br />

378 Ibid.<br />

379 JORGE HUNEEUS: Balance de la administración Errázuriz, p. 35, Imp. Ercilla, Stgo., 1900.<br />

380 EL <strong>DE</strong>SPERTAR, 29 de mayo 1913.<br />

381 LUIS EMILIO RECABARREN: Mi juramento en la Cámara de diputados en la sesión del 5 de junio<br />

de 1906, Stgo., 1910.<br />

382 LUIS EMILIO RECABARREN: El socialismo, en Obras Completas, p. 233, Ed. Quimantú, Stgo., 1917.<br />

383 GONZALO VIAL: Historia de Chile... op. cit., t. XII, p. 1895.<br />

384 INDALICIO TELLEZ (general): Historia Militar de Chile, Stgo., 1925, CARLOS LOPES U: Historia<br />

de la Marina en Chile, Stgo., 1935, y ESTADO MAYOR <strong>DE</strong>L EJERCITO: Historia Militar de Chile,<br />

Stgo., 1909.<br />

385 FRE<strong>DE</strong>RICK M. NUNN: Civil Military Relations in Chile, 1891-1938. University of México, ciudad de<br />

México, 1963.<br />

386 CARLOS SAEZ M.: Recuerdos de un soldado, Stgo., 1935, t. I, p. 29.<br />

387 GONZALO VIAL: Historia de Chile, op. cit., t. IX, p. 1468.<br />

388 HERNAN RAMIREZ N.: Las Fuerzas Armadas y la Política en Chile, Ed. Cultura, Casa de Chile en<br />

México, septiembre, 1984, p. 66.<br />

389 FERNANDO MIRES: Militars und Die Macht, Frankfurt, 1980.<br />

390 HERNAN RAMIREZ N.: Las Fuerzas..., op. cit.<br />

391 A<strong>LA</strong>IN JOXE: Las Fuerzas Armadas en el sistema político de Chile, Ed. Universitaria, Stgo., 1970, p.<br />

54.<br />

392 TESTIGOS <strong>DE</strong>L SIGLO XX: Tobías Barros, Entrevista, Ed. Aconcagua, Santiago, 1919, p. 22.<br />

393 CARLOS SAEZ: Recuerdos..., op. cit., t. I.<br />

394 GONZALO VIAL: Historia, op. cit., t. XI, p. 42.<br />

395 RICARDO DONOSO: Desarrollo político y social de Chile desde la Constitución de 1833. Ed. Fondo<br />

de la Cultura Económica, México, 1946, p. 112 y 113.<br />

396 ALEJANDRO WALKER VAL<strong>DE</strong>S: ¿Revolución? o la verdad sobre el motín militar de 1919,<br />

Imprenta y Lito Selecta, 1919.<br />

397 Ibíd., p. 115.<br />

398 ALBERTO CABERO: Chile y los chilenos, Stgo., 1926, p. 267.<br />

399 Citado por A. WALKER V.: op. cit., p. 42.<br />

400 Ibíd., p. 64.<br />

401 RIACRDO DONOSO: Alessandri, agitador y demoledor, p. 243, Fondo de Cultura Económica, México<br />

1952.<br />

402 J.S GONZALEZ VERA: "Alessandri", Rev. Babel, 55, Santiago, Tercer trimestre 1950, p. 162 y 163.<br />

403 Reproducido por JORGE BARRIA: Los movimientos sociales...., OP. CIT., P. 338.<br />

404 RIACARDO DONOSO: op. cit., p. 252.<br />

405 El Despertar, 10 de febrero de 1912. Posteriormente en 1924 se produjo la masacre de Marusia.<br />

406 Federación Obrera, 12-10-1921.<br />

407 ISMAEL TOCORNAL: 33 años de vida pública, Imp. Siglo XX, Stgo., 1930. P. 165 y 166.<br />

408 El Mercurio, 11 de marzo de 1922. Ver GUILLERMO PEDREROS: La Huelga del carbón de 1920,<br />

Stgo., 1970.<br />

409<br />

"Federación Obrera", Stgo., Enero 1922.<br />

410 VICENTE ESPINOZA: Para una historia de los pobres de la ciudad, Ed. SUR, Stgo., 1988, p. 65.<br />

411 Ibíd., p. 79.<br />

412 CARLOS PINTO DURAN: La revolución chilena, Imp. Valiente, Stgo., 1925, p.10<br />

413 Este día, 11 de septiembre, se constituiría también en histórico cuando 49 años después resurgirá "el<br />

destino Manifiesto" de los militares. Por azares de la historia el manifiesto del 11 de septiembre de 1924 fue<br />

apoyado por el teniente Germán Pinochet, a quien el capitán Sócrates Aguirre dijo: "vas a ser histórico ñato.<br />

Ya sabís vos". Y con esa consigna –decía Víctor Contreras Guzmán- "corrieron la voz en los cuarteles de los<br />

regimientos de Pudeto, Buin y Tucapel": (Víctor Contreras Guzmán: Bitácora de la Dictadura, Imp.<br />

Culturas, Stgo., 1942.<br />

414 CARLOS VICUÑA FUENTES: La Tiranía..., op. cit., Tomo I, p. 174.<br />

415 JUAN BENNET A.: La revolución del 5 de septiembre de 1924, Ed. Valcells, Stgo., pp. 231 y 232.<br />

416<br />

Ibíd., pp. 368 y 369.<br />

417<br />

ENZO FALETTO, EDUARDO RUIZ y HUGO ZEMELMAN: Génesis Histórica del Proceso Político<br />

Chileno, Ed. Quinmantú, Stgo., 1971, p. 67.<br />

418 C. VICUÑA F.: La Tiranía..., op. cit., tomo II, p.7.<br />

419 OSACR ORTIZ. "Asamblea de Obreros e Intelectuales de 1925 Debate Denocrático" en Punto<br />

Final, febrero de 1994, p. 12.<br />

181


420 Ibid., p. 13.<br />

421 PATRICIO MANNS: Actas de Marusia, Ed. Pluma y Pincel, Stgo., 1993, p. 117.<br />

422 Ibíd., p. 9.<br />

423<br />

"El Arrendatario", 20 de junio de 1925.<br />

424 ANDRES SABEL<strong>LA</strong>: Semblanza..., op. cit., p. 86.<br />

425 MOISES POBLETE T.: La Organización Sindical en Chile, anexo V, primera parte, Stgo., 1929.<br />

426 JORGE BARRIA: Los Movimientos Sociales..., op. cit.<br />

427<br />

J.S. GONZALEZ VERA: "Luis Emilio Recabarren", Rev. Babel, Nº 56, 1950 p. 206.<br />

428<br />

Periódico "Acción", 4 al 8 de agosto de 1925, Stgo.<br />

429 CARLOS VICUÑA FUENTES: op. cit., Tomo II, p. 82.<br />

430 ISMAEL TOCORNAL: 33 años de vida Pública Imp. Siglo XX.<br />

431 CARLOS VICUÑA F.: op. cit., t. II, p. 84.<br />

432 CARLOS SAEZ: Recuerdos de un soldado, Tomo II, p. 26, Ed. Ercilla, Stgo., 1033.<br />

433 C<strong>LA</strong>U<strong>DE</strong> BOWERS: Misión en Chile, Ed. del Pacífico, Stgo., 1951.<br />

434 Citado por CARLOS VIAL: Cuaderno de la realidad nacional, Ed. del Pacífico., Stgo., 1952, p. 10.<br />

435 ENZO FALETTO, EDUARDO RUIZ, HUGO ZEMELMAN: op. cit., pp. 44 y 70.<br />

436 RENE MONTERO: La verdad sobre Ibañez, Ed. Zig – Zag, Stgo., 1952, p. 84.<br />

437 LUIS VITALE: Historia de la Deuda Externa chilena, WUS, Stgo., 1990, p. 64.<br />

438 CARLOS VIAL: op. cit., p. 11.<br />

439 PAUL DRAKE:"La Misión Kemmerer en Chile: consejeros norteamericanos, estabilización y<br />

endeudamiento. 1925-1933", Cuad. De Historia Nº 4, Dep. de Ciencias Históricas; Universidad de Chile,<br />

Stgo., 1994, p.5.<br />

440 ANDRES SANFUENTES: La Deuda Externa de Chile entre 1818 y 1935, Ed. CIEP<strong>LA</strong>N, Stgo., 1987,<br />

p. 18.<br />

441 S. VIL<strong>LA</strong>LOBOS, O. SILVA, F. SILVA y P. ESTELLE: Historia de Chile, Ed. Universitaria Stgo.,<br />

1974, T. 4, P. 765.<br />

442 Comisión Especial de Pueblos Indígenas: Breve historia de la legislación indígena, op. cit., p. 25.<br />

443 R. FOERSTER y SONIA MONTECINO: Organizaciones ..., op. cit., p. 48.<br />

444 RENATO VAL<strong>DE</strong>S: Seis cartas al presidente Alessandri, Stgo., 1935, p. 5 y 6.<br />

445 JORGE ROJAS: La dictadura de Ibañez y los sindicatos (1927-1931), Centro de Investigaciones Diego<br />

Barros Arana, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Stgo., 1993, p. 70 a 75. Constituye una de las<br />

mejores investigaciones sobre el primer gobierno de Ibáñez.<br />

446 JORGE ROJAS: op. cit., 54 y 55.<br />

447<br />

Citado por JORGE BARRIA: El movimiento obrero en Chile, Stgo., 1972, p. 62.<br />

448<br />

HERNAN MIL<strong>LA</strong>S: Habráse visto..., op. cit. p. 101.<br />

449 H. OCHOA MENA: La revolución de julio, Stgo., 1931, p. 162.<br />

450 Citado por MONICA ECHEVERRIA: Antihistoria de un luchador (Clotario Blest), Ed. LOM, Stgo.<br />

19933, p. 124 y 125.<br />

451 DOMINGO MELFI: Sin brújula. Ed. Ercilla, Stgo., 1932, p. 29, 35,37, 93,94.<br />

452 LEONARDO GUZMAN: Un episodio olvidado de la historia nacional (julio-noviembre 1931), Stgo.,<br />

1965, p.96.<br />

453 Ibid.<br />

454 Ibid, p. 100 y 101. Para mayores detalles de la versión gubernamental, Almirante Von SCHROE<strong>DE</strong>RS: El<br />

delegado del gobierno y el motín de la Escuadra, Stgo., 1933.<br />

455 Mensaje de las tripulaciones, citado por C. CHARLIN: op. cit., p. 412 y 413.<br />

456 Citado por C. CHARLIN: op. cit., p. 430.<br />

457 WILFREDO MAYORGA: "Del cielito lindo a la patria joven". Rev. Ercilla, 5/01/1966.<br />

458 Citado por C.CHARLIN. op. cit., p. 461.<br />

459 Ibid., p. 474.<br />

460 JOSE M. CERDA: Relación histórica de la Revolución de la Armada de Chile. Ed. Rafael Merino,<br />

Concepción, 1943, p. 58.<br />

461 LEONIDAS BRAVO R.: Lo que supo un auditor de guerra. Ed. del Pacífico, Stgo., 1955.<br />

462 Diario El Sur, Concepción, 16 de junio de 1932.<br />

463 Ibid., 11 de junio de 1932.<br />

464 Ibid., 10 de junio de 1932.<br />

465 Ibid., 12 de junio de 1932.<br />

466 Ibid, 9 de junio de 1932.<br />

467 Ibid., 11 de junio 1932.<br />

468 Ibid., 10 de junio 1932.<br />

469 PAUL DRAKE: "La misión Kemmerer en Chile", Cuadernos de Historia Nº4, Dep. Ciencias Historicas<br />

de la U. de Chile, Stgo., 1994, p. 56.<br />

182


470 El Sur, 10 de junio de 1932.<br />

471 "Izquierda Comunista": En Defensa de la Revolución, Stgo., 1933.<br />

472 ALBERTO CABERO: Recuerdos de Don Pedro Aguirre Cerda, Ed. Nascimento, Stgo., 1948, p. 129 t<br />

130.<br />

473 LUIS CRUZ: La República Socialista de los doce días, Rev. Estudios, Nº 2, Bruselas, 1978, p. 13.<br />

474 ENRIQUE SEPULVEDA: Acerca del movimiento obrero chileno, París, 1981, citado por MANUEL<br />

DINAMARCA: La República Socialista Chilena, Ed. Documentas, Stgo., 2º edición, 1987, p. 206.<br />

475 Izquierda Comunista: op. cit.<br />

476 El Sur, 10 de junio de 1932.<br />

477 Ibid., 12 de junio de 1932, naturaleza.<br />

478 C. CHARLIN: op. cit., p. 764.<br />

479 El Sur, 14 de junio de 1932.<br />

480 Ibid., 13 de junio de 1932.<br />

481 Ibid.<br />

482 F. CASTILLO, A. TIRONI y E. VALENZUE<strong>LA</strong>: La Fech de los años 30, op. cit., p. 50 y 52.<br />

483 ROLF FOERSTER y SONIA MONTECINO: Organizaciones..., op. cit., p. 50 y 51.<br />

484 El Mercurio 11 de junio de 1932.<br />

485 C. CHARLIN: op. cit. p. 743. Esta entrevista, aunque contada en otros términos, fue confirmada por el<br />

mismo Agustin Edwards en Recuerdos de mi persecución, Ed. Ercilla, año 1, Nº 5, Stgo., 1933, p. 99 y 100.<br />

486 Citado por MONICA ECHEVERRIA: Antihistoria de un luchador... op. cit., p. 127.<br />

487 El Sur, 16 de junio de 1932.<br />

488 EUGENIO MATTE HURTADO: "Programa de Nueva Acción Pública", discurso en el Senado, 21 de<br />

enero de 1933, En Archivo <strong>Salvador</strong> <strong>Allende</strong>, compilador Alejandro Witker, Instituto de Estudios<br />

Latinoamericanos, Concepción, 1933, p. 29 a 37.<br />

489 FERNANDO PINTO <strong>LA</strong>GARRIGUE: La Crónica Política del siglo XX. Ed. Orbe, Satgo., 1972, p. 208.<br />

490 Ibid., p. 210.<br />

491 ALFREDO G. BRAVO: 4 de junio: El Festín de los Audaces. E. Letras, Stgo., 1932, p. 104 y 105.<br />

492 "Este sería –sostiene Luis Cruz- el decreto utilizado por el gobierno de la Unidad Popular para intervenir<br />

las empresas. Por desconocimiento se suele atribuir este decreto a la Junta de Matte y Grove". LUIS CRUZ:<br />

"Los cien días de Dávila", Rev. Estudios, Nº 5, Bruselas, 1979, p. 30.<br />

493 La Opinión, 21 de septiembre de 1932.<br />

494 La Opinión 15 de septiembre de 1932.<br />

495 Las Ultimas Noticias 14 de septiembre de 1932.<br />

496 Una de las primeras medidas de Arturo Alessandri en su segundo gobierno fue la fusión de ambos<br />

ministerios en el Ministerio de Defensa Nacional. Véase ARTURO ALESSANDRI: Recuerdos de<br />

Gobierno, Ed. Nascimento, Stgo., 1967, Tomo III, p. 6.<br />

497 Las Ultimas Noticias 16 de septiembre de 1932.<br />

498 Las Ultimas Noticias, 23 de septiembre de 1932. Al conocer estas declaraciones, el abogado Carlos Vicuña<br />

Fuentes, adail de la lucha contra el ex dictador, señaló "las declaraciones de Ibáñez, pretendido Embajador de<br />

la República de Chile en Buenos Aires, relativas al coronel Marmaduque Grove, son una desvergüenza<br />

inaudita y de torpeza sin igual. No podía esperarse otra cosa de ese hombre mostruosamente indigno, que<br />

carece de toda condición intelectual y de aptitudes morales para un juicio sobre el coronel Grove, que es un<br />

héroe de las libertades públicas" (La Opinión, 28 de septiembre de 1932).<br />

499 Revista Hoy, Nº 45, 30 de septiembre de 1932, p. 3.<br />

500 Véase HERNAN MIL<strong>LA</strong>S: Habráse visto. Ed. Andrés Bello, Stgo., 1993, p. 131.<br />

501<br />

Las Ultimas 3 de octubre de 1932.<br />

502 Las Ultimas 3 de octubre de 1932 (mayúsculas en el original).<br />

503 Revista Hoy Nº 48, 21 de octubre de 1932, p.8.<br />

504 Revista Hoy Nº 47, 14 de octubre de 1932, p. 7.<br />

505 Revista Hoy Nº 50, 4 de noviembre de 1932, p. 3. El 8 de noviembre de 1932 el Comité Grovista sacó un<br />

comunicado que decía que el acto electoral estaba "viciado desde su base" porque su candidato no estaba<br />

presente, porque no tuvo apoderados, porque hubo cohecho "e intervención del gobierno". Revista Hoy Nº 51,<br />

11 de noviembre de 1932, p. 3.<br />

506 Revista Hoy Nº 46, 7 de octubre de 1932, p. 5.<br />

507 ALFREDO G. BRAVO: Festín de los audaces, empresa Letras, Santiago, 1932, p. 8 y 21.<br />

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<strong>LA</strong>TORRE MARIANO<br />

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<strong>LA</strong>TORRE MARIANO<br />

"Salteadores de Chillahue" en On Panta, Ed.Zig-Zag, Santiago, 1969.<br />

<strong>LA</strong>TORRE MARIANO<br />

Sus mejores cuentos, Ed. Nascimento, Santiago, 1946.<br />

LILLO BALDOMERO<br />

Obras completas, Ed. Nascimento, Santiago, 1968.<br />

LILLO BALDOMERO<br />

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Un mundo que se fue, Ed. Andrés Bello, Santiago, 1969.<br />

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Habráse visto, Ed. Andrés Bello, Santiago, 1993.<br />

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KELLER CARLOS<br />

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El 4 de junio de 1932, Santiago, 1933.<br />

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VIAL S. JAVIER<br />

El Diluvio, Santiago, 1934.<br />

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Acción obrera, Antofagasta, 1914.<br />

Adelante.<br />

C.T.CH., diciembre 1940, septiembre 1943, octubre 1943, noviembre 1944, agosto 1945.<br />

Federación Obrera.<br />

El Alba, Santiago, 1905-1906.<br />

El Austral, Temuco.<br />

El Biobío, Los Angeles.<br />

El Colono, Angol.<br />

El Chileno, Valparaíso, febrero 1908.<br />

216


El Despertar de los Obreros de Curicó.<br />

El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 1912-1927.<br />

El Diario Ilustrado<br />

El Faro, 1902-1903.<br />

El Ferrocarril, Santiago.<br />

El Malleco<br />

El Mercurio, Santiago.<br />

El Obrero Metalúrgico, Valaparaíso, 1924-1926.<br />

El Oprimido, Santiago, 1906.<br />

El Precursor.<br />

El Primero de Mayo, Iquique, 1907-1908<br />

El Productor, Santiago, 1921 –1923.<br />

El Productor, Iquique 1921-1923.<br />

El Proletario.<br />

El Pueblo Obrero, 1907-1908.<br />

El Siglo, Santiago, 1901.<br />

El Siglo, Santiago, 1938-1948, 1953-1963, marzo 1966.<br />

El Siglo XX.<br />

El Sur.<br />

El Sur de Chile.<br />

El Trabajo, Punta Arenas, 1925-1926.<br />

Izquierda<br />

Justicia<br />

La Agitación, Santiago, 1901-1903<br />

La Batalla.<br />

La Defensa, Iquique, 1916<br />

La Discusión de Chillán<br />

La Gaceta<br />

La Hora, Santiago, 1936-1942<br />

La Luz, Santiago, 1901-1908<br />

La Nación, Santaigo<br />

La Opinión, Santiago, 1936-1946<br />

La Patria, diciembre, 1907<br />

La Voz de Marino, Punta Arenas, 1917<br />

La Voz del Pueblo, Concepción, 1925<br />

Las Ultimas Noticias, septiembre, 1919.<br />

Luz y Defensa, Santiago, 1914.<br />

Unión Gremial, Antofagasta, 1920.<br />

Unión Sindical, Valparaíso, 1925.<br />

217

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